martes, 31 de diciembre de 2013

Y si la historia hubiera empezado mucho antes? (Capitulo final 1*) by Graciela Liliana

Gracias Acto de Fe Fanfiction por acompañar amorosamente este viaje en otra historia posible de Guille y Pedro

Lilita, Nora e Ilgora, almas hermosas, gracias por tanto



“Esto es sólo el comienzo y se va a poner peor te lo aseguro” le había dicho Guille a Pedro y no demora en comprobar que el escándalo de Ana no terminó entre las paredes del aula.

Al día siguiente desde la Facultad le dejan un mensaje en el estudio para que concurra lo antes posible ya que el decano desea hablar con él “sin demora” recalcan.

Guille sabe lo que se viene y decide no darles el gusto de ir “sin demora”. Trabaja en el estudio durante todo el día y ya es tarde cuando culmina con una jornada de trabajo intenso, entonces le pide a Cuca que cuide a Fabián hasta que vuelva y se dirige a la universidad.

El decano lo recibe amable pero distante, es ostensible su cambio de actitud hacia Guille. Le habla de las políticas de la Facultad respecto a conservar determinadas formas, le dice que un escándalo así perjudica la imagen institucional y resiente la autoridad del docente. Todos aprecian el nivel académico de Guillermo pero una institución de tanto prestigio como la que él dirige no puede por ética permitir ser señalada por el resto de la comunidad universitaria. Es por eso que se reunió el Consejo Académico y la decisión unánime es que hay que poner paños fríos y tratar de reducir el daño de modo que como medida preventiva se decidió separarlo en forma provisoria – “provisoria para siempre” piensa Guille – de la cátedra que tenía a cargo. Quedando ya poco para la finalización de la misma y habiéndose cumplido con la mayoría de los prácticos, se les entregará a los alumnos el resto de la bibliografía para que puedan preparar el final, cuya mesa presidirá - como circunstancia excepcional – el propio decano.

Guille lo escucha sin asombro. Tampoco esperaba demasiado de este hombre ni mucho menos de ese ámbito regido por principios conservadores y a la vez hipócritas, preocupado por mantener las formas y tapar cualquier conflicto que pueda modificar ese statu quo en el cual se asienta una anquilosada tradición de cientos de años de formación y práctica jurídica.

“Primero escondamos … después veremos qué conviene ir mostrando” piensa Guille.

Esta vez decide no discutir, no porque le falten argumentos sino porque cree que no vale la pena dar una batalla que le insumirá una energía que deberá destinar a otros frentes que está seguro se irán abriendo. Los efectos de lo que provocó Ana – está convencido – no van a terminar ahí. Y él tendrá que estar preparado para eso. Se despide del decano no sin antes …

-Está bien, haré como que le creo su discurso rebosante de “ética académica” y no voy a ser malpensado y a creer que toda esta decisión “consensuada” tiene que ver simplemente con mi vida privada y mis elecciones personales de las cuales jamás rendiré cuentas a nadie. No soy un hombre que exponga su vida a la mirada de los demás, pero sucedió, no lo pude evitar. Pero creo que no sólo quedó expuesta mi intimidad, a la que como cualquier persona tengo derecho a que se me respete, sino que puso a la vista el cinismo con que tanto usted como la institución se manejan. Hubiese preferido que tenga la valentía de decirme que me despide por homosexual, por puto y no que venga con todo este discurso hipócrita que no logra ocultar sus profundos prejuicios, la chatura de sus ideas y la pequeñez de lo que usted llama “ética” y yo llamo basura. No dejo de tener esperanzas con que algún día la formación de los futuros abogados no esté a cargo de retrógados como usted sino de verdaderos docentes que amen de verdad la abogacía y la enseñen con pasión. Eso es todo lo que le quería decir – se dirige hacia la puerta y desde allí se vuelve – ah!, y pido disculpas por mi falta de nivel académico, pero puede usted meterse su cátedra en el orto. Buenas tardes – y se va dando un portazo.

