viernes, 8 de agosto de 2014

Hostería (18 pero era 16) by Elena

Espías en familia

Gracias a Ilgora y a Antonia, y a Diego, Brisa y Daniel, sus maravillosas creaciones

Helsinki
Esperan en la estación la llegada del resto, Guillermo ocupa el asiento del acompañante,  besa la sonrisa debajo de las gafas oscuras – todo bien Álvarez?
-          Perfecto mi amor
Deja la mano sobre la pierna de Pedro mientras retoman la carretera – y ahora?
-          A Helsinki
-          Viste el incendio?
-          Precioso
-          Guille…
-          Hermoso
Fin de la conversación. Murmura un ininteligible “la puta madre” y se ruboriza. Siente los ojos de Guillermo fijos en él, la impaciencia de los dedos tamborileando en su muslo y la suya propia. Pisa el acelerador, después de todo, que importa una multa por exceso de velocidad en Finlandia. Apenas logran llegar a la habitación del hotel, se necesitan con urgencia. Boca contra boca, piel contra piel. Se desvisten apenas lo necesario, lo quiere suyo, contra la puerta a oscuras, sin previa, exorcizando los días de enojo, incertidumbre y miedo. Después tendrán tiempo de ducha juntos, caricias y besos lentos hasta la locura y conversaciones susurradas. Ahora no.
-          Espero que no tengas mas amigos que rescatar
Y la respuesta en la sonrisa cómplice – Graziani, si el después de las misiones es así, creo que encuentro alguno mas

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Lo despierta el sonido del celular, busca a tientas el interruptor de la luz y tarda unos instantes en recordar donde esta, el brazo de Guillermo cruzado sobre su cuerpo, un hotel, Helsinki, mensaje de Maidana – Guille, amor, despertate
-          No – le responde sin abrir los ojos
-          Tenemos que llevar a Maidana al aeropuerto, se vuelve a casa
-          Hace falta?
-          No seas malo
-          Tengo mejores ideas amorcito – responde abrazándolo
Sabe bien qué hacer para que se levante - bueno, no te preocupes, voy yo – sonríe y aguarda la respuesta en un gruñido
-          Esperame
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Aeropuerto de Vantaa

-          Mi amor, lo mareaste con tantas recomendaciones – acaban de dejar a Maidana en la puerta de embarque
-          Alguien tiene que ser responsable, Pedro
-          Porque no aprovechamos y comemos algo por acá? Me muero de hambre
Almuerzan tranquilamente, “demasiado tranquilo” y después se entretiene mirando negocios “que se trae entre manos ahora?”
-          El auto no quedo para el otro lado, amorcito?
-          Mira para allá – le es imposible ya ocultar la amplia sonrisa en su rostro
-          Que hace Marcial acá?
-          Ahí – señala
-          Que dijimos de falsificar mi fir….
-          No hice nada! No es mi culpa si no revisas lo que te doy para firmar!
-          Papa!
-          Papi!
Y casi caen al suelo bajo el abrazo de Brisa y Diego. Más atrás camina Marcial con las valijas
- Pudieron resolver el caso? – los ojos grandes como platos interrogando - Papa lo resolvió - Hijita trajiste lo que te pedí? - Yo me quedo unos días por acá y después me voy vamos a Paris. Gracias Guillermo Estrecha la mano que le ofrece Marcial – sabes si están bien? - Si, toda la familia en Marruecos – y dicho esto se despiden y se van Le entrega el pequeño paquete que le dio Brisa - Esto es tuyo Grazziani"

Lo abre – creí que no estaba usted casado caballero - y coloca la alianza en su dedo anular al tiempo que lo besa y le deja un “te amo” sin palabras en los labios – volvemos al hotel Pedro?
-          Shhhh papa! Le tenes que decir Agustín
Hijita – se agacha y mira esos ojos tan negros como los suyos – para papa, papi siempre va a ser Pedro

