viernes, 3 de enero de 2014

Si no sobrevive (4ta parte) by Lupillar

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Pedro apoya su cabeza entre el hombro y el hueco del cuello de Guille, parece estar a punto de dormirse, pero se niega y se acomoda nuevamente, suavecito para no perder contacto con las caricias que le prodiga Guillermo.
Guille no sabe cuántas horas llevan allí. El llanto de Pedro lo desgarra, lo parte a la mitad, y la culpabilidad lo invade.
Recostados en el sillón, éste besa esa cabellera que huele delicioso, lo peina con los dedos despejando un poco la frente, desliza sus manos y abraza fuertemente el cuerpo de Pedro. Se contiene siquiera de rozar ese rostro porque se sabe que perdería el control. Estos momentos valiosísimos alegran su corazón pero sabe que se debe enfrentar a los miedos pero ante todo a  la rabia y el dolor de Pedro, debe aclarar cualquier duda generada durante esos cuatro años si desea recuperar su relación.
-          Tenemos que hablar Pedro- le susurra Guillermo.
Al escucharlo, Pedro viaja de regreso de donde su mente estuviera, cierra los ojos y suspira-
-          Si…debemos hablar.
Con renuencia se endereza, ésta es la oportunidad de la que hablaba Magnolia. Mira a Guillermo y por primera vez en mucho tiempo se siente confiado de sí mismo, sin temor de mostrarse tal cual es. Se levanta y le ofrece de nuevo un café. Se sientan uno frente al otro. Pedro toma aire y comienza por primera vez a relatar los sucesos que  nadie había  escuchado.
-          Camila me disparo en el tórax dos veces: el primero me afecto un pulmón y el segundo impacto rozó el intestino sin causar mayor gravedad. Al contrario de lo que se cree eso me salvo la vida, si los disparos hubieran sido directo al corazón o al vientre yo no estaría acá.

Guillermo lo escucha sin inmutarse, imaginarse nuevamente la escena lo lleva cuatro años atrás a experimentar el mismo dolor de aquel día.
-          Estuve en coma  por treinta días y tuve varias complicaciones, entre ellas  una sobreinfección del pulmón y una sepsis por Pseudomona, esa sí que realmente casi me mata- Pedro sonríe; vacío, gris, opaco.

-          Cuando fui consiente realmente de lo sucedido llevaba cuatro meses hospitalizado, con una nueva identidad, sentí enloquecerme. José siempre estuvo en contacto, era el único puente a mi pasado. Mi situación judicial no mejoraba así que lo único que quedaba era huir mientras se buscaba la relación entre el cartel, la muerte de Moravia y la implicación de tu hermano.


A Guillermo se le humedecen los ojos y un peso invisible de culpabilidad cae sobres sus hombros y su pecho. Se le seca la boca y no puede dejar de mirar cada reacción en el rostro de Pedro, grabarlas en su mente y sorprenderse de la fortaleza de aquel hombre.

Pedro relata el viacrucis por el que tuvo que pasar antes de regresar: su viaje a Chile por algunos meses, el moverse a Bolivia y de ahí a Brasil. Sin suficiente dinero, sin techo muchas noches, sin comida. Le cuenta la infinidad de veces que marco a su casa, al estudio, de cómo lo extrañaba y lo anhelaba en aquellos momentos y de cómo su relación con Franco lo quebró definitivamente. Pero antes de hundirse y morirse en la miseria como un perro realizo una última llamada, una llamada de agonía, de auxilio a sus primos; del encuentro con Marcial que sin dudarlo viajo a Brasil para traerlo de regreso, el seguir viviendo en las sombras hasta que el proceso diera resultados positivos, el contactarse nuevamente con José y trabajar en su regreso.

Fueron jornadas extenuantes; el deseo de regresar a su vida, él no estaba dispuesto a seguir viviendo en una farsa, su historia había sido arrebatada y había luchado por el regreso de ella, la tenía ganada y era suya por derecho propio.

Guillermo no tiene palabras, se siente ahogado y el peso de lo sufrido por Pedro le hace insignificante ante ojos de él mismo su propio dolor, se reprocha por milésima vez la decisión que tomo de comenzar una relación con Franco, su imaginación no alcanza pero si intuye saber la rabia de la que fue víctima Pedro en aquel momento. Y ahora en aquel preciso instante entiende la reacción que tuvo el joven cuando lo abordara ya hace un año, que imbécil, que pelotudo que había sido.

