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-Cara-
Hizo el
equipaje en poco tiempo. Todo apiñado en dos valijas y un bolso que, ahora,
esperaban cerca de la entrada de la casa.
Pedro había
perdido las llaves del coche; al llegar a la casa las había echado sobre la
mesa y, ahora, ya no las podía encontrar.
No quería
que Guille lo encontrara aún allí, a la vuelta del estudio; por este motivo
guardó sus cosas, en desorden en la valija, la cerró a duras penas y ahora
buscaba, desesperadamente, las llaves para irse.
Como
siempre sucede, la prisa no te hace ver lo obvio; las llaves habían caído,
sencillamente, bajo la mesa. Pedro las recogió y, de prisa, después de haber
cargado el coche, cerró detrás de si la puerta de entrada, dejando aquella casa
dónde ha vivido feliz hasta al día anterior.
Apenas a
tiempo para evitar cruzarse con Guille de vuelta del estudio; apenas a tiempo
para evitar renovar el dolor que lo
quema por dentro.
Guille
ve un coche alejarse a lo largo de la calle antes de darse cuenta que es Pedro
que está dejando su casa, quizás para siempre.
Ha
aprendido a conocerlo bien, su cielito lindo, cuando estalla no hay remedio.. y
esta vez la deflagración ha sido mortal.
Por primera
vez en su vida Guille no sabe qué hacer, cómo recomponer las cosas. Porque, en
buena sustancia, no logra comprender porqué han llegado a este punto.
Qué se
ha torcido.
Ciertamente,
él ha sido demasiado condescendiente con Pedro, porque es verdad que cuando
notó cómo era feliz cada vez que lo acompañaba
a correr comenzó a seguirlo también en éste actividad: indudablemente se había
equivocado en no confesar que perder el
tiempo, de aquel modo, no era por él.
No
lograba estar allí, sentado sobre un banco a la espera que acabara los
entrenamientos, sin hacer nada. Aquella vida no era por él; no que no hubiera
probado, sencillamente no lograba acostumbrarse.
Con una
excusa había vuelto al estudio; ¡aquella era vida para él!
Empeñarse
en el estudiar casos jurídicos o bien en el enseñar a jóvenes estudiantes como afrontar
el complejo mundo de la justicia: hacer algo profesionalmente estimulante.
Más o
menos en el mismo período encontró a Gloria, no la veía hacía muchos años, casi
treinta; había sido su primera historia seria pero no había durado mucho.
Divertida,
atractiva al punto justo, lo había implicado en largas conversaciones sobre el
pasado; nunca habría pensado que Pedro pudiera estar celoso de ella, sobre todo
nunca habría pensado que el comportamiento de Gloria pudía ser tan
contradictorio.
No
lograba comprender porque Gloria le había mentido a Pedro, porque Gloria se había
negado de referirle a Pedro que aquella tarde se habían visto por un problema
personal de Gloria.
Ingenuamente,
Gloria se había dejado fotografiar del último compañero en poses
comprometedores y ahora, este hombre, la chantajeaba amenazándola con mandar
las fotos al ex marido.
Gloria,
a pesar de esforzarse de estar tranquila, literalmente era aterrorizada por la
eventualidad de perder la confianza de los hijos por cuyo Guille se había ofrecido
de hacer de trámite para recobrar las fotos.
De esto
estaban hablando en el café "La
Plaza", pero como hacerlo entender a Pedro?
Guille
entra a la casa, apoya el bolso y las llaves sobre el mueble cerca de la
puerta, y da una vuelta por la casa ya vacía. No ha quedado ninguna huella de
Pedro; parece, casi, que él no ha estado nunca allí.
Que
nunca ha dormido allí, hecho el amor.. mirado la tv junto a él... en lo que se había
convertido en su refugio privado.
El dolor
es fuerte, por un momento hasta cegador. Tiene que dejarle el tiempo necesario
para que comprenda solo que su celos no tienen fundamento, que él lo quiere
como antes, más de antes; ¡esto lo tiene bien claro, pero como es difícil
dejarle el espacio que pregunta!
Aquella
tarde Guille no logra cenar.. no logra tomar sueño.. continuamente la mano
explora la otra parte de la cama, esperando lo imposible.
¡Pero lo
imposible queda imposible!
A las
dos de la noche Guille enciende la luz y renuncia a dormir.. renuncia a sus
principios.. renuncia a sus decisiones… cualquier cosa con que Pedro vuelva a
casa.. ¡también poner su dignidad bajo los pies!
Toma el
teléfono y lo llama pero Pedro no contesta.
Después
de cinco minutos intenta de nuevo llamar, luego de nuevo otra vez y de nuevo. Hasta
cuando Pedro no apaga el celular.
Entonces
prueba con el teléfono de casa pero, también aquí, nadie contesta.
-Pedro, te ruego, no hagas así. No ha
sucedido nada así de grave para justificar tu reacción. Ciertamente, me he
equivocado en esconderte que estaba viendo a Gloria pero, créeme, no por un
segundo fin. No estoy interesado en ella. Es sólo una persona de mi pasado, a
la que quiero, que tiene necesidad de ayuda. Te ruego, volvé. No puedo pensar
que todo acabe así, por una equivocación estúpida. Te ruego. No me hagas
hablar, como un estúpido, a un contestador automático.
También
los mensajes no consiguen mejor suerte.
La
mañana lo encuentra destruído; toda la noche la ha transcurrido mirando el
celular, esperando una llamada que no ha llegado.
Mientras
toma el café por fin llega un mensaje de texto de Pedro.
"No me llames. Me obligás a cambiar
el número si seguís llamando. No me dejes mensajes, no los escucho y ni los escucharé.”
¡Mejor
habría sido no haberlo leído!
Se esfuerza
en trabajar pero la concentración parece tenerlo abandonado.
A la
diez, Gloria llega al estudio.
-¿Hola Guille, podés hablar?
- Venís a mi despacho.
Apenas
cerrada la puerta, Guille la afronta con decisión.
-¿Porque no le contaste la verdad a mi
socio?
- Sabés que no quiero que nadie sepa, me
avergüenzo demasiado por mi ingenuidad. ¿Por qué debía que contarle mi cosas? Yo no lo conozco.
-Es mi socio, hablar con él es hablar conmigo.
-Yo no lo conozco. Y luego, tu socio
debería tener más confianza y respeto de tus decisiones. Perdonáme si te digo
esto, pero lo pienso. Si lo creés oportuno puedo hablar con él, pero lo hago
contra mi voluntad, te lo aseguro.
-No. No te preocupes. Ya no es
necesario. ¿Por qué viniste al estudio?
Gloria mira alrededor con circunspección.
-Aquel hombre me ha llamado. Quiere el
dinero mañana y me devolverá las fotos.
-Vos no tenés que ir. Yo voy en tu lugar.
Hago el trámite y te recupero las fotos. Quedáte tranquila.
-
Sabés que no lo logro.
La
acompaña a la salida y mientras la tranquiliza
de nuevo.
