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*******Pedro apoya su cabeza entre el hombro y el hueco del cuello de Guille, parece estar a punto de dormirse, pero se niega y se acomoda nuevamente, suavecito para no perder contacto con las caricias que le prodiga Guillermo.
Guille no sabe
cuántas horas llevan allí. El llanto de Pedro lo desgarra, lo parte a la mitad,
y la culpabilidad lo invade.
Recostados en el
sillón, éste besa esa cabellera que huele delicioso, lo peina con los dedos
despejando un poco la frente, desliza sus manos y abraza fuertemente el cuerpo
de Pedro. Se contiene siquiera de rozar ese rostro porque se sabe que perdería
el control. Estos momentos valiosísimos alegran su corazón pero sabe que se
debe enfrentar a los miedos pero ante todo a
la rabia y el dolor de Pedro, debe aclarar cualquier duda generada
durante esos cuatro años si desea recuperar su relación.
-
Tenemos que hablar Pedro- le
susurra Guillermo.
Al escucharlo,
Pedro viaja de regreso de donde su mente estuviera, cierra los ojos y suspira-
-
Si…debemos hablar.
Con renuencia se
endereza, ésta es la oportunidad de la que hablaba Magnolia. Mira a Guillermo y
por primera vez en mucho tiempo se siente confiado de sí mismo, sin temor de
mostrarse tal cual es. Se levanta y le ofrece de nuevo un café. Se sientan uno
frente al otro. Pedro toma aire y comienza por primera vez a relatar los
sucesos que nadie había escuchado.
-
Camila me disparo en el tórax
dos veces: el primero me afecto un pulmón y el segundo impacto rozó el
intestino sin causar mayor gravedad. Al contrario de lo que se cree eso me
salvo la vida, si los disparos hubieran sido directo al corazón o al vientre yo
no estaría acá.
Guillermo lo
escucha sin inmutarse, imaginarse nuevamente la escena lo lleva cuatro años
atrás a experimentar el mismo dolor de aquel día.
-
Estuve en coma por treinta días y tuve varias
complicaciones, entre ellas una
sobreinfección del pulmón y una sepsis por Pseudomona, esa sí que realmente
casi me mata- Pedro sonríe; vacío, gris, opaco.
-
Cuando fui consiente realmente
de lo sucedido llevaba cuatro meses hospitalizado, con una nueva identidad,
sentí enloquecerme. José siempre estuvo en contacto, era el único puente a mi
pasado. Mi situación judicial no mejoraba así que lo único que quedaba era huir
mientras se buscaba la relación entre el cartel, la muerte de Moravia y la
implicación de tu hermano.
A Guillermo se
le humedecen los ojos y un peso invisible de culpabilidad cae sobres sus
hombros y su pecho. Se le seca la boca y no puede dejar de mirar cada reacción
en el rostro de Pedro, grabarlas en su mente y sorprenderse de la fortaleza de
aquel hombre.
Pedro relata el
viacrucis por el que tuvo que pasar antes de regresar: su viaje a Chile por
algunos meses, el moverse a Bolivia y de ahí a Brasil. Sin suficiente dinero,
sin techo muchas noches, sin comida. Le cuenta la infinidad de veces que marco
a su casa, al estudio, de cómo lo extrañaba y lo anhelaba en aquellos momentos
y de cómo su relación con Franco lo quebró definitivamente. Pero antes de
hundirse y morirse en la miseria como un perro realizo una última llamada, una
llamada de agonía, de auxilio a sus primos; del encuentro con Marcial que sin
dudarlo viajo a Brasil para traerlo de regreso, el seguir viviendo en las
sombras hasta que el proceso diera resultados positivos, el contactarse
nuevamente con José y trabajar en su regreso.
Fueron jornadas
extenuantes; el deseo de regresar a su vida, él no estaba dispuesto a seguir
viviendo en una farsa, su historia había sido arrebatada y había luchado por el
regreso de ella, la tenía ganada y era suya por derecho propio.
Guillermo no
tiene palabras, se siente ahogado y el peso de lo sufrido por Pedro le hace
insignificante ante ojos de él mismo su propio dolor, se reprocha por milésima
vez la decisión que tomo de comenzar una relación con Franco, su imaginación no
alcanza pero si intuye saber la rabia de la que fue víctima Pedro en aquel
momento. Y ahora en aquel preciso instante entiende la reacción que tuvo el
joven cuando lo abordara ya hace un año, que imbécil, que pelotudo que había sido.
