viernes, 29 de noviembre de 2013

El Mapa by Ilgora Red

Los chicos hoy, no fueron convocados. La puerta del dormitorio principal, cerrada.
A Norita… que me saca los puntos.
*************
El despertador lo sobresaltó. Pedro espió apenas por entre las sábanas, la luz de la habitación, ¿no estaba muy oscuro? ¿no era demasiado temprano? ¿por qué Guille había adelantado..?
La certeza lo atrapó infraganti, unívoca. Pedro se sonríe y trata de quedarse lo más quieto posible, de no delatar su estado… despierto. Con estudiados movimientos, se acomodó tan largo como era su humanidad, y muy despacito empezó a recorrerse con la punta de los dedos. Se había bañado anoche: bien. Se tocó. Se olió. El pelo, la barba, las piernas, los brazos, uñas recién cortadas: todo casi, casi sin moverse. Deslizó suavemente la sábana sobre sus pezones, apenas para despertarlos, nada de duros o turgentes, sólo atentos. Bien sabía que Guille se encararía de completar la tarea… Se revolvió el vello del pubis, se olió la mano: le gustó. La anticipación se agolpa en sus sienes y en cada centímetro de sus músculos. El aire bajo las sábanas se humedece, por el casi imperceptible sudor de todo su cuerpo, y por su respiración, cada vez más cortada, cada vez más cargada… Con los ojos abiertos en la semioscuridad, Pedro se prepara para Guille. Le encanta…
No importaba que hacía años que amanecían juntos. Se conocían de memoria, sus gustos, sus ritmos, sus palabras, sus silencios, sus tiempos… cada pequeño gesto que los lleva a fundirse el uno con el otro más allá de lo que Pedro hubiera podido jamás imaginar… porque Pedro se atrevía a todo, siempre que se supiera sostenido, aunque fuera por los pelos, por Guillermo. Y cada “embate” de Guillermo era siempre nuevo, diferente, otra primera vez… porque Guillermo hasta le había dado su primera vez!! ( y hoy Pedro no puede evitar una sonrisa colorada al evocarlo). Porque Guillermo lo había abierto, con placer, con dolor, con infinito amor, a un mundo completamente nuevo que él no sería capaz de soportar sin Guillermo.
Porque aquello de “sacar conejitos de la galera”, (N.del A.”Postiglione por estafas a las 12, Farsantes, temporada 1 cap. 1), había resultado sin querer, premonitorio: Guille era un mago, y él, Pedro, su mejor truco… Porque Guille era su "maestro", pero no de esos que sólo se meten con lo que saben: un MAESTRO (sí, con mayúsculas) que irrumpe casi con violencia a "desbaratar" el mundo de su alumno y se lanza a experimentar, a descubrir y a redescubrir... y Pedro había aprendido a reconocer todas esas otras pequeñas primeras veces, también para Guille, que había disfrutado... sólo con él...
Y Guillermo lo había cambiado todo por él, se había atrevido a todo por él, y Pedro se sabía capaz él también de desafiar hasta la muerte por el amor de Guille, por no negar su amor: qué más dulce que morir diciendo la única palabra que lo hacía estallar en miles de cristales de luz: Guillermo… ¡Porque también Guillermo lo convirtió en un cursi total!
Y se vé y se siente a sí mismo, entreabierto, alerta, anhelante, objeto, único platillo del banquete… y le gusta lo que vé. Un suave e inconfundible movimiento de sábanas y el aire que se satura del olor a deseo. Pedro se acurruca un “poquito”, se sonríe “bandido” y deja de pensar…
¿En qué unidad de tiempo se mide el amor? Pedro está ovillado dentro de los brazos, las piernas y la cabeza de Guille. Por momentos su cuerpo se rebela en breves espasmos, temblores, para volver a caer exhausto, incompleto… Guille trata de contenerlo con toda su piel, pero sabe que es causa perdida… Pedro, en ese bellísimo estado, es incontenible, al punto que Guille lo sostiene casi por temor a verlo desaparecer en sus brazos. No lo besa, porque lo encendería, otra vez, ni lo acaricia, porque lo destrozaría…sólo lo toca, con la mano abierta, y le apoya toda la palma en la espalda, los brazos, el vientre, la cola, apagando palmo a palmo los miles de fueguitos que todavía corren enloquecidos sobre la piel de Pedro. Guiado por la respiración de su hombre, Guille sabe cómo y dónde tocar, para a su vez descargar sobre Pedro los retazos de su propio fuego, el que los completa, los equilibra, los eleva…
-Shhh… precioso… mirá cómo te ponés… ¡mirá cómo me ponés! shhh… - lo mueve suave, con poesía, encontrando el ritmo propio, el que los compensa y no le habla más, porque no encuentra palabras que rebelen ese momento de perfección.
 Con la punta de las yemas de los dedos, Guille traza el mapa del amor que los une, le acomoda un mechón de pelo empapado, recorre el contorno de los labios más llenos y deliciosos que jamás haya besado, y le seca una lágrima furtiva que rueda por la mejilla de Pedro… aunque no sabe si acaso no es de él. Y Guille lo mira justo en el momento en que Pedro alza sus ojos buscándolo, y se encuentran en un lenguaje propio que no requiere de más, y son uno en el final de un rito único, para ellos, cotidiano.