-Yo pienso en hacer el trámite. No te
preocupés, el acuerdo será respetado y vos tendrás el paquete."
Volviendo
hacia el estudio Guille se cruza con Beto.
-Beto, hacéme un favor. Entregá el
legajo que está sobre mi escritorio a Pedro. Está trabajando en su casa. ¿Le
decís si lo revisa para ver si falta algo?
-Voy enseguida. ¿ Se pelearon
que Pedro no vino a trabajar hoy?
Guille lo mira a los ojos por algunos segundos y
luego sonríe triste.
-Sí, por qué mentir. Discutimos.
Pasará. Tiene que pasar. Vas ahora.
Se sienta
en el escritorio y apoya, cansadamente, la cabeza entre las manos.
El celular
de Pedro todavía está apagado. Ha sido de palabra, no quiere tener nada que ver
con él.. y él está volviéndose loco en tratar de entender como sanear esta
herida primera que se pone demasiado profunda.
Antes de
que se transforme en una cicatriz irreversible.
Por la
tarde Gloria vuelve jadeante.
-Guille, ha llamado. Me han dicho que el
dinero tiene que ser entregado a esta dirección.
-Bien. Conozco el sitio. ¿Está todo el
dinero?
- Sí. Está todo en este sobre. Recorda
los negativos. Son ocho fotos. Controlá, te ruego.
-No te preocupes. Controlaré antes de
entregar el dinero.
Otro llamado
por teléfono a Pedro no contestado y se encamina a la cita.
El trámite
se hace esperar pero la entrega ocurre en dos minutos; el tiempo de controlar
foto y negativos y de vuelta al estudio.
Ya no
hay nadie. Echa el sobre con las fotos sobre el escritorio y se sirve un vaso
de whisky.
"Como hago a afrontar otra noche
sin vos, mi amor. ¿Cómo hago?”
Toma el
celular y intenta de nuevo a hablar.
Esta vez
siente un celular sonar cerca de él, levanta los ojos y ve a Pedro apoyado a la
puerta.
Tiene
una expresión tensa, se ve bien, pero cuanto menos está allí, cerca de él.
-Pedro.. ¿volviste?
Su
expresión no cambia.
-¿Qué tenés decirme tan urgente que te
empuja a hacer todas estas llamadas por teléfono?
-Como podés hacerme esta pregunta.
¿Según vos qué quiero? ¿Creés realmente que te necesito por una puta causa?
- ¿Y qué
querés?
-No podés hacerme esto, Pedro. Razoná,
te ruego. ¿Cuándo te he dado motivo de dudar de lo que siento por vos? ¿Cuándo?
Pedro lo
mira fijo, sin expresión, antes de contestar.
-Nunca, es verdad; pero siempre hay una
primera vez.
Exasperado
Guille, se sirve otro whisky.
-Pedro no podes decirme esto. No me lo
merezco.
Golpeado
por el silencio innatural, se vuelve y ve Pedro sentado a su escritorio
observando algo; se acerca y nota que Pedro ha abierto el sobre que contiene
las fotos de Gloria y, ahora, está mirándolas una a una.
En un
silencio ensordecedor, Pedro le mira, de nuevo, con atención luego levanta la
mirada y, de repente, se la arroja encima con violencia.
Guille
mira las fotos caer al suelo, incapaz de aceptar el inevitable desastre.
-¿A este punto hemos llegado Dr.
Graziani? Felicitaciones, las fotos te han salido muy bien.
Guille
mira de nuevo las fotos, las recoge del piso y, cansadamente, las guarda de
nuevo en el sobre.
- Pedro no es como parece. No es..
-¿ Cómo no es "como parece"? ¿Querés comentar uno a uno las fotos lascivas.. de tu amante rubia?
-Te ruego, Pedro, dejá que te explico.
-¿Explicar qué? ¿Cómo las sacaste? ¿Cómo elegiste el ángulo justo? ¿La cámara de foto usada? O bien querés contarme
si las fotos las sacaste antes, para calentarse mejor, o bien las sacaste
después.. para recordar mejor..
Se
dirige hacia la puerta con el claro intento de irse; Guille, desesperado, trata
de retenerlo por un brazo.
-Te ruego, razoná. Sabés que no tengo
una cámara de fotos.
Pedro se
sacude la mano de Guille de encima y, no pudiendo alcanzar la puerta de entrada,
se dirige hacia el patio.
-El gran Graziani ha encontrado cómo
justificar su pequeña transgresión..
-No es así Pedro. No es así. No podría
ser nunca así porque yo no soy capaz de vivir de este modo. No pude en el
pasado.. menos que nunca sería capaz ahora que estás vos en mi vida. Sabés que
estas cosas no son parte de mi modo de ser..
-¿Debería creerte? ¿Frente a pruebas tan asombrosas? ¿Pero creer en qué cosa? ¡Yo
ya no te conozco! ¿Pero vos en mi lugar,qué habrías hecho? ¿Qué habrías
pensado?
Guille
lo mira mudo, resignado, cansado; de repente se sienta sobre un pequeño muro del
patio, toma el rostro entre las manos y estalla en un llanto irrefrenable.
-No puedo más. No puedo continuar así.
No puedo.
Pedro
queda pasmado; completamente desprevenido frente a la reacción de Guille.
De
repente todo desaparece. Las peleas, los contrastes.. las mismas fotos de
Gloria.. todo es llevado fuera por estas lágrimas que ruedan, púdicas, sobre
las mejillas de Guille.
Su
resignada desesperación ha podido más que mil palabras, mil discursos, mil comparaciones y lo ha dejado vaciado por
cada sensación y emoción negativa, preso de un sólo deseo: contener Guille.
Su mano
se levanta, como animada por voluntad propia, para apretar la de Guille.
Porque
no todo cambia en la vida y él, para Guille, siempre estará ahí.
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-Cruz-
Hizo el equipaje en poco tiempo. Todo apiñado en dos valijas y un bolso que, ahora,
esperaban, cerca de la entrada de la casa.
Pedro
había perdido las llaves del coche; al llegar a casa las había echado sobre la
mesa y, ahora, y ahora no las podía encontrar.
No
quería que Guille lo encontrara aún allí, a la vuelta del estudio; por este motivo
guardó sus cosas, en desorden, en la valija, la cerró a duras penas y ahora
buscaba, desesperadamente, las llaves para irse.
Como
siempre sucede, la prisa no te hace ver lo obvio; las llaves habían caído,
sencillamente, bajo la mesa. Pedro las recoge y, de prisa, se va.
Apenas a
tiempo para evitar de cruzar Guille de vuelta del estudio; ¡pero justo no habría
logrado sustentar su fría mirada de acusación!
Esta
tarde le pareció volver atrás en el tiempo, cuando le había confesado haber ido
a un bar de tipos y él lo miró asqueado diciéndole cuán desagradable encontró
su comportamiento.
Por este
motivo no le había confesado las salidas con Diego con el que había hecho amistad una vez aclarados
los malentendidos del pasado; al principio había probado incluir a Guille en alguna salida por locales
nocturnos, luego había desistido.
