-Cara-
Parecido
a una mancha de aceite, el tiempo semeja dilatarse al infinito; Pedro sigue
quedándose junto a Guille, inmóvil, apretándole la mano, haciéndole sentir su
presencia, absorbiendo su desesperación, haciéndola propia aunque no conociendo
los confines mientras Guille desahoga sus emociones más profundas, el mismo
cansancio emotivo, la sensación desesperada de no lograr salir de aquella
percepción de estrechez que no le permite
respirar.
¿Cuánto
tiempo?
Luego,
lentamente las lágrimas disminuyen su intensidad, cesan completamente y la
respiración se pone normal.
Pedro ha
esperado pacientemente que Guille se calmara antes de levantarse y arrodillarse
delante de él; para buscar su mirada que todavía lo evita, indescifrable.
-Guille.. Guille..
Sólo su
nombre, pronunciado con ternura, una caricia sobre la mejilla y dos labios que
se acercan cada vez más, como un imán atraído por la meta de la propia afanosa
carrera.
Lo que
se inicia como una tentativa de consuelo, nacida en Pedro en lo más profundo de
la propia esencia como una inconsciente búsqueda de confirmaciones, se
transforma bien pronto en deseo incontrolado.
La misma
danza de siempre, el mismo buscarse espasmódico, el mismo deseo de consumirte
en el calor intenso de Guille… de alcanzar tu imagen refleja en el espejo donde
estás mirándote.
Por un
instante, sólo por un instante, Pedro y Guille se miran a los ojos y el
recuerdo de lo que ellos han atado, ya desde el primer momento en que sus vidas
se han cruzado, anula la realidad alrededor de ellos.
" Cuánto tiempo.. Dios mio.. ¡ Cuánto
tiempo!”
¡Es
natural volver al estudio de Guille, al amparo de la mirada indiscreta de la
noche!
Es
natural acariciar su rostro con besos leves con una ternura nunca advertida con
tanta intensidad..
Pedro no
se ha concedido nunca el placer de desvestir Guille con lentitud, de observar como,
con impaciente expectativa, él espera que cumpla su gesto siguiente de
absorber, en la profundidad, su mismo placer del descubrimiento del otro..
No se ha
concedido nunca el placer de desvestirse, a su vez, lentamente frente a la
mirada intensa de su pareja, de liberar la misma piel, junto a la ropa de cada
pensamiento racional, de convertirse en pura esencia frente a la que es la
esencia del amor en su vida.
Dónde
todo tiene principio y dónde todo tiene fin.
De
probar el gusto inenarrable de la eternidad de un momento que siempre se repite
en el corazón, en la mente, en los recuerdos:en el futuro que te espera.
Arder de
deseo sobre aquel sofá, con los ojos cerrados, para saborear hasta el final el
placer de escalofríos que destruyen tu
pensamiento, cada recuerdo, cada tu deseo.
Porque
cada vez, hacer el amor con Guille, es redescubrir el amor y al final, cuando
el placer se hace más intenso y te fagocita sin piedad, te dejas caer en un
abismo sin fin donde vos sabés, sin sombra de duda, que encontrarás sus brazos
esperándote, para acogerte.. para
salvarte..
Pedro no
sabría decir por cuanto tiempo, después de haber hecho el amor, quedaron estrechados,
en un abrazo convulso, sobre aquel mismo sofá… ciertamente hasta cuando el frío
de la noche ha dado modo a la realidad de regresar en las grietas de su
relación, de tomar de nuevo posesión de sus miedos más escondidos.
Lentamente
distraído, incierto se pregunta qué
decir.. como afrontar a Guille..
Porque,
a pesar de todo, nada ha sido aclarado entre los dos; las incomprensiones, las
acusaciones, han surgido y tienen que ser afrontadas.
-¿Volvemos a casa?
Basta ya
esta simple frase porque Pedro entienda qué tiene que hacer.
-No. Vos también comprendés que todo
esto no es suficiente para recomponer la fractura entre nosotros.
Lo míra
a los ojos, tranquilo y determinado al mismo tiempo, sin temor de esconder nada
si no con la voluntad de hacer manifiesto cada pensamiento.
-Vos lo sabés, te quiero más que mi
vida. Sos mi vida. ¿Pero por qué no ha sido suficiente para evitar este
desastre? Tengo que comprenderlo yo primero. No tendría sentido volver a
nuestra rutina cotidiana sin haber dado una respuesta definitiva a esta
pregunta. Vos también lo entendés.
Guille
lo escucha con atención, la frialdad aparente de Pedro lo hiela en el ánimo.
-¿Cómo podés decirme esto si sos
consciente que no hice nada? ¿Qué siempre soy yo? ¿Qué te quiero como antes?
Qué necesito..
- Yo tengo que quererte más. Es este el
problema.. yo, de alguna parte, me he perdido y necesito hallarme antes de
hallarte.
-¿No significa nada para vos lo que
apenas hemos probado?
Con
ternura, Pedro acaricia la mejilla de Guille mientras contesta afligido.
-¿Cómo podés sólo pensarlo? Sos mi vida.
Continúas siendo mi vida. Soy yo que he perdido el rumbo… y no puedo permitirme
que se repita en el futuro. De nuevo. Sería una agonía que no quiero repetir
jamás.
-No se repetirá. Soy convencido de esto.
- Sé que estás convencido de esto, yo no
lo estoy. Perdonáme pero tengo que aclararlo para mí, antes de volver a casa.
Guille
se sienta tras su escritorio y lo mira meditativo.
-¿Qué pensás hacer?
-Vuelvo a mi casa. Por el trabajo.. no
tengo problemas de volver al estudio.
-¿Así? ¿Sencillamente?
-Así…
Guille suspira con fuerza, se levanta y lo
mira largamente; es de nuevo él, el Graziani auténtico, la mirada vuelta indescifrable,
como la de un jugador de ajedrez
- Está bien. No creo que haya nada que
decir.
-¿Te acompaño?
-Mejor no. Termino este trabajo y luego
llamo a Fabián. Nos vemos mañana.
Pero, al
día siguiente, Guille no vuelve al estudio.
Su
sillón queda vacío todo el día; fue al Juzgado, le dice Gaby, ¿pero por qué
Beto no está con él, por qué se ha quedado en el estudio?
Al día
siguiente Guille llega con retraso, el tiempo de ponerse al día sobre la
situación del estudio y de distribuir algunos encargos a Marcos y a Gaby, y
llega Matías a buscarlo.
Un nuevo
caso para estudiar juntos.Un nuevo caso.
Mientras
almuerza en la cocina, algo ligero preparado por Sonia que no para un instante
de hablar, Pedro se esfuerza en no
pensar que, en el mismo momento, Guille está almorzando con alguien más.. con
Matías probablemente..
-Gaby.. ¿ Guille vuelve por la tarde?
-No. Apenas hablé por teléfono. Estaba
en casa de Matías. Tenía la intención quedarse allí para estudiar el expediente
Delgado con él. ¿Problemas?
-No. ¿Cuáles problemas? Te lo he
preguntado porque tengo la intención de ir al gimnasio por la tarde y no quiero
desbaratar los planes de Guille.
Siente
la mirada de Beto seguirlo mientras se aleja de la cocina y de aquel entorno
vuelto, de repente, carente de luz.
Los días
siguientes no son mejores; decididamente Guille ha decidido respetar su decisión
y evita cruzarse con él en el estudio.
No más
casos estudiados juntos. Las ausencias para ir en la facultad aumentan
exponencialmente; si no es Matías entonces es José.. Juan, Nazarre.. Guille
sale con todos, transcurre su tiempo libre con todos, menos con él.
La vida
de Guille continúa sin él.. Pedro siente
que algo lo esquiva pero no sabría decir qué.
Se ha encerrado, solo, en una jaula sin salida y
ahora se siente como frente a de las rejillas que lo separan de todo lo que lo
circunda; observa cuánto le sucede alrededor, sin poder forzar este voluntario
destierro… no logra encontrar la llave justa..
Las
ausencias de Guille se vuelven cada vez más largas, siempre justificadas,
políticamente correctas osaría decir, pero dolorosas.. él las observa, mudo.
Un
mañana, mientras Pedro fuma un cigarrillo en el patio, Beto se acerca con
circunspección.