Enamorarse era un error? (8va parte) by Elena

Renacer II

Llego a Ezeiza y el abrazo silencioso de Beto lo recibió y lo devolvió a casa. Le contó las novedades, la causa, el estudio, su casamiento, Marcos…las mil cosas que no importan cuando sólo importa una.
-          y Guillermo?
-          esta….
-          con alguien?- y el corazón se le detuvo por un instante
-          estas más viejo- le sonrió Beto
-          vos también-
Subieron al auto
-          Beto decime
-          no, bueno….mas o menos, pero no, vos viste, sabes, es un hombre grande, cree que estas muerto, que querés…-
Que esperaba, que quería, que lo espere por siempre, eso quería y  no era justo
-          puedo fumar?
-          si hombre, claro
Miro la autopista por la ventanilla, y antes de verla reconoció el olor de la ciudad, el hollín, la gente, la basura, las veredas sucias. Llegaron al departamento que Beto había alquilado para él, pidieron una pizza y con unas cervezas encima hablaron…. Beto conto y Agustin escucho, y después hablo Agustín hasta que se quedó dormido sin sueños; y con la paz inmensa de saber que Guillermo al fin estaría a salvo, Alberto se acostó en el sillón y durmió también.
-          Pedro, despertate, me voy a trabajar, preparame las cosas que mañana las llevo al estudio, y no te preocupes que yo me encargo de todo-
Espero el llamado de Beto y recorrió el camino de siempre, el camino que lo llevaba a la vida. Transcurrieron cinco, diez minutos, le habría pasado algo? Se sentiría mal? Fue hasta la puerta de la oficina pero no golpeo, camino de un lado a otro y encendió un cigarrillo, y entonces escucho… los pasos conocidos y reconoció el perfume, y el corazón le dio un vuelco cuando la puerta se abrió y en los ojos de Guillermo se supo amado y perdonado y entonces, con las pocas fuerzas que le quedaban, esbozo una sonrisa y bromeó
-          qué difícil es llegar hasta acá-

Continuará…..

Enamorarse era un error? (7ma parte) by Elena

Renacer

“Volverás a mi huerto y a mi higuera
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

tu corazón sea terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
de almendro de nata te requiero
que tenemos que hablar de muchas cosas
compañero del alma, compañero”

Todos habían ido, solo estaban Alberto y él en el estudio.
-       Guille, está el nuevo para la entrevista….le digo que pase?
-       Que me espere un rato, así termino con este expediente
-       Bueno…..
-       Guille…..
-       Que!?
-       Yo me voy, Gaby me está esperan.. – anda, anda!
-       Seguro?
-       Si hombre anda! Anda de una vez! Yo termino acá y me voy también.
Levanta la vista: - Beto….todo bien?
-       Si Guille, todo bien
-       Seguro? Te conozco, estas raro
Beto se encoge de hombros y separa apenas los brazos del cuerpo con las manos abiertas – no pasa nada Guille-, cierra la puerta y sale.
Algo pasa….ya va a averiguar qué. Un curriculum sin foto, pensó, que raro, en fin…que importaba….Agustín Guzmán, chileno, procedente de Colombia, - otro con acento, y sonrió.
Descanso la frente en las manos sobre el escritorio, los recuerdos, implacables, lo asaltaron una vez más. Pasaron cinco, diez, quince minutos hasta que se acordó que lo esperaban y entonces…. entonces escucho, olio… sintió….
-          Me estoy poniendo “gaga” o me estoy volviendo loco, alguna vez iba a pasar
Del otro lado de la puerta los pasos conocidos, el olor del cigarrillo, la presencia amada, anhelada, deseada, por siempre esperada
Inmóvil en la silla temblaba, su cuerpo entero, su alma, su corazón temblaba; haciendo uso de toda su fuerza de voluntad se levanto lentamente; en un esfuerzo sobrehumano arrastro un pie tras otro hasta la puerta; y al borde del desmayo abrió.
Pantalón beige, camisa celeste, los grandes y oscuros ojos en los que se perdía, la amplia sonrisa que lo catapultaba a la vida
-          Qué difícil es llegar hasta acá

Continuara…..

