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La
Historia – esa, la que escribimos entre los dos
By
Ilgora Blue con Nora Tijeritas – mi alfabeta y madre ejemplar-
De
padres e hijos: Fabián
Ya
habían pasado varios días desde la llegada de Fabián y familia. Pedro había
hecho bien sus deberes, a pedido de Guille: la ruta de los museos, la ruta de
la arquitectura, la ruta de las iglesias, mercados, cafés, la mayoría lugares
adonde no habían ido nunca, y playa, mucha playa. El tema era tenerlos
ocupados. Pedro, no había estado de acuerdo con el plan, pero no le iba a decir
que no a Guille y sus nervios. Además, confiaba, que una vez que estuvieran
allí, las cosas tomarían su cauce.
-Lo
siento, pero tenía un mensaje de anoche tarde…
-¿Y
tenés que ir, Pedro?
-Ya les
dije que sí. Sabés que si me llaman es porque me necesitan.
-¿Vos no
te estarás rajando a propósito, no?
Pedro
hace caso omiso.
-Me da
bronca perdérmelo a Fabián, pero les dejo el auto, así aprovechan.
-¿No vas
en el auto?
-Me
pasan a buscar.
-Pedro,
¿ni siquiera podés ir con el auto? ¿Adónde vas, adónde te llevan?
-Tranquilo
mi amor… me voy a cuidar bien, si…
Suena el
teléfono de Pedro. SMS. –Están abajo. Disfrutá del día, con tu hijo y con tu
nieto. Te veo a la tardecita. Te amo.
Guillermo
no se queda bien. Come con bronca la tostada que dejó mordida Pedro, con la
vista clavada en la puerta por donde salió. Suspira.
Fabián
vio toda la escena desde la entrada del dormitorio principal. Notó el tono.
Prefirió no interrumpir.
-Hola
viejo.
-Hijito,¿
cómo estás? ¿Descansaste? Vení, vení así nos acordamos juntos de nuestros
desayunos solitarios, aunque con mejor café ¿El nene? ¿Tu mujer?
-Me
parece que quieren dormir un poco más.
-Bueno
–Guille le sonríe – qué bueno.
Fabián
se sienta, contento en el fondo de estar a solas con su papá. No le parece
preguntar, ¿pero acaso, por qué no?
-¿Pedro?
-Salió –
sin levantar la vista de las tostadas – si, tuvo que salir – ahora mira a su
hijo – por trabajo, ¿sabés? Se disculpa, pero viene a la tarde.
-Mirá
qué bueno, ¿y de qué trabaja?
¿Dos
preguntas seguidas? Esto viene para largo. Pero Guille agradece la oportunidad
de hablar y se acomoda en su silla.
-Mediador
en conflictos barriales – es evidente que Guille no quiere contar mucho – es lo
que le interesa. Lo hace muy bien. Es muy respetado.
-Miralo
vos a Pedro.
–
Y sí –orgulloso - es un natural. A veces el trabajo es duro y nunca se sabe
cuando lo necesitan, como hoy. A veces no sé donde está. Un día me lo llevan de
negociador a la selva.
-No
pareces muy contento.
-Estoy
contento, estoy muy contento. Él está contento. Pero qué se yo. No me gusta,
que ande solo por ahí, metiéndose con gente alterada… no deja de ser un país
extraño para nosotros, ¿no? ¿Qué? ¿Te parezco muy sobreprotector? – se ríe,
pero se para en seco cuando ve la cara de Fabián.
-Cuando
se trata de Pedro sí.
-¿Qué
pasa Fabián, no te gusta Pedro?
-¡Qué
decís, papá!
-¿No te
gusta Pedro conmigo?
Fabián
lo mira interrogante.
-No sé,
nunca lograron congeniar.
-Nosotros
no teníamos que congeniar viejo, era un tema tuyo y de él.
