Si Pedro está
realmente muerto.. entonces ésta es mi elección.. éste es mi acto de fe.
LA
ELECCIÓN
Durante
toda la noche Guille tuvo un sueño agitado; se durmió y se despertó a
continuación sin saber el por qué.
Quizás
la llegada a casa del nieto... porque los médicos del hospital, a la mañana siguiente,
darían el alta a la joven compañera de Fabián y al pequeño Daniel... quizás el
cambio de costumbres que indudablemente iba a haber en aquella casa... quizás
la sensación aguda de la añoranza porque habría querido afrontar este cambio de
vida junto a…
No, no
lograba localizar la causa de aquella extraña agitación que seguía serpeando en
su interior, que lo empujaba a estar atento, en espera..; sólo sabía que,
después de mucho tiempo, debería ser feliz… feliz de poder reanudar la misma
vida gracias a la nueva vida que llegaba a su casa, aquel nieto que, en un
primer momento, lo aterrorizó pero que luego, simplemente, había conquistado un
puesto importante en su mente y en su corazón; en cambio, por un imponderable instinto,
sentía que algo no estaba en el sitio justo.
Con el
tiempo Guille logró tomar las distancias de su viejo modo de ser y de sus
miedos, logró aceptar las mismas fragilidades, logró enfrentar su miedo a la
soledad y entendió que aquel pequeño ser, todavía sin nombre y sin rostro,
representaba su futuro y su única salvación.
Fabián
había propuesto llamarlo Pedro, porque al final había comprendido cuan
importante había sido Pedro en la vida de su padre, pero Guille no quiso;
Pedro, para él, era solo "su"
Pedro, para recordarlo era suficiente llamarlo con su segundo nombre: Daniel.
El
nombre les había gustado a todos porque, desde aquel momento, todos se
refirieron al niño llamándolo Daniel; tampoco Ana tuvo nada que reprochar
porque, para ella, el nombre Daniel no despertaba recuerdos feos.
El
último mes, Guille, había descubierto el placer de ir por ahí para hacer
adquisiciones junto a José, que volvió a frecuentar la casa y el estudio Graziani
con regularidad una vez probado que, a pesar del empeño profuso, Guille no
habría logrado enamorarse de otro hombre.
Todo
estaba listo para la llegada de Daniel a la casa; el día anterior, junto a
Fabián, armaron la pequeña cuna mecedora del pequeño y sintió un orgullo
inmenso al darse cuenta que, habiendo tenido éxito en este intento, el niño aprendería
todo lo bueno que él podría enseñarle durante su crecimiento.
Una
sonrisa asoma sobre su rostro mientras, renunciando a quedarse en la cama,
Guille decide bajar al cuarto de estar.
Siempre
le ha gustado la noche; el silencio, que lo angustia en el campo porque guarda
peligros escondidos, en la ciudad le regala la seguridad de las cosas
conocidas... de la memoria.
Se
siente completamente natural, sentado sobre el sillón, recordar otro amanecer,
indudablemente el más hermoso de su vida; el que le ha regalado la rendición de
su Pedro, el que no habría imaginado tampoco vivir ni en sus más valientes
expectativas…llovía, aquella mañana, cuando Pedro lo buscó en su casa
visiblemente trastornado y completamente empapado de agua, lo recuerda bien.
Trató de
tomar algo para secarlo pero Pedro no quiso que se alejara ni siquiera por un
instante, con voz agitada le confesó todo lo que sentía por él; sin pedir una
contrapartida, sincero y con cándida inocencia como siempre fue su vida, como
fue su amor...
A pesar
del miedo a lo desconocido, a pesar del terror que, visiblemente, le provocaba
este brusco cambio en su vida, Pedro no había logrado callar la necesidad más
profunda que sentía... su amor por él… él, en cambio, tuvo miedo, ésta era la
verdad, y lo había mandado a su casa... a reflexionar mejor..
¿Pero si
hubiera actuado de modo diferente?... ¿Quizás las cosas habrían sido de otra
manera? ¿Quizás, ahora, estaría a su lado?
¿Qué
sentido tiene, ahora, preguntárselo? Nada puede, o podría, ser cambiado.
Hay
acontecimientos, en la vida, que no pueden ser previstos y ni evitados; la
muerte es uno de estos.
Guille
se levanta y va hacia un mueble para servirse algo para beber; la angustia es
demasiado fuerte cada vez que recuerda la muerte de Pedro.