(Fragmentos de Elegía de Miguel Hernandez)

Enamorarse era un error? (6ta parte) by Elena

Redes


-          Maidana está herido, actúen-
-          Pedro te va a llamar, te necesita-alcanzo a musitar Maidana antes de desmayarse en los brazos de Alberto.
La ambulancia llego y se llevo al herido
Carla- detective, voy con el!-
Cuando se dio cuenta que no tomaban el camino al hospital más cercano – que pasa? -pregunto Carla
-          Jurisdicción internacional- y le mostró la placa
-          Esta es MI jurisdicción!!-
-          Ya no!- y el culatazo la dejo inconsciente
Se despertó sola, en alguna ruta con sangre en la cabeza, nada grave. Mientras tanto, Alberto recibía un llamado: - buscala en…..- y colgaron. No tuvo tiempo de imaginar quien ni porque, agarro el auto y salió. Llevo a Carla al hospital.
-          Mira, Carla, no puedo contarte….-
-          Beto, que mierda pasa…-
-          No sé bien…-
-          Decime lo que sepas….-
-          Es la causa Materazzi…tráfico de drogas….-
-          Y que tiene que ver el estudio???-
-          El estudio nada, Moravia, Miguel Ángel, Pedro, no sé quien más…-
-          Pedro???-
-          Si…-
-          Esta…..vivo??-
-          No te puedo decir, te tenes que ir-
-          Irme? a donde?-
-          Adonde sea, desaparece o te van a matar, esto es más grande de lo que pensas-
-          Y vos??-
-          Yo voy a estar bien-
-          Y Gaby?-
-          Sabes que la amo- suspiro- lo sabes-
Recibió el llamado de Pedro y se encontró con él en un bar. Escucho las instrucciones.
-          sabes lo que me estas pidiendo que haga?
-          Es la única forma Beto
-          No puedo….Guille es mi amigo…. Como le voy a hacer algo así-
-          Escuchame, en cuanto pueda me voy a poner en contacto con vos, no me busques, no confíes en nadie más que ustedes cuatro, vos, Gaby, Marcos y Guillermo, me entendes??-
Asintió con la cabeza
-          En nadie mas-recalcó- yo te voy a llamar- Se levanto para irse y retrocedió
-          Beto-
-          Qué?-
-          Cuidalo-
Mas allá de cualquier razonamiento y de las mil cosas que no entendía, confiaba en Pedro y siguió sus instrucciones al pie de la letra. Encontró el cuerpo e impidió que Guillermo lo viera, y lo cuido; lo acompaño en silencio en las interminables horas de llanto, en los eternos días de aislamiento, sin estar seguro de si causar tanto dolor valía la pena. Se transformo en su sombra el tiempo que hizo falta para que Guillermo retomara su vida y siguiera adelante.
Fuera del país, Maidana se recuperaba en un hospital – después de esta me retiro y Agustín, pendejo…..me debes una….
Con el tiempo fue evidente que el llamado de Pedro tardaría o, quien sabía?, tal vez nunca llegaría, tal vez había pasado algo más.
Termino el secundario y, para orgullo de Guillermo, se inscribió en abogacía, y se caso con Gabriela.
Y un día cualquiera, sin aviso, el llamado llegó….
(Yo lo que digo es que ese momento va a pasar….y que tenemos que estar juntos…a mi me salvo el amor…empecé a darme cuenta de que vos me querías y me empecé a salvar…yo digo que hay que estar como una red…acompañándose…)



Continuara….

