-¡Qué hijo de puta! Propio de un hijo de puta, pero esto no termina así.
Vos, todavía, no entendés con quien te estas metiendo. Quiero ver si todavía
vas a tener esa bonita sonrisa de idiota en la cara, cuando tengas que bailar
como yo digo.
Furioso, Miguel Ángel Mendoza baja las escaleras de servicio de la
fiscalía; no tiene tiempo para esperar el ascensor y, francamente, no tiene
gana de ver a nadie.
Lo vuelve loco descubrir que le sacaron el despacho, que
probablemente lo trasladarán a alguna fiscalía periférica, olvidada por Dios y
que Miller no tiene intención de detenerse ahí.
-¡No voy a estar satisfecho hasta que logre meterte preso!
Lo dijo sin la más mínima vacilación y él lo entendió, esta vez, tiene
que preocuparse, porque si Miller hizo referencia a la cárcel entonces, algún
indicio o prueba, tiene que haber llegado a sus manos.
Pero, ¿Cuál? ¿Qué?
"No, es inútil pensar. Sólo pierdo tiempo. Tengo que sacarlo del
medio, no hay otro remedio. Me obliga a hacerlo, yo no lo quería. ¿Pero si él
me provoca qué puedo hacer? En esta fiscalía no podemos estar los dos, o se
queda él o me quedo yo y yo, ciertamente, no quiero dejarle el campo
libre.”
Además de ésta, tiene otra cuenta pendiente, gracias a su accionar, ni
siquiera disimulado, perdió el nombramiento de Procurador de la Fiscalía; lo
tenía en las manos y Miller hizo que fuera para otro.
Sin contar que se volvió el nuevo novio de Guillermo.
“¡Por cierto que Guillermo no perdió tiempo en reemplazar a Pedro! ¡Yo
que contaba con saborear y disfrutar del largo y dulce gusto de ver su
sufrimiento, en cambio, el puto lo reemplazo sin pensarlos dos veces! ¡Quiere
decir que, vengándome de Miller, mató dos pájaros de un tiro y voy a gozar de
la humillación de Guillermo!”
Sube en el coche y parte raudo, en la mente ya tiene claro lo que debe
hacer.
Llega a una zona suburbana, bastante aislada, llama al teléfono de un
delincuente que conoce; un tal Néstor, implicado en el narcotráfico y en una
seguidilla de robos, cuyo expediente llegó a su escritorio y allí se quedó,
porque pensó que podría utilizarlo en caso de necesidad.
Siempre es oportuno un tipo de pocos escrúpulos, suficientemente
inteligente para no ser descubierto, para que haga trabajos "sucios"
en absoluta confianza.
Si no estuviera tan enojado, Miguel Ángel sonreiría por el juego de
palabras, pero la ironía, se sabe, no ha sido nunca una de sus cualidades.
-Te espero en el lugar de siempre. Media hora, nada más. Si tardas,
mañana te despertas en la cárcel y vos sabes que no estoy jodiendo.
La amenaza surtió efecto porque, veinte minutos después Néstor se
presentó a la cita.
Mira alrededor y luego, con actitud indolente y circunspecta, se asoma a
la ventanilla del coche.
-¿Qué es lo que quiere tan urgente?
Miguel Ángel no lo mira a la cara mientras le contesta.
-Necesito que hagas un trabajo. Rápido, limpio y, sobre todo, sin
hacer preguntas.
-De lo contrario?
-En caso contrario todas las pruebas que están en mis manos terminan en
manos de un fiscal.. por así decir.. muy activo, en este momento. Y vos
terminas en la cárcel por mucho.. mucho tiempo. ¡Decidí!
-Hay poco que decidir. ¿Qué tengo qué hacer?
-Tenés que secuestrar a un tipo.
Un secuestro. Sólo pensar la posibilidad, hace parar las antenas de
Néstor.
-¿Agarrar a un hombre?
-Vos lo narcotizas, lo atas y me lo traes envuelto como un regalo.
-¿Y quién sería el tipo?
Un instante de silencio precede la respuesta que estalla como una bomba.
-Miller. Tenés que llevarme a Miller, el joven fiscal que investigó
el homicidio de Beggio,
- ¿Estás loco? Un fiscal de la Nación. Y como voy a hacerlo, el tipo
siempre está bien custodiado.
Ahora Miguel Ángel sonríe, y la sonrisa hace erizar la piel de
Néstor...porque la mirada, por el contrario, es letal.
-Es simple. Basta con decirle que tenés que hablarle de mí, que tenés
que entregarle la pistola que uso siempre y que, además utilicé para matar a un
hombre. Miller no va a preguntar a quién maté o como llegó a tus manos, no te
preocupes, estará demasiado contento por tenerme atrapado, como para entender
que cayó en una trampa. Tenés que insistir que venga sólo a la cita, porque no
confías en nadie.
-¿Eso es todo?
- También tenés que decirle, que te amenacé y que, ahora, quiero que
hagas una cierta cosa en contra de un tal Graziani.
-¿Graziani? ¿El abogado?
-Sí. Graziani, el abogado. Vas a ver que enseguida te hace caso.
-¿A qué número tengo que llamar?
-Es este, es su despacho. Llama ahora, delante mío que quiero escuchar
que cosa te dice ese hijo de puta.
Néstor hace lo solicitado y, en pocos minutos, la cita está fijada.
-¡Es un estúpido! Va a terminar en la trampa sin darse cuenta de nada.
Te recomiendo, lo quiero vivo.
-¿Cómo lo duermo?
-Con esto.
Le entrega una pequeña jeringa llena de líquido transparente.
-Sacas el capuchón y, cuando te acercas para entregarle la pistola,
simulas tropezar. Te caes encima y le inyectas el líquido en un brazo.
-¿Hace efecto inmediatamente?
-No va a tener tiempo de entender nada. El efecto es inmediato. Átalo y
me lo llevas. Te espero ahí, dentro de dos horas. No te equivoques. No voy a
tolerar errores.
Miguel Ángel queda esperando la vuelta de Néstor y, mientras tanto,
planea sus próximos movimientos.
Dispone de poco tiempo y no tiene la posibilidad de encontrar otro
refugio dónde tener secuestrado a Miller; debe, por fuerza, llevarlo a su casa.
"Nadie puede sospechar de mí, es inútil que tenga dudas o
escrúpulos, y además nadie conoce esta casa de fin de semana”
Néstor cumplió con su palabra, dos horas precisas y llega con un bulto
de color azul; para no despertar sospechas, dice.
Dentro el cuerpo de Miller, dormido y atado.
-¿Alguien te vio?
-Nadie. ¡Fue más fácil de lo que
pensaba!
-¿La pistola?
- No tuvo ni siquiera tiempo de tocarla.
Cargan el cuerpo en el auto y lo cubren con una manta, luego Miguel
Ángel se marcha.
Llega a la casa, entra en el garage, toma el bulto y lo arrastra hasta
una pequeña puerta; más allá de la puerta, escaleras que conducen a un local
oscuro y casi en penumbras.
Arrastra el cuerpo hasta las cañerías que suben hacia el techo, allí
encadena a Miller y coloca esposas en sus muñecas.
Luego, sin mirar hacia atrás, se va, cerrado la puerta detrás de él.
Muchas tiempo pasa antes que Miller recobré el conocimiento.
Comprende inmediatamente que está atado y encadenado en alguna parte
pero, para descubrir algo del entorno que lo circunda, necesita que la vista se
acostumbre a la poca luz.
El ambiente no es muy grande, decididamente sucio, con rejas
rectangulares y pequeñas colocadas casi cerca del techo.
Un olor desagradable, de comida rancia y excrementos, lo alcanza y
repugna.
Luego, de repente, advierte una forma extraña, humana, en un rincón
lejano.
-¿Quién es? ¿Quién sos?
No recibe respuesta.
-La puta madre. ¿Quién sos? ¿Quiero verte? ¿Quién sos?
-¿Y vos quién sos? ¿Por qué estás acá?
-Sabes muy bien quien soy, hijo de puta. ¿Quién te puso acá para
controlarme, no te dijo que estás haciendo guardia a un fiscal de la Nación?
Es mordaz Miller al contestar, lo írrita no lograr tener el cuadro
completo en el que se encuentra.
-¿Un fiscal? Tiene que estar completamente desesperado Mendoza para
llegar a secuestrar a un colega suyo.
Miller se para enseguida, todos los sentidos en alerta; si aquel hombre
no está ahí para controlarlo, entonces quién es?
-¿Quién sos? ¿Te conozco? ..
El silencio parece tragar todo.. luego un ruido de pasos y cadenas que
se mueven.
-¿Es otro secuestrado? Dios mío pero Mendoza está completamente loco.
La luz, de repente, ilumina un rostro… un rostro que Miller reconoce
enseguida a pesar del extremo deterioro.
-¿Pedro? ¿Sos Pedro Beggio? ¿Pero cómo hizo ese hijo de puta? ¿Cómo
diablo lo hizo?
-¿Y vos sos José Miller? .Extraño modo de conocerte Miller
No termina a la frase y Pedro cae al suelo, perdiendo el conocimiento.
"No es posible. ¡No es posible! ¿Cómo diablo hizo Mendoza para
hacer creer que Pedro estaba muerto? Como es posible que Camilla no haya dicho
nada. Fue a la cárcel acusada del homicidio del esposo. Como podía no saber que
Pedro estaba vivo si fue ella la que reconoció el cuerpo. Y luego Beto lo vió.