-Pedro. ¿Vos sabés que te quiero mucho?
-Claro, Beto. ¿Por qué lo decís?
-¿Y sabés que también lo quiero mucho a
Guille?
-¿Entonces?
-No quiero intervenir en sus problemas
pero no puedo dejar que Guille..
-¿Qué? ¿ Qué Guille... ?
Ahora toda
la atención de Pedro está en Beto,
porque raramente Beto interviene en su vida si no cree que sea por una cosa
importante.
-Guille se va, Pedro. Se va.
Por un
instante Pedro no logra pronunciar una palabra, el cerebro en el pánico
absoluto.
-¿Se va? ¿Qué significa que Guille se va?
¿Se va de dónde?
-Ha decidido ir a dar conferencias en
varias Universidades del extranjero. En este instante está a punto de ir al
aeropuerto. No tiene muchas ganas de volver.
-¿Ahora? ¿Sin decir nada? ¿Sin decirme nada?
Beto lo
mira con resignada aceptación.
-Me ha dicho sólo de advertirte después
de su partida. Ha dejado escrito como tienen que hacerse las cosas en el
estudio en el futuro.. luego.. he pensado que la decisión de irse pudiera ser
definitiva.. y qué vos tenías el derecho de saberlo antes que..
Sólo. Se
habría quedado sólo. ¿Por qué? Porque es un estúpido.. ésta es la verdad.
Él no
puede vivir sin Guille, no puede..
-Andá. Corré. Alcánzalo. Decíselo. Él no
cambiará idea, lo conocés...
Las
palabras de Beto lo persiguen mientras Pedro agarra su campera, las llaves del
coche y sale corriendo del estudio.
El
aeropuerto está lleno de gente, con dificultad ha logrado estacionar y se ha dirigido
hacia las posiciones donde se realiza el embarque por los vuelos
internacionales, pero no logra encontrar a Guille en ninguna parte.
No logra
verlo y la angustia se convierte en desesperación.
“No puede suceder esto, no puede.” … luego,
por suerte, lo ve de lejos.
Está en cola
por el control de los pasaportes.
En un
relámpago llega a sus hombros y llama su atención tocándolo sobre el hombro.
-Te ruego, Guille, esto no. Esto no lo
soportaría. No logro imaginar que estés
lejos.. no tener la posibilidad
de verte... de hablarte.. aunque solo por pelear con vos. Esto no, te lo ruego,
esto no. Los días han sido terribles sin vos.
Guille se
vuelve lentamente y lo mira largo en los ojos; la misma desesperación que
siente en su mirada semeja reflejarse en los ojos de Pedro que ahora se
encuentra frente a él, en el mismo estado de febril estrechez que lo poseyó
aquella madrugada en que ha ido a tu casa para confesarte que pensaba todo el
tiempo en vos y que no sabía cosa hacer, pero que había la necesidad de hacer
algo porque en aquel estado no pudía resistir más.
El mismo
frenesí que había
poseído
Guille hasta a un momento antes, y que lo había empujado
a tomar la decisión de irse para siempre, pero que, ahora, misteriosamente se
ha calmado frente a aquel Pedro tan desprovisto de
defensas que, una vez más, es capaz de confesarle su necesidad de él, sin
ningún pudor y con una candidez absoluta.
Una candidez
que, por la enésima vez, lo conquista y derriba cada posible su resistencia.
-No me ha gustado, Pedro, todo lo que
hemos vivido. Si estamos juntos.. estamos juntos. Estos vacíos, estas
equivocaciones, no me hacen bien.. no, nos hacen bien. No tengo edad pora esto.
-Lo sé. Soy consciente de esto, tal como
soy consciente que "ésto" es algo por el que jugarse todo. No soy
capaz de vivir sin vos. La sola perspectiva me mata. Ha sido mi culpa. Perdóname. Todo, aceptaría todo de vos
menos que un abandono. Te ruego.
Guille
sonríe con ternura.
-No. La culpa ha sido mía. No he sabido
manejar este momento de crisis que, francamente, no había previsto. Habría
tenido que tener otra actitud pero, no he logrado hacer nada salvo extrañarte y
probar este deseo insoportable de irme para siempre.
-No lo hagas. No me sirve alguna
explicación Guille. Dentro de mí es bien claro lo que siento por vos. Más allá
de todas las equivocaciones, más allá de la intolerancia del momento, sólo vos
me importás. La idea de perderte.. ¡no quiero tampoco pensarlos!
Con una
sonrisa, Guille le acaricia la frente, con su típico gesto de siempre, su mano
baja sobre la mejilla y allí descansa.
-Tampoco yo. Precioso. Tampoco yo.
Es la
señal esperada por ambos que, de repente, se arriman en un abrazo sin fin.
Poco
importa que estén rodeados por una marea de gente desconocida, poco importa que
ojos curiosos se pregunten el por qué de este abrazo desesperado.
Porque,
ambos, han alcanzado el mismo destino.. su puerto seguro.. el principio y el
fin de la misma existencia.
¡Porque
ésto es el amor en la vida de cada hombre!
¡”Esto” es el amor en su
vida!
¡Para siempre!
<<<<>>>>
-Cruz-
Parecido
a una mancha de aceite, el tiempo semeja dilatarse a el infinito; Pedro sigue
quedándose junto a Guille, inmóvil, apretándole la mano, haciéndole sentir su
presencia, absorbiendo su desesperación, haciéndola propia aunque no conociendo
los confines mientras Guille desahoga sus emociones más profundas, el mismo
cansacio emotivo, la sensación desesperada de no lograr salir de aquella
percepción de estrechez que no le permite respirar.
¿Cuánto
tiempo?
Luego,
lentamente las lágrimas disminuyen su intensidad, cesan completamente y la
respiración se pone normal.
Pedro ha
esperado pacientemente que Guille se calmara antes de levantarse y arrodillarse
delante de él; para buscar su mirada que todavía lo evita, indescifrable.
-Guille.. Guille..
Sólo su
nombre, pronunciado con ternura, una caricia sobre la mejilla y dos labios que
se acercan cada vez más.
Lo que
es iniciado como una tentativa de consuelo, bien pronto, se transforma en deseo
incontrolado.
Guille
absorbe cada gesto, cada caricia, cada beso de Pedro como un sediento en medio
a un desierto. Éste es su amor.. éste es su cielito lindo.. ¿qué importa todo
el resto?.. ¿qué importa si está con él, ahora? ¿Si es él que besa, en este
preciso momento? ¿Si es con él que quiere hacer el amor?
Sin
apartarse un solo momento de Pedro, lo arrastra a su estudio y, sonriendo, le
recuerda cuando lo amenazó con llevarlo a un rincón y no soltarlo nunca más.
-Lo recuerdo, quisiste asustarme pero
sólo conseguiste que la simple idea me atrajera hacia vos mucho más.
Guille
observa los ojos de Pedro, empañados por la pasión y, con el palmo de la mano
vibrante de emociones contenidas, le acaricia la cara.
-No quise asustarte, sólo advertirte.
Porque siempre supe que todo esto iba a ocurrir entre nosotros, no podía prever
cuando pero estaba seguro que íbamos a llegar a "ésto",
que "ésto" era nuestro destino.
-¡ Nuestro destino! No sabes cuánta
fuerza me ha dado esta esperanza.. cuánta fuerza, ahora.. porque vos sos mi
vida Guille. Sólo vos.. sólo vos..
¿Cómo
resistir a esta declaración? Como no apretarlo fuerte.. empujarlo contra la
pared , buscar su piel.. besarlo como un hambriento..
¡Cuánto
le ha faltado el amor, en su vida, cuánto! Sólo ahora Guille lo comprende y,
por un breve instante, esta conciencia no le da miedo; sólo por un momento, el
abismo de sus miedos más incontrolados, puede esperar.
Con
furia contenida búsca su piel desnuda, expone el tórax de Pedro a sus besos
mientras sus brazos quedan atrapados en la camisa dejada media abierta y tironeada
hacia abajo.
Bracea,
Pedro, como un náufrago atropellado por las olas del mar en tempestad, se
tambalea y, por fin, encuentra apoyo contra la puerta de la habitación mientras
Guille sigue saqueando su cuerpo con furia contenida.
