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LA
HISTORIA – esa, la que escribimos entre los dos…
By Ilgora
Blue más el GPS de Nora Tijeritas
–con más trabajo que nunca, qué lo parió-
De padres
e hijos
Aeropuerto
Internacional de Cartagena de Indias.
Guille
busca en los monitores de Arribos, el vuelo proveniente de Buenos Aires. Camisa
blanca amplia suelta, abierta casi hasta la cintura, pantalones blancos,
alpargatas, su atuendo no logra engañar: todavía no encaja en el paisaje.
Además, nunca dejaría de ser Guillermo Graziani, en ningún lugar en que se
encuentre: por suerte.
Mira
ansioso la salida de los pasajeros: en unos minutos más verá aparecer allí a
Fabián y a su familia. Increíble. Después de tanto tiempo. Mil y una imágenes
en la cabeza: más alto, más bajo, más canoso, más cansado, contento, resignado,
harto. Cada minuto vale un siglo, y si piensa que cada día lejos de él duró
otro siglo, hace una eternidad que no lo ve. Tan ensimismado está que no
registra al hombre frente a él, que le sonríe: -Guillermo Graziani, presumo…
-¡Hijito!
Ni más alto,
ni más bajo, Fabián, su Fabián, feliz, que lo ahoga en un abrazo.
-¡Papá!
Y detrás
de Fabián, el bolso del bebé, el cochecito plegado, el carrito con las valijas
y una joven mujer sonriente, con un chiquito de algo más de un año en los
brazos.
-¡Hijito!
¡Qué alegría! – emocionado, empezando a moquear- ¡Cómo estás! Y se cuida muy
bien de preguntarle si come bien, si duerme bien, si tiene ropa limpia, si… ya
habrá tiempo.
-¡Papá! – renuente
a abandonar el abrazo, se separa un momento sin perder el contacto para llamar
con un cabeceo a su compañera- Vení, Valeria, papá, esta es Valeria, mi mujer.
-Hola
Guillermo, ¿cómo estás?
-Oh sí,
Valeria, hola – “linda chica, bueno, tiene que gustarle a Fabián, no a mí”.
-Y él, por
supuesto, es Guille, papá.
Guillermo
mira a su hijo y a su nieto, los ojos de un Fabián en miniatura.
-¿Guille?
– incrédulo, visiblemente emocionado.
-Sí papá,
Guille, si ya lo sabías.
-Guille, ¡mirá
vos!, ¿qué querés Fabián? Hasta hoy era una fotito, una promesa, y mirá, ahora,
resultó ser toda una personita, una criatura…
“¿Habré
tenido esa misma cara de orgullo que tiene hoy Fabián presentándome a su hijo?”
“Por dios, ojalá que sí”.
Fabián se
ríe y mira a Valeria – ¡Un demonio! te diría, papá… ¿y Pedro? – qué loco, pero en
su imaginario, no hay un Guillermo Graziani feliz, sin Pedro. Memoria selectiva…
-Hijo, uno
no se anda paseando por un aeropuerto internacional con un prófugo – y mira a
Valeria con una sonrisa, encogiéndose de hombros. Y la chica le devuelve la
sonrisa y busca la mirada de Fabián. –Pero no pude convencerlo de que se
quedara en casa.
-¡Seguro! – sonríe Fabián - Decimos mejor que
te trajo porque estarías demasiado loco como para llegar solo. No me vas a
decir que esta “nueva vida” – guiño a Valeria - incluye manejar…
-¿Y poner
en peligro a toda una nación que sueña con unas merecidas vacaciones? ¡No,
querido!
¡Ahh! Como
extrañaba estas conversaciones con su papá. Y como extrañaba Guillermo el poder
charlar alegremente con su hijo.
Guille (abuelo)
le acaricia la mejilla, detiene el mundo para mirarlo a los ojos, toma el
carrito y se adelanta -¿Vamos? – y arranca al frente, seguido por Fabián y su
familia. Radiante. Y apurado. Ya quiere alejarse de todo el gentío.
-¡Mirá que
look, papá, eh!
-Estamos
en el Caribe, hijito – Guille sin voltearse – uno tiene que mimetizarse…
¡camaleónico!