-¿Te
parece hijo? ¿Te parece que es así? Pedro es el hombre con el que decidí
compartir mi vida, vos sos lo más importante de mi vida, ¿te parece que no es
así?
-Pedro
te cambió.
-¿Te parece?
¿Pedro me cambió? Mirá vos, yo no me siento así. Con Pedro me siento más yo que
nunca, hijo.
- ¡Qué
sé yo! - Fabián baja la cabeza, no va a entrar en una discusión. Pero Guille
quiere saber. Insiste.
-Lo que
cambió en todo caso hijo, fue nuestra relación, pero no fue por Pedro. Fue por
mí.
Guillermo
lo mira y Fabián no contesta. Los dos saben de qué están hablando.
-¿Yo fui
un buen padre para vos, Fabián?
-Dale
viejo…
-No, de
verdad, quiero saber, quiero saber.
Fabián
lo mira: sí, todo este tiempo había sentido que tenía unas cuántas cosas que
decirle. Pero tal vez el extrañarlo tanto, tal vez su sonrisa de oreja a oreja
al reencontrarse, tal vez “el Caribe”… sólo le viene una idea a la cabeza.
-Papá,
de todos los padres divorciados que conozco, sos el único hombre que se quedó
con su hijo, ¿tengo que agregar algo más?
Guillermo
recorrió el par de metros que los separaban como un rayo, y lo abrazó con
ganas. Y Fabián se dejó.
-Diferente,
papá. Sos un papá diferente.
-¿Diferente
es bueno? – no podría abrazarlo más fuerte. Fabián se ríe.
-El que
me tocó. No te vine a pasar factura papá; o tal vez sí, pero ya no. Pasa que
ahora, yo soy un papá, y quiero hacer las cosas bien, ¿sabés? Y cuando te miro,
lo que hiciste, lo que te pasó y hasta donde llegaste, en todo caso me da cosa
no estar a la altura.
Guille
llora sin pudor en los brazos de su hijo. Llora toda su historia, sus temores,
la distancia, la ausencia. Está con su hijo. Si supiera que uno muy pocas veces
piensa que está haciendo las cosas bien. Pero eso no se enseña, se aprende.
Fabián,
que temía ser él el primero en aflojar, no puede evitar la broma, para
distender un poco.
-Bueno
viejo, maricón está bien, pero llorón… ¿te volviste llorón?
-Ay
hijito – se ríe y se limpia los mocos - viene todo en el mismo paquete.
Guille
mira a Fabián desayunar, como si el tiempo no hubiera pasado. Sólo los temas
cambiaron: ya no son los deberes, o la noviecita, o la facultad. Y el aire de
mar, que se instala en el ambiente… “¿cuándo se deja de ser el padre de un hijo
para darle paso al hombre que el hijo es ahora… y el que uno vuelve a ser junto
a él?”
-Vos no
me vas a creer, pero este último tiempo me veo en un montón de cosas parecido a
vos, papá, y con Guillito – Fabián hace una pausa, buscando las palabras
y Guille lo mira inquisidor, pero desbordando de orgullo - No te
agrandés, que también en lo malo, no sé si me gusta verme tan parecido –
y se ríen - Cuando le explico algo, jugamos, paseamos… y de repente me acuerdo
de detalles de las cosas que nosotros hacíamos juntos, cosas de las que me
había olvidado.
-Ah,
¿sí? Mirá vos – Tal parece que los ojos empapados van a ser el hit de la
temporada. Sí, se reconoce un hombre profundamente agradecido.
No fue
el único momento revelador de la charla. Ni la única charla de la visita.
Valeria
se felicitó de todavía amamantar al nene, así se pudo quedar en la habitación
un rato más, y darles espacio. Cuando saliera, eso sí, se iba a comer la cocina
entera, con los dos adentro.
El día siguió
entre charlas, eslabonadas en cada alto del paseo. Muy relajados. Recordando,
reconstruyendo, sanando.
