sábado, 15 de febrero de 2014

Lanzar una moneda en el aire (3ra parte) by Antonia

*****

-Cara-
Hizo el equipaje en poco tiempo. Todo apiñado en dos valijas y un bolso que, ahora, esperaban cerca de la entrada de la casa.
Pedro había perdido las llaves del coche; al llegar a la casa las había echado sobre la mesa y, ahora, ya no las podía encontrar.
No quería que Guille lo encontrara aún allí, a la vuelta del estudio; por este motivo guardó sus cosas, en desorden en la valija, la cerró a duras penas y ahora buscaba, desesperadamente, las llaves para irse.
Como siempre sucede, la prisa no te hace ver lo obvio; las llaves habían caído, sencillamente, bajo la mesa. Pedro las recogió y, de prisa, después de haber cargado el coche, cerró detrás de si la puerta de entrada, dejando aquella casa dónde ha vivido feliz hasta al día anterior.
Apenas a tiempo para evitar cruzarse con Guille de vuelta del estudio; apenas a tiempo para evitar  renovar el dolor que lo quema  por dentro.
Guille ve un coche alejarse a lo largo de la calle antes de darse cuenta que es Pedro que está dejando su casa, quizás para siempre.
Ha aprendido a conocerlo bien, su cielito lindo, cuando estalla no hay remedio.. y esta vez la deflagración ha sido mortal.
Por primera vez en su vida Guille no sabe qué hacer, cómo recomponer las cosas. Porque, en buena sustancia, no logra comprender porqué han llegado a este punto.
Qué se ha torcido.
Ciertamente, él ha sido demasiado condescendiente con Pedro, porque es verdad que cuando notó cómo era feliz  cada vez que lo acompañaba a correr comenzó a seguirlo también en éste actividad: indudablemente se había equivocado en  no confesar que perder el tiempo, de aquel modo, no era por él.
No lograba estar allí, sentado sobre un banco a la espera que acabara los entrenamientos, sin hacer nada. Aquella vida no era por él; no que no hubiera probado, sencillamente no lograba acostumbrarse.
Con una excusa había vuelto al estudio; ¡aquella era vida para él!
Empeñarse en el estudiar casos jurídicos o bien en el enseñar a jóvenes estudiantes como afrontar el complejo mundo de la justicia: hacer algo profesionalmente estimulante.
Más o menos en el mismo período encontró a Gloria, no la veía hacía muchos años, casi treinta; había sido su primera historia seria pero no había durado mucho.
Divertida, atractiva al punto justo, lo había implicado en largas conversaciones sobre el pasado; nunca habría pensado que Pedro pudiera estar celoso de ella, sobre todo nunca habría pensado que el comportamiento de Gloria pudía ser tan contradictorio.
No lograba comprender porque Gloria le había mentido a Pedro, porque Gloria se había negado de referirle a Pedro que aquella tarde se habían visto por un problema personal de Gloria.
Ingenuamente, Gloria se había dejado fotografiar del último compañero en poses comprometedores y ahora, este hombre, la chantajeaba amenazándola con mandar las fotos al ex marido.
Gloria, a pesar de esforzarse de estar tranquila, literalmente era aterrorizada por la eventualidad de perder la confianza de los hijos por cuyo Guille se había ofrecido de hacer de trámite para recobrar las fotos.
De esto estaban hablando en el café "La Plaza", pero como hacerlo entender a Pedro?
Guille entra a la casa, apoya el bolso y las llaves sobre el mueble cerca de la puerta, y da una vuelta por la casa ya vacía. No ha quedado ninguna huella de Pedro; parece, casi, que él no ha estado nunca allí.
Que nunca ha dormido allí, hecho el amor.. mirado la tv junto a él... en lo que se había convertido en su refugio privado.
El dolor es fuerte, por un momento hasta cegador. Tiene que dejarle el tiempo necesario para que comprenda solo que su celos no tienen fundamento, que él lo quiere como antes, más de antes; ¡esto lo tiene bien claro, pero como es difícil dejarle el espacio que pregunta!
Aquella tarde Guille no logra cenar.. no logra tomar sueño.. continuamente la mano explora la otra parte de la cama, esperando lo imposible.
¡Pero lo imposible queda imposible!
A las dos de la noche Guille enciende la luz y renuncia a dormir.. renuncia a sus principios.. renuncia a sus decisiones… cualquier cosa con que Pedro vuelva a casa.. ¡también poner su dignidad bajo los pies!
Toma el teléfono y lo llama pero Pedro no contesta.
Después de cinco minutos intenta de nuevo  llamar, luego de nuevo otra vez y de nuevo. Hasta cuando Pedro no apaga el celular.
Entonces prueba con el teléfono de casa pero, también aquí, nadie contesta.
-Pedro, te ruego, no hagas así. No ha sucedido nada así de grave para justificar tu reacción. Ciertamente, me he equivocado en esconderte que estaba viendo a Gloria pero, créeme, no por un segundo fin. No estoy interesado en ella. Es sólo una persona de mi pasado, a la que quiero, que tiene necesidad de ayuda. Te ruego, volvé. No puedo pensar que todo acabe así, por una equivocación estúpida. Te ruego. No me hagas hablar, como un estúpido, a un contestador automático.
También los mensajes no consiguen mejor suerte.
La mañana lo encuentra destruído; toda la noche la ha transcurrido mirando el celular, esperando una llamada que no ha llegado.
Mientras toma el café por fin llega un mensaje de texto de Pedro.
"No me llames. Me obligás a cambiar el número si seguís llamando. No me dejes mensajes, no los escucho y ni los escucharé.”
¡Mejor habría sido no haberlo leído!
Se esfuerza en trabajar pero la concentración parece tenerlo abandonado.
A la diez, Gloria llega al estudio.
-¿Hola Guille, podés hablar?
- Venís a mi despacho.
Apenas cerrada la puerta, Guille la afronta con decisión.
-¿Porque no le contaste la verdad a mi socio?
- Sabés que no quiero que nadie sepa, me avergüenzo demasiado por mi ingenuidad. ¿Por qué debía que contarle mi cosas? Yo no lo conozco.
-Es mi socio, hablar con él es hablar  conmigo.
-Yo no lo conozco. Y luego, tu socio debería tener más confianza y respeto de tus decisiones. Perdonáme si te digo esto, pero lo pienso. Si lo creés oportuno puedo hablar con él, pero lo hago contra mi voluntad, te lo aseguro.
-No. No te preocupes. Ya no es necesario. ¿Por qué viniste al estudio?
Gloria mira alrededor con circunspección.
-Aquel hombre me ha llamado. Quiere el dinero mañana y me devolverá las fotos.
-Vos no tenés que ir. Yo voy en tu lugar. Hago el trámite y te recupero las fotos. Quedáte tranquila.
-  Sabés que no lo logro.
La acompaña a la salida y  mientras la tranquiliza de nuevo.
-Yo pienso en hacer el trámite. No te preocupés, el acuerdo será respetado y vos tendrás el paquete."
Volviendo hacia el estudio Guille se cruza con Beto.
-Beto, hacéme un favor. Entregá el legajo que está sobre mi escritorio a Pedro. Está trabajando en su casa. ¿Le decís si lo revisa para ver si falta algo?
-Voy enseguida. ¿ Se  pelearon que Pedro no vino a trabajar hoy?
Guille  lo mira a los ojos por algunos segundos y luego sonríe triste.
-Sí, por qué mentir. Discutimos. Pasará. Tiene que pasar. Vas ahora.
Se sienta en el escritorio y apoya, cansadamente, la cabeza entre las manos.
El celular de Pedro todavía está apagado. Ha sido de palabra, no quiere tener nada que ver con él.. y él está volviéndose loco en tratar de entender como sanear esta herida primera que se pone demasiado profunda.
Antes de que se transforme en una cicatriz irreversible.
Por la tarde Gloria vuelve jadeante.
-Guille, ha llamado. Me han dicho que el dinero tiene que ser entregado a esta dirección.
-Bien. Conozco el sitio. ¿Está todo el dinero?
- Sí. Está todo en este sobre. Recorda los negativos. Son ocho fotos. Controlá, te ruego.
-No te preocupes. Controlaré antes de entregar el dinero.
Otro llamado por teléfono a Pedro no contestado y se encamina a la cita.
El trámite se hace esperar pero la entrega ocurre en dos minutos; el tiempo de controlar foto y negativos y de vuelta al estudio.
Ya no hay nadie. Echa el sobre con las fotos sobre el escritorio y se sirve un vaso de whisky.
"Como hago a afrontar otra noche sin vos, mi amor. ¿Cómo hago?”
Toma el celular y intenta de nuevo a hablar.
Esta vez siente un celular sonar cerca de él, levanta los ojos y ve a Pedro apoyado a la puerta.
Tiene una expresión tensa, se ve bien, pero cuanto menos está allí, cerca de él.
-Pedro.. ¿volviste?
Su expresión no cambia.
-¿Qué tenés decirme tan urgente que te empuja a hacer todas estas llamadas por teléfono?
-Como podés hacerme esta pregunta. ¿Según vos qué quiero? ¿Creés realmente que te necesito por una puta causa?
- ¿Y qué  querés?
-No podés hacerme esto, Pedro. Razoná, te ruego. ¿Cuándo te he dado motivo de dudar de lo que siento por vos? ¿Cuándo?
Pedro lo mira fijo, sin expresión, antes de contestar.
-Nunca, es verdad; pero siempre hay una primera vez.
Exasperado Guille,  se sirve otro whisky.
-Pedro no podes decirme esto. No me lo merezco.
Golpeado por el silencio innatural, se vuelve y ve Pedro sentado a su escritorio observando algo; se acerca y nota que Pedro ha abierto el sobre que contiene las fotos de Gloria y, ahora, está mirándolas una a una.
En un silencio ensordecedor, Pedro le mira, de nuevo, con atención luego levanta la mirada y, de repente, se la arroja encima con violencia.
Guille mira las fotos caer al suelo, incapaz de aceptar el inevitable desastre.
-¿A este punto hemos llegado Dr. Graziani? Felicitaciones, las fotos te han salido muy bien.
Guille mira de nuevo las fotos, las recoge del piso y, cansadamente, las guarda de nuevo en el sobre.
- Pedro no es como parece. No es..
-¿ Cómo no es "como parece"? ¿Querés comentar uno a uno las fotos lascivas.. de tu amante rubia?
-Te ruego, Pedro, dejá que te explico.
-¿Explicar qué? ¿Cómo las sacaste? ¿Cómo elegiste el ángulo justo? ¿La cámara de foto usada? O bien querés contarme si las fotos las sacaste antes, para calentarse mejor, o bien las sacaste después.. para recordar mejor..
Se dirige hacia la puerta con el claro intento de irse; Guille, desesperado, trata de retenerlo por un brazo.
-Te ruego, razoná. Sabés que no tengo una cámara de fotos.
Pedro se sacude la mano de Guille de encima y, no pudiendo alcanzar la puerta de entrada, se dirige hacia el patio.
-El gran Graziani ha encontrado cómo justificar su pequeña transgresión..
-No es así Pedro. No es así. No podría ser nunca así porque yo no soy capaz de vivir de este modo. No pude en el pasado.. menos que nunca sería capaz ahora que estás vos en mi vida. Sabés que estas cosas no son parte de mi modo de ser..
-¿Debería creerte? ¿Frente a pruebas tan asombrosas? ¿Pero creer en qué cosa? ¡Yo ya no te conozco! ¿Pero vos en mi lugar,qué habrías hecho? ¿Qué habrías pensado?
Guille lo mira mudo, resignado, cansado; de repente se sienta sobre un pequeño muro del patio, toma el rostro entre las manos y estalla en un llanto irrefrenable.
-No puedo más. No puedo continuar así. No puedo.
Pedro queda pasmado; completamente desprevenido frente a la reacción de Guille.
De repente todo desaparece. Las peleas, los contrastes.. las mismas fotos de Gloria.. todo es llevado fuera por estas lágrimas que ruedan, púdicas, sobre las mejillas de Guille.
Su resignada desesperación ha podido más que mil palabras,  mil discursos,  mil comparaciones y lo ha dejado vaciado por cada sensación y emoción negativa, preso de un sólo deseo: contener Guille.
Su mano se levanta, como animada por voluntad propia, para apretar la de Guille.
Porque no todo cambia en la vida y él, para Guille, siempre estará ahí.