Vió su cadáver. ¡Qué hijo de puta!”
Miller no logra acercarse mucho a Pedro. Las cadenas los mantienen
alejados.
Lo que ve lo llena de horror.
Demacrado, la ropa y el pelo sucios, barba larga, cara exhausta.
A diferencia de él, Pedro esta encadenado a un tobillo; por eso escuchó
un ruido de cadenas cuando se acercó.
Lentamente Pedro recobra el conocimiento y comienza a sentarse.
-No logro entender. Algo se me escapa de toda esta historia. ¿Si no
estuviera implicado Beto; o bien, si Camila no hubiera sido procesada y enviada
a la cárcel por tu homicidio, podría hipotetizar mil escenarios posibles pero,
estando así las cosas, cómo es posible que Mendoza te haya secuestrado y
retenido prisionero mientras todos lloran tu muerte?
La furia de Miller provoca una sonrisa resignada en el rostro de Pedro.
-Es un psicópata. Nadie se da cuenta pero es una persona extremadamente
peligrosa. Capaz de aprovechar cada circunstancia y de las debilidades de quién
lo rodea con tal que hacer mal a Guillermo y de salvar su propio pellejo.
-Contáme. ¿Te disparó Camila realmente?
-Sí. Estaba llenando un bolso por huir con Guille cuando ella regreso al
departamento. Discutimos un largo rato, fíjate que quería huir junto con
nosotros dos, luego me preguntó de quien estaba enamorado. Mi respuesta no le
gustó y me disparó. Dos disparos en el pecho. No entendía nada, perdí el
conocimiento y, luego, me desperté en una habitación de hospital.
-¿Por qué no te pusiste en contacto con alguien? ¿Nadie pudo ayudarte?
-Era un manicomio Miller. A los enfermeros les dijeron que era un asesino
serial, con manías de persecución, que un policía me disparó para defenderse.
Qué padecía de desdoblamiento de personalidad y que, cuando estaba en el papel
de "Pedro Beggio" era particularmente peligroso. Lo intenté, sólo
Dios lo sabe cuánto intenté huir, pero cada vez me drogaban para volverme
inofensivo.
-¡Qué hijo de puta!
-Miguel Ángel había chantajeado al doctor, estoy seguro de eso. De
aquella habitación de hospital sólo salí para cambiar de prisión; me sedaron y
me trajeron acá para tenerme atado como un perro rabioso.
-Pero cómo logró…
-Disfrutó mucho al contármelo. Al parecer Camila, después de dispararme,
salió a buscar ayuda. Llamó a Miguel Ángel que inmediatamente llamó a una
patrulla de policías de su confianza. El plan era que Camila debía volver a
casa, encontrar mi cuerpo y llamar a la policía. Inmediatamente tendría que
intervenir la patrulla de los policías arreglada por Miguel Ángel, que tenía la
tarea de hacer desaparecer las pruebas en contra de Camila.
-¡Sólo que primero llegaron Beto y Guillermo!
-Sí. Su llegada cambió todo. Beto llamó a la policía antes que Camila,
la patrulla de los policías, en cambio, no lo sabía e intervino igual. Una vez
en el lugar, se percataron pronto que no estaba muerto, llamaron a Miguel
Ángel y me trasladaron rápido a aquel manicomio.
-Pero Camila vio tu cadáver en la morgue. Hizo el reconocimiento. Fue a
la cárcel condenada por tu homicidio.
-No. Camila, realmente no vio mi cadáver. Miguel Ángel, hábilmente la
manipuló. Le hizo creer que no podría soportar ver mi cuerpo, le dijo que no
era necesario ver el cadáver para hacer el reconocimiento, y la empujó a firmar
los formularios necesarios. Ella está convencida que me mató, tal como todos
están convencidos qué estoy muerto. Incluido Guille.
-Incluido Guillermo. Aquel hijo de puta lo hizo de propósito. Quería
golpear a Guillermo, no a vos.
-Fue lo contrario, según parece, porque Guille no tardó mucho tiempo en
reemplazarme.
-¿Qué?
-¿Te asombras qué lo sepa? Es la mayor diversión de Miguel Ángel,
tenerme al tanto. Todos los movimientos de Guille me fueron informados.
-¿Y vos le creíste? Es un loco, vos mismo lo dijiste.
-¿No tenía que hacerlo? ¿Querés decir que no tuvo una historia con su
colega de la universidad? ¿O qué, ahora, ustedes dos no están saliendo juntos?
Ahora Pedro suena sarcástico, la voz afilada como un cuchillo.
-Pero Guillermo te quiere, Pedro. Sólo te quiere a vos.
-No tengo ganas de hablar de eso. No me parece que haya nada de decir
sobre el tema. ¿Un muerto? ¿Sigue queriendo a un muerto? No logró decírmelo de
vivo…
-Te digo que es así, Pedro. Te quiso y sigue haciéndolo, hasta el
día de hoy, te quiere intensamente.
- ¿Me quiso? Extraño modo de querer. Si fuera verdad hubiera intentado
ver mi cadáver y se habría dado cuenta que estaba todavía vivo. Todo esto se
pudo evitar.
-No podes echarle la culpa a Guillermo.
-No le echo la culpa a él.. pero..
-Guille estaba destruido, incapaz de hacer o decir algo. Probablemente,
todo se fue desarrollando tan de prisa que ni él y ni Beto tuvieron tiempo de
notar algo anormal. Date cuenta que Camila admitió que te había disparado y
matado.
-Y así me enterraron, de apuro!
-No digas eso. Guillermo luchó mucho para que Camila pague por "tu
homicidio."
-Luego con el alma en paz, se dedicó a otro.
Miller lo mira en silencio. Se da cuenta que todo es fruto de las
torturas psicológicas que, indudablemente, Mendoza ejerció sobre de él.
Su fuerza esta visiblemente quebrada tal como su cuerpo parece destruido
por los largos meses de reclusión.
-Escúchame, te lo ruego. ¿Si todo que te dijo Mendoza es verdad, y
Guille está ahora conmigo, por qué motivo debería intentar hacerte cambiar de
opinión? La verdad es otra. Muy simple. Guillermo, después de tu
"muerte" no fue capaz de hacer nada. No salía, no iba al estudio, no
hablaba con nadie. Luego, poco a poco, busco, por Fabián, recuperarse. Volvió a
dar clases en facultad y trató de huir del dolor tratando de no pensar. Nazarre
fue eso. Una tentativa de volver a su vieja vida y de no pensar. Pero no duró
demasiado. El por qué es muy sencillo. ¿Sabes por qué sale conmigo? Un día me
dijo que para él, yo soy vos. Es una manera para tener un lazo con vos.
¿Entendés? Arrojó la matrícula de abogado, dando un escándalo increíble cuando
se dio cuenta que querían cajonear tu juicio. Guillermo te quiere. Créeme. ¿Por
qué te mentiría? ¿Qué ganó con hacerlo?
-¿De verdad?
-¡De verdad!
Una haz de luz golpea el rostro de Pedro y Miller se estremece al ver la
desesperación que atormenta sus ojos, mientras lágrimas silenciosas bajan
lentas y se dispersan en la oscuridad.
-¿Ahora qué hacemos?
-¿Ahora? Esperamos que vengan a liberarnos.
-¿Cómo?
-Con tu ayuda.
-¿Mi ayuda?
-Yo no puedo moverme mucho. Tenés que tomar mi tobillo y activar el
botón del detector de posición, es una tobillera como la que usamos para los
arrestos domiciliarios. Una vez accionado, hombres de mi confianza vendrán a
rescatarnos.
-Como…
-Quien me llamó por teléfono pensó que era estúpido. Me di cuenta
enseguida que era una trampa, por eso fui precavido. Les dije a mis hombres que
si no llamaba por teléfono dentro de dos horas ellos debían esperar que
activará el detector de posición para venirme a buscar. Por eso, ahora,
esperamos.
Con renovada energía, Pedro sigue las órdenes de Miller e, inmediatamente
el detector de posición quedó activado.
-Esperamos..
-Esperamos. ¿Querés que hablemos de algo mientras tanto?
Pedro lo mira pensativo.
-¿De Guillermo?
Pedro sonríe mientras asiente con entusiasmo.
-De Guille... Todo. Quiero saber todo.
"¡Qué extraña la vida!” piensa Miller mientras con
abundancia de detalles pone a Pedro al corriente de lo sucedido durante su
ausencia.
"¡Que feliz va a ser Guillermo cuando se enteré de la verdad! ¡Casi
como lo es Pedro en este momento!”
No pasó ni siquiera una hora y los hombres de Miller irrumpieron en la
casa. Enseguida Pedro es trasladado al Hospital para los controles de rutina,
mientras Miller se saca las ganas, con inmensa satisfacción, de asistir a la
detención de Mendoza por secuestro de persona.
Terminada la detención, Miller alcanza Pedro en el Hospital.
El parte médico es menos grave que lo que aparentaba, seriamente
deshidratado con funciones vitales buenas.
Descanso, alimentación, tranquilidad y Pedro es dado de alta.
Miller lo espera pacientemente.
-¿Te llevo a casa de Guillermo?
-¿Todavía no sabe nada?
-No. Filtré la noticia que otra persona fue secuestrada conmigo, pero no
se reveló tu nombre.
-Bien. Me gustaría ser el que le cuente la verdad. Aunque tengo un miedo
inmenso..
-¿Miedo? ¿Por qué? ¿De qué?
-Pasaron meses. ¿Y si está todo cambiado? Si..