Se les van las horas, se abren plenamente, Pedro trata de estar tranquilo pero en ciertos momentos como cuando hablan de Franco se ve la ira fundida en sus ojos.

-          Pedro, en ningún momento te niego esa relación que trate por todos los medios de mantener a flote. No estabas a mi lado y yo…necesitaba llenar ese vacío…con lo que fuera trabajo, universidad, mi nieta, Franco…sobrevivir a la vida….sobrevivir un día al otro…

Pedro suspira y lo mira a los ojos; a Guillermo le parece increíble que a pesar de todo lo vivido aun conserve intacta esa mirada cristalina, se lee todo en esos ojazos y que aún viva fuerte y tenaz en esa profundidad los rasgos de una alma bellísima.

-          ¿Lo amás?- le pregunta Pedro con muchísimo temor
-          No Pedro, lo quiero mucho. Lo respeto, pero nunca lo he amado- Guillermo es contundente es su respuesta, no puede dejar dudas con respecto a sus sentimientos.
Pedro se levanta, se dirige a la ventana. Nuevamente aparecen ciertos miedos y eso lo percibe Guillermo.
-          Preguntáme Pedro, habláme…
-          Y ahora…que sigue Guillermo, que querés hacer, que hacemos con esto…
Guillermo lo sigue y suavemente le toma del brazo para que se dé la vuelta y lo mire, le agarra la cara con las dos manos.
-          Que sentís por mi precioso…
Pedro trata de esquivarlo, Guillermo no lo deja y busca insistente su mirada, se encuentra con los ojos inmensos anegados en lágrimas y por primera vez en mucho tiempo admite en voz alta sus sentimientos, los ha sentido incrementarse a pesar de todo, y a pesar del paso del tiempo; pero admitirlo frente a él es derrumbar otra barrera, tal vez la última.
-          Vos sos todo para mi…te amo…ahora más que antes.
Esas palabras perdidas en el tiempo, de un Pedro prófugo, antes teñidas de dolor hoy adquieren otra magia, otro color, otra sensación. Sin poder contenerse Guillermo llora, besa suavemente a Pedro, juega despacio con sus labios y se bebe las lágrimas. Lo abraza contenido de emoción.
-          Te amo Guille, nunca deje de hacerlo- Pedro se siente libre. Por fin.
Guillermo se suelta del abrazo y de nuevo toma el rostro de Pedro. Con la voz absolutamente quebrada.
-          Dame esta oportunidad… la última. Dejame borrar… todo lo malo que has vivido… por mi culpa… Pedro… Dame la oportunidad de demostrarte cuanto te amo…- Guillermo a punto de derrumbarse.
-          Vos no tenes la culpa de nada- lo abraza ahora Pedro enternecido.
-          …por mi…vos…- Guillermo explota en llanto, ahora es el momento de él exorcizar su dolor, aceptar ciertas culpas, abandonar ciertos pesos y lastres y aceptar responsabilidades como alguna vez se lo dijo a Pedro.
Se acomodan de nuevo en el sofá, no se pueden dejar de abrazar, es imposible. Se necesitan tocar, sentir sus cuerpos, su calor, sentir que ESTO es real, que ellos son reales. Del llanto sanador, pasan al reconocimiento. Pedro lo mira, repasa con sus manos y con los ojos el rostro de Guille y este lo mira a su vez, le toca las manos y le besa el dorso de cada una, besa los nudillos uno a uno adorándolo, repasa cada uno de esos dedos; largos, fuertes.
-          Me fascinan tus manos, siempre las recordaba con esa lapicera tuya o cuando tomabas ese celular.
Pedro sonríe, se acerca más a Guillermo y le acaricia el rostro con la nariz.
-          Me encanta tu voz, cuando hablas bajito…se pone ronca…me encanta.
Guillermo ríe, esa risa que tanto extrañaba Pedro. Se acarician los rostros mutuamente, se buscan las bocas y se funden en un beso verdadero, de labios, dientes, lenguas, un beso de pasión, un beso carnal, de deseo profundo.
Pedro impulsivo como siempre, necesitado de más cercanía le muerde los labios  a Guillermo, le toma del cuello de la camisa y lo acerca a su cuerpo, profundiza el beso con más pasión y éste se deja llevar, responde al pedido mudo de su precioso perdiendo el control y en un arranque posesivo se inclina sobre su cuerpo, arrinconando y recostándolo contra el sofá.
Pero en un momento de lucidez, Guillermo se separa apenas del rostro de Pedro, como le gusta mirarlo en estado de excitación…como lo recordaba en el delta…con la piel sonrojada, brillante, dispuesto, con esos ojos cerrados y la boca ligeramente abierta. Guillermo se pregunta si Pedro sabe lo exquisitamente sensual que es.
Pedro lo mira, con la respiración pesada.
-          Sos hermoso cielito.
-          …como decís eso…- tímidamente baja la mirada.
-          ¿no tenes ideas, ni de cerca que causas , que haces en mí, no?
-          A ver…decime- lo mira retador y con un brillo de picardía
-          Eh…cuidadito…mirá quien está arriba
Pedro estalla en risas, abraza a Guillermo y se acomoda mejor debajo de su cuerpo.
-          A ver Dr. Graziani…lo oigo
Para Guillermo escuchar nuevamente esa voz llamándolo de todas esas maneras lo alteran, y como en una montaña rusa lo entristecen o lo llevan a la felicidad. Y Pedro observa como los ojos de Guillermo pierden algo de brillo. Le acaricia el rostro como siempre le ha gustado.
-          Ehh Dr Graziani, no es momento para ponerse nubladito.
Se acerca más, lo mira a los ojos y con la voz ronca llena de emoción antes que se le vaya la inspiración y reteniendo la mano de Pedro en su rostro. Trata de plasmar en palabras las sensaciones que le ha causado desde que lo conoció.

