lunes, 11 de noviembre de 2013

Mirando tu boca by Alessa

Disclaimer: Guillermo Graziani, Pedro Beggio, el resto de los personajes y el cánon de Farsantes pertenecen a la dupla Aguirre&Segade y ayudantes de ocasión., amontonados bajo el paraguas asesino de Pol-ka.
Mías son las situaciones, hechos y demás personajes que pidieron ser contados. Además tengo un cuaderno de notas, un par de marcadores violeta y plateado, una taza de té de menta y el último cd de mi colección, Palosanto.

Afuera llueve a cántaros, pero creo que acá estaremos cómodos. Dejen los zapatos en la puerta y acomódense. Es mi primer viaje, y no es muy largo.
Espero que lo disfruten.

Resumen: Guillermo Graziani, abogado penalista. Introvertido, reservado, poco expresivo. Esa es la fachada que el mundo conoce. ¿Pero qué pasa cuando las audiencias terminan y el silencio invade su estrado particular? 




No quiero arruinarlo todo, en eso ya soy un experto
creía que estaba soñando y estaba despierto

Tu boca me puede decir, tu boca me puede besar
como quiero que me digan, que me beses
solo tu boca me puede decir, solo tu boca me puede besar
como quiero que me beses

Solo tu boca
(NTVG – El Camino Más Largo)



Yo supe lo que él era capaz de hacer la primera vez que lo vi.

Lo admito, sus ojos me encararon con esa mirada de “No estoy impresionado por vos, Graziani, así que dejá de pensar que sí lo estoy”. Pero su boca... ah, su boca estaba contando una historia completamente diferente. Cualquiera podía darse cuenta de eso con sólo mirarlo; esa boca sabía todo sobre el placer y el dolor y todos los lugares intermedios y yo supe –fuera hetero o gay o bi– lo que él era capaz de hacer.

Me terminé de convencer después de verlo correr una mañana. A él le encantaba correr y a mí me encantaba quejarme -a mí me encanta quejarme de todo-, pero aunque yo no fuera capaz de entender porqué, él realmente amaba la adrenalina y el ejercicio fuerte y la satisfacción de llegar a la meta. La sensación de sí mismo, de su cuerpo moviéndose, músculos y aliento y huesos todos trabajando en armonía. Él no era un... ¿cómo se dice? narcisista; no: él era un sensualista.

También era precioso, claro, y los primeros días consideré seriamente conquistarlo. Estaba convencido de que no me habría resultado tan difícil, con la aproximación correcta. Lo único que habría tenido que hacer era esperar -un día de celebración con una rica comida y un buen vino; o una noche de borrachera y dudas, cuando lo asaltara el miedo y todos saben que en casos así, ni siquiera los hombres duros quieren dormir solos.
Yo podría haber ido por él entonces; e incluso después de todo este tiempo, no me cabe ninguna duda de lo que hubiera pasado.

Él era un infierno de tentación, puedo asegurarlo, especialmente porque yo no había estado con nadie en mucho tiempo.

Pero no, al final no lo hice. Desde el principio tuve el presentimiento de que íbamos a hacer un gran equipo. No era sólo que me di cuenta de que podía confiar en él para que me cuidara las espaldas en tribunales (y viceversa), sino que sentí como que habíamos empezado una especie de... red.
Resultó que yo apenas tenía que levantar la mirada y él ya sabía que lo yo quería decir. A veces era incluso un poco raro -uno de los dos movía la cabeza o hacía un gesto y lo siguiente que pasaba es que estábamos actuando sobre un plan que ninguno de los dos podía recordar haber dicho en voz alta.
Una cosa es pasar tiempo con alguien y empezar a terminar sus frases -todo el mundo lo hace-, pero en cuestión de días habíamos llegado a un nivel de conexión tal que uno de los dos decía en voz alta lo que pensaba el otro.

Bueno, pero uno no pierde mucho el tiempo con ese tipo de cosas. Sé que a pesar de haberse hecho público el secreto de mi vida sexual, nadie en el estudio piensa que tengo el cerebro en las bolas; soy un tipo muy prolijo y tengo muy en claro que no hay nada como el sexo para joder un buen equipo -así que, como dije-, no hice nada al respecto.