Fabián se
demora unos pasos. Casi en secreto. -¿Te acordás, no? Mi viejo vive con un tipo
que está prófugo…
-Fabi- lo
interrumpe Valeria en voz baja, siguiéndole el paso – sí, me acuerdo, como no
me voy a acordar si me lo recordaste cada 300 kilómetros durante los últimos
5000 ¿de qué tenés miedo? Con mis papás, ya tengo un master en espanto. Y se lo
ve bien al tuyo, un tipo piola…
- Puede
ser… - todavía sin acostumbrarse a esta nueva versión de su padre - debe ser el
Caribe.
Su
respuesta lo espera en el estacionamiento, apoyado sobre el capot de un escarabajo
azul. Remera celeste, (¡no musculosa!), camisa blanca de manga corta
desabotonada, bermudas caqui, alpargatas blancas, sombrerito blanco de ala
corta… el infatigable cigarrillo que se apura a apagar; ¡qué lo parió! Una
visión…
-¡Epa!,
Fabián, ¡qué gustazo! – y Pedro lo abraza; Guille los observa, pendiente -
¡cómo estás hombre! ¡qué bueno que estén acá!, ah, y vos debés ser Valeria, qué
gusto, gracias por venir, y ¡uy!, por dios, ¿este es Guille?, qué grande, ¡hola
hermoso! Mucho más lindo que en las fotos…
-Ah, ¿pero
vos sabías que se llamaba Guille?
Pedro lo mira
comiéndoselo con la mirada. Ver a “su” Guille incrédulo y exultante, es un
bonus de esta visita familiar, y piensa hacerlo durar toda la estadía. Se ríe. Mira
con fingido reproche a Guille. Valeria no pierde ningún gesto.
-No me
mires así. Yo no. Yo no lo sabía.
“¡Este
Guille!” -¡Claro! Claro que lo sabías Graziani, que ahora no puedo decirle
Guille a los dos, ¿no? ¿Qué pasa? ¿el alemán de visita por tierras colombianas?
– Pedro también se siente feliz, ¿qué sentido ocultarlo? – Mirá qué criatura
preciosa, ¡Felicitaciones a los papás! ¡Y al abuelo!
Guille no para
de sonreír: -¿Así que me vas a llamar Graziani, atorrante? Mirá que acá ahora
tenés tres Graziani, sino todavía cuatro…
-Oh, oh –
divertido, Pedro –estamos rodeados, mirando a Valeria – entonces… entonces lo
puedo llamar Guillermito, al niño, claro –Guille le saca la lengua- pero es muy
largo. Mito, ¿me responderá si le digo Mito?
Valeria le
sonríe con esa ternura propia de una madre escuchando adular a su hijo, justo
cuando Guille le pega un “mamporroncito” en la cabeza.
-Dale,
largá y vamos para casa, que esta gente debe estar cansada.
-Pedro,
¿estás seguro de que este es el camino?
-Tanto
como de que estoy manejando al lado del abuelo más orgulloso del mundo, y más (por
lo bajo) sexi – mirando a los chicos por el retrovisor con un guiño.
-Pelotudo.
-¡Abuelito!
La verdad
es que Guillermo está bastante nervioso. Pedro y Fabián, no habían logrado entablar
una relación. Por más que Guillermo había tratado, en su momento, nunca logró
que congeniaran.
La cosa
había arrancado bien, en aquella cena interrumpida por Ana, pero después, nunca
pudo hacer encajar las piezas. Fabián no quería a Pedro. Prácticamente lo había
echado de la casa, cuando pasó la noche en la sala, cosa que Guille entendió
que podría ser chocante para su hijo. Todo tan de repente, todo tan nuevo. Y no
quiso, o no supo cómo, hacer valer su posición, y a partir de ese momento las
cosas se complicaron tanto, que Guille dedicó toda su energía a Pedro dejando
de lado a Fabián.
Guille
sabía que su hijo culpaba a Pedro de la huída y también sabía que el propio
Pedro se sentía culpable de haberlo arrastrado. Y él nunca se había tomado el
trabajo de aclarar las cosas. Ni con uno, ni con el otro. Porque él sí sabía. Y
sentía el peso de aquella frase, su frase: “decí que yo soy un hombre grande,
porque vos, vos agarrás a un pichi y lo destrozás”, como una espada que todos
los días le recordaba que Pedro lo había dado todo por él, casi su vida, sin
dudar, sin pedir nada a cambio, y curiosamente, era el mismo Pedro, el que cada
día lo ayudaba a aligerar ese peso. Era increíble, habían pasado juntos las mil
y una, y todavía les quedaban tantas cosas por decirse…
De allí en
más, la comunicación con su hijo había sido muy delicada. Si bien Fabián había
aceptado muy bien “la nueva condición de su padre”, prefirió volcar su afecto
en cuanto a “ese tema” en Juan, y el propio Guille apañó la situación. Nunca
olvidará un ridículo domingo de pastas vino y “algo más”, disfrutado en
familia, mientras su hermoso estaba solo y se sentía abandonado en la isla.
