Viñetas: Clientes en Tierra del Fuego by Paula

A Cucu (en honor a todos los pochoclos compartidos),

 a Andre y a Mar que quería un fic de ellos por sus pagos.

Cliente en Tierra del Fuego.

Escapaba de la escala de medición Graziani de los hincha pelotas.

La mano que estaba a punto de derivar el legajo a Marcos, se detuvo en el aire. Destello de ilusión en unos ojos marrones… sabía que era una batalla perdida, aún sin librarla.

-“¿Querés que vayamos nosotros Pedro?”- preguntó, conociendo la respuesta.

¡Sonrisa deslumbrante! Y mirada asombrada de Marcos que se transformó en una sonrisita sardónica.

-“Los dejo solos así preparan el caso”- mientras se reía por lo bajo.

-“Dame el expediente que lo voy estudiando. ¿Te encargás de los pasajes?”- y Pedro ya se estaba acomodando en una de las sillas de su oficina.

-“Te vas a arrepentir de querer ir, no sabés lo que es este tipo.”- todavía intentando disuadirlo.

-“¿Voy a ir con vos?”-

-“Sí, tesoro, por supuesto”

-“Entonces, ¿cuál es el problema? Vamos a estar juntos.”- y con eso Pedro dio por terminado el asunto y se enfrascó en el expediente.

La lógica de Pedro no tenía forma de refutarse.

Ya casi saliendo el “Gracias” de Pedro lo sorprendió. Levantó las cejas.

-“Ya sé que lo hiciste por mí. Te lo voy a recompensar.”- guiño de ojo.

Escabullida Graziani a toda velocidad. Había cosas que no eran aptas para una oficina llena de gente.

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Viernes, última hora, hotel céntrico en Ushuaia. Final de una semana interminable.

Bufidos de Pedro mientras preparaba la valija.

-“Te dije que iba a ser insoportable.”- con tonito sobrador.

-"¿Sos gracioso?"- nuevo bufido- "Fue una semana de mierda, tu cliente es insoportable y la hija de tu cliente es más insoportable todavía. ¿Por qué no le dijiste que estábamos casados? Me tuve que aguantar toda la semana sus indirectas."

-"¿Y perderme toda la diversión? ¿Cómo era eso de que si estábamos juntos no importaba nada?"

-"No fue divertido y además paree que te da vergüenza reconocer que estamos casados..."- trató de disimular sin éxito la desilusión que sentía.

-"Pedro..." - en tono de advertencia. "Mejor me voy afuera que ya está el remise esperando, apurate. No tengo ganas de pelear."

Y lo dejó solo para masticar su bronca.

Terminó de armar el bolso con fastidio, salió del hotel y lo revoleó en el baúl del auto.

Se sentó en el asiento de atrás al lado de Guille, pero no se acerco a él, se apoyó contra la ventanilla y mantuvo los ojos cerrados.

Guille aprovechó y no ocultó su sonrisa. "Vamos a ver cuanto le dura el enojo."

No más de quince minutos después la frenada del auto le hizo abrir los ojos a Pedro.

"Esto no es el aeropuerto" balbuceó.

"Tu capacidad para señalar lo obvio me asombra, Cielito..."- sonrisa Graziani.

Bajó del auto despacio, unas cabañas con una vista y un paisaje, majestuosos, iluminados por los últimos rayos de sol, aparecieron frente a él.

"¿Pero, no nos íbamos?"- todavía desconcertado.

Sintió que Guille lo abrazaba con ternura por la espalda. "¿A vos te parece que después de la semana que tuvimos, no íbamos a tener unos días para que estuviéramos solos?"- le murmuró al oído.

Sin necesidad de verla, pudo sentir la sonrisa de Pedro. "Sos un boludo..."

"Muy, muy... ¿Adiviná de quien aprendí?"- mientras le daba un beso rápido.

"Y una cosa más precioso, desde el primer día le aclaré al cliente y a su hija que estábamos casados. Yo no me avergüenzo de vos ni de nuestro matrimonio... Pero al parecer a la chiquita esta le pareció más divertido perseguirte sabiéndote casado."-carcajada sonora al ver la cara de incredulidad de Pedro.

A los dos segundos apareció la sonrisa con hoyuelos, "Decime Graziani, ¿la cabaña tiene un hogar a leños no? Porque quiero empezar a agradecerte este viaje delante del fuego."