Trataba de no pensar mucho en eso, ni tampoco me anduve haciendo la paja, si quieren saber la verdad. Bueno, no todo el tiempo, por supuesto. Solo algunas veces, cuando estaba de humor.

Y eso me lleva a otra extraña reflexión. Es decir, la única cosa que se puede decir sobre el método de hacerse la paja es que en esa circunstancia, uno puede tener cualquier cosa -quien sea, lo que sea, lo que se te dé la gana. Incluso cosas que normalmente no tocaríamos ni con un palo de cinco metros. ¿Querés látigos? ¿Querés cadenas? ¿Querés a algún intachable juez de la nación contra la pared de algún sucio callejón? Podés tenerlo y nadie lo sabría.

Pero cuando yo pensaba en nosotros dos, no era así. Era... no lo sé... natural. Sin tensión, sin estrés, sin accesorios de lujo; yo solo en una silla y él arrodillado en el suelo (no porque yo quisiera dominarlo, sino porque de esa manera podía tener un mejor ángulo para observar). Sólo él y yo, y esa boca.

Algunas noches (especialmente esas veces en que yo aceptaba su oferta de llevarme hasta mi casa y me dejaba en la puerta y yo me quedaba parado en la reja hasta que el auto se iba haciendo chiquito en la noche y finalmente se perdía de vista), yo simplemente me sentaba en mi sillón preferido en la penumbra de mi habitación, echaba la cabeza para atrás, aflojaba el nudo de la infaltable corbata, desprendía un par de botones de la camisa y lo imaginaba arrodillado ahí, la sombra de su cabeza oscura y el arco blanco como la leche de sus hombros entre mis rodillas y ya me ponía duro como una piedra.

Hice absolutamente todo lo necesario para asegurarme de que nunca se enterara. Por supuesto que todavía lo quería, pero había decidido no hacerlo. El sexo sería glorioso, pero después de que lo hubiéramos hecho, no podía ver nada más que desastre. Lo más factible era que él terminara odiándome (u odiándose a sí mismo y por lo tanto a mí) o peor aún, podía querer más de lo que yo quería darle. Siempre hay alguien que quiere más que el otro y eso siempre desemboca en problemas. Yo quería un polvo rápido, no una relación. Por lo menos, yo pensaba que eso era lo que quería -estúpido negador.

Así que me decidí por representar el papel de buen amigo y me alegro de haber tomado esa decisión, porque son muy pocos los buenos amigos que tengo.

Pasaron las semanas y los meses y llegué a conocerlo bien. No fue fácil, pero con el tiempo, llegué a conocer a algunos de los Pedros que deambulaban debajo de su ropa de yuppie. Ahí estaba el verdadero hombre fuerte y el profundo chico dulce y el caballero en armadura y el incondicional buen amigo y el brillante abogado. Quiero decir, él era bueno, era más que bueno, era muy bueno; el mejor con el que he trabajado.

Siempre me han parecido sexy las personas que son buenas en lo que hacen.

Sobre todo después de que llegué a conocer el... lado tierno de él.

Era una especie de comprensión imaginaria, supongo. Cuando me separé de Ana, él fue la única persona a la que pude soportar a mi alrededor por días. No fue tanto lo que dijo, porque no dijo mucho. Si hubiera dicho algo al respecto, algo como “y hay mucho más si querés seguir escuchando”, creo que lo habría echado. No, nada de eso. Se limitó a estar. Cuando quise hablar, él escuchaba; cuando no, se sentaba en el living, leyendo mis libros y tomándose mi vino. Y cuando quise salir, fuimos a esa vieja cantina donde casi nadie nos conocía, esa donde tenían unas pastas gloriosas y una música espantosa, que por supuesto, no quise bailar.

¿Ven lo que quiero decir sobre la comprensión imaginaria? No le importaba que yo me quejara por cualquier tontería y soltara uno de mis famosos berrinches; él sabía que yo me sentiría mejor a la mañana siguiente.