Guille
estaba sorprendido de repasar su propia vida a través de los ojos de su hijo.
¡Qué tan diferente pueden revivir dos personas una misma situación! ¡Que lo
parió!
-¿Vos te
creés hijito que ando revoleando la tanga leopardo al ritmo de la lambada –
antiguo, Graziani – todas las noches, que corremos desnudos por la playa cada
amanecer, obviamente correr él, y yo mirarlo? No nene, yo lo ví ensangrentado,
aterrorizado, por haber ido adónde yo tenía que ir, entendés, me tendría que
haber pasado a mí, y aún así, lo único que le di fue un saco y una llave y le
dije que se “tenía que ir, a la mierda”. Y después lo abandoné, solo, en una
isla en una tapera, un lugar de mierda, con una botella de vino y una fogata, y
la promesa de volver, que nunca cumplí…
-Bueno,
no te castigues, papá.
-¿Castigo?
¿Qué castigo? Yo, tratando de “recomponerme”, “rearmarme”, recordando mi vida
pasada, en familia, rodeado de Uds, mientras él estaba solo y esperándome.
Y Fabián
reconoce el momento de dolor en su padre, pero no suyo: el dolor del otro. Ese
otro único, cuya vida le importa más que la propia. Una revelación demoledora.
-¿Sabés
adónde fue tras encontrarse frente a frente con al muerte, con el reverendo
hijo de puta de Miguel, que le apuntó directo a la cabeza, para reventarme a
mí? ¡A casa!, a nuestra casa, Fabián. Y preguntame yo qué hice. Le dije que se
fuera, que era peligroso… ¿para él, o para mí? ¿Y sabés por qué lo hice? Porque
soy un imbécil, por “mí” familia, por vos... Y lo tuve girando de acá para
allá, tirándole unos chocolates. Y recién ahí, sí, hice algo sensato, ¡al fin!
alejarlo, casi rechazarlo, que entendiera lo jodido que yo podía llegar a ser…
¿y sabés qué eligió?
-Te
eligió a vos.
-Sí… -
riéndose, nervioso, conmovido casi hasta las lágrimas, pero riéndose –sí, el
muy cabroncito me eligió a mí… ¡qué particular!
Se le
quiebra la voz, aplastada bajo el alud de imágenes que estallan en su mente.
¿Cómo se le explica a un hijo lo que Pedro le hace sentir?
-Está
bien viejo – Fabián le toma el brazo, lo palmea con afecto, pero Guillermo le
hace señas de que no, de que todavía tiene cosas por decir.
-Vos
sabés lo que es soportarme… - levantando la mirada.
Fabián
se sonríe.
-Y
cuando prácticamente me agarró de las pelotas y me arrastró con él, ¿sabés por
qué lo hice? ¿sabés por qué lo seguí? – mirándolo a los ojos –Por mí hijo, por
mí. Porque no dejo de ser el mismo tipo puto, primero yo y segundo yo también.
-Eso no
es cierto – trata de meter el bocadillo Fabián. Pero Guille no terminó.
-Lo que
me pasa, es que cuando estoy con él – sin lograr deshacerse del nudo en la
garganta, que lo aprieta, y lo sostiene – sólo cuando estoy con él, soy mejor,
hijo… sé que soy mejor.
-Vos
Fabián, vos sos mucho más valiente que yo: mirate. Se te presenta esta
situación, embarazás a una chica ¿y qué hacés? Te hacés cargo. Y no es como en
mi caso que tardé 40 años en hacerme cargo de algo que me involucraba
directamente a mí, y a través de mí, a todos. Acá había una nueva vida de por
medio, otra persona, una criatura. Y tu situación nueva con Valeria, los padres
de Valeria, yo mismo y mis quilombos, no te la hicimos fácil. Y sin embargo,
fuiste para adelante siempre para adelante, y mirate hoy, no podrías haberme
hecho más feliz.