Se les van las
horas, se abren plenamente, Pedro trata de estar tranquilo pero en ciertos
momentos como cuando hablan de Franco se ve la ira fundida en sus ojos.
-
Pedro, en ningún momento te
niego esa relación que trate por todos los medios de mantener a flote. No
estabas a mi lado y yo…necesitaba llenar ese vacío…con lo que fuera trabajo,
universidad, mi nieta, Franco…sobrevivir a la vida….sobrevivir un día al otro…
Pedro suspira y
lo mira a los ojos; a Guillermo le parece increíble que a pesar de todo lo
vivido aun conserve intacta esa mirada cristalina, se lee todo en esos ojazos y
que aún viva fuerte y tenaz en esa profundidad los rasgos de una alma
bellísima.
-
¿Lo amás?- le pregunta Pedro
con muchísimo temor
-
No Pedro, lo quiero mucho. Lo
respeto, pero nunca lo he amado- Guillermo es contundente es su respuesta, no
puede dejar dudas con respecto a sus sentimientos.
Pedro se
levanta, se dirige a la ventana. Nuevamente aparecen ciertos miedos y eso lo
percibe Guillermo.
-
Preguntáme Pedro, habláme…
-
Y ahora…que sigue Guillermo,
que querés hacer, que hacemos con esto…
Guillermo lo
sigue y suavemente le toma del brazo para que se dé la vuelta y lo mire, le
agarra la cara con las dos manos.
-
Que sentís por mi precioso…
Pedro trata de
esquivarlo, Guillermo no lo deja y busca insistente su mirada, se encuentra con
los ojos inmensos anegados en lágrimas y por primera vez en mucho tiempo admite
en voz alta sus sentimientos, los ha sentido incrementarse a pesar de todo, y a
pesar del paso del tiempo; pero admitirlo frente a él es derrumbar otra
barrera, tal vez la última.
-
Vos sos todo para mi…te
amo…ahora más que antes.
Esas palabras
perdidas en el tiempo, de un Pedro prófugo, antes teñidas de dolor hoy
adquieren otra magia, otro color, otra sensación. Sin poder contenerse
Guillermo llora, besa suavemente a Pedro, juega despacio con sus labios y se
bebe las lágrimas. Lo abraza contenido de emoción.
-
Te amo Guille, nunca deje de
hacerlo- Pedro se siente libre. Por fin.
Guillermo se
suelta del abrazo y de nuevo toma el rostro de Pedro. Con la voz absolutamente
quebrada.
-
Dame esta oportunidad… la
última. Dejame borrar… todo lo malo que has vivido… por mi culpa… Pedro… Dame
la oportunidad de demostrarte cuanto te amo…- Guillermo a punto de derrumbarse.
-
Vos no tenes la culpa de nada-
lo abraza ahora Pedro enternecido.
-
…por mi…vos…- Guillermo explota
en llanto, ahora es el momento de él exorcizar su dolor, aceptar ciertas
culpas, abandonar ciertos pesos y lastres y aceptar responsabilidades como
alguna vez se lo dijo a Pedro.
Se acomodan de
nuevo en el sofá, no se pueden dejar de abrazar, es imposible. Se necesitan
tocar, sentir sus cuerpos, su calor, sentir que ESTO es real, que ellos son
reales. Del llanto sanador, pasan al reconocimiento. Pedro lo mira, repasa con
sus manos y con los ojos el rostro de Guille y este lo mira a su vez, le toca
las manos y le besa el dorso de cada una, besa los nudillos uno a uno
adorándolo, repasa cada uno de esos dedos; largos, fuertes.
-
Me fascinan tus manos, siempre
las recordaba con esa lapicera tuya o cuando tomabas ese celular.
Pedro sonríe, se
acerca más a Guillermo y le acaricia el rostro con la nariz.
-
Me encanta tu voz, cuando
hablas bajito…se pone ronca…me encanta.
Guillermo ríe,
esa risa que tanto extrañaba Pedro. Se acarician los rostros mutuamente, se
buscan las bocas y se funden en un beso verdadero, de labios, dientes, lenguas,
un beso de pasión, un beso carnal, de deseo profundo.