La autentica Graziani by Ilgora Blue

Guille y Brisa, están sentados, uno al lado del otro, en el sillón de la sala. Guille, despatarrado; Brisa, super femenina. Guille lee el diario, Brisa, pega vestiditos, sombreritos y zapatitos de brillantes colores, en un álbum de figuritas para vestir.
Guille pierde todo interés en las noticias. “La realidad” que le interesa, está sentada a su lado. Admira como con suma prolijidad y concentración, Brisa escoge cada prenda y arma los conjuntitos para playa, para esquiar, de disfraces, de fiesta. Guille la mira tratando de no ser advertido.
-¿Te gusta, papá? – inadvertido, claro.
-Una preciosura linda…
¡Graziani! ¡Quién te ha visto y quién te ve! De todas las cosas que te imaginaste que podías llegar a hacer con tu Pedro, ésta, ésta sí que no estaba en ningún programa. Y hoy, no entenderías tu historia, no querrías tu historia de ninguna otra manera. Sentado al lado de “la mujer de tu vida”… a la vejez viruela. Y sí, ¿de qué otro modo pensar de la única mujer que “te puede”? ¡Que te puede de verdad! Y Brisa lo sabe y sabe aprovechar el momento.
-Papá…
-Hummm…
-Vos, ¿por qué te enamoraste de papi? – y el “mundo de fruta encendida” de Guille estalla en pedazos que le caen todos por la cabeza. ¿Dónde está Pedro cuando se lo necesita?
Guille levanta la vista del diario, para llevarse por delante ese par de ojazos marrones que lo interrogan, que lo “pueden”.
-¿Ay Brisa, y quién pregunta eso?- haciendo tiempo para pensar.
-Yo, quiero saber…
- ¿Por qué de papi y no de una mujer?- aventura tímido Guillermo. Ya se encargaría de agarrar a “ese” que dijo que los chicos sólo hacen las preguntas cuando los adultos están en condiciones de responderlas…
-¿De qué mujer, papá? - infraganti por bocón, a ver cómo salís de esta Guillermo. Pero es Brisa quien lo saca: -No te pregunto por la mamá de Fabi, te pregunto por papi… ¿cuándo te enamoraste de papi?
Él, a su edad, y ya su niña de 8 años lo lleva de las narices. Orgulloso papá.
-¿Pero mi nenita: a qué se debe la pregunta?- tiempo, Graziani, tiempo.
Brisa no considera que esa frase merezca respuesta y solo lo mira: espera.
¿Cuántas veces es uno capaz de hacer el ridículo ante sus hijos? Muchas.
-¿Todavía no es el horario de protección al mayor? –porque sí: como lo escuchan, en la casa de los Graziani-Beggio, Guille decretó un horario de protección al mayor… autopreservación, argumentó, para delicia de Pedro.
Brisa no necesita más que seguir mirándolo.
-Bueno, está bien… de papi, de papi me gustó primero su sonrisa, que es como la tuya –Guille le sonríe, pero la nena quiere más…
-La forma en que me escuchaba, con sus ojos bellos… más o menos como vos me estás escuchando ahora, querida…- y Guille le tira los brazos y Brisa se le prende y queda “atrapada” en el abrazo –Y después me dijo que yo sacaba conejtos de una galera y eso me encantó.
-Papá,¿qué sacas conejitos de una galera? ¡No me lo puedo cre-er…!
-¿No?¡Qué va! Cantidades industriales de conejitos saco yo… -y cosquillea a Brisa, que se revuelve en sus brazos, y no se suelta…
-¿Y no te le tiraste encima y te lo comiste a besos? – pregunta Brisa sin cambiar el tono de voz- Marita me dijo que el papá, cuando conoció a la mamá, se le tiró encima y se la comió a besos… -y se queda mirándolo, esperando su respuesta.
Guille estupefacto: no pude evitar que las imágenes se le agolpen en el cerebro de lo que hubiera pasado si él se le hubiera tirado encima a Pedro, durante la audiencia de Postiglione por estafas. Se sonríe, pero Brisa espera una respuesta.
-No, mihijita, no, no me le tiré encima…
-¡Y por qué! Brisa decepcionada.
Guille trata de no reírse, mientras se ríe… -Hija, no sé, será que soy muy tímido… o tenía miedo que papi, todavía no se hubiera enamorado de mí y me diera una trompada… puede ser muy fuerte tu papi…
Brisa no parece muy convencida, pero… -A mí también me gustan todas esas cosas de papi, ¡a mí me gusta todo de papi! – dice iluminándosele la carita.
La adora, no se le ocurre más que adorarla.-Ay, qué linda… preciosa… y de papá… ¿qué te gusta de papá? – curioso… celoso Guillermo.
-Ay, papá! ¡No te lo voy a decir! – acomodándose en sus rodillas, compradora.
-¿Por qué no?
-¡Por qué no! ¡De eso no hablo con vos! – haciéndose la interesante.
-Mirala vos, ¿y con quién hablas, de “eso”?
-Con mis amigas…Con Marita...
-Ah, ¡pero mirá vos, si vas a ser mi atorrantita! Responde Guille estrujándola, para que Brisa rezongue, jugando… - Y decime, hijita, ¿a papi le vas a preguntar también por qué se enamoró de papá?
-Claro.
-Y después vas a venir… y le vas a contar a papá, lo que papi te dijo de papá, ¿no mi preciosa? –guiñándole un ojo.
Y Brisa, en cómplice ganadora, le contesta con un típico gesto guilleriano, de hombritos y carita sin palabras: Obvio!!
……
- Papá..
-Sí, amorcito, si…
-¿Puedo hacerte otra pregunta?
Guillermo siente que se empieza a poner colorado antes de que la nena siquiera abra la boca.
-Dentro de dos o tres años, hija… dentro de dos o tres años…
-Papá… - dice Brisa sin levantar la vista de sus trabajitos…
-Sí…
-De vos también me gusta todo, papá… me gusta todo, y más.
…….
-Y entonces, me preguntó si cuando te conocí me tiré encima tuyo y te comí a besos…
Pedro no puede abrir la boca más grande… -Te imaginás, no hubiera estado mal… ¿me hubiera muerto del susto?- sonriendo…
-¡Y cuando le dije que no, me miró como decepcionada! Para ella era lo más natural…  - y la carita de Brisa se le dibuja en su propia cara. -¡Te das cuenta, Pedro!
-¡Esa es mi niña!
“No te voy a desengañar, hermoso”, piensa a hurtadillas Guillermo, pero “Esa es la nena de papá”.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Y si la historia hubiera empezado mucho antes? (7ma parte) by Graciela Liliana

El amor no les dio tregua hoy.