Los ojos
se sienten atraídos por un cajón cerrado por mucho tiempo.. demasiado tiempo,
quizás.
"Es tiempo de abrirse a la
vida"
Guille se dice, “se lo debo a Daniel y vos,
mi amor, me dirías lo mismo."
La llave
gira dulcemente en la cerradura y el cajón revela, en su interior, una pila de
papeles, guardados en un legajo, y una foto apoyada encima.
Pedro
Daniel Beggio le sonríe despreocupado.
¡Como si
hubiera necesitado de una foto para recordar un rostro que ha quedado tatuado
en los ojos de su memoria, desde el primer momento en que lo ha visto!
Con un
dedo le acaricia dulcemente la cara.
"Mi Pedro.. para siempre mi cielito
lindo. ¿Podés creer que dentro de algunas horas un pequeño ser empezará a darme
el tormento tal como me lo diste vos cuándo estuviste conmigo?”
Para
Pedro la paternidad siempre fue muy importante, legado de la infancia abusada
que le tocó vivir, por este motivo se sintió en el deber de quedarse junto a
Camila cuando pensó que estaba embarazada; por este mismo motivo estaba seguro
que, ahora, él se habría vuelto loco de felicidad en recibir, Daniel, en "su" casa.
La
mirada recorre el legajo, aquellos papeles nunca abiertos pero bien conocidos...
los actos procesales del homicidio Beggio y la sentencia emitida en contra de
Camila.
Por
tanto tiempo no ha logrado releer los papeles procesales y ha escondido el
legajo en el cajón tal como ha tratado de esconder Pedro en la parte más escondida
de sí mismo; para no sufrir... para no sufrir... ¿pero se puede huir del
sufrimiento?... no, no es posible y él ha tenido que aceptarlo para sobrevivir.
En su
desesperada tentativa de protegerse del dolor Guille ha hecho de todo, incluido
volver a su vieja vida, concediéndose una historia ocasional con Franco, para
luego tomar enseguida las distancias una vez descubierto que para él no era un
simple desahogo sexual, también había intentado enamorarse de nuevo, esta vez
de José, un hombre que le recordaba mucho a su Pedro por la misma concepción de
la justicia que los aunó, pero todos sus esfuerzos fueron inútiles.
Pedro
había resistido a todas las intemperies, a todas las tormentas y había quedado
clavado dentro él como una espina dolorosa pero necesaria porque era muy
querida.
Iluminado
por la luz vívida de los recuerdos.
Hoja por
hoja, Guille revive la vida de largos meses, suya y de Pedro, sin sentir, esta
vez, la usual angustia y la usual añoranza lacerante.
Sólo la
sensación de opresión en el pecho, sigue atormentándolo.. como si no pudiera
tomar descanso, como si algo de imprevisto tuviera todavía que suceder.
¿Pero
qué?
La
llamada de Fabián lo recobra de sus pensamientos.
-¿Papa, estás listo? ¿Voy a buscarte?
-Sí, hijo, estoy listo pero no pases por
casa. No pierdas tiempo. Pasa por el hospital y andá a buscar a tu mujer y a
Daniel. Los espero en casa. También andá a buscarla a Ana, ella querrá venir con
vos.
- Está bien, papá. Nos vemos más tarde.
-Nos vemos más tarde. No voy al estudio.
Hoy me quedo acá.
Guille
se levanta y guarda el legajo en el cajón, no sin antes haber dado una última
mirada a la foto de Pedro, luego sube y empieza a prepararse.
Ducha,
barba.. elige atentamente la vestimenta... el saco color camello que le gustaba
mucho a Pedro, el perfume... luego baja de nuevo y espera, pacientemente, el
regreso de Fabián.
No pasa
mucho tiempo y la casa se vuelve un caos.. primero Juan llega junto a José…
pasaban por allí.. ¿pero quién les cree?.. luego Gaby con Alberto.
Cuando,
por fin, Fabián llega con Daniel, todo el microcosmos que diariamente lo
acompaña se ha compactado listo para sostener a Guille.
La
alegría reina soberana, en aquella casa que ha estado triste por mucho tiempo,
y el amor se respira en cada palabra y en cada mirada.
Claramente
se quedan todos para el almuerzo; enseguida Ana se ha ofrecido para cocinar,
pero todos han hecho su contribución acabando por armar un menú completamente
extravagante.
Pero
está bien así.. porque para todos aquel almuerzo representa la vuelta a la
normalidad... Guille se da cuenta y los deja hacer, sereno.