Guille
besa.. lame.. chupa.. muerde el pecho de Pedro.. los brazos, el cuello.. los
labios.. y allí se calma en un beso profundo, largo, adorante, totalizador... y
luego recomenza de nuevo,queriendo marcar el territorio.. asegurándose que
ningún otro recorrerá más el mismo camino.
Porque
Pedro es suyo.. sólo suyo y, por última vez, él tiene que darse cuenta de eso.
Advierte
su tentativa de librarse de la ropa que lo entrampa ; lo míra por un instante y
luego lo desviste totalmente, con gestos decididos.
Qué
erótico es verlo desnudo, frente a él que todavía está vestido; cuánto disfruta
verlo jadear, las pupilas dilatadas de
pasión, en espera de sus próximos movimientos.
No
resistiendo ya a la espera, Pedro intenta abrir la camisa de Guille, para
desvestirlo a su vez, pero él se lo impide.
-No. Ahora no. No es el momento todavía.
-¿No?
-No. Cielito lindo. Dejáme hacerlo.
Y de
nuevo lo besa con arrebato inagotable, la lengua como una saeta recorre todas
los caminos conocidos quemando al pasar, las manos donde.. la boca.. donde, luego
Guille se arrodilla e inicia a explorar su abdomen, su esencia de hombre, con
igual ímpetu y atención.
Nunca ha
sido así, entre de ellos, nunca con esta furia que devasta al pasar, tampoco
aquella vez sobre el Delta ha sido de este modo, tampoco aquella vez..
Guille
lo posee con furia, con hambre rabiosa, con afán acumulado y Pedro se deja
tomar sin oponer resistencia; se deja atropellar por aquella tormenta de pasión
como una caña al viento, absorbiendo las olas de placer que amenazan con
dejarlo sin respiración, sin probar alguno miedo, cierto de encontrarlo cerca,
pasado la tempestad.
Resbalan
a tierra, todavía abrochados, los ojos cerrados, la respiración aùn apresurada..
luego Pedro se vuelve lentamente en el círculo de los brazos de Guille y anida
el rostro en el hueco de su cuello.
-Te quiero.
Guille
ha quedado casi completamente vestido, lo mira impasible y luego, sin ofrecer
palabra, lo ayuda a levantarse.
Sin
mirarlo, recoge su ropa y se la entrega, luego se vuelve, se sirve un vaso de whiskey
y se sienta en su escritorio, absorto en sus pensamientos.
-¿Volvemos a casa?
Basta esta
simple frase para queGuille retome contacto con lo que lo rodea.
-No. La fractura entre nosotros es
demasiado profunda para ser saneada así, sencillamente teniendo sexo.. y luego,
si tengo que confesar la verdad, no estoy orgulloso de lo que ha sucedido.
Lo mira
a los ojos, con una mirada determinada, sin sombras pero lejano al mismo
tiempo.
- también comprendes que no soy capaz de simular que
todo quede bien, no me interesa, osaría decir, pensar que todo está bien
después de todo lo que ha sucedido, en particular en estos días y esta tarde,
entre de nosotros.
La
mirada de Pedro se hace atenta mientras, terminado de vestirse, se sienta
frente a él y espera que acabe con cuanto tiene que decirle.
-No es así que deben ir las cosas entre
de nosotros. No es así que quiero vivir mi vida, en futuro. Soy un hombre
adulto, he vivido mucho y me niego de caer preso de pasiones incontroladas como
si fuera un adolescente sin experiencia. No. No me gusta. No me gusta todo
esto.
- ¿Por qué la ves de este modo? Hemos
hecho las paces, hemos hecho el amor, yo te quiero..
-Hay una profunda diversidad entre hacer
el amor y tener sexo. Nosotros hemos tenido sexo, Pedro. Mejor dicho: yo he lo
he tenido sexo y vos lo has padecido.
-No es así. Sabés que si yo también no
lo hubiera querido, no habría sucedido.
-¿Vos lo crees? ¿Lo crees realmente? Más
bien pienso todo lo contrario.
Bajo aquella
mirada dura, determinada, Pedro no logra encontrar un argumento capaz de persuadir
a Guille.
-No me has perdonado. Ésta es la verdad.
No has perdonado mis mentiras aunque deberías saber que no soy capaz..
-¿De traicionarme? ¿Con un coetáneo
tuyo? ¿Uno que tiene tus mismos intereses? ¿Con el que compartir las
actividades comúnes de tu edad? ¿Y por qué debería pensar éste? ¿Por qué apenas
has tenido sexo conmigo? No, querido, no es tan simple.
Las
palabras de Guille como mordaces latigazos, golpean a Pedro sin piedad.
-Yo te amo. No puedes haber olvidado
todo por una equivocación.. por una mentira, por mi estupidez. Soy siempre yo.
¿O es verdad que ya no me quieres más?
Guille
ve el dolor brillar en los ojos de Pedro, aquellos ojos que siempre lo han
reconducido a él y que, ahora, le imponen sinceridad.
-No es con vos el problema, es conmigo.
También yo te quiero, aunque no me es siempre fácil decírtelo, te quiero
intensamente. Como no he querido nunca a nadie. Pero, en este momento, necesito
estar sólo y aclararme.
-¿Pero aclarar qué si vos mismo me has
dicho que me querés intensamente?
-Pedro, no me gusta perder el control de
este modo. No me gusta y no quiero que
se repita en futuro.
-¿No podés aclararlo conmigo?
La
mirada de Pedro es difícil de sostener, así como es difícil negarle cada
esperanza, pero Guille siente que lo que ha decidido es lo correcto.
-No. Es mejor si nos separamos un poco. Podés volver al estudio, si querés,
pero no a mi casa.
El golpe
llega a destino, duro y despiadado; Guille lo ve cerrar los ojos cuando siente
aquel " mi casa" dicto tan
fríamente y con la evidente intención de excluirlo de su misma vida.
Lo ve
levantarse, tomar la campera y dirigirse hacia la puerta, pararse por un
instante y preguntar si quiere ser acompañado a casa.
-No, gracias, José me vendrá a buscar
más tarde.
El
último golpe, aquel decisivo, en fin sólo el ruido quieto de una puerta que
quietamente se cierra.
La
rutina cotidiana retoma bien pronto. Estudio, Facultad, encuentros con José..
Juan... Franco.
Y Pedro
cada vez más invisible… cada vez más
ausente de la vida del estudio.
Trabajo,
trabajo.. sólo trabajo; los pocas veces que Guille ha logrado cruzar su mirada
le ha parecido ver a un extraño, sin ninguna expresión,sin vida, sólo la imagen
del Pedro de hace tiempo.
Hasta
cuando Pedro no ha venido más al estudio… hasta cuando ha devuelto, con un
correo, todas los legajos que se había llevado a casa para estudiarlos.
Hasta
cuando Beto, aprovechando la ausencia de Gaby y Marcos, no lo ha afrontado con
decisión.
- Guille.. sabés que no me meto en tu
vida.
-¿Qué hay Beto?
-También sabes que respeto mucho las
decisiones de los otros pero esta vez te tengo que decir que con Pedro estás
cometiendo un gran error.
-No te metás en el medio, Beto, no
conocés los hechos.
Beto se
apoya con las manos sobre el escritorio y se inclina hacia Guille.
-Pedro no podés más. Todo esto está
destruyéndolo porque piensa que vos no lo querés más y que es su culpa.
-¿Su culpa?
-¡Su culpa! Te ha visto salir con Juan..
con Matías, con Nazarre.. con José y piensa que si lo hacés, tan impunemente,
es porque todos se ha acabado qué no hay esperanza.
De
repente todo adquiere una nueva luz, una nueva dimensión, una nueva perspectiva
¡- Pero no es así!
-Yo lo sé. Te conozco bien y sé que lo
has hecho ni siquiera por despecho, pero él no lo sabe.. y ha salido de esto con los
huesos rotos.
-¿ Huesos rotos? ¿Qué significa?
Un
suspiro exasperado de Beto le hace comprender que lo peor aún está por venir.
-Pedro ha decidido irse para siempre.
Irse a Chile. Ya ha encontrado un nuevo trabajo y ha hecho el equipaje.
¿Irse a Chile?
-¡Irse!
- ¿Cuándo?