-          Me haces amar la vida y reconciliarme con ella, me haces reconocerme como nunca antes y darme cuenta quien soy realmente: un hombre imperfecto, lleno de errores que tiene la suerte, el privilegio de amar a alguien perfecto como vos, me haces creer en el amor; en este amor tan inmenso que te tengo, de idolatrarte y amarte por encima de Dios y que él me perdone, pero es así. Me haces ilusionarme el día a día, el esperar segundo a segundo que pase y me acerque al momento en que te voy a mirar, así sea de lejos solo por el gusto de ver tu cuerpo, de ver tu rostro exquisito, me haces ver colores donde hay negro o gris, le has dado color a mi vida. Sos todo Pedro. El  complemento de mi vida. Así me odies, así me eches de tu lado, solo por el hecho de vos estar vivo y respirar este mismo aire, que existas en nuestro tiempo, en nuestro ahora y el saberte cerca con eso ya me inspiras para levantarme y ver el sol resplandecer.
Pedro traga saliva. No le quita los ojos de encima. Para él este arranque de aceptación, de verdad, de claridad rarísimo en Guillermo, le atenaza el corazón; jamás pensó escuchar palabras cercanas, parecidas salir de  su boca.

-          Cuando te creía ausente de mi vida, te juro por lo más sagrado que maldecía el vivir día a día…mi nieta…mi hijo siempre fueron la única motivación… por ellos no llegué a cometer una locura…pero nunca serán lo que sos para mí…sos mi vida, mi aire….Pedro sos mi razón de ser, yo existo por vos…para vos…y te agradezco…que aun…que aun…sin ser digno…me sigas amando.
Su alma se ha quebrado anteriormente y ese dolor no lo quiere volver a experimentar, pero aquí, en este preciso instante, con Guillermo mirándolo a los ojos y pronunciando aquellas palabras siente que las piezas se rearman, se juntan, vuelven a su lugar.
Es tan fuerte el sentimiento que despierta todo lo dicho por Guillermo que no atina a pronunciar palabra, el pecho estalla y llora en silencio, atrae su cuerpo y lo abraza estrechándolo fuertemente. Aceptándolo, aceptándose, perdonándolo, perdonándose.

