viernes, 10 de enero de 2014

La Señal (1era parte) by Ilgora Blue

Ante la posibilidad de un Pedro “clandestino”, esta historia me llegó de golpe, mucho antes que Diego y Brisa. Léanla y disfrútenla, espero, como una de aventuras, un folletín para el playa…

Cap. 1: Pedro sabe lo que tiene que hacer… aunque le duela

Las cosas no estaban bien, y Pedro íntimamente ya sabía lo que tenía que hacer.
-Tenés hasta las 3:30, pibe, y que no se te haga tarde. Este tren para sólo una vez – le dijo el pizzero dándole la llave.
 …………………………………………………………..
Sentado en la pizzería, tomaba una cerveza, apurando un cigarrillo. Buena onda el patrón que lo dejaba fumar adentro… bueno, eso marcaba lo marginal de la pizzería: la “ley” no era bienvenida allí. Triste, con aire taciturno, lo único que le arrancaba una media sonrisa, pero que alcanzaba para que se le iluminen los ojos, era pensar en Guillermo, en el momento de verlo… y sólo así su cara se transformaba, se sonrojaba y bajaba la mirada, expuesto...
Miguel Angel estaba a punto de quedar libre y Pedro intuyó todo lo malo sólo por el tono de voz de Guille en el teléfono. Puchereó: unos días atrás, le hubiera rogado a Guille que le jurara que se iba a ir con él: la idea de separarse era, simplemente, inaceptable… le hubiera dicho que no estaba listo para dejarlo en ese momento, que juntos podían contra todo... 
Hoy, Pedro, ya no piensa lo mismo.
Guille llega medio caminando medio corriendo a la pizzería con el ánimo destrozado: ¿cómo le dice a Pedro que se vaya, que tiene que desaparecer por un tiempo? No, él no lo iba a dejar irse solo, por supuesto… pero no podía dejar de pensar que era mucho más útil para Pedro de este lado del mundo, investigando, indagando, buscándole una salida… sí, todo muy lindo… pero separarse de Pedro… impensable.
Se fundieron en un abrazo, bajo la atenta mirada del pizzero. Guille lo encontraba un poco perturbador, pero Pedro lo había tranquilizado: el dueño del bar “parecía” una buena persona, de hecho, la única con la que podía hablar. Le había dado una mano con un tema legal del sobrino… y el hombre respondió agradecido. A Guille no le gustaba… pero últimamente, poco podía opinar sobre la vida de Pedro… si no sabía nada! Y ya nada le parecía nada… Pedro, ahora, se movía a puro instinto.
Caminaron por el pasillo al fondo, descorrieron la cortina de tiras de plástico del cuartito y entraron. Pedro cerró la puerta con llave: un camastro con un colchón, cajones de soda y cerveza apilados, paquetes de papel higiénico, sillas rotas, artículos de limpieza y un fuerte olor a aceite rancio. Pero bastante limpio y acomodado.  Pedro notó que alguien le había pegado una barrida para ellos: lo agradeció.
-“Con vos nunca un Four Seasons, no?”- dijo Guille intentando ponerle onda. ¡Quién otro más que Graziani para hacerlo reír en un momento así! Pero Pedro sintió la tensión, el miedo en su voz. Le tocó el hombro y Guille pegó un respingo. Aún así, se sacó el saco y se sentó en la cama.
-“Tranquilo mi amor… “- le djo Pedro agachándose frente a él, tomándole las manos. Y Guille sonrió con tristeza, con temor. Y su Pedro le besó las manos y los brazos y le apoyó tiernamente la cabeza en el regazo. Guillé la tomó con sus dos manos, demorando, congelando cada uno de sus movimientos, para retener cada imagen, cada instante, en su piel, en un vano intento de llenarse de Pedro, para cuando Pedro ya no esté.
Y en nada, yacían acostados uno junto al otro, de la mano. Pedro se incorporó apenas para mirar a los ojos de Guille: estaban empapados. Y con toda la dulzura de que se sentía capaz, comenzó a besarlo, a acariciarle el pelo, a beberse literalmente sus lágrimas. Y muy suavemente le desabrochó un “botoncito” de la camisa, y luego otro, y otro… pero éste fue el límite que el cuerpo de Guille le impuso a gritos, la certeza de que era sólo “hasta acá”. Guille, no podía más.
Pedro ya le había dicho que se iba, sin él. Y esta era una de las reacciones posibles.
-¿Me estás dejando?- y Guillermo lo “miraba” explicar las razones, sin escucharlo, porque Guille lo conocía demasiado, lo amaba demasiado y sabía que ESE Pedro, el de ese preciso momento, el claro, puntual, fuerte, infernalmente bello, era indisuadible. Y no sin cierto orgullo pensó que nunca lo había visto “tan Graziani”… ¡qué pelotudo!