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-Cruz-
Hizo el equipaje en poco tiempo. Todo apiñado en dos valijas y un bolso que, ahora, esperaban, cerca de la entrada de la casa.
Pedro había perdido las llaves del coche; al llegar a casa las había echado sobre la mesa y, ahora, y ahora no las podía encontrar.
No quería que Guille lo encontrara aún allí, a la vuelta del estudio; por este motivo guardó sus cosas, en desorden, en la valija, la cerró a duras penas y ahora buscaba, desesperadamente, las llaves para irse.
Como siempre sucede, la prisa no te hace ver lo obvio; las llaves habían caído, sencillamente, bajo la mesa. Pedro las recoge y, de prisa, se va.
Apenas a tiempo para evitar de cruzar Guille de vuelta del estudio; ¡pero justo no habría logrado sustentar su fría mirada de acusación!
Esta tarde le pareció volver atrás en el tiempo, cuando le había confesado haber ido a un bar de tipos y él lo miró asqueado diciéndole cuán desagradable encontró su comportamiento.
Por este motivo no le había confesado las salidas con Diego con el que había hecho amistad una vez aclarados los malentendidos del pasado; al principio había probado  incluir a Guille en alguna salida por locales nocturnos, luego había desistido.
Guille era refractario a este género de diversiones.
Se había dicho que también para él estaba bien.. qué la rutina cotidiana de Guille era lo que quería para él, pero no era así.
Por primera vez en su vida había una relación a la igual con un coetáneo suyo, podía ser él mismo, sin esconder nada.
Sentirse totalmente libre; vivir plenamente su edad.
A veces sentía la necesidad de no pensar en nada, de aturdirse con la música a alto volumen pero no le dijo nada a Guille porque había tenido miedo de sus reacciones.
Sensible como se sentía  por  la diferencia de edad, ciertamente lo habría vivido mal.
Quizás habría hecho mejor en afrontar su desaprobación y no, ahora, su frío desprecio.
Lo había sentido quemar sobre la piel y se sentía sucio, con culpa.
¿Por qué no lo comprendía?, sus salidas eran completamente inocentes; empezadas para pasar el tiempo dejado libre sin Guille, siempre ocupado por el trabajo, se transformaron en salidas rituales.
Algo de beber y luego bailar hasta al agotamiento junto a los amigos de Diego; jóvenes profesionales que, como él, deseaban despegar de la rutina cotidiana para recargar las baterías.
Regresar a su departamento le hace sentir el amargo sabor de la derrota en la boca.
"No es posible" se dice "no es posible que esto esté ocurriendo.”
La mano corre al teléfono y enseguida sus dedos componen, al vuelo, el número de Guille; pero él no contesta y, poco después, apaga el celular.
Ya ha vivido todo esto, ya es pasado por días y días sin poder sólo oír su voz porque Guille se había enojado en cuanto se había familiarizado con un joven durante su huida.
En sus ojos, entonces, el mismo desprecio de hoy; en su corazón, ahora, la misma desesperación de entonces.
Desaparecido, había desaparecido por un entero fin de semana y ahora todo pareció repetirse del mismo modo.
"¿Qué debo hacer? ¿Por qué esta continua falta de confianza de Guille? ¿Por qué no puede creer, sencillamente, que él es toda mi vida sin que yo tenga que anular la mía por él?”
La mañana lo encuentra en la cocina, fumando como un loco; los ojos rodeados por el cansacio y una necesidad de Guille que le destruye el alma.
No, no puede continuar así, tiene que tomar aire, descargarse caminando entre la gente; sale y sus pies lo llevan delante del estudio.
Se para en espera y lo ve llegar; Guille baja del taxi sin prisa, tranquilo, su carpeta impecable, como si no hubiera sucedido nada.
Lláma a su celular; lo ve mirar el display y rechazar la llamada sin un mínimo gesto de pena.
Este gesto mata cada esperanza de recomponer la fractura porque lo conoce bien, ahora Guille no escuchará razones.
Beto lo alcanza a casa para llevarle un legajo para controlar, lo mira con curiosidad y le pregunta si ha peleado con Guille.
-No. Nada de eso. Es un período que no logro concentrarme y he preferido venir a trabajar en mi viejo departamento.
-¡También Guille dijo la misma cosa, lo que no comprendo es porque vos viniste a trabajar aquí junto a tus valijas!
Olvidaba el espíritu de observación de Beto que había notado enseguida sus valijas cerca de la puerta de entrada.
-Es verdad, Beto, porque mentirte. Guille está furioso conmigo porque le había escondido que salía con Diego.
-¿Sólo salir?
-Sólo salir, Beto. ¿Pero te parece que con lo que pruebo con Guille y con todo lo que hemos pasado juntos iba a meterme en una miserable historia de sexo?
-¿Qué ha sucedido?
-Guille lo ha descubierto en el peor de los modos y no ha querido escuchar razones. Me ha echado de casa sin pensarlos dos veces.
-No dejes pasar mucho tiempo para hacer las paces Pedro. Vos también lo sabés: si Guille toma una decisión luego no vuelve atrás.
-¿Pero cómo? ¿Cómo hago? No quiere tampoco hablar conmigo por teléfono.
-¿Sabes una cosa? Esta noche cuando todos vamos a la casa, si Guille se queda en el estudio, vos lo alcanzás y hacés las paces. Nadie los va a molestar.
-Gracias Beto. Te cuento.
Tener una perspectiva de comparación con Guille lo hace sentir mejor. Todo su ser, ahora, espera este encuentro.
Transcurre toda la tarde  repetiéndose a sí mismo las cosas que quiere decirle a Guille, mil modos diferentes para confesarle que lo quiere y que no puede estar sin él.
Mil modos diferentes para preguntarle  satisfacer la sed de él que siente dentro.
A las siete de la tarde ya está cerca del estudio; la llamada de Beto, en realidad no era necesaria, da a Pedro el ánimo que necesita para entrar, sin hacer ruido, en el estudio.
Guille está en su escritorio, intento a estudiar el legajo que tiene entre las manos; lo ve servirse un vaso de whisky, tomar el celular y llamar a alguien.
A sonar es su celular, el sonido lo empuja a entrar en la habitación iluminada.