Ridículo. Culpa total. Guille creía que Fabián veía a Pedro como una suerte de
“rival”… ¿en qué? Difícil al principio, la relación con el tiempo empezó a
mejorar, pero nunca arrimó, ni de cerca a una simple cena padre e hijo. Después
todo se precipitó: Guille se vio “forzado” a abandonar el escenario, y cuando
recibió la noticia del embarazo, por cierto bastante tarde, y todas las
decisiones que había implicado, sintió no poder estar ahí para Fabián, como
hubiera querido. Sabía que lo necesitaba y era muy poco lo que podía hacer.
Tomó,
empujado por Pedro, la decisión de estar en Buenos Aires para el nacimiento.
Llegó hasta Uruguay. Pero el parto se demoraba, al tiempo que la situación en
la frontera estaba insegura. Por aquellos días, él también estaba imputado en
la causa. Además, el saberlo a Pedro solo, lo tenía muy mal y no quería
arriesgarse a dejarlo abandonado otra vez. Nuevamente tuvo que tomar una
decisión: Fabián estaba rodeado por afectos, creando su nueva familia,
acompañado por una nueva versión de Ana, más Beto, Marcos, Cuca, sus amigos. Y
Guillermo volvió a elegirlo a Pedro y se regresó a Colombia, sin cruzar el río.
-¿Te
parece la habitación para ellos? – provocándolo, a propósito.
-Obvio
Pedro, ¿dónde querés que los pongamos con la criatura, en el balcón?
-Entonces,
digamos que de coger ni hablar… -Pedro con trompita.
-Mirá que
sos guarro vos, ¿no pensás en otra cosa? Son veinte días. Nosotros ya nos vamos
a arreglar, nene.
-Mirá que
la última vez la arena te trajo picazón.
-Mirá que
sos pelotudo vos…
-Muy, muy…
Y sí. Tuvieron
que cambiar las sábanas. Otra vez.
-Nos
hubieran dejado el estudio a nosotros, papá.
-De
ninguna manera, hijo. Fue idea de Pedro. Y donde manda capitán… - Pedro se ríe
en silencio.
-Bueno,
ahora deben estar muy cansados por el viaje.
-Pero no, para
nada, dale papá, que pienso exprimir cada minuto.
Pero la
idea de la partida todavía está muy, muy lejos. Y mientras Valeria se acomoda y
pone a dormir a Guille, “Guillermito” en la habitación, Fabián se sienta con su
padre en la sala. Pedro les trae algo para tomar.
-Esto es
riquísimo Pedro.
-Ron y
frutas – mientras prepara otro trago.
-¡Esto es
el Caribe, hijo!
“¿Por qué
creo que el Caribe va a ser la excusa perfecta de muchas cosas en los próximos
días” piensa risueño Fabián “cuestión de aprovecharlo”.
-Muy linda
tu señora hijo, muy linda.
Fabián se
sonríe.
-Y la
conociste en la facultad.
-Sí,
bueno, no exactamente. Iba conmigo a la facultad, pero la verdad no la tenía
registrada, hasta que un día un profe me pidió ayuda para ir a su casa por… en
fin. Hubo que ayudarla a saltar la medianera, estiré los brazos y voilá,
resultó ser ella.
-Miralo
vos a tu profesor, buena onda.
-Sí, te
caería bien.
-Pero
dijiste iba a la facultad…
-Y sí,
porque después con todo el lío del embarazo, pobre prefirió dejar.
-¿Pobre? –
escucha decir a Pedro desde la cocina. Guillermo huele rispidez y prefiere
cambiar de tema.
-Y bueno,
dale hijo, contá, contanos…
-¿Contá?
El que tiene que contar sos vos, papá.
-Primero
vos, hijo, que nuestra historia, nosotros ya la conocemos bastante bien.
Pedro
asiente y sonríe, concentrado preparando el trago.
