A Lilita, porque sin su ayuda no podría
haber encontrado mi voz.
~~~~~~~~
- Hola hijito!
- Hola Pa!
- Cómo te fue con el nuevo profe?
-
Espectacular, un tipo canchero, sabe
un montón de tenis…
- Ah, si… En qué te quedaste pensando?
- En que estaría bueno… que la próxima
clase… no se… me acompañes…
- Ah no! Lo que me faltaba!
-
Jajajaja
-
No le encuentro la gracia, a vos te
parece que yo estoy para buscar tipos… entre tus amistades?
-
No es todavía mi amigo! Pero puede
serlo para vos, es un hombre joven, pero bien formado… digo académicamente
hablando.
-
Si, si claro. Mira, dejame de joder,
ya me estoy arrepintiendo de haberte contado…
~~~~~~~~
Hace
un tiempo que Fabián se dio cuenta que su padre está solo. Que no hay mujeres
en su vida. Nunca tuvo una relación estable más que con su madre biológica,
quien los abandono siendo él muy chico. También notaba como esa soledad, con el
pasar del tiempo agravaba sus peores rasgos. Cuando tuvo casi la certeza de lo
que sucedía, se animo a preguntarle. Su padre, sin defensas le contó esa otra
parte de sus deseos.
Nunca te enamoraste? le pregunto a los días de su confesión.
Guillermo solo le respondió un sentido “No”,
esquivando la mirada, para que no siguiera ahondando. Eso, el amor, le estaba
negado. O por lo menos eso creía.
Desde
ese entonces Fabián siempre que veía un hombre solo, indagaba para ver las
chances con las que contaba e intentaba presentárselo, pero él se negaba
rotundamente a compartir esa intimidad con su hijo.
Guillermo
se cuestionaba que tan buena había sido la idea de sincerarse con él, ya que no
perdía oportunidad en oficiar de celestino de cuanto tipo apareciera por ahí.
El
Dr. Graziani, hombre de leyes respetado, había llegado a un punto de su vida en
que no lograba sentirse completo, sentía que algo faltaba. El estudio de
abogacía, que montara con un socio hace años, ocupaba gran parte de su tiempo.
Su carrera le era placentera y divertida. Tenía un equipo formado a su
conveniencia, casos resonantes, y la consideración y admiración de casi todo el
arco tribunalicio.
Su
hijo completaba sus días. Desde pequeño se encargo de él, cuando Silvina, su ex
mujer, descubrió que Guillermo estaba manteniendo una relación con Juan, un
socio de su antiguo estudio. Lo abrumo tanto la situación, que decidió no
perder la única razón de su existir, su hijo, y dedicó todo el tiempo que pudo
a darle contención, educación y cariño.
Nunca
quiso rearmar su vida. Imponerse una mujer. Sentía que no podía con ese nivel
de hipocresía en su vida. Tampoco pudo sostener la situación con Juan. No se creyó
capaz de entregarse a esa relación. Y sin la certeza de qué le depararía la
vida, se ocupo de su carrera y de su hijo. Relegando su corazón, manteniendo ocasionalmente
algún encuentro, sin dejarse invadir. Al principio por temor, después por
comodidad.
Cuando
Fabián le pregunto abiertamente sobre su sexualidad, se sintió descubierto, y
si bien había imaginado muchas veces la situación, no pudo mentirle. Tal vez
era el momento de abrir esa puerta que siempre mantuvo cerrada.
~~~~~~~~
El
Profe de Tenis, Pedro Beggio, había huido muy joven de la casa de sus padres,
en Chile. Cansado del maltrato y de los abusos de su padre. Desde pequeño se
supo con una sensibilidad distinta. Más profunda, más introvertida que el resto
de sus pares. Su padre vanamente intentaba, a golpes, hacer de él lo que creía
era un “niño normal”.
Antes
de cumplir 20 años, y con la escusa de un campeonato fuera de su ciudad, Pedro resolvió
no volver a esa casa, que nunca consideró su hogar. Con la ayuda de un gran
amigo y profesor, siguió durante unos años entrenando y perfeccionándose. Pero
cuando su familia logró dar con él, emprendió viaje. Esta vez más lejos, a
donde no pudieran ubicarlo.
Llegó
a la Argentina hace más de diez años, pero aun así mantenía el acento, como la
pureza de sus cristalinos ojos. Había logrado esconderse en un pequeño mundo,
armado a su antojo. Ensimismado para no dejar entrar nuevamente el dolor en su
vida. Vanamente pensaba que era lo mejor.