-Esta noche. Ahora.. no lo sé. Puede ser
que ya se haya ido. Ya nos ha saludado a
todos.
-No me ha dicho nada..
-Porque me ha preguntado para que te lo
diga mañana.. sólo que no he podido callarme más.
-¿Me acompañás?
Sólo
esto y Beto sonríe mientras le muestra a Guille las llaves del coche que había
ya tomado antes de ir a hablar con él.
Por
primera vez Guille no tiene el ánimo de decirle de ir despacio, más bien le
parece que Beto empleos demasiado tiempo para llegar al departamento de Pedro.
Todas
las ventanas están cerradas, Guille mira desconsolado cuando, de repente, ve un
taxi pararse cerca del portón y Pedro salir con dos valijas.
Un
destierro, una quiebra, un… qué importa, a este punto, dar un nombre. Pedro ha
huido para poder seguir viviendo normalmente.Una huida,es ciertamente una huida;
también él mismo ha tenido una elección equivocada. Ahora es consciente de esto.
Guille
conoce, perfectamente, los mecanismos de la mente de su Cielito lindo; huir del
entorno dónde todo te recuerda al amor de tu vida.. Dónde ya no puedes quedar
sin revivir, instante después del instante y con un eco obsesivo, todo lo que
has vivido junto a quién no te quiere más, se ha convertido en una elección
obligada por su Pedro.
Cuando
los recuerdos no son suficientes para aliviar el dolor que te ataca y devuelve
secos tus ojos cada vez que lo ves vivir su vida sin vos, comprendés que no
tenés otra alternativa.
Lo
alcanza velozmente y lo para mientras está a punto de subir sobre el taxi.
-Te ruego, Pedro, esto, no. No lo soportaría.
No logro imaginar estar lejos de vos, no
tener la posibilidad de verte.. de hablarte.. .. fuera solo por pelear con vos.
Esto no, te lo ruego, esto no. Estos días han sido terribles de superar sin vos
Pedro se
vuelve lentamente y lo mira, largamente a los ojos; la misma desesperación que
siente en su mirada, semeja reflejarse en los ojos de Guille que ahora se
encuentra frente a él, en el mismo estado de febril estrechez que lo poseyó
aquel alba en que fue a su casa para confesarle que pensaba todo el tiempo en
él y que no sabía qué hacer, cuando le ha confesado tener la necesidad de hacer algo porque en
aquel estado ya no se podía quedar.
El mismo
frenesí que había
poseído
hasta un momento antes pero que, ahora, misteriosamente se ha calmado frente a
aquel Guille tan desarmante.
No logra
creer en aquel que ve, pero su mano es real.. su voz es real… lo que está
diciéndole es lo que, su corazón, ha
sentido en estos días.
-No me ha gustado, Guille, todo lo que
hemos vivido. Si estamos juntos.. estamos juntos. Estos vacíos, estas
equivocaciones, no me hacen bien.. me hacen mal... y mucho... no me permiten vivir.
-Lo sé. Soy consciente de esto, tal como
soy consciente que "ésto" es algo por el que jugarse todo. No soy
capaz de vivir sin vos. La sola perspectiva me mata. Ha sido mi culpa. Perdonáme.
Todo, aceptaría todo de vos menos un abandono. Te ruego.
-No. La culpa ha sido mía. No he logrado
hacer nada más que extrañarte y probar este deseo insoportable de irme. Habría
tenido que explicarte mejor.. insistir.. - No hacerlo. No me sirve alguna
explicación, Pedro. Dentro de mí es bien claro lo que siento por vos. Más allá de todas las equivocaciones, más allá de la intolerancia del
momento, sólo vos contás para mí. La perspectiva de perderte.. ¡no quiero
tampoco pensarlo!
Con una
sonrisa, Guille le acaricia la frente, con su típico gesto de siempre, su mano
baja sobre la mejilla y allí descansa.
-Tampoco
yo. Mi amor. Tampoco yo.
Es la
señal esperada por ambos, y se arriman en un abrazo sin fin.
Poco
importa que sean por la calle, rodeados
por gente desconocida, poco importa que ojos curiosos se pregunten el por qué
de este abrazo desesperado.
Porque,
ambos, han alcanzado el mismo destino.. su puerto seguro.. el principio y el
fin de la misma existencia.
¡Porque
ésto es el amor en la vida de cada hombre!
¡”Ésto” es el amor en
su vida!
¡Para siempre!
FINE
Gracias Nora por la colaboración...
<<<<
>>>>
In lingua originale
-Testa-
Simile ad una macchia
d’olio, il tempo sembra dilatarsi all’infinito; Pedro continua a rimanere
accanto a Guille, immobile, stringendogli la mano, facendogli sentire la sua
presenza, assorbendo la sua disperazione, facendola propria pur non
conoscendone i confini mentre Guille sfoga le sue emozioni più profonde, la propria
stanchezza emotiva, la sensazione disperata di non riuscire a uscire da quella
percezione di angustia che non gli permette di respirare.
Quanto tempo?
Poi, lentamente, le
lacrime diminuiscono di intensità, cessano del tutto ed il respiro diventa normale.
Pedro ha aspettato
pazientemente che Guille si calmasse
prima di alzarsi ed inginocchiarsi davanti a Guille; per cercare il suo
sguardo che ancora lo sfugge, indecifrabile.
-Guille..
Guille..
Solo il suo nome,
pronunciato con tenerezza, una carezza sulla guancia e due labbra che si
avvicinano sempre più, come una calamita attirata dal traguardo della propria
affannosa corsa.
Quello che è iniziato
come un tentativo di conforto, nato dal più profondo del proprio essere, come
una inconscia ricerca di conferme per Pedro, ben presto si trasforma in
desiderio incontrollato.
La stessa danza di
sempre, lo stesso cercarsi spasmodico, lo stesso desiderio lancinante di
consumarti nel calore intenso di Guille… di raggiungere la tua immagine
riflessa nello specchio ove ti stai guardando.
Per un attimo, solo per
un attimo, Pedro e Guille si guardano negli occhi ed il ricordo di ciò che li
ha legati, sin dal primo momento in cui le loro vite si sono incrociate annulla
la realtà attorno a loro.
Intrecciare le dita delle
mani, baciarne il palmo a turno senza distogliere lo sguardo.. chiedere e
rispondere senza profferire parola.
“Da
quanto tempo… Dio mio.. da quanto tempo!”
Com’è naturale tornare
nello studio di Guille, al riparo dello sguardo indiscreto della notte!
Com’è naturale
accarezzare il suo volto con baci lievi.. con una tenerezza mai avvertita con
tanta intensità..
Pedro non si è mai
concesso il piacere di spogliare Guille con lentezza.. di osservare, come con
impaziente aspettativa, lui attende che compia il suo gesto successivo… di
assorbire, nel profondo, il suo stesso piacere della scoperta dell’altro..
Non si è mai concesso il
piacere di spogliarsi, a sua volta, lentamente di fronte allo sguardo intenso
del suo compagno.. di liberare la propria pelle, insieme ai vestiti, da ogni
pensiero razionale.. di diventare pura essenza di fronte a quella che è
l’essenza dell’amore nella sua vita.
Dove tutto ha inizio e
dove tutto ha fine.
Di assaggiare il gusto
inenarrabile dell’eternità di un momento che sempre si ripete nel cuore.. nella
mente.. nei ricordi.. nel futuro che ti attende.
Bruciare di desiderio su
quel divano, ad occhi chiusi, per assaporare fino in fondo il piacere di
brividi che distruggono ogni tuo pensiero.. ogni tuo ricordo.. ogni tuo
desiderio.
Perché ogni volta, fare
l’amore con Guille, è riscoprire l’amore…
Perché ogni volta, che
fai l’amore con Guille, ti sembra che sia la prima volta… ed alla fine, quando
il piacere si fa più intenso e ti fagocita senza pietà, ti lasci cadere in un
abisso senza fine ove tu sai, senza ombra di dubbio, che troverai le sue
braccia ad attenderti… ad accoglierti.. a salvarti..
Pedro non saprebbe dire
per quanto tempo, dopo aver fatto l’amore, siano rimasti stretti, in un
abbraccio convulso, sopra quello stesso divano … certamente fino a quando il
freddo della notte ha dato modo alla realtà di rientrare nelle fessure del loro
rapporto, di prendere nuovamente possesso delle sue paure più recondite.