-Hola Guille. ¿Podemos hablar?
Guille lo mira con sorpresa, apaga el celular y se sienta a su sillón.
-¿Pedro, qué hacés aquí? Me pareció  haber sido claro ayer. No quiero verte. No quiero que vos entres en este estudio.
-No seas tan duro Guille. Deja que hable. Creo  merecerme esto.. ¿no creés? ¡Tengo derecho a explicarte que  sucedió!
-¿Derecho? ¿Cuál derecho? ¡Cielito lindo, vos perdiste cada derecho cuando elegiste salir con Diego a mis espaldas!
-No he hecho nada malo a tus espaldas.
-¿Nada malo? ¿Querés bromear? ¿A mí que me importa si sólo has salido para dar un paseo o para tomar un helado? A mí importa que vos, voluntariamente, has omitido de decirme que te viste solo con Diego.
-No es como parece..
-Voluntariamente te has cubierto con la supuesta presencia de tus amigos del gimnasio para que yo no tuviera sospechas.
-Esperá..
-Voluntariamente has decidido pasar tu tiempo, con una persona que yo no conozco y, dejámelo decir, tampoco estimo.
-No lo tomés así.
- ¿Pero vos pensás que yo soy un estúpido? ¿Un imbécil tan borracho de amor de estar dispuesto a aceptar cualquier cosa de tu parte? De volverse, a mi edad, el juguete de..
-No. No digas algo de lo que podrías arrepentirte.
- ¿Qué  más debo decir ? ¿Sabes una cosa? Vas a tu casa que es mejor. Vas …
-Te lo ruego, escúchame. Sólo cinco minutos, luego me voy si aún lo querés.
-Hablá, te escucho.
 Guille se ha levantado de su sillón y se ha acercado a Pedro mirándolo con ojos desconfiados e irónicos.
-Me equivoqué, lo sé, pero no quise hacer nada malo. Sentía la necesidad de hacer otra cosa, pero no vos quisiste hacerlo conmigo…. Sentía la necesidad de distraerme… dicho así parece estúpido, lo sé, y quizás por este motivo no te he confesado nada cuando han empezado las salidas con Diego..
-Lindo motivo. ¡Te felicito!
-Te ruego, Guille, no seas tan intolerante conmigo. Soy siempre yo, Pedro, y te quiero más que a mi mismo. ¿Pensás de verdad que habría mandado todo al diablo por una simple historia de sexo?
-A este punto no te sabría contestar.
-Te ruego. Inútilmente me hacés mal si seguís diciéndome estas cosas. Yo te quiero..
 Mientras suena el celular de Pedro.
-Contestá, podría ser Diego..
La ironía profunda de Guille araña el ánimo de Pedro; porque es verdad, es Diego, y él no sabe cómo comportarse.
-Contestá. Después de todo, es una simple llamada..
Pedro se apresura en contestar, más para hacer callar Guille que para hablar con Diego.
-¿Hola?
Guille escucha en silencio las respuestas de Pedro.
-No. No voy esta noche.
-Estoy cansado y no tengo ganas de salir.
-¿Dónde estoy? Estoy en el estudio con Guille. No tengo intención de salir esta noche, te lo repito.
-Está bien. Nos vemos otra vez.
Acabada la llamada, Pedro apoya el celular sobre el escritorio y retoma la conversación de donde fue interrumpida.
-No te he dicho de Diego porque sabía que no habrías estado de acuerdo.. porque sabía que él no te  gustaba para nada.
-¿Lo habías y, a pesar de todo, has salido con él? Tus justificaciones mejoran de instante en instante.
-He sido superficial, he actuado como un muchachito inmaduro, pero yo te quiero sólo a vos. Vos sos toda mi vida. He transcurrido una noche infernal sin vos. Te lo ruego, perdóname. No puedo continuar así.
Lentamente Pedro se acerca, la cara a poca distancia de la suya, su mano derecha sobre la mejilla de Guille.
Lentamente el tiempo semeja dilatarse, la respiración hacerse más afanosa cuando se siente un gorjeo provenir de el celular de Pedro.
-Perdonarte. ¿Por qué si no has hecho nada? ¿Por qué no lees el mensaje así descubrimos quien otros reclama tu presencia esta noche?
-Guille, te ruego..
-No. Yo te ruego. Soy curioso de saber quien te ha mandado el mensaje.
Pedro toma lo celular y lee el tweet, enseguida palidece.
-¿Qué ha sucedido? ¿Quién es.. y qué te escribe?
-No, nada. No es nada.
-¿No es nada? Tienes la cara de haber visto una fantasma. Dejáme ver..
-No. Guille. No es nada importante.
La reacción de Pedro lo desorienta, Guille desdobla la mano y espera que Pedro le pase lo celular; algo no le cierra.
Después de algunos instantes de indecisión, Pedro le entrega el celular.
-¿Y ahora como lo explicas ésto? ¿Un instante de diversión también?
Encima el diplay la foto de Pedro dormido y sobre un breve mensaje: "¿¿También ahora te has dormido por la fatiga..??”
La furia se lee sobre la cara de Guille que se dirige hacia la puerta para irse; Pedro, desesperado, trata de retenerlo por un brazo.
Guille se sacude la mano de Pedro de encima y, no pudiendo salir del estudio, se ampara en el patio.
-Guille es una equivocación. No es como parece. Es una foto que me ha sacado en un local nocturno. No estoy realmente dormido, hice solo una simulación..
-¿Pero de veras? ¿ Esperás que te crea?
-Exactamente. Si me querés de verdad deberías saber perfectamente que te digo la verdad.
-No es tan simple, Pedro, no es tan simple. Yo no soy capaz de vivir de este modo, no quiero vivir así...
-¿Qué querés decir? ¿Ya no me querés? ¿No tenés confianza más en mí? ¿Basta ya una simple foto mandada por juego para mandar al diablo aquello que ambos sentimos?
Guille lo mira mudo, resignado, cansado; de repente se sienta sobre un pequeño muro del patio, toma el rostro entre las manos y estalla en un llanto irrefrenable.
-No puedo más. No puedo continuar así. No puedo.
Pedro queda pasmado; completamente desprevenido frente a la reacción de Guille.
De repente todo desaparece. Las peleas, los contrastes.. la misma foto de Pedro.. todo es llevado fuera por estas lágrimas que ruedan, púdicas, sobre las mejillas de Guille.
Su resignada desesperación ha podido más que mil palabras, de mil discursos, de mil comparaciones y lo ha dejado vaciado por cada sensación y emoción negativa, preso de un sólo deseo: contener Guille.
Su mano se levanta, como animada por voluntad propia, para apretar aquella de Guille.
Porque no todo cambia en la vida y él, para Guille, siempre estará ahí.
Continuará...