Aun después de tantos años no logra sustraerse a la sensación que le produce el milagro cotidiano de comer todos juntos, sea en casa o en el restaurant de un hotel en cualquier lugar del mundo, Guillermo sentado enfrente de él con los chicos a los costados, mostrándoles en la computadora el largo itinerario del viaje y las distintas ciudades que visitaron y las que faltan por ver y explicándoles porqué las noches son tan claras en Finlandia en verano – así que hay que ir a dormir a la misma hora que en casa aunque sea de día todavía- levanta la vista y repara en los húmedos ojos marrones  al otro lado de la mesa – todo bien, hermoso? – acerca una silla y se sienta a su lado, le acaricia la frente y las mejillas, besa los parpados cerrados y los labios temblorosos – veni, veni - lo abraza estrechándolo contra su pecho hasta que oye el suspiro y siente el leve sacudir de los hombros, lo retiene un poco más para estar seguro de que logro calmarse, lo mira y sonríe – ya paso?
Asiente en silencio
-          Todos a la cama entonces

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-          A donde vamos hoy? – desayunan los cuatro en la habitación más grande
-          A Linnanmäki
-          Otra vez?
-          Ah…- un guiño cómplice a los chicos- me olvide que papa le tiene miedo a las montañas rusas
-          Miedo yo? Quien te dijo?
-          Entonces podemos ir? – atrapado
-          Hay mejores cosas para hacer que andarse dejando revolear de un lado para otro
Se ríe - no te animas
-          Ah no? Vamos a ver quien aguanta mas
-          Apostamos?
-          Hecho
-          Vas a perder….

Unas horas después espera apoyado en el marco de la puerta del baño a que termine de vomitar – te dije que te iba a ganar, amor
-          Andate a la mierda, Pedro
-          Y te dije también que no comieras
-          Claro….tengo que ser el único que se queda sin comer
-          Sos el único que se marea
-          Que nos falta? – como si no conociera la respuesta
-          El Sea Life?
-          Hay que ir a ver todos esos bichos?
-          No me vas a decir que no te gustan los caballitos de mar….
-          Ni los de mar, ni los de la calesita ni….. – lo interrumpe un beso que le corta la respiración y el peso del cuerpo de Pedro empujándolo contra la pared. Mira alrededor antes de corresponderle
-          Después me podes pedir lo que quieras
-          No me provoques….
-          Lo que quieras, amor…
En los días siguientes visitan la ciudad costera de Porvoo con sus casa rojas y las tiendas de decoración, la fortaleza de Suomenlinna, picnic incluido bajo protesta Grazziani y el resto de la ciudad, vuelven cansados de la visita al zoológico, y después de la cena….
-          Te quedas con los chicos mientras yo me doy a dar una vuelta, amorcito?
-          Qué!?
-          Que!? – imitándolo
-          Solo?
-          Dijiste lo que quisiera…
-          Lo que quisieras conmigo…
-          No….ese no fue el trato…
-          Adónde vas?
-          A caminar por ahí…. Que se yo, footing, running – le deja un beso en los labios – vuelvo en un rato
Diego y Brisa duermen en la habitación de al lado, mientras él da vueltas sin poder conciliar el sueño, “porque tarda tanto?”, llamo varias veces y no contesta, solo respondió a un mensaje de texto “acóstate, cielito, en un rato vuelvo”. Tira el celular sobre la mesa, se sienta en la cama y apoya la cabeza en sus manos, intenta no pensar, la vida nocturna en la ciudad es intensa, mas en verano, “la puta madre”, y si va a buscarlo?, pero adonde? Y no puede dejar a los chicos… repasa los días anteriores…todo parecía estar bien “a que mierda se tiene que ir solo?” Se acuesta cuando lo escucha llegar, controla la respiración, no va a preguntar, no quiere quedar como un idiota otra vez.
Deja las bolsas sobre la mesa – Pedro, dormís? – susurra. Sabe que probablemente no, y si no contesta seguro esta enojado, sonríe y se acuesta, cierra los ojos y simula dormir, hasta que escucha el ruido de los paquetes – no toques eso
-          Qué es?
-          Regalos
-          Para quien?
-          Fabián, Valeria, Daniel, Beto, Gaby – explica divertido
-          Y desde cuando le compras regalos a Beto?
-          Celoso?
-          No seas pelotudo y respondeme
-          Desde que se queda a cargo del estudio mientras yo te sigo por todo el planeta, lindo. Porque no venís a la cama?
Se recuesta al lado sin dejar de protestar, resopla frustrado – adonde fuiste?
-          Ya te explique
-          A qué lugar?
-          Como voy a acordarme con los nombres tan raros que tienen acá? – lo besa y espera la pregunta
-          Para mi compraste algo?
-          Mañana vamos y elegís lo que quieras
-          Anda a cagar Guillermo – responde entre dientes antes de darse vuelta y acostarse.
Esta solo cuando se despierta a la mañana siguiente, escucha las voces en la habitación de al lado, desayunan, se levanta y busca el paquete debajo de la almohada. Se dirige hacia la mesa – buen día! – besa el siempre desordenado cabello de su esposo y deja el regalo al lado de su mano – tenemos planes para hoy?
-          Vamos a andar en bici por toda la ciudad! – a coro Brisa y Diego
Suspira, idea de Pedro, seguro. Lo ve sonreír mientras desenvuelve el celular, último modelo recién lanzado en Europa – era ese el que querías?
-          Justo este, amor! No había en azul?
-          Vos me estas cargando?
-          Este color esta perfecto