Guille
era refractario a este género de diversiones.
Se había
dicho que también para él estaba bien.. qué la rutina cotidiana de Guille era
lo que quería para él, pero no era así.
Por primera vez en su vida había una
relación a la igual con un coetáneo suyo, podía ser él mismo, sin esconder
nada.
Sentirse totalmente libre; vivir
plenamente su edad.
A veces
sentía la necesidad de no pensar en nada, de aturdirse con la música a alto
volumen pero no le dijo nada a Guille porque había tenido miedo de sus
reacciones.
Sensible
como se sentía por la diferencia de edad, ciertamente lo habría
vivido mal.
Quizás
habría hecho mejor en afrontar su desaprobación y no, ahora, su frío desprecio.
Lo había
sentido quemar sobre la piel y se sentía sucio, con culpa.
¿Por qué
no lo comprendía?, sus salidas eran completamente inocentes; empezadas para
pasar el tiempo dejado libre sin Guille, siempre ocupado por el trabajo, se
transformaron en salidas rituales.
Algo de
beber y luego bailar hasta al agotamiento junto a los amigos de Diego; jóvenes
profesionales que, como él, deseaban despegar de la rutina cotidiana para
recargar las baterías.
Regresar
a su departamento le hace sentir el amargo sabor de la derrota en la boca.
"No es posible" se dice
"no es posible que esto esté
ocurriendo.”
La mano
corre al teléfono y enseguida sus dedos componen, al vuelo, el número de
Guille; pero él no contesta y, poco después, apaga el celular.
Ya ha
vivido todo esto, ya es pasado por días y días sin poder sólo oír su voz porque
Guille se había enojado en cuanto se había familiarizado con un joven durante
su huida.
En sus
ojos, entonces, el mismo desprecio de hoy; en su corazón, ahora, la misma
desesperación de entonces.
Desaparecido,
había desaparecido por un entero fin de semana y ahora todo pareció repetirse
del mismo modo.
"¿Qué debo hacer? ¿Por qué esta
continua falta de confianza de Guille? ¿Por qué no puede creer, sencillamente,
que él es toda mi vida sin que yo tenga que anular la mía por él?”
La
mañana lo encuentra en la cocina, fumando como un loco; los ojos rodeados por
el cansacio y una necesidad de Guille que le destruye el alma.
No, no
puede continuar así, tiene que tomar aire, descargarse caminando entre la
gente; sale y sus pies lo llevan delante del estudio.
Se para
en espera y lo ve llegar; Guille baja del taxi sin prisa, tranquilo, su carpeta
impecable, como si no hubiera sucedido nada.
Lláma a su celular; lo ve mirar el display y rechazar la llamada sin un mínimo
gesto de pena.
Este
gesto mata cada esperanza de recomponer la fractura porque lo conoce bien,
ahora Guille no escuchará razones.
Beto lo
alcanza a casa para llevarle un legajo para controlar, lo mira con curiosidad y
le pregunta si ha peleado con Guille.
-No. Nada de eso. Es un período
que no logro concentrarme y he preferido venir a trabajar en mi viejo
departamento.
-¡También Guille dijo la misma cosa,
lo que no comprendo es porque vos viniste a trabajar aquí junto a tus valijas!
Olvidaba
el espíritu de observación de Beto que había notado enseguida sus valijas cerca
de la puerta de entrada.
-Es verdad, Beto, porque mentirte.
Guille está furioso conmigo porque le había escondido que salía con Diego.
-¿Sólo salir?
-Sólo salir, Beto. ¿Pero te parece que
con lo que pruebo con Guille y con todo lo que hemos pasado juntos iba a meterme
en una miserable historia de sexo?
-¿Qué ha sucedido?
-Guille lo ha descubierto en el peor de los
modos y no ha querido escuchar razones. Me ha echado de casa sin pensarlos dos
veces.
-No dejes pasar mucho tiempo para hacer
las paces Pedro. Vos también lo sabés: si Guille toma una decisión luego no
vuelve atrás.
-¿Pero cómo? ¿Cómo hago? No quiere
tampoco hablar conmigo por teléfono.
-¿Sabes una cosa? Esta noche cuando todos
vamos a la casa, si Guille se queda en el estudio, vos lo alcanzás y hacés las
paces. Nadie los va a molestar.
-Gracias Beto. Te cuento.
Tener
una perspectiva de comparación con Guille lo hace sentir mejor. Todo su ser,
ahora, espera este encuentro.
Transcurre
toda la tarde repetiéndose a sí mismo
las cosas que quiere decirle a Guille, mil modos diferentes para confesarle que
lo quiere y que no puede estar sin él.
Mil modos
diferentes para preguntarle satisfacer
la sed de él que siente dentro.
A las
siete de la tarde ya está cerca del estudio; la llamada de Beto, en realidad no
era necesaria, da a Pedro el ánimo que necesita para entrar, sin hacer ruido,
en el estudio.
Guille
está en su escritorio, intento a estudiar el legajo que tiene entre las manos;
lo ve servirse un vaso de whisky, tomar el celular y llamar a alguien.
A sonar
es su celular, el sonido lo empuja a entrar en la habitación iluminada.
-Hola Guille. ¿Podemos hablar?
Guille
lo mira con sorpresa, apaga el celular y se sienta a su sillón.
-¿Pedro, qué hacés aquí? Me pareció haber sido claro ayer. No quiero verte. No
quiero que vos entres en este estudio.
-No seas tan duro Guille. Deja que hable.
Creo merecerme esto.. ¿no creés? ¡Tengo
derecho a explicarte que sucedió!
-¿Derecho? ¿Cuál derecho? ¡Cielito lindo, vos perdiste cada derecho cuando elegiste salir con Diego a mis espaldas!
-No he hecho nada malo a tus espaldas.
-¿Nada malo? ¿Querés bromear? ¿A mí que
me importa si sólo has salido para dar un paseo o para tomar un helado? A mí
importa que vos, voluntariamente, has omitido de decirme que te viste solo con
Diego.
-No es como parece..
-Voluntariamente te has cubierto con la supuesta
presencia de tus amigos del gimnasio para que yo no tuviera sospechas.
-Esperá..
-Voluntariamente has decidido pasar tu
tiempo, con una persona que yo no conozco y, dejámelo decir, tampoco estimo.
-No lo tomés así.
- ¿Pero vos pensás que yo soy un
estúpido? ¿Un imbécil tan borracho de amor de estar dispuesto a aceptar
cualquier cosa de tu parte? De volverse, a mi edad, el juguete de..
-No. No digas algo de lo que podrías
arrepentirte.
- ¿Qué
más debo decir ? ¿Sabes una cosa? Vas a tu casa que es mejor. Vas …
-Te lo ruego, escúchame. Sólo cinco
minutos, luego me voy si aún lo querés.
-Hablá, te escucho.
Guille se ha levantado de su sillón y se ha
acercado a Pedro mirándolo con ojos desconfiados e irónicos.