 Gracias Nora Martinez Ros

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In lingua originale
-Testa-
Non c’era voluto molto tempo per fare i bagagli. Tutto stipato in due valigie ed un borsone che, adesso, attendevano, vicino all’ingresso di casa. Pedro aveva perso le chiavi dell’auto; arrivato a casa le aveva buttate sul tavolo e, adesso, non le poteva più ritrovare.
Non voleva che Guille lo trovasse ancora lì, al ritorno dallo studio; per questo motivo aveva stipato le sue cose, alla rinfusa, nelle valigia, le aveva chiuse a fatica ed ora cercava, disperatamente, le chiavi per andare via.
Come sempre succede, la fretta non ti fa vedere l’ovvio; le chiavi sono semplicemente cadute sotto il tavolo.
Pedro le raccoglie e, in fretta, dopo aver caricato l’auto chiude la porta di ingresso dietro di sé, lasciando quella casa dove ha vissuto felice sino al giorno prima.
Appena in tempo per evitare di incrociare Guille di ritorno dallo studio; appena in tempo per evitare di rinnovare il dolore che gli brucia dentro.
Guille vede un’auto allontanarsi prima di rendersi conto che è quella di Pedro che sta lasciando la sua casa, forse per sempre.
Ha imparato a conoscerlo bene, il suo cielito lindo, quando esplode non c’è rimedio.. e questa volta la deflagrazione è stata mortale.
Per la prima volta nella sua vita Guille non sa cosa fare, come ricomporre i cocci.
Perché, in buona sostanza, non riesce a comprendere come mai sono arrivati a questo punto. Cosa è andato storto.
Certo, lui è stato troppo accondiscendente con Pedro, tant’è vero che quando aveva notato come fosse felice ogni volta che lo accompagnava a fare jogging aveva iniziato a seguirlo anche in queste attività; in seguito aveva sicuramente sbagliato nel non confessargli che passare il tempo in quel modo non era per lui.
Proprio non riusciva a stare lì, seduto sopra una panchina in attesa che finisse gli allenamenti, senza fare nulla.
Quella vita non era per lui; non che non avesse provato, ma, semplicemente, non riusciva ad adattarsi.
Con una scusa era ritornato allo studio; quella era vita per lui!
Impegnarsi nello studiare casi giuridici oppure nell’insegnare a giovani studenti come affrontare il complesso mondo della giustizia… insomma: fare qualcosa di professionalmente stimolante.
Più  o meno nello stesso periodo aveva incontrato Gloria, non la vedeva da moltissimi anni, quasi trenta; era stata la sua prima storia seria ma non era durata molto.
Divertente, attraente al punto giusto, l’aveva coinvolto in lunghe chiacchierate sul passato; mai avrebbe pensato che Pedro potesse essere geloso di lei, soprattutto mai avrebbe pensato che il comportamento di Gloria potesse essere così contraddittorio.
Proprio non riusciva a comprendere perché Gloria aveva mentito a Pedro, perché Gloria si era rifiutata di riferire a Pedro che quel pomeriggio si erano visti per un problema personale di Gloria.
Ingenuamente, Gloria si era lasciata fotografare dall’ultimo compagno in pose compromettenti ed ora, quest’uomo, la ricattava minacciandola di mandare le foto all’ex marito.
Gloria, malgrado si sforzasse di stare tranquilla, era letteralmente terrorizzata dall’eventualità di perdere l’affidamento dei figli per cui Guille si era offerto di fare da tramite per recuperare le foto.
Di questo stavano parlando alla caffetteria “La Plaza”; di questo, non di altro, ma come farlo capire a Pedro?
Guille entra in casa, poggia borsa e chiavi sul mobile vicino alla porta, e gira per la casa ormai vuota.
Non è rimasta nessuna traccia di Pedro; sembra, quasi, che lui non sia mai stato lì.
Che non abbia mai dormito, fatto l’amore.. guardato la tv insieme a lui... in quello che era diventato il loro rifugio privato.
Il dolore è forte, per un momento addirittura accecante.
Deve lasciargli il tempo necessario affinché da solo comprenda che la sua gelosia non ha fondamento, che lui lo ama come prima, più di prima; questo l’ha ben chiaro, ma com’è difficile lasciargli lo spazio che chiede!
Quella sera Guille non riesce a cenare.. non riesce a prendere sonno.. continuamente la mano esplora l’altra parte del letto, sperando l’impossibile.
Ma l’impossibile rimane impossibile!
Alle due della notte Guille accende la luce e rinuncia a dormire.. rinuncia ai suoi principi.. rinuncia alle sue decisioni… qualsiasi cosa purchè Pedro torni a casa.. anche mettere la sua dignità sotto i piedi!
Prende il telefono e lo chiama… ma Pedro non risponde.
Dopo cinque minuti riprova a chiamare, poi di nuovo un’altra volta.. ed ancora.. fino a quando Pedro non spegne il cellulare.
Allora prova con il telefono di casa ma, anche qui, nessuno risponde; anche in questo caso la cornetta, dopo un poco, viene messa fuori posto.
-Pedro, ti prego, non fare così. Non è successo nulla di così grave da giustificare questa tua reazione. Certo, ho sbagliato nel nasconderti che stavo vedendo Gloria ma, credimi, non c’era nessun secondo fine. Non sono interessato a lei. E’ solo una persona del mio passato, al quale voglio bene, che ha bisogno di aiuto. Ti prego, ritorna. Non posso pensare che tutto finisca così, per un equivoco stupido. Ti prego. Non farmi parlare, come uno stupido, ad una segreteria telefonica.
Anche i messaggi non ottengono migliore fortuna.
La mattina lo trova distrutto; tutta la notte l’ha trascorsa guardano il cellulare, aspettando una chiamata che non è arrivata.
Mentre prende il caffè finalmente arriva un messaggio di testo di Pedro.
“Non chiamarmi. Mi costringi a cambiare numero se continui a chiamare. Non lasciarmi messaggi, non li ascolto e né li ascolterò.”
Meglio sarebbe stato non averlo letto!
Si sforza di lavorare ma la concentrazione sembra averlo abbandonato.
Alle dieci Gloria arriva allo studio.
-Ciao Guille, possiamo parlare?
-Certo. Vieni nella mia stanza.
Appena chiusa la porta, Guille l’affronta con decisione.
-Perché non hai raccontato la verità al mio socio.
-Lo sai che non voglio che nessuno sappia, mi vergogno troppo della mia ingenuità. Perché dovevo raccontargli i fatti miei. Io non lo conosco.