-Basta. No quiero que sigas por ese camino. Si no querés ir, te acompaño
a tu casa. Pero decidí que hacer, y pronto. Guillermo no merece seguir en las
tinieblas.
Pedro parece golpeado por las palabras de Miller y reflexiona mucho
antes de contestar.
-Tenés razón. Los miedos se enfrentan. Yo, en todo este tiempo tenía la
ventaja de saber la verdad, él no tuvo la posibilidad. Tiene derecho de saber y
tiene derecho a saberlo por mí. Sólo te pido un favor.
-¿Cuál?
-Soy un desastre. ¿Te importa? Querría pasar primero por casa para
ducharme y cambiarme.
-Te acompaño, te acompaño. Pero es una pérdida de tiempo. ¿Pensás que
Guillermo se dará cuenta cómo estás vestido cuándo te vea de nuevo?
Pedro sonríe.
-No. Tenés razón. Pero, me voy a sentir mejor.
-No perdamos más tiempo, Guille nos espera dentro de una hora.
-¿Qué le dijiste?
-Nada de vos. Tranquilo. Le dije que iría para contarle lo de
Miguel Ángel y para retirar un expediente con el que se quedó.
Ni una hora y estaba frente a la casa de Guillermo.
-¿Entramos?
-Espera Pedro, me haces un favor, dame unos minutos a solas con
Guillermo. Pero quédate cerca, voy a dejar abierta la puerta de la casa.
Pedro se queda solo, la ansiedad y la felicidad comienzan de a poco a
apoderarse de él.
Guille recibe a Miller con alegría contenida, se siente aliviado, no
tiene problema en admitirlo. No tiene reparos en ocultar la satisfacción por la
detención de Miguel Ángel. Fue su culpa que Pedro tuviera que huir, e inició
esta pesadilla sin fin que provocó su muerte.
-¿Estas bien? Te veo enteró, al fin la
pesadilla termino.
-Para todos, Guille, la pesadilla
termino para todos –lo mira como tratando de grabar en su mente esa última imagen de
Guillermo- ¿Vos sabés que yo te quiero
mucho, no?
Guille asiente.
-Vos sos muy importante para mí, y
estuve cerca todo este tiempo, sabiendo que, querías a otra persona, eran las
reglas de juego y las acepte –José se quiebra, Guille lo mira sin
entender.
-José, me estas asustando, ¿Qué
pasa?
-Espera, déjame terminar –se
recupera y sigue hablando- y sé, que si
esa persona estuviera, yo no tendría otro lugar que el que otorga la amistad.
Guille presiente que sus palabras esconden algo más, algo importante,
deseado.
José se acerca y lo abraza, Guille responde instintivamente.
- Se feliz –dice José antes de
apartarse.
Guille levanta apenas la mirada, para ver a Pedro parado a escasos pasos
de distancia.
Nada preparó a Guille para ver a Pedro, es realmente demasiado difícil
de resistir.. de entender.. de aceptar, sin sentir el miedo irracional de estar
perdiendo la razón. Siente que su corazón se acelera y sus piernas apenas lo
sostienen.
Parpadea como queriendo despertar de un sueño a ojos abiertos, se queda
inmóvil, casi sin respirar; con el miedo de verlo desvanecerse tan de repente
como lo vio aparecer, porque, en realidad, él no quiere que Pedro
desaparezca.
José, se acerca a Pedro, le palmea el hombro y se va, dejando a Guille y
Pedro hundidos en el silencio.
Guille tiene miedo de lo que ve.. tiene miedo de estar perdiendo el
contacto con la realidad… tiene miedo porque aquella "visión"
representa su más íntimo y profundo deseo, es consciente de eso, tomó ventaja
sobre su parte racional.
Volverse loco y no darse cuenta de se volvió loco.
“¡Pero como es de dulce esta locura! ¡Y que bueno es volverlo a ver!”
Guille no se mueve; se miran a los ojos, permite a su corazón, vacío
desde hace mucho tiempo, llenarse de amor... de "su" amor.
“¿Me volví loco?.. Sí. Me volví loco. No puede haber otra
explicación" piensa Guille mientras lo ve acercarse a él.
Pedro se acerca, toma su mano, la besa dulcemente y la apoya sobre
su mejilla.
-Soy yo Guille. Estoy vivo. Volví. Tócame. Estoy vivo.
Es como volver a casa, para Guille, recuperar, después de un largo
destierro, la vida misma.
A medida que, con su mano temblorosa, roza la textura cálida del rostro
de Pedro, de su frente, de su cuello, la sonrisa vuelve a su rostro y una
lágrima solitaria inicia el camino a lo largo de la mejilla izquierda.
No llega ni siquiera al mentón y sus brazos, como muelles sin control,
lo aprietan al propio cuerpo.
Sentir aquel cuerpo adherir al suyo.. otra vez.. de nuevo.. de verdad..
¡a pesar de la extrema delgadez!
Sentir el rostro de Pedro anidarse en el hueco de su cuello, con aquel
gesto típico de rendición que siempre lo hizo volver loco de amor.. sentir su
respiración.. caliente.. entibiar su cuello.. oír la necesidad, irreprimible,
de sentir sus labios.. y besarlo.. de nuevo.. con ternura.. con pasión..
con todo él mismo.. sentir a Pedro contestarle con la misma urgencia.. con
igual pasión..
-Estás acá. No es una alucinación. Te veo, te siento, te toco. ¡Estás
acá!
-Estoy acá, mi amor, estoy acá con vos.
-¿Pero cómo es posible? Camila te disparó. Te enterraron. Hay una tumba,
en el cementerio, que lleva tu nombre. ¿Cómo es posible?
-Miguel Angel.
Basta ya el nombre de Mendoza para despertar la atávica desconfianza de
Guille hacía él.
-¿Qué hizo Miguel Angel?
-La historia es muy larga. Te la cuento, si quieres, pero nos ponemos
cómodos.
Sin interrumpir el contacto físico con Pedro, Guille lo acompaña al
living y se sienta en el sillón a su lado.
-Contame.
Y Pedro cuenta de nuevo todo lo que le contó a Miller, todo lo que
declaró en la fiscalía, todo excepto que las torturas mentales a la que fue
sometido por Miguel Angel.
-¡Qué hijo de puta! Yo lo mato. Si no lo quitan del medio, lo mato.
¡¿Cómo se puede hacer esto, Dios mío?! ¡¿Cómo se puede?!
Toma su mano y la besa.. largamente.. casi queriendo recargar energía..
-¡Qué hijo de puta! Por eso protegió a Camila y trató de no hacerla
condenar. Porque siempre supo que, en realidad, no te mató. También la condena,
fue mínima, ahora parece justa. Una tentativa de homicidio.. logró
hacerle dar la pena justa por una tentativa de homicidio.. ¡Qué hijo de puta!
Luego se para, golpeado por un pensamiento repentino, y le hace la única
pregunta de la que Pedro intentó escapar hasta el momento.
Para evitar tener que confesar la verdad.. porque a Guille, no logró
mentirle nunca.
-¿Cómo te trató?
Tres palabras, tres simples palabras que lo catapultan atrás en el
tiempo; qué reabren heridas nunca cicatrizadas; qué duelen como una herida en
carne viva.
Pedro aparta la mirada, cierra los ojos y se abandona sobre el respaldo
del sofá; basta con eso, para que Guille tenga una señal de la gravedad de todo
lo que vivió.
-Olvídate... no es necesario hablar de todo.. ahora estamos juntos… y
solo eso cuenta.
-No es así, cielito lindo, no es así. Tenemos que enfrentar todo lo que
pasaste, juntos, para poder olvidar. Aclarar todo.. porque siento que hay algo
que tengo que saber.. tenemos que enfrentarlo todo.
-Está bien. Pero no te va a gustar, te advierto, y no me gustará ni
siquiera recordarlo.
Guille le aprieta las manos sin hablar.. y espera.
-Al principio Miguel Angel empezó a torturarme diciéndome que vos no me
quisiste nunca, porque si me hubiera querido te hubieras dado cuenta que no
estaba muerto. Alguien como vos, acostumbrado a afrontar todo tipo de
situación, que no logró "ver" mi cuerpo. ¡De no creer! decía. ¿Está
bien por Beto pero vos? Y era verdad.. su razonamiento era lógico.. ¿Por qué no
fuiste a verme, si estabas tan cerca de la habitación? ¿Por qué no quisiste
verme en la morgue? ¿Miguel Angel logró manipular a Camila, jugando con sus
miedos y con sus remordimientos, pero vos? ¿Por qué vos, justo vos, dejaste que
hicieran lo que quisieron hacer conmigo?
Abre los ojos y lo mira por un rato largo.
-Me sentí abandonado. Es verdad, tenés que saberlo, lo pensé mucho
aunque, hasta aquel momento, siempre lograba encontrar una justificación para
tu comportamiento a pesar del dolor que sentía.
-¿Y luego? Porque hay otra cosa. Lo siento.
-¿Vos sabía que Miguel Angel te hacía seguir? Veo, por tu expresión, que
la idea no se te cruzó nunca. Te hizo seguir, e hizo tomar fotos. Fotos que,
luego, quiso hacerme ver mientras las comentaba. Sí, veo que estás empezando a
entender.. fotos de vos y Franco Nazarre.. por asi decirlo.
-¿Qué fotos?
-Cuando fuiste a su casa la primera vez.. cuando él vinó a tu casa..
cuando fuiste a cenar con él.. cuando regresaste a su casa y pasaste toda la
noche..