-Me equivoqué, lo sé, pero no quise hacer
nada malo. Sentía la necesidad de hacer otra cosa, pero no vos quisiste hacerlo conmigo…. Sentía la necesidad de distraerme… dicho así parece estúpido, lo
sé, y quizás por este motivo no te he confesado nada cuando han empezado las
salidas con Diego..
-Lindo motivo. ¡Te felicito!
-Te ruego, Guille, no seas tan
intolerante conmigo. Soy siempre yo, Pedro, y te quiero más que a mi mismo.
¿Pensás de verdad que habría mandado todo al diablo por una simple historia de
sexo?
-A este punto no te sabría contestar.
-Te ruego. Inútilmente me hacés mal si
seguís diciéndome estas cosas. Yo te quiero..
Mientras suena el celular de Pedro.
-Contestá, podría ser Diego..
La
ironía profunda de Guille araña el ánimo de Pedro; porque es verdad, es Diego,
y él no sabe cómo comportarse.
-Contestá. Después de todo, es una
simple llamada..
Pedro se
apresura en contestar, más para hacer callar Guille que para hablar con Diego.
-¿Hola?
Guille
escucha en silencio las respuestas de Pedro.
-No. No voy esta noche.
-Estoy cansado y no tengo ganas de
salir.
-¿Dónde estoy? Estoy en el estudio con
Guille. No tengo intención de salir esta noche, te lo repito.
-Está bien. Nos vemos otra vez.
Acabada
la llamada, Pedro apoya el celular sobre el escritorio y retoma la conversación
de donde fue interrumpida.
-No te he dicho de Diego porque sabía que no habrías estado de acuerdo.. porque
sabía que él no te gustaba para nada.
-¿Lo habías y, a pesar de todo, has salido con él? Tus
justificaciones mejoran de instante en instante.
-He sido superficial, he actuado como un
muchachito inmaduro, pero yo te quiero sólo a vos. Vos sos toda mi vida. He
transcurrido una noche infernal sin vos. Te lo ruego, perdóname. No puedo
continuar así.
Lentamente
Pedro se acerca, la cara a poca distancia de la suya, su mano derecha sobre la
mejilla de Guille.
Lentamente
el tiempo semeja dilatarse, la respiración hacerse más afanosa cuando se siente
un gorjeo provenir de el celular de Pedro.
-Perdonarte. ¿Por qué si no has hecho
nada? ¿Por qué no lees el mensaje así descubrimos quien otros reclama tu
presencia esta noche?
-Guille, te ruego..
-No. Yo te ruego. Soy curioso de saber
quien te ha mandado el mensaje.
Pedro
toma lo celular y lee el tweet, enseguida palidece.
-¿Qué ha sucedido? ¿Quién es.. y qué te
escribe?
-No, nada. No es nada.
-¿No es nada? Tienes la cara de haber visto una fantasma. Dejáme ver..
-No. Guille. No es nada importante.
La
reacción de Pedro lo desorienta, Guille desdobla la mano y espera que Pedro le
pase lo celular; algo no le cierra.
Después
de algunos instantes de indecisión, Pedro le entrega el celular.
-¿Y ahora como lo explicas ésto? ¿Un
instante de diversión también?
Encima
el diplay la foto de Pedro dormido y sobre un breve mensaje: "¿¿También ahora te has dormido por la
fatiga..??”
La furia
se lee sobre la cara de Guille que se dirige hacia la puerta para irse; Pedro,
desesperado, trata de retenerlo por un brazo.
Guille
se sacude la mano de Pedro de encima y, no pudiendo salir del estudio, se ampara
en el patio.
-Guille es una equivocación. No es como
parece. Es una foto que me ha sacado en un local nocturno. No estoy realmente
dormido, hice solo una simulación..
-¿Pero de veras? ¿ Esperás que te crea?
-Exactamente. Si me querés de verdad
deberías saber perfectamente que te digo la verdad.
-No es tan simple, Pedro, no es tan
simple. Yo no soy capaz de vivir de este modo, no quiero vivir así...
-¿Qué querés decir? ¿Ya no me querés?
¿No tenés confianza más en mí? ¿Basta ya una simple foto mandada por juego para
mandar al diablo aquello que ambos sentimos?
Guille
lo mira mudo, resignado, cansado; de repente se sienta sobre un pequeño muro
del patio, toma el rostro entre las manos y estalla en un llanto irrefrenable.
-No puedo más. No puedo continuar así.
No puedo.
Pedro
queda pasmado; completamente desprevenido frente a la reacción de Guille.
De
repente todo desaparece. Las peleas, los contrastes.. la misma foto de Pedro.. todo es llevado fuera por estas lágrimas que ruedan, púdicas, sobre
las mejillas de Guille.
Su
resignada desesperación ha podido más que mil palabras, de mil discursos, de
mil comparaciones y lo ha dejado vaciado por cada sensación y emoción negativa,
preso de un sólo deseo: contener Guille.
Su mano
se levanta, como animada por voluntad propia, para apretar aquella de Guille.
Porque
no todo cambia en la vida y él, para Guille, siempre estará ahí.
Continuará...
Gracias Nora Martinez Ros
<<<<>>>>
In lingua originale
-Testa-
Non c’era voluto molto
tempo per fare i bagagli. Tutto stipato in due valigie ed un borsone che,
adesso, attendevano, vicino all’ingresso di casa. Pedro aveva perso le chiavi
dell’auto; arrivato a casa le aveva buttate sul tavolo e, adesso, non le poteva
più ritrovare.
Non voleva che Guille lo
trovasse ancora lì, al ritorno dallo studio; per questo motivo aveva stipato le
sue cose, alla rinfusa, nelle valigia, le aveva chiuse a fatica ed ora cercava,
disperatamente, le chiavi per andare via.
Come sempre succede, la
fretta non ti fa vedere l’ovvio; le chiavi sono semplicemente cadute sotto il
tavolo.
Pedro le raccoglie e, in
fretta, dopo aver caricato l’auto chiude la porta di ingresso dietro di sé,
lasciando quella casa dove ha vissuto felice sino al giorno prima.
Appena in tempo per
evitare di incrociare Guille di ritorno dallo studio; appena in tempo per
evitare di rinnovare il dolore che gli brucia dentro.
Guille vede un’auto
allontanarsi prima di rendersi conto che è quella di Pedro che sta lasciando la
sua casa, forse per sempre.
Ha imparato a conoscerlo
bene, il suo cielito lindo, quando esplode non c’è rimedio.. e questa volta la
deflagrazione è stata mortale.
Per la prima volta nella
sua vita Guille non sa cosa fare, come ricomporre i cocci.
Perché, in buona
sostanza, non riesce a comprendere come mai sono arrivati a questo punto. Cosa
è andato storto.
Certo, lui è stato troppo
accondiscendente con Pedro, tant’è vero che quando aveva notato come fosse
felice ogni volta che lo accompagnava a fare jogging aveva iniziato a seguirlo
anche in queste attività; in seguito aveva sicuramente sbagliato nel non
confessargli che passare il tempo in quel modo non era per lui.