-E’ il mio socio, parlare con lui è come parlare con me.
-Io non lo conosco. E poi, il tuo socio dovrebbe avere più fiducia e rispetto delle tue decisioni. Scusami se ti dico questo, ma lo penso. Se lo ritieni opportuno posso parlare con lui, però lo faccio contro la mia volontà, te lo assicuro.
-No. Non ti preoccupare. Ormai non è più necessario. Come mai sei venuta allo studio?
Gloria si guarda attorno con circospezione.
-Quell’uomo mi ha chiamata. Vuole i soldi entro domani e mi ridarà le foto.
-Tu non devi andare. Vado io al tuo posto. Faccio da tramite e ti recupero le foto. Stai tranquilla.
- Lo sai che non ci riesco.
La accompagna all’uscita e nel mentre la rassicura di nuovo.
-Ci penso io a fare il tramite. Non preoccuparti, l’accordo verrà rispettato e tu avrai il tuo “pacchetto” quanto prima.
Ritornando verso lo studio Guille incrocia Beto.
-Beto, fammi un favore. Porta il fascicolo che sta sulla mia scrivania a Pedro.  Sta lavorando a casa sua per il momento. Gli dici se lo controlla per vedere se manca qualcosa?
-Vado subito. Avete litigato che Pedro non è venuto a lavorare oggi?
Guille si ferma di scatto, lo guarda negli occhi per alcuni secondi poi, sorride triste.
-Sì, Perché mentire. Abbiamo discusso. Passerà. Deve passare. Vai adesso.
Si siede alla scrivania e poggia, stancamente, la testa tra le mani.
Il cellulare di Pedro è ancora staccato. E’ stato di parola, non vuole avere nulla a che fare con lui.. e lui sta impazzendo nel cercare di capire come sanare questa ferita prima che diventi troppo profonda.
Prima che si trasformi in una cicatrice irreversibile.
Nel pomeriggio Gloria ritorna trafelata.
-Guille, hanno chiamato. Mi hanno detto che i soldi devono essere consegnati strasera a questo indirizzo.
-Bene. Conosco il posto. I soldi ci sono tutti?
-Si. Sono tutti in questa busta. Ricordati i negativi. Sono otto foto. Controlla, ti prego.
-Non ti preoccupare. Controllerò prima di consegnare il denaro.
Altra telefonata a Pedro non risposta e si avvia all’appuntamento.
Il tramite si fa attendere ma la consegna avviene in due minuti; il tempo di controllare foto e negativi ed è subito di ritorno allo studio.
Ormai non c’è nessuno. Getta la busta con le foto sulla scrivania e si versa un bicchiere di whiskey.
“Come faccio ad affrontare un’altra notte senza di te, amore mio. Come faccio?”
Riprende il cellulare e riprova a chiamare.
Questa volta sente un cellulare squillare vicino a lui, alza gli occhi e vede Pedro appoggiato alla porta.
Ha un’espressione tesa, si vede bene, ma quantomeno è lì, vicino a lui.
-Pedro.. sei tornato?
La sua espressione non cambia.
-Cosa devi dirmi di tanto urgente da spingerti a fare tutte queste chiamate?
-Come puoi farmi questa domanda. Secondo te cosa voglio? Credi veramente che ho bisogno di te per una stramaledetta causa?
- Alla cosa vuoi?
-Non puoi farmi questo Pedro. Ragiona, ti prego. Quando ti ho dato modo di dubitare di quello che sento per te? Quando?
Pedro lo guarda fisso, senza espressione, prima di rispondere.
-Mai, è vero; ma c’è sempre una prima volta.
Esasperato Guille si dirige verso il mobile bar per versarsi nuovamente da bere.
-Non puoi dirmi questo Pedro. Non me lo merito.
Colpito dal silenzio innaturale, si gira e vede Pedro seduto alla sua scrivania osservare qualcosa; si avvicina e nota che Pedro ha aperto la busta che contiene le foto di Gloria e, adesso, le sta guardando una ad una.
In un silenzio assordante, Pedro le guarda, di nuovo, con attenzione poi alza lo sguardo e, all’improvviso, gliele scaglia addosso con violenza.
Guille guarda le foto cadere a terra incapace di accettare l’inevitabile disastro.
-A questo punto siamo arrivati dr. Graziani? Complimenti, le foto amatoriali ti sono venute proprio bene.
 Guille guarda di nuovo le foto, le raccoglie da terra e, stancamente, le conserva nuovamente nella busta.
-Non è come sembra Pedro. Non è..
-Non è come sembra? Vogliamo commentare una ad una le foto.. lascive.. della tua amante bionda?
-Ti prego, Pedro, lascia che ti spieghi.
-Spiegare cosa? Come le hai scattate? Come hai scelto l’angolazione giusta? La macchina fotografica usata? Oppure vuoi raccontarmi se le foto le avete scattate prima, per scaldarvi meglio, oppure se le hai scattate dopo.. per ricordare meglio..
Si dirige verso la porta con il chiaro intento di andarsene; Guille, disperato, cerca di trattenerlo per un braccio.
-Ti prego, ragiona. Lo sai che non possiedo una macchina fotografica.
Pedro si scrolla la mano di Guille da dosso e, non potendo raggiungere la porta di ingresso dello studio, si dirige verso il patio.
-Il grande Graziani ha trovato come giustificare la sua piccola trasgressione..
-Non è così Pedro. Non è così. Non potrebbe mai essere così perché io non sono capace di vivere in questo modo. Non lo sono stato in passato.. meno che mai ne sarei capace adesso che ci sei tu nella mia vita. Lo sai che queste cose non fanno parte del mio modo di essere..
-Ti dovrei credere? Di fronte a delle evidenzie così eclatanti? Ma credere a cosa? Io non ti conosco più! Ma tu, al mio posto, cosa avresti fatto? Cosa avresti pensato?
Guille  lo guarda muto, rassegnato, stanco… all’improvviso si siede su un muretto del patio, prende il volto tra le mani e scoppia in un pianto dirotto.
-Non ce la faccio più. Non posso continuare così. Non ce la faccio.
Pedro rimane interdetto; del tutto impreparato di fronte alla reazione di Guille.
All’improvviso tutto scompare. I litigi, i contrasti.. le stesse foto di Gloria… tutto viene lavato via da queste lacrime che rotolano, pudiche, sulle guance di Guille.
La sua rassegnata disperazione ha potuto più di mille parole, di mille discorsi, di mille confronti e lo ha lasciato svuotato da ogni sensazione ed emozione negativa, preda di un solo desiderio: contenere Guille.
La sua mano si alza, come animata da volontà propria, per stringere quella di Guille.
Perché non tutto cambia nella vita e lui, per Guille, ci sarà sempre.

