jueves, 30 de octubre de 2014

Embrujo (7ma y 8va parte) by Antonia & Elena

Capitulo Anterior:  http://actosdefeylibertad.blogspot.com.ar/2014/10/embrujo-6ta-parte-by-antonia-elena.html


Capitulo 7

Las manos y la frente contra la puerta, ocupan el lugar que hace un momento era de Guillermo– La puta madre.
No puede creer haber perdido el control de esa forma,  pero cada vez que se refleja en sus ojos ó ve su boca, tan cerca – ¡La remil puta madre! – tiene que calmarse.

Mira la puerta cerrada sin fuerzas para acercarse a echar llave. De todas maneras, nadie se atrevería a entrar después de los gritos que escucharon. Suspira, se sienta en su escritorio, intenta poner orden a las imágenes y sensaciones que lo invaden. ¿Es posible que haya malinterpretado todo? ¿Las cenas, las charlas, los días pasados en su casa después del hospital? Todo tan natural, tan…

Guillermo salió apurado por alcanzar su propio despacho; quiere encerrarse dentro y ahogar, en un vaso de whisky el nudo que está cerrando su garganta. Entender y dominar el miedo en su mente. "¿Por qué esto y por qué ahora?¿Porqué Pedro?”.
Comprende que se miente a sí mismo, las señales fueron precisas... él se negó a verlas del mismo modo que sucedió con Luis...

-¿Qué haces acá? ¿No estabas trabajando en el ordenador de Mezcal? -pregunta apenas entra al despacho.
-Te estaba esperando. Quise alcanzarte en lo de Pedro pero... los escuche discutir y preferí esperarte acá.
Discreta al extremo, Alma no pregunta las razones de la pelea con Pedro.
-¿Qué encontraste?... ¿Querés algo de tomar?
-No, gracias. Hay algo…puede ser importante. Encontré una lista, una lista de expedientes y... haciendo un control cruzado me doy cuenta de que falta algo. Quizás sea lo que necesitamos para hacer encajar todos los pedazos de esta investigación.
-¿Tenés idea que puede ser?
-No. Lo revise toda la noche, pero no encontré nada. No está en la notebook, ni en la computadora.
-¿Pensás que lo tenga Pedro?
-No sé qué pensar, pero falta algo. En alguna parte tiene que estar...
-No te preocupes, estoy seguro de que lo vamos a encontrar. ¿Le pediste ayuda a Pablo?
-Sí, pero tampoco él pudo descubrirlo. ¿Le digo a Pedro?
-Se lo digo yo, no te preocupes… ¡el trabajo es trabajo después de todo!
El ruido de la puerta que se cierra lo alcanza mientras vuelve a llenar el vaso,
"¡El trabajo es trabajo!.. ¿A quién quiero engañar?”

No puede tomar decisiones en este momento, sale del despacho, se asoma al de Pablo para avisarle que se va, baja las escaleras a la carrera seguido por la mirada de Pedro asomado a la puerta de su oficina; que no tarda en buscar sus cosas y se dirige a su casa, agotado.
Cuando llega, tira todo arriba del sillón y lo recoge y ordena después, recordando los comentarios de Guillermo.
Abre la ducha y se desviste, la piel erizada por el recuerdo de sus manos ayudándolo a cambiarse y el calor de su cuerpo a su lado en la cama.
Se dirige a la oficina al otro día, decidido a aclarar, de una vez, la situación con él. Después de todo es necesario seguir con la investigación. Ambos están amenazados y en peligro. El tiempo corre en contra. Busca un café en el dispenser y deja la puerta de su despacho entreabierta esperando el momento apropiado para acercarse.
Acercamiento que Guillermo quiere evitar a toda costa.

Guillermo, llega, decidido a ignorarlo. Apenas entra en su despacho, se pone a estudiar  un expediente,  hasta que el ruido de alguien que entra atrae su atención.
-¿Estas más calmado?
-¿Por qué?
-Fue imposible ignorar los gritos de ayer en la oficina de Pedro y después...el silencio - Guillermo la mira curioso -Nadie sospecha nada, no te preocupés.
-¿Y vos que sabés?.
-Te conozco bien. ¿Pedro te demostro lo que siente por vos? ¿qué  hiciste Guille?.
-¿Que?
-Te asustaste, ¿no?...  no reaccionaste ¿es eso?.
Guillermo se levanta, pone el legajo sobre el escritorio y la mira pensativo.
-No sé qué hacer. Por primera vez en mi vida no se que me pasa.
Tierna,  Lourdes se acerca y lo abraza.
-Guille a veces son tan inseguro –dice mientras lo toma de la cara buscando el contacto visual- sabés que te respeto y te quiero, pero si no cruzas esa puerta por miedo, te voy a dar unas cuantas patadas…allá, donde, bueno, sabés de lo que te hablo.
Un ligero ruido en el pasillo le revela la cercanía de Pedro. Seguro vio a Lourdes entrar y quiere aprovechar su presencia para acercarse a él.
 -Voy a hacer lo que me decís. Otra opción no me queda ¿no es así? Además le tengo miedo a las punteras de tus zapatos - y la abraza, con gratitud.