-Aunque
hay un par de cositas que bien podríamos compartir, al fin y al cabo es Fabián,
cuánta vergüenza nos puede dar – se lo escucha decir a Pedro, que se les une y
le da el vaso a Guillermo. Trata de generar un clima ameno. Sabe de la ansiedad
de Guille.
-¿Vos
decís Pedro? ¿Algún pasaje en que se reconozca al auténtico Graziani “en gira
por las Américas”? – riéndose de su padre.
-Ríanse
Uds. dos, pero los mejores cuentos son lo protagonizados por “este”- señalando
a Pedro – caballero aquí presente, como la vuelta esa con tu amigo, el
fotógrafo de la National Geographic.
-Guille,
por favor…
-Por favor
–riéndose -¡por favor yo! Un fotógrafo, una cámara y Pedro. ¡Casi me da un
soponcio!
Valeria,
aparece, curiosa, y haciendo gesto de que el niño se durmió, se une al grupo.
Pedro le indica que el vaso sobre la mesa es para ella.
-No le
puse alcohol, no sabía si… - sonríe Pedro y ella le devuelva la sonrisa con un
ok. Guillermo sigue hablando un poquito más bajo.
-Vos,
querido, con tu imán para los quilombos – sonriente. Y Guille, instintivamente
le toma la mano, pero se encuentra con la mirada de Valeria. ¡Nunca habían
estado acompañados en esta casa! Y se la suelta.
-¿Yo? Pero
Guille, vos porque no te gusta Los Puentes de Madison.
-¡Los
Puentes de Madison! –acota Valeria mirando a Pedro – una de mis películas
preferidas.
-Yo, ni sé
cuál es.
-Dale
Guille, acordate…
-Me
aburre, me duermo. A ver vos, hijo, seguro que tenés un cuento mejor.
Fabián se
arrellana en el sillón.
-A ver,
por donde empiezo… en casa – e inmediatamente se arrepiente de la expresión,
pero ya está dicha. Valeria también baja la mirada. Entiende. – Allá, las cosas
están tan bien como pueden estar, sin - pausa - Uds dos.
Y Pedro lo
mira y agradece con el gesto que lo incluya, porque la verdad es que sabe que
Fabián habla solamente de Guillermo.
-Marcos,
como siempre, aunque ahora le agarró la locura de estar de vuelta con su mujer
y parecen dos tortolitos que lo andan “haciendo” (gesto incluido) hasta en el
baño de un bar.
-¡Ay Fabi!
– lo interrumpe Valeria, riéndose.
-Te juro,
Valeria, vos lo sabés. Es verdad.
-Te creo,
hijo, Marcos es cómo es, siempre lo fue: pero con nosotros, ha tenido un par de
detalles, que le perdonamos todo – y comparte su bebida con Pedro. Valeria los
observa.
- Beto fue
preso.
-Me contó Marcos
– corta Guille – son todos unos idiotas- indignado.
-Gabi lo
quería visitar y él siempre se negó. Todo un drama. Y después cuando salió,
tampoco quiso saber nada más con ella.
Pedro y
Guillermo se miran. No estar ahí, para Beto, les duele.
Siguieron,
Cuca, Sonia, Solange, José permanente colaborador del estudio – esta vez es
Pedro el que mira a Guille y Guille el que mira el piso; la facultad, ese
profesor tan copado que de hecho es quien los presentó con Valeria.
Y Fabián
modera el relato, porque la sonrisa de su padre no logra engañarlo y Pedro ya
hace rato que se fue para la cocina y no sale. Guille también lo notó: Pedro,
oscureciéndose, es como una tormenta de arena que le opaca el corazón. Lo
presiente, sin siquiera tener que mirarlo. Y Fabián ni cuenta, que Ana sigue
frecuentando a Camila, quien trata de resolver, con ayuda de Gabriela el tema
del divorcio, para poder volver a casarse, esta vez con un importante empresario
establecido en Uruguay, y que la causa de Pedro, está congelada. Y nadie le
pregunta.
Valeria
bosteza.
-Esta
chica se muere de sueño. Me parece que ya estuvo bueno por hoy, hijito –
Guillermo sonríe al tiempo que se pone de pie e invita a Fabián y Valeria que
hagan lo mismo. -Vámonos todos a dormir, que mañana será otro día. Nosotros –
haciéndole una seña a Pedro –salimos un ratito, ¿sí?