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Pasean por las extensas ciclovías de la ciudad – Pedro, deja ese teléfono y mira para adelante, te vas a caer
-          No pasa nada – pero lo guarda- les juego una carrera
-          Estas en pedo
-          Dale Graziani, doscientos metros, te doy cincuenta de ventaja
Da la señal de largada, calcula la distancia y arranca a toda velocidad, cuando se está acercando Diego cierra filas para impedirle el sobrepaso, maniobra hacia el otro lado rozando apenas la pierna de Guillermo al pasar. Frena bruscamente unos metros más adelante cuando escucha los insultos y el estrepito de la bicicleta contra el asfalto – Guille, estas bien? – pregunta a los gritos mientras regresa rápido, el rostro pálido no es solo enojo y se sostiene la mano derecha – que te paso?
-          Que me paso, pedazo de bestia? Que me tiraste!
-          Dejame ver
-          No, no me toques, creo que me rompí la mano – levanta la vista hacia el semblante descompuesto y estira la mano sana para sentarlo de un tirón – estas bien?
-          Me siento mal
-          A ver, llama al hotel, hay que devolver las bicicletas y tengo que ir a un hospital….Pedro! – pero no logra hacer que reaccione – Agustín!
-          Si – parpadea y sacude la cabeza intentando despejarse  – decime
-          Llamá por teléfono, querido