Sólo después de haberla abrazado se da cuenta, por la expresión de Pedro, en el umbral, que la escena pudo ser malentendida. Justo él, tan poco propenso a los contactos físicos, un abrazo de ese tipo, hasta puede parecer que está besándola... “quizás eso sirvan para alejarlo” y se da cuenta, inmediatamente que se equivoca…de nuevo, se libra del abrazo y se vuelve hacia la puerta.
Pero, está cerrada.
- Anda Guillermo, aclara las cosas…ya es hora, de asumir la verdad.

Encerrado en su despacho Pedro descarga su furia contra el escritorio. Lourdes… como no se dio cuenta antes – ¡Que boludo! – siempre metida en su oficina, la confianza implícita en las risas, las bromas compartidas y los almuerzos, una excusa para estar…con ella.
Enciende un cigarrillo con manos temblorosas y atiende el celular que suena, insistente – No te olvides de lo que te pedí, nene. – escucha antes de estrellarlo contra la pared. Deja escapar un quejido, la cabeza sobre los brazos, los ojos llenos de lágrimas – ¿Porque no me matan de una vez?

Capitulo 8

Una mirada al reloj le confirma que solo pudo resistir treinta minutos antes de ser atraído, a la puerta cerrada, como por un imán.
Se dice que es porque deben, absolutamente, terminar de examinar los documentos dejados por Mezcal... qué tiene que decirle lo que descubrio Alma... qué el que les disparo podría intentarlo de nuevo, y tener mas suerte, antes que logren encontrar la llave de todo ...pero se miente a él mismo, son sólo excusas y lo sabe..
"¿Llamar?... no, mejor entrar...”
El ruido sordo un objeto estrellado contra una pared pone punto final a sus dudas.
Entra y ve... el celular de Pedro, en mil pedazos, en el piso y  él, sentado al escritorio, con la cabeza apoyada sobre los brazos.
-¿Qué paso?
Se incorpora sobresaltado y enjuaga rápido las lágrimas antes de darse vuelta y contestar -Nada….
-¿Y el celular?
- No me gustaba el modelo. - sostiene su mirada apenas por un instante y luego abre su agenda y empieza a pasar las páginas -¿Qué querés?
-Venia a  decirte lo que Alma descubrió...
-Ahora no. Tengo otras cosas que hacer.
Cierra la agenda y revisa los papeles apoyados sobre el escritorio.
-¿Trabajamos más tarde?
-No. Hoy no... no tengo tiempo  ni cabeza para la investigación. Mañana... mañana hablamos.
-¿Mañana?
Asiente, sin mirarlo -Sí, mañana. Cerra la puerta cuando salgas por favor
Un muro, sobre el que le parece resbalar... sin asideros; un rechazo que comprende pero que no sabe cómo superar.
Por primera vez, no sabe como salir de una situación, en la que él mismo se metió; no lo miro a la cara en todo el tiempo que se quedo en su oficina con la sola excepción de ese instante…y lo que vio en sus ojos lo aniquila. Una sensación amarga, que no comprende pero que absorbe todo de él.
Deja semiabierta la puerta de su despacho... sonríe al descubrir cuantas costumbres de Pedro asimilo... y lo ve irse, a toda prisa, sin saludar a nadie.
Comienza a pensar que recuperar el terreno perdido va a ser dificil... y toda la noche se pregunta que debe hacer... nunca se encontro en una situación parecida.
La mañana después llega, como cada día, muy temprano, espera, tranquilo, que lo alcance con el café.
Advierte su presencia antes de escuchar el ruido de sus pasos en las escaleras... la puerta de su despacho que se cierra lo alerta, los minutos que corren lentos sin que se haga ver... empiezan a preocuparlo.
Cinco minutos después, dos cafés en mano, entra en el despacho de Pedro sin pedir permiso.
-¿Trabajamos?
Se sorprende al comprobar que no tenía intención de buscarlo, no están los expedientes de la investigación sobre el escritorio... indudablemente no lo esperaba – dulce – agrega apoyando la taza frente a el. Lee, en su mirada, un dolor sordo, enseguida velado por sus párpados
 – Haceme lugar, me olvide los anteojos; usemos tu notenook y pongamos en orden la situación.
-¿De qué sirve si no se das la información que tenes? Si no haces otra cosa que acusarme...
-Basta ya. No podemos seguir así. Vos tuviste tus razones, yo las mías. No vamos a ponernos de acuerdo nunca sobre eso. Si queremos seguir trabajando juntos, tenemos que poner un punto final a lo que paso y compartir la información que tengamos... aún lo que nos parezca  menos relevante.
-Ya te dije todo lo que se...
-¡Aflojame un poquito, che!... Los dos nos equivocamos - y al decirlo apoya una mano sobre el antebrazo de Pedro – porque no empezamos otra vez.
La mirada fija en la pantalla vacía de la notebook, la postura rígida, después de un instante de incertidumbre, libera el brazo de su apretón con la excusa de tomar una lapicera con la que juguetea sin saber qué hacer.