Pedro impulsivo
como siempre, necesitado de más cercanía le muerde los labios a Guillermo, le toma del cuello de la camisa
y lo acerca a su cuerpo, profundiza el beso con más pasión y éste se deja
llevar, responde al pedido mudo de su precioso perdiendo el control y en un
arranque posesivo se inclina sobre su cuerpo, arrinconando y recostándolo contra
el sofá.
Pero en un
momento de lucidez, Guillermo se separa apenas del rostro de Pedro, como le
gusta mirarlo en estado de excitación…como lo recordaba en el delta…con la piel
sonrojada, brillante, dispuesto, con esos ojos cerrados y la boca ligeramente
abierta. Guillermo se pregunta si Pedro sabe lo exquisitamente sensual que es.
Pedro lo mira,
con la respiración pesada.
-
Sos hermoso cielito.
-
…como decís eso…- tímidamente
baja la mirada.
-
¿no tenes ideas, ni de cerca
que causas , que haces en mí, no?
-
A ver…decime- lo mira retador y
con un brillo de picardía
-
Eh…cuidadito…mirá quien está
arriba
Pedro estalla en
risas, abraza a Guillermo y se acomoda mejor debajo de su cuerpo.
-
A ver Dr. Graziani…lo oigo
Para Guillermo
escuchar nuevamente esa voz llamándolo de todas esas maneras lo alteran, y como
en una montaña rusa lo entristecen o lo llevan a la felicidad. Y Pedro observa
como los ojos de Guillermo pierden algo de brillo. Le acaricia el rostro como
siempre le ha gustado.
-
Ehh Dr Graziani, no es momento
para ponerse nubladito.
Se acerca más,
lo mira a los ojos y con la voz ronca llena de emoción antes que se le vaya la
inspiración y reteniendo la mano de Pedro en su rostro. Trata de plasmar en
palabras las sensaciones que le ha causado desde que lo conoció.
-
Me haces amar la vida y reconciliarme
con ella, me haces reconocerme como nunca antes y darme cuenta quien soy
realmente: un hombre imperfecto, lleno de errores que tiene la suerte, el
privilegio de amar a alguien perfecto como vos, me haces creer en el amor; en
este amor tan inmenso que te tengo, de idolatrarte y amarte por encima de Dios
y que él me perdone, pero es así. Me haces ilusionarme el día a día, el esperar
segundo a segundo que pase y me acerque al momento en que te voy a mirar, así
sea de lejos solo por el gusto de ver tu cuerpo, de ver tu rostro exquisito, me
haces ver colores donde hay negro o gris, le has dado color a mi vida. Sos todo
Pedro. El complemento de mi vida. Así me
odies, así me eches de tu lado, solo por el hecho de vos estar vivo y respirar
este mismo aire, que existas en nuestro tiempo, en nuestro ahora y el saberte
cerca con eso ya me inspiras para levantarme y ver el sol resplandecer.
Pedro traga
saliva. No le quita los ojos de encima. Para él este arranque de aceptación, de
verdad, de claridad rarísimo en Guillermo, le atenaza el corazón; jamás pensó
escuchar palabras cercanas, parecidas salir de su boca.
-
Cuando te creía ausente de mi
vida, te juro por lo más sagrado que maldecía el vivir día a día…mi nieta…mi
hijo siempre fueron la única motivación… por ellos no llegué a cometer una
locura…pero nunca serán lo que sos para mí…sos mi vida, mi aire….Pedro sos mi
razón de ser, yo existo por vos…para vos…y te agradezco…que aun…que aun…sin ser
digno…me sigas amando.
Su alma se ha
quebrado anteriormente y ese dolor no lo quiere volver a experimentar, pero aquí,
en este preciso instante, con Guillermo mirándolo a los ojos y pronunciando
aquellas palabras siente que las piezas se rearman, se juntan, vuelven a su
lugar.
Es tan fuerte el
sentimiento que despierta todo lo dicho por Guillermo que no atina a pronunciar
palabra, el pecho estalla y llora en silencio, atrae su cuerpo y lo abraza estrechándolo
fuertemente. Aceptándolo, aceptándose, perdonándolo, perdonándose.
Continúan
hablando, aclarando momentos, lo deben hacer. Pasan las horas. Guillermo prepara
el almuerzo ya a una hora demasiado tarde y mira por primera vez en el día el
celular. Llamadas, cientos de llamadas. La primera en devolver; Fabián.