Después de eso me interesé en todos los Pedros, como una especie de hobby. Yo quería saber más y sabía que no tenía sentido preguntar abiertamente, así que me dediqué a estudiarlo, recogiendo todas las minúsculas partes y piezas, contando todos los diferentes Pedros, disfrutando de ellos.

Y cada vez que pensaba que había encontrado una grieta, cada vez que pensaba que sabía quién y qué era, me daba un poco más: un comentario acerca de su terrible infancia, unas pocas líneas de poesía, otra visión de la jurisprudencia, un poco más de música; otro de los Pedros detrás de su hipnotizante sonrisa; el único Pedro que dejaba que el mundo viera.

A decir verdad, mi estudio había saltado la barrera e iba un poco más allá de un mero hobby. Empecé a sorprenderme a mí mismo observándolo. Podíamos estar atendiendo un cliente en medio de algún lugar perdido, discutiendo un acuerdo rodeados de gente o atascados en el tránsito y yo no registraba el entorno, yo siempre estaba observándolo. Sus manos. Sus manos en el volante, sus manos perfectas sujetando la lapicera. De vez en cuando me regalaba un vistazo a esa nuca blanca sobre el cuello de sus camisas mientras inclinaba la cabeza. Y su boca, siempre la boca.

Empecé a soñar con esa boca.

Esto continuó durante lo que pareció una eternidad y luego, hace unos seis meses, todo llegó a su punto culminante en el estudio. Ni siquiera puedo recordar para qué me quedé solo después que todos se fueron; probablemente algún caso que quería terminar de revisar. Pero de repente había un chico salido de no sé dónde, un chico enojado y asustado, lo que casi siempre es una mala combinación; y me estaba apuntando con un arma, lo que transforma toda la situación en una combinación de mierda. 

No duró mucho. Pensándolo en retrospectiva, todo se redujo a un par de gritos y terminó con mi brazo atajando una bala. Bueno, pudo ser peor.

Por suerte no tenía puesto el saco, pero la camisa quedó hecha una carnicería. Y ahí estaba yo, el gran penalista, tirado boca abajo en el piso, tratando de recuperar el aliento, cuando Pedro apareció derrapando hacia mí.

Pasó por sobre mi cuerpo despatarrado y me alzó sobre su regazo para mirarme, para asegurarse de que yo seguía vivo. Su voz atragantada por la angustia pronunciando mi nombre, sus manos suaves y temblorosas dándome la vuelta, palpando mi pecho, enroscándose alrededor de mi cuello, sus labios apretados en mi frente. Tan asustado, mi chiquitín precioso. Por suerte llegaron Beto y Gaby y en medio del estallido de una ridícula discusión por un ridículo torniquete que ni loco me dejé poner, lo vi retroceder y resbalar, pálido, la espalda contra la pared hasta quedar sentado en el piso, desmayado, como si de repente le hubieran cortado los hilos imaginarios que lo mantenían erguido. Mi valiente chiquito. Al final el preocupado resulté yo, por su culpa.

Juro por Dios que cuando abrió esos ojazos y su mirada de noche se hundió en la mía, casi le di un beso. Ahí mismo, enfrente de Beto y Gaby y los paramédicos que terminaron atendiéndolo primero a él. Estuve a punto de agarrarle la cara entre las manos y besar esa boca con la que había estado soñando durante casi un año.

No lo hice, por supuesto, pero debo haberme puesto pálido o algo así, porque fue su turno de preocuparse. Se metió en la ambulancia conmigo y terminamos en la sala de urgencias de un hospital, donde un médico (que aparentaba unos 14) me emparchó y me mandó a casa con un cabestrillo azul y un frasco de analgésicos. Y la recomendación de mucho descanso.

Por lo que había oído, un balazo duele como el infierno y por tener algo que hacer para distraerme, me habría estado quejando de todo, pero mi chiquito estaba muy, muy asustado, así que me comporté estoicamente, demasiado conmocionado por otra clase de dolor, como para sentir o hacer otra cosa.