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-Croce-
Non c’era voluto molto tempo per fare i bagagli. Tutto stipato in due valigie ed un borsone che, adesso, attendevano, vicino all’ingresso di casa. Pedro aveva perso le chiavi dell’auto; arrivato a casa le aveva buttate sul tavolo e, adesso, non le poteva ritrovare.
Non voleva che Guille lo trovasse ancora lì, al ritorno dallo studio; per questo motivo aveva stipato le sue cose, alla rinfusa, nelle valigie che si erano chiuse a fatica ed ora cercava, disperatamente, le chiavi per andare via.
Come sempre succede, la fretta non ti fa vedere l’ovvio; le chiavi sono semplicemente cadute sotto il tavolo. Pedro le raccoglie e, in fretta, va via.
Appena in tempo per evitare di incrociare Guille di ritorno dallo studio; ma proprio non sarebbe riuscito a sostenere il suo freddo sguardo di accusa!
Questa sera gli era sembrato di ritornare indietro nel tempo, quando gli aveva confessato di essere andato in un bar per gay e lui lo aveva guardato schifato dicendogli quanto trovasse riprovevole il suo comportamento.
Per questo motivo non gli aveva confessato le uscite con Diego; all’inizio aveva provato a coinvolgere Guille in qualche uscita per locali notturni, poi aveva desistito.
Guille era refrattario a questo genere di divertimenti.
Si era detto che anche per lui andava bene.. che la routine quotidiana di Guille era quello che voleva per lui… ma non era così.
A volte sentiva il bisogno di non pensare a nulla, di stordirsi con la musica ad alto volume però non aveva detto nulla a Guille perché aveva paura delle sue reazioni.
Sensibile com’era sulla differenza di età… certamente l’avrebbe vissuta male.
Con il senno di poi forse avrebbe fatto meglio ad affrontare la sua riprovazione e non, adesso, il suo freddo disprezzo.
Se lo era sentito bruciare sulla pelle e si era sentito sporco, in colpa.
Il perché non lo comprendeva, le sue uscite erano del tutto innocenti; cominciate per occupare il tempo lasciato libero da Guille, sempre occupato per lavoro, si erano trasformate in uscite rituali.
Qualcosa da bere e poi ballare sino allo sfinimento insieme agli amici di Diego; giovani professionisti che, come lui, desideravano staccare dalla routine quotidiana per ricaricare le batterie.
Rientrare nel suo appartamento gli fa sentire l’amaro sapore della sconfitta nella bocca.
“Non è possibile” si dice “Non è possibile che stia accadendo questo”.
La mano corre al telefono ed immediatamente le sue dita compongono, di volata, il numero di Guille; ma lui non risponde e, poco dopo, spegne il cellulare.
Ha già vissuto tutto questo, è già passato per giorni e giorni senza poter sentire la sua voce solo perché Guille si era arrabiato in quanto aveva familiarizzato con un giovane durante la sua latitanza.
Nei suoi occhi, allora, lo stesso disprezzo di oggi; nel suo cuore, adesso, la stessa disperazione di allora.
Sparito, era sparito per un intero fine settimana ed adesso tutto sembrava ripetersi allo stesso modo.
“Cosa devo fare? Perché questa continua mancanza di fiducia di Guille? Perché non può semplicemente credere che lui è tutta la mia vita senza che io debba annullare la mia per lui?”
Il mattino lo trova in cucina, fumando come un forsennato; gli occhi cerchiati dalla stanchezza ed un bisogno di Guille che gli distrugge l’anima.
No, non può continuare così, deve prendere aria, scaricarsi camminando tra la gente; esce ed i suoi piedi lo portano davanti allo studio.
Si ferma in attesa e lo vede arrivare; Guille scende dal taxi senza fretta, tranquillo, la sua cartella impeccabile, come se non fosse successo nulla.
Lo chiama sul cellulare; lo vede guardare il display e rifiutare la chiamata senza un minimo gesto di rammarico.
Questo gesto uccide ogni speranza di ricomporre la frattura perché lo conosce bene, adesso Guille non sentirebbe ragioni.
Beto lo raggiunge a casa per portargli un fascicolo da controllare, lo guarda con curiosità e gli domanda se ha litigato con Guille.
-No. Niente di tutto questo. Era un periodo che non riuscivo a concentrarmi ed ho preferito venire a lavorare nel mio vecchio appartamento.
-Anche Guille ha detto la stessa cosa, quello che non comprendo è perché tu sia venuto a lavorare qui insieme alle tue valigie!
Aveva dimenticato lo spirito di osservazione di Beto che aveva subito notato le sue valigie vicino alla porta di ingresso.
-E’ vero, Beto, perché mentirti. Guille è furioso con me perché gli ho nascosto che uscivo con Diego.
-Solo uscire?
-Solo uscire, Beto. Ma ti pare che con quello che provo per Guille e con tutto ciò che abbiamo passato insieme andavo ad impelagarmi in una squallida storia di sesso?
-Cos’è successo?
-Lui l’ha scoperto nel peggiore dei modi e non ha voluto sentire ragioni. Mi ha cacciato di casa senza pensarci due volte.
-Non far passare molto tempo per far pace Pedro. Lo sai anche tu che se Guille prende una decisione poi non torna indietro.
-Ma come? Come faccio? Non vuole parlare con me neppure al telefono.
-Sai una cosa? Stasera quando andiamo via tutti, se Guille rimane allo studio, ti avverto così tu lo raggiungi e fate la pace. Nessuno vi disturberà.
-Grazie Beto. Ci conto.
Avere una prospettiva di confronto con Guille lo fa sentire meglio. Tutto il suo essere, adesso, è teso a questo incontro.
Passa tutto il pomeriggio a ripetere a se stesso le cose che intende dire a Guille, mille modi diversi per confessargli che lo ama e che non può stare senza di lui.
Mille modi diversi per chiedergli di soddisfare la sete di lui che sente dentro.
Alle sette della sera è già appostato vicino allo studio; la chiamata di Beto, in realtà non necessaria, gli da il coraggio che necessita per entrare, senza far rumore, nello studio.
Guille è alla sua scrivania, intento a studiare il fascicolo che ha tra le mani; lo vede versarsi un bicchiere di whiskey, prendere il cellulare e chiamare qualcuno.
A squillare è il suo cellulare el il suono lo spinge ad entrare nella stanza illuminata.
-Ciao Guille. Possiamo parlare?