-
Hijito…
-
Pa, ¿dónde diablos estas metido?
-
Perdóname….no te avisé…
-
Que pasa, ¿estas mal?, ¡decime donde estas!
-
Con Pedro, desde la mañana.
-
¡Avisáme para la próxima!, te llamé más de veinte veces…. ¿está todo
bien?
Guillermo
sonríe, mira a Pedro a su lado terminando de preparar una ensalada.
-
Está todo bien, hijito…mejor
imposible.
-
…pfff…me tenías cagado del susto… ¿te espero a la noche?
-
Dale…hasta ahora vamos a
almorzar…
-
Pa…Si vos estas bien, yo estoy bien, ¿lo sabes, no?
-
…si hijito…lo se…
-
Te quiero…
-
Y yo a vos…
Pedro lo mira y
sonríe. Definitivo. Guillermo sabe qué no puede perderlo de nuevo. Ahora que lo
ha recuperado no lo dejara ir.
Al terminar de
almorzar se quedan en silencio, de esos silencios que se hacían cuando los
sentimientos se empezaban a evidenciar por aquella época en que buscaban
excusas para pasar momentos uno al lado del otro.
Silencios que
traen reposo al corazón, cómplices y llenos de gestos que marcan el alma;
caricias, besos dados en apenas roces, miradas penetrantes que expresan lo que
las palabras no alcanzan a describir.
Al final del día,
Guillermo se dispone regresar a su casa, una ambigüedad de sentimientos lo
embargan; la alegría de saberse con una nueva oportunidad dada por la vida y
por Pedro, y la tristeza de dejarlo nuevamente, por horas, pero con el temor
que se repita la historia; aquella que quedó inconclusa esa mañana en el
estudio que le pidiera quedarse al anochecer con él y que jamás llegaron a
tener.
Al despedirse ve
en los ojos de Pedro esa fortaleza que lo ha acompañado desde su regreso y se
jura así mismo jamás resquebrajarla. Observarlo de cerca nuevamente con su
nerviosismo característico le alegra infinitamente el alma y lo enternece. Y
sabe al abrazarlo como en aquellas épocas donde lo sentía bajo la piel, con el
aroma de su cuerpo y el amor intacto, que recuperar su confianza plena le
costara tiempo y tal vez se le vaya la vida misma, pero ya no importa, él se
encargara de irla ganando a pulso, minuto a minuto, día a día.
-
¿Nos vemos mañana?- pregunta
Pedro sorprendiéndolo
-
Mañana nos vemos, precioso. Con
seguridad- sí, mañana….primera vez para Guillermo en cuatro años que el mañana
no trae un ancla, no trae un peso invisible.
Al caer la noche
Pedro recibe a Marcial y a Magnolia sonriente. Los abraza, les explica entre
palabras atropelladas lo sucedido y ella entre lágrimas sabe por fin que se
comienzan a resolver y caer las murallas impuestas por el dolor de Pedro. Para
Marcial es otra historia; desconfía y duda pero entiende que Pedro es un hombre
grande y sabe a qué riesgos se expone.
-
Sabes que no me gusta… ¿lo sabes no?
-
Si, lo sé-
-
No me meto Pedro, pero contas
conmigo, acá estoy, al lado tuyo. Siempre.
Se abrazan
fuertemente, Marcial su amigo y su apoyo. Siempre.
_______
Ahora como en una
noche lejana, una noche que parece haber sido un sueño perdido en los años, se
presenta en ambos el insomnio; pensándose, recordándose, no duermen pero es
esta vez Guillermo quien da el primer paso, toma el celular y deja que sus
emociones manden en él.
Hoy no fue un sueño, te
tuve en mis brazos. Sos el amor de mi vida. Te amo Pedro. Te amo.
Pedro escucha el
mensaje, lo lee y el llanto se mezcla con su risa. Cursi, ridículo…que importa,
ya nada que no sea Guillermo nuevamente en su vida importa.
________
Al verlo llegar
al estudio Beto y Gaby saben inmediatamente que algo bueno pasó. Beto Le
pregunta directo y como siempre, se
encuentra con evasivas, ¿qué se puede hacer?, nada, lo conoce y esa
sonrisa grandiosa en el rostro de Guillermo dice más de lo que pueda admitir.