Y al mismo tiempo, nunca había sentido su pecho tan acariciado, tan amado, besado, adorado… porque Pedro estaba ahí, para él, pero en un rato, ya no iba a estar…
-¿Y yo… justo en este momento no puedo estar sin vos, no puedo estar sin vos cerca… - y Pedro casi se desmorona al escucharse en labios de Guille… ¡La pucha si sabía cómo se sentía!
-Vas a volver…? Vas a volver a mí…? – retórico, Grazini, sabés que no hay promesas en combate…
Y Pedro trataba de responderle con todo el cuerpo dolorido por la distancia que su hombre le imponía, y Guille tenía muy mala recepción… Pedro sentía que Guille se le escapaba entre los dedos , que nunca iba a ser el momento para decírselo, que su idea, su deseo…
-Ay Pedro, de qué hablás, una señal…? ¿Soy pelotudo? ¿Qué señal Pedro, qué señal? Una bengala, un cañonazo, un aviso en el diario…
-Guille…
-No me boludees, Pedro… soy un hombre grande.
-Guille… -dijo tomándole la cara entre las manos- … una señal mía… no sé, pero vos sí vas a saber…”
-Y yo qué…  Pedro, esperando como un novio?
Pedro sonrió, cambió el tono y rozándole la oreja apenas con los labios susurró: -“¿Vos vas a estar esperando mi señal?”
-“Bueno, no sé, habrá que ver…depende…” Y Pedro sonrió: Guille había vuelto.
-“Boludo”.
-“Tontín”- y así diciendo, le llenó la carita de besos.
La alarma del reloj de Pedro sonó. Eran las 3.
………………………………………………………………………………….
La cita era en un muelle pequeño, detrás del puerto de frutos. A escasos 200 metros del puesto de gendarmería. Increíble.
Guille trataba de seguirle el paso sostenido a Pedro… ¿en qué momento su “chiquitín lindo” se había transformado en este hombre decidido, capaz de tomar su destino en sus manos? Y viéndolo así, lo amaba aún más.
-Es ahí- dijo señalando una escollerita vacía a unos 50 metros. –Creo que nosotros llegamos hasta acá – y Guille que estaba esperando para llorarse todo a que se vaya Pedro, apenas pudo darle forma a un par de palabras:
-¿Estás seguro Pedro?-… pero ya sabía la respuesta, que se dijo para sí, al mismo tiempo que Pedro lo decía en voz alta: -Tranquilo mi amor…
-Esto sí es una despedida, Cielito – y se abrazaron, largo, profundo, para siempre… Y Guillermo lo soltó, lo dejó ir… Pedro, más reticente… se alejó unos pasos, pero se volvió casi inmediatamente hacia Guille y sin acercarse, dijo en voz alta:
-Che, Graziani, “ Postiglione por estafas, a las 12”.
Guille que no le había sacado la vista de encima, miró sorprendido.
-Si, “Postiglione por estafas, a las 12”, ¿no te acordás? - y antes de que Guille pudiera decir nada, agregó: -Nos habíamos encontrado una vez, todo muy formal, muy profesional, y te llamé, a deshoras, para volverte a ver, y vos me dijiste “Postiglione por estafas, a las 12”, y fui, y en ese momento no tenía la menor idea de lo que me pasó –sonríe- ni me imaginaba, pero había algo, no sé, una alegría… un algo que me rondaba, y como no entendía lo que era le puse un nombre: “Postiglione por estafas a las 12”-. Guille lo miraba quieto sin reacción. Pedro, medio cortado, casi intimidado ante el silencio de su hombre, pero a la vez con orgullo, concluyó:
-¡Ni te acordás! Y sí, Graziani; “Postiglione por estafas a las 12”: el nombre que le puse a la ilusión de volver a verte…- Y Pedro le dedicó una última sonrisa con hoyuelos, que aún en al oscuridad de la noche se veía profundamente bella y triste, se dio media vuelta y se fue.
-Lentes de sol en día nublado, el saco más ridículo que yo haya visto jamás en el recinto – la voz profunda de Guille lo paró en seco, como un rayo. Sí que sabía… claro que sabía… – pantaloncitos para soñar, una sonrisa con inclinación de cabeza que casi me hace olvidar la apraxia a la mierda, lindo maletín, corbata y camisa perfectas, la absurda idea de no trabajar los viernes y los ojos más brillantes que yo haya jamás visto, esos, de los que uno se pasa buscando toda la vida… no, no me acuerdo de nada…-  y Guille lo miró, con esa mirada tan suya, que Pedro solo quiso correr a sus brazos. Y no lo hizo. Si lo hacía, ya no podrían separarse jamás…  Retórica, Beggio… YA no se podían separar más…

