El amor es un acto de verdadera libertad (2da parte) by Sol

"A veces hablamos de "Lo Nuestro". Lo Nuestro es ese indefinido vínculo
que ahora nos une. Pero cuando lo mencionamos es siempre desde fuera.
Decimos, por ejemplo, que "en la oficina todavía nadie se dio cuenta de Lo
Nuestro" o "que tal o cuál cosa sucedió antes de que empezara "Lo Nuestro".
Pero, en definitiva, ¿qué es lo Lo Nuestro? Por ahora, al menos, es una especie
de complicidad frente a los otros, un secreto compartido, un pacto unilateral.
Naturalmente, esto no es una aventura, ni un programa, ni -menos que menos-
un noviazgo. Sin embargo, es algo más que una amistad"

La Tregua. Mario Benedetti

Suena el timbre en el estudio. Son las 9.30. Marcos, Beto, Gaby y Guille están sentados en la sala de reuniones.
Guille: -Gabriela, ¿vos no entendés que hay vencimientos, que si no presentamos estos papeles a término vamos a tener que cambiar la fecha de la audiencia? Por favor, querida, un poco de concentración, no puedo estar en todo!
G: - Pero Guille, todavía hay tiempo, tengo hasta mañana, ya estoy terminando! Al mediodía presento todo.
M: - Guillermo, el vencimiento es mañana, ¿porqué tanto problema si lo podemos llevar hoy?
Guille: - Porque no me gusta dejar todo para último momento, Marcos. ¡Vos sabés como soy!
Y vos Beto, ¿Fuíste a hablar con Conrado?
B: - No, Guille, hasta las 10 no llega al hospital, pensaba ir en un rato.
Guille: - Muchachos, hagamos bien el trabajo. Necesito concentración, necesito que encaminemos los casos. No perdamos más tiempo!
Guillermo está sobrepasado. Quiere tener el control de todo lo que pasa en el estudio.
La realidad, es que quiere tener el control en lo laboral, para no pensar en lo personal. Ocupar su tiempo, su pensamiento en expedientes, vencimientos, papeles que redactar, casos que atender. No quiere tiempo libre que lo haga pensar, que lo haga sentir, que lo haga extrañar.
- ¡Hola Guille! - dice Juan mientras todos se levantan de la mesa dispuestos a retomar sus trabajos.

G: - Juan, qué alegría verte! Qué hacés por acá?. 
Guille se alegraba de ver a Juan, encontraba en él a un amigo leal, sincero, alguien que lo escuchaba sin juzgarlo. Alguien que lo entendía, que lo conocía de verdad.
J: - Salí de ver un cliente, estaba a unas cuadras y me dije: no podés no pasar a saludar a Guille.
¿Cómo estás, mucho trabajo? 
G: - Demasiado. Vení, vamos a mi despacho.
Ambos entran al despacho. Juan nota un clima tenso, algo raro, y sin vueltas pregunta:
J: - ¿Y Pedro? ¿Está en tribunales?
Guille mira a su amigo y sabe por dónde viene la charla, sabe de antemano que a Juan no puede ocultarle la verdad.
G: - No, Pedro no trabaja más aca. 
J: - Y por eso tu mal humor, ¿no? - afirma mientras busca con la mirada que Guille asienta.
G: - No estoy de mal humor, ¿porqué lo decís?
J: - Porque escuché recién a un Graziani con todas las letras discutir por pavadas con sus socios. Guille, te conozco, y sé que la tristeza la expresás con mal humor, que es tu manera de exteriorizar. ¡Contame qué pasó!
G: - Nada, simplemente decidí que Pedro no trabaje más acá, es lo mejor para él.
J: - ¿Y para vos? ¿Es lo mejor para vos?
G: - Juan, yo ya estoy grande, ya he vivido mucho. Pedro está esperando un hijo, es una situación insostenible en el estudio. Lo quiero proteger, está confundido ...
J: - Yo creo que está más seguro que nunca, Guille. Te confesó lo que le pasaba, le contaste que a vos te pasa lo mismo, no se de qué confusión hablás.
G: - De que está en una situación difícil, y yo lo quiero demasiado y lo quiero proteger. Mirá Juan, nunca sentí por nadie lo que siento por él. Cuando trabajábamos juntos estaba todo el tiempo pendiente de lo que hacía, de que estuviera bien, buscaba pasar el mayor tiempo juntos, me encontraba en situaciones riéndome distendido, disfrutando de trabajar en casos totalmente tediosos sólo por su compañía. Y ahora se me hace difícil no verlo, no compartir ese tiempo con él. Todas las manañas, desde hace dos semanas, llego al estudio y estoy esperando que llegue, que me suene el celular y ver su nombre. Y no pasa, y no va a pasar, porque yo le pedí distancia, le pedí que me suelte. 
J: - ¿Porqué sos tan jodido con vos mismo, porqué no te permitís decidir con él qué hacer, juntos, cómo llevar adelante esta situación? Pensalo Guille, te cambia la cara cuando hablas de Pedro, nunca te vi tan enamorado, ni siquiera cuando estábamos juntos - Juan se rie y consigue que Guille también sonría y repita de forma burlona lo que dijo su amigo.
G: - Ayer me escribió, me mandó un mail con archivos que yo necesitaba y me puso que me extraña.
J: - ¿Y vos qué le dijiste? ... Ya se, ni me digas, no le contestaste. Ay, Graziani, sos taaan particular, no se cómo ese chico te extraña - se ríe mientras se para para saludar a Guille. Lo abraza y le dice: Me voy, te dejo sólo así respondés ese mail. ¡Cuidate!
Guille queda sólo en el despacho. Prende la notebook y relee una y mil veces el mensaje de Pedro.