Pedro lo
mira sorprendido, ¿salir? ¿ahora? No puede ser lo que está pensando. Fabián no
piensa, pregunta:
-¿Van a
salir ahora? ¿Todo bien?
-Perfectamente
hijito. Todo perfectamente bien. Pero el médico me dijo que tenía que caminar.
Colesterol alto.
-¿El
médico? ¿Colesterol?
-Rutina,
hijito rutina. No se preocupen de nada y nos vemos mañana, sí. Nos llevamos
llave. – y prácticamente arrastrando a Pedro del brazo, salieron.
-Qué se yo
Vale, yo soy el hijo, prefiero ni pensar. Vámonos a dormir.
Guillermito
seguía durmiendo. Se acomodaron en la cama.
-Y
entonces, ¿Qué tal? ¿qué opinás? No fue tan raro, ¿no? Estuvo bueno…
-Fabi,
¿qué estás diciendo? ¿si estuvo bueno? Fabián Lucas Graziani, ¡claro que estuvo
bueno! Es más, me pregunto porqué Ana, cuando te ponés insoportable, me mira y
me dice: “Igualito a Guillermo. Nunca te terminás de acostumbrar. Un Graziani
auténtico”… ¡si tu papá es un dulce de leche de hombre! Además, hasta que no lo
ves al lado de Pedro, nadie diría que es gay.
-Decímelo
a mí, que si no me lo decía él no me daba cuenta.
-Perdoname
que te lo diga, Fabi – Valeria se ríe y lo abraza –pero hacen una linda pareja.
Ese Pedro es genial. Y se nota que lo adora.
-Sí, ya
sé. Tengo ojos. Y te digo, como buen negador que soy, que para preservarme,
supongo, no pienso que a mi viejo le gusten los tipos, y eso que le “conocí”
algún otro: a mi viejo, el que le gusta es Pedro, y resulta que es un tipo.
¡Qué sé yo! cuando uno encuentra “la persona”…
-A ver, a
ver, el tópico me interesa – Valeria, cariñosa, se acomoda en brazos de Fabián
– además, con el cambio de horario, uno que yo conozco se despierta en
cualquier momento.
Guille
está agitado. Trata de atrapar el aire en grandes bocanadas, con poco éxito.
Camina casi corriendo y gesticulando. Pedro lo sigue al trote, para no perderlo.
Finalmente
se detiene y se apoya en una farola solitaria, todavía lejos del mar, pero les
llega su olor, y su rítmico murmullo, imponiéndose a cualquier otro sonido. Se
toma el pecho, no puede respirar. Pedro lo abraza y lo empuja hasta lograr
sentarlo en un banco. Se acuclilla delante de él, e intuitivamente se transporta
a ese instante único, uno de sus mejores recuerdos, aún en uno de los peores
días de su vida, cuando su propio corazón habló en voz alta, y lo dejó mudo.
-Tranquilo
mi amor, tranquilo – tomándole las manos, besándoselas – tranquilo. Es todo muy
fuerte: ver pasar delante de tus ojos toda tu vida arrebatada, la familia, los
amigos, los afectos, los lugares, los proyectos, lo que no tenés.
Y Guille,
escuchando la tristeza en los labios de Pedro, se apresura a levantar la cabeza,
y lo avanza de un zarpazo, le come la boca, enloquece su pelo y lo atrapa en un
abrazo que los deja sin aire.
“Estar lejos
tiene sus ventajas”- se dice Pedro para sí – “esto, en el barrio, impensable”.
Una farola
perdida en una playa sin nombre, estrellas al revés, y los brazos de Guillermo.
Iluminados
por la luna llena, los ojos negros no pueden ser más profundos, ni más negros.
Hipnóticos.
-Pedro –
escucha que Guille le susurra en su cuello, reticente a perder el contacto – Un
solo instante de una vida sin vos, eso es lo único que me quita la respiración.
-Te pido
por favor Pedro, cuando entremos, silencio. Que no se te escape un grito, ni
una palabra.
-Eso, en
un punto, depende más de vos que de mí, amor. Nos hubiéramos quedado en la
playa…
-Pedro, no
seas atorrante. ¿En el estudio tenemos un sillón, no?
-Sí.
-¿Cama?
-Sí.
-¿Una
plaza?
-Plaza y
media.
-Te enseñé
bien a vos, eh…
Continuará...