Intrigado por esta reacción, se acerca más rozando, con su muslo, el de Pedro.
-Abrí tu cuenta de correo electrónico, te  mande un mail.
Se aleja simulando acomodarse mejor frente al ordenador y hace lo que Guillermo le indica.
Apoya el brazo izquierdo en el respaldo de la silla y se aproxima más, reclinándose sobre su hombro.-Éste es el expediente. Abrilo.
- Este? - La mirada siempre fija sobre el monitor, el rostro ligeramente sonrojado
    - Aja - Puede percibir el cuerpo tenso, y advertir el ritmo más controlado de la respiración cuando se aleja, antes de perder el control de los latidos de su corazón - Alma encontró una lista, es un expediente en Excel, una lista de pagos. Hizo un control cruzado con Pablo y descubrió que falta un expediente. Quizás sea el más importante, el que da sentido a todo lo que ya examinamos.
-No podemos seguir con la investigación, entonces.
-Podemos controlar la información que tenemos.
-Dejame decirte algo primero…el día que te…nos dispararon, esa mañana, mientras buscaba los cafés, vi al empleado de la fotocopiadora hablando con un tipo. El mismo que me contacto la primera vez y que después, intento matarme en el hospital, supongo que es el mismo que disparo y el que te amenaza también. No sé quién es, pero por fuerza tiene que ser alguien que responde al Jefe de Gabinete. Y el empleado el que filtra la información de la fiscalía.
Está esperando su reacción, lo sabe por su mirada por fin fija en la suya; continua sin recriminaciones, como decidió durante la larga noche insomne - Bien. Ésa es una buena noticia porque, así, sabemos de quien tenemos que cuidarnos. Faltan  pruebas para acusarlo de algo, pero podemos manipular la  información que podría pasar a quien nos chantajea.
-¿Manipular?
-Él no sabe de que lo descubrimos, va a pensar que es verdadera toda la información que le pasemos. Una cosa es segura. El que nos chantajea sabe que trabajamos juntos por lo cual piensa que tenes conocimiento de toda la información que tengo y qué vas a tener, a partir de hoy... empecemos con la investigación de Mezcal. ¿Cuáles son los datos sobre los que podemos trabajar?
-Ya sabes todo… una serie de movimientos bancarios, de diferentes cuentas sin aparente conexión, cuentas en el extranjero, pagos hechos a personas desconocidas y sin aparente motivo, sociedades que registran pagos sin contraprestación... nada más ... falta quien mueve los hilos y porque … sobre todo no esta claro que une esta investigación con la tuya que..
-Qué no conoces. Tampoco yo entiendo que encontró Mezcal. Porque si la documentación que tenemos me lleva a suponer enriquecimiento ilícito y tal vez, monopolio, en el estado actual no logro encontrar la conexión con la investigación que alarmo a la persona que trato de matarnos. Una denuncia por un robo de poca importancia, si no hubiera sido por el hecho de que, el denunciante es el mejor amigo del ministro que te puso en el puesto de Mezcal… descubrí, en el curso de las investigaciones, que la chica es la amante del ministro y que, probablemente,  actuó bajo el efecto de drogas consumidas durante una fiesta.
-Pero qué conexión puede tener...
-Ninguna, aparentemente ninguna. El hecho es que, de repente, todo quedo parado... nadie quiere hablar... desaparecieron testimonios... y falsearon declaraciones
Suena el celular y Guillermo se apresura en contestar.
-Sí, Pablo, ahora voy. - luego se levanta y se dirige hacia la puerta -Tengo que ir a ayudarlo con algo. Cinco minutos y vuelvo.
Pasan unos minutos cuando vuelve a sonar el teléfono que Guillermo olvido sobre su escritorio Sobre el display lee un nombre desconocido: María.
- ¡Hijo de puta! Faltaste a la cita! Te advertí! Todos van a saber quién Guillermo Graziani y lo que le hiciste a Luis!...

Corta y sostiene, pensativo, el teléfono en su mano.

-¿Qué estás haciendo con mi celular?

-continuará-



jueves, 23 de octubre de 2014

Huesos (16vo Capítulo) by Elena



Epílogo
Herencia (2da parte)


Para Lilita que me saco la palabrita “fin” tres veces.



Los relámpagos iluminan la noche mientras adentro se desata otra tormenta cuando Fabián enfrenta a su hijo que regresa del cementerio.
-Explicame que eso de que presentaste el curriculum en el hospital de Trelew.
-Ah…sí; y con mi experiencia es muy probable que me acepten.
-¿Te das cuenta que no vas a ganar ni de cerca lo mismo que allá?
-No me importa
-¿Y tu desarrollo profesional, tu futuro, tampoco te importa? -  intenta hacerlo razonar - te estás apurando en tomar decisiones, no podés dejar todo por un capricho, hace unos días que estamos acá y ya te querés mudar.
-Es una decisión tomada, papá – replica con firmeza.