El primer abrazo … apretado … no bien Pedro entró en la casa.

El primer beso ansiado, deseando apagar la sed de tantos días.

Las bocas celebran el reencuentro y se funden, se saborean, se anticipan.

Guille urgido le quita la campera a Pedro, luego besa su cuello, el nacimiento del mentón, mientras sus manos recorren su espalda por debajo de la remera.

Pero percibe algo que lo detiene, mira a Pedro y detrás del anhelo descubre el miedo. Toma su rostro y le sonríe.

-Qué pasa mi amor? … mmm? … decime – desarmado

Pedro se pone colorado y baja la mirada.

-No sé … - lo mira – he querido estar así con vos desde que te vi … y ahora … no sé lo que me pasa … -

-Está todo bien … Pedro … - busca sus ojos – está todo bien … -

Se separa un poco y eso a Pedro le provoca tristeza, pero no se lo dice.

Guille no quiere apresurar nada, lo ama demasiado para eso. Yendo contra su propio deseo decide que sea Pedro el que cuando lo sienta se acerque a él.

-Pensé que ibas a venir con hambre así que preparé el desayuno – el pulso acelerado - … es la primera vez que uso una cocina a leña pero me parece que no me fue tan mal …- busca salir de la situación.

Pedro se sienta en una banqueta y lo ve hacer. Lo mira mientras prepara la mesa y una ternura inusitada lo invade. “Estás hermoso” piensa. Con ese pullover oscuro que resalta sus ojos, esa mirada que amó desde que lo vio por primera vez. Las mangas arremangadas dejando ver sus brazos fuertes. Todo en Guille lo atrae y en este momento en particular siente esa intensa masculinidad que emana de él de una forma natural, inconsciente. Un calor intenso comienza a recorrerlo mientras lo mira.

Guille sirve café en las tazas y luego prepara las tostadas. En eso está cuando siente que Pedro se aproxima y se coloca a un costado.

-Te ayudo?- pregunta en voz muy baja mientras lo mira con ternura.

Guille trata de mantener la compostura.

Sin mirarlo – No … ya está todo listo … - colocando las tostadas en una panera

Pedro entonces baja la mirada y ensaya una caricia con su mano en su brazo descubierto. Guille cierra los ojos y Pedro acerca su rostro y le besa el cuello … muy suave.

-Pedro … - manteniendo los ojos cerrados - … no sigas …

-En serio no querés que siga? … y sus besos se vuelven más osados.

-No … si no estás seguro de seguir … - tomando el rostro de Pedro con la mano – tené piedad de mi precioso …  - suspira.

Por toda respuesta Pedro aparta las tazas, las tostadas, toma el brazo de Guille y lo apoya en su cintura mientras busca su boca y allí se queda.

La boca de Guille es suave, sabrosa, intensa. Pedro no se sacia nunca de ella, la devora, se hunde en ella con placer, con urgencia. Mientras lo besa, abre los ojos, ama mirar su rostro mientras se besan, ver su expresión de placer lo excita más todavía y aún más cuando siente ese sonido apagado, como un quejido en la garganta de Guille, apenas audible pero delicioso para él, porque es anticipatorio de lo que vendrá luego.

Guille ya no siente resistencias en Pedro y avanza, sus besos provocan incendios en su cuerpo.

La boca de Pedro es mucho más que lo que él había soñado en sus noches de insomnio. Si bien ya se habían besado, el miedo a ser descubiertos no le había permitido saborear del todo ese momento. Ahora puede disfrutar despacio sus labios gruesos, sensuales, entreabiertos, que lo invitan, lo excitan, cuando pasa su lengua por ellos saben a misterios no descubiertos. Pero su debilidad es el labio inferior de Pedro, con un dedo lo acaricia suave hasta llegar al hundimiento que luego termina en el mentón, al llegar allí abre su boca y lo abarca. Delicada y lentamente hunde su lengua en la boca de Pedro y se queda allí, la explora, es la fuente de los mil placeres y Guille la toma, la reclama para sí como su único dueño y Pedro cede, se entrega.

Es la primera vez que los cuerpos de Guille y Pedro se encuentran, se desnudan, traman juntos una suave e intensa intimidad.

Renuncian a la urgencia porque el amor sabe que necesita al otro pero no lo quiere así apresurado, por eso los movimientos se hacen más lentos, más anhelantes las caricias.

Las manos recorren, descubren, se demoran en los territorios del deseo.

Las bocas viajan, aprenden a conocer los lugares del placer del otro y descubren también el propio.

Guille traza con paciencia de enamorado las rutas para que Pedro descubra su deseo, quiere llevarlo hasta la cima de su pasión y desde allí saltar con él al abismo.

Aunque es la primera vez que están juntos en la intimidad, Pedro siente que Guille sabe exactamente dónde pulsar para encontrar la nota justa hacia su deseo, y demorarse ahí hasta incendiarlo.