De
repente aquel familiar sentido de opresión no lo deja respirar; no le ha dado
tregua por todo el día, en cambio, ahora, es insoportable.
No logra
estar firme, ni seguir los discursos de Fabián o Ana; nada parece calmarlo,
tampoco la vista de su adorado Daniel.
Guille
se levanta para ir, con una excusa, a la cocina; toma un vaso de agua y lo bebe
ávidamente.
El agua
fresca baja por la garganta calcinada pero el sentido de alivio es solo temporal..
porque una punzada lacerante en el pecho le saca la respiración.
No la soporta...
no la soporta… no la soporta...
Siente,
como un eco lejos, un grito ahogado.. un ruido de vidrios, algo que cae.. pero
no tiene tiempo de comprender qué está sucediendo, de darse vuelta hacia el bullicio,
porque una voz conocida, de repente, lo sorprende en los hombros.
-Tranquilo, mi amor, tranquilo. Estoy
aquí, estoy con vos.
-¿Pedro?
Volverse,
estrujar los ojos para luego reabrirlos, tender una mano y tener miedo de tocar
el vacío... asegurar a acercarse... lentamente... calentarse con su sonrisa, a
la luz de sus ojos.. ¡Todo esto en un sólo instante que semeja durar una
eternidad!
-¡Pedro!
-Estoy aquí, mi amor, estoy con vos.
Siempre estuve con vos.
-¿Siempre?
-¡Siempre!
Guille
no se pregunta el por qué, no quiere tampoco saber el por qué.. ha muerto, lo
han enterrado, llorado.. pero él está allí.. lo ve.. está allí, delante de él y
no puede creerlo... tiene miedo a creerlo... pero está allí..
¡Por fin
está allí!
-No te vayas.. no me dejes solo.
Tocarlo..
por fin.. las manos temblorosas… sentir bajo las yemas de los dedos la caliente
consistencia de su piel, de su frente... de su mejilla..
- No me voy, mi amor, estaré siempre con
vos si vos lo querés. No temas..
-¿Si lo quiero? ¿Si lo quiero? Como podés...
-¿Cómo te lo puedo preguntar? Porque el
amor es elección. Para mí valés más que mi vida, porque sos mi vida, mi acto de
fe. Ahora te corresponde a vos hacer la misma elección.. yo la voy a respetar...
y te voy a esperar todo el tiempo que sea necesario.
Guille
lo mira, no logra entender hasta el final el discurso de Pedro.
Él no
tiene que elegir nada; su elección la hizo desde el primer instante en que su
mirada se detuvo sobre la foto que acompañaba al currículo que él mismo mandó
al estudio y la confirmó cada vez que ha pensado en él, que lo ha recordado, que
lo ha extrañado.
-Yo te quiero profundamente, como no quise
nunca a nadie. ¿Daría la vida por vos, no sabes esto, amorcito? ¿Qué debo
elegir? No necesito elegir nada porque mi elección ya la hice cuando cambié mi
vida por vos.
-Lo sé, por eso te esperé. Pero
necesitaba todavía escuchártelo decir... y otra vez y otra vez… para siempre,
mi amor.
Pedro
separa las manos para tomar las suyas, pero a Guille este no le es suficiente...
un abrazo... necesita un abrazo... después de todo esto tiempo pasado lejos de
él necesita sentir su cuerpo apretado junto al suyo... y lo abraza, fuerte,
como si de éste dependiera su misma vida... con los ojos cerrados.. con una
sonrisa, la misma que asoma sobre la cara de Pedro.
La
felicidad, la vida misma, para Guille es solo esto: su cielito lindo que ha
vuelto a él.
Guille
todavía recuerda cuando le dijo a Pedro “Yo no creo que el amor sea tan débil
como para poder quebrarse frente a una situación muy difícil o una circunstancia
terrible por la que un ser humano puede pasar o una situacion histórica
inclusive. A mí me parece que el amor es algo que resiste a muchas cosas, a casi todas te diría. Es un acto de voluntad.
Es un acto de verdadera liberdad... Y si no sobrevive no es amor.”
Pedro le
ha demostrado que el amor verdadero trasciende la vida y él no puede ser menos... ahora le toca a él profesar su acto
de fe.
Un beso,
leve como aquel de un crío que se asoma a la vida y potente como la más fuerte
de las pasiones sella el reencuentro.
La voz
desesperada de Fabián lo llama pero Guille no lo siente.