Cambia de estrategia sabiéndolo terco como una mula - ¿Te das cuenta el quilombo que es mudar todo desde Buenos Aires y Paris?
-Volve vos a París, si querés, yo me quedo – desafía.
-¡No me hables así! – contesta gritando - ¡teneme un poco de respeto! -  cierra los ojos un instante tratando de calmarse, suspira y explica - sos la única familia que tengo y vamos a estar a miles de kilómetros, ¿para vernos cuando? ¿Un par de veces antes de que yo ya no pueda viajar o me muera?
-Viejo…no te pongas así…¿no lo ves? El abuelo hizo su vida acá, el también hubiera querido…
-¿¡Qué mierda sabés lo que hubiera querido!? – aprieta los puños y estalla cuando las palabras de Guillermo resuenan en su cabeza “Hijito, la ciudad ya está demasiado grande y ruidosa para mi, y… tengo cosas que cuidar allá”. - ¡Raja de acá Daniel!
-Papá…
-¡Andáte antes de que te cague a trompadas!

~~~~~~

Lo encuentra tomando un café afuera, bajo el diáfano cielo azul claro de la mañana siguiente.
-¿Podemos hablar bien? – y continua ante la silenciosa y ceñuda figura de su padre – mira… yo viajo a Francia y me ocupo de mudar todo lo de allá, vos encárgate de la casa de la Capital, no es tanto lío, dijiste que le podías ayudar a Manuel con la Administración de las empresas y …
-Está bien , hijo, está bien – responde con tono cansino.
-Afloja, viejo… tenés el avión, no me vas a decir que no te gusto volar el otro día, se te notaba en la cara.
-Ya te dije que sí – contesta serio – ¡basta! – protesta sacudiéndose el abrazo y las cosquillas de encima - ¡me vas a hacer volcar el café! – lo aparta haciendo un esfuerzo por no reírse - ¡termínala!

~~~~~~

Las sabanas vuelven a cubrir los muebles de caoba y las cajas se apilan en las habitaciones del casco de Orión – Ayudame a ordenar Daniel, que después te desapareces por ahí.
-¿Y estos avioncitos?
-Un juego para armar que me regalo papá.
-Son del año del pedo – esquiva el manotazo riendo.
-Año del pedo… ¡te voy a dar mocoso de porquería! ¡Tené cuidado, no los vayas a romper!
-Habría que repintarlos y ponerlos en alguna de las vitrinas.

Y un par de meses después…

-Mañana empiezo en el Hospital.
-Bueno.
-Voy a quedarme en el pueblo en la semana para no viajar tanto.
-¿Me haces venir al medio del campo y te vas?
-Es que si hay alguna urgencia necesito estar más o menos cerca. No te enojes.
-No me enojo, hijo – miente - pero venís el viernes, y averiguame por algún hangar cerca para que pueda ir a visitarte.
-¿Si usas el coche no es más fácil? Sabias que hay un montón de cosas con el nombre del abuelo y de…
-Pedro; me imagino. En auto no tiene gracia.
Sólo en la enorme casa se concentra en la administración de las Estancias e hilanderías, pide créditos para modernizar las maquinarias, reduce gastos y optimiza la compra de insumos, entre vuelos y dilatados paseos por la finca.

~~~~~~

-Sr. Fabián.
-Tutéame, Manuel.
-Llego una carta de la Universidad de La Plata, le van a otorgar el título de Doctor Honoris Causa a Don Pedro y nos invitan a la ceremonia.
-Anda, vos, después de todo lo conociste mejor que yo, y este año ya viaje más de lo que me gusta – contesta mientras lee la tarjeta “Pedro D. Beggio” y pregunta – ¿la D de que es?
-Daniel
El recuerdo, como un rayo, lo inmoviliza en la silla “¿Puede el abuelo elegir el nombre?”, hasta que la voz de Coliqueo lo devuelve a la realidad.
-Sería mejor que un Graziani lo recibiera. ¿Se siente bien?
-Si.
-Se puso pálido de golpe.
-¿Cuándo es?
-En Septiembre.
~~~~~~