¡Otra vuelta de pluma, otra historia! La Maga hechiza hablando de amor, de familia. Uniendo, sabiamente: ternura, sensualidad, celos y amor. Un amor profundo que gota de su pluma encantada para alcanzar, directamente, nuestros corazones. Siempre me he preguntado cosa viniera después la palabra fin. Como una mosca habría querido espiar, también de lejos. La Bruja ha devuelto realidad este deseo. Gracias.
ResponderEliminarGracias Antonia, que lindo comentario... lo que vendría después de la palabra fin... los espacios que nos toca construir a nosotras, para que estén juntos, amiga!
Eliminarque remolino de sentimientos!
ResponderEliminar:)
EliminarQuè interesante este relato...Varias cosas para pesar en la balanza c la llegada de Fabiàn,algunas tormentas se avecinan y la relaciòn c Pedro se va a tensar en algùn momento.- Adoro este Guilleee!! tan seductor,libre y muerto de amor.Mis partes favoritas:"Una farola perdida en una playa sin nombre, estrellas al revés, y los brazos de Guillermo." "Iluminados por la luna llena, los ojos negros no pueden ser más profundos, ni más negros.Hipnóticos"
ResponderEliminar¡Guille en el Caribe! Gracias por la lectura!
Eliminar...Un solo instante de una vida sin vos, eso es lo único que me quita la respiración...
ResponderEliminarQue belleza!! Muchas gracias!!
¡Qué bueno que te gustó, Adriana!
EliminarBellos!!! Y su amor tan grande... no dejo de admirar la cantidad de alternativas que habia para que Pedro viviera... simple y hermoso, Ilgora!!!!
ResponderEliminar¿Verdad? Cuántas maneras de que pudieran vivir su felicidad...
EliminarTe cuento algo ilgora. En la tierra de macondo y sus alrededores , como alguien por ahi lo titula en sus cancioes existe "la tierra del olvido" donde las penas y los dolores menguan, pero los amores verdaderos perduran, las mariposas amarillas siempre revolotean, el ron se toma puro, y no solo es magia del caribe colombiano, esta impronta hasta el interior...aca esos amores de alma, cuerpo y vida enteros se respetan a muerte. Solo espero que una noche de luna llena, frente al mar guillemo le exponga sus miedos pedro y asi los exorcise. y guillermo de rigurosa "guayabera " blanca se debe ver....que decir, magnifico?.
ResponderEliminar¡Qué hermoso Lucero, lo que han logrado estos dos hombres, que todos los sentimos parte nuestra,de nuestra cultura, reflejados en los afectos que nos identifican! Gracias por la lectura y el comentario!! Y Guillermo de blanco, qué más!
EliminarValió toda la espera, Mágica Ilgora! Inestimable este Guille que sabe demostrar todo el Amor que le tiene a su Cielito. Esas miradas, roces y complicidad parece verlas!! Solo imaginar Guille como abuelo, enriquece de matices tiernos este hombre, de otra manera, definitivamente sexy!! Gracias por esta otra joya 'familiar'
ResponderEliminarGracias Mónica... verlos formado una familia, me hace bien!
EliminarCon vos esto me pasa seguido Ilgora, y a veces pienso que soy mezquina quedándome con tan poco, siendo que te brindás tanto. Pero es más fuerte que yo, se me impone. De toda tu maravillosa historia, maravillosa de principio a fin, me llevo y guardo esto: "estrellas al revés". Es todo. Todo, todo. Mil gracias.
ResponderEliminar:)
Eliminarque hermosa esta HISTORIA.....hace poco recorriendo fics habia vuelto a leer la primera y me preguntaba cuando Ilgora se decidiria a continuarla......no se que mas escribirte repecto a lo que siento cuando te leo....me trasportas....me imagino cada uno de los dialogos....las situaciones....sos increible!!! me quedo con esas palabras que tanto me hubieran gustado oir de la boca de Guillermo....-Pedro Un solo instante de una vida sin vos, eso es lo único que me quita la respiración...espectacular....!!!! Gracias!!! Gracias Gracias!!!! Barby
ResponderEliminar¡Un final soñado! Gracias por tu lectura, Barby!
