Recuerdos (2da parte) by Paula

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-“Guille”

Con esa sola palabra, Pedro sintió que el piso se hundía bajo sus pies.

CAPITULO 2

-“¿Qué   pasó   con   Guille?- preguntó muy lentamente, conteniéndose.

-“Esta mañana en la audiencia por el divorcio… Se empezó a caldear el clima. El tipo intentó pegarle a la mujer en medio de una discusión, Guille se metió en el medio, la piña se la ligó él…”

-“Y por una piña, tanto escándalo? ¿Qué tiene la cara morada? No pasa nadaaa…”

-“Pedro, Guille perdió el equilibrio por esa piña y cuando cayó se golpeó contra la mesa, perdió el conocimiento y no lo recuperó. Ahora está en la clínica, lo están operando.”

Pedro, no respondió, en ese momento sintió que se mundo se le venía abajo. No podía hablar.

Beto, trató de hacerlo reaccionar, -“Pedro, tenemos que ir a la clínica, así hablás con los médicos, yo no entiendo nada de esto, vas a estar más tranquilo cuando hables con ellos. ¡Vamos!”

Pedro se dejó llevar, todo parecía hacerlo en piloto automático.

Cuando llegaron a la clínica, fueron directo a la sala de espera, donde estaban esperando Fabián, Marcos, Sonia, Isabel, Cuca…

Su mirada se posó en Fabián, tenía la camisa manchada de sangre, bastante sangre. Lo miró a los ojos.

-“¿Es, es…? ¿Es de Guille?” Le dijo señalando la camisa.

-“Sí, es del viejo, yo lo acompañé, me dijo que fuera para que me fogueara un poco en todo el quilombo del derecho familiar, se rió cuando me lo dijo… … … Sangraba mucho, sangraba mucho, me manché todo tratando de ayudarlo.”

Pedro en ese momento lo abrazó y no lo dejó seguir hablando. Fabián lloraba en su hombro.

-“Los médicos…”- trató de calmarse Fabián antes de seguir hablando –“Los médicos dijeron que es normal que el cuero cabelludo sangre mucho, pero no me respondía Pedro, ¡papá no me respondía!!!”

 Pedro solo atinó a abrazarlo más fuerte y sintió que la piedra que sentía en el estómago cada vez se hacía más pesada.

Finalmente, se sentaron en las sillas a esperar.

Pedro, apoyó sus codos en las rodillas y hundió su cara en sus manos, nadie se atrevió a hablarle, ni él hizo el esfuerzo por hablarles.

La espera silenciosa se hizo larga, hasta que unas dos horas más tarde, apareció un médico.

-“¿Familiares de Guillermo Graziani?”- preguntó.

- “Soy el hijo”- dijo rápidamente Fabián.

Pedro finalmente reaccionó, se paró y dijo lentamente –“Y yo soy el esposo.”

-“Ah, ok, perfecto” dijo el médico levantando las cejas. –“Bueno, yo fui el cirujano interviniente del Sr. Graziani, venía a ponerlos al tanto de su situación.”

-“El Sr. Graziani, entró a la clínica inconsciente producto de un golpe en el cráneo, ese golpe le provocó un hematoma que estaba haciendo presión sobre el cerebro. Realizamos una intervención para justamente aliviar la presión sobre la zona y evitar males mayores.”

-“La intervención fue exitosa, en estos momentos el Sr. Graziani está siendo trasladado a la Unidad de Terapia Intensiva, para monitorear su condición durante la noche, estimamos que mañana será trasladado a una habitación común.”

-“¿Y cuándo se va a despertar?”- preguntaron a la vez Fabián y Cuca

El médico sonrió, -“Probablemente mañana, como disminuyó la presión sobre el cerebro, va a recuperar la conciencia cuando se le pasen los efectos de la anestesia.”

-“¿Secuelas?”-esta vez fue el turno de Marcos de interrumpir.

-“No las vamos a conocer hasta que el paciente no recupere el conocimiento, en ese momento podremos evaluar.”

-“¿Podemos verlo?”- finalmente habló Pedro.

-“Mmm, no creo que sea conveniente…”

-“Por favor”- lo interrumpió Pedro, -“aunque sea 5 minutos”-

-“Está bien, pero sólo los familiares más directos, vengan conmigo.”-

Pedro y Fabián se miraron y rápidamente siguieron al médico.