El cuerpo de Pedro para Guille es un delirio, de pies a cabeza es una invitación al goce. Lo recorre con unción, con apasionada delicadeza, se adentra en él deseoso de hacerle conocer el placer y de que descubra el suyo. La piel de Pedro está llena de dulzuras que él prueba con egoísmo, desea poseerlo, tomarlo para sí, ser su único dueño como Pedro lo es de él.

Con ternura prepara el cuerpo de Pedro para el goce compartido, para el placer más absoluto, no permite que su desesperada urgencia por poseerlo atente contra el delirio de descubrirlo y hacerlo suyo muy de a poco.

Siente el cuerpo de Pedro afiebrado debajo de él y siente a la vez su propia fiebre, el deseo busca su cauce pero él lo demora mientras mira a Pedro responder a sus movimientos anticipatorios del goce, con los ojos cerrados, mordiéndose los labios, respondiendo a cada mínimo movimiento de Guille.

Pedro siente excitado el viaje de Guille por su cuerpo, siente sus manos y su boca subiendo y bajando en una danza enloquecedora por su pecho, su vientre en llamas, el borde de sus caderas, su ombligo. Los labios de Guille llegan a su pelvis, la abarcan, se hunden en ella y cuando siente que invade su sexo el deseo lo traspasa, los sentidos lo abandonan.

Como un conquistador Guille toma para sí el cuerpo de Pedro, reclama uno por uno todos sus territorios y la entrega de Pedro es total, nada deja para sí, se abandona en Guille.

Guille sabe que Pedro está llegando a la cumbre de su placer y él lo quiere llevar a más todavía, quiere que sea Pedro quien lo posea y lo lleva paciente hacia él tratando de frenar su urgencia.

Había zonas de él que siempre ocultaba por pudor, lugares que creía dormidos … pero Pedro los descubre, los despierta, entra en ellos y los toma. La sensación de Pedro dentro de él es inenarrable, enloquecedora, escucha sus gemidos mezclados con los de él y eso aumenta aún más su placer. Se desata entre los dos un frenesí delicioso, irrefrenable. Un fuego abrasa el cuerpo de Pedro que estalla y se derrama en Guille. Sus cuerpos se acoplan en el goce formando una pieza perfecta. No quieren separarse. Sus cuerpos permanecen así uno sobre el otro, sudados, exhaustos.

Pedro luego se ubica frente a Guille, los dos se miran, nada hay para decir … sonríen felices. Pedro lo atrae hacia él deslizando su brazo por su cintura, cruza luego una pierna sobre la de Guille y lo aprisiona. Guille hace lo propio y quedan así entrelazados. Los rostros rozándose. Pedro cierra los ojos, abre la boca y sus labios abarcan los de Guille. Se estrechan aún más, sus lenguas se buscan, los cuerpos de nuevo traman movimientos que los envuelven, los agitan en deliciosas oleadas de un placer que de nuevo los reclama, los empuja y ellos responden … se dejan llevar por esa marea … se entregan, se abandonan, se hacen uno para siempre.

Guille huele a Pedro … Pedro huele a Guille.


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Ese día el ritual amoroso de los dos apenas se interrumpe para comer algo y reponer las energías gastadas en el amor, para luego volver a ser abrazos, coincidencias de los cuerpos amantes, fuego, delirio, deseo.

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La casa permanece en semipenumbras, los últimos rayos de luz bañan los cuerpos de Guille y Pedro que duermen abrazados, ajenos a todo. La cabeza de Pedro reposa en el pecho de Guille y su brazo descansa sobre su vientre mientras Guille abraza su espalda.

El primero en despertar es Pedro. La casa está en penumbras. No sabe bien qué hora es ni le interesa. Se acerca a Guille y aspira el perfume de su cuerpo después del amor que el uno al otro hicieron.

Va al baño, prende la luz y deja la puerta entornada, para que apenas los ilumine. Se acuesta de nuevo y con ese halo de luz observa el sueño apacible de Guille, su respiración acompasada. Mira el contorno de sus brazos, sus hombros, su pecho, sus manos. El amor ha suavizado las líneas de su rostro en el que casi siempre él pudo vislumbrar como un dolor sordo, agazapado que lo lastima. Pero ahora no, está allí, durmiendo a su lado, frágil y fuerte a la vez, en su rostro una expresión de relajada ternura, una mansedumbre recién descubierta.

Acerca su rostro y con su nariz apenas roza los hombros de Guille que a su contacto se mueve apenas.

Pedro se levanta, sale afuera y aspira el aire de la noche cargada de sonidos, de perfumes. Se sienta en el piso a un costado de la casa apenas iluminada por un farol que pende del techo. Prende un cigarrillo y aspira lentamente el humo en volutas que se deshacen en la oscuridad.