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Abordan al día siguiente el vuelo a Londres, Guillermo enyesado se sienta junto a Brisa y  atrás viajan Pedro y Diego, solo tres horas de vuelo
-          Papa, me está pateando el asiento
-          Hijo, por favor, enseguida llegamos
Y al rato siente los pies en su respaldo, pega un manotazo en las piernas de Agustín, quince minutos después lo mismo. Suspira y se levanta – veni hijito, pasate adelante. Y vos correte para la ventanilla.
Besa el hombro del brazo en cabestrillo y apoya la frente en el – te duele?
-          Un poco, pero no te preocupes – sonríe y acaricia su mejilla – siempre podes firmar por mí, no?
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Londres
Almuerzan en la Abadía de Westminster después de pasear toda la mañana – Guille, voy hasta Buckingham a buscar las entradas para mañana que no las pude sacar por internet, me esperan acá?
-          Tardas mucho?
-          No
Regresa una hora después, atrasado por la gran cantidad de turistas, no los encuentra en el bar, llama por teléfono, apagado “la puta madre”. Recorre a paso rápido la Abadía sin encontrarlos. Revisa la última ubicación del gps, es de esa mañana. Vuelve a revisar los salones. Nada. Se comunica al hotel “no responden en la habitación”. Empieza a preocuparse. Se suponía que luego irían al palacio de Westminster y al Big Ben. Llama de nuevo sin resultado. Sigue casi corriendo el itinerario que tenían planeado mirando para todos lados, sin dejar de revisar el celular. Vuelve una vez más a la abadía y al bar, no están ahí. Empieza a faltarle la respiración y un sudor frío le cubre la frente. Apoya la espalda contra la pared y cierra los ojos intentando controlar las nauseas. Llama al hotel sin resultados. Están perdidos. Repite el recorrido sin encontrarlos y sigue después por cualquier calle. Camina al azar por el barrio chino. No sabe como llego hasta ahí. Toda la preocupación se transforma inmediatamente en ira cuando los ve sentados en un restaurant, Guillermo, Brisa y Diego hablando con un desconocido que al rato se levanta, saluda y se va. Cruza a zancadas la distancia que los separa sin reparar en nada a su alrededor
-          Papi!
-          Pedro! Por fin aparac….
-          Quien era?
-          Nos estaba indicando como lleg…..
-          Y tu teléfono? Te llame mil veces
Frunce el ceño, el tono no le está gustando, revisa el móvil – ah, me quede sin batería
Y entonces estalla – me queres decir para que mierda te doy un celular en cada país al que vamos si “te olvidas” de cargarlo!? – grita
-          Para, para… Ustedes quédense acá – lo saca a empellones a la calle – no podes hablarme así, y menos delante de los chicos
-          Hace horas que los busco, porque no me esperaron
-          Se aburrieron y seguimos caminando, me desoriente un poco y paramos aca para que descansen y tomen algo. Estaba pensando si volver al hotel o ir directamente a la salida del tour. No es para que te pongas así.
-          Ah no! Estas con una mano rota, con mis hijos, sin teléfono en Londres; te das cuenta que tengo un documento falso y que si pasa algo no puedo ir a la policía?
-          Pero no paso nada
-          Eso es lo que siempre crees vos, que no te va a pasar nada
-          Podrías confiar un poquito en mi
-          Una sola cosa te pedí, que me esperes, ni eso podes hacer
-          No me trates de estúpido
-          Ahí tenes tus entradas
-          Adónde vas?
-          Al hotel
-          Pero, amorcito…
-          Toma mi teléfono
-          Sos un boludo, no te voy a llamar
Vuelven tarde, después del tour nocturno de Jack el Destripador, Pedro duerme en la cama de Brisa, acuesta a los chicos en la de ellos y él ocupa la de Diego. Lo oye dar vueltas toda la noche, murmura palabras ininteligibles, su nombre de vez en cuando, tiene pesadillas. Acerca un sillón y se sienta al lado, apoya la mano en la almohada “mañana voy a estar molido” piensa, y cierra los ojos cuando lo ve al fin dormir tranquilo.
Recorren lo que queda de Londres al día siguiente, todavía está enojado y apenas habla pero al menos esa noche se acuesta en su cama. Ensaya una caricia en el brazo – no me toques
Desliza un dedo a lo largo de su espalda y sonríe ante el leve estremecimiento - te dije que no – se levanta y se desploma en el sillón cercano. Suspira y va tras él, con una mano en el mentón le levanta la cabeza para estudiar el fondo de los ojos marrones, miedo – no te tenes que asustar así, tranquilo Pedro, no te asustes.
Niega en silencio, le retira la mano y baja la mirada – anda a dormir, yo me quedo acá
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Vestirse con una mano se le está haciendo complicado. Desechó la camisa y opto por una remera pero los cordones le están ganando la batalla. Busca sin encontrar a Brisa y Diego cuando ve salir a Pedro del baño a medio vestir y pregunta – Brisa y Diego donde estan?
-          Desayunando en el restaurant – y al rato agrega – que necesitas?
-          Ayuda con los cordones
-          A ver, dejame
-          Que hac….Pedro los chicos….
-          Son grandes…- responde mientras le saca el otro zapato - saben que tienen que golpear – y  las manos están ya en el cierre de su pantalón. Cierra los ojos y se pierde en las sensaciones que le provoca el cuerpo de Pedro contra el suyo mientras le saca la remera, los dientes y los labios que siguen murmurando explicaciones que ya no escucha – además les deje la notebook…así que tenemos tiempo
Le gusta esa forma de amar de Pedro. Suave y profunda, meciéndolo lento como mece los lotos el rio que él tanto adora. Y conoce el estado de ánimo que la acompaña. El mal del sauce, y una sola cura – mañana volvemos, amorcito – demasiados kilómetros, demasiado tiempo fuera de casa. Lo cubre de besos y en un intento de hacerlo sonreír agrega – adonde queres que vayamos hoy? Debe haber algún parque de diversiones por acá, supongo – y lo logra
-          Ya vomitaste bastante en Helsinki, vamos a caminar por ahí nomas.
Terminan de vestirse justo antes de escuchar los golpes en la puerta
-          Ya vamos!
-          Cielito, los cordones….
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Alberto los recibe en Ezeiza como siempre. Brisa y diego corren a su encuentro – y Rincón? Y Mucio?
-          Los esperan en casa – abraza a Guillermo – todo bien Guille?
-          Perfecto Betito, perfecto
-          Que te paso en la mano?
-          Preguntale a aquel – señala a Pedro que camina más atrás trajinando con el carro lleno de valijas – alguien me puede ayudar? Beto!
-          Estoy con Guille…
-          Tiene una mano rota nada mas, puede subir solo al auto
-          Es un hombre grande Pedro – y entra al coche antes que lo vea reírse
-          Un hombre grande y la puta madre