La voz de Pedro se quiebra, cruje como una tiza sobre una pizarra, y
duele dentro.. en la profundidad.
-Te odié. Me odie a mí mismo por haber sido tan débil.. por todavía ser
débil.. por quererte tanto a pesar de todo. Te odié por el sufrimiento que me
dabas y que se agregaba a la limitación física que estaba soportando.
Lo mira a los ojos, de nuevo, mientras, como un dique rebalsado, vierte
dolor y dudas sobre Guille que lo escucha atento.
-Me dije: Guille no sabe que estoy vivo. Está bien así, tiene que
rehacer su vida. Yo quiero que él sea feliz. ¿Pero sabes una cosa? Esas frases
son pura hipocresía. No me querías.. sólo podía sentir eso.. me habías
olvidado, rápidamente.. yo no lo hubiera podido hacer nunca.. vos me había
olvidado. Hiciste el amor con otro. No conmigo. Con otro. Un otro que gozaba de
tus caricias, de tus besos, de tu pasión.. y yo, sencillamente, no podía
soportarlo... no podía aceptarlo… no puedo aceptarlo aún.
Pedro libera las manos del apretón de Guille mientras, decidido,
continua.
-No puedo aceptarlo. Ésta es la verdad. Si no hubiera estado encadenado,
honestamente, no sabría decirte cuál hubiera sido mi reacción. Pero era la
verdad. Atado a una pared.. encadenado a Mendoza que gozaba al contarme los
detalles de tu historia con Nazarre.. obligado a ver las fotos de mi fracaso
como hombre.
-Perdóname.
-Y no es todo. Luego fue el turno de Miller. El ritual fue el mismo:
foto, insinuaciones. Pero ya estaba más fuerte. Ya era bien consciente que me
había olvidado.
Trata de levantarse pero Guille no se lo permite.
-No. Espera. No es así. Dame la oportunidad de hacerte entender lo que
fue para mí perderte. Te lo ruego. No soportaría ver que te vas sin escucharme.
Te lo ruego.
Toma su rostro entre las manos y lo obliga a mirarlo a los ojos.
-Mírame mientras te hablo. Necesito ser totalmente sincero con vos y
quiero que me escuches con mucha atención. ¿Me vas a escuchar?
-Está bien.
-No me pone orgulloso decirte lo que tengo que confesar, pero es
necesario. Para reanudar nuestra relación. Porque si vos fuiste encadenado, por
todo este tiempo, a una pared, yo fui encadenado a un dolor tan profundo que no
me dejó escapar.
Por mucho tiempo no deseaba hacer nada, nada me daba alivio.. no lograba
tener paz.., luego traté de salir a flote y busqué otros espacios, dónde no
estuvieras, para tener la posibilidad de pasar algo de tiempo sin pensarte.
Pero, tampoco ha sido fácil. Traté de volver a la vida de antes. Me dije.. tomemos
una recreo.. ¡Nazarre fue una vacación! Olvidé que a mí no son gustaron nunca
las vacaciones. Esta no tuvo una suerte diferente. Me tenés que creer. Yo te
quiero tan profundamente, que la historia con Nazarre me hirió primero, usarlo
para tratar de olvidarte fue mezquino de mi parte. Tuve que aceptar que huir no
servía a nada. Volví al Estudio, dónde todo me recordaba a vos, para sentirte
cerca… todavía.. siempre. Miller fue un buen amigo, como Juan por otra parte,
que estaba al lado sin pedir nada. Me recordaba los mil instantes que pasamos
juntos, aliviaba los remordimientos por haberte tenido lejos cuando estabas
prófugo.
-También eso me hirió.
-Me volví loco al tenerte lejos, me volví loco de miedo por todo lo que
pudo suceder. No me atreví de mandarte lejos, a dejarte; no me atreví a
abrazarte, besarte, aunque me moría de ganas. Estaba celoso, irracionalmente
celoso, de tu vida paralela.. lejos de mí. No sabía con quién hablabas, a quién
veías.
-No hablaba con nadie, no veía a nadie..
-Pero yo me maceré en la duda. Ver que hablabas con aquel chico, aquel
día en el bar, fue un golpe terrible. No lograba ni siquiera pensar. Nunca me
había pasado de experimentar estos sentimientos. Estaba aterrorizado por esto.
Cuando me hiciste jurar que huiríamos juntos, ya, me había rendido hacía
tiempo. Luego, con tu muerte.. y me sentí culpable. Porque si no te lo hubiera
jurado, sí no hubieras vuelto al departamento para hacer los bolsos..
porque si no hubieras decidido huir conmigo Camila no te hubiera disparado..
porque.. ¿sabes cuánto por qué hay? Muchos. Muchos, tantos que no tengo tiempo
de contártelos todos. Créeme, mi amor, yo te quiero.. no puedo vivir sin vos..
Si decidís irte, lo aceptaré.. o quizás no.. no, no puedo. Puedo esperar
que decidas perdonarme.. eso sí.. pero acá, junto a mí. Jamás aceptaré estar
lejos tuyo. ¡Jamás! Te advierto. ¡Jamás! Perdóname.
Con los ojos fijos en los de Pedro y sus manos entre las suya, Guille
deja hablar a su corazón.
Pedro es consciente de eso, incluso siente que puede tocar el gran
amor de Graziani.
Puede sentir su mirada ardiente.. el calor de su amor calentarlo de
nuevo…
-¿Perdonarte?
-Perdóname… Empecemos de nuevo.
Pedro sacude la cabeza.
-No. Empezar de nuevo no.
Guille tiembla bajo el golpe del rechazo.
-Porque empezar… ¿si nunca dejamos de estar juntos?
Un instante... sólo un instante alcanza.. para registrar la respuesta de
Pedro, sólo dos para besarlo con desesperada pasión y para iniciar a hacer el
amor con él.
Porque tuvo razón cuando le dijo a Pedro: “Yo no creo que el
amor sea tan débil como para poder quebrarse frente a una situación muy difícil
o una circunstancia terrible por la que el ser humano puede pasar o una
situación histórica inclusive. A mí me parece que el amor es algo que resiste a
muchas cosas, casi a todas te diría. Es un acto de voluntad. Es un acto de
verdadera libertad.. Y si no sobrevive no es amor”... porque su amor ha
sobrevivido a todo, y ahora, para ellos, toca sólo lo mejor en la vida.
FIN
Lengua original.-
La verità.
“Che figlio di puttana! Proprio un figlio di puttana, ma non
finisce così. Tu, ancora, non hai capito con chi hai a che fare. Voglio vedere
se avrai ancora quel bel sorrisino idiota, sulla faccia, quando ti avrò fatto
ballare come dico io.”
Furioso, Miguel Angel Mendosa scende le scale di servizio
della fiscalia; non ha tempo per aspettare l’ascensore e, francamente, non ha
voglia di vedere nessuno.
Ha appena scoperto che gli hanno tolto l’ufficio, che
probabilmente lo trasferiranno in qualche ufficio periferico dimenticato da Dio
e che Miller non ha intenzione di fermarsi qui.
“Non sarò contento fino a quando non riuscirò a farti
arrestare!”
Gli ha detto proprio così, a brutto muso, senza la minima
incertezza… e lui ha capito che, questa volta, deve preoccuparsi perché, se
Miller ha fatto riferimento al carcere allora, qualche indizio o prova, deve
essere arrivata nelle sue mani.
Ma quale? Cosa?
“No, è inutile pensarci. Perdo solo tempo. Devo levarlo di
mezzo e non c’è altro rimedio. Mi ha costretto lui a farlo, io non lo volevo
fare. Ma se lui mi provoca che devo fare?
In questa fiscalia non possiamo rimanere entrambi, o rimane lui o
rimango io ed io non voglio certamente lasciargli il campo libero.”
Oltre a questo ha un altro conto in sospeso, grazie alla sua
azione, nemmeno tanto dissimulata, ha perso la nomina a Procuratore dello
Stato; l’aveva già nelle mani e Miller ha fatto in modo che andasse ad un altro.
Senza contare che è divenuto il nuovo novio di Guillermo!
“Certo che Guillermo non ha perso tempo a sostituire Pedro!
E dire che già pregustavo di assaporare a lungo il dolce gusto della sua
sofferenza ed invece il puto l’ha sostituito seza pensarci due volte! Vuol dire
che, vendicandomi di Miller, prenderò due piccioni con una fava e mi godrò
dello scorno di Guillermo!”
Sale in macchina e parte a razzo, nella mente ha già chiaro
quello che deve fare.
Arrivato ad una zona periferica della città, piuttosto
isolata, chiama al telefono un delinquente di sua conoscenza; un tale di nome
Nestor, implicato nel narcotraffico, in un giro di rapine, il cui fascicolo è
arrivato sulla sua scrivania e lì è rimasto perché ha capito di poter
utilizzare il tipo alla bisogna.
Fa sempre comodo un tipo di pochi scrupoli, sufficientemente
intelligente per non essere scoperto, per fargli svolgere lavori… “sporchi” in
assoluta fiducia.
Se non fosse così arrabbiato, Miguel Angel sorriderebbe del
gioco di parole ma l’ironia, si sa, non è mai stata una dei suoi pregi.
-Ti aspetto al solito posto. Mezz’ora, non di più. Se tardi,
domani mattina ti sveglierai in carcere e tu sai che non scherzo.
La minaccia è stata di effetto perché, nemmeno venti minuti
dopo Nestor si è già presentato all’appuntamento.