Respira hondo antes de abrir, por segunda vez, la puerta de la casa de El Michay, necesita información para preparar el discurso de la entrega del título. Se detiene un instante ante las fotos de las excavaciones y los dibujos firmados por su padre, antes de dirigirse a la biblioteca. Revisa los nombres de los libros en los estantes, paleontología, novelas, geología, Formaciones sedimentarias del Cretáceo Superior y del Terciario de Patagonia de Florentino Ameghino, algunos de autoría compartida Beggio- Linares, recoge el papel que cae cuando abre uno de ellos, el dibujo de un zorro en el trazo inconfundible de Guillermo.
Rodea lentamente el escritorio estudiando las fotos debajo del vidrio, los dos junto al biplano, en las inauguraciones del Museo, las sierras de Córdoba, montañas y paisajes de toda la Patagonia, su padre en la estancia montando a caballo y haciendo asado… hasta que se desploma en la silla y hunde, resoplando, la cabeza entre los brazos cruzados sobre la mesa. No sabe cuánto tiempo permanece así hasta que el débil golpe en la puerta lo hace reaccionar y levantar la vista.
-¿Necesita algo Fabián?
-Estaba buscando material para escribir el discurso para la ceremonia. Te pedí que no me trates de usted, Manuel. Decime una cosa, ¿Pedro nunca se casó?
-No.
-¿Pero no vivió con nadie? ¿No tuvo hijos? No veo fotos más que de …
El tono suave en la respuesta que demora en llegar, palabras que cuentan lo impronunciable – después que su padre falleció, él se dedicó a dar clases en la escuelita que tenemos para los trabajadores de la estancia, enseñaba ciencias, dibujo y astronomía. Me acuerdo que hablaba en mapuche con mi padre, “para practicar” decía, y nos contaba los viajes que había hecho con Don Guillermo…
Levanta la mano interrumpiendo el relato - Traeme un whisky, por favor, y dejame sólo.

~~~~~~

Llega la primavera y con ella las flores, el canto de los pájaros, la parición de las ovejas y el viaje a La Plata.
-¿Seguro no querés que te acompañe?
-No, hijo, quedate, hay mucho trabajo, ayudale a Manuel, creo que lo volví loco con todas las modificaciones que hice.
Recibe el diploma y las felicitaciones que no son para él y cruza, después, el parque hasta el Museo. Camina por las salas del Departamento de paleontología mirando los detalles que nadie más ve, la relación entre dos hombres que cambio el destino de tres generaciones y la historia de toda una región.

~~~~~~

El auto lo recoge en el aeropuerto cuando regresa a Trelew – ¿Daniel?
-En el pueblo, lo llamaron para una cirugía de urgencia.
-Hay que mandar a enmarcar el título y las fotos, traje el video también para que lo veas, salió todo muy lindo. ¿Las ovejas bien?
-Sí, con el nuevo sistema de alimentación el porcentaje de corderos al pie parece que aumento. El clima ayuda bastante, además, este año.
Se estira, relajado, en el asiento mientras ve el paisaje correr a través de la ventanilla – Perfecto.

Tarde esa noche, da vueltas por la casa a oscuras sin poder dormir. Piensa, parado frente a los cuadros con los dibujos de constelaciones, en el hombre con quien jugaba a la pelota en el patio el día de su décimo cumpleaños, su discreta presencia en casamientos y funerales, el mismo que esperaba en el coche a su padre para volver a Trelew, cuando concluía cada visita a Buenos Aires. Sin saber bien cómo se encuentra en la habitación de Daniel, buscando los diarios de viaje de Guillermo. Suspira, se sienta en la cama y enciende un cigarrillo. Exhala el humo intentando calmarse, antes de decidirse a abrirlo y leer algunas líneas “Estudio Ciencias Naturales, Química, Farmacia, Geografía y Dibujo en la Universidad de La Plata… Desayuna té o café y comparte su cena conmigo. Por algo esta tan flaco” pasa el dedo por el borde de algunas páginas arrancadas “según Pedro… creo que empiezo a acostumbrarme a este lugar… esta, a veces, de un humor taciturno, algo hosco y callado… el zorro ya no volvió… 24 de diciembre de 1921. Espero que le guste a Fabián el juego para armar aviones que elegí para él. Me tendré que repartir entre extrañar a uno u a otro”.

El amanecer lo encuentra en el auto camino al viejo cementerio, se detiene unos minutos para cortar algunas flores del cultivo de Michay. Estaciona frente al portón de hierro y camina despacio por los cuidados senderos. Sonríe cuando al fin localiza lo que busca– Se salieron con la suya nomás – dice mientras apoya una rodilla en el suelo - Papá, volví - divide el improvisado ramo y deja la mitad en cada una de las tumbas – Hola, Buscahuesos.


Fin


martes, 21 de octubre de 2014

Huesos (15vo Capítulo) by Elena

Epílogo
Herencia

A Lilita


Buenos Aires, 1984.
Toman un taxi en el Aeropuerto de Ezeiza rumbo a la vieja casa familiar, de regreso al país gracias a la recién recuperada democracia.

-Daniel, no te olvides de llamar a tu madre para avisarle que llegamos.
-No, papá.

Daniel ve las dudas y el temblor en las manos de Fabián antes de abrir la puerta – Dame, viejo.

-Esperemos que no hayan cortado los servicios.
-Está todo pago – responde mientras enciende las luces que se dispersan entre las mil motas de polvo y telarañas que pueblan el ambiente – ¿Estás bien?
-Si, hijito, si. Voy a comprar algo para cocinar.
-Trae una pizza o empanadas.
-Sabés que no me gusta la comida hecha; abrí las ventanas y ventila que ya vengo, entra el equipaje.