Proprio non riusciva a
stare lì, seduto sopra una panchina in attesa che finisse gli allenamenti,
senza fare nulla.
Quella vita non era per
lui; non che non avesse provato, ma, semplicemente, non riusciva ad adattarsi.
Con una scusa era
ritornato allo studio; quella era vita per lui!
Impegnarsi nello studiare
casi giuridici oppure nell’insegnare a giovani studenti come affrontare il
complesso mondo della giustizia… insomma: fare qualcosa di professionalmente
stimolante.
Più o meno nello stesso periodo aveva incontrato
Gloria, non la vedeva da moltissimi anni, quasi trenta; era stata la sua prima
storia seria ma non era durata molto.
Divertente, attraente al
punto giusto, l’aveva coinvolto in lunghe chiacchierate sul passato; mai
avrebbe pensato che Pedro potesse essere geloso di lei, soprattutto mai avrebbe
pensato che il comportamento di Gloria potesse essere così contraddittorio.
Proprio non riusciva a
comprendere perché Gloria aveva mentito a Pedro, perché Gloria si era rifiutata
di riferire a Pedro che quel pomeriggio si erano visti per un problema personale
di Gloria.
Ingenuamente, Gloria si
era lasciata fotografare dall’ultimo compagno in pose compromettenti ed ora,
quest’uomo, la ricattava minacciandola di mandare le foto all’ex marito.
Gloria, malgrado si
sforzasse di stare tranquilla, era letteralmente terrorizzata dall’eventualità
di perdere l’affidamento dei figli per cui Guille si era offerto di fare da
tramite per recuperare le foto.
Di questo stavano
parlando alla caffetteria “La Plaza”; di questo, non di altro, ma come farlo
capire a Pedro?
Guille entra in casa,
poggia borsa e chiavi sul mobile vicino alla porta, e gira per la casa ormai
vuota.
Non è rimasta nessuna
traccia di Pedro; sembra, quasi, che lui non sia mai stato lì.
Che non abbia mai
dormito, fatto l’amore.. guardato la tv insieme a lui... in quello che era
diventato il loro rifugio privato.
Il dolore è forte, per un
momento addirittura accecante.
Deve lasciargli il tempo
necessario affinché da solo comprenda che la sua gelosia non ha fondamento, che
lui lo ama come prima, più di prima; questo l’ha ben chiaro, ma com’è difficile
lasciargli lo spazio che chiede!
Quella sera Guille non
riesce a cenare.. non riesce a prendere sonno.. continuamente la mano esplora
l’altra parte del letto, sperando l’impossibile.
Ma l’impossibile rimane
impossibile!
Alle due della notte
Guille accende la luce e rinuncia a dormire.. rinuncia ai suoi principi..
rinuncia alle sue decisioni… qualsiasi cosa purchè Pedro torni a casa.. anche
mettere la sua dignità sotto i piedi!
Prende il telefono e lo
chiama… ma Pedro non risponde.
Dopo cinque minuti
riprova a chiamare, poi di nuovo un’altra volta.. ed ancora.. fino a quando
Pedro non spegne il cellulare.
Allora prova con il
telefono di casa ma, anche qui, nessuno risponde; anche in questo caso la
cornetta, dopo un poco, viene messa fuori posto.
-Pedro,
ti prego, non fare così. Non è successo nulla di così grave da giustificare
questa tua reazione. Certo, ho sbagliato nel nasconderti che stavo vedendo
Gloria ma, credimi, non c’era nessun secondo fine. Non sono interessato a lei.
E’ solo una persona del mio passato, al quale voglio bene, che ha bisogno di
aiuto. Ti prego, ritorna. Non posso pensare che tutto finisca così, per un
equivoco stupido. Ti prego. Non farmi parlare, come uno stupido, ad una
segreteria telefonica.
Anche i messaggi non
ottengono migliore fortuna.
La mattina lo trova
distrutto; tutta la notte l’ha trascorsa guardano il cellulare, aspettando una
chiamata che non è arrivata.
Mentre prende il caffè
finalmente arriva un messaggio di testo di Pedro.
“Non
chiamarmi. Mi costringi a cambiare numero se continui a chiamare. Non lasciarmi
messaggi, non li ascolto e né li ascolterò.”
Meglio sarebbe stato non
averlo letto!
Si sforza di lavorare ma
la concentrazione sembra averlo abbandonato.
Alle dieci Gloria arriva
allo studio.
-Ciao
Guille, possiamo parlare?
-Certo.
Vieni nella mia stanza.
Appena chiusa la porta,
Guille l’affronta con decisione.
-Perché
non hai raccontato la verità al mio socio.
-Lo
sai che non voglio che nessuno sappia, mi vergogno troppo della mia ingenuità.
Perché dovevo raccontargli i fatti miei. Io non lo conosco.
-E’
il mio socio, parlare con lui è come parlare con me.
-Io
non lo conosco. E poi, il tuo socio dovrebbe avere più fiducia e rispetto delle
tue decisioni. Scusami se ti dico questo, ma lo penso. Se lo ritieni opportuno
posso parlare con lui, però lo faccio contro la mia volontà, te lo assicuro.
-No.
Non ti preoccupare. Ormai non è più necessario. Come mai sei venuta allo
studio?
Gloria si guarda attorno
con circospezione.
-Quell’uomo
mi ha chiamata. Vuole i soldi entro domani e mi ridarà le foto.
-Tu
non devi andare. Vado io al tuo posto. Faccio da tramite e ti recupero le foto.
Stai tranquilla.
-
Lo sai che non ci riesco.
La accompagna all’uscita
e nel mentre la rassicura di nuovo.
-Ci
penso io a fare il tramite. Non preoccuparti, l’accordo verrà rispettato e tu
avrai il tuo “pacchetto” quanto prima.
Ritornando verso lo
studio Guille incrocia Beto.
-Beto,
fammi un favore. Porta il fascicolo che sta sulla mia scrivania a Pedro. Sta lavorando a casa sua per il momento. Gli
dici se lo controlla per vedere se manca qualcosa?
-Vado
subito. Avete litigato che Pedro non è venuto a lavorare oggi?
Guille si ferma di
scatto, lo guarda negli occhi per alcuni secondi poi, sorride triste.
-Sì,
Perché mentire. Abbiamo discusso. Passerà. Deve passare. Vai adesso.
Si siede alla scrivania e
poggia, stancamente, la testa tra le mani.
Il cellulare di Pedro è
ancora staccato. E’ stato di parola, non vuole avere nulla a che fare con lui..
e lui sta impazzendo nel cercare di capire come sanare questa ferita prima che
diventi troppo profonda.
Prima che si trasformi in
una cicatrice irreversibile.
Nel pomeriggio Gloria
ritorna trafelata.
-Guille,
hanno chiamato. Mi hanno detto che i soldi devono essere consegnati strasera a
questo indirizzo.
-Bene.
Conosco il posto. I soldi ci sono tutti?
-Si.
Sono tutti in questa busta. Ricordati i negativi. Sono otto foto. Controlla, ti
prego.