Pedro está saliendo de clase cuando ve de lejos a Guille que se dirige apurado hacia las escaleras, extrañado corre tras él.

-Guille! –

Escucha su voz y se detiene, Pedro lo alcanza en uno de los descansos. Ve sus ojos preocupados y aunque se siente cansado por dentro, le sonríe con ternura.

-¿Qué pasó mi amor? – “mi amor” en boca de Pedro es la caricia que necesitaba.

Suspira - ¿Te acordás que te dije que se iba a poner peor? – Pedro asiente – bueno, me recibí de adivino –

-Pero ¿qué pasó? – cada vez más preocupado.

-El decano acaba de informarme que a raíz del escándalo de Ana, quedo “provisoriamente” apartado de la cátedra, palabras más o menos, por supuesto que no soy boludo y sé que no tiene que ver con que mi ex mujer haya gritado sino con lo que dijo mientras lo hacía. El derecho Pedro, es un pequeño pueblo gobernado por mediocres y mezquinos que imponen las reglas sobre quién puede pertenecer o no. Y parece que yo no cumplo con los requisitos –

Agobiado de tristeza – No sé qué decir –

-Y no digas nada – sonríe con dulzura y luego de mirar que no viene nadie – pero si querés me podés abrazar ¿querés? -

Pedro no quiere otra cosa desde que lo vio. Prolongan el abrazo apretado y necesario.

-Ay Pedro … precioso – acaricia su rostro con ternura y naufraga en sus ojos.

Pedro le roza apenas los labios para hundir luego su boca en la de él. “Mago”, piensa Guille, porque cuando logra volver del beso la tristeza ha desaparecido.

Suspira acariciando los labios de Pedro – Pensándolo bien, esto no deja de tener su lado positivo – sonríe Guille.

-Y cuál es? –

-Que ya no soy tu profesor ni vos mi alumno. Sólo dos tipos que se cruzan en la escalera –

-Y vos besás a todos los tipos que cruzás en la escalera? –

-Mmm … no. Sólo a uno que me provoca insomnio desde que lo conocí –

-A mí también me pasa … lo del insomnio digo – roza de nuevo los labios de Guille – Estoy pensando que si ninguno de los dos puede dormir, tal vez podríamos disfrutar del insomnio juntos – sin perder de vista la boca de Guille.

-Atorrante … precioso y atorrante – rascando la incipiente barba de Pedro – dale, por ahora utilizá el insomnio para estudiar.

Pedro pone cara de que esperaba otra respuesta.

Guille se da cuenta y como distraído comenta - Pensaba mañana pedirle a Marcos y a su mujer que lleven a Fabián a dormir a su casa – Pedro toma nota – y todavía creo que queda papa, lechuga y tomate.

-Pienso más en otro tipo de menú – lo mira a los ojos provocador

-Ah sí? – mirando su boca

Pedro asiente – Te voy a sorprender Graziani, no te vas a poder resistir –

-Eso espero precioso … eso espero –

Y de nuevo besarse en el descanso de la escalera. “Si alguien nos ve y le molesta, sólo puede ser de envidia” piensa Pedro y se ocupa de lo único que le importa, la boca de Guille, “mi única adicción” y deja de pensar.



Es sábado y Guille decide ir al estudio a revisar un caso del que se tiene que ocupar el lunes sin falta. Deja a Fabián una vez más en casa de Cuca, donde sabe que va a ser amorosamente malcriado.

Está totalmente concentrado cuando escucha la puerta de entrada y a los pocos segundos ve entrar a su socio.

-Marcos, nunca venís los sábados, ¿qué pasó hoy? – le pregunta sin dejar de trabajar.

-Necesito hablar con vos Guillermo – recién ahí repara en la seriedad de Marcos. Deja los papeles a un lado.

Le señala el asiento – Te escucho, decime –

Guille ve que esta es una de las raras ocasiones en que a su socio le cuesta hablar.