-¿De
verdad pensás eso de mí? –ver a su padre, orgulloso de él: Fabián no podría
sentirse él más feliz.
-¡Hijito!
Qué más quiere uno para su hijo, que el que sea mejor que uno, y que sepa ser
feliz. Desde chiquito, siempre me hiciste sentir tan orgulloso.
Se
funden en un abrazo. Y van…
-Mirá
que llevo la cuenta de los abrazos viejo, eh… para recordarlos por número, y
para guardármelos, para cuando ya no tenga.
-Hasta
la próxima vez – emocionado, Guillermo.
-Sí,
hasta la próxima vez.
-Y vos,
¿vos porque no lo querés a Pedro? – habían llegado a lo alto de un torreón con
vista al mar, uno de los lugares preferidos de Pedro en ciudad, donde se había
cansado de besarlo, (corrección: nunca, nunca se cansaba de besarlo), ¡el
Caribe! Necesitaba traerlo a la conversación.
-¿Por
qué pensás que no lo quiero a Pedro? Siempre me cayó bien Pedro.
-Pero lo
esquivabas, y cuando se quedó a dormir en casa, en la sala, te aseguraste de
que no volviera a suceder…
-Vos te
aseguraste.
Guillermo
lo mira con desaprobación, pero Fabián le redobla la mirada.
-Papá.
-No
trataste de ser su amigo, parecías incómodo…
-Pará,
papá. Pará. La cosa no era con él, era por vos.
Guillermo
lo mira ahora con curiosidad. Fabián lo mira con pocas ganas de tener que dar
explicaciones, pero si hay que hacerlo…
- El
tipo tiene casi mi edad –
-¡Cómo
tipo! ¿Pedro? Bueno, tampoco exageres – lo interrumpe.
-Papá,
le llevás más de veinte años. Cada vez que nos poníamos a hablar, teníamos un
montón de cosas en común: la música, el cine, los recitales, de los que siempre
huiste despavorido… y yo te miraba a vos. Y vos no me tirabas ni un centro. No
me lo mostrabas francamente como tu pareja.
-Porque
soy un hombre muy pudoroso, hijo, los dos somos pudorosos… y vos sos mi hijo y…
-Precisamente,
¿y si resultaba que te ponías a pensar que el tipo encajaba mucho más como
amigo mío que como pareja tuya? ¿Y si te sentías demasiado afuera…demasiado
viejo? ¿Y si yo me transformaba en la prueba que demostraba, te demostraba, que
no podía funcionar y no valía la pena intentar? Lo otro eran tus propios
temores, que pretendías que yo resolviera, y yo soy un pendejo – riéndose – te
cuidaba a vos papá… te quería ver feliz. Y casi te diría que con Pedro, fue la
primera vez que te vi feliz. Y como a veces son medio boludón, no te lo quería
cagar.
Que lo
parió.
Fabián y
Guille miran como Valeria de espaldas a ellos, ayuda a Guillito con sus
pasitos, torpes, deliciosos, a lo largo de la larga y antigua muralla que cae
al mar. Ella, evidentemente se siente observada, porque gira, los mira y le
estalla una sonrisa en la cara que ilumina en un solo gesto todo el amor, el
temor, el atrevimiento, de una mamá primeriza.
-No me
gusta parecer un sentencioso, pero el “kilometraje” me mostró que una parte
importante de la vida es elegir, hijo, decidir, y hacerse cargo de esas
decisiones. Algunas son fáciles. Otras no. Y en el camino, si se puede, ser
feliz. Fijate Pedro, Fabián: él sí que sería un buen padre, un padre que se
ocupa, presente. Y él lo sabe, y lo desea. Sin embargo, eligió no ser padre –
Guillermo hace una pausa larga, dolorosa, mira el piso, pero desde algún punto
del fondo del alma, le brota una sonrisa. Cómplice. Compañero. Parte. – Bueno –
mirando al joven a los ojos – cómo si se pudiera elegir en el amor, ¿no?