- Papá.. papá.. ayudame.. papá..
Sólo
siente los latidos de su corazón volverse locos mientras Pedro, mirándolo con
amor infinito, besa con dulzura su mano.
FIN
Gracias Paula por la ayuda con el texto!!
In lingua originale
LA SCELTA
Per tutta la notte Guille aveva avuto un sonno agitato; si
era addormentato e svegliato in continuazione senza sapere il perché.
Forse il ritorno a casa del nipotino.. perché i dottori
dell’ospedale, al mattino seguente, avrebbero dato l’uscita alla giovane
compagna di Fabian ed al piccolo Daniel.. forse il cambio di abitudini che
sicuramente ci sarebbe stato in quella casa.. forse la sensazione acuta del
rimpianto perché avrebbe voluto affrontare questo cambio di vita insieme a…
No, non riusciva ad individuare la causa di quella strana
agitazione che continuava a serpeggiare nel suo intimo, che lo spingeva a
rimanere vigile, in attesa..; sapeva solo che, dopo molto tempo, sarebbe dovuto
essere felice… felice di poter riannodare la propria vita grazie alla nuova
vita che era arrivata nella sua casa, quel nipote che, in un primo momento, lo
aveva terrorizzato ma che poi, piano piano, aveva conquistato un posto
importante nella sua mente e nel suo cuore… però, per un imponderabile istinto,
sentiva che qualcosa non era al posto giusto.
Con il tempo Guille era riuscito a prendere le distanze dal
suo vecchio modo di essere e dalle sue paure, era riuscito ad accettare le
proprie fragilità, era riuscito a far fronte alla sua paura della solitudine ed
aveva capito che quel piccolo essere, ancora senza nome e senza volto,
rappresentava il suo futuro e la sua unica salvezza.
Fabian aveva proposto di chiamarlo Pedro, perché alla fine
aveva compreso quanto era stato importante Pedro nella vita di suo padre, ma
Guille non aveva voluto; Pedro, per lui, era solo il “suo” Pedro, per ricordarlo era sufficiente chiamarlo con il suo
secondo nome: Daniel.
Il nome era piaciuto a tutti per cui, da quel momento, tutti
si erano riferiti al bambino chiamandolo Daniel; anche Ana non aveva avuto
nulla da recriminare perché, per lei, il nome Daniel non risvegliava brutti
ricordi.
L’ultimo mese, Guille, aveva scoperto il piacere di andare in
giro per fare acquisti insieme a Josè, che era ritornato a frequentare la casa
e lo studio Graziani con regolarità una volta accettato che, malgrado l’impegno
profuso, Guille non sarebbe riuscito ad innamorarsi di un altro.
Tutto era pronto per l’arrivo a casa di Daniel; il giorno
prima, insieme a Fabian, aveva montato la piccola culletta a dondolo del
bambino ed aveva sentito un orgoglio immenso nel registrare che, se fosse
riuscito nell’intento, il bimbo avrebbe appreso quanto di buono sarebbe
riuscito ad insegnargli durante la sua crescita.
Un sorriso aleggia sul suo volto mentre, rinunciando a
rimanere a letto, Guille decide di scendere in salotto.
Gli è sempre piaciuta la notte; il silenzio, che in campagna
lo angoscia perché cela pericoli nascosti, in città gli regala la sicurezza
delle cose conosciute... della memoria.
E’ del tutto naturale, seduto sulla poltrona, ricordare
un’altra alba, sicuramente la più bella della sua vita; quella che gli ha
regalato la resa del suo Pedro, quella che non avrebbe mai immaginato vivere
neppure nelle sue più ardite aspettative.
Pioveva, quel mattino, quando Pedro lo aveva raggiunto a casa
visibilmente sconvolto e completamente inzuppato di acqua, lo ricorda bene.
Aveva cercato di prendere qualcosa per asciugarlo ma Pedro
non aveva voluto che si allontanasse nemmeno per un attimo, con voce agitata
gli aveva confessato quanto provava per lui; senza chiedere una contropartita,
sincero e con candida innocenza come era sempre stata la sua vita, come era
stato il loro amore..
Malgrado la paura dell’ignoto, malgrado il terrore che,
visibilmente, gli dava questo brusco cambiamento nella sua vita, Pedro non era
riuscito a tacere il bisogno più profondo che provava… Il suo amore per lui…
Lui, invece, aveva avuto paura, questa era la verità, e lo
aveva mandato a casa.. a riflettere meglio..