Fue en parte pura sorpresa. ¿Cómo carajo me las había arreglado para guardarme todo eso durante todo este tiempo? Porque ya no se trataba nada más que de sueños húmedos. Esto era amor, amor verdadero por amor de Dios; ese amor que te hunde el estómago, te seca la boca, te humedece las palmas de las manos, te hace latir el corazón con fuerza. Amor y nada más.

Era una situación que rozaba casi lo ridículo; todo el camino de vuelta del hospital me había estado removiendo en el asiento del auto como un gato encerrado en una bolsa. Sentía como si me hubieran rozado la piel con un guante de terciopelo, pero del modo equivocado; sentía que se me erizaba todo el cabello y podía sentir cada pliegue y cada costura de la ropa desde el interior y tenía esta... especie de... tirantez por todo el cuerpo. Sentí que todo lo que quería hacer era inclinarme hacia la izquierda y tocarlo, sólo el dorso de la mano o rozar su mejilla con un dedo, nada más que para sentir su piel y la vida que corría por debajo.

Esa tarde había sido socorrido por mi mejor amigo y socio –y compañero de fantasía de pajas ocasionales-, y estaba siendo llevado a mi casa por el hombre con el que quería pasar el resto de mi vida.

El hombre que nunca había mostrado el menor signo de querer pasar el resto de su vida conmigo.

Amor no correspondido. Escriben canciones sobre eso, escriben poemas sobre eso. Pero nunca te dicen lo profunda y jodidamente humillante que es.

Me había dado cuenta de que quería estar con él todo el tiempo. Carajo, si no le ponía un freno a esto, iba a terminar siguiéndolo por ahí como un perro perdido. Quería pasar todo mi tiempo con él; en el estudio y fuera del trabajo; quería despertarme y verlo dormir; quería hacerle de comer; quería verlo correr y volver a casa con la ropa toda transpirada; quería verlo montar; quería enseñarle a cocinar; quería sacarle las pesadillas de su vida pasada; quería decirle la verdad sobre mi primera vez y quería oírlo hablar de la suya; pero por sobre todo quería escucharlo decir que yo era el último.

Y por supuesto, estaba el sexo. Siempre supe que era precioso, pero ahora lo veo y siento que por un momento dejo de respirar y mi maltrecho corazón se salta un par de latidos; esa gracia innata en él, esa sonrisa repentina, la amenaza depredadora que puede encender y apagar a voluntad, la extraña pureza de su violencia que difícilmente contiene cualquier enojo real.

De golpe recordé que el otro día revisábamos juntos un caso en mi escritorio; yo leía un expediente cuando él se acercó y se inclinó contra mí para poder darle una ojeada también, su pecho en mi espalda, la cadera apoyada en la mía, con una mano en mi hombro, su aliento acariciando mi nuca. Para cuando se alejó, yo estaba tan duro que dolía.

Y ni siquiera podía encerrarme en el baño y hacerme una paja, porque he perdido eso también. Ahora que sé que lo amo, usarlo así parece casi... bueno.... sacrílego; algo así como refregarme por las narices el hecho de que nunca voy a tenerlo de verdad. Incluso he perdido la fantasía de la seducción, porque eso de “cosa de hombres” sólo funciona si no hay una implicación emocional y ahora que sé que lo amo, no hay manera de que pudiera mantener el tono de voz o encontrar las palabras adecuadas.

En cambio, tengo los sueños. Ah, ya no sueño que estamos juntos -no, eso sería demasiado fácil. Sueño que está muerto, o que ha encontrado una mujer que es perfecta para él, con el ingenio y la fuerza para estar en su mismo nivel. Ya ni siquiera sueño con nosotros juntos en una cama. Sueño que me está esperando en algún lugar, pero no lo encuentro, el ascensor nunca para en el piso correcto o los números de las puertas han desaparecido. Sueño que lo pierdo y él está indignado o enojado o (lo peor de todo), se ríe.

Tal vez sea un castigo. Siento que a pesar de todo, le debo una disculpa a Maxi. “Tenías razón, esto es el infierno”. Pobre Maxi, trató de forzar el amor y cuando eso no funcionó, intentó comprarlo. Todos los pequeños artificios y trucos indignos que usó, ahora me atormentan porque estoy así de cerca de usarlos yo mismo. El otro día me sorprendí a mí mismo fingiendo que sufría de claustrofobia al quedarnos encerrados accidentalmente en un container que revisábamos en el puerto, sólo para que me abrazara y poder tocarlo durante unos minutos.