Y Guille se quedó, mirándolo acercarse a la vera del río, de espaldas, y prefirió esconderse detrás de una empalizada, para no estropear con su presencia la operación. En el silencio perfecto de la noche, Guille juró que podía escuchar los latidos del corazón de Pedro a pesar de los metros que los separaban. Y los latidos se aceleraron. Ruido de motor de lancha gasolera que se detiene.
–¿Vos sos el doctor que nos dijo Emilio?
– Nunca me doctoré- se dijo Guillermo a sí mismo.
–Nunca me doctoré – lo escuchó decir a Pedro casi al mismo tiempo
 -Para nosotros ya sos doctor, es lo mismo… subí y cuidado con el borde, no vayas a caerte al agua… bienvenido doctor-  y Guille juró estar viendo la sonrisa pequeña de Pedro. –Dale, Melena, nos vamos- y lentamente, la noche se fue tragando el ruido del motor, y con él… a Pedro.
Guillermo, apoyado de espaldas contra unas maderas, se fue dejando caer sentado al suelo. ¿Adónde se lo llevan a Pedro? ¡Quiénes son estos tipos? ¡Cómo lo dejé ir! ¿Y si era peor…? NO, este Pedro no actuaba a tontas y a locas… Este Pedro tenía que tener un plan… por favor, qué tenga un plan… ¿le había dicho te amo?
 No podía con su propio cuerpo, no podía parar de llorar… un llanto seco, retenido… no supo cuánto tiempo estuvo así, tal vez unos pocos minutos, cuando escuchó la voz:
-Guille, Guille, soy yo, Guille, ¿estás ahí, estás bien?
-¡Beto! - y Guille se arrojó a sus brazos. – Pedro se fue!!! Beto tratataba de contener a un Guille desgarrado, aniquilado, y el abrazo parecía otro abrazo, pero no: la otra vez, Guille sentía que lo había perdido… ahora, Guille sabía que Pedro era suyo, pero temía no tener las pelotas para vivir su no-presencia…
-Pero… Beto, ¿vos que hacés acá? ¿Cómo estás acá?
-Y… Guille… Pedro me avisó …- esquivándole la mirada a Guille
-¿Pedro…? ¿Qué estás diciendo? ¡Cómo que te avisó?!
-Y… sí, Guille… Pedro me llamó esta mañana, y me dijo que te viniera a buscar, acá, a esta hora, que ibas a estar solo y …bueno, hecho mierda… , y él no te quería sólo y desprotegido en la calle, sabés….-  “ Atorrante” pensó – “... esta mañana… antes de decirle que se iba sin él… SÍ, Pedro tenía un plan…” y Guille recuperó el brillo en la mirada…
-¿Y te dijo algo más Pedro?
-Sí, y sí…
-¿Y se puede saber qué más te dijo..?
Beto sonrió con el recuerdo: -Y… me dijo que… le rompa la boca a besos a Gabriela hasta que se dé cuenta de que es una boluda, que mantenga a raya, pero apoye a Marcos, que mime a Cuca, que te compre una regadera, que te cuide, a vos… y que termine la escuela y después me reciba de abogado… porque mientras él está afuera, se necesita a alguien para hacer justicia de verdad en el estudio…
-         -¿Y vos que le dijiste? - volviendo a no poder contener las lágrimas… -Demasiados planes para alguien tan chiquito… ¿no?
-          Y… Guille, le dije a todo qué sí…, vos sabés como es Pedro… cuando se planta… quien le puede decir que no?