-Dale Marcos, estás hablando conmigo, ¿qué pasa? –

Su amigo baja la vista incómodo.

-Mirá Guille, ayer no quise comentarte esto porque a mí mismo me sorprendió y al comienzo pensé que era joda, pero luego comenzaron a caer los llamados. Para no joderte le pedí a Cuca que me los pasara todos a mí. No pude dormir en toda la noche dándole vueltas al tema y cómo decírtelo –

Guille se recuesta sobre el respaldo del sillón, fijos los ojos en Marcos, esperando que su amigo termine de decir lo que él intuye.

-Me llamaron los principales clientes del estudio Guille – tose para aclarar la garganta – me dijeron que se habían enterado por colegas del escándalo que provocó Ana en la universidad, bah, en realidad por lo que dijo ella. Imaginate - sonríe incómodo – yo no entendía nada, no sabía qué carajo estaba pasando –

Guille suspira cansado – Y qué te dijeron Marcos? –

– Que bueno, que … que ellos no querían ser salpicados por lo que estaba pasando, algunos me dijeron que estaban evaluando si seguir con nosotros o buscar otro equipo de abogados y tres de ellos directamente dijeron que no seguían – lo mira acorralado – y yo no sé qué hacer Guille, esto se está yendo al carajo hermano.

-Yo sé Marcos, yo sé - apoyando sus brazos en el escritorio – entiendo todo lo que pasa y te entiendo a vos –

-Pero por qué no me dijiste nunca nada?, somos socios además de amigos Guillermo. De haberlo sabido hubiera podido reaccionar de otra manera …-

-No te voy a pedir disculpas Marcos, no te voy a pedir disculpas. Yo nunca hice de mi vida privada un puterío y vos lo sabés. Y qué querías que te dijera? ¡ojo Marcos! Descubrieron que me gustan los tipos, ¡llamá a todos los clientes y deciles que se queden tranquilos que soy puto pero que no voy a intentar nada con ellos! ¿eso querías decirles?. ¿Yo te he preguntado cuántas veces has adornado la frente de tu mujer con cuanta mina se te cruzó? – Marcos baja la mirada y niega con la cabeza - ¿entonces?, mirá: con quien me acuesto es cosa mía y no lo voy a charlar con vos, sencillamente porque pertenece al ámbito de mí intimidad, ¿me estás oyendo?, mí intimidad Marcos. Alguna vez dejaste que los quilombos que tenés con tus mujeres interfirieran en el trabajo? – su socio niega en silencio – bueno, yo tampoco. Así que no me vengas con esas pelotudeces. No me vengas a que te explique ahora quién soy. Soy el mismo tipo que conociste hace años y que estuvo en tu casa miles de veces con tu mujer y tu hija. Dejame de joder Marcos.

-Yo sigo siendo tu amigo Guille –

-Demostralo entonces – inclinándose hacia él – hablá de frente. ¿Qué te pidieron? ¿qué condiciones te pusieron para quedarse en el estudio? – Marcos duda y él se impacienta - ¡la puta madre Marcos hablá de una vez! –

-Me dijeron – otra vez aclarar la garganta – que no tenían problema en seguir en el estudio – pausa – pero solamente conmigo – la voz tiembla – me dijeron que no quieren que vos sigas con ellos, que está todo bien con vos y reconocen que sos un gran abogado pero que no quieren que lo ocurrido afecte su imagen –

Guille permanece en silencio.

-Además – “hay además” piensa Guille - ¿te acordás del tipo que quiso entrar a trabajar acá?, ese Robles. Bueno, el hijo de puta anduvo diciendo de todo sobre vos a quien lo escuchara. ¿Podés creer que encima empezó a trabajar con uno de nuestros clientes? –

-Puedo sí, puedo creer eso y mucho más – siente un abatimiento extremo en todo el cuerpo.