A veces me siento tan frustrado, tan enojado con él que quiero agarrarlo por el cuello y gritarle en la cara “Te quiero, hijo de puta, ¿por qué no me querés?” Lo cual sería malvadamente injusto porque yo sé que él me quiere, a su manera. No creo que haya mucho que no hiciera por mí. Estamos tan condenadamente cerca de tener todo y tan absurdamente lejos.

Es mi gente en el estudio la que me mantiene cuerdo. El trabajo que hacemos es tan demandante, que la mayor parte del tiempo exprime todo lo que tengo para estar concentrado en eso. Son los momentos de tranquilidad los que me desgastan, en el coche o en la soledad de mi casa; cuando tengo que sentarme ahí y reírme de sus chistes y escucharlo presumir de una conquista u otra, tratando de acordarme del nombre de la que se supone tiene ahora, porque la mayoría de las mujeres con las que está no le duran más de una semana.

He estado llevando esta doble vida durante seis meses. No se volvió más fácil, excepto que aprendí a controlarlo. Ahora sé que puedo hacerlo. Puedo mantenerlo alejado de la verdad y puedo seguir haciéndolo durante todo el tiempo que tengamos. Estoy aquí, hoy y siempre.

De hecho, lo único que haría que me traicione es... Bueno, recuerdo que una vez escuché a alguien decir “Graziani haría cualquier cosa por salirse con la suya”, aunque no sea este el caso, porque si se entera, se acaba todo. No voy a quedarme para ver su enojo, no voy a quedarme a recibir su piedad y sobre todo, no voy a quedarme para tener un polvo por lástima.

Y como soy un tipo aguantador, me resigné a que, hablando en términos de plazos largos, no tengo ninguna expectativa, excepto más de lo mismo hasta que uno de nosotros desaparezca. Yo mismo me encargué de matar cualquier esperanza hace mucho tiempo. Y me parece que así está bien.

Excepto… que ayer lo sorprendí mirándome. Y es perfectamente factible suponer que yo puedo estar equivocado, pero creo que él me estaba mirando la boca.

- FIN -


44 comentarios:

  1. Alessa, que te puedo decir que no te haya dicho, lo sabes...Pero, estoy feliz de que estés en este espacio!! Muchas gracias por compartir este maravilloso texto que me tiene hipnotizada! Gracias, Gracias, Gracias!

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    1. La agradecida soy yo, por haber encontrado este rincón que me llena el alma con las personas que lo habitan y sus creaciones únicas, y por darme la oportunidad de parir acá mi primera historia. Gracias a vos por haberme traído hasta acá y haber confiado en mí. Gracias, de ♥

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    2. juro por dios que la persona que la persona que escribio eso es una idola una genia en todo el relato fue un graziani autentico y todo el relato parece escrito por el parece que lo estubiera diciendo el la verdad se paso la que lo escribio bueno nada segui haciendo estos relatos. Lucia.

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  2. brutal! esa es la palabra, absolutamente delicioso el relato. me encanta la realidad, la crudeza , por asi decirlo. delicioso.
    gracias.
    lucero

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    1. Traté de que fuera simple, algo que Guille pudiera haber pensado. Me alegra que te haya provocado esa impresión, Lucero. Agradezco tus palabras!

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  3. Im pre sio nan te. Estoy todavía bajo los efectos de tus palabras. Un Graziani auténtico. Ya me estaba poniendo triste con la resignación de Guille y este Pedro que no daba esperanzas... cuando de pronto el párrafo final ... me fulminó. Y resulta que de pronto Guille ve que Pedro mira su boca. Alessa ¿sería mucho pedirte la segunda parte de Mirando tu boca pero visto desde Pedro?. ¿Y una tercera donde esas dos amadas bocas se encuentran?. Gracias!!! Un abrazo.