Su alma, su cuerpo, todo huele a Guille. Se siente feliz, pleno, lleno de mansedumbre. Se sentía tan desgraciado la semana pasada en casa de sus padres y ahora está aquí, con el hombre que ama y que lo ama. Siente que Guille lo hizo nacer de nuevo, en dimensiones que todavía no puede comprender pero intuye. Sabe que su vida cambiará, que tomará un nuevo giro a partir de ahora y esa idea le inspira curiosidad y a la vez inquietud. Pero no será hoy ni mañana que lo resolverá, porque hoy y mañana son de él y Guille.

Discurriendo en esos pensamientos lo encuentra Guille que se ha levantado sin que él lo escuchase.

-Qué hacés acá? – le dice mientras se acerca cubierto con una manta.

-Disfruto la noche – le tiende la mano – vení … te invito

-Una cosa tenés que saber de mí … no soy muy amante de la naturaleza … -

-No importa … dale vení … -

Guille se sienta y Pedro se ubica entre sus piernas, apoya sus brazos sobre ellas, descansa su espalda sobre el pecho de Guille y su cabeza en sus hombros.

-Tenés frío? – pregunta Guille.

-Pensándolo un poco sí – sonríe

Guille lo envuelve con su manta.

-Ahora sí es una noche perfecta – dice mimoso

Se quedan en silencio, los sonidos de la noche los envuelve, se escucha apenas el rumor de los árboles movidos por la brisa.

-Me gusta estar acá … con vos … - susurra Pedro.

-A mí también precioso … a mí también –

De nuevo el silencio, se sienten cómodos en ese aire de intimidad silenciosa.

-Cómo se llama tu hijo? –

-Fabián … -

-Es parecido a vos? –

-No … por suerte es mucho más lindo que su padre … y más inteligente también … -

-Mmmm … su padre no está tan mal … es más … diría que no está para nada mal …- sonríe.

-Vos decís? … - divertido

-Doy fe …-

En un gesto de ternura Pedro acaricia con su pelo el cuello de Guille, apoya luego su cabeza en su hombro y acaricia con su nariz su rostro, lo mira, lo espera.

-mmm? … -susurra Guille mientras lo interroga con la mirada.

Pedro entonces se estira hasta alcanzar los labios de Guille y los besa suave, despacio, Guille responde a la ternura, lo toma del mentón y hunde su boca en la de Pedro, que se pone de costado y recorre con sus besos el rostro de Guille con una dulzura que lo desarma.

-Tenés hambre precioso …? – pregunta Guille mientras trata de frenar las caricias de Pedro que se vuelven más intensas cada vez.

-Mucha …- sonríe Pedro mientras muerde la boca de Guille.

- Dale … vamos a cocinar algo …-

-Ok … - mirándolo con deseo – pero después de la cena no vas a zafar tan fácilmente de mí Graziani .

Lo besa – No tengo ninguna intención de zafar de vos precioso… -

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El amanecer apenas se insinúa e ilumina suave la habitación donde Guille mira a Pedro dormido.

La cara contra la almohada, el cabello despeinado que se arremolina sobre sus ojos, la boca apenas entreabierta, su brazo aprisionando a Guille, su respiración tranquila.

La luz ilumina las líneas de sus hombros, la curva de su espalda.

Guille lo mira conmovido, lleno de ternura.

Acerca su mano que sobrevuela rozando apenas la piel amada. A su contacto un leve temblor recorre el cuerpo de Pedro que se abraza más fuertemente a Guille.

Guille toma la manta y lo cubre con ella amorosamente. Pedro dormido se acurruca en su pecho.

Guille suspira y lo estrecha aún más contra su cuerpo. Vuelve a dormirse feliz.

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Guille deja a Pedro durmiendo y se ducha. Cuando sale no lo encuentra en la cama y va hasta la cocina, allí lo encuentra preparando el desayuno.

Los leños se queman en la salamandra y el café preparado en la cocina a leña huele a gloria.

-Buen día … - le dice tierno

Pedro se da vuelta y le sonríe … - Buen día mi amor … - ya está … Guille sabe que no necesita nada más que esto para el resto de su vida. Amarlo, amanecer con él, desayunar juntos … nada más.

Se acerca a Pedro que está de espaldas y lo abraza cruzando los brazos por su cintura. Besa sus hombros, el lóbulo de la oreja. Pedro responde a la caricia y sonríe. Se da vuelta y lo besa mimoso. Guille suspira. Pedro entonces toma dos tazas y se las alcanza …

-Dale … colaborá Graziani … - riendo

-¿Colaborá Graziani? … - sonríe Guille - … ¿colaborá Graziani? … ¿a vos te parece? … -

Se sientan a la mesa. Pedro sirve café en las tazas mientras Guille prepara las tostadas. Disfrutan de esa intimidad de estar juntos, inaugurando gestos cotidianos.

Guille luego se levanta, va hasta la habitación y vuelve con una bolsa de donde saca un paquete y se lo alcanza a Pedro.

-Qué es? – curioso

-Abrilo … -

Pedro lo abre.

-Un celular? … - interroga

Guille asiente.