-Non
ti preoccupare. Controllerò prima di consegnare il denaro.
Altra telefonata a Pedro
non risposta e si avvia all’appuntamento.
Il tramite si fa
attendere ma la consegna avviene in due minuti; il tempo di controllare foto e
negativi ed è subito di ritorno allo studio.
Ormai non c’è nessuno.
Getta la busta con le foto sulla scrivania e si versa un bicchiere di whiskey.
“Come
faccio ad affrontare un’altra notte senza di te, amore mio. Come faccio?”
Riprende il cellulare e
riprova a chiamare.
Questa volta sente un
cellulare squillare vicino a lui, alza gli occhi e vede Pedro appoggiato alla
porta.
Ha un’espressione tesa,
si vede bene, ma quantomeno è lì, vicino a lui.
-Pedro..
sei tornato?
La sua espressione non
cambia.
-Cosa
devi dirmi di tanto urgente da spingerti a fare tutte queste chiamate?
-Come
puoi farmi questa domanda. Secondo te cosa voglio? Credi veramente che ho
bisogno di te per una stramaledetta causa?
-
Alla cosa vuoi?
-Non
puoi farmi questo Pedro. Ragiona, ti prego. Quando ti ho dato modo di dubitare
di quello che sento per te? Quando?
Pedro lo guarda fisso,
senza espressione, prima di rispondere.
-Mai,
è vero; ma c’è sempre una prima volta.
Esasperato Guille si
dirige verso il mobile bar per versarsi nuovamente da bere.
-Non
puoi dirmi questo Pedro. Non me lo merito.
Colpito dal silenzio
innaturale, si gira e vede Pedro seduto alla sua scrivania osservare qualcosa;
si avvicina e nota che Pedro ha aperto la busta che contiene le foto di Gloria
e, adesso, le sta guardando una ad una.
In un silenzio
assordante, Pedro le guarda, di nuovo, con attenzione poi alza lo sguardo e,
all’improvviso, gliele scaglia addosso con violenza.
Guille guarda le foto
cadere a terra incapace di accettare l’inevitabile disastro.
-A
questo punto siamo arrivati dr. Graziani? Complimenti, le foto amatoriali ti
sono venute proprio bene.
Guille guarda di nuovo le foto, le raccoglie
da terra e, stancamente, le conserva nuovamente nella busta.
-Non
è come sembra Pedro. Non è..
-Non
è come sembra? Vogliamo commentare una ad una le foto.. lascive.. della tua
amante bionda?
-Ti
prego, Pedro, lascia che ti spieghi.
-Spiegare
cosa? Come le hai scattate? Come hai scelto l’angolazione giusta? La macchina
fotografica usata? Oppure vuoi raccontarmi se le foto le avete scattate prima,
per scaldarvi meglio, oppure se le hai scattate dopo.. per ricordare meglio..
Si dirige verso la porta
con il chiaro intento di andarsene; Guille, disperato, cerca di trattenerlo per
un braccio.
-Ti
prego, ragiona. Lo sai che non possiedo una macchina fotografica.
Pedro si scrolla la mano
di Guille da dosso e, non potendo raggiungere la porta di ingresso dello
studio, si dirige verso il patio.
-Il
grande Graziani ha trovato come giustificare la sua piccola trasgressione..
-Non
è così Pedro. Non è così. Non potrebbe mai essere così perché io non sono
capace di vivere in questo modo. Non lo sono stato in passato.. meno che mai ne
sarei capace adesso che ci sei tu nella mia vita. Lo sai che queste cose non
fanno parte del mio modo di essere..
-Ti
dovrei credere? Di fronte a delle evidenzie così eclatanti? Ma credere a cosa?
Io non ti conosco più! Ma tu, al mio posto, cosa avresti fatto? Cosa avresti
pensato?
Guille lo guarda muto, rassegnato, stanco…
all’improvviso si siede su un muretto del patio, prende il volto tra le mani e
scoppia in un pianto dirotto.
-Non
ce la faccio più. Non posso continuare così. Non ce la faccio.
Pedro rimane interdetto;
del tutto impreparato di fronte alla reazione di Guille.
All’improvviso tutto
scompare. I litigi, i contrasti.. le stesse foto di Gloria… tutto viene lavato
via da queste lacrime che rotolano, pudiche, sulle guance di Guille.
La sua rassegnata
disperazione ha potuto più di mille parole, di mille discorsi, di mille
confronti e lo ha lasciato svuotato da ogni sensazione ed emozione negativa,
preda di un solo desiderio: contenere Guille.
La sua mano si alza, come
animata da volontà propria, per stringere quella di Guille.
Perché non tutto cambia
nella vita e lui, per Guille, ci sarà sempre.
<<<<>>>>
-Croce-
Non c’era voluto molto
tempo per fare i bagagli. Tutto stipato in due valigie ed un borsone che,
adesso, attendevano, vicino all’ingresso di casa. Pedro aveva perso le chiavi
dell’auto; arrivato a casa le aveva buttate sul tavolo e, adesso, non le poteva
ritrovare.
Non voleva che Guille lo
trovasse ancora lì, al ritorno dallo studio; per questo motivo aveva stipato le
sue cose, alla rinfusa, nelle valigie che si erano chiuse a fatica ed ora
cercava, disperatamente, le chiavi per andare via.
Come sempre succede, la
fretta non ti fa vedere l’ovvio; le chiavi sono semplicemente cadute sotto il
tavolo. Pedro le raccoglie e, in fretta, va via.
Appena in tempo per
evitare di incrociare Guille di ritorno dallo studio; ma proprio non sarebbe
riuscito a sostenere il suo freddo sguardo di accusa!
Questa sera gli era
sembrato di ritornare indietro nel tempo, quando gli aveva confessato di essere
andato in un bar per gay e lui lo aveva guardato schifato dicendogli quanto
trovasse riprovevole il suo comportamento.
Per questo motivo non gli
aveva confessato le uscite con Diego; all’inizio aveva provato a coinvolgere
Guille in qualche uscita per locali notturni, poi aveva desistito.
Guille era refrattario a
questo genere di divertimenti.
Si era detto che anche
per lui andava bene.. che la routine quotidiana di Guille era quello che voleva
per lui… ma non era così.
A volte sentiva il
bisogno di non pensare a nulla, di stordirsi con la musica ad alto volume però
non aveva detto nulla a Guille perché aveva paura delle sue reazioni.
Sensibile com’era sulla
differenza di età… certamente l’avrebbe vissuta male.
Con il senno di poi forse
avrebbe fatto meglio ad affrontare la sua riprovazione e non, adesso, il suo
freddo disprezzo.
Se lo era sentito
bruciare sulla pelle e si era sentito sporco, in colpa.
Il perché non lo
comprendeva, le sue uscite erano del tutto innocenti; cominciate per occupare
il tempo lasciato libero da Guille, sempre occupato per lavoro, si erano
trasformate in uscite rituali.
Qualcosa da bere e poi
ballare sino allo sfinimento insieme agli amici di Diego; giovani
professionisti che, come lui, desideravano staccare dalla routine quotidiana
per ricaricare le batterie.