Lentamente si è
rivestito, sovrappensiero, incerto su cosa dire.. su come affrontare Guille..
Perché, malgrado tutto,
niente è stato chiarito tra di loro; le incomprensioni, le accuse, sono
riemerse intonse e devono essere affrontate.
-Ritorniamo
a casa?
Basta questa semplice
frase perché Pedro capisca cosa deve fare.
-No.
Comprendi anche tu che tutto questo non basta per ricomporre la frattura tra di
noi.
Lo guarda negli occhi,
tranquillo e determinato allo stesso tempo, senza timore di nascondere nulla se
non con la volontà di rendere manifesto ogni singolo pensiero.
-Tu
lo sai, ti amo più della mia vita. Sei la mia vita. Ma perché questo non è
stato sufficiente ad evitare questo disastro? Devo comprenderlo io per primo.
Non avrebbe senso ritornare alla nostra routine quotidiana senza aver dato una
risposta definitiva a questa domanda. Lo capisci anche tu..
Guille lo ascolta con
attenzione, la freddezza apparente di Pedro lo gela nell’animo.
-Come
puoi dirmi questo se, dentro di te, sei consapevole che non ho fatto nulla? Che
sono sempre io? Che ti amo come prima? Che ho bisogno..
-Sono
io che devo amarti di più. E’ questo il problema.. io, da qualche parte, mi
sono perso ed ho bisogno di ritrovarmi prima di ritrovare te.
-Quello
che abbiamo appena provato non significa nulla per te?
Con tenerezza, Pedro
accarezza la guancia di Guille mentre risponde accorato.
-Come
puoi solo pensarlo? Sei la mia vita. Continui ad essere la mia vita. Sono io
che ho smarrito la strada…e non posso permettere a me stesso che si ripeta nel
futuro. Di nuovo. Sarebbe un’agonia che non intendo ripetere mai più.
-Non
si ripeterà. Ne sono convinto.
-Lo
so che tu ne sei convinto, sono io a non esserlo. Perdonami ma devo fare
chiarezza in me stesso prima di ritornare a casa.
Guille si siede dietro il
suo scrittoio e lo guarda meditativo.
-Cosa
hai intenzione di fare?
-Torno
a casa mia. Per il lavoro.. non ho
problemi a tornare allo studio.
-Così?
Semplicemente?
-Così…
Guille sospira con forza,
si alza e lo guarda a lungo; è di nuovo lui, il Graziani autentico, lo sguardo
tornato indecifrabile, come quello di un giocatore di scacchi.
-Bene.
Non penso ci sia altro da dire.
-Ti
accompagno?
-Meglio
di no. Finisco questo lavoro e poi chiamo Fabian. A domani.
Ma il giorno dopo Guille
non torna allo studio.
La sua poltrona rimane
vuota per tutto il giorno; è al Juzgado, gli riferisce Gaby, ma allora perché
Beto non è con lui, perché è rimasto allo studio?
Il giorno successivo
Guille arriva in ritardo, il tempo di aggiornarsi sulla situazione dello studio
e di distribuire alcuni incarichi a Marcos e Gaby ed arriva Mathias a
prenderlo.
Un nuovo caso da studiare
insieme.. un nuovo caso..
Mentre pranza in cucina,
qualcosa di leggero preparato da Sonia che non smette un attimo di parlare,
Pedro si sforza nel non pensare che, nello stesso momento, Guille sta pranzando
con qualcun altro.. con Mathias probabilmente..
-Gaby..
Guille ritorna nel pomeriggio?
-No.
L’ho appena sentito al telefono. Era a casa di Mathias. Aveva intenzione di
fermarsi lì per studiare l’expediente Delgado insieme con lui. Problemi?
-No.
Quali problemi? Te l’ho chiesto perché ho intenzione di andare in palestra nel
pomeriggio e non volevo sconvolgere i piani di Guille.
Sente lo sguardo di Beto
seguirlo mentre si allontana dalla cucina e da quell’ambiente diventato,
all’improvviso, privo di luce.
I giorni successivi non
sono migliori; decisamente Guille ha deciso di rispettare la sua decisione ed
evita, quanto possibile, di incrociarsi con lui nello studio.
Niente più casi studiati
insieme, le assenze per andare in facoltà aumentano esponenzialmente; se non è
Mathias allora è Josè.. Juan..Lazarre.. Guille esce con tutti, trascorre il suo
tempo libero con tutti, meno che con lui.
La vita di Guille è
continuata senza di lui.. Pedro sente che qualcosa gli sfugge.. ma non saprebbe
dire cosa.
Si è rinchiuso, da solo,
in una gabbia senza uscita ed ora si sente come di fronte a delle grate che lo
separano da tutto ciò che lo circonda; osserva quanto gli succede intorno,
senza poter forzare questo volontario esilio… non riesce a trovare la chiave
giusta..
Le assenze di Guille
diventano sempre più lunghe, sempre giustificate, politicamente correte
oserebbe dire, ma dolorose.. per lui che le osserva, muto.
Un mattino, mentre Pedro
fuma una sigaretta nel patio, Beto gli si avvicina con circospezione.
-Pedro.
Tu lo sai che ti voglio bene?
-Certo
Beto. Perchè lo dici?
-E
sai che voglio bene anche a Guille?
-Quindi?
-Non
voglio intervenire nei vostri problemi ma proprio non posso lasciare che
Guille..
-Cosa?
Guille cosa?
Adesso tutta l’attenzione
di Pedro è per Beto, perché raramente Beto interviene nella loro vita se non
ritiene sia per una cosa importante.
-Guille
va via, Pedro. Va via.
Per un istante Pedro non
riesce a pronunciare una parola, il cervello nel panico assoluto.
-Via?
Cosa significa che Guille va via? Via da dove?
-Ha
deciso di andare a fare delle conferenze in varie Università all’estero. In
questo istante sta per andare all’aeroporto. Non ho sentito molta voglia, in lui, di ritornare. Proprio no..
-Adesso?
Senza dire nulla? Senza dirmi nulla?
Beto lo guarda con
rassegnata accettazione.
-Mi
ha detto di avvertirti solo dopo la sua partenza. Ha lasciato scritto come
devono procedere le cose nello studio per il futuro.. quindi.. ho pensato che
la decisione di andarsene potrebbe essere definitiva.. e che tu avevi il
diritto di saperlo prima che..
Solo. Sarebbe rimasto
solo. Perché? Perché è uno stupido.. questa è la verità.
Lui non può vivere senza
Guille, proprio non può..
-Vai.
Corri. Raggiungilo. Diglielo. Lui non cambierà idea, lo conosci...
Le parole di Beto lo
rincorrono mentre Pedro afferra il suo giaccone, le chiavi dell’auto ed esce,
di corsa, dallo studio.
L’aeroporto è pieno di
gente, con difficoltà è riuscito a parcheggiare e si è diretto verso le
postazioni ove si effettua il check-in per i voli internazionali, ma non riesce
a trovare Guille da nessuna parte.
Non riesce a vederlo e
l’angoscia diventa disperazione.
“Non
può succedere questo, non può…” poi per fortuna lo intravvede da lontano.
E’ in fila per il
controllo dei passaporti.
In un lampo arriva alle
sue spalle ed attira la sua attenzione toccandolo sulla spalla.
-Ti
prego, Guille, non questo. Questo non lo sopporterei. Non riesco ad immaginare
di starti lontano .. di non avere la possibilità di vederti… di parlarti..
fosse anche solo di litigare con te. Questo no, ti prego, questo no. Questi
giorni sono stati tremendi da superare senza di te.
Guille si gira lentamente
e lo guarda a lungo negli occhi; la stessa disperazione che sente nel suo
sguardo sembra riflettersi negli occhi di Pedro che adesso si trova di fronte a
lui, nello stesso stato di febbrile angustia che lo possedeva quell’alba in cui
è venuto alla tua casa per confessarti che pensava tutto il tempo a te e che
non sapeva cosa fare, ma che aveva la necessità di fare qualcosa perché in
quello stato non poteva più resistere.