Continúan hablando, aclarando momentos, lo deben hacer. Pasan las horas. Guillermo prepara el almuerzo ya a una hora demasiado tarde y mira por primera vez en el día el celular. Llamadas, cientos de llamadas. La primera en devolver; Fabián.
-          Hijito…
-          Pa, ¿dónde diablos estas metido?
-          Perdóname….no te avisé…
-          Que pasa, ¿estas mal?, ¡decime donde estas!
-          Con Pedro, desde la mañana.
-          ¡Avisáme para la próxima!, te llamé más de veinte veces…. ¿está todo bien?
Guillermo sonríe, mira a Pedro a su lado terminando de preparar una ensalada.
-          Está todo bien, hijito…mejor imposible.
-          …pfff…me tenías cagado del susto… ¿te espero a la noche?
-          Dale…hasta ahora vamos a almorzar…
-          Pa…Si vos estas bien, yo estoy bien, ¿lo sabes, no?
-          …si hijito…lo se…
-          Te quiero…
-          Y yo a vos…
Pedro lo mira y sonríe. Definitivo. Guillermo sabe qué no puede perderlo de nuevo. Ahora que lo ha recuperado no lo dejara ir.
Al terminar de almorzar se quedan en silencio, de esos silencios que se hacían cuando los sentimientos se empezaban a evidenciar por aquella época en que buscaban excusas para pasar momentos uno al lado del otro.
Silencios que traen reposo al corazón, cómplices y llenos de gestos que marcan el alma; caricias, besos dados en apenas roces, miradas penetrantes que expresan lo que las palabras no alcanzan a describir.
Al final del día, Guillermo se dispone regresar a su casa, una ambigüedad de sentimientos lo embargan; la alegría de saberse con una nueva oportunidad dada por la vida y por Pedro, y la tristeza de dejarlo nuevamente, por horas, pero con el temor que se repita la historia; aquella que quedó inconclusa esa mañana en el estudio que le pidiera quedarse al anochecer con él y que jamás llegaron a tener.
Al despedirse ve en los ojos de Pedro esa fortaleza que lo ha acompañado desde su regreso y se jura así mismo jamás resquebrajarla. Observarlo de cerca nuevamente con su nerviosismo característico le alegra infinitamente el alma y lo enternece. Y sabe al abrazarlo como en aquellas épocas donde lo sentía bajo la piel, con el aroma de su cuerpo y el amor intacto, que recuperar su confianza plena le costara tiempo y tal vez se le vaya la vida misma, pero ya no importa, él se encargara de irla ganando a pulso, minuto a minuto, día a día.
-          ¿Nos vemos mañana?- pregunta Pedro sorprendiéndolo
-          Mañana nos vemos, precioso. Con seguridad- sí, mañana….primera vez para Guillermo en cuatro años que el mañana no trae un ancla, no trae un peso invisible.

Al caer la noche Pedro recibe a Marcial y a Magnolia sonriente. Los abraza, les explica entre palabras atropelladas lo sucedido y ella entre lágrimas sabe por fin que se comienzan a resolver y caer las murallas impuestas por el dolor de Pedro. Para Marcial es otra historia; desconfía y duda pero entiende que Pedro es un hombre grande y sabe a qué riesgos se expone.

-           Sabes que no me gusta… ¿lo sabes no?
-          Si, lo sé-
-          No me meto Pedro, pero contas conmigo, acá estoy, al lado tuyo. Siempre.
Se abrazan fuertemente, Marcial su amigo y su apoyo. Siempre.
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Ahora como en una noche lejana, una noche que parece haber sido un sueño perdido en los años, se presenta en ambos el insomnio; pensándose, recordándose, no duermen pero es esta vez Guillermo quien da el primer paso, toma el celular y deja que sus emociones manden en él.

Hoy no fue un sueño, te tuve en mis brazos. Sos el amor de mi vida. Te amo Pedro. Te amo.