-No Guille … no … - trata de devolvérselo - estas cosas son caras … cuando pueda me voy a comprar uno, pero no …

-Escuchame … escuchame precioso … es para que estemos comunicados … vos y yo … el otro día casi me muero de la angustia Pedro … no sabía nada de vos mi amor … ¿me entendés? … -

Pedro suspira, le cuesta aceptarlo pero sabe que Guille tiene razón.

-Acepto con una condición … no bien pueda te lo voy a pagar … -

-Me parece bien … si … - le sonríe mientras le alcanza un papel – ahí tenés mi número, agendalo.

-Te voy a llamar todo el día Graziani … te voy a volver loco … -

-Tarde precioso … ya me volviste loco desde que te vi –

Pedro deja el celular a un costado.

-A qué hora te vas? –

-A las seis voy a ir a buscar a Fabián que vuelve del campamento –

Pedro se levanta y va hacia Guille, se inclina y lo besa apasionadamente.

-Entonces no perdamos el  tiempo Graziani … -

Una sombra cruza por la mirada de Guille y Pedro se da cuenta.

Se sienta a su lado.

-Pasa algo? –

-No precioso … nada – acariciando el rostro de Pedro

-Sí pasa … qué es? –

-Pensaba … que tal vez yo haya sido injusto con vos …-

-Injusto? … por qué – intrigado

-Tengo cuarenta Pedro … me siento pleno pero sé que ya voy para grande … tal vez vos merecías conocer a otro tipo … más joven … no sé … -

Pedro lo mira enamorado.

-¿Otro tipo? … no quiero otro tipo … yo me enamoré de vos … me importan un carajo tus cuarenta o mis veinticuatro.

-El cuerpo a mi edad ya no es el mismo … -

-Shhhh! – susurra Pedro y pone su mano en la boca de Guille - … yo me enamoré de vos completo, con tu edad, con tu cuerpo, con tu carácter podrido … - sonríe – con tu inteligencia. Vos sos perfecto para mí … y no quiero a nadie más …

Se levanta y le tiende la mano.

-Quiero que tus cuarenta le hagan el amor a mis veinticuatro … y lo quiero ya … -

Guille sonríe.

-Y no quiero tregua Graziani …-

Guille se levanta y lo besa con pasión.

Los deseos de Pedro son órdenes  … y Graziani obedece a su deseo … olvida los almanaques … y no le da tregua.


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Guille pasa a buscar a Fabián y de allí lo lleva a la casa.

Ana lo espera como siempre con su retahíla de reproches, pero él no le hace caso, lo manda a Fabián a bañarse y como Ana no ha preparado nada, decide él hacer la cena para que su hijo se vaya a la cama temprano.

Comen solos porque Ana subió furiosa a la habitación y se quedó dormida … para alivio de Guille.

Guille está feliz y se le nota en todo, sonríe sin motivo aparente, no responde a las agresiones de Ana simplemente porque no le presta atención.

Estos días de amor con Pedro lo han dejado en estado de gracia. Si antes pensaba en él ahora directamente Pedro ocupa toda la vida de Guille.

Siente como si hubiera vivido toda su vida con una segunda piel que se fue endureciendo con el tiempo para protegerlo. Pero el amor de Pedro hizo que esa piel cayera y mostró que debajo estaba él … Guille. Con Pedro podía ser él mismo … vulnerable y a la  vez receptivo … frágil y fuerte … ante él no tenía que demostrar nada … se sentía liviano … ligero … gracias a su mago de ojos grandes.

Sube a la habitación de Fabián que ya se acostó, Guille se sienta en su cama y acaricia con ternura la cabeza de su hijo.

-Estás contento papá? –

-Sí … - le sonríe – por supuesto que estoy contento … estoy acá … con vos … eso me hace feliz hijito …

Fabián lo observa con curiosidad

-Lo que pasa es que vos casi siempre estás un poco triste … pero hoy no … hoy estás contento … mirá – y le toca el rostro - … en este momento tenés los ojos alegres …

-Si hijito … tu papá está feliz hoy … pero ahora dormite ¿si? –

Fabián le sonríe con su cara llena de rulos.

-A mí también me pone contento que vos estés contento … -

A Guille se le llenan los ojos de lágrimas y lo abraza fuerte.

-Te amo hijito … te amo mucho –

Fabián se duerme y Guille se queda un rato vigilando su sueño.

“Pedro …” lo piensa, acaricia su nombre con amor … con agradecimiento … como algo sagrado.

En eso escucha el sonido de su celular.

En la pequeña pantalla iluminada Guille lee “te extraño”

Pedro lee la respuesta “te amo”

Guille apoya los labios en la pantalla, Pedro acostado apoya el celular en su pecho.

Es misterioso el amor … en el momento más inesperado … cuando menos preparado se está para recibirlo … aparece … como un relámpago que nos ilumina para siempre y nos deja a salvo del sinsentido.  


Continuará …