Desde
niño había practicado tenis, y ni bien llego a la Ciudad, logró entrenar en un prestigio
Club. Consiguió sponsor que lo ayudaron a mantenerse económicamente. Todo iba
relativamente de acuerdo a lo que pretendía que fuera su vida, hasta que una
lesión interrumpió lo que prometía ser una carrera deportiva en ascenso.
Sin
dinero, sin familia en que apoyarse, sabía que no contaba con muchas opciones.
La idea de comenzar a dar clases, fue la más lógica que puedo tener. Si bien, no
era algo que lo complaciera del todo, con lo que ganaba le alcanzaba para tener
una vida tranquila, sin grandes lujo. Aunque internamente quería comerse el
mundo, no sabía por dónde empezar. No lograba arrancar con su vida, aun le
dolían las heridas de su pasado.
No
tardo mucho tiempo en lograr hacerse un profesor admirable. A lo único que se
dedicaba era a entrenar, a dar clases y a leer en los momentos libres.
Luego
de arreglar los horarios de las próximas clases y con el calendario organizado,
llegó un nuevo alumno. No le gustaba tener que rearmar todo de nuevo, pero
sabía que lo mejor era adaptarse, dejarse llevar, fluir con las situaciones.
Este
nuevo alumno venía referido por otros profesores, como una potencial promesa.
Fabián Graziani. No le gustaba aceptar recomendados, porque llegaban siempre
con aires de superioridad, pero no quería tener que rechazar el dinero.
Ni
bien Fabián llegó a la clase tuvieron conexión. Era un chico simpático, con
carácter, muy centrado. También por su forma natural de hablar, advirtió que
Fabián percibía lo que él se encargaba sistemáticamente de ocultar.
A
la segunda clase había descubierto que ese alumno hacia muchas preguntas, que
de dónde venia, si salía, si le gustaba leer, qué tipo de películas prefería, y
un sinfín de interrogantes que le resultaron al principio simpáticas, para
luego considerarlas invasivas.
Cuando
Fabián se dio cuenta que lo estaba incomodando, empezó a hablarle de su padre.
De lo mucho que trabajaba, de lo buen abogado que era, de cómo lo había criado
prácticamente solo, de los valores que le había inculcado y de una extensa suma
de rasgos más. Pedro se rió internamente cuando noto el cambio de tema. Podía
ver que tenía una clara intención, pero no se animaba a hondar en ella, no por
ahora.
En
un momento de la tercer clase, cuando estaba precalentando con la maquina tira
pelotas, Fabián se distrajo unos segundos y una esfera le dio en el medio del
estomago, dejándolo por unos segundos sin respiración. Pedro del susto solo
atinó a llamar a emergencias y sintiendo algo de responsabilidad en lo
sucedido, acompaño a su alumno hasta la guardia del hospital. Desde ahí llamó a
su padre, el tal Guillermo del cual no dejaba de hablar Fabián.
Sentado
en la guardia, con la cabeza apoyada en el respaldo, sintió que alguien
preguntaba por él. En eso vio al hombre que conocía de tanto escuchar a su
alumno. Pero que, a primera vista, era mucho más interesante de lo que había
esperado.
- A vos te parece, querido, tanto
quilombo por nada!! – gesticulaba
Graziani, disimulando el susto verbalizaba rabia.
-
Disculpe Guillermo, pero es el
protocolo… - El
profe lo miraba sin entender el despliegue vehemente del abogado.
-
Me haces salir de una audiencia,
diciendo que traen a mi hijo de urgencia, y es solo un golpe de nada!! Podrías
ser más responsable a la hora de comunicar cosas como esta. -
-
Dis - cul - pe, nuevamente Dr.
Graziani, es solo el procedimiento. Usted debería de saber que esto es lo que
corresponde. -
apretando la mandíbula con tanta bronca contenida, que casi no podía ocultar lo
molesto que se sentía ante el planteo.
-
Familiares de Fabián Graziani.
-
Yo
– responde Guillermo dirigiéndose al médico, sin notar que el profe se
retiraba.
~~~~~~~~
-
Te fuiste de mambo viejo!
-
Para Fabián, todo el camino me
estuviste torturando con lo mismo.
-
Él no tenía porque bancarse uno de
tus ataques.
-
Basta, hijito, basta!
-
Siempre el mismo vos…
-
Mira, si queres invítalo a cenar,
así me disculpo, te parece?
-
Mmmm… no sé si ahora va a querer,
pero te aviso. Igual hasta la próxima semana no voy a entrenar.
-
Bueno, bueno.
~~~~~~~~
Los
días transcurrían sin más sobresaltos en el estudio. Tranquilos… muy
tranquilos. Guillermo sentía que el despacho no avanzaba, que las causas
estaban aletargadas. Casi no tenían flujo de caja. Intenta conformar a su socio
Marcos diciéndole que siempre hay temporadas altas y bajas. Esta era
evidentemente baja. Igual le venía bien esta época de paz en el estudio.