Continuara…..

10 comentarios:

  1. ¡Epa! Sencillamente maravilloso compartir cama y mesa con esta familia extraordinaria. Aunque, esta vez, Diego es Brisa han hecho sol acto de presencia. Maravilloso caminar por calles ya conocidas redescubriendo mundos nuevos. Maravilloso dejar Platòn a casa...

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    1. Diego y Brisa son de Ilgora...yo solo los tomo prestaditos

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  2. Elena espero que puedas seguir con esta historia tan entrañable. (por favor también dormí) Gracias por compartir sus cotidianidades, sus viajes y mantenerlos en ese amor tan único e irrepetible. Marlene Rodríguez

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  3. Es una familia genial, gracias por traerlas a que compartan nuestras vidas!!

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  4. Poco importa si era 16 o 18: está bárbara!!! esta familia y sus itinerarios son geniales!!!!!!!!! Felicitaciones!!! qué siga,qué siga!!! Susy

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  5. Mira lo que produces cuando Platon te deja escribir!!!...Cuanta belleza, amor, ternura y pasión salen de tu pluma. Adorarlos y agradecerte eternamente por hacerlos tan felices, juntos.

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  6. Elena que maravillosa historia, repleta de ternura, amor, miedo, diversión, y cuántas cosas más!!! Cada vez más perfecta, más única. Cada vez agradecer más el eterno "Continuará" que nos colma de ilusión!!! Gracias!!!

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  7. Felicitaciones!! eterno continuará... muy buena historia!!!!!!!!!!!

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  8. Como me gusta esta historia!!! cuanto amor, preocupación, complicidad... las diferencias lejos de separarlos los nutre y une cada vez más... qué siga!!!

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