Taxi (4ta parte) by Elena

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Hace dos días que no sabe nada de él y empieza a preocuparse, le paso todos los papeles del seguro por mail y ese fue el último contacto. Llueve. No puede haberse equivocado tanto. Toma un taxi a su casa, piensa en Pedro, bueno, últimamente no piensa en nada mas, veintiséis horas al día piensa en Pedro. Pasan por el parque cuando ve el auto estacionado – me bajo acá – lo encuentra sentado arriba del mangrullo, la espalda y la cabeza apoyadas en la baranda, las piernas dobladas, los brazos sobre las rodillas – la puta madre – cierra el paraguas, deja el maletín lo mas resguardado posible y sube, se acuclilla a su lado – que pasa? – no responde, no es solo lluvia lo que le moja la cara, se sienta al lado y pasa el brazo por sus hombros recostándolo contra él, pasan quince o veinte minutos antes de que se mueva, gira la cabeza y apoya la frente en el hombro de Guillermo – alguna vez le pegaste a Fabián? – en un susurro apenas audible

-          No – y las lagrimas se convierten en sollozos

Lo abraza, tarda una media hora más en calmarse, están completamente empapados, sentados en el mangrullo de un parque vació – me queres contar?

-          Falleció mi viejo

-          Vas a viajar?

-          No

Tomándolo del mentón le levanta la cara para poder mirarlo, hay un dolor viejo en el fondo de los ojos que adora “tan triste, tan hermoso”, le besa la frente, los parpados, se bebe sus lagrimas en un intento de llevarse “eso” que le duele tanto, las mejillas, la boca, hasta que reacciona, suspira y sonríe – estas empapado Graziani – lo ayuda a levantarse – cuidado, no te resbales

-          Tampoco estoy tan arruinado

-          No quiero aguantarte si te rompes una pierna

-          Vamos a tu casa

La pila de exámenes sobre la mesa y su pañuelo, lavado y planchado al lado – tenemos que corregir todo esto no?

-          Si, y estaba pensando si queres venir a la clase para discutir lo que escribieron

-          Me lo puedo llevar?

-          Aha!

Guarda el pañuelo en el maletín - Anda a cambiarte y fijate si tenes algo como para mi

Pasan el resto de la tarde revisando los papeles, le sorprende el nivel de los alumnos – debes ser buen profesor

-          Eso se supone que es un cumplido?

-          Seguime leyendo que preparo algo de comer- y siguen así hasta la noche, Pedro lee, discuten, toman notas, evalúan mientras cenan y en el sillón después.

-          Te quedas a dormir?

Lo besa – esa es una propuesta decente o indecente?

-          Totalmente decente, estoy cansado

-          Que aburrido….. – asomo de enojo en los ojos más bellos - me quedo – lo besa – precioso, me quedo.

El sueño de Pedro es intranquilo, tiene pesadillas, se revuelve en la cama, murmura palabras ininteligibles, Guillermo lo rodea con los brazos  y las piernas, lo abraza con todo su cuerpo, con el corazón y el alma – tranquilo, amor, tranquilo – de repente abre los  ojos y lo mira adormilado – dormí hermoso – hunde la cara en su cuello, respira su perfume y entonces, por fin se duerme.

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-          Despertate – deja el desayuno sobre una silla, leche, cereales, café amargo

-          Mmmmm hoy no tengo clases – la cara contra la almohada

-          Me tenes que llevar a casa y después al estudio

-          Tomate un taxi

-          Y si algún niño bonito me lo quiere robar?

Le tira una almohada sin cambiar de posición

-          Así me queres vos?

-          Yo no te dije que te quiero

-          Algún poquito de cariño aunque sea así de chiquito – hace el gesto con los dedos – me debes tener

-          Te amo, y vos?

-          Yo? Te aprecio un poco, tan pero tan poquito – gatea por la cama hasta colocarse encima de Pedro – que hoy voy a llegar tarde a trabajar – lo besa en la nuca – siente la tensión en su cuerpo expectante – te amo.

Continuará...