Ma se avesse agito in modo differente? Forse le cose
sarebbero andate diversamente? Forse, adesso, starebbe al suo fianco?
Che senso ha, adesso, chiederselo? Nulla può, o potrebbe,
essere cambiato.
Ci sono eventi, nella vita, che non possono essere previsti e
né evitati; la morte è uno di questi.
Guille si alza e va verso un mobile per versarsi qualcosa da
bere; l’angustia è troppo forte ogni volta che ricorda la morte di Pedro.
Gli occhi attratti da un cassetto chiuso da molto tempo.. da
troppo tempo, forse.
“E’ tempo
di aprirsi alla vita” si dice
Guille, “lo devo a Daniel… e tu, amore
mio, mi diresti lo stesso”.
La chiave gira dolcemente nella serratura ed il cassetto
rivela, nel suo interno, una pila di carte, chiuse in un fascicolo, ed una foto
poggiata in cima.
Pedro Daniel Beggio gli sorride scanzonato.
Come se avesse bisogno di una foto per ricordare un volto che
è rimasto tatuato negli occhi della sua memoria sin dal primo momento in cui
l’ha visto!
Con un dito gli accarezza dolcemente il viso.
“Il mio
Pedro.. per sempre il mio cielito lindo… ci credi che fra qualche ora un
piccolo essere incomincerà a darmi il tormento così come me lo davi tu quando
eri con me?”
Per Pedro la paternità era sempre stata molto importante,
retaggio dell’infanzia abusata che gli era toccato vivere, per questo motivo si
era sentito in dovere di rimanere accanto a Camilla quando aveva pensato fosse
incinta; per questo stesso motivo era sicuro che, adesso, anche lui sarebbe
impazzito di felicità nel ricevere, Daniel, nella “loro” casa.
Lo sguardo corre al fascicolo… a quelle carte mai aperte ma
ben conosciute.. gli atti processuali dell’omicidio Beggio e la sentenza emessa
a carico di Camilla.
Per tanto tempo non è riuscito a rileggere le carte
processuali ed ha nascosto il fascicolo nel cassetto così come ha cercato di
nascondere Pedro nella parte più nascosta di se stesso; per non soffrire.. per
non soffrire… ma si può fuggire dalla sofferenza?.. No, non è possibile e lui
ha dovuto accettarlo per sopravvivere.
Nel suo disperato tentativo di proteggersi dal dolore Guille
ha fatto di tutto, compreso ritornare alla sua vecchia vita, concedendosi delle
disgressioni con Franco, per poi prendere subito le distanze una volta compreso
che per lui non era un semplice sfogo sessuale, aveva anche tentato di
innamorarsi di nuovo, questa volta di Jose, un uomo che ricordava tantissimo il
suo Pedro per la stessa concezione della giustizia che li accomunava, ma tutti
i suoi sforzi erano stati inutili.
Pedro aveva resistito a tutte le intemperie, a tutte le
tormente, e gli rimasto conficcato dentro come una spina dolorosa ma necessaria
perché molto amata.
Illuminato dalla luce vivida dei ricordi.
Foglio dopo foglio Guille rivive la vita di lunghi mesi, sua
e di Pedro, senza provare, questa volta, la solita angoscia ed il solito
rimpianto lancinante.
Solo questo senso di oppressione al petto, continua a
tormentarlo.. come se non potesse prendere riposo… come se qualcosa di
imprevisto dovesse ancora succedere.
Ma cosa?
La telefonata di Fabian lo riscuote dai suoi pensieri.
-Papa,
sei pronto? Passo a prenderti?
-Si,
figliolo, sono pronto ma non passare da casa. Non perdere tempo. Passa
dall’Ospedale e vai a prendere la tua compagna … e Daniel. Vi aspetto a casa.
Passa a prendere Ana, lei vorrebbe venire con te.
-Va bene,
papà. Ci vediamo più tardi.
-Ci
vediamo più tardi. Non vado allo studio. Oggi rimango qui.
Guille si alza e richiude il fascicolo nel cassetto, non
senza aver dato un’ultimo sguardo alla foto di Pedro, poi risale ed incomincia
a prepararsi.
Doccia, barba.. sceglie accuratamente il vestito.. la giacca
color cammello che piaceva molto a Pedro, il profumo.. poi riscende ed aspetta,
pazientemente, il rientro di Fabian.