Eliminar"-Pedro – escucha que Guille le susurra en su cuello, reticente a perder el contacto – Un solo instante de una vida sin vos, eso es lo único que me quita la respiración." Lo mismo me pasa cuando leo tus mágicos relatos...me quitan la respiración...sos genial, única, Ilgora...Los puedo ver, felices, eligiéndose, juntos, acompañándose, apoyándose uno en el otro, como debería haber sido esta historia de amor...dos seres fundidos en uno... Te aplaudo...te felicito...te agradezco !!! Bss
ResponderEliminarGracias Andrea... es contar lo que ellos nos transmitieron!
Eliminar"Guille también lo notó: Pedro, oscureciéndose, es como una tormenta de arena que le opaca el corazón. Lo presiente, sin siquiera tener que mirarlo"
ResponderEliminar"-Pedro – escucha que Guille le susurra en su cuello, reticente a perder el contacto – Un solo instante de una vida sin vos, eso es lo único que me quita la respiración."
Sólo dos frases y me enamore de este Guillermo. Amor profundo, amor incondicional, amor que resiste a todo. Profundamente enamorada de La Historia!!!
¡Es que el sentirse amado por Pedro, te hace invencible!
EliminarIlgora, acà siempre con el desfibrilador a mano...Me llena de placer leerte. Este, el de Guille y Pedro, es un raro caso de amor colectivo, al que saturamos con el anhelo y la empeñosa necesidad de que sigan amandose tempestuosamente, singular y diferente, que no terminen sus caricias, sus besos, su deliciosa intimidad, su vida cotidiana, y vos, magistralmente, nos interpretàs y lo ponès en palabras ..." Lo presiente, sin siquiera tener que mirarlo"... me garantiza que no hay errores, los encontrò la vida, se eligieron y tienen amor para rato. Adorable momento familiar! Marlene Rodriguez
ResponderEliminarAmor colectivo... preciosa imagen Marlene! Gracias por tu lectura!
EliminarIlgora me pone feliz que hayas retomado esta hermosa Historia tan querida, y que hayas vuelto a escribir sobre Guille y Pedro. Bello relato con mezcla de sensaciones: la ternura del reencuentro con la familia, la nostalgia por lo que se dejó atrás, la certeza de que la elección fue la correcta....y el humor con que siempre nos mimás y nos robás una sonrisa en el momento justo en que el nudo en la garganta de está formando ...“esto, en el barrio, impensable”. Me guardo estas frases en mi corazón: "Y Guillermo volvió a elegirlo a Pedro y se regresó a Colombia, sin cruzar el río", "... todos los días le recordaba que Pedro lo había dado todo por él, casi su vida, sin dudar, sin pedir nada a cambio, y curiosamente, era el mismo Pedro, el que cada día lo ayudaba a aligerar ese peso. Era increíble, habían pasado juntos las mil y una, y todavía les quedaban tantas cosas por decirse…". Resumen perfecto de un amor único. Gracias!!!! María Elena
ResponderEliminarAh! Y no me pasó por alto el "palito" para Gabriela jaja, muy bien Ilgora
EliminarJajaja... gracias otra vez María Elena, por tu lectura detallista y tus generosos comentarios!
EliminarAmo la cotidianeidad de estos dos! amo esta historia de amor, renuncia, encuentro, tristeza, entrega... Cómo se aman es hermoso y pleno. Por favor nonos dejes mucho tiempo con la espera del siguiente capítulo. Increíbles tus historias,que manera de escribir!! felicitaciones, te leemos!!!!!!!!!! Susy
ResponderEliminarPrometido Susy. Próximo capítulo ya entregado. Gracias!
EliminarY leer al Ilgora es volar, viajar ,soñar que más?? Leer a Ilgora es todo.
ResponderEliminarUn día me dijeron q cuándo no se encuentran las palabras para describir lo q te produce leer una historia, es simplemente porque el autor ya colocó todas y cada una de ellas en su escrito.
Por eso perdóname Ilgora,pero con vos se me agotan las palabras..
Maravilloso, sublime gracias.
q hermoso lo q decis Ceci
EliminarAy, Cecilia, qué precioso comentario. Gracias muchísimas gracias, exagerás, pero qué bien hace!
EliminarBellísimo, Ilgora. Impecable!
ResponderEliminarLos amo en su cotidianeidad. Los amo sabiendo que están juntos y pelean por su amor.
No tengo palabras para expresar lo que siento.
Un beso gigante. Quiero leer más!
Gracias Cari! Hay más!