Levanta las persianas, prende un cigarrillo  y retira una a una las sabanas que cubren los eternos muebles de caoba de su casa. De vuelta al fin, después de los largos años de exilio en Francia durante el último gobierno militar. Recorre el patio y mira con pena las plantas marchitas que no llegaron a regalar cuando las amenazas por su  nivel de compromiso en el sindicato, los obligaron a marcharse.

El olor familiar de la salsa lo devuelve al presente – Lava unos platos y pone la mesa Daniel, esto ya casi está listo.
-¿Estas seguro, papá?
-¿De qué?
-De vender la casa.
-Sí, es muy grande. Compramos un departamento para tener una propiedad acá y volvemos a Paris – lo mira a los ojos adivinando la intención de sus palabras - ya lo discutimos mil veces – y levanta la mano frenando la pelea que sabe que viene – la economía es un desastre y no me olvidó que estuviste en peligro Daniel, si yo no hubiera tenido alguna influencia no quiero ni pensar en lo que podría haber ocurrido.
-Ya sé todo eso, pero las cosas cambiaron.
-¿Por cuánto tiempo? En este país nunca se sabe que puede pasar.

~~~~~~

Lo despierta al día siguiente – Dale, hijo, levántate, ahí te dejo el café, voy a buscar un tasador para los muebles, empeza a limpiar y a tirar lo que no sirve.
-¿Por dónde…? – pregunta bostezando.
-¿La biblioteca?
-¿Yo solo? – duda – ni sé que hay ahí.
-Bueno, el patio entonces, tira las macetas y todo lo que veas que no sirve.
Después del almuerzo, juntos, emprenden la tarea de vaciar la enorme biblioteca – ¿Estos discos?
-A la basura.
-¡Mira todas estas revistas, viejo!
-Eran de mi tía abuela…le gustaba guardar todo.
-Che, pa…¿este no es el abuelo?- dice, señalando la foto de la publicación.
-A ver - se acerca, acomodándose los anteojos- …si.
-Acá dice que se había comprometido con una actriz en…1923.
-Aja…
-¿Nunca se volvió a casar?
-No.
-¿Pero habrá tenido alguna pareja, novia, algo?
-¡Que se yo! Era otra época, tu abuelo era muy reservado, además no vivimos mucho tiempo juntos, y después de que se mudó a la estancia, en Trelew, lo vi muy pocas veces. ¡Tira eso de una vez!.
Unas horas después… - ¿y estas cajas? –pregunta, mientras ve a su padre apilar una encima de la otra.
-Cosas de tu abuelo.
-¿Puedo?
-Si.
-¿Qué es esto?
-A ver… - contesta con fastidio – cartas de navegación, mapas…¿te acordás que te conté que sabía pilotear?
-¿Vos también, no?
-Hace mucho…
-Hay dibujos, varios diarios de viaje y documentos…¿y esto qué es?
-Son papeles viejos de las empresas – responde después de darles un vistazo - es tarde, quiero terminar esto rápido, antes que nos agarré la hora de la cena.
-¿Me los puedo quedar?
-Hace lo que quieras Daniel, pero ayúdame, ¿si?.

~~~~~~

-Estamos cenando, no leas en la mesa
-¿Quien era Pedro?
-¿Pedro?
-Beggio – aclara pasando las hojas del cuaderno – lo nombra bastante.
-Un socio – responde haciendo memoria – un amigo de mi padre – recuerda la pálida y espigada figura vestida de negro que lo abrazo en el funeral – el “Buscahuesos” le decía papá para joderlo – sonríe – era paleontólogo. Me regalo esa colección de piedras que está  ahí y … - se levanta para buscar un libro en los semivacíos estantes – este..
-“Para el hombre del futuro, feliz cumpleaños” – Daniel lee la dedicatoria en voz alta y estudia la tapa – ¿De La Tierra a la Luna, de Verne?
-Guillermo me decía que siempre hablaba de la luna.