La stessa frenesia che
aveva posseduto Guille sino ad un momento prima, e che lo aveva spinto a
prendere la decisione di andar via, ma che, adesso, misteriosamente si è
acquietata di fronte a quel Pedro così privo di difese che, ancora una volta, è
capace di confessargli il suo bisogno di lui, senza alcun pudore e con un
candore assoluto.
Un candore che, per
l’ennesima volta, lo conquista ed abbatte ogni possibile sua resistenza.
-Non
mi è piaciuto, Pedro, tutto quello che abbiamo vissuto. Se stiamo insieme..
stiamo insieme. Questi vuoti, questi equivoci, non mi fanno bene.. non ci fanno
bene. Non ho più l’età per questo.
-Lo
so. Ne sono consapevole, così come sono consapevole che “questo” è qualcosa per
il quale giocarsi tutto. Non sono capace di vivere senza di te. La sola
prospettiva mi uccide. E’ stata tutta colpa mia. Perdonami. Tutto, accetterei
tutto da te meno un abbandono. Ti prego.
Guille sorride con
tenerezza.
-No.
La colpa è stata mia. Non ho saputo gestire questo momento di crisi che,
francamente, non avevo previsto. Avrei dovuto tenere ben altra attitudine ma,
proprio, non sono riuscito a fare null’altro se non sentire la tua mancanza e
provare questo desiderio insopportabile di andare via.
-Non
farlo. Non mi serve alcuna spiegazione Guille. Dentro di me è ben chiaro quello
che sento per te. Al di là di tutti gli equivoci che possono esserci stati, al
di là dell’intolleranza del momento, solo tu conti per me. La prospettiva di
perderti.. non voglio neppure pensarci!
Con un sorriso, Guille
gli accarezza la fronte, con il suo tipico gesto di sempre, la sua mano scende
sulla guancia e lì riposa.
-Nemmeno
io. Precioso. Nemmeno io.
E’ il segnale atteso da
entrambi che, d’improvviso, si stringono in un abbraccio senza fine.
Poco importa che siano
circondati da una marea di gente sconosciuta, poco importa che occhi curiosi si
chiedano il perché di questo abbraccio disperato.
Perché, entrambi, hanno
raggiunto la propria destinazione.. il loro porto sicuro.. l’inizio e la fine
della propria esistenza.
Perché questo è l’amore
nella vita di ciascun uomo!
“Questo” è l’amore nella
loro vita!
Per sempre!
<<<<>>>>
-Croce-
Simile ad una macchia
d’olio, il tempo sembra dilatarsi all’infinito; Pedro continua a rimanere
accanto a Guille, immobile, stringendogli la mano, facendogli sentire la sua
presenza, assorbendo la sua disperazione, facendola propria pur non
conoscendone i confini mentre Guille sfoga le sue emozioni più profonde, la
propria stanchezza emotiva, la sensazione disperata di non riuscire a uscire da
quella percezione di angustia che non gli permette di respirare.
Quanto tempo?
Poi, lentamente, le
lacrime diminuiscono di intensità, cessano del tutto ed il respiro diventa
normale.
Pedro ha aspettato
pazientemente che Guille si calmasse
prima di alzarsi ed inginocchiarsi davanti a Guille; per cercare il suo
sguardo che ancora lo sfugge, indecifrabile.
-Guille..
Guille..
Solo il suo nome,
pronunciato con tenerezza, una carezza sulla guancia e due labbra che si
avvicinano sempre più.
Quello che è iniziato
come un tentativo di conforto, ben presto, si trasforma in desiderio
incontrollato.
Guille assorbe ogni
gesto, ogni carezza, ogni bacio di Pedro come un assetato in mezzo ad un
deserto. Questo è il suo amore.. questo è il suo cielito lindo.. che importa
tutto il resto?.. che importa se è con lui, adesso? Se è lui che bacia, in
questo preciso momento? Se è con lui che vuole fare l’amore?
Senza staccarsi un solo
momento da Pedro, lo trascina nel suo studio e, sorridendo, gli ricorda quando
lo aveva minacciato di chiuderlo in un angolo e di non liberarlo più.
-Lo
ricordo, volevi spaventarmi ma hai ottenuto solo che la semplice prospettiva mi
attirasse a te sempre di più.
Guille osserva gli occhi
di Pedro, appannati dalla passione e, con il palmo della mano vibrante di
emozioni contenute, gli accarezza il viso.
-Non
volevo spaventarti, solo avvertirti. Perché sapevo che tutto questo sarebbe
accaduto tra noi, non potevo prevedere quando ma ero certo che a “questo”
saremmo arrivati, che era il nostro destino.
-Il
nostro destino! Non sai quanta forza mi ha dato questa speranza.. quanta forza
mi da ancora adesso.. perché tu sei la mia vita Guille. Solo tu.. solo tu..
Come resistere a questa
dichiarazione? Come non stringerlo forte.. spingerlo contro il muro.. cercare
la sua pelle.. baciarlo come un affamato..
Quanto gli era mancato
l’amore, nella sua vita, quanto! Solo adesso Guille lo comprende e, per un
breve istante, questa consapevolezza non gli fa paura… solo per un momento l’abisso
delle sue paure più incontrollate può aspettare.
Con furia contenuta cerca
la sua pelle nuda, espone il torace di Pedro ai suoi baci mentre le sue braccia
rimangono intrappolate nella camicia lasciata mezza aperta e strattonata verso
il basso.
Annaspa, Pedro, come un
naufrago travolto dalle onde del mare in tempesta, barcolla e, finalmente,
trova appoggio contro la porta della stanza mentre Guille continua a
saccheggiare il suo corpo con furia contenuta.
Guille bacia.. lecca..
succhia.. morde il petto di Pedro.. le braccia, il collo .. le labbra.. e lì si
acquieta in un bacio profondo, lungo, adorante… totalizzante... e poi
ricomincia di nuovo, quasi a voler marcare il territorio.. ad assicurarsi che
nessun altro percorrerà più lo stesso sentiero.
Perché Pedro è suo.. solo
suo… ed una volta per tutte lui deve rendersene conto.
Avverte il suo tentativo
di liberarsi dei vestiti che lo intrappolano e lo rendono inerme; lo guarda per
un istante e poi lo sveste totalmente, con gesti decisi e netti.
Quanto è erotico vederlo
nudo, di fronte a lui che è ancora
vestito; quanto piacere prova nel vederlo ansimare, le pupille dilatate di
passione, in attesa delle sue prossime mosse.
Non resistendo più
all’attesa, Pedro tenta di aprire la camicia di Guille, per svestirlo a sua
volta, ma lui glielo impedisce.
-No.
Adesso no. Non è ancora il momento.
-No?
-No.
Cielito lindo. Fai fare a me.
E di nuovo lo bacia con
foga inesauribile, la lingua come una saetta percorre tutti i sentieri
conosciuti bruciando nel passare, le mani in ogni dove.. la bocca in ogni dove,
poi Guille si inginocchia ed inizia ad esplorare il suo addome, la sua essenza
di uomo, con uguale foga ed attenzione.
Mai è stato così, tra di
loro, mai con questa furia che devasta al passare, neppure quella volta sul
Delta è stato in questo modo, neppure quella volta..
Guille lo prende con
furia, con fame rabbiosa, con brama accumulata e Pedro si lascia prendere senza
opporre resistenza; si lascia travolgere da quella tormenta di passione, come
una canna al vento, assorbendo le onde di piacere che minacciano di lasciarlo
senza respiro, senza provare alcuna paura, certo di trovarlo accanto passata la
tempesta.
Scivolano a terra ancora
allacciati, gli occhi chiusi, il respiro ancora affrettato.. poi Pedro si gira
lentamente nel cerchio delle braccia di Guille ed annida il volto nell’incavo
del suo collo.
-Ti
amo.
Guille è rimasto quasi
del tutto vestito, lo guarda impassibile e poi, senza profferire parola, lo
aiuta ad alzarsi.
Senza guardarlo,
raccoglie i suoi vestiti e glieli porge, poi si gira, si versa un bicchiere di
whiskey e si siede dietro il suo scrittoio, assorto nei suoi pensieri.
-Ritorniamo
a casa?
Basta questa semplice
frase perché Guille riprenda contatto con ciò che lo circonda.
-No.