Non passa molto tempo e la casa diviene un caos.. prima
arriva Juan insieme a Josè, passavano di lì.. ma chi ci crede?.. poi Gaby con
Alberto.
Quando, finalmente, arriva Fabian con Daniel, tutto il
microcosmo che giornalmente lo accompagna si è compattato pronto a sostenere
Guille.
L’allegria regna sovrana, in quella casa rimasta triste per
così tanto tempo, così come l’amore si respira in ogni parola ed in ogni
sguardo.
Chiaramente si sono fermati tutti a pranzo; Ana si è subito
offerta per cucinare, ma tutti hanno dato il loro contributo finendo per
mettere insieme un menù del tutto bizzarro.
Ma va bene così.. per tutti quel pranzo rappresenta il
ritorno alla normalità.. Guille se ne rende conto e li lascia fare, sereno.
All’improvviso quel familiare senso di oppressione non lo
lascia respirare; non gli ha dato tregua per tutto il giorno però, adesso, è
insopportabile.
Non riesce a stare fermo, a seguire i discorsi di Fabian o
Ana; nulla sembra dargli pace, neppure la vista del suo adorato Daniel.
Guille si alza per andare, con una scusa, in cucina; prende
un bicchiere d’acqua e lo beve avidamente.
L’acqua fresca scende nella gola riarsa… ma il senso di
sollievo è solo temporaneo.. perchè una fitta lancinante al petto gli toglie il
respiro.
Da non sopportarla.. da non sopportarla… da non sopportarla…
Sente, come un eco lontano, un grido soffocato.. un rumore di
vetri, qualcosa che cade.. ma non fa tempo a comprendere cosa sta succedendo, a
girarsi verso il trambusto, perché una voce conosciuta, all’improvviso, lo
sorprende alle spalle.
-Tranquillo,
amore mio, tranquillo. Sono qui, sono con te.
-Pedro?
Girarsi, strizzare gli occhi per poi riaprirli, stendere una
mano ed avere paura di toccare il vuoto.. riprovare ad avvicinarsi..
lentamente.. riscaldarsi al suo sorriso, alla luce dei suoi occhi.. tutto
questo in un solo attimo che sembra durare un’eternità!
-Pedro!
-Sono
qui, amore mio, sono con te. Sono sempre stato con te.
-Sempre?
-Sempre!
Guille non si chiede il perché, non vuole neppure saperlo il
perché.. è morto, lo hanno seppellito, pianto… ma lui è lì.. lo vede.. è lì
davanti a lui… e non può crederci.. ha paura a crederci.. ma è lì..
Finalmente è lì!
-Non
andartene.. non lasciarmi mai più da solo.
Toccarlo.. finalmente.. le mani tremanti… sentire sotto i
polpastrelli la calda consistenza della sua pelle, della sua fronte… della sua
guancia…
-Non vado
via, amore mio, starò sempre con te se tu lo vuoi. Non temere..
-Se lo
voglio? Se lo voglio? Come puoi..
-Come posso
chiedertelo? Perché l’amore è scelta. Per me conti più della mia vita, perché
sei la mia vita, il mio atto di fede. Adesso spetta a te fare la stessa
scelta.. io la rispetterò.. e ti aspetterò tutto il tempo che sarà necessario.
Guille lo guarda, non riesce
a capire fino in fondo il discorso di Pedro.
Lui non deve scegliere nulla; lui la sua scelta l’ha fatta
dal primo istante in cui il suo sguardo si è fermato sulla foto allegata al
curriculum che lui stesso aveva inviato allo studio e l’ha confermata ogni
volta in cui ha pensato a lui, lo ha ricordato, lo ha rimpianto.
-Io ti
amo profondamente, come non ho mai amato nessuno. Darei la vita per te, non lo
sai questo amorcito? Che cosa devo scegliere? Non ho bisogno di scegliere
perché la mia scelta l’ho fatta quando ho cambiato la mia vita per te.
-Lo so,
per questo ti ho aspettato. Ma avevo bisogno di sentirtelo dire ancora.. ed
ancora… ed ancora… per sempre, amore mio.
Pedro tende le mani per prendere le sue… ma a Guille questo
non basta.. un abbraccio.. ha bisogno di
un abbraccio.. dopo tutto questo tempo passato lontano da lui ha bisogno di
sentire il suo corpo stretto al suo.. e lo abbraccia, forte, come se da questo
dipendesse la sua stessa vita.. ad occhi chiusi.. con un sorriso, lo stesso che
aleggia sul viso di Pedro.