Los días transcurren entre inmobiliarias, tasadores y libros – Separa lo que es para donar, de lo que se tira y lo que nos quedamos nosotros, tengo que ir a ver departamentos ¿podés seguir solo?.
-¿Y estos tomos?
Sacude la cabeza y suspira – ¡Si vas a leer todo no terminamos más! Libros de los aniversarios de la Fundación – y explica ante la expresión de asombro – Géminis, la fundo tu abuelo para apoyar la educación y la ciencia.
Repasa algunos títulos “Desarrollo económico de la región patagónica” “Hallazgos paleontológicos” - ¿Qué fue de ella?.
-Estaba a cargo de un muchacho que trabajaba con él, descendiente de mapuches, Coli…
-¿Coliqueo, Manuel? – pregunta leyendo
Asiente – ¿Me puedo ir?
-Según esto sigue siendo el Director
-Vuelvo a la noche, ¡cocina algo! – grita al salir cuando ve que no levanta la vista de los volúmenes.

~~~~~~

Se sirve un whisky mientras repasa las notas que tomo sobre los departamentos que visito el día anterior. Sin noticias de Daniel en todo el día “una cosa es que sea un hombre grande y otra que no avise adonde va”, protesta para sí mismo cuando el ruido de la puerta lo interrumpe.
-¿De donde venís, Daniel?
-De La Plata
-¿No te pedí que fueras a ver a tu madre?
-Sí, ya voy a ir. ¿Sabías que en el Museo de La Plata hay Salas y placas con el nombre del abuelo y de Pedro?
-Sí, claro…él se…obsesiono de alguna forma con la Patagonia y se dedico a eso…donaba fondos para el Museo y la Universidad, era un poco excéntrico.
-Estuve revisando los papeles y libros y…
-¿Qué?
-¿Te diste cuenta que la apertura de los supermercados y las empresas coinciden con los viajes de Pedro?
-Es que toda esa región se desarrollaba en esa época hijito, él era un hombre de negocios y aprovechaba las oportunidades donde las había.
-¿Qué pasó con todo eso?
-Los supermercados, igual que el Banco, se transformaron en Sociedades Anónimas y las acciones se vendieron, el resto quedo como patrimonio de la Fundación.
-¿Y si vamos?
-¿Adonde?
-A Trelew, me gustaría conocer la estancia.
- De ninguna manera. Sabés que no me gusta viajar.
-Son un par de horas en avión.
-Tenemos que terminar con esto, Daniel.
-Tengo un mes de licencia en el hospital con que vayamos unos días… ¿no se llevaban bien el abuelo y vos, no?
-Sí, pero…- responde titubeando – compartimos tan pocas cosas… – el pensamiento perdido en recuerdos del pasado – él viajaba mucho.
-Por eso, viejo, ¿no querés ver todo aquello de vuelta?
-Con una condición Daniel – decide - pasas Navidad con tu madre porque si no me mata y después vamos, unos días nada más – aclara fingiendo seriedad ante el entusiasmo en el rostro de su hijo – dejame ver si encuentro en alguna parte el teléfono…