------

Pedro se levantó temprano. Desayunó y no aguantaba más estar en su casa, no aguantaba más a Camila y sus charlas sin sentido. Decidió salir a correr, a tomar aire, a despejar la mente. 
Cuando llegó al club, se encontró con Mariano, un amigo de la facultad y abogado penalista como él, quien se sorprendió al verlo.
M: - ¿Cómo estás Pedro? Hace tiempo no se nada de vos, che!
P: - Bien, Mariano, ¿vos? No sabía que venías a este club, nunca te vi por acá.
M: - Es que siempre vengo de noche, hoy vine temprano porque después tengo un día complicado en el estudio. ¿Vos, cómo va el trabajo?
P: - Estoy sin trabajo, por ahora, buscando nuevos casos.
M: - ¿No trabajás mas en lo de Graziani? Sabés que automáticamente te llevo a trabajar conmigo, sos de los buenos Beggio, ¡te quiero en mi equipo!
P: - Podría ser, eh. ¿Estás con mucho trabajo? Tengo tiempo libre y puedo darte una mano.
M: - Perfecto, te espero al mediodía en el estudio, te mando la dirección en un texto.

Pedro llegó a su casa a media mañana. Se bañó y acomodó su maletín, dejando toda la documentación lista para la reunión del mediodía. Miró su celular y vio el mensaje con la dirección del estudio de Mariano. Y un ícono que indicaba que tenía mails sin leer. Rápidamente abrió el correo y buscó entre los remitentes el único que quería recibir. Y efectivamente allí estaba, un mail de Guillermo.
No podía disimular la sonrisa. Abrió el mail y leyó:

De: Guillermo Graziani
Para: Pedro Beggio
Asunto: certificados
10:22 am

Pedro, gracias por los certificados. 
Ya terminé con el caso.
¿Cómo estás? 


Pedro sonrió. Podía imaginarlo a Guille pensando qué escribirle, buscando esas breves palabras que sin comprometerlo, le permitiesen mantener el diálogo.

De: Pedro Beggio
Para: Guillermo Graziani
Asunto:
11.00 am

Estoy, como puedo. Hoy me encontré con un amigo que tiene un estudio, en una hora tengo una reunión.
Voy a ayudarlo con algunos casos. 
Quisiera estar ahí, con ustedes. Pero entiendo y sé que es lo mejor.
¿Vos bien? ¿Alguna novedad en el estudio?


De: Guillermo Graziani
Para: Pedro Beggio
Asunto:
11.30 am

Me alegra que tengas esa reunión. Qué suerte quienes te tengan en sus filas de abogados.
Espero que tu nuevo jefe sea mejor que quien escribe.
Acá todo igual, el mismo ritmo de siempre.
Yo, como puedo.
Contame cómo te va en la reunión.
Me voy a tribunales, tengo un caso que resolver con Baunes. Imaginate lo felíz que estoy.

De: Pedro Beggio
Para: Guillermo Graziani
Asunto:
11.32 am

¿Con Baunes? ¿ O con Matías?

------

Pedro llegó puntual a la reunión. Mariano estaba con un caso y enseguida lo puso al tanto del trabajo en el estudio. Llegaron a un acuerdo y Pedro le pidió ya ponerse a trabajar. Había que llevar unos expedientes a tribunales, hacer firmar unos certificados y Mariano le pidió que se encargue.
Pedro no podía dejar de pensar en que Guille iba a estar allá, miraba en todos los rincones por los que caminaba para ver si lo veía. Dejó los expedientes en la oficina correspondiente y fue a retirar los certificados con las firmas que necesitaba, demorando en todo momento lo que más pudiese, con el único objetivo de encontrar a Graziani.
Ya se estaba resignando a no encontrarlo, cuando lo ve venir, frente a él, charlando animadamente con Matías. Su cara se transforma, no lo puede evitar, lo invaden los celos pero se controla.
Guillermo lo ve y se queda quieto, ya no existe ni Matías, ni tribunales, ni nadie que camine en ese momento por ese lugar.
Sonríe como sólo sonríe cuando está con Pedro, como cuando está felíz.
Ambos mantienen la mirada, se miran, se recorren, se observan, sonríen. Pero quietos, como si no existiese más que ese momento.
Pedro toma la iniciativa y se acerca. Se abrazan, con una necesidad de contacto con el otro, buscando esa unión que los rescata de esa soledad impuesta, como si ese abrazo los salvara de la angustia y les permitiera por unos instantes, minutos de felicidad.
Guillermo, racional como es, se separa de Pedro en un esfuerzo sobrehumano. 
Vuelven a sonreír, no saben qué decir.
Matías los interrumpe.
M: - Hola Pedro. Guillermo, ¿vamos? Nos están esperando.
Guillermo asiente, pero sin dejar de mirar a Pedro. No dicen nada, pero se dicen de todo. 
G: - Escribime - le dice a Pedro. - Escribime, por favor, no te olvides - le vuelve a repetir.
Pedro asiente, sonríe, y entiende que no todo está perdido. Que nunca nada fue más real y más inevitable que "ésto", que será cuestión de tiempo.
Pedro comprende el porqué de esta distancia. Y se vuelve a enamorar de este hombre que para protegerlo, resigna su felicidad. Y entiende que así como cuando se ven, las palabras sobran, ahora van a ser necesarias en este juego que abrió Guille, en este poner en palabras lo que sienten.

continuará ...