La felicità, la vita stessa, per Guille è solo questo: il suo
cielito lindo che è tornato da lui.
Guille ricorda ancora quando disse a Pedro “Io non credo che l’amore sia tanto debole
da potersi rompere di fronte ad una situazione difficile o una circostanza
terribile per la quale può pasare un essere umano compresa una situazione
storica. A me sembra che l’amore è qualcosa che resiste a molte cose, quasi a
tutte ti direi. E’ un atto di volontà. E’ un atto di vera libertà.. e se non
sopravvive non è amore”.
Pedro gli ha dimostrato che l’amore vero trascende la vita e
lui non può essere da meno ora tocca a lui professare il suo atto di fede.
Un bacio, lieve come quello di un bimbo che si affaccia alla
vita e potente come la più forte delle passioni sugella l’incontro… Guille, ormai, è del tutto immemore di ciò
che avviene accanto a lui.
Non riesce a sentire neppure la voce disperata di Fabian che
lo chiama.
- Papà..
papà.. aiutatemi.. papà..
Sente solo i battiti del suo cuore impazzire mentre Pedro,
guardandolo con amore infinito, bacia con dolcezza la sua mano.
FINE
Un puñal... eso es lo que senti al leer esta historia... no puedo creer que el amor que estas dos personas profesan sea tan verdadero y a pesar de ser dos personajes ficticios, llenen de amor los corazones de la gente... Son eternos... personales que nuncar se olvidaran y un amor que resiste a todo...
ResponderEliminarANTONIA, BELLISIMO Y MUCHO MAS PORQUE ES TU ELECCION.
ResponderEliminarNO TE OLVIDES QUE ESA PUERTA ABIERTA POR LO MENOS PARA MI SIGNIFICA, NO PUEDE NO PASAR, NO PUEDE NO PASAR.
Acabo de morirme. Nada.Eso. gracias Antonia!! Cande
ResponderEliminarAntonia esto es único no tengo palabras para expresar lo que me hiciste sentir "este amor que no tiene tiempo ni fronteras"..."este amor que va más allá de mi existencia" después de lleerte este tema lo siento más Guilledro que nunca un tema cien por ciento de Trinchera sos una artista excepcional por lo que plasmas en tus historias es arte puro.
ResponderEliminarAntonia es una belleza lo que escribiste. Así debe ser, de este o del otro lado del camino pero los dos juntos y amándose, no hay otro final posible. Gracias por contarlo de una manera tan hermosa. Todavía tengo lágrimas en los ojos y en el alma. María Elena
ResponderEliminarAntonia me ENCANTÓ, lo leo y cada fibra de mi ser se moviliza de una forma inexplicable. Me pasa cada vez que leo una historia tuya. Escribís tan bien que siempre me quedo con ganas de más. Gracias!!! Constanza
ResponderEliminarExcelente tu "Elecciòn".Creo que ese deberia haber sido el final en la ficciòn sin ninguna duda...no era creible un algo color de rosa ni un reencuentro mìstico luego de semejante tragedia...pero pienso que los autores/productores etc. no se animan a finales jugados...no los pueden "bancar".Mis partes favoritas:"con voz agitada le confesó todo lo que sentía por él; sin pedir una contrapartida, sincero y con cándida inocencia como siempre fue su vida, como fue su amor...A pesar del miedo a lo desconocido, a pesar del terror que, visiblemente, le provocaba este brusco cambio en su vida, Pedro no había logrado callar la necesidad más profunda que sentía... su amor por él…" "Sólo siente los latidos de su corazón volverse locos mientras Pedro, mirándolo con amor infinito, besa con dulzura su mano..."
ResponderEliminarBellisimo Antonia! Transmitiste muy bien todos esos sentimientos apretujados en Guille y la emoción del desenlace. Igual yo agradezco que no haya sido este el final de la novela (aunque en un momento quería que terminara así) porque creo que verlos actuando este final nos hubiera roto definitivamente el corazón a muchas. Mimi
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAntonia tus escritos tracienden todas mis fronteras fisicas y psiquicas me emociono como dice la cancion "con el corazon y con los huesos"..Estoy muy emocionada sinceramente muy emocionada..Gracias!!
ResponderEliminarFINAL ABIERTO PARA QUE CADA UNO PUEDA CREAR SU HISTORIA, NO SE JUGARON, SABEN QUE EL PUBLICO ES EL QUE MANDA Y QUISIERON QUEDAR BIEN CON TODOS.