~~~~~~

Un hombre de edad mediana, cabello y ojos negros, los recibe cuando llegan al aeropuerto de Trelew – Sr. Graziani, un gusto verlo de nuevo, bienvenidos al pueblo.
-El gusto es nuestro – contesta estrechando la mano – Daniel, él es Manuel Coliqueo.
Conversan en el auto mientras recorren la ruta que los lleva a la estancia.
-¿Y cómo están las cosas por acá?
-Nos arreglamos como siempre… dedicamos parte de El Michay…
-¿El Michay?- Daniel interrumpe.
-La estancia de Pedro, hijo.
-¡Ah! no sabía que él…
-Te dije que eran socios.
-Y vecinos también – agrega Manuel.
-¡Aja! Seguí por favor –le pide Fabián.
-Al turismo – retoma sonriendo -   a la elaboración de dulces y miel, con cultivos propios, mientras en Orión continua la producción de lana.
-¿Las hilanderías todavía están?. Abrí el portón Daniel, por favor.
-Sí, claro, aunque el precio bajo mucho no podemos dejar a la gente en la calle, a su padre no le hubiera gustado, y tratamos de seguir lo que él y Don Pedro quisieron para la Fundación – concluye mientras estaciona frente a la casa – pido que les preparen las habitaciones, pónganse cómodos y descansen. Para el mediodía tenemos cordero al asador.

~~~~~~

Unta una tostada, mientras lo ve comer el dulce morado a cucharadas directamente del frasco – ¿Te acordás que es eso?
-No, pero es rico.
-Dulce de Michay. Tu abuelo mandaba varios frascos todos los años, vos eras muy chiquito. El decía… - se interrumpe, intentando ocultar la emoción que le quiebra la voz – que el que lo prueba siempre vuelve a la Patagonia.
-Bueno, por ahí lo mandaba por eso ¿ no? Para que vengamos…
Sonríe y contesta sin dar el brazo a torcer – Las boludeces que hay que escucharte, hijo.

Después del extendido almuerzo pasean por las habitaciones de la casa. Tejidos, instrumentos musicales y alfarería mapuche decoran las distintas estancias. En las paredes, las fotos narran la historia de buena parte de la región. Las de la apertura de las sucursales de los Supermercados se intercalan con las de las filiales del Banco, ciudad tras ciudad desde el sur de Buenos Aires a Tierra del Fuego – hicieron mucho por esta zona parece – las majadas de ovejas de las Estancias, Barcos, Fabricas, y aquí y allá, algunos dibujos – ¿De las constelaciones, viejo, viste?
-Le gustaban mucho… - responde sin prestar atención, enfrascado en los cuadros de vistas aéreas.
-Pero están firmados por Pedro.


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Tarde a la noche charlan tomando un café, sentados afuera – ¿Me das un cigarrillo hijo?
-No deberías…
-¿Vos podes fumar y yo no? – protesta sacándole el atado de la mano - ¡dejame de joder!
-¿Viste lo que es el cielo acá? – comenta al rato exhalando el humo.
-Hay demasiadas estrellas
-No hay ningún lugar igual. ¿Te acordás que te enseñe algunas constelaciones?
-Las Tres Marías, la Cruz del Sur, esas nada más…
Recostado en el banco contempla el cielo infinito - Otro día te voy a explicar el resto. Feliz año nuevo.
-Feliz año nuevo, viejo.

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A la mañana siguiente recorren los alrededores – ¡Mira! Un Ford T – y las viejas instalaciones de esquilado y de las hilanderías hasta el hangar donde duerme el biplano.
-¿Decime, Manuel, esta cosa todavía vuela? – pregunta palmeando el ala del avión.
-Por supuesto.
-Abrirme las puertas Dany, vamos a llevarlo afuera – y después de controlar instrumentos, combustible y aceite, al fin sube y enciende el motor.
En los próximos días prueba algunos despegues, vuelos cortos y aterrizajes – funciona perfecto – se dice satisfecho.
-¿Por qué no vamos a El Michay, así la conocemos? Me dijo Manuel que iba a estar allá.
-Subí.
-Noooo – contesta riendo – yo voy en el auto.
-Dale, no seas cobarde Daniel, es igual de seguro que cualquier otro.
-¿No nos vamos a estrellar? – interroga dudando mientras ocupa la carlinga delantera.




Sobrevuelan las plantaciones y colmenas aterrizando unos minutos después en la estancia vecina. Abraza conmovido a Fabián cuando lo ve sonreír como hace años no lo hacía, al bajar de la carlinga.
-¿Te gusto, hijo? ¿Qué me decís, eh? Tu anciano padre todavía puede pilotear bien – bromea.
Caminan junto a Coliqueo por el antiguo casco, entre réplicas de fósiles, fotos de las excavaciones – ¿el abuelo también iba?
-Aja
Viejas herramientas de paleontología, dibujos – Mira viejo, estos están firmados por Guillermo – cuadros de eclipses y fases lunares – de verdad le gustaba mucho la luna. ¡Mira esto!¿Es el original Manuel? – lee la fecha escrita a mano “20 de julio de 1969” en el suplemento dominical del Clarín “HOY, CITA EN LA LUNA”.
-Si, Don Pedro lo tenía en la mano cuando…por suerte pudo ver el alunizaje, y después se quedó como dormido…

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-Tenemos que ir pensando en volver a Buenos Aires, Daniel, las cosas no se solucionan solas.
-Quedémonos unos días más, hay tanto para ver…
-¿Qué estás haciendo?
-Unos dibujos, ¿sabes dónde puedo hacer grabar unas placas en bronce?
-¿Para que son?
-Para el abuelo
-Preguntale a Manuel, en el pueblo seguro hay quien se dedique a eso.

El sol sale y se pone varias veces más..

-Manuel, ¿hay algo en que pueda ayudarte? Me queda mucho tiempo libre y…-pregunta Fabián.
-Si quiere revisar los libros contables… hay algunos puntos en los que nos vendría bien un poco de asesoramiento.
-Claro, dámelos – responde súbitamente entusiasmado – mientras no me preguntes de cultivos… los números son lo mío.
 Hasta que llega lo inevitable – ¿Sacaste los pasajes de vuelta?
-Todavía no. Pá…la tumba del abuelo, ¿donde esta?
-¿Tengo que hacer todo yo? En el cementerio viejo que era de la Estancia, queda al oeste, en El Michay.
-¿Venís conmigo?
-No hijito, ya después… - con duda en la voz- voy a ir.
-Sr. Fabián, una llamada, de Buenos Aires.
-Gracias Manuel. ¿Le explicas como llegar al cementerio? – pide – y quedate que te quiero comentar varias cosas que hay que mejorar - atiende mientras escucha, a medias, la conversación de los dos hombres.
-Mira que se está por largar una tormenta - le recomienda Manuel- No son comunes en esta época pero son fuertes.
-No importa, voy con el auto.
-¡Espera Daniel! – interrumpe deteniéndolo, mientras tapa el auricular – tenemos una oferta por la casa de la capital.
-Papá, te lo iba a decir más tarde… pero… presente mi curriculum en el hospital de Trelew.
-¿¡Que!?
-No vuelvo a Francia
-Pero hijo…
-Seguro acá hace mucha más falta un cardiocirujano; me voy, después lo hablamos – y sonríe cuando lo escucha decir al teléfono- Suspende la venta por ahora.

Deja el auto frente al portón de hierro entreabierto y camina entre las tumbas hasta hallar  la lápida que busca,  con la cruz, el dibujo del calafate y la leyenda “Guillermo Graziani. D.E.P.” y, tal como imagino, la de Pedro con la misma inscripción al lado. Busca en el bolsillo y alcanza a fijar en cada una, antes de que empiece a llover,  las placas que mando grabar con el signo de Géminis.


Continuará….