De corazón espero, hijo, que ya sepas de lo que estoy hablando.
-Papá,
¿de verdad ahora mirás películas de chicas? – Fabián, risueño.
Guille
le hace gesto de que no entiende lo que habla.
-Dale
viejo, ese comentario, sobre “Los Puentes de Madison”, ¿ahora también te
arrastran al cine? – en tono de burla.
Guillermo
quiere hacerse el molesto por la pregunta, pero no le sale. Sonríe asumido.
-No
hijito, función privada. Y no me vengas a decir que vos llegado el caso,
no decís que sí también a todo lo que te piden. No me engañás.
Era
verdad: cada vez se parecían más.
Y así
pasaron todo el día. Un largo día. Sobre el atardecer, Guille los dejó en un
punto panorámico para que disfruten de la caída del sol. Se les adelantaba.
Necesitaba un momento solo. Además, sin decirlo, la ansiedad de saber si Pedro
había regresado, no lo dejaba pensar e n otra cosa.
Fabián
también necesitaba un momento con su familia, que aprovechó al máximo. Ya llegando
al departamento, dejó a Valeria y Guillito en una tienda de recuerdos vecina, y
pasó por el pintoresco mercado de frutas.
Al
entrar al departamento, ve que su padre y Pedro están en el balcón terraza.
Valeria todavía no llegó. Ellos no pueden verlo. Le da no se qué mirarlos, pero
puede más la curiosidad, y se queda al amparo de las cortinas. Su corazón se
paraliza cuando se da cuenta que Pedro está llorando. Están sentados uno frente
al otro: Pedro habla y Guille lo escucha, sólo apoyándole la mano en el hombro.
Fabián
desearía volverse invisible, pero no irse. De algún modo, alcanza a entender
que le está contando su día de trabajo. Golpes, niño, madre, pánico, ataque,
defensa, refugio, ayuda, son algunas de las palabras que llega a descifrar.
Ve como
su padre acompaña el relato asintiendo, alguna mínima pregunta, manteniendo a
Pedro a “un brazo de distancia”, con calidez, dejándolo hablar. Hasta que en un
momento, se incorpora y lo abraza. Y Pedro se abandona en él. Pero, qué
particular: Fabián siente que no es Guille el que sostiene, sino el que se
entrega ante la fuerza de ese hombre aparentemente frágil, pero que crece
frente a él. Y al que se aferra, como si en ese acto se le fuera la vida. Una
imagen que Fabián nunca olvidará. Su padre, rendido en los brazos del hombre
que ama. Entonces, sale del departamento, tan sigiloso como entró.
Durante
la cena, ponen al día de las aventuras de la tarde a un Pedro muy silencioso y
calmo, que sólo sonríe con Guillito en sus rodillas. Y el niño, fascinado,
parece haber encontrado su lugar en el mundo. Valeria disfruta de unos minutos
de descanso y Fabián mira curioso la escena, y a propósito le tira los brazos a
su hijo, que apenas si lo mira, concentrado en encontrar un objeto invisible,
que Pedro se empeña en esconder a la vista de todos. ¿Se siente celoso?
No, si… en fin, evidentemente, ese hombre causa un efecto devastador en los
“Graziani”… bueno no en todos los grazianis…
-Guille…
-Sí…
-Tuve un
sueño.
-Ah, no,
no, no, no, mi querido, otra vez no…
-¿Cómo
otra vez? ¿Qué te pasa Graziani?
Guille
se incorpora en el sofá, y a pesar de su tono, se le escapa la ternura por la
cara.
-La
última vez que viniste, en pedo, y me contaste tu sueño, mi mundo se estrelló,
querido.
-¿Querrás
decir, mejoró?