Mirando a su socio – Muy bien Marcos, vamos a dejar de hacernos los boludos. Lo que acá se está planteando es el futuro de este estudio y los dos sabemos que para que pueda seguir yo me tengo que abrir, es así –

-Pará, pará Guille, no –

-Es así Marcos, es así. Si yo sigo acá esto se hunde, nos vamos a quedar sin ningún cliente. ¿Es una situación de mierda?, sí, es una situación de mierda y no tenemos espalda para soportarlo. Es un estudio relativamente pequeño que está comenzando a crecer pero no tenemos un piso mínimo para soportar el temporal que se viene si se nos van todos los clientes. Económicamente no vamos a poder sostenernos esperando que esto pase. Hay que tomar una decisión y yo con todo el dolor del alma la tomo en este mismo momento –

-¿Decisión? ¿qué decisión? –

-La única razonable. Me voy, te vendo mi parte. No pongas esa cara!, me la vas pagando de a poco. Te aseguro que no bien sepan que me voy, los clientes que se fueron van a volver –

-Vos estás en pedo Guille si pensás que yo voy a permitir que te vayas –

-No hay otra alternativa Marcos. Si me quedo no vamos a poder salvar nada y en lugar de uno vamos a ser dos los que nos quedemos a juntar los escombros. La cosa es conmigo, sólo conmigo –

-Entendé que yo no podría perdonármelo nunca Guille, levantamos esto juntos, somos amigos de toda la vida. No puedo permitir esto –

-Lo vas a permitir, lo vas a permitir. Y vamos a seguir siendo amigos, eso no va a cambiar. Además, si no te quedás con el estudio ¿a quién le pido ayuda cuando lo necesite? ¿eh? – le sonríe, luego va hacia él, lo obliga a levantarse y lo abraza – sos como de mi familia Marcos y Fabián te adora y yo no estoy dispuesto a perder eso.

Marcos se seca las lágrimas con el dorso de la mano, por encima de lo que le pasa, a Guille le apena profundamente ver a su socio y amigo en ese estado. Sabe que le va a resultar difícil pilotearla solo. Siempre se complementaron. Decide hablar con un abogado amigo de él para que esté cerca de Marcos y le ayude a buscar otro socio para el bufete.

-Vamos a hacer así. Vos vas a llamar a todos los clientes y les vas a decir que a partir de la semana que viene yo voy a quedar desvinculado del estudio y que vos vas a quedar al frente. De esa manera los tranquilizás. Yo voy a seguir viniendo unos días más para dejar listos y encaminados los casos que tengo, y después sólo tendrías que hacer el seguimiento o ir a alguna de las audiencias pero quedaría todo armado. Pero oficialmente yo retiro mi firma a partir del lunes –

-No voy a ser capaz de llevar esto sólo –

-No seas pelotudo Marcos, no te voy a dejar solo, voy a venir las veces que necesites hasta que se haya reorganizando todo y además te voy a ayudar a mirar currículums para incluir a un nuevo socio o socia, no, mejor socia no – sonríe – va a estar todo bien, no te preocupes. Igual siempre vas a poder contar conmigo, siempre - palmeando a su amigo en la espalda – y ahora andá a tu casa, este fin de semana descansá porque se vienen semanas movidas – Marcos vacila, se ve agotado – andá dale.



Guille se queda solo al fin, lo necesitaba. Se reclina sobre el respaldo del asiento, mira su despacho, los objetos familiares, siente los olores conocidos. Recorre luego el estudio despacio, deteniéndose un poco en cada lugar, la cocina, la parrilla de los asados, el patio con sus plantas, se sienta allí, en ese, su lugar favorito. Apoya los codos en la mesa y esconde su rostro entre las manos. El llanto le sube por la garganta y él deja que la angustia y el dolor lo inunden todo, necesita exorcizarlos, ponerlos afuera, delante de él, sólo así será capaz de irse de ahí, de poder seguir aún cuando no sepa hacia dónde.