……………
-Muchacho, doctor, acomódese y trate de dormir un poco… el viaje es largo… – y viendo la tristeza y el cansancio en el rostro de Pedro, agregó: -Seguro piensa que todo está perdido, pero todos empezamos desde ahí…  relajese, está entre amigos…
Pedro se acomodó en el asiento de madera: puso el bolso debajo la cabeza y se recostó lo mejor que pudo. Mejor cerrar los ojos antes de las primeras luces del alba… pero… dormir… el corazón le reventaba el pecho… ¡Ay, mi amor! Re-buscó en su cabeza algo que pudiera darle un poco de paz… si por lo menos se hubiera quedado con el saco de Guille, pero esta vez no se dio. POSTIGLIONE POR ESTAFAS A LAS 12, POSTIGLIONE POR ESTAFAS A LAS  12, POSTIGLIONE POR ESTAFAS A LAS 12, se repitió, se repitió y se repitió… hasta quedarse dormido…

Y ninguno de los dos lo supo, pero, sentado en el auto de Alberto, con la ventanilla abierta para llenarse del aire frío de la mañana… Guille pensaba exactamente en lo mismo…

“…Espérame y yo volveré
para que la muerte rabie…”
“ESPÉRAME” de Konstantin Simonov

Y para quienes quieran leer este bellísimo poema completo, tan de Pedro y Guille. Un poema de “trinchera”:

Espérame 
Espérame y yo volveré
pero espérame mucho.
Espérame cuando las tristes lluvias lleguen
y cuando el calor llegue, no dejes de esperar.
Espérame cuando ya nadie espere
y el ayer se haya olvidado ya.
Espérame aún cuando de lejos
mis cartas no lleguen más.
Espérame cuando ya todos
se cansen juntos de esperar.
Espérame y yo volveré.
No quieras bien te ruego
a los que repitan de memoria
que ya es tiempo de olvidar
aun si la madre o el hijo ya creyesen que no existo ya.
Deja que los amigos
sentados junto al fuego
se cansen de esperar
y beban vino amargo
en honor a mi recuerdo.
Espérame y con ellos
no te apresures a beber.
Espérame y yo volveré
para que la muerte rabie.
Aquél que nunca me ha esperado
tal vez dirá de mí
el pobre tuvo suerte.
No comprenderán jamás
los que jamás han esperado
cómo tú del fuego me salvaste
de cómo he sobrevivido
lo sabremos sólo tú y yo.
Es que sencillamente me esperaste
como nunca nadie me esperó.


Konstantin Simonov

46 comentarios:

  1. Gracias Ilgora por regalarnos a este Pedro valiente y decidido del que sin dudas se enamoró Guille. Oh amante y perfecto igual a mí, con las palabras de Whitman que hacen este amor entre pares, la historia más maravillosa que nos toca acompañar! Gracias por el amor a ellos y la pluma exquisita!

    ResponderEliminar
  2. Realmente maravilloso,esperanzador.....exelente narrativa.
    Sos una escritora de la ostia!!!!!!
    Espero más,más,más!

    ResponderEliminar
  3. Hermoso, Ilgora! La valentía de Pedro, su decisión, la contención a Guille. Esperar una señal, otra más en esta hermosa historia, pero esta vez, la señal del reencuentro, del fin de este mal momento, para poder estar juntos, disfrutando de este amor que se tienen y que ya los unio para siempre.
    Una vez más, gracias Ilgora por tan maravilloso relato!
    Siempre es un placer leerte!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Sol. vamos a sufrir un poco más... pero esta es una historia de la que todos sabemos el final!

      Eliminar
  4. Ilgora, sin palabras, excelente! bello bello, YA esperamos la continuación, esperamos sin cansarnos de esperar

    ResponderEliminar
  5. Que hermosa historia!! Me encanto. Estare al pendiente de la señal de pedro, hasta que el decida que es tiempo de volver! relato, triste, dulce... y ese hermoso sentiemiento que se llama “Postiglione por estafas a las 12” que nos enamoro a todos! Te felicito

    ResponderEliminar
  6. Maravillosa, como siempre lo son tus historias, Ilgora! Qué bueno que nos regales ese nombre, "Postigione por estafas, a las 12", a la ilusión que tenemos de volverlos a ver. Menos mal que esta historia continúa, porque me lloré todo con Guille, pero quedo esperanzada. Gracias!! San.