Necesitaba de este tiempo.
A
los pocos días del incidente con Fabián, resuelve salir temprano. Su hijo está
en casa y como sabe que sigue molesto por su reacción con el profesor, decide
llevar algunas cosas para prepararle una rica cena, así afloja un poco.
Se
sorprende al ingresar y escuchar voces, risas. Un grito de gol superpuesto con
un noooo…, y el asombro de encontrar en el living de su casa al Profe que al
igual que su hijo esta prendido a la play.
- Buenas tardes!
-
Hola viejo.
-
Hola Dr. Graziani. - Pedro incomodo, no quería encontrarse
con el padre de Fabián.
-
Guillermo, por favor, decime
Guillermo –
tendiéndole la mano, reparando rápidamente en el terso cuerpo de Pedro.
-
Qué raro vos tan temprano. – Señala Fabián divertido.
-
El estudio está tranquilo y tuve el
impulso de cocinar. –
-
Yo ya me voy.- dice Pedro, dejando el joystick.
-
No por favor Pedro, te debo una
disculpa, quedate a cenar con nosotros, si?
-
No quiero incomodar.
-
Dale, quedate, así me das la
revancha. – le dice
Fabián, quien se ríe de sí mismo, al ver que no necesitará mucho esfuerzo en
lograr acercarlos.
-
Está bien…
-
Bueno, me voy a la cocina, y Pedro
discúlpame, realmente me extralimite el otro día.
-
No hay problema, todo bien.
Mientras
comienza a prepara la cena nota como cada tanto Pedro lo observa. Eso lo
desconcierta un poco, pero no quiere distraerse. Si Fabián se da cuenta, es
capaz de dejarlo en evidencia.
Aunque
mirándolo bien, el profe está lo suficientemente… “para Guillermo, es la segunda vez que los ves y ya estas alucinando…”
Nuevamente
siente los ojos clavados en su nuca. Sin disimulos se da vuelta y se encuentra
con un hermoso par de ojos que lo examinan sin emitir palabras.
-
Todo bien? – Pregunta Guillermo desde la
cocina.
-
Necesitas ayuda? – Recibe como respuesta junto a una
amplia sonrisa.
-
Y vos… sabes cocinar?
-
Mira que mi viejo es todo un maestro
en la cocina!
-
Tampoco es para tanto, Fabi, solo me
defiendo. -
simulando una humildad que no es tal.
Pedro
no puede contenerse y se dirige a la cocina atraído por el aroma que ya se
percibe. Se permite, por un breve instante, desbordarse por el gruñón que
descubre de movimientos sensuales. Por ese hombre que con un repasador en su
hombro parece danzar en la cocina, hipnotizándolo con el simple vaivén de su
cuerpo.
Comienzan
a charlar tranquilamente sobre el menú de la cena, mientras Guillermo termina
de prepararla. Pedro lo observa embrujado, se siente seducido por esa voz, por
la seguridad que emana el abogado sin poder resistirse.
Intenta
acercarse a la hornalla para observar de cerca y la mano de Guillermo lo frena.
El chispazo entre ambos hizo retroceder a Pedro. Quien parado frente a frente,
nota lo oscuro que son esos ojos, profundos, misteriosos. A su vez, Guillermo
siente que esas pupilas marrones lo están devorando.
-
Ya está la mesa… - dice Fabián entrando en la
cocina, con una sonrisa cómplice, viendo como su padre y el profe se separan al
momento.
La
cena transcurre en armonía entre los tres hombres compartiendo anécdotas e
historias. Las clases de Pedro, los estudios de Fabián, la vocación de
Guillermo.
Cuando
se dan cuenta de la hora, ya es muy tarde. Fabián le dice que tendrá que
quedarse ya que el aún no ha sacado el carnet y que Guillermo no maneja.
-
No molesto? – pregunta Pedro, rogando no tener que
volver en colectivo a esa hora.
-
Por mí no hay problema, igual yo ya
me voy a dormir, mañana tengo una reunión temprano. – responde Guillermo, simulando
indiferencia.
Fabián
los observa, estudiando los movimientos de ambos. Se asombra internamente de la
capacidad de su padre de pasar de un estadio anímico a otro sin inmutar su
rostro.
-
También tengo una clase a primera
hora, mejor me quedo y descanso. – Pedro
agradece en silencio, aunque le resulta extraña la actitud de Guillermo,
después de la charla que han tenido durante la cena.
-
Hasta mañana. – Dice Guillermo, observando la
sonrisa de Fabián, quien asiente con un gesto.