-Cambió,
Pedro, cambió, y en el cimbronazo casi se nos va la vida, precioso –
Abrazándolo – Vení, arrimate –hundiendo el rostro en el cabello de Pedro
– No más sueños, que acá, con el único con el que se sueña es conmigo –
-Es que
vos también estabas en el sueño.
-Eso me
temía. Vení, que me gusta tenerte así sin hacer nada.
Pedro
alza la mirada para encontrar la de Guillermo.
-Dale,
hacémelo de nuevo, sé bueno.
Trata de
resistirse a esos ojazos, pero ya sabe que pierde.
-¿Hacerte
qué precioso? –acariciándole la cara con la mano y con los ojos- ¿qué?
-Ese
gesto, ¿te acordás? Yo estaba borracho, pero me acuerdo, con la mano, con el
dedo, te acercaste casi hasta tocarme la mejilla, pero no te animaste… cobarde
– e imitándolo en aquel momento esencial, se sonrió –me sentí morir.
-Ah no
querido – sonrojado y conmovido con el recuerdo… siempre lo conmovía volver a
recordar “su largo camino a Pedro”– soy un caballero, nunca me hubiera
aprovechado de vos, ni de la borrachera, ni de la confusión.
-Pero
todo hubiera sido muy distinto… tuvimos un par de veces que, de animarnos…
-¿Distinto?
Puede ser. ¿Mejor? Hermoso, ¿y perderme la oportunidad de mirarte, en pánico,
nadar en uno de esos riachos mugrientos del Amazonas, o verme tratando de explicarle
a esos aldeanos de sólo dios sabe donde que la invención de la rueda podía
podía ser muy útil para ellos? Amorcito, estoy acá, soy real, y soy tuyo. No
más sueños, que sabés que lo que quieras, sólo tenés que pedírmelo- bellamente
entregado, Guille.
Pero
miente. Le encanta (y se le nota). Porque sabe que en el mundo de los sueños de
Pedro, no existe el dolor.
continuará....
Que bella historia!! No tengo palabras, me quede en silencio,se detuvo el tiempo!! Anhelaba leerla y ahora que lo hice me siento plena!! Muchas gracias!!
ResponderEliminarGracias Adriana!
EliminarMaga he acabado el diccionario. Lo había previsto, estás volando cada vez más alto. Esta comparación padre hijo tiene un efecto catártico, necesario para focalizar los pensamientos y los remordimientos de Guille, que revuelve por la dolorosa intensidad. Un Pedro frágil y fuerte al mismo tiempo en crescimiento continuo que hechiza por el amor con el que circunda Guille. Por una vez la palabra continuará pone todos de acuerdo porque todos queremos que esta historia no haya, jamas, fin...
ResponderEliminar¡Marquesa!
EliminarEs preciosa tu historia , que relación hermosa entre guille y fabian , cuanto amor en la familia .... me encanto Ilgora . Graciela CT
ResponderEliminar¡Qué bueno que te gustó, Graciela!
EliminarIlgora de mi corazón, cómo me gusta que le hayas hecho hacer un exámen de conciencia a Guiie sobre esa parte de la historia que tanto nos dolió, fue magnífico y a la vez redimido. Y morí con Fabi y "El tipo tiene casi mi edad" =P Y me emocioné con el "Cuando estoy con Pedro soy mejor persona". Cataratas de sentimientos, eso provocás vos hermosa. Y en un escenario soñado. Ya te dije que soy adicta a todas tus historias.
ResponderEliminarTodos somos adictos a ellos, Guillermina...
EliminarMaravilloso viaje al interior de Guille, Fabián y Pedro. Una vuelta de tuerca para explicar ciertas actitudes de Fabián que sólo tu sensibilidad podía encontrar Ilgo. No sé qué más decirte. Gracias por brindarte así... ♥
ResponderEliminar:)
EliminarDirecto al corazón!! emocionante reencuentro, reconexion entre Guille y Fabi!! Se me han caído varias lagrimas, Felicitaciones!!!!