    ResponderEliminar
  7. Me lloré todo, no lo puedo evitar. Precioso, bello, esperanzador y al mismo tiempo desgarrador. Me quedo esperando la señal y repitiendo "Postiglione por estafas a las 12" quien sabe no resulte un buen balsamo para un alma rota. Mimi

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Te gustó Mimí? ¡Que bueno! Gracias por tu comentario!

      Eliminar
  8. ¡"Ni te acordás! Y sí, Graziani; “Postiglione por estafas a las 12”: el nombre que le puse a la ilusión de volver a verte…" Este "concepto que acuñaste es amorosamente encantador y verdadero: escucharlo remite a ese primer encuentro entre ellos, lleno de detalles y pequeñas complicidades que empezaban a delinearse y a todo lo que se abrió después..! Y el conmovedor, bellísimo poema de Simonov, cerrando este primer capítulo de esta historia tan original que nos regalás... Gracias Ilgora, por tanto. Abrazo, Nora.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que es así: la magia empezó en ese recinto en el 1er capítulo!!! y nos atrapó a todos... ah esos conejtos traviesos...

      Eliminar
  9. La verdad Ilgora un cuento distinto,me gusta el giro q toma la historia,me embarga una tristeza inmensa al verlo a Pedro irse dejándolo a Guille sólo en el muelle,Será siempre su destino separarse????y el gran Beto firme bancando la parada.No hace falta decirte lo magistral de tus escritos ,te superas .Espero la continuación me tenes intrigada majo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Majo!! ¿te gustan las de suspenso? Beto: un personaje injustamente destruido por sus creadores... merecía recuperar su lugar...

      Eliminar
  10. Ay q manera de llorar, que relato mas conmovedor. Sos Tan Genial Ilgora .Que tu imaginacion nos siga regalando mas de Pedro y Guille. Gracias !!

    ResponderEliminar
  11. Ilgora un relato bello, original y lleno de sentimiento. Un Pedro decidido, adulto y valiente y un Guille enamorado y mas vulnerable...una despedida muy triste pero con el brillito de la esperanza...un amigo de fierro como Beto que los contiene...no falto nada!!! Creo que ahora estamos todos repitiendo "Postiglione por estafas a las 12" para contener las lagrimas mientras esperamos la continuacion. Gracias! Maria Elena

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracoas María Elena, siempre enconrás todo lo que quiero poner... ¡qué bueno! La continuación, ya llega...

      Eliminar
  12. Me hiciste llorar... Siento que sigo en el mismo lugar que hace un poco más de dos meses con la diferencia que con tu relato sabemos con certeza que Pedro está vivo y que puede volver, a lo que Guille lo esperará.
    Te felicito mucho y espero la continuación MUY PRONTO!
    Gracias por tu escritura!
    Paula B

    ResponderEliminar
  13. Qué decirte Ilgora. Escribís “desde las tripas” diría Beto. Son tan bellos estos Pedro y Guille en tu pluma, emociona ver cómo los vas llevando, acariciando con las palabras, haciéndolos tan frágiles y fuertes. Verlos desangrarse de amor el uno por el otro y a la vez ver cómo priorizan al otro por encima de la propia felicidad de tenerlo al lado. Te lo he dicho y lo reitero: tenés magia Ilgora, producís un encantamiento en todos los que nos acercamos a tus historias. Aquí van algunos pases ilgorianos: “sabés que no hay promesas en combate”, “Postiglione por estafas a las 12: el nombre que le puse a la ilusión de volver a verte”, “Lentes de sol en día nublado, el saco más ridículo que yo haya visto jamás en el recinto”, “¿le había dicho te amo?”, “que mime a Cuca, que te compre una regadera, que te cuide, a vos”. Y encima ese poema! “Es que sencillamente me esperaste / como nunca nadie me esperó”. Y aquí me quedo, esperando que la maga Ilgora haga un pase mágico para que cuando volvamos del encantamiento nos encontremos con la continuación de la señal que todos estamos esperando.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias como siempre Grace. Vos bien sabés que la magia... está en la lectura! Abrazo grande!