Si guarda intorno e poi, con atteggiamento indolente e
circospetto, si affaccia al finestrino dell’auto.
-Cosa vuoi di tanto urgente?
Miguel Angel non lo guarda neppure in faccia mentre gli
risponde.
-Ho bisogno che tu mi faccia un lavoretto. In fretta, pulito
e, soprattutto, senza fare domande.”
- In caso contrario?
-In caso contrario tutte le prove che sono nelle mie mani
finiranno in mano di un fiscal.. per così dire.. molto attivo.. in questo
momento. E tu finirai in carcere per molto.. molto tempo. Decidi!
-C’è poco da decidere. Cosa devo fare?
-Devi prendere un uomo e portarmelo qui.
Un rapimento. Solo la prospettiva fa drizzare le antenne di
Nestor.
-Prendere un uomo?
-Si, lo narcotizzi, lo leghi e me lo porti infiocchettato…
come un regalo.
-E chi
sarebbe il tizio?
Un attimo di silenzio precede la risposta che esplode come
una bomba.
-Miller. Devi portarmi Miller, il giovane fiscale che ha
curato l’omicidio Beggio.
-Sei pazzo. Un fiscal della Nazione. E come posso farlo, il
tipo è sempre ben protetto.
Ora Miguel Angel sorride, ed il sorriso fa accapponare la
pelle di Nestor.. perché lo sguardo, al contrario, è letale.
-E’ semplice. Basta dirgli che devi parlargli di me, che
devi consegnargli la pistola che uso sempre e che ho usato per uccidere un
uomo. Miller non ti chiederà chi ho ucciso o come sia arrivata nelle tue mani,
tu non preoccuparti, sarà troppo contento di avermi incastrato per capire che è
finito in una trappola. Devi insistere che venga solo all’appuntamento perché tu
non ti fidi di nessuno.
-Solo questo?
-Devi dirgli anche, che ti minaccio e che, adesso, voglio
che tu faccia una certa cosa contro un certo Graziani.
-Graziani? L’avvocato?
-Si. Graziani, l’avvocato. Vedrai che ti darà subito retta.
-Il numero che devo chiamare?
-E’ questo, è del suo ufficio. Chiama adesso, davanti a me
che voglio ascoltare cosa ti dice quel figlio di puttana.
Nestor fa quanto chiesto ed in pochi minuti l’appuntamento è
fissato.
-Proprio uno stupido! Finirà in trappola senza accorgersi di
nulla. Mi raccomando, lo voglio vivo.
-Come lo addormento?
-Con questa.
Gli porge una piccola siringa piena di liquido trasparente.
-Togli il cappuccio e, quando ti avvicini per consegnargli
la pistola, fai finta di inciampare. Gli cadi addosso e gli inietti il liquido
in un braccio.
-Fa subito effetto?
-Non avrà il tempo di capire nulla. L’effetto è immediato.
Lo leghi e me lo porti. Ti
aspetto qui tra due ore. Non sbagliare. Non tollero errori.
Miguel Angel rimane in attesa del ritorno di Nestor e, intanto,
pianifica le sue mosse successive.
Dato il poco tempo a disposizione, non ha la possibilità di
trovare un altro rifugio dove tenere sequestrato Miller; deve, per forza,
portarlo a casa sua.
“Nessuno può avere sospetti su di me, è inutile che mi faccio
degli scrupoli, e poi nessuno è a conoscenza di questa casa di campagna.”
Nestor è stato di parola, due ore precise ed arriva con un
sacco di colore blu; per non dare sospetti, dice lui.
Dentro il corpo di Miller, addormentato e legato.
-Qualcuno ti ha visto?
-Nessuno. E’ stato più acile di quanto pensassi!
-La pistola?
-Eccola. Non ha fatto neppure in tempo a toccarla.
Caricano il corpo sulla macchina di Miguel e lo coprono con
una coperta, poi Miguel Angel va via.
Arrivato a casa, entra nel garage, prende il sacco e lo
trascina fino ad una piccola porta; al di là della porta, delle scale conducono
ad un locale buio e quasi del tutto privo di luce.
Trascina il corpo accanto a dei tubi che salgono verso il
soffitto e vi incatena Miller bloccando
i suoi polsi.
Poi, senza guardarsi dietro,
va via chiudendo la porta dietro le sue spalle.
Passano molte ore prima che Miller riacquisti conoscenza.
Comprende subito di essere legato ed incatenato da qualche
parte ma, per scoprire qualcosa dell’ambiente che lo circonda, ha bisogno che
la vista si adatti alla poca luce.
L’ambiente non è molto grande, decisamente sporco, con delle
grate rettangolari e strette poste quasi a ridosso del solaio.
Un odore sgradevole, di cibo rancido ed escrementi, lo
raggiunge disgustandolo.
Poi, all’improvviso, nota una forma strana, umana, in un
angolo lontano.
-Chi è la? Chi sei?
Non riceve risposta.
-La puta madre. Chi sei? Vuoi farti vedere? Chi sei?
-E tu chi sei? Perché sei qui?
-Sai benissimo chi sono, figlio di puttana. Chi ti ha messo
qui a controllarmi non ti ha detto che stai facendo la guardia a un fiscal
della Nazione?
E’ salace Miller nel rispondere, lo irrita non riuscire ad
avere il quadro completo in cui si trova.
-Un fiscale? Deve essere del tutto disperato Mendoza per arrivare
a sequestrare un suo collega.
Miller si blocca immediatamente, tutti i sensi in allerta;
se quell’uomo non è lì per controllarlo a vista allora chi è.
-Chi sei? Ti conosco? Fatti vedere..
Il silenzio sembra inghiottire tutto.. poi un rumore di passi
e di catene mosse.
-Un altro sequestrato? Mio Dio ma Mendoza è pazzo del tutto.
La luce, all’improvviso, illumina un volto… un volto che
Miller riconosce subito malgrado l’estremo degrado in cui versa.
-Pedro? Sei Pedro Beggio? Ma come ha fatto quel figlio di
puttana? Come diavolo ha fatto?
-E tu sei Josè Miller, vero? Strano modo di fare conoscenza
Miller!
Non finisce la frase e Pedro scivola a terra, privo di
conoscenza.
“Non è
possibile. Non è possibile! Come diavolo ha fatto Mendoza a far credere che Pedro
è morto? Com’è possibile che Camilla non abbia detto nulla. E’ andata in
carcere accusata dell’omicidio del marito. Come poteva non sapere che Pedro era
vivo se è stata lei a riconoscere il corpo. E poi Beto lo ha visto. Ha visto il
suo cadavere. Che figlio di puttana!
Miller non riesce ad avvicinarsi molto a Pedro. Le catene lo
tengono lontano. Quello che vede lo riempie di orrore.
Emaciato, lurido, vestito con una tuta anch’essa
sporchissima; capelli unti, barba lunga, volto esangue.
Differentemente da lui, Pedro è incatenato ad una caviglia;
ecco, perché, ha sentito un rumore di catene quando gli si è avvicinato.
Pian piano Pedro riacquista conoscenza e si mette,
lentamente, seduto.
-Proprio non riesco a capire. Qualcosa mi sfugge a tutta
questa storia. Se non fosse coinvolto Beto, oppure se Camilla non fosse stata
processata e mandata in carcere per il tuo omicidio, potrei ipotizzare mille
scenari possibili ma, stando così le cose, com’è possibile che Mendoza ti abbia
sequestrato e tenuto prigioniero qui mentre tutti piangono la tua morte?
La furia di Miller provoca un sorriso rassegnato sul volto
di Pedro.
-E’ uno psicopatico. Nessuno se ne rende conto ma è una
persona estremamente pericolosa. In grado di approfittare di ogni circostanza e
delle debolezze di chi lo circonda pur di far del male a Guillermo e di salvare
la propria pelle.
-Raccontami. Camilla ti ha sparato veramente?
-Si. Stavo riempiendo un borsone per fuggire con Guille
quando lei è tornata. Abbiamo discusso a lungo, figurati che si era messa in
testa di venire via insieme con noi due, poi mi ha chiesto di chi ero
innamorato. La mia risposta non le è piaciuta e mi ha sparato. Due colpi nel
torace. Non ho capito più nulla, ho perso conoscenza e, poi, mi sono svegliato
in una stanza di ospedale.
-Perché non ti sei messo in contatto con qualcuno? Nessuno
ti poteva aiutare?
-Era un manicomio Miller. Agli infermieri avevano detto che
ero un killer seriale, che mi aveva sparato un poliziotto per difendersi, con
manie di persecuzione. Che soffrivo di sdoppiamento di personalità e che,
quando ero nei panni di “Pedro Beggio” ero particolarmente pericoloso. Ci ho
provato, lo sa solo Dio quanto ci ho provato, ma ogni volta mi drogavano per
rendermi inoffensivo.
-Che figlio di puttana!
-Aveva ricattato il dottore, ne sono sicuro. Da quella
stanza di ospedale sono uscito solo per cambiare prigione; mi hanno sedato e mi
hanno portato qui per tenermi incatenato come un cane rabbioso.
-Ma com’è riuscito a..
-Si è divertito molto nel raccontarmelo. A quanto pare
Camilla, dopo avermi sparato, è uscita alla ricerca di aiuto. Ha chiamato
Miguel Angel che ha subito provveduto ad allertare una pattuglia di poliziotti
di fiducia. Il piano prevedeva che Camilla dovesse tornare a casa, trovare il
mio corpo e chiamare la polizia. Subito sarebbe intervenuta la pattuglia dei
poliziotti allertata da Miguel Angel che aveva il compito di far sparire le
prove a carico di Camilla.