En pocos días su vida se convirtió en un tembladeral, un sismo que arrasó con todo y ahora está ahí, despojado de cara al futuro de toda seguridad, todo lo que parecía estable de repente se desvaneció. Se da cuenta en ese momento a cuántas cosas estaba aferrado, cosas que creía sostenían su vida y que bastó un solo y definitivo movimiento suyo para que se derrumbaran.

Se seca las lágrimas, ya está. Todo eso que ahora está mirando lo pone detrás de él, no lo volverá a mirar. Es pasado. Lo que construya de aquí en más comienza ahora. Piensa en Fabián y en que no puede permitirse sentirse débil. Piensa en Pedro y allí lo invade el misterio, él deberá tomar decisiones con respecto a su futuro y al de su hijo que no sabe si Pedro acompañará. Lo que sucedió hoy lo convence de que no puede atarlo a su destino. Entender esto lo desgarra, pero lo ama demasiado para cargarle el peso de sus decisiones que por otra parte no sabe dónde lo llevarán. Decide en ese momento renunciar a él aunque eso signifique morirse en vida.

“Me estoy muriendo precioso, me estoy muriendo” piensa y de nuevo el líquido salado que anega los ojos y baja por la garganta. Irremediable.




Guille decide no decirle nada a Pedro sobre su decisión. Sabe que no la va a aceptar y que lo va a seguir y él no lo puede permitir.

Fabián se va esa noche a dormir a la casa de Marcos.

Guille siente que el cuerpo le pesa como si sostuviera el mundo.

Esta es la última noche con Pedro y quiere que sea especial. Prepara unas pastas con una salsa casera que le enseñó la mujer de Marcos y compra el mejor vino cabernet que encuentra.

Prepara la mesa con esmero y se viste para Pedro.

A medida que se aproxima la hora, la tristeza lo va amarrando y el nudo en la garganta es inevitable. 

Alguien parece que le abrió la puerta de abajo, porque escucha el ascensor que se abre y luego el timbre y su corazón, que si no se calma va a explotar.

“Es mejor para él Guillermo, es mejor para él” trata de convencerse a sí mismo, porque de otra manera no va a poder dejarlo ir, no va a poder.

Tras la puerta lo esperan esos ojos inmensos sin los cuales no sabe cómo va a vivir.

Pedro lo mira y sonríe enamorado.  Entra, se aproxima a Guille, lo besa suave – Qué lindo estás – le susurra al oído, lo huele – y ese perfume tan rico.

Guille lo deja hacer. Luego toma el rostro de Pedro entre las manos y lo besa con pasión.

Apartándose apenas – ¿Tenés hambre? –

-Sí, pero ya estoy saboreando el menú – muerde la boca de Guille.

-Atorrante, mi atorrante – le tiembla la voz y tose para disimular – dale vení, no vas a creer la comida que te preparé.

-¿Ensalada de lechuga y tomate? – divertido

-Puede ser, puede ser – se ríe Guillermo.

Saca el vino de la heladera, descorcha la botella y llena una copa.

-¿Una sola? ¿no pensás convidarme? Eh! Qué tacaño Graziani! –

Guille se la acerca.

-Dale, tomá, pero no todo –

Pedro toma y saborea despacio mientras se aproxima más a él, deja la copa por la mitad y se la alcanza a Guille, quien bebe el resto y deja la copa vacía sobre la mesa. Se besan profundo, en sus bocas el vino sabe a frutas exquisitas y misteriosas, a cedro, a chocolate.

-Me gusta el sabor del vino en tu boca – susurra Guille intenso.

Pedro siente que Guille lo va llevando a otro lugar y se deja, se abandona. Y no puede ni quiere dejar de besarlo.

Guille logra separase con esfuerzo – Ahora quiero que pruebes lo que cociné para vos –

-Me gusta lo que estoy probando – responde Pedro que de nuevo busca la boca de Guille.