Guille lo guarda con sorpresa, spegne il cellulare e si risiede alla sua poltrona.
-Pedro, cosa fai qui? Mi era sembrato di essere stato chiaro ieri. Non voglio vederti. Non voglio che tu entri in questo studio.
-Non essere così duro Guille. Lasciami parlare. Penso di meritarmelo, non credi. Ho diritto a spiegarti cosa è successo!
-Diritto? Quale diritto? Cielito lindo, tu hai perso ogni diritto quando hai scelto di uscire con Diego alle mie spalle!
-Non ho fatto nulla di male alle tue spalle.
-Nulla di male? Vuoi scherzare? A me cosa importa se sei uscito solo per fare una passeggiata o per prendere un gelato? A me importa che tu, volontariamente, hai omesso di dirmi che ti vedevi con Diego da solo.
-Non è come sembra..
-Volontariamente ti sei coperto della supposta presenza dei tuoi amici della palestra affinchè io non avessi sospetti.
-Aspetta..
-Volontariamente hai deciso di trascorrere il tuo tempo, chissà dove e chissà facendo cosa,  con una persona che io non conosco e, lasciamelo dire, neppure stimo.
-Non prenderla così, non lo merita quello che è successo.
-Non lo merita? Ma tu pensi che io sia uno stupido? Un imbecille talmente ubriaco d’amore da essere disposto ad accettare qualunque cosa da parte tua? Da divenire, alla mia età, lo zimbello di..
-No. Non dire qualcosa del quale potresti pentirti.
- Cosa devo dire di più, dimmi, cosa devo dire di più? Sai una cosa? Vai a casa tua che è meglio. Vai…
-Ti prego, ascoltami. Solo cinque minuti, poi andrò via se ancora lo vorrai.
-Sentiamo! Parla, dunque, ti ascolto.
Nella foga del confronto, Guille si è alzato dalla sua poltrona e si è avvicinato a Pedro guardandolo con occhi diffidenti ed irridenti.
-Ho sbagliato, lo so, ma non volevo fare nulla di male. Sentivo il bisogno di fare altro ma tu non volevi farlo insieme a me. Sentivo il bisogno di distrarmi… detto così sembra stupido, lo so, e forse per questo motivo non ti ho confessato nulla quando sono incominciate le uscite con Diego..
-Bel motivo. Mi complimento!
-Ti prego, Guille, non essere così intollerante con me. Sono sempre io, Pedro, e ti amo più di me stesso. Pensi veramente che avrei mandato tutto al diavolo per una semplice storia di sesso?
-A questo punto non ti saprei rispondere.
-Ti prego. Mi fai inutilmente male se continui a dirmi queste cose. Io ti amo..
Nel mentre squilla il cellulare di Pedro.
-Rispondi, potrebbe essere Diego..
L’ironia profonda di Guille graffia l’animo di Pedro; perché è vero, è Diego, e lui non sa come comportarsi.
-Rispondi. Cosa vuoi che sia una semplice telefonata dopo..
Pedro si affretta a rispondere, più per far tacere Guille che per parlare con Diego.
-Pronto?
Guille ascolta in silenzio le risposte di Pedro.
-No. Non vengo stasera.
-Sono stanco e non ho voglia di uscire.
-Dove sono? Sono allo studio con Guille. Non ho intenzione di uscire stasera, te lo ripeto.
-Va bene. Ci sentiamo un’altra volta.
Finita la telefonata, Pedro poggia il cellulare sulla scrivania e riprende la conversazione da dove era stata interotta.
-Non ti ho detto di Diego perché lo sapevo che non saresti stato d’accordo, perché lo sapevo che lui non ti piaceva affatto.
-Lo sapevi e, nonostante tutto, sei uscito con lui? Le tue giustificazioni migliorano di attimo in attimo.
-Sono stato superficiale, ho agito come un ragazzino immaturo, ma io amo solo te. Tu sei tutta la mia vita. Ho trascorso una notte infernale senza di te. Ti prego, perdonami. Non posso continuare così… ti prego.
Lentamente Pedro si avvicina a Guille, il volto a poca distanza dal suo, la sua mano destra sulla guancia di Guille.
Lentamente il tempo sembra dilatarsi, il respiro farsi più affannoso… quando si sente un cinguettio provenire dal cellulare di Pedro.
-Perdonarti. Perché se non hai fatto nulla? Perché non leggi il messaggio così scopriamo chi altri reclama la tua presenza stasera?
-Guille, ti prego..
-No. Ti prego io. Sono curioso di sapere chi ti ha mandato il messaggio.
Pedro prende il cellulare e legge il twet, subito impallidisce.
-Cos’è successo? Chi è e cosa ti scrive?
-No, nulla. Non è niente.
-Non è niente? Hai la faccia di uno che ha appena visto un fantasma. Fammi vedere..
-No. Guille. Non è nulla di importante.
La reazione di Pedro lo disorienta, Guille tende la mano ed  attende che Pedro gli passi il cellulare; qualcosa non gli quadra.
Dopo alcuni istanti di esitazione, Pedro gli consegna il cellulare.
-E adesso come lo spieghi questo? Un attimo di distrazione anche questo?
Sul diplay la foto di Pedro addormentato e sopra un breve messaggio: “Anche adesso ti sei addormentato per la fatica..??
La furia si legge sul viso di Guille che si dirige verso la porta per andare via; Pedro, disperato, cerca di trattenerlo per un braccio.
Guille si scrolla la mano di Pedro da dosso e, non potendo uscire dallo studio, si rifugia nel patio.
-Guille è un equivoco. Non è come sembra. E’ una foto he mi hanno scattato in un locale notturno. Non sono veramente addormentato, facevo solo finta..
-Ma davvero? Ti aspetti che ti creda?
-Certo. Se mi ami davvero dovresti sapere perfettamente che ti dico la verità.
-Non è così semplice, Pedro, non è così semplice. Io non sono capace di vivere in questo modo, non voglio vivere così...
-Cosa vuoi dire? Non mi ami più? Non hai più fiducia in me? Basta una semplice foto inviata per gioco per mandare al diavolo quello che sentiamo l’uno per l’altro?
Guille  lo guarda muto, rassegnato, stanco… all’improvviso prende il volto tra le mani e scopia in un pianto dirotto.
-Non ce la faccio più. Non posso continuare così. Non ce la faccio.
Pedro rimane interdetto. All’improvviso tutto scompare. I litigi, i contrasti.. tutto viene lavato via da queste lacrime che rotolano, pudiche, sulle guance di Guille.
La sua rassegnata disperazione ha potuto più di mille parole, di mille discorsi, di mille confronti e lo ha lasciato svuotato da ogni sensazione ed emozione.
La sua mano si alza, come animata da volontà propria, per stringere quella di Guille.
Perché non tutto cambia nella vita e lui, per Guille, ci sarà sempre.