-Solo che sono arrivati prima Beto e Guillermo!
-Già. Il loro arrivo ha cambiato tutto. Beto ha chiamato la
polizia prima di Camilla, la pattuglia dei poliziotti, però, non lo sapeva ed è
intervenuta lo stesso. Una volta sul posto si sono accorti subito che non ero
morto, hanno chiamato Miguel Angel e mi hanno immediatamente trasferito in quel
manicomio.
-Ma Camilla ha visto il tuo cadavere all’obitorio. Ha fatto
il riconoscimento. E’ andata in carcere condannata per il tuo omicidio.
-No. Camilla non ha visto, veramente, il mio cadavere.
Miguel Angel l’ha, abilmente, manipolata. Le ha fatto credere che non avrebbe
sopportato la vista del mio cadavere, le ha detto che non era necessario vedere
il cadavere per fare il riconoscimento, e l’ha spinta a firmare i moduli
necessari. Lei è convinta di avermi ucciso così come tutti sono convinti che io
sia morto. Compreso Guille.
-Compreso Guillermo. Quel figlio di puttana l’ha fatto
apposta. Voleva colpire Guillermo non te.
-E’ stato il contrario, a quanto pare, perché Guille non ha
impiegato molto tempo nel sostituirmi.
-Cosa?
-Ti meraviglia che io lo sappia? Costituisce il maggior
divertimento di Miguel Angel tenermi aggiornato. Tutti i movimenti di Guille mi
sono stati accuratamente riferiti.
-E tu gli hai creduto? E’ un pazzo, l’hai detto tu stesso.
-Non avrei dovuto? Vuoi dire che non ha avuto una storia con
il suo collega di università? O che,
adesso, voi due state uscendo insieme?
E’ sarcastico Pedro, la voce affilata come un coltello.
-Ma Guillermo ti ama, Pedro. Ama solo te.
-Non ho voglia di parlarne. Non mi pare ci sia nulla da dire
sul punto. Un morto? Amerebbe un morto? Non è riuscito a dirmelo da vivo
figurarsi…
-Ti dico che è così, Pedro. Ti amava e continua, ancora
adesso, ad amarti profondamente.
- Mi amava? Strano modo di amare. Se fosse stato vero
avrebbe preteso di vedere il mio cadavere e si sarebbe accorto che ero ancora
vivo. Avrebbe evitato tutto questo.
-Non puoi dare la colpa a Guillermo.
-Non do la colpa a lui.. però..
-Guille era distrutto, incapace di fare o dire qualcosa.
Probabilmente il tutto si è svolto talmente in fretta che né lui e né Beto
hanno avuto il tempo di notare qualcosa di anormale. Renditi conto che Camilla
ha ammesso di averti sparato ed ucciso.
-E così mi hanno seppellito in tutta fretta!
-Non dire così. Guillermo ha lottato a lungo perché Camilla pagasse per il “tuo omicidio”.
-Poi si è messo l’anima in pace e si è dedicato ad altro.
Miller lo guarda in silenzio. Come non comprendere che tutto
è frutto delle torture mentali che, sicuramente, Mendoza ha esercitato su di
lui. La sua forza è visibilmente spezzata così come il suo corpo appare annientato dai lunghi mesi di
prigionia.
-Ascoltami, ti prego. Se quanto ti ha detto Mendoza è vero,
e Guille sta con me adesso, per quale motivo dovrei tentare di farti
ricapacitare? La verità è tutt’altra. Molto semplice. Guillermo, subito dopo la
tua “morte” non è stato in grado di fare nulla. Non usciva, non anava allo
studio, non parlava con nessuno. Poi, piano piano, ha cercato, per Fabian, di
riprendersi. Ha ripreso a dare lezioni in facoltà ed ha cercato di sfuggire al dolore
cercando di non pensare. Lazarre è stato questo. Un tentativo di ritornare alla
sua vecchia vita e di non pensare. Ma non è durata a lungo. Il perché è molto semplice. Sai perché esce
con me? Un giorno mi ha detto che per lui sono te. E’ un modo per tenere un
legame con te. Non capisci? Ha restituito il tesserino di avvocato, facendo uno
scandalo incredibile, quando si è accorto che solevano insabbiare il tuo
processo. Guillermo ti ama. Credimi. Perché dovrei dirti una cosa non vera? Che
interesse avrei a farlo?
-Davvero?
-Davvero!
Una lama di luce colpisce il volto di Pedro e Miller
rabbrividisce nel vedere la disperazione tormentare i suoi occhi mentre lacrime
silenziose scendono lente e si disperdono nel buio.
-Adesso cosa facciamo?
-Adesso aspettiamo che ci vengano a liberare.
-Come?
-Con il tuo aiuto.
-Il mio aiuto?
-Io non mi posso muovere molto. Devi prendere la mia scarpa
destra e girare il tacco. Dentro c’è un rilevatore di posizione. Una volta
azionato, degli uomini di mia fiducia verranno a prenderci.
-Come..
-Chi mi ha telefonato pensava fossi uno stupido. Ho capito
subito che si trattava di una trappola per cui mi sono premunito. Ho detto ai
miei uomini che se non li telefonavo entro due ore dovevano aspettare che
attivassi il rilevatore di posizione per venirmi a prendere. Per cui, adesso,
aspettiamo.
Con rinnovata energia, Pedro esegue le direttive di Miller
e, ben presto, il rilevatore di posizione viene attivato.
-Aspettiamo..
-Aspettiamo. Vuoi che parliamo di qualcosa nel frattempo.?
Pedro lo guarda pensieroso.
-Di Guillermo?
Sorride Pedro mentre assente con foga.
-Di Guille. Tutto. Voglio sapere tutto.
“Che strana la vita!” pensa Miller mentre con dovizia di
particolari mette al corrente Pedro di quanto è successo durante la sua asenza.
“Come sarà felice Guillermo quando saprà la verità! Quasi
quanto lo è Pedro in questo momento!”
Non è passata neppure un’ora e gli uomini di Miller fanno
irruzione nella casa. Immediatamente Pedro viene trasportato in Ospedale per i
controlli di prassi mentre Miller si toglie l’immensa soddisfazione di
assistere all’arresto di Mendoza per sequestro di persona.
Solo ad arresto avvenuto Miller raggiunge Pedro in Ospedale.
Il referto è meno grave di quello che sembrava,
significatamente disidrato con funzioni vitali buone.
Riposo, alimentazione, tranquillità e Pedro viene dimesso.
Miller lo aspetta pazientemente.
-Ti porto a casa di Guillermo?
-Ancora non sa nulla?
-No. E’ trapelata la notizia che c’era un'altra persona
rapita insieme a me ma non è stato fatto il tuo nome.
-Bene. Vorrei essere io a raccontargli la verità. Anche se
ho una paura immensa..
-Paura? Perché? Di cosa?
-Sono passati mesi. E se fosse tutto cambiato? Se..
-Basta. Non voglio seguirti più su questa strada. Se non
vuoi andare ti accompagno a casa tua. Però decidi cosa fare, e presto.
Guillermo non merita di essere lasciato all’oscuro.
Pedro appare colpito dall’improvviso attacco di Miller e
riflette a lungo prima di rispondere.
-Hai ragione. Le paure si affrontano. Io, in tutto questo
tempo ho avuto il vantaggio di sapere la verità, lui non ha avuto questa
possibilità. Ha diritto di sapere ed ha diritto a saperlo da me. Solo una
cortesia.
-Quale?
-Sono un disastro. Ti spiace? Vorrei passare prima da casa
per farmi una doccia e cambiarmi.
-Ti accompagno, ti accompagno. Ma è un’inutile perdita di
tempo. Pensi proprio che Guillermo farà caso a come sei vestito quando ti vedrà
di nuovo?
Pedro sorride.
-No. Hai ragione. Però io mi sentirò meglio!
-Non metterci molto, Guille ci aspetta tra un’ora.
-Cosa gli hai detto?
-Nulla su di te. Tranquillo. Gli ho detto che sarei passato
per raccontargli di Miguel Angel e per prendere un fascicolo che è rimasto da
lui.
Nemmeno un’ora e sono di fronte la casa di Guillermo.
-Entriamo?
-No. Fammi un favore. Vorrei vederlo da solo. Puoi fare in
modo che entri senza che mi veda?
Miller considera la cosa e poi annuisce.
-Vedo cosa posso fare. Ma tu stai nelle vicinanze, cercherò
di lasciare aperta la porta di casa.
E’ di parola, mentre Guillermo sale al piano superiore per
prendere il fascicolo che deve restituire a Josè lui apre la porta di casa e fa
entrare Pedro che si nasconde in cucina
-Ecco il fascicolo. Lo guardiamo adesso?
-No. Adesso no. Devo andare in ufficio per la questione di
Miguel Angel.
-A proposito, non mi hai raccontato nulla. E’ vero che,
insieme a te, Miguel angel teneva sequestrato un'altra persona?
-Si. E’ vero.
-Ma chi era?
-Ora non posso dirtelo. Lo saprai presto. Perdonami, devo
andare.
-A presto.
Guille chiude la porta meditativo.
“Strano comportamento quello di Josè. Non mi ha dato neppure
il tempo di invitarlo a pranzo.”
Si sente sollevato, non ha remore nell’ammetterlo a se
stesso. Non ha remore nel provare soddisfazione per l’arresto di Miguel Angel.