-Esperá, esperá precioso, despacio ¿sí? – dice acariciando su barba.

Resignado – Sí, despacio –

Guille va hacia la cocina y comienza a colar las pastas, las vuelca en una fuente. Pedro mientras corta un pedazo de pan para probar la salsa que huele como los dioses.

-No no no no no no no. Andá a la mesa –

-Pero quiero probar, dale, dejame –

Guille suspira, nunca puede decirle que no a nada y menos hoy. Toma un poco de salsa con la cuchara de madera y se la acerca a Pedro.

-Mmm … está buenísima! –

-Buenísima … buenísima – sonríe – andá a sentarte que ya sirvo.

-Como usted ordene señor – y hace la venia sonriendo.

Guille sirve los dos platos. Llena ahora sí dos copas con vino.

-Por vos, por mí, por nosotros – levanta la copa Pedro

-Por nosotros – tiembla la voz de Guille.

Restregándose las manos – Y ahora a probar esta delicia, tengo mucha hambre Graziani –

Mientras cenan Pedro piensa que nunca se sintió tan pleno, cuando está con Guille todo se acomoda, las cosas tienen sentido y un por qué. Desde que lo conoció le resulta imposible imaginar su futuro sin él. Sí que la vida lo sorprendió, con ese hombre que está frente a él, tan serio a veces, cercano e intenso otras, malhumorado y gentil, tan sorprendente, tan suyo como nadie lo fue nunca.

Piensa en eso cuando siente la mirada de Guille y en ese momento lo recorre un temblor extraño, una ligera inquietud, pero es apenas una sensación, un leve movimiento en el aire que apenas registra y queda alojado en algún rincón olvidado de sí mismo.

Guille lo observa intentando fijar en su memoria cada uno de sus gestos, las expresiones sutiles difíciles de detectar salvo para él, sus ojos que lo aman, la voz suave y de delicioso acento que se vuelve más grave, más sugerente, en el momento del amor.

Guarda para sus sentidos su perfume, el sabor de la piel de Pedro en su boca que prueba una y otra vez, mientras lo está amando y ruedan como ahora por las sábanas, buscándose en todos los rincones, sin tregua, los huesos deshaciéndose, la agonía gozosa de sentirlo estallar dentro de él, para siempre suyo, para siempre de él. Lo posee con desesperación y su cuerpo guarda en la memoria cada caricia para poder recordarlas y traerlas de vuelta cuando la soledad lo habite en las oscuras e interminables noches que lo esperan sin Pedro.

Pedro se duerme abrazado a él, feliz y ajeno a todo. Guille no quiere dormir,  en una suerte de vigilia repasa una y otra vez el cuerpo de Pedro mientras duerme. Aparta las sábanas con suavidad para no despertarlo y poder mirarlo a través de la tenue luz que se filtra por la ventana, así, desnudo después del amor, las suaves ondulaciones de la piel, las líneas de su cuerpo. Acerca su rostro al de él y aspira el aire suave, dulce que escapa de su boca. Escucha su respiración tranquila, huele su piel cercana y amada. Pedro tiene un leve estremecimiento, Guille lo cubre de nuevo, pero no lo puede evitar ni quiere y desliza su boca, rozándolo apenas, por su cuello, sus hombros, su pecho, su vientre, su ombligo, su cintura, su sexo. Pedro ya no duerme, permanece con los ojos cerrados mientras sonríe con placer al descubrir a Guille nuevamente amándolo – “amo tus insomnios Graziani” piensa -  y se deja incendiar lenta, amorosamente, una y otra vez.

A la mañana siguiente Guille lo despierta con el desayuno en la cama.

-Me voy a mal acostumbrar Graziani – dice mientras le da un beso y arremete con las tostadas y el café – tengo mucha hambre ¿por qué será? – y lo mira provocador.

Guille le sonríe y no puede evitar un dejo de tristeza. Otra vez esa sensación dentro Pedro que de nuevo descarta.