La frattura tra di noi è troppo profonda per essere sanata così, semplicemente
facendo sesso.. e poi, se devo confessare la verità, non sono orgoglioso di
quello che è successo.
Lo guarda negli occhi,
con uno sguardo determinato, senza ombre ma lontano allo stesso tempo.
-Lo
comprendi anche tu che non sono capace di far finta che tutto vada bene, non mi
interessa, oserei dire, pensare che tutto vada bene dopo tutto quello che è
successo in questi giorni, e questa sera in particolare, tra di noi.
Lo sguardo di Pedro si fa
vigile mentre, finito di vestirsi, si siede di fronte a lui ed aspetta che
termini quanto ha da dirgli.
-Non
è così che debbono andare le cose tra di noi. Non è così che intendo vivere la
mia vita, in futuro. Sono un uomo adulto, ho vissuto tanto e mi rifiuto di
cadere preda di passioni incontrollate come se fossi un adolescente
foruncoloso. No. Non mi piace. Non mi piace tutto questo.
-Perché
la vedi in questo modo. Abbiamo fatto pace, abbiamo fatto l’amore, io ti amo..
-C’è
una profonda diversità tra fare l’amore e fare sesso. Noi abbiamo fatto sesso,
Pedro. Per meglio dire: io ho fatto sesso e tu l’hai subito.
-Non
è così. Tu lo sai che se non l’avessi voluto anche io tu ti saresti fermato.
-Tu
credi? Lo credi veramente? Io non ne sono certo, anzi penso tutto il contrario.
Non mi avresti fermato perché io non te lo avrei consentito.
Sotto quello sguardo
duro, determinato, Pedro non riesce a trovare un argomento in grado di far
capacitare Guille.
-Non
mi hai perdonato. Questa è la verità. Non hai perdonato le mie bugie anche se
dovresti sapere che non sono capace..
-Di
tradirmi? Con un tuo coetaneo? Uno che ha i tuoi stessi interessi? Con il quale
condividere le attività comuni della tua età? E perché dovrei pensare questo?
Perché hai appena fatto sesso con me? No, tesoro, non è così semplice.
Le parole di Guille, come
salaci frustate, colpiscono Pedro senza pietà.
-Io
ti amo. Non puoi avere dimenticato tutto per un equivoco.. per una bugia.. per
una mia stupidaggine. Sono sempre io. O la verità è che non mi ami più?
Guille vede il dolore
brillare negli occhi di Pedro, quegli occhi che sempre lo hanno riportato a lui
e che, adesso, gli impongono sincerità.
-Non
è con te il problema, è con me. Anche io ti amo, anche se non mi è sempre
facile dirtelo, ti amo profondamente. Come non ho mai amato nessuno. Ma, in
questo momento, ho bisogno di stare solo e di fare ulteriore chiarezza in me.
-Ma
chiarire cosa se tu stesso mi hai appena detto che mi ami profondamente?
-Pedro,
non mi piace perdere il controllo in questo modo. Questo non mi piace e non
voglio si ripeta in futuro.
-Non
puoi chiarire te stesso insieme a me?
Lo sguardo di Pedro è
difficile da reggere, così come è difficile negargli ogni speranza, ma Guille
sente che quanto ha deciso è giusto.
-No.
E’ meglio se rimaniamo separati per un poco. Puoi tornare allo studio, se vuoi,
ma non a casa mia.
Il colpo arriva a
destinazione, duro e spietato; Guille lo vede chiudere gli occhi quando sente
quel “casa mia” detto così
freddamente e con l’evidente intenzione di escluderlo dalla propria vita.
Lo vede alzarsi, prendere
il giaccone e dirigersi verso la porta, fermarsi per un attimo e chiedere se
vuole essere accompagnato a casa.
-No,
grazie, mi verrà a prendere Josè più tardi.
L’ultimo affondo, quello
decisivo, poi solo il rumore quieto di una porta che quietamente si chiude.
La routine quotidiana
riprende ben presto. Studio, Facoltà, incontri con Josè, Juan… Lazarre.
E Pedro sempre più
invisibile…man mano sempre più assente dalla vita dello studio.
Lavoro, lavoro.. solo
lavoro; le poche volte che Guille è riuscito ad incrociare il suo sguardo gli è
sembrato di vedere un estraneo, senza alcuna espressione… senza vita…solo
l’immagine del Pedro di un tempo.
Fino a quando Pedro non è
venuto più allo studio… fino a quando ha restituito, con un corriere, tutti i
fascicoli che si era portato a casa per studiarli.
Fino a quando Beto,
approfittando dell’assenza di Gaby e Marcos, non lo ha affrontato con
decisione.
-Lo
sai Guille che non mi metto nella tua vita.
-Che
cosa c’è Beto?
-Sai
anche che rispetto molto le decisioni degli altri ma questa volta ti devo dire
che con Pedro stai commettendo un grosso errore.
-Non
ti mettere in mezzo, Beto, non conosci i fatti.
Beto si appoggia con le
mani sulla scrivania e si china verso Guille.
-Pedro
non ce la fa più. Tutto questo lo sta distruggendo perché pensa che tu non lo
ami più e che è tutta colpa sua.
-Colpa
sua?
-Colpa
sua! Ti ha visto uscire con Juan.. con Mathias, con Lazarre.. con Josè e pensa
che se tu lo fai, così impunemente, è perché tra di voi tutto è terminato… che
non c’è speranza di…
All’improvviso tutto
acquista una nuova luce, una nuova dimensione, una nuova prospettiva…
-Ma
non è così!
-Io
lo so. Ti conosco bene e so che non lo hai fatto neppure per dispetto, ma lui
non lo sa.. e ne è uscito con le ossa rotte.
-Rotte?
Cosa significa?
Un sospiro esasperato di
Beto gli fa comprendere che il peggio deve ancora venire.
-Pedro
ha deciso di andare via. Partire per il Chile. Ha già trovato un nuovo lavoro e
fatto i bagagli.
-Andare
via?
-Andare
via!
-
Quando?
-Stasera.
Adesso.. non lo so. Può essere sia già andato via. Ha già salutato tutti.
-Non
mi ha detto nulla..
-Perché
mi ha chiesto di dirtelo domani… solo che non ho potuto tacere oltre.
-Mi
accompagni?
Solo questo e Beto
sorride mentre mostra a Guille le chiavi dell’auto che ha già preso prima di
andare a parlare con lui.
Per la prima volta Guille
non ha il coraggio di dirgli di andare piano, anzi gli sembra che Beto impieghi
troppo tempo per arrivare sotto l’appartamento di Pedro.
Tutte le finestre sono
serrate, Guille lo guarda sconsolato quando, all’improvviso, vede un taxi
fermarsi vicino al portone e Pedro uscire con due valigie.
Un esilio, un fallimento,
un… cosa importa, a questo punto, dare un nome a quello Pedro ha sentito di
dover fare per poter continuare a vivere normalmente.. una fuga.. è certamente
una fuga; anche per lui è stato lo stesso, frutto di una scelta sbagliata..
adesso ne è consapevole.
Guille conosce,
perfettamente, i meccanismi della mente del suo Cielito lindo; fuggire
dall’ambiente dove tutto ti ricorda l’amore della tua vita.. dove non puoi più
rimanere senza rivivere, attimo dopo attimo e con un’eco ossessiva, tutto ciò
che hai vissuto insieme a chi non ti ama più, è diventata una scelta obbligata
per il suo Pedro.
Quando i ricordi non sono
sufficienti a lenire il dolore che ti assale e rende secchi i tuoi occhi ogni
volta che lo vedi vivere la sua vita senza di te, comprendi che non hai
un’altra alternativa.
Lo raggiunge velocemente
e lo ferma mentre sta per salire sul taxi.
-Ti
prego, Pedro, non questo. Questo non lo sopporterei. Non riesco ad immaginare
di stare lontano da te.. di non avere la possibilità di vederti… di parlarti..
fosse anche solo di litigare con te. Questo no, ti prego, questo no.
Pedro si gira lentamente
e lo guarda a lungo negli occhi; la stessa disperazione che sente nel suo
sguardo sembra riflettersi negli occhi di Guille che adesso si trova di fronte
a lui, nello stesso stato di febbrile angustia che lo possedeva quell’alba in
cui è andato casa sua per confessargli che pensava tutto il tempo a lui e che
non sapeva cosa fare, quando gli ha confessato di avere la necessità di fare
qualcosa perché in quello stato non poteva più rimanere.