E’ stata colpa sua se Pedro è dovuto fuggire, se è iniziato quest’incubo senza
fine che ha provocato la sua morte.
Si ricorda di aver lasciato gli occhiali in cucina e va a
prenderli per potersi rimettere al lavoro.
-Hai perso questi?
Nulla ha preparato Guille a questo, vedere Pedro appoggiato
al tavolo della cucina mentre gli porge gli occhiali è veramente troppo da
sopportare… da capire… da accettare… senza provare la paura irrazionale di
stare perdendo la ragione.
Sbatte le palpebre come a volersi risvegliare da un sogno
fatto ad occhi aperti, rimanendo immobile, quasi senza respirare; con la paura
di vederlo svanire così repentinamente come lo ha visto comparire, perché, in
realtà, non vuole che Pedro sparisca.
Perché ha paura di quello che vede… ha paura di star
perdendo il contatto con la realtà… ne ha paura perché quella “visione”
rappresenta il suo desiderio più inconfessato e profondo, ne è cosciente, che
ha preso il sopravento sulla sua parte razionale.
Impazzire e non accorgersi di essere impazzito.
Ma com’è dolce questa pazzia! E com’è bello rivederlo di
nuovo!
Non si muove, Guille; occhi negli occhi, permette al proprio
cuore, vuoto da ormai tanto tempo, di colmarsi d’amore... del “suo” amore.
-Non ti servono, allora. Meglio così. Perché non mi saluti
come si deve?
“Sono impazzito?.. Si. Sono impazzito..non ci può essere
un’altra spiegazione” pensa Guille mentre lo vede poggiare i suoi occhiali sul
tavolo ed avvicinarsi a lui.
-Sono io Guille. Sono vivo. Sono tornato. Toccami. Sono vivo
Pedro lo raggiunge, prende la sua mano, la bacia dolcemente
e se la poggia sulla guancia.
E’ come ritornare a casa, per Guille, riappropriarsi, dopo
un lungo esilio, della propria vita.
Man mano che, con palmo tremante, sfiora la calda
consistenza del suo viso, della sua fronte, del suo collo, il sorriso ritorna
sul suo volto ed una lacrima solitaria inizia a scendere lungo la guancia
sinistra.
Non arriva neppure al mento e le sue braccia, come molle
prive di controllo, lo stringono al proprio corpo.
Sentire la consistenza di quel corpo aderire al suo..
un’altra volta.. di nuovo.. davvero.. malgrado la estrema magrezza!
Sentire il volto di Pedro annidarsi nell’incavo del suo
collo, con quel gesto tipico di resa che lo ha fatto sempre fatto impazzire
d’amore.. sentire il suo respiro.. caldo.. riscaldare il suo collo.. sentire la
necessità, insopprimibile, di sentire la consistenza delle sue labbra.. e
baciarlo.. di nuovo.. con tenerezza… con passione.. con tutto se stesso ..
sentire Pedro rispondergli con uguale urgenza.. con uguale passione..
-Sei qui. Non è un’allucinazione. Ti vedo, ti sento, ti
tocco. Sei qui!
-Sono qui, amore mio, sono qui.
-Ma com’è possibile? Camilla ti ha sparato. Ti hanno
seppellito. C’è una tomba, al cimitero, che porta il tuo nome. Com’è possibile?
-Miguel Angel.
Basta il nome di Mendoza per risvegliare l’atavica
diffidenza di Guille verso di lui.
-Cosa ha fatto Miguel Angel?
-La storia è molto lunga. Te la racconto, se vuoi, ma
mettiamoci comodi.
Senza interrompere il contatto fisico con Pedro, Guille lo
accompagna in salotto e si siede sulla poltrona al suo fianco.
-Raccontami.
E Pedro racconta di nuovo tutto quello che ha già raccontato
a Miller, tutto quello che ha dichiarato in fiscalia, tutto meno le sevizie
mentali alle quali è stato sottoposto da Miguel Angel.
-Che figlio di puttana! Io lo uccido. Se non lo levano di
mezzo lo uccido. Come si può fare questo, Dio mio! Come si può!
Prende la sua mano e la bacia.. a lungo.. quasi a volersi
ricaricare di energia..
-Che figlio di puttana! Per questo ha protetto Camilla ed ha
cercato di non farla condannare. Perché sapeva che, in realtà, non ti aveva
ucciso. Anche la condanna, così minima, adesso appare giusta. Un tentativo di
omicidio.. è riuscito a fargli dare la pena giusta per un tentativo di
omicidio.. Che figlio di puttana!
Poi si ferma, colpito da un pensiero improvviso, e gli
rivolge l’unica domanda che Pedro ha tentato di evadere sino a questo momento.
Per evitare
di dover confessare la verità.. perché a Guille, lui, non è riuscito mai
a mentire.
-Come ti ha trattato?
Quattro parole, quattro semplici parole che lo catapultano
indietro nel tempo; che riaprono ferite mai rimarginate; che dolgono come se
avessi scoperta la pelle viva.
Pedro distoglie lo sguardo, chiude gli occhi e si abbandona
sullo schienale del divano; basta questo, a Guille, per avere sentore della
gravità di tutto quello che è successo.
-Lascia stare.. non è necessario parlare di tutto questo..
adesso siamo insieme e solo questo conta.
-Non è proprio così, cielito lindo, non è così. Dobbiamo
affrontare tutto quello che è passato, insieme, per poterlo dimenticare.
Chiarire tutto.. perché sento che c’è qualcosa che devo sapere.. affrontare
tutto.
-Va bene. Ma non ti piacerà, ti avverto, e non piacerà
neppure a me ricordare.
Guille gli stringe le mani senza parlare.. in attesa.
-All’inizio Miguel Angel ha incominciato a darmi il tormento
dicendomi che tu non mi avevi mai amato, perché se mi avessi amato ti saresti
accorto che non ero morto. Uno come te, avvezzo ad affrontare ogni tipo di
situazione, che non era riuscito a “vedere” il mio corpo. Da non credere!
Diceva. Passi per Beto, ma tu? Ed era vero.. il suo ragionamento era logico..
perché non eri corso a vedermi dato che ero nella stanza accanto? Perché non
avevi chiesto di vedermi all’obitorio? Miguel Angel era riuscito a manipolare
Camilla, giocando sulle sue paure e sui suoi rimorsi, ma tu? Perché tu, proprio
tu, avevi lasciato che facessero quello che volevano di me?
Apre gli occhi e lo guarda a lungo.
-Mi sono sentito abbandonato. E’ vero, devi saperlo, l’ho
pensato a lungo anche se, fino a quel momento, riuscivo sempre a trovare una
giustificazione per il tuo comportamento malgrado il dolore che provavo.
-E poi? Perché c’è altro. Lo sento.
-Tu sapevi che Miguel
Angel ti faceva seguire? Vedo dalla tua espressione che l’idea non ti ha mai
sfiorato. Ti faceva seguire e faceva scattare delle foto. Foto che poi amava
farmi vedere mentre le commentava. Si, vedo che stai cominciando a capire..
foto di te e Franco Lazarre.. per intenderci.
-Che foto?
-Quando sei andato a casa sua la prima volta… quando lui è
venuto a casa tua.. quando sei andato a cena con lui.. quando sei riandato a
casa sua e ti sei fermato per tutta la notte..
La voce di Pedro si spezza, stride come un gesso su una
lavagna, e duole dentro.. nel profondo.
-Ti ho odiato. Ho odiato me stesso per essere stato così
debole.. per essere ancora così debole.. per amarti tanto malgrado tutto. Ti ho
odiato per la sofferenza che mi davi e che si aggiungeva alla restrizione
fisica che stavo subendo.
Lo guarda, di nuovo, negli occhi mentre, come una diga in
piena, riversa dolore e dubbi su Guille che lo ascolta attento.
-Mi dicevo: Guille non sa che sono vivo. E’ giusto così,
deve rifarsi una vita. Io voglio che lui sia felice. Ma sai una cosa? Queste
frasi sono pura ipocrisia. Non mi amavi.. solo questo io sentivo.. mi avevi
dimenticato così in fretta.. io non lo avrei mai potuto fare.. tu mi avevi
dimenticato. Avevi fatto l’amore con un altro. Non con me. Con un altro. Un
altro aveva goduto dele tue carezze, dei tuoi baci, della tua passione.. ed io,
semplicemente, non lo potevo sopportare. Non lo potevo accettare. Non lo posso
accettare.
Pedro libera le mani dalla stretta di Guille mentre, deciso,
continua.
-Non lo posso accettare. Questa è la verità. Se non fossi
stato incatenato, onestamente, non saprei dirti quale sarebbe stata la mia
reazione. Ma lo ero. Incatenato ad un
muro.. incatenato a Mendoza che godeva nel riferirmi i particolari della tua
storia con Lazarre.. costretto a vedere le foto del mio fallimento di uomo.
-Perdonami.
-E non è tutto. Poi è stato il turno di Miller. Il rituale è stato lo stesso:
foto, insinuazioni. Ma ormai ero più temprato. Ormai ero ben consapevole che mi
avevi dimenticato.
Cerca di alzarsi ma Guille non glielo consente.
-No. Aspetta. Non è così. Dammi la possibilità di farti
capire cosa è stato perderti. Ti prego. Non sopporterei di vederti andare via.
Ti prego.
Prende il suo volto tra le mani e lo costringe a guardarlo
negli occhi.
-Guardami mentre ti parlo. Ho bisogno di essere totalmente
sincero con te e voglio che tu ascolti con estrema attenzione. Lo farai?