ResponderEliminar¡Gracias Cele!
EliminarNo más sueños, que acá, con el único con el que se sueña es conmigo –jajaja ILAGORA tenes la magia para mostrarnos el particular mundo de los GRAZZIAI BEGGIO merci beacoup muchas gracias increiblemente talentosa.....majo
ResponderEliminarJaj pas de quoi.
EliminarIlgora, la cantidad de imágenes demoledoras que tiene es capítulo, es impresionante... procesarlas a todas me llevó un tiempo, porque son todas profundamente bellas, que merecen su tiempo para saborearlas mejor... ese Guille abriéndose a su hijo, mostrando toda su vulnerabilidad y su amor infinito por Pedro "Con Pedro me siento más yo que nunca, hijo" Aplausos de pie!!!
ResponderEliminarMás que generosa Paula! Gracias!
EliminarQuerida Maga, que mas decirte! Me encantan tus historias y lo sabes. Amo la posibilidad que tienen Guille y Pedro a través de este espacio para vivir en infinitas posibilidades su historia, y amo que a través de tu pluma, incluso Fabian encuentre lugar para enmendar sus actitudes con Pedro y recuperar la relación con su padre. El amor de pareja es un acto de fe, como también lo es el amor de padres e hijos. Te quiero Ilgora , gracias!. Marisa
ResponderEliminarGracias Amiga!
EliminarEsperaba otra vez una gran historia, pero esto es hermosoooo, los dialogos de Guille con su hijo, increibles...Y Pedro que siempre nos enamora un poco mas, si eso es posible...Gracias!!!!! Magaly
ResponderEliminarViniendo de Pedro, todo es posible, MAgaly!
EliminarAntes que nada quiero decirte Gracias!! Escribiste una historia conmovedora, tensando la cuerda en los vínculos, especialmente el filial, allí Graziani se luce mostrándose vulnerable y sincero con su hijo, pudiendo reparar viejos desencuentros y abriendo paso a un nuevo lazo entre ellos, que incluye también su "ser abuelo". Es un fic reflexivo que emociona con intensidad. Te quiero mucho , maga.
ResponderEliminarGracias Nora... es que estoy "custodiada por experta". Abrazo enorme!
EliminarHermosa historia, cuánto sentimiento, cuánto amor. La presencia de Pedro que lo llena todo,si casi estar... Coincido en la intensidad de esta historia, diferente, amorosa, filial, emotiva. Para leer varias veces... y disfrutarla!! GRACIAS!! Esperando la continuación. Susy
ResponderEliminarGracias Susy, y ya se viene la continuación!
EliminarQue capitulo increíble, Ilgora. Impresionante tu capacidad de describir las emociones y la profundidad de estos amores: padre-hijo, hombre-hombre ... Ese Guille, capaz de abrirse, reconocer sus errores y brillar su vulnerabilidad es mas grande y fuerte que nunca. Y con Pedro....Verlos crecer, mejorar y completarse el uno en el otro es maravilloso. Amor eterno. ❤️
ResponderEliminarEfectivamente Monica, amor eterno!
EliminarPRECIOSOOOOO,ME DERRITE ESTE GULLE DESARMADO DE AMOR POR PEDRO, TRANSPARENTE ,CON PALABRAS QUE BROTAN DEL CORAZON, DEL ALMA, UN CORAZON Y UN ALMA ILUMINADA POR LA PUREZA ,LA TERNURA Y LA DULZURA DE CIELITO.
ResponderEliminar"VENI, QUE ME GUSTA TENERTE ASI SIN HACER NADA" REFLEJO DEL MAS AMOROSO AMOR
"NO MAS SUEÑOS, QUE ACA, CON EL UNICO CON EL QUE SE SUEÑA ES CONMIGO" GRACIAS ILGORA TUS HISTORIAS NOS HACEN SOÑAR.