La unidad de terapia intensiva, tenía las camas separadas por biombos, el sonido permanente era el de los monitores cardíacos, respiradores y el olor a desinfectante y enfermedad. Pedro sintió como se le revolvía el estómago.

Pasó primero Fabián, que le sonrió cuando salió y después fue su turno.

Guillermo estaba dormido, un pequeño vendaje en la cabeza, la vía para el suero en la mano derecha, monitor cardíaco conectado, que indicaba un latido constante y un moretón prominente en el pómulo izquierdo.

Pedro se acercó a la cama, le dio un beso en la frente, le acarició con cuidado el lado golpeado de su cara y le dijo suavemente: -“Despertate pronto, te necesito…”

Cuando salió de la clínica, lo estaba esperando Beto, que parecía haber hecho con él mismo juramento de lealtad que tenía con Guille.

-“¿Te llevo a tu casa? Tu auto quedó en Tribunales.”

Pedro asintió con la cabeza, ya no tenía ganas de nada más.

Una vez en su casa, se dio cuenta lo grande que era cuando no estaba Guille para compartirla, finalmente su estómago dijo basta y vomitó en el baño.

Estuvo un largo rato sentado en el piso del baño, tenía frío, cansancio, se sentía solo.

Finalmente, se levantó, fue al dormitorio, se acostó en la cama, abrazó la almohada de Guille, que todavía tenía su olor y se quedó dormido.

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A la mañana siguiente, se sentía un poco mejor, ya descansado y bañado fue para la clínica.

Se encontró con Gaby y Beto en la puerta.

-“¿Qué hacés vos acá?, ¿no estabas de vacaciones?”

-“Beto me avisó, me vine volando, ¿vos cómo estás?”

-“Yo estoy bien, y si Guille recupera el conocimiento hoy, voy a estar mucho mejor.”-

En ese momento llegó Fabián y subieron todos juntos a la UCI, allí les informaron que más temprano el paciente había sido trasladado a una habitación común porque no había habido complicaciones y que esperaban que en las próximas horas despertara.

Todos sonrieron aliviados.

Cuando encontraron la habitación, se sentaron alrededor de la cama, conversaban en voz baja, cuando los interrumpió una enfermera.

-“Sr. Beggio?”

-“Sí, soy yo.”

-“Ud. es el esposo del paciente, ¿no? Necesitaríamos que firme unos formularios y autorizaciones de estudios, ¿podrá acompañarme, por favor?”

-“Sí, como no.” dijo mientras se levantaba. Y dirigiéndose a los otros, les pidió –“Me avisan de cualquier novedad, no?”-

No hacía 10 minutos que Pedro se había ido, cuando Guille empezó a despertar.

-“Pa, pa, ¿cómo estás?”

Un gruñido fue la respuesta de Guille.

-“Tranquilo viejo, despacio”-

Guille finalmente abrió los ojos, lo vio a Fabián y sonrió.

-“¿Qué carajo pasó?, siento como si me estuvieran taladrando la cabeza.”

-“Y algo parecido Guille, menos mal que tenés la cabeza bien dura, porque sino…”- le aclaró Beto.

-“¿Qué pasó?”

-“Un cliente, un golpe, un hematoma, una operación, pa”-

-“¿Todo eso? Bueno eso explica el dolor de cabeza, ahora me quieren explicar ¿qué hacen todos acá?”

-“Bueno, por lo que vemos ya estás bien Guille, ya estás quejándote”- se rió Gaby –“Me voy a llamar a Pedro, ustedes avisen a las enfermeras, así viene el médico a revisarlo.”

-“Guille, estuviste varias horas inconsciente, te operaron, por eso estamos acá. Corta la bocha.”

-“Te avisé que ese tipo era un hijo de puta, ¿te acordás? Bueno ahora lo confirmaste.”- dijo Gaby

-“La verdad que mucho no me acuerdo.”- les reconoció Guille.

En ese momento se abrió la puerta de la habitación y con la sonrisa más grande del planeta entró Pedro, se acercó a la cama, le agarró la mano a Guille y preguntó

-“Mi amor, ¿cómo estás?”

Guille lo miró asombrado, soltó su mano de la de Pedro y le respondió: -“Perdón, ¿nos conocemos?”-

Continuará....