ResponderEliminarYA NOS HABIAN MATADO CUANDO MATARON A PEDRO, NO HABIA OTRA QUE ESE FINAL TRISTE, AUNQUE QUEDA CLARO A QUIEN QUISO, QUIERE , Y QUERRA GUILLE, LO DEMAS SIMPLE VACACIONES Y COMO SABEMOS A GUILLE NO LE GUSTAN, ES MAS, OPTO POR VACACIONAR EN EL ESTUDIO.
PEDRO Y GUILLE ,ACA, EN EL MAS ALLA, PERO PRINCIPALMENTE Y POR SIEMPRE EN NUESTROS CORAZONES.AMOR ETERNOOOOOOOOOOOOO.
MONICA, LANUS
Si pudiera, en este preciso momento no me importaría llamarte por telefóno Antonia, aunque allá sea de madrugada... probablemente entre italiano, español y muchas lágrimas, alcanzaras a entender que admiro profundamente tu coraje para escribir esta historia. Me duele todo, la vida me duele, es una tristeza que no afloja. Y a la vez es esperanza, es creer con todas mis fuerzas que es posible amar así, y que no todo está perdido. Gracias.
ResponderEliminarMaravilloso relato,Antonia,como todos los tuyos.....buen final,el esperado por mi.....gracias!!!!
ResponderEliminaren dos de tus relatos brotaron igual que agua de vertiente las lágrimas de mis ojos y mi alma se estrujó a la par de tus palabras ;en tu primer relate y en éste último, pienso que tienes el donde la escritura y el alma de escritora y que deberías escribir algo tuyo, al igual ya lo has hecho , si es así hazmelo saber asi lo leo. Inconmensurablemente lleno de amor y justicia yo había pensado que la muerte de Guillermo para estar con Pedro por toda la eternidad era un final muy probable , pero tu directamente no solo lo has pensado sino que lo has escrito, eres una persona especial Antonia muchas Gracias !!!!
ResponderEliminarGracias por ese final, es el que yo hubiera elegido cuando murió Pedro. Doloroso, muy doloroso, pero fiel al "no puede no pasar", prometido por Guillermo y embanderado en nuestros corazones. Marlene
ResponderEliminarHermoso Antonia, yo habia pensado que la novela iba a terminar asì cuando dijeron que Pedro volvìa muerto. Con un infarto de Guille y Pedro vinièndolo a buscar. Eso tendrian que haber hecho, y todas felices.
ResponderEliminarAntonia , me hiciste llorar mujer ..... :( tanto aamor , siento tanta rabia recordando la novela pero a la vez una gran paz al leerte .... Yo ya elegi mi final y con tu historia mas aun .... Ellos solo ellos , en mi corazon for ever ...... Graciela CT
ResponderEliminarHola Antonia! Ha sido un placer enorme leerte, tu relato es sencillamente perfecto, es el final que yo hubiera querido en la novela una vez que decidieron matar a Pedro y rompernos el corazón de la forma que lo hicieron. El amor de Guille y Pedro ha sido uno de los más maravillosos que yo he visto en la ficción argentina, porsupuesto que gracias a Benja y a Julio se convirtió en esta leyenda que no morirá, en este sueño que llevamos dentro y que revivimos permanentente con cada relato o cada vez que volvemos a ver alguna escena maravillosa...
ResponderEliminarGracias Antonia por hacer vibrar mi corazón nuevamente con esta pareja, con este amor que trasciende todo...
Te releeré muchas veces....
Marcela-Mendoza
Antonia, Antonia, Antonia, me hiciste llorar, los pusiste del mismo lado del camino, este hubiera sido mi final sin lugar a dudas, ellos juntos para siempre. Gracias reina, como siempre un placer leerte!!!
ResponderEliminardoloroso y emocionante final...juntos de algun lado del camino...
ResponderEliminarAntonia....no encuentro palabras adecuadas para describir lo que me hizo sentir tu relato. Te agradezco enormemente que lo compartas, me hizo bien leerte. Cecilia
ResponderEliminarAntonia... q tristeza pero a la vez que hermoso que se juren seguir juntos... en alguna forma estan del mismo lado del camino... Secando las lagrimas...
ResponderEliminarMorí de amor con este relato!!! hermoso, tierno, dulce, esperanzador... se reencontraron por fin... del otro lado del camino... Gracias por tan bella historia!! Susy
ResponderEliminar