Guille y Pedro, celulares by E.F.

(El texto toma la última parte del diálogo entre Guille y Pedro al final del capítulo 50 y a partir de ahí imagina la continuación)

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-Pensé que me gustaría estar con vos y … me gustarían tantas cosas pero no las voy a decir, no no, porque las decís y te quedás pegado …-

-Bueno lo digo yo, porque aprendí a mirarte y a conocerte … te quiero

-Decílo de nuevo, me hace bien …- sonríe y se afloja la corbata

-Que te quiero, que ya no me lo quiero negar más, se acabó Guillermo, se acabó …-

-Ay precioso – suspira y cierra los ojos – me gustaría estar con vos ahí

-Estás acá, siento que  estás acá –

-Sí, pero quisiera sentirte de otra manera –

-Yo también – cierra los ojos – yo también, pero …

-Pero? ….-

-Pensaba que podemos imaginarlo-

-¿Ah sí? – sonríe Guille

-Si – la voz se vuelve íntima – puedo imaginar que estás acá conmigo – se levanta, va hacia el baño y cierra la puerta con llave.

-¿Qué pasa? –

-Me encerré en el baño, no quiero que Camila interrumpa – dice mientras se sienta en el piso al lado del espejo – te decía que te puedo imaginar acá conmigo.

-Yo quiero estar ahí con vos Pedro –

-Entonces desealo, deseame –

-Claro que te deseo Pedro, desde la primera vez que te vi-

-Y yo a vos – la voz cada vez más sugerente - ¿estás solo?

-Sí, Fabián salió –

-¿En qué lugar de la casa estás? –

-En mi habitación, sentado en mi sillón, mirando la ventana, hablando con vos –

-¿Ya te cambiaste o estás como te vi hoy? –

-Pedro … Pedro – sonríe Guille – estoy igual … -

-Me gusta esa camisa, esa corbata –

-¿Qué es esto? ¿una conversación sobre pilchas? …-

-Shhh … no interrumpas Graziani, no es momento para esos comentarios – sonríe

-Ah no?, y para qué es momento? –

-Para que cierres los ojos y me sientas –

Guille obedece.

-Te decía que yo también te deseo desde que te vi, - continúa Pedro - me dejé seducir por tu voz, por tus ojos –

-¿Mis ojos?, ¿qué pasa con mis ojos? –

-Todo me pasa, cuando me mirás es … como si me tocaras –

-Y yo cuando me mirás … - se interrumpe

Adivina el pudor de Guille pero insiste - ¿qué? –

Suspira profundo – Cuando me mirás … es como si estuvieras dentro de mí –

-¿Dentro tuyo? – sonríe conmovido – ¿de qué manera?

-Pedro … no –

-Dale, ¿de qué manera?, quiero saber – sin tregua

-Como si me recorrieras, te siento intenso, provocador y eso me enardece –

-Y a mí cuando vos te acercás me cuesta respirar, me mareás. Cuando estás al lado mío no puedo dejar de mirar tus ojos, tu boca y entonces te miro para que te des cuenta de que me estoy muriendo, de que no doy más –

-Yo me doy cuenta precioso, pero me gusta provocar esa tensión en vos, atraerte más hacia mí, no decirte nada y que me digas todo, adivinarte. Tenerte cerca y desearte de la manera que te deseo y a la vez no permitirme tocarte, es enloquecedor para mí precioso –

Pedro cierra los ojos, siente su corazón aumentar su frecuencia – Quiero que me toques … –

-¿Cómo hago si no te tengo acá? – sonríe

-Pensá que sí … qué harías si yo estuviera ahí con vos? –

-Muchas cosas … –

-Decime una –

-Tu mentón, el hundimiento antes de llegar a tu boca, ahí … - se interrumpe - ahí me detengo … -

-Pero yo miro tu boca y me besás y es tan rico que quiero que sigas y quiero seguir-

-Por favor Pedro, comprendeme, soy un hombre grande, no estoy acostumbrado a estas cosas –

-Una vez me dijiste que si te dejabas llevar por lo que sentías me metías en un rincón y no me soltabas nunca más-

-Lo recuerdo sí – sonríe

-Eso no lo dice un hombre que se siente grande –

-Vos provocás eso en mí – reclina su cabeza en el sillón mientras una intensa agitación se va apoderando de él.