La stessa frenesia che lo
aveva posseduto sino ad un momento prima ma che, adesso, misteriosamente si è
acquietata di fronte a quel Guille così disarmante.
Non riesce a credere in
quel che vede, ma la sua mano è reale.. la sua voce è reale… quello che gli sta
dicendo è quello che il suo cuore ha attenso di sentire da più giorni.
-Non
mi è piaciuto, Guille, tutto quello che abbiamo vissuto. Se stiamo insieme..
stiamo insieme. Questi vuoti, questi equivoci, non mi fanno bene.. mi fanno
male... e molto... non mi permettono di vivere…
-Lo
so. Ne sono consapevole, così come sono consapevole che “questo” è qualcosa per
il quale giocarsi tutto. Non sono capace di vivere senza di te. La sola
prospettiva mi uccide. E’ stata tutta colpa mia. Perdonami. Tutto, accetterei
tutto da te meno un abbandono. Ti prego.
-No.
La colpa è stata mia. Non sono riuscito a fare null’altro se non sentire la tua
mancanza e provare questo desiderio insopportabile di andare via. Avrei dovuto
spiegarti meglio.. insistere…
-Non
farlo. Non mi serve alcuna spiegazione Pedro. Dentro di me è ben chiaro quello
che sento per te. Al di là di tutti gli equivoci che possono esserci stati, al
di là dell’intolleranza del momento, solo tu conti per me. La prospettiva di
perderti.. non voglio neppure pensarci!
Con un sorriso, Guille
gli accarezza la fronte, con il suo tipico gesto di sempre, la sua mano scende
sulla guancia e lì riposa.
-Nemmeno
io. Amore mio. Nemmeno io.
E’ il segnale atteso da
entrambi che, d’improvviso, si stringono in un abbraccio senza fine.
Poco importa che siano
per strada, circondati da gente sconosciuta, poco importa che occhi curiosi si
chiedano il perché di questo abbraccio disperato.
Perché, entrambi, hanno
raggiunto la propria destinazione.. il loro porto sicuro.. l’inizio e la fine
della propria esistenza.
Perché “questo” è l’amore nella vita di ciascun
uomo!
Per sempre!
FINE
Me costo muchísimo la elección pero me quedo con la "Cruz". Éste es su amor.. éste es su cielito lindo.. ¿qué importa todo el resto?.. ¿qué importa si está con él, ahora? ¿Si es él que besa, en este preciso momento? ¿Si es con él que quiere hacer el amor?. Me encanta ver al gran Graziani inseguro pero aceptando la situación por estar con su Pedro
ResponderEliminarME LLENA DE EMOCION ESTE AMOR INTENSO DE ELLOS QUE VOS DESCRIBIS CON TANTA SUTILEZA, HONESTIDAD Y HERMOSURA.MUCHAS GRACIAS POR LLEVARME POR LOS CAMINOS MAS REMOTOS QUE TIENE EL AMOR..UN ABRAZO GRANDE!!
ResponderEliminarExcelente final! Elijo CARA: me encantò la forma en que describis los miedos,inseguridades y los celos de Pedro.Cuando le explica a Guille que aunque sigue siendo su vida,èl se ha perdido de alguna parte...del camino,que necesita hallarse para encontrarlo nuevamente. Mis partes favoritas:" Porque cada vez, hacer el amor con Guille, es redescubrir el amor y al final, cuando el placer se hace más intenso y te fagocita sin piedad, te dejas caer en un abismo sin fin donde vos sabés, sin sombra de duda, que encontrarás sus brazos esperándote, para acogerte.. para salvarte..." " No quise asustarte, sólo advertirte. Porque siempre supe que todo esto iba a ocurrir entre nosotros, no podía prever cuando pero estaba seguro que íbamos a llegar a "ésto", que "ésto" era nuestro destino...."
ResponderEliminartesta,.cruce los dos, como un relampago duele dulcemente , duele agonicamente y después se vuelve Amor eterno , Amor por siempre . Hoy no poso elegir . Solo sieto Amor en mi corazón . Guilermo y Pedro ( la historia) me partió el alma como un rayo y me quemó por dentro , me quedo para siempre un sabor agridulce ... por eso buscamos estos finales alternativos , siempre estaremos unidas por tus preciosos textos, dulcemente inteligentemente desarrollados. Gracias por y para siempre !!!!
ResponderEliminarAntonia, esta vez elijo Cara, como siempre en mí, ganó el sufrimiento de Pedro por sobre el de Guille, lo describiste en forma fantástica... gracias por esta historia que sea Cara o Cruz, ellos llegan a su final feliz!!!
ResponderEliminarANTO precioso final, bellisimo, emotivo, espectacular!! cuanto amor por dios! te juro q no pude evitar las lagrimas al leerlo. Me los iba representando en cada pasaje del relato!! y me queda las ganas infinirtas de que NOS REGALEN UNA SEGUNDA PARTE DE FARSANTES donde podamos vivir, disfrutar y emocionarnos de lacotidiameidad de la pareja de Guille y Pedro!!! Creo que todas las que leemos estas historias deseamos desde el corazon que enalgun momentose vuelvan a reunir estos genios y terminen estoque para nosotras fue poco tiempo. GENIA TOTAL ANTONIA!GRACIAS!
ResponderEliminar"Esto es el amor de su vida. Para siempre" Antonia, esta historia nacio, continuo y termino sin que yo pueda elegir una de las dos versiones. Ambas son perfectas, ambas me emociona, me desesperan, me enamoran. Fue una verdadera genialidad esta historia de dos caras, y me genero esa continua sensación que tuve de estar transitando dos realidades, dos caras, dos "tuneles" paralelos que estaban destinados a un mismo final ese "amor para siempre" que con perfeccion decretaste en el final. Te estoy sumamente agradecida por este regalo en letras que nos diste. Felicitas
ResponderEliminar"Porque, ambos, han alcanzado el mismo destino.. su puerto seguro.."
ResponderEliminarCara y seca de un gran amor.
Gracias a vos Antonia por compartir esta historia. Abrazo
Elijo Cara! Pedro me puede... su sufrimiento, sus celos y su ruego a Guille es la prueba de su amor... Impecablemente contadas las dos historias, me encanto como jugaste con los dos que aman igual y distinto a la vez... lo importante es como todas las veces en este blog y en nuestro espacio, que el amor resiste a todo y ellos son felices juntos! Lau
ResponderEliminarIGUAL QUE LA MAYORIA ELIJO CARA ,PEDRO ME PUEDE MAS ALLA DE TODO,N OSOPORTO SU PENA NI 5 SEGUNDOS ,EL NACIO PARA SER FELIZ Y HACERLFELIZLA VACIA VIDA DE GUILLERMO.GRACIAS ANTONIA PRECIOSA TU HISTORIA.majo
ResponderEliminarY bueno, soy Graziani al fin, cambié, empecé siendo Cara y terminé siendo Cruz. Como todo en la vida, cuando nos enfrenta a una elección, a veces estamos con una y a veces con otra, pero siempre estamos. A todo o nada. Pedro nunca podrá perder el camino. Lo veo perfectamente a Pedro yéndose (después de todo ya sufrimos el exilio obligado con Pedro otras veces), pero él nunca se impondría a Guille si tuviera la más ligera sospecha de que en Guille ya no hay amor. Y Guille cuando quiere puede ser muy convincente, aunque se esté mandando la macana más grande del mundo.
ResponderEliminarHiciste un excelente trabajo, Antonia. Fuiste construyendo esos dos mundos que se van apartando sutilmente a causa de los miedos, de las inseguridades, cuando la única verdad posible para ellos son ellos mismos. Graziani sigue siendo Graziani hasta los huesos. Se arriesga a perderlo todo por ese temor de dejar entrar a alguien en su mundo, cuando es claro que Pedro ya se le ha metido dentro y para siempre. Y aunque Cielito a veces sea impulsivo, para él tampoco hay otro mundo que no sea con Guille.
Hermosa experiencia esta de lanzar monedas al aire. ¡Nos vemos en la próxima historia!