-Va bene.
-Non mi rende orgoglioso dirti quello che sento di doverti
confessare, ma è necessario. Per riannodare il nostro rapporto. Perché se tu
sei stato incatenato, per tutto questo tempo, ad un muro io sono stato
incatenato ad un dolore così profondo da non lasciarmi scampo. Per molto tempo
non ho desiderato fare nulla, niente mi dava sollievo.. non riuscivo a prendere
pace.., poi ho cercato di riemergere ed ho cercato altri spazi, dove tu non
c’eri, per avere la possibilità di passare un poco di tempo senza pensarti. Ma,
anche questo, non è stato facile. Ho cercato di ritornare alla via vita di
prima. Mi sono detto.. prendiamoci una vacanza.. Lazarre è stato una vacanza!
Dimenticavo che a me non sono mai piaciute le vacanze. Questa non ha avuto una
sorte diversa. Mi devi credere. Io ti amo così profondamente che la storia con
Lazarre ha ferito me per primo. Usarlo per cercare di dimenticarti è stato
meschino da parte mia. Ho dovuto accettare che fuggire non serviva a nulla.
Sono tornato allo studio, dove tutto mi ricordava te, per sentirti vicino.
Ancora.. sempre. Miller è stato un buon amico, come Juan del resto, che mi è
stato accanto senza chiedermi nulla. Per me Miller eri tu. Mi ricordava i mille
istanti passati insieme, leniva i rimorsi di averti dovuto tenere lontano
quando eri profugo.
-Anche questo mi ha ferito.
-Impazzivo nello starti lontano, impazzivo di paura per
tutto quello che sarebbe potuto succedere. Non avevo il coraggio di mandarti
via, di lasciarti; non avevo il coraggio di abbracciarti, baciarti, anche se
morivo di desiderio.
Ero geloso, irrazionalmente geloso, della tua vita
parallela.. lontano da me. Non sapevo con chi parlavi, chi vedevi.
-Io non parlavo con nessuno, non vedevo nessuno..
-Ma io mi maceravo nel dubbio. Vederti parlare con quel
ragazzo, quel giorno al bar, è stato un colpo terribile. Non riuscivo neppure a
pensare. Non mi era mai successo di provare queste sensazioni. Ne ero terrorizzato.
Quando mi hai fatto giurare di fuggire insieme, ormai, mi ero arreso da tempo.
Poi la tua morte.. e mi sono sentito colpevole. Perché se non ti avessi detto
di si tu non saresti tornato in quella casa per fare i bagagli.. perché se tu
non avessi deciso di fuggire con me Camilla non ti avrebbe sparato.. perché..
ma sai quanti perché ci sono? Tanti. Tanti da non avere il tempo di
raccontarteli tutti. Credimi, amore mio, io ti amo.. non posso vivere senza di
te.. Se decidi di andartene, lo accetterò.. o forse no.. no, non lo posso
accettare. Posso aspettare che tu decida
di perdonarmi.. questo si.. ma qui, accanto a me. Mai più accetterò di stare
lontano da te. Mai più! Ti avverto. Perdonami.
Accosciato ai piedi di Pedro, le sue mani strette tra le sue,
gli occhi fissi in quelli di Pedro, Guille aveva lasciato parlare il suo cuore.
Pedro ne è consapevole, sente di potere persino toccare il
grande Graziani innamorato.
Può sentire il suo sguardo bruciare.. può sentire il calore
del suo amore riscaldarlo di nuovo.
-Perdonarti?
-Perdonarmi. Ricominciare di nuovo.
Pedro scuote la testa.
-No. Ricominciare di nuovo no.
Guille sussulta sotto il colpo del rifiuto.
-Perché ricominciare… se non abbiamo mai smesso di stare
insieme?
Ci mette un attimo.. solo un attimo di troppo.. per
registrare la risposta di Pedro…solo due per baciarlo con disperata passione e
per iniziare a fare l’amore con lui.
Perché aveva avuto ragione quando ha detto a Pedro: “Yo non
creo que el amor sea tan debil como para poder quebrarse frente a una situacion
muy dificil o una circustancia terrible por la que un ser umano puede pasar o
una situacion historica inclusive. A mi me parece que el amor es algo que
resiste a muchas cosas, casi todas te diria. Es un acto de voluntad. Es un acto
de verdadera liberdad.. Y se no sobrevive no es amor.” .. perché il loro amore
è sopravvissuto a tutto ed ora, a loro, tocca solo il meglio della vita.
Oh!! Si! Esta debe ser la verdad!! El amor resiste a todo!!!
ResponderEliminarEl mejor final Antonia, no puede no pasar ¡¡ Es el final que se merece este amor, que se merecen Guille y Pedro y tambien nos merecemos nosotras.
ResponderEliminarEste es el Gran Final que nos merecemos después de tanto dolor!!! Esto tiene que ser "La Verdad"
ResponderEliminarESTE ES EL FINAL QUE NOS MERECEMOS!! GRACIAS!!
ResponderEliminarEXELENTE Antonia bravo!!!!!ojalá los hechos sean así!!!!!!
ResponderEliminarme ilusiono pensando en este final.....
te felicito antonia!!! realmente una emocion inmensa leerte .gracias por escribirlo.luly
ResponderEliminarQuè buen final Antonia, ojalà LA VERDAD de Carolina Aguirre sea esta que vos escribiste.
ResponderEliminar¡Qué alta que estás poniendo la vara, Lilita!
ResponderEliminarCon la misma y única situación planteada en el capítulo 74, me sigue admirando la capacidad de elaborar alternativas para un final, para torcerle la mano a un destino que parece escrito definitivamente. Sé que no debe haber sido una historia fácil para escribir, Antonia. Y te doy las gracias por el valor que demostraste al hacerlo.
La manera de exponer los sentimientos de José y Pedro, ese exponerse ante la mirada del otro hasta quedar en carne viva, sin desviarse una palabra, sin caer en lo cursi o lo exagerado. Natural y doloroso, como la vida misma. Me gustó tu José, sabiendo dar un paso al costado, admitiendo y reconociendo su lugar en la vida de Guillermo.
Si el final que se nos viene negando hace rato, el final que no es un sueño, se parece un poquito a este final, creo que voy a tener mi París para siempre.
Me gustaría darte un abrazo, Antonia, para agradecerte por tanto.
Y me quedo con las palabras que le regalaste a Pedro: Porqué empezar… ¿si nunca dejamos de estar juntos?
Antonia......como agradecerte que nos hayas regalado este final que tanto tanto tanto necesitamos? Lo vi todo, las dudas de Pedro, el sufrimiento por saber que Guille habia seguido viviendo sin el, la explicación de Guille de lo que fue sentirse muerto en vida, y sobre todo, la certeza de que el amor sobrevive a todo. Gracias desde lo mas profundo por esta nueva muestra de fe en el amor de verdad. Felicitas
ResponderEliminarLA VERDAD es espectacular Antonia! Muy buena idea y muy bien contada. Muchas gracias!! Mimi
ResponderEliminarAntonia , gracias x este final , lloro, me rio , es lo que quiero ... Verle a nuestros amores , a Guille y a Pedro juntos . Sos buenisssisisima escribiendo . Graciela CT
ResponderEliminarNo podía no pasar... gracias Antonia por devolvernos a Pedro, una vez mas!!!!
ResponderEliminarguau Antonia ojala que la imaginacion de los autores haya ido por este mismo camino y podamos ver esto en la pantalla.....sabes que desde el cap 74 pienso y pienso como podrian hacer los autores para revertir la estupidez que han hecho y no se me ocurria nada que cubriera todo lo que fue pasando...tu version lo logro excelentisimo!!!
ResponderEliminarAntonia, muchas pero muchas ganas de llorar, admiracion absoluta por la vida que le diste a este final, una VERDAD clara y totalmente creible, pero tambien es verdad tu capacidad autoral, Polka no esta ni un poco a la altura de tu imaginacion y creatividad , deberiamos hacerle llegar esto a Suar para que se de cuenta de todo lo que pudo hacer y por cobardia o falta de iniciativa se privo. Gracias por este espacio, gracias por esta lucha incansable por hacer de Guille y Pedro la mejor historia con el mejor final!! Cariños y fuerza ante todo!!! Silvana.
ResponderEliminarAHORA MAS QUE NUNCA NECESITAMOS ESTE FINAL,ES UNA CARICIA PARA EL ALMA.LAMENTABLEMENTE AGUIRRE Y SEGADE YA TIENEN EL SUYO,EMOTIVO,SUGURO PERO CARGADO DE MUCHO DOLOR,NO LOS CULPO,TAL VEZ LAS CARTAS ESTABAN ECHADAS Y NADA SE PODIA HACER,PERO ENTONCES HUBIERAN DEJADO LAS COSAS COMO ESTABAN Y NO LLEGAR A UN FINAL FORZADO, CRUEL, POR UNOS PUNTOS MAS DE RAITING, NO SE PUEDE PERDONAR, NO ERA NECESARIO LA MUERTE, FINAL ABIERTO CON MAS ESPERANZAS,YA ESTA.GRACIAS A USTEDES POR CREAR ESTAS HISTORIAS QUE EN DEFINITIVA QUEDARAN EN MI CORAZON PORQUE VA A TENER QUE PASAR MUCHO TIEMPO PARA QUE PUEDA VER EL FINAL DEL MIERCOLES.YA NO QUIERO LLORAR MAS ,PEDRO Y GUILLE, Y SU AMOR, NO SE LO MERECEN.
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