Pedro escucha el mensaje, lo lee y el llanto se mezcla con su risa. Cursi, ridículo…que importa, ya nada que no sea Guillermo nuevamente en su vida importa.
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Al verlo llegar al estudio Beto y Gaby saben inmediatamente que algo bueno pasó. Beto Le pregunta directo y como siempre, se  encuentra con evasivas, ¿qué se puede hacer?, nada, lo conoce y esa sonrisa grandiosa en el rostro de Guillermo dice más de lo que pueda admitir. Él con eso se conforma y se alegra, muchísimo.
La mañana trascurre en tranquilidad, Gabriela y Marcos recibiendo clientes de casos típicos y  Beto a punto de salir, ya en la entrada se tropieza con una gratísima sorpresa: Pedro acompañado por una mujer por demás bellísima.
Se saludan emocionadísimos, Pedro desde su regreso no tocaba el estudio y ahora el verlo allí era un evento para todos, un evento feliz. Al escucharlos Guillermo sale del despacho y lo ve, rodeado por su gente como si nunca se hubiera ausentado y lo embriaga una nostalgia que éste percibe a la distancia, se acerca tímido y en un arrebato Guillermo lo toma en un abrazo – Mi amor, ¿qué haces acá?- le susurra. – Vengo a invitarte a almorzar, ¿te molesta? Guillermo emocionadísimo niega, lo lleva al despacho, le acaricia el rostro, lo besa y le pide unos minutos para organizar y terminar ciertas cosas, mientras tanto Pedro lo ve hacer unos instantes hasta que Guillermo le exige que salga, que lo desconcentra.
-          Podríamos volver a trabajar juntos…- Guillermo comenta inquieto, espera la reacción de Pedro.
-          …Podríamos…si…- le sonríe Pedro.
-          Anda, esperame afuera y presentale Magnolia a Beto ¿viste Como la mira?…

Al salir se tropieza con Beto y su típica actitud nerviosa, el rubio no atinaba a mirarlo, tartamudea y Pedro le pregunta que pasa y este se fija directo en Guillermo-
-          Guille….
-          Que pasa Beto?
Indeciso ante la presencia de Pedro lo interroga con la mirada si puede hablar.
-          Dale Beto… ¿qué pasa?
-          Afuera….llego…Franco.
Pedro abre los ojos, se aclara la garganta y mira a un Guillermo descolocado y sorprendido, que pasa del escritorio pero es Pedro quien lo detiene.
-          Voy a prepararme un café…y te espero.- sin esperar respuesta sale hacia la cocina.

Guillermo se pregunta a que viene Franco, ¿acaso no había sido claro con él la última vez?
Continuará....

17 comentarios:

  1. Lucero...sos genia!!! Amo tus relatos!! Que catso quiere Franco ahora????? No nos hagas espersr mucho para el proximo!! Besos! Candela

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  2. Veníamos tan bien y cayó Franco. Que lo mande a la RMPMQLRMP como hace él lo antes posible!! Que her-mo-sa esa charla, que bueno poder sacar todo eso afuera. Te recontrafelicito Lucero, muy bueno. Y te cuento algo mas, esta vez no lloré, por fin me parece que me voy curando al fin!!! Tus historias eran con las que mas lloraba, así que es un buenísimo síntoma de mejoría. Muchas gracias y espero ver que la felicidad se consolide. MIMI

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  3. me encanta esta historiaaa!! Gracias Luceroo!! me dejaste con la intrigaaa

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  4. Bien Lucero! Al fin vencieron sus murallas estos dos. Muy emocionante el reencuentro. Y justo ahora que estaba todo bien ¡aparece de nuevo Franco! no hay derecho. Espero que esto no signifique una nueva separación, porque cuando se separan o están enojados es tremendo. Me encanta tu historia, la escribís "desde las tripas" como diría Beto y eso se nota. Abrazo grande.

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  5. Ay por favorrr! cuanta emociòn, cuanto amor, cuantas làgrimas (tambièn mias, muchas), cuantas verdades. Un reencuentro ideal, sensible, amoroso! Me encantò Lucero! Gracias!

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  6. Lucero me recontra encanta esta historia, un mimo sanador para nuestros corazoncitos!!! Cuando mencionaste "nubladito" en boca de Pedro se me caian las lagrimas, escribiste algo hermoso, muchas gracias de todo corazon por lo q escribis, amo tu trabajo y no me canso de decirtelo.

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  7. Me encanta, no sé que más decir...