Rientrare nel suo appartamento
gli fa sentire l’amaro sapore della sconfitta nella bocca.
“Non
è possibile”
si dice “Non è possibile che stia
accadendo questo”.
La mano corre al telefono
ed immediatamente le sue dita compongono, di volata, il numero di Guille; ma
lui non risponde e, poco dopo, spegne il cellulare.
Ha già vissuto tutto
questo, è già passato per giorni e giorni senza poter sentire la sua voce solo
perché Guille si era arrabiato in quanto aveva familiarizzato con un giovane
durante la sua latitanza.
Nei suoi occhi, allora,
lo stesso disprezzo di oggi; nel suo cuore, adesso, la stessa disperazione di
allora.
Sparito, era sparito per
un intero fine settimana ed adesso tutto sembrava ripetersi allo stesso modo.
“Cosa
devo fare? Perché questa continua mancanza di fiducia di Guille? Perché non può
semplicemente credere che lui è tutta la mia vita senza che io debba annullare
la mia per lui?”
Il mattino lo trova in
cucina, fumando come un forsennato; gli occhi cerchiati dalla stanchezza ed un
bisogno di Guille che gli distrugge l’anima.
No, non può continuare
così, deve prendere aria, scaricarsi camminando tra la gente; esce ed i suoi
piedi lo portano davanti allo studio.
Si ferma in attesa e lo
vede arrivare; Guille scende dal taxi senza fretta, tranquillo, la sua cartella
impeccabile, come se non fosse successo nulla.
Lo chiama sul cellulare;
lo vede guardare il display e rifiutare la chiamata senza un minimo gesto di
rammarico.
Questo gesto uccide ogni
speranza di ricomporre la frattura perché lo conosce bene, adesso Guille non
sentirebbe ragioni.
Beto lo raggiunge a casa per
portargli un fascicolo da controllare, lo guarda con curiosità e gli domanda se
ha litigato con Guille.
-No.
Niente di tutto questo. Era un periodo che non riuscivo a concentrarmi ed ho
preferito venire a lavorare nel mio vecchio appartamento.
-Anche
Guille ha detto la stessa cosa, quello che non comprendo è perché tu sia venuto
a lavorare qui insieme alle tue valigie!
Aveva dimenticato lo
spirito di osservazione di Beto che aveva subito notato le sue valigie vicino
alla porta di ingresso.
-E’
vero, Beto, perché mentirti. Guille è furioso con me perché gli ho nascosto che
uscivo con Diego.
-Solo
uscire?
-Solo
uscire, Beto. Ma ti pare che con quello che provo per Guille e con tutto ciò
che abbiamo passato insieme andavo ad impelagarmi in una squallida storia di
sesso?
-Cos’è
successo?
-Lui
l’ha scoperto nel peggiore dei modi e non ha voluto sentire ragioni. Mi ha
cacciato di casa senza pensarci due volte.
-Non
far passare molto tempo per far pace Pedro. Lo sai anche tu che se Guille
prende una decisione poi non torna indietro.
-Ma
come? Come faccio? Non vuole parlare con me neppure al telefono.
-Sai
una cosa? Stasera quando andiamo via tutti, se Guille rimane allo studio, ti
avverto così tu lo raggiungi e fate la pace. Nessuno vi disturberà.
-Grazie
Beto. Ci conto.
Avere una prospettiva di
confronto con Guille lo fa sentire meglio. Tutto il suo essere, adesso, è teso
a questo incontro.
Passa tutto il pomeriggio
a ripetere a se stesso le cose che intende dire a Guille, mille modi diversi
per confessargli che lo ama e che non può stare senza di lui.
Mille modi diversi per
chiedergli di soddisfare la sete di lui che sente dentro.
Alle sette della sera è
già appostato vicino allo studio; la chiamata di Beto, in realtà non
necessaria, gli da il coraggio che necessita per entrare, senza far rumore,
nello studio.
Guille è alla sua
scrivania, intento a studiare il fascicolo che ha tra le mani; lo vede versarsi
un bicchiere di whiskey, prendere il cellulare e chiamare qualcuno.
A squillare è il suo
cellulare el il suono lo spinge ad entrare nella stanza illuminata.
-Ciao
Guille. Possiamo parlare?
Guille lo guarda con
sorpresa, spegne il cellulare e si risiede alla sua poltrona.
-Pedro,
cosa fai qui? Mi era sembrato di essere stato chiaro ieri. Non voglio vederti.
Non voglio che tu entri in questo studio.
-Non
essere così duro Guille. Lasciami parlare. Penso di meritarmelo, non credi. Ho
diritto a spiegarti cosa è successo!
-Diritto?
Quale diritto? Cielito lindo, tu hai perso ogni diritto quando hai scelto di
uscire con Diego alle mie spalle!
-Non
ho fatto nulla di male alle tue spalle.
-Nulla
di male? Vuoi scherzare? A me cosa importa se sei uscito solo per fare una
passeggiata o per prendere un gelato? A me importa che tu, volontariamente, hai
omesso di dirmi che ti vedevi con Diego da solo.
-Non
è come sembra..
-Volontariamente
ti sei coperto della supposta presenza dei tuoi amici della palestra affinchè
io non avessi sospetti.
-Aspetta..
-Volontariamente
hai deciso di trascorrere il tuo tempo, chissà dove e chissà facendo cosa, con una persona che io non conosco e,
lasciamelo dire, neppure stimo.
-Non
prenderla così, non lo merita quello che è successo.
-Non
lo merita? Ma tu pensi che io sia uno stupido? Un imbecille talmente ubriaco
d’amore da essere disposto ad accettare qualunque cosa da parte tua? Da
divenire, alla mia età, lo zimbello di..
-No.
Non dire qualcosa del quale potresti pentirti.
-
Cosa devo dire di più, dimmi, cosa devo dire di più? Sai una cosa? Vai a casa
tua che è meglio. Vai…
-Ti
prego, ascoltami. Solo cinque minuti, poi andrò via se ancora lo vorrai.
-Sentiamo!
Parla, dunque, ti ascolto.
Nella foga del confronto,
Guille si è alzato dalla sua poltrona e si è avvicinato a Pedro guardandolo con
occhi diffidenti ed irridenti.
-Ho
sbagliato, lo so, ma non volevo fare nulla di male. Sentivo il bisogno di fare
altro ma tu non volevi farlo insieme a me. Sentivo il bisogno di distrarmi…
detto così sembra stupido, lo so, e forse per questo motivo non ti ho confessato
nulla quando sono incominciate le uscite con Diego..
-Bel
motivo. Mi complimento!
-Ti
prego, Guille, non essere così intollerante con me. Sono sempre io, Pedro, e ti
amo più di me stesso. Pensi veramente che avrei mandato tutto al diavolo per
una semplice storia di sesso?
-A
questo punto non ti saprei rispondere.
-Ti
prego. Mi fai inutilmente male se continui a dirmi queste cose. Io ti amo..