EliminarColectividad d hermosas palabras - no solo lo q nuestra Hermosa Ilgora nos regala sino tambien lo q cada una de todas las q te han leido Ilgora dicen aqui - privilegiada me siento cada vez q te leo - cada vez q las leo a todas, comentarios y escritoras. Privilegiada me siento al haber descubierto no solo a Guille y Pedro sino tambien el haber descubierto este grupo d increibles mujeres q comparten conmigo el amor a estos dos - cada linea q nos das al describrir el amor de ellos es una manera nueva en que puedo descubrir el amor en todo su esplendor - acuerdo con Ceci y su comentario "...el autor ya coloco todas y cada un de ellas en su escrito", perfecta manera de describrir mis sentimientos cada vez q te leo - me llevo tus historias conmigo, me llevo tus palabras en mi para visitarlas cada momento q me llega el aroma de el amor y contigo, con tu manera de escribir me haces ver q el amor tiene miles d maneras d describirse y yo estoy asomandome a el en cada frase q nos das
ResponderEliminarQué hermoso lo que decís, Ana! Y que importante. Leyendo en este blog he comprendido que los comentarios de las lectoras son parte fundamental de las historias (además del impulso para seguir escribiendo). Gracias por tu lectura y por compartirla!
EliminarMaravilloso Ilgora...siento un nudo en la garganta , me emocionaste ..... gracias x seguir con "esto". Graciela CT
ResponderEliminarGracias Graciela!
Eliminar"Un solo instante de una vida sin vos, eso es lo único que me quita la respiración." La magia ha vuelto de tu mano, como siempre Ilgora, definitivamente, por algo tenia que leerte hoy, martes 13. Miles de gracias. Felicitas.
ResponderEliminarCon "ellos" no hay martes 13 que valga!
EliminarIIGORA, QUE SE PUEDE AGREGAR, DECIR. LO SUYO ES SIMPLEMENTE UN DESBORDE DE TERNURA, CALIDEZ,EMOCION , DE AMOR DEL BUENO. TAN ELLOS, TAN COTIDIANOS, ENAMORADOS, HACIENDO FRENTE A TODO, JUNTOS. UNIDOS POR ESA PASION INTACTA QUE LOS ENVUELVE ETERNAMENTE. AMO A ESTE GUILLE, CON SU AMOR INCONDICIONAL HACIA SU PEDRO, SU CIELITO.
ResponderEliminarADORO LAS CUOTAS DE HUMOR, ESE FINAL TAN ELLOS, TAN IIGORA.CERRAR LOS OJOS Y SIMPLEMENTE DISFRUTARLOS.GRACIAS POR TANTO.
P/D. CUANTAS FRASES MARAVILLOSAS, NO LAS ESCRIBO PORQUE CON SABRAS ESTOY CON DOBLE CARGO Y EL SOL DEL 25 ASOMANDO.
MIL GRACIAS POR ESTE BALSAMO A PURA MAGIA.MONICA DE LANUS
Gracias Mónica, por tu lectura y tu comentario, como siempre tan generoso. Y suerte con el doble cargo, ¡cuánto trabajo! :)
EliminarEstos personajes fueron creciendo de tu mano, querida Ilgora.. Cada vez tienen más matices, recodos, sus sentimientos se pueden leer y lo cierto es que es un puro disfrutar . Graziani en este encuentro con su hijo puede volver al padre que es y redescubrise allí también como hombre en su elección de amor. Valeria es un personaje muy valioso, aporta un lugar femenino que la novela original no transitó... Es observadora, intuitiva... Y la escena de la playa... El zarpazo de Graziani, el pelo enloquecido de Pedro..mi favorita! abrazo!
ResponderEliminarGracias Nora! Personajes que se pueden "ver" porque tijeritas recorta acertadamente toda la maleza alrededor. Yo los canso paseándolos de aquí para allá, y vos los anclas en el punto justo. y esto sigue... qué bueno!
EliminarIlgora Blue, qué bueno este capítulo de esta historia.. Me ha gustado mucho...
ResponderEliminarLas estrellas al revés, la farola, ese beso intenso que desordena a Pedro mientras se escucha el susurro del mar a lo lejos....
agradecido, gGorge.
Caballero, muchas gracias por su comentario. Sí, la magia con el "arriba y abajo" de las estrellas me puede... See you!
EliminarMaravillosa esta segunda parte, espero con ansias la tercera!!
ResponderEliminarY ya está llegando! Gracias por tu comentario
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