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  8. lucero amiga del alma,sos una escritora memorable,vos sabes como amo lo que escribis y como te quiero amis,nunca jamas dejes de escribir ,tenes una mision en esta vida y es esta!!!!que capitulazoooooooo ,sufro con el dolor de Pedro ,por favor hechale fli a franco lo quiero lejosssss de guille si es posible en marteeeeeeeee.besos amiga cap 5 prontoooooo

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  9. Lucero que capítulo tan profundo y sentido, qué hermosa manera de derribar los muros que los separaban y permitirse reencontrarse desde lo profundo de sus almas y reconocer que se siguen amando incluso más que antes. Mandalo a Franco bien lejossssssssss por favor, si es posible a otro planeta (como diría Guille) así pueden estar juntos y tranquilos y reanudar su vida. Hermosa historia Lucero!!! María Elena

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  10. BELLISIMO CAPITULO DE ESTA INTERESANTE Y TIERNA HISTORIA DE AMOR!!

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  11. Que hermoso Lucero, al fin estos dos hombres dejaron de lado sus miedos y enfrentaron sus sentimientos. Que buen diàlogo, cuanto amor. Amo todo lo que escribìs, espero prontito la continuaciòn, a ver còmo se define todo con Franco.

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  12. ¿Lucero qué puedo añadir más? Has tocado cuerdas de mi íntimo tan sensible que he tenido que leer más veces antes de poder contener todas las imágenes y sensaciones que has suscitado con tu cuento. Espero la continuación, con ansiedad, porque sé que no me decepcionará. Gracias

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  13. Lucero,québello es verlos luchar el uno por el otro, el tener que pedir perdón... el perdonar,es realmente bellísimo,y muy real. Los veo, los veo todo el tiempo. Y ahora reapareció Franco? Qué cruel para Pedro, pero sé que Guille va a estar a la altura y chiquitín confía en él. ¿Cómo sigue?

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  14. Lucero, todo el dolor de Pedro, Guillermo acompañándolo y sufriendo con él. el perdón, el perdonarse, se tocan, se abrazan, se besan, se necesitan... cada palabra que escribiste me hizo sentir lo que ellos sentían. Gracias!
    Ahora, me queda una pregunta, que corno hace la amebaaaaaaaa ahí??? que tipo insoportable!!!!
    Espero ansiosa la próxima parte!

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  15. Lucero, que decirte que ya no te haya dicho... Genia, genia, genia!!! Que hermoso capítulo y cuanta sensibilidad amiga!!! Soy tu Fans número uno. Amo tus escritos.. por favor seguí escribiendo!!! (Guillermina Pedris / Sandrix)

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  16. Lucero! Que hermoso relato! Cuánto dolor, cuánto amor, cuánta dulzura y protección entre ambos. Una charla sincera, que se debían, necesaria para seguir adelante, para empezar a construír un futuro juntos. Pedir perdón y perdonar para poder seguir. Abrir el corazón y exponer los sentimientos, vaya que a Guille le cuesta, pero está ahí, por él, por Pedro, por lo que siente.
    Están ahí, en cada párrafo de tu historia, los veo, me los imagino.
    Gracias por compartir! Espero ansiosa ver cómo continúa, cómo se sacan de encima a Franco jaja.
    Saludos!

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  17. Me haces amar la vida y reconciliarme con ella, me haces reconocerme como nunca antes y darme cuenta quien soy realmente: un hombre imperfecto, lleno de errores que tiene la suerte, el privilegio de amar a alguien perfecto como vos, me haces creer en el amor; en este amor tan inmenso que te tengo, de idolatrarte y amarte por encima de Dios y que él me perdone, pero es así. Me haces ilusionarme el día a día, el esperar segundo a segundo que pase y me acerque al momento en que te voy a mirar, así sea de lejos solo por el gusto de ver tu cuerpo, de ver tu rostro exquisito, me haces ver colores donde hay negro o gris, le has dado color a mi vida. Sos todo Pedro. El complemento de mi vida. Así me odies, así me eches de tu lado, solo por el hecho de vos estar vivo y respirar este mismo aire, que existas en nuestro tiempo, en nuestro ahora y el saberte cerca con eso ya me inspiras para levantarme y ver el sol resplandecer. LUCERO ESTA ES LA MEJOR DECLARACION DE amor DESDE ROMEO Y JULIETA...sos lo mas amiga no tengo palabras....majo

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