-
Que descanse. – Le responde Pedro y se asombra
nuevamente mirándolo subir las escaleras, deseando… “No, mejor ni pensarlo.”
Continuará…
Prometedor, Un nuevo encuentro con un Pedro que se propone como un profesor del que será muy difícil no enamorarse. ¡Veremos cuanto Guillermo resistirá! Ya las primeras señales.. miradas.. ¡falsa indiferencia! Pero la atracción, entre los dos, es evidente. Pecado por éste continuará que ha parado, en lo mejor, la tensión narrativa. Espero la continuación ...
ResponderEliminarMe encanto!!!! me sigo riendo!!! excelente! no tardes mucho con la continuación!!!! besoos
ResponderEliminarQué genial...! Me encanta la historia...y en lo alto de la montaña rusa un continuará que me frenó en seco...Te felicito Adriana...me gusta mucho como escribís y esta historia ya se volvió muy interesante...Eserando...
ResponderEliminarPrometedor. Sí, muy prometedor. Cada historia en la que ellos empiezan de nuevo a conocerse, empezamos también a conocerlos y eso es maravilloso. Felicitaciones por tan lindo relato. Gracias por compartirlo. Quedo a la espera de la continuación. Valeria
ResponderEliminarMe gusta ese Graziani siempre enojado y sublimando todos sus sentimientos con el mal humor, y Pedro tan dulce y tan tierno!! hermosa historia!! En espera de la próxima y muchas gracias Adriana
ResponderEliminarMe encanto q no tarde mucho la segunda parte ,muacksss
ResponderEliminarHermosa historia!!! me encantó!! Guille siempre siempre igual, Pedro hermoso en cualquier rol. Felicitaciones!!!!!!!! Esperando la continuación!!! Susy
ResponderEliminarMe encantan los inicios, y este promete, en un solo capitulo ya se conocieron, evidenetemente se atraen, y los tenemos a los dos, al menos momentanemente, bajo el mismo techo, asi que no puedo pedirte mas!!! Muchas gracias, y espero la continuacion ansiosa. Felicitas
ResponderEliminarLo leí desde el celu porque no aguantaba la ansiedad :)
ResponderEliminarNo sé si Pedro será muy bueno en arcilla, césped o carpeta, pero en Graziani ya tiene un quiebre a favor.
Bienvenidísima tu nueva historia Adri!!
ADRIANA , QUE PLACER VOLVER A LEERTE. HERMOSO COMIENZO CON UN GRAZIANI A PURO BERRINCHE Y UN PROFE QUE QUITA LA RESPIRACION, TERNURA ABSOLUTA,UN FABIAN QUE BUSCA LA FELICIDAD DE SU PADRE, AMOROSO TOTAL
ResponderEliminarPEDRO-GUILLERMO, GUILLERMO PEDRO SON EL CONDIMENTO PERFECTO DE CUALQUIER RELATO, SU AMOR Y PASION LA FRUTILLA DEL POSTRE Y MUCHO MAS SI ESTA ESCRITA POR TU PLUMA QUE DESPLIEGA, GRACIA, DELICADEZA, AMOR DEL BUENO.
ME DERRITEN LAS ESCENAS COCINANDO, YA SE SIENTE EL AROMA MEZCLA DE TERNURA, DESEO,PASION.
P/D ¿ TOMARA GRAZIANI ALGUNA LECCION DE TENIS? MONICA DE LANUS
Adriana como me gustan este tipo de historia y que lindo vovler a leerte me encato este comienzo,adoro a este PEDRO con caracter y mas lanzado me alucinaaaaaa gracias continuacion prontooo
ResponderEliminarmajo
Ahhhh... quiero la próxima entrega YA!! Me encantó, Adri ❤️ ... Comprendo muy bien la extraña actitud de Guille: tener en casa, a dormir, ese chiquitín lindo y no poder hacer nada......perturbador!
ResponderEliminarMe encanto el comienzo de esta historia, muero Pedro profe de tenis. Espero el pxmo cap. xfis!!!!!
ResponderEliminarAdri, me encantó este nuevo comienzo!!!! Y Fabián redimiéndose (era hora de que lo hiciera en alguno de los universos, no?)... gracias por esta nueva historia!!!
ResponderEliminarbuen comienzo, ya hay electricidad en el aire!
ResponderEliminargracias a todas por sus palabras!!!
ResponderEliminarHola Adriana, genial me encantó! ¿Dónde hay que anotarse para tomar clases con este profe? :)
ResponderEliminarHermoso!!! Muy bien comienzo con este Pedro que ya se, va a enloquecer a Graziani siempre enojado con el mundo y que siempre se niega lo mejor que la vida le puede dar!!! Espero el segundo ya. Gracias!
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