Él con eso se conforma y se alegra, muchísimo.
La mañana
trascurre en tranquilidad, Gabriela y Marcos recibiendo clientes de casos típicos
y Beto a punto de salir, ya en la
entrada se tropieza con una gratísima sorpresa: Pedro acompañado por una mujer
por demás bellísima.
Se saludan
emocionadísimos, Pedro desde su regreso no tocaba el estudio y ahora el verlo
allí era un evento para todos, un evento feliz. Al escucharlos Guillermo sale
del despacho y lo ve, rodeado por su gente como si nunca se hubiera ausentado y
lo embriaga una nostalgia que éste percibe a la distancia, se acerca tímido y
en un arrebato Guillermo lo toma en un abrazo – Mi amor, ¿qué haces acá?- le
susurra. – Vengo a invitarte a almorzar, ¿te molesta? Guillermo emocionadísimo
niega, lo lleva al despacho, le acaricia el rostro, lo besa y le pide unos
minutos para organizar y terminar ciertas cosas, mientras tanto Pedro lo ve
hacer unos instantes hasta que Guillermo le exige que salga, que lo
desconcentra.
-
Podríamos volver a trabajar
juntos…- Guillermo comenta inquieto, espera la reacción de Pedro.
-
…Podríamos…si…- le sonríe
Pedro.
-
Anda, esperame afuera y
presentale Magnolia a Beto ¿viste Como la mira?…
Al salir se
tropieza con Beto y su típica actitud nerviosa, el rubio no atinaba a mirarlo,
tartamudea y Pedro le pregunta que pasa y este se fija directo en Guillermo-
-
Guille….
-
Que pasa Beto?
Indeciso ante la
presencia de Pedro lo interroga con la mirada si puede hablar.
-
Dale Beto… ¿qué pasa?
-
Afuera….llego…Franco.
Pedro abre los
ojos, se aclara la garganta y mira a un Guillermo descolocado y sorprendido, que
pasa del escritorio pero es Pedro quien lo detiene.
-
Voy a prepararme un café…y te
espero.- sin esperar respuesta sale hacia la cocina.
Guillermo se
pregunta a que viene Franco, ¿acaso no había sido claro con él la última vez?
Continuará....
Lucero...sos genia!!! Amo tus relatos!! Que catso quiere Franco ahora????? No nos hagas espersr mucho para el proximo!! Besos! Candela
ResponderEliminarVeníamos tan bien y cayó Franco. Que lo mande a la RMPMQLRMP como hace él lo antes posible!! Que her-mo-sa esa charla, que bueno poder sacar todo eso afuera. Te recontrafelicito Lucero, muy bueno. Y te cuento algo mas, esta vez no lloré, por fin me parece que me voy curando al fin!!! Tus historias eran con las que mas lloraba, así que es un buenísimo síntoma de mejoría. Muchas gracias y espero ver que la felicidad se consolide. MIMI
ResponderEliminarme encanta esta historiaaa!! Gracias Luceroo!! me dejaste con la intrigaaa
ResponderEliminarBien Lucero! Al fin vencieron sus murallas estos dos. Muy emocionante el reencuentro. Y justo ahora que estaba todo bien ¡aparece de nuevo Franco! no hay derecho. Espero que esto no signifique una nueva separación, porque cuando se separan o están enojados es tremendo. Me encanta tu historia, la escribís "desde las tripas" como diría Beto y eso se nota. Abrazo grande.
ResponderEliminarAy por favorrr! cuanta emociòn, cuanto amor, cuantas làgrimas (tambièn mias, muchas), cuantas verdades. Un reencuentro ideal, sensible, amoroso! Me encantò Lucero! Gracias!
ResponderEliminarLucero me recontra encanta esta historia, un mimo sanador para nuestros corazoncitos!!! Cuando mencionaste "nubladito" en boca de Pedro se me caian las lagrimas, escribiste algo hermoso, muchas gracias de todo corazon por lo q escribis, amo tu trabajo y no me canso de decirtelo.
ResponderEliminarMe encanta, no sé que más decir...