-Bueno, entonces quiero que me lleves a ese rincón y me cuentes qué me harías –

-No me vas a dar tregua ¿no? –

-Esta vez no, quiero todo de vos Guille y eso incluye cuando me pensás y cómo me pensás y yo quiero saberlo, sé que sos pudoroso y lo respeto pero en este momento necesito que me lo digas -

Suspirando - A este rincón te traería, donde estoy ahora, lejos de Camila. Abro la puerta y allí estás vos y esta vez no decimos nada porque entre nosotros ya está todo dicho, me acerco y nos abrazamos sin permitirnos un resquicio para la duda. Me siento entregado a vos y quiero avanzar y que avances. Me permito olerte, morderte, besarte y esta vez no me voy a detener. Por pura prepotencia de hombre enamorado vas a ser todo mío, no va a quedar lugar en vos que yo no reclame y posea –

Pedro siente que la voz de Guille le quema en el cuerpo. Una marea de excitación lo recorre.

-Yo dejo que me lleves y avanzo por tu boca, por tu frente, bajo por tu cuello, esa linda camisa ahora me estorba y te la saco y nos buscamos cuerpo a cuerpo, yo estoy apurado y …-

-… y yo te freno Pedro y te digo que vayamos despacio y de repente te veo desnudo frente a mí y me paralizo, me da vértigo lo que siento, pero vos venís a mí y me besás de nuevo y yo dejo de ser razonable si es que con vos alguna vez lo he sido y te arrastro hasta donde estoy ahora y nos apretamos el uno contra el otro, agitados casi no podemos respirar …-

A Pedro y a Guille les falta el aire en este momento, ambos viajan por las palabras tramando incendios el uno en el cuerpo del otro.   

-Y yo te deseo tanto mi amor, tanto – murmura Pedro a los oídos de Guille – que cuando me recorrés con tu boca, con tus manos, siento que me despierto entero para vos. Olés tan rico, me gusta tu piel Guille, es sabrosa y yo bajo lento por ella, probándola despacio, como lo soñé, como te soñé tantas veces –

-No puedo más Pedro y te tomo para mí y te llevo conmigo –

-Te poseo y sos mío, en este momento siento que sos mío – a punto del desmayo

-Mmm – la voz es sólo audible para Pedro - quiero morirme dentro tuyo mi amor, quiero quedarme ahí ¿me sentís Pedro? – silencio del otro lado - ¿me sentís precioso? –

Escucha del otro lado de la línea el gemido apagado de Pedro – Guille mi amor, quedate así conmigo –

-Me quedo precioso, mientras vos te quedes conmigo –

-No quiero que me sueltes, abrazame –

-Te abrazo ¿podés sentir mi abrazo? –

-Te amo Guille –

“… porque las decís y quedás pegado” se recuerda Guille, pero da el salto … – Te amo Pedro – su voz se quiebra.

Pedro lo escucha y sonríe estremecido, feliz.

El oído en los celulares, permanecen quietos, se escuchan aún en el silencio, los ojos cerrados, intensamente conectados el uno con el otro. Sólo ellos dos. Otra vez lo comprueban, nada hay más poderoso que esto que les pasa, nada hay más poderoso que ellos cuando están juntos.

Era inevitable, no podían no conocerse, no podían no amarse, no podían no estar juntos.

Guille sabe que nunca más podrá pensarse a sí mismo sin Pedro, Pedro sabe que nunca más podrá pensarse a sí mismo sin Guille.