-¿Cuándo volvemos a vernos? –

-Mmm … yo te llamo. Hay mucho trabajo retrasado en el estudio y Marcos me pidió que lo ayude –

-¿Te puedo llamar? –

-Mejor no precioso. Yo te llamo no bien tenga un rato libre. Vos aprovechá para preparar finales. Mi abogado – acaricia con ternura infinita ese rostro amado – mi hermoso abogado.

Pedro le regala esa sonrisa amplia que ilumina todo, lo atrae hacia él y lo besa.

-Bueno – llegó el momento tan temido – dale, levantate, Marcos me avisó que ya está viniendo con Fabián – mentira por supuesto pero si no lo hace ahora ya no va a poder – y si te ve así ya no va a creer que sólo sos un amigo que viene de visita.

-Cuando te desocupes un poco podríamos armar otra cena para los tres ¿qué te parece? – despreocupado Pedro.

-Me parece bien ... me parece bien –

Pedro toma su mochila y antes de abrir la puerta se vuelve.

-Llamame –

-Claro precioso –

Pedro lo besa y se está yendo cuando Guille en un arrebato le saca la mochila, toma su rostro entre sus manos y lo besa como nunca antes, Pedro responde con la misma intensidad. Luego se quedan mirando, la respiración entrecortada.

-Te amo Pedro. Con toda mi alma precioso, sabés eso ¿no? –

Pedro sonríe y lo abraza – Yo también te amo Graziani, sos lo único en mi vida – le susurra.

Guille ve la puerta del ascensor cerrarse detrás de Pedro que lo saluda sonriente. Entra en la casa, como un autómata va hacia la cama, cae en ella, toma las sábanas que todavía conservan el calor y el perfume de Pedro, se cubre con ellas y las huele, las besa una y otra vez, y grita desgarrado y llora hasta quedar vacío.

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Continua en:

4 comentarios:

  1. Que linda esta historia de AMOR para cerrar este..pero esta historia de AMOR no se cerrará ni terminará nunca por lo menos asi lo es y será siempre para mi. Muchas gracias por compartirla!!

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  2. ..."Piensa en eso cuando siente la mirada de Guille y en ese momento lo recorre un temblor extraño, una ligera inquietud, pero es apenas una sensación, un leve movimiento en el aire que apenas registra y queda alojado en algún rincón olvidado de sí mismo.

    Guille lo observa intentando fijar en su memoria cada uno de sus gestos, las expresiones sutiles difíciles de detectar salvo para él, sus ojos que lo aman, la voz suave y de delicioso acento que se vuelve más grave, más sugerente, en el momento del amor.

    Guarda para sus sentidos su perfume, el sabor de la piel de Pedro en su boca que prueba una y otra vez, mientras lo está amando y ruedan como ahora por las sábanas, buscándose en todos los rincones, sin tregua, los huesos deshaciéndose, la agonía gozosa de sentirlo estallar dentro de él, para siempre suyo, para siempre de él. Lo posee con desesperación y su cuerpo guarda en la memoria cada caricia para poder recordarlas y traerlas de vuelta cuando la soledad lo habite en las oscuras e interminables noches que lo esperan sin Pedro"...

    ¡Y después de esta belleza, pretendés que uno pueda seguir leyendo o escribiendo?... Ay Grace... ni irme a vivir a la "Salina Grande" me recupera de esto!!!!! Genial!!!

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  3. Recuerdo la primera vez q lei este cap - me dio tanta tristeza y ahora semanas despues siento igual q antes, me invade una gran tristeza - pero t agradezco infinito q compartas tus historias, de verdad q llenan un vacio muy grande - gracias otra vez

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  4. Re leo esta historia... qué hermoso capítulo, se siente a pleno el dolor de la inevitable despedida. Y el amor inocente de Pedro enternece el alma. Felicitaciones por la escritura!! y gracias por compartirla!!!!!!! Susy

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