Nel mentre squilla il
cellulare di Pedro.
-Rispondi,
potrebbe essere Diego..
L’ironia profonda di
Guille graffia l’animo di Pedro; perché è vero, è Diego, e lui non sa come
comportarsi.
-Rispondi.
Cosa vuoi che sia una semplice telefonata dopo..
Pedro si affretta a
rispondere, più per far tacere Guille che per parlare con Diego.
-Pronto?
Guille ascolta in
silenzio le risposte di Pedro.
-No.
Non vengo stasera.
-Sono
stanco e non ho voglia di uscire.
-Dove
sono? Sono allo studio con Guille. Non ho intenzione di uscire stasera, te lo
ripeto.
-Va
bene. Ci sentiamo un’altra volta.
Finita la telefonata,
Pedro poggia il cellulare sulla scrivania e riprende la conversazione da dove
era stata interotta.
-Non
ti ho detto di Diego perché lo sapevo che non saresti stato d’accordo, perché
lo sapevo che lui non ti piaceva affatto.
-Lo
sapevi e, nonostante tutto, sei uscito con lui? Le tue giustificazioni
migliorano di attimo in attimo.
-Sono
stato superficiale, ho agito come un ragazzino immaturo, ma io amo solo te. Tu
sei tutta la mia vita. Ho trascorso una notte infernale senza di te. Ti prego,
perdonami. Non posso continuare così… ti prego.
Lentamente Pedro si
avvicina a Guille, il volto a poca distanza dal suo, la sua mano destra sulla
guancia di Guille.
Lentamente il tempo
sembra dilatarsi, il respiro farsi più affannoso… quando si sente un cinguettio
provenire dal cellulare di Pedro.
-Perdonarti.
Perché se non hai fatto nulla? Perché non leggi il messaggio così scopriamo chi
altri reclama la tua presenza stasera?
-Guille,
ti prego..
-No.
Ti prego io. Sono curioso di sapere chi ti ha mandato il messaggio.
Pedro prende il cellulare
e legge il twet, subito impallidisce.
-Cos’è
successo? Chi è e cosa ti scrive?
-No,
nulla. Non è niente.
-Non
è niente? Hai la faccia di uno che ha appena visto un fantasma. Fammi vedere..
-No.
Guille. Non è nulla di importante.
La reazione di Pedro lo
disorienta, Guille tende la mano ed
attende che Pedro gli passi il cellulare; qualcosa non gli quadra.
Dopo alcuni istanti di
esitazione, Pedro gli consegna il cellulare.
-E
adesso come lo spieghi questo? Un attimo di distrazione anche questo?
Sul diplay la foto di
Pedro addormentato e sopra un breve messaggio: “Anche adesso ti sei addormentato per la fatica..??
La furia si legge sul
viso di Guille che si dirige verso la porta per andare via; Pedro, disperato,
cerca di trattenerlo per un braccio.
Guille si scrolla la mano
di Pedro da dosso e, non potendo uscire dallo studio, si rifugia nel patio.
-Guille
è un equivoco. Non è come sembra. E’ una foto he mi hanno scattato in un locale
notturno. Non sono veramente addormentato, facevo solo finta..
-Ma
davvero? Ti aspetti che ti creda?
-Certo.
Se mi ami davvero dovresti sapere perfettamente che ti dico la verità.
-Non
è così semplice, Pedro, non è così semplice. Io non sono capace di vivere in
questo modo, non voglio vivere così...
-Cosa
vuoi dire? Non mi ami più? Non hai più fiducia in me? Basta una semplice foto
inviata per gioco per mandare al diavolo quello che sentiamo l’uno per l’altro?
Guille lo guarda muto, rassegnato, stanco…
all’improvviso prende il volto tra le mani e scopia in un pianto dirotto.
-Non
ce la faccio più. Non posso continuare così. Non ce la faccio.
Pedro rimane interdetto.
All’improvviso tutto scompare. I litigi, i contrasti.. tutto viene lavato via
da queste lacrime che rotolano, pudiche, sulle guance di Guille.
La sua rassegnata disperazione
ha potuto più di mille parole, di mille discorsi, di mille confronti e lo ha
lasciato svuotato da ogni sensazione ed emozione.
La sua mano si alza, come
animata da volontà propria, per stringere quella di Guille.
Perché non tutto cambia
nella vita e lui, per Guille, ci sarà sempre.
todavia hay que elegir? porque esta vez no puedo :)
ResponderEliminarLa eleccion no me es facil!!
ResponderEliminarCara no le viene nada mal a Graziani demostrarle a cielito que sin Él no puede vivir
ResponderEliminarSin dudar elijo CRUZ.Mis partes favoritas:"¿Por qué no puede creer, sencillamente, que él es toda mi vida sin que yo tenga que anular la mía por él?” " Porque no todo cambia en la vida y él, para Guille, siempre estará ahí..."
ResponderEliminarElijo Cruz! Es imposible dejar un comentario en RED Fanfiction...marca q existe un error interno en el Blog.-Y si te quedàs,què? es excelente!
ResponderEliminarMe va gustando cada vez más este juego Antonia! La última vez dude. Ahora decididamente elijo cara. Lo pude ver mucho más vividamente a Guille desesperado porque no le cree! Mimi
ResponderEliminarYo elijo Cara tambièn. Me gusta ver un poco a Guille desesperado porque Pedro le crea, desesperado por el miedo a perderlo.
ResponderEliminarElijo cruz me encanta ver a pedro diciendole a guille que lo quiere
ResponderEliminarComo me gusta Cruz, me encantan las respuestas de Guille a Pedro, son de un razonamiento tan Graziani que asombra. Me duele el dolor de Guille. Gracias!!!
ResponderEliminarAntonia, comparto la lectura de Paula, Las respuestas de Guille son de un "auténtico razonamiento Graziani."
ResponderEliminar"Su resignada desesperación ha podido más que mil palabras, de mil discursos, de mil comparaciones y lo ha dejado vaciado por cada sensación y emoción negativa, preso de un sólo deseo: contener Guille."
Me gusta cómo presentás esa desesperación de Guillermo: unida a cierta resignación se vuelve más intensa. Gracias a vos por el diálogo y todo lo compartido. Abrazo!
Acá hubo una lucha a brazo partido, Antonia. Y debo decir que no fue hasta el final, que Cruz sacó una pequeñísima ventaja. Esta vez sí me tocó el sufrimiento de Guillermo, porque en sus propios límites está su penitencia. La edad, los celos, el temor al desamor (tal vez) lo encierran, no lo dejan confiar. Y me terminaron de decidir estas líneas que escribiste, Antonia, porque vi un Graziani auténtico: "Llama a su celular; lo ve mirar el display y rechazar la llamada sin un mínimo gesto de pena." (Recordé aquella charla entre Guille y Beto, cuando Graziani le dice: "alguien tenía que poner un punto final, bueno, me toca a mí hacerlo, hay que hacerlo y hay que hacerlo, a veces hay que poner punto a las cosas".) A veces, Guille es su peor enemigo. ¡Abrazo!
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