      Eliminar
  14. Pluma mágica la tuya Ilgora!!! Me tocás el alma con tus historias y las lágrimas se me escapan...

    ResponderEliminar
  15. Ilgora!! Qué decirte!!! no puedo dejar de lagrimear!! Me pareció absolutamente hermosa esta historia!!! ASí tendría que haber sido el amor que nos robaron pero gracias que te tenemos a vos y al resto que nos regalan las historias que nos merecemos vivir!!!! Sublime! Mágico!! Maravillosooo!! GRACIASSSS!!!!

    ResponderEliminar
  16. Ilgora querida, no puedo parar de llorar. Es lo único que ahora puedo decirte. Hermoso, espero la continuación. Te quiero, Marisa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Graciasa Marisa, siempre un comentarios alentador... ya viene la continuación!

      Eliminar
  17. Ilgora querida! que llegue pronto la señal!. Es lindo ver a Pedro así de decidido y con un plan, pero mi corazoncito estalla por verlos juntos, asi que ¡a poner a trabajar los deditos! Espero la continuación! ( Guillermina Pedris)

    ResponderEliminar
  18. Ayyyy Ilgora, llorando... senti lo que ellos sintieron en ese momento y llorar fue lo unico posible... Escribis relindo, transmitis mucho con cada frase... siempre te digo lo mismo, es como si los estuviera escuchando. A mi lista ademas de Pedro papá hoy agrego Pedro "tan Graziani"... Me encanto! Gracias!!! Lau

    ResponderEliminar
  19. Hermoso Ilgora, escribìs con el corazòn en la mano. Cuànta tristeza y cuànto sentimiento envuelve a estos dos hombres locamente enamorados. Espero la señal que Pedro le darà a Guille, esperemos que llegue pronto, asì ya no sufren màs. Destaco tambièn los diàlogos con Beto. Pude leerlos con su voz, es increìble lo bien que captaste su esencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Beto se perdió en la tira por desidia. Si yo hubiera sido él, también me hubiera aburrido mortalmente! Me encantaba su personaje!

      Eliminar
  20. "Espérame y yo volveré"... Pedro y Guille viven en nuestra imaginación y la tuya, Ilgora, es excepcional. Un relato construido como una película cinematográfica. Dónde hay todo: acción, suspance, sentimientos, dolor, recuerdos. Esperanza. Esperanza en un futuro no contado pero entrevisto entre los pliegues del relato mismo. Dónde quién lee puede encontrar lo que busca. Adoro tu modo de escribir. Y leo "bebiendo" cada palabra.
    Olvidé: Ilgora, mi sed reclama la continuación.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Tenés razón, Antonia! Hoy más que nunca Guille y Pedro viven sólo en nuestra imaginación! ¡qué responsabilidad tenems todos! Y gracias por tu bello comentario... :)

      Eliminar
  21. Ilgora, ya te dije que amé esta historia... me duelen separados, pero este Pedro decidido y entero, me provoca lo mismo q a Guille, lo amo más...
    "-Y… sí, Guille… Pedro me llamó esta mañana, y me dijo que te viniera a buscar, acá, a esta hora, que ibas a estar solo y …bueno, hecho mierda… , y él no te quería sólo y desprotegido en la calle, sabés….- " y Pedro anticipándose al dolor de Guille, queriendo protegerlo, mandándole a Beto... una maravilla! Quiero la continuación!

    ResponderEliminar
  22. El Beto del comienzo de Farsantes, siempre me encantó: su relación con Guille, su relación con Pedro, incluso el enamorarse de Gabi... ese es el Beto que tenemos que mantener vivo! Y este es el pedro que siempre ví. Gracias por tu comentario!

    ResponderEliminar
  23. Vuelvo a leerlo y siento una belleza intima al igual que el primer di que lo leí. Gracias por traerme de nuevos bellos e imborrables recuerdos!!

    ResponderEliminar
  24. Bellísimo Ilgora, recién lo leo y me parece así, bello, de tu pluma encantada, con un Pedro dejando todo por cuidar a su amor y esa señal que parece que ya se grabó en ambos. Gracias y como recién comienza para mí espero el próximo. Besos y Gracias Lilita.

    ResponderEliminar