LAS CONVERSACIONES ENTRE ELLOS, ADORABLES,QUIERO MASSSS.MONICA DE LANUS
¿Te gustó Mónica? Son ellos, que son capacces de cualquier cosa...
EliminarQuerida Ilgora, que puedo decirte? Cada día te admiro mas y mas.
ResponderEliminarSolo vos podías mostrarnos a éste Guille tan vulnerable. Sabés q yo por momentos sentía q odiaba a Guille, pero creo q fue porq nadie supo contar tan bien como vos lo q realmentele le pasaba. Siempre creí q era un egoísta con un ego demasiado grande. Ahora ya no pienso así gracias a vos.
Amé la charla con Fabián, se la debían.
Amo como siempre y cada vez mas a mi cielito lindo.
Gracias Ilgo, mil gracias.
Me hace feliz leerte. Ceci.
Gracias Ceci por tu lecctura y tu precioso comentario!
EliminarUna conversación. Un paseo. Y así de simple se nos revela todo un mundo que intuíamos pero sólo en "La historia" está puesto en palabras. Y maravillosamente puesto en palabras. Felicitaciones y gracias. Valeria
ResponderEliminarGracias Valeria... tomamos piezas de un mundoconstruido para ellos, y las "reacomodamos"...
EliminarNota mental: Recordar que con Ilgora nunca se llega a la cima, porque ella se las arregla para crear nuevas cimas.
ResponderEliminarGracias por esta maravilla que ni intentaré adjetivar. Si había alguien capaz de hacerme ver a Fabián con otros ojos, no podía ser nadie más que vos. Maga, sí. No solo se reinvindica en su relación con Pedro, sino que al fin encuentra su lugar. Me seguís enseñando el manejo que tenés de ese código para mí inalcanzable, que hay entre padres e hijos y que con vos se hace tan fácil de entender. Cada palabra que se dicen, la manera en que Guille habla de Pedro, todo es para enmarcar. Estoy entregada, totalmente.
Gracias amiga! Ejerciendo hace 17 años a fuerza de ensayo y error... y todavía aquí!!
Eliminar..." No más sueños, que acá, con el único con el que se sueña es conmigo"..Esta imagen de Guillermo y Pedro, en su relaciòn màs personal, me doblega.Con tu capacidad de crear climas y describir emociones, Ilgora, estoy conmovida. El Guille vulnerado por el amor, que reconoce sus miserias, es grandioso.Todos los elogios, ya han sido dichos.Tu talento para abrir nuevas puertas y dejarnos ansiosas en el umbral, està comprobado.Marlene Rodrìguez
ResponderEliminarMarlene, qué hermoso, gracias!
EliminarHOLA A TODOS Y A TODAS , DESDE QUE ENCONTRE EL BLOG Y EMPESE A LEER LAS DIFERENTES HISTORIAS, QUE TODAVIA NO TERMINE YA QUE VOY ATRASADA MESES , NO SE COMO ESPRESAR LOS SENTIMIENTOS QUE ME INVADIERON , LLANTO , RISA , TRISTEZA TODO EN UNA FUERTE MESCLA , E AMADO A IGLORA BLUE, ANTONIA , PAULA, GEORGE, EF Y TODAVIA ME FALTA LEER AME A PEDRO EN EL EXILIO , CELOSO, AMANDO, AME A GUILLE CASADO CON HIJOS CELOSO . CAPAZ QUE SUAR NOS ROBO ALGO IMPERDONABLE PERO GRACIAS A SUS ESCRITOS VUELVEN CON LA MISMA FUERZA Y EL MAS FUERTE DE LOS AMORES GRACIAS Y LOS ESPERO DE ESTE LADO DEL RIO
ResponderEliminar¡Bienvenida al vecindario! Acá es donde Pedro y Guille son felices para siempre, a través de las historias más locas y conmovedoras! Qué bueno que te gusten! Saltando el charco!
EliminarCómo extraño más historias como esta!!!
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