ResponderEliminarlucero amiga del alma,sos una escritora memorable,vos sabes como amo lo que escribis y como te quiero amis,nunca jamas dejes de escribir ,tenes una mision en esta vida y es esta!!!!que capitulazoooooooo ,sufro con el dolor de Pedro ,por favor hechale fli a franco lo quiero lejosssss de guille si es posible en marteeeeeeeee.besos amiga cap 5 prontoooooo
ResponderEliminarLucero que capítulo tan profundo y sentido, qué hermosa manera de derribar los muros que los separaban y permitirse reencontrarse desde lo profundo de sus almas y reconocer que se siguen amando incluso más que antes. Mandalo a Franco bien lejossssssssss por favor, si es posible a otro planeta (como diría Guille) así pueden estar juntos y tranquilos y reanudar su vida. Hermosa historia Lucero!!! María Elena
ResponderEliminarBELLISIMO CAPITULO DE ESTA INTERESANTE Y TIERNA HISTORIA DE AMOR!!
ResponderEliminarQue hermoso Lucero, al fin estos dos hombres dejaron de lado sus miedos y enfrentaron sus sentimientos. Que buen diàlogo, cuanto amor. Amo todo lo que escribìs, espero prontito la continuaciòn, a ver còmo se define todo con Franco.
ResponderEliminar¿Lucero qué puedo añadir más? Has tocado cuerdas de mi íntimo tan sensible que he tenido que leer más veces antes de poder contener todas las imágenes y sensaciones que has suscitado con tu cuento. Espero la continuación, con ansiedad, porque sé que no me decepcionará. Gracias
ResponderEliminarLucero,québello es verlos luchar el uno por el otro, el tener que pedir perdón... el perdonar,es realmente bellísimo,y muy real. Los veo, los veo todo el tiempo. Y ahora reapareció Franco? Qué cruel para Pedro, pero sé que Guille va a estar a la altura y chiquitín confía en él. ¿Cómo sigue?
ResponderEliminarLucero, todo el dolor de Pedro, Guillermo acompañándolo y sufriendo con él. el perdón, el perdonarse, se tocan, se abrazan, se besan, se necesitan... cada palabra que escribiste me hizo sentir lo que ellos sentían. Gracias!
ResponderEliminarAhora, me queda una pregunta, que corno hace la amebaaaaaaaa ahí??? que tipo insoportable!!!!
Espero ansiosa la próxima parte!
Lucero, que decirte que ya no te haya dicho... Genia, genia, genia!!! Que hermoso capítulo y cuanta sensibilidad amiga!!! Soy tu Fans número uno. Amo tus escritos.. por favor seguí escribiendo!!! (Guillermina Pedris / Sandrix)
ResponderEliminarLucero! Que hermoso relato! Cuánto dolor, cuánto amor, cuánta dulzura y protección entre ambos. Una charla sincera, que se debían, necesaria para seguir adelante, para empezar a construír un futuro juntos. Pedir perdón y perdonar para poder seguir. Abrir el corazón y exponer los sentimientos, vaya que a Guille le cuesta, pero está ahí, por él, por Pedro, por lo que siente.
ResponderEliminarEstán ahí, en cada párrafo de tu historia, los veo, me los imagino.
Gracias por compartir! Espero ansiosa ver cómo continúa, cómo se sacan de encima a Franco jaja.
Saludos!
Me haces amar la vida y reconciliarme con ella, me haces reconocerme como nunca antes y darme cuenta quien soy realmente: un hombre imperfecto, lleno de errores que tiene la suerte, el privilegio de amar a alguien perfecto como vos, me haces creer en el amor; en este amor tan inmenso que te tengo, de idolatrarte y amarte por encima de Dios y que él me perdone, pero es así. Me haces ilusionarme el día a día, el esperar segundo a segundo que pase y me acerque al momento en que te voy a mirar, así sea de lejos solo por el gusto de ver tu cuerpo, de ver tu rostro exquisito, me haces ver colores donde hay negro o gris, le has dado color a mi vida. Sos todo Pedro. El complemento de mi vida. Así me odies, así me eches de tu lado, solo por el hecho de vos estar vivo y respirar este mismo aire, que existas en nuestro tiempo, en nuestro ahora y el saberte cerca con eso ya me inspiras para levantarme y ver el sol resplandecer. LUCERO ESTA ES LA MEJOR DECLARACION DE amor DESDE ROMEO Y JULIETA...sos lo mas amiga no tengo palabras....majo
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