11 comentarios:

  1. todavia hay que elegir? porque esta vez no puedo :)

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  2. Cara no le viene nada mal a Graziani demostrarle a cielito que sin Él no puede vivir

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  3. Sin dudar elijo CRUZ.Mis partes favoritas:"¿Por qué no puede creer, sencillamente, que él es toda mi vida sin que yo tenga que anular la mía por él?” " Porque no todo cambia en la vida y él, para Guille, siempre estará ahí..."

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  4. Elijo Cruz! Es imposible dejar un comentario en RED Fanfiction...marca q existe un error interno en el Blog.-Y si te quedàs,què? es excelente!

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  5. Me va gustando cada vez más este juego Antonia! La última vez dude. Ahora decididamente elijo cara. Lo pude ver mucho más vividamente a Guille desesperado porque no le cree! Mimi

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  6. Yo elijo Cara tambièn. Me gusta ver un poco a Guille desesperado porque Pedro le crea, desesperado por el miedo a perderlo.

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  7. Elijo cruz me encanta ver a pedro diciendole a guille que lo quiere

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  8. Como me gusta Cruz, me encantan las respuestas de Guille a Pedro, son de un razonamiento tan Graziani que asombra. Me duele el dolor de Guille. Gracias!!!

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  9. Antonia, comparto la lectura de Paula, Las respuestas de Guille son de un "auténtico razonamiento Graziani."
    "Su resignada desesperación ha podido más que mil palabras, de mil discursos, de mil comparaciones y lo ha dejado vaciado por cada sensación y emoción negativa, preso de un sólo deseo: contener Guille."
    Me gusta cómo presentás esa desesperación de Guillermo: unida a cierta resignación se vuelve más intensa. Gracias a vos por el diálogo y todo lo compartido. Abrazo!

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  10. Acá hubo una lucha a brazo partido, Antonia. Y debo decir que no fue hasta el final, que Cruz sacó una pequeñísima ventaja. Esta vez sí me tocó el sufrimiento de Guillermo, porque en sus propios límites está su penitencia. La edad, los celos, el temor al desamor (tal vez) lo encierran, no lo dejan confiar. Y me terminaron de decidir estas líneas que escribiste, Antonia, porque vi un Graziani auténtico: "Llama a su celular; lo ve mirar el display y rechazar la llamada sin un mínimo gesto de pena." (Recordé aquella charla entre Guille y Beto, cuando Graziani le dice: "alguien tenía que poner un punto final, bueno, me toca a mí hacerlo, hay que hacerlo y hay que hacerlo, a veces hay que poner punto a las cosas".) A veces, Guille es su peor enemigo. ¡Abrazo!

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