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    1. ¡Muy honrada por tus generosas palabras, Graciela! Ayer yo leía tus historias y hoy... esto... soy novata, vos sabés... Creeme que yo tampoco sabía cómo iba a terminar, hasta que terminó. Y te confieso que me gustaría encontrar la voz de Pedro para tomar el relevo. Esto recién empieza. Tenemos mucho tiempo por delante. Espero seguir disfrutando de la mutua compañía! Un abrazo, Graciela, y otra vez gracias!

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  4. GENIAL!!!!! dios, ahora se todo lo que le pasa a Guille, Quiero saber que le pasa a pedro?
    El relato me ecanto!, pero hay partes en que me parecen espectaculares! Que gusto me dan ler estas historias

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    1. ¡Muchas gracias, Pri! Pedro es un poco más tímido, pero esperemos que se anime también. Gracias por leer!

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  5. Alessa... por dónde empiezo? Diciéndote que me gustó mucho! Has arriesgado en una zona - la sexual-textual- en la que depende los recursos que se eligen,o se llega a buen puerto... o hay naufragio. Has manejado muy bien ese registro entre lo explícito y lo metafórico, dosis de uno y otro, intercaladas. Otro acierto es tu Graziani. Espero otra entrega! un abrazo

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    1. Nora, estoy agradecida por el tiempo que dedicaste para leer y dejarme tan lindas palabras. Me temo que tal vez haya sido suerte de principiante, nada más me ofrecí a ser el medio para que Guille contara lo que siente. Creo que a veces lo simple es lo que más nos provoca. ¡Otro abrazo para vos!

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  6. Sin palabras. Me encantaaaaaa que lo relaten desde el pensamiento de Guille, que habla de ese amor en silencio pero tan increiblemente profundo, y el sufrimiento de la cercanía. Por favor escribí otro... Algo así de profundo

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    1. Muchas gracias, feliz de que te haya gustado (ojalá supiera tu nombre). Hay tanto por contar todavía en la historia de Guille&Pedro, que valdrá la pena hacer el esfuerzo. Abrazo!

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  7. alessa, me impresiono tu historia... increible los pensamientos de Graziani... pero como graciela liliana lo escribio y coincido con ella , escribir una mas desde el pensamiento de pedro mirando la boca de guille y otra cuando ya no sean solo miradas , ya sea el beso esperado ..... espero que sea asi xq escribis super .... Graciela CT

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    1. Como dije antes, soy novata en esto y es un mimo muy lindo saber que la historia te ha gustado, Graciela. Seguiremos por acá, te lo aseguro. ¡Muchas gracias por tus palabras!

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  8. ALUCINANTE!!!aLESSA ,ME ENCANTO ME TUVO EN VILO,DE VERDAD QUE MANEJO DE LA SITUACION ,QUE LOCO LO QUE SIENTE gUILLE ,FUE GENIAL GRACIAS Y ESPERO ANSIOSA LO Q SIGUE ,COMPARTO LA 2 DA VUELTA CON LOS PENSAMIENTOS DE PEDRO Y LA CONSUMACION DE SU AMOR. mAJO

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    1. Ahí vamos, Majo, con este Guille que parece que se hizo querer a través de mis palabras... esperemos que le contagie la inspiración a Pedro. ¡Te agradezco que hayas leído y comentado! Un abrazo.

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  9. Me encantó! la forma en que escribes te acerca tanto a Guillermo que sientes como que estás en su piel. Sientes lo que siente, el anhelo, el deseo, el amor, la frustración y la esperanza. Un estilo que maneja muy bien las emociones que vive Guillermo y las pone de manifiesto de una manera sentida y elegante.

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    1. ¡Querida Patricia! Hemos recorrido un largo camino, verdad?. Me alegra que estés acá, me alegra que te haya gustado y te agradezo con el corazón tus palabras. Guille también tiene su corazoncito salvaje y fue un placer haber podido asomarme a él. ¡Abrazo enorme, amiga!

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  10. P:D. Encantada de acompañarte en tu primer viaje!

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  11. ¡Encantada de tenerte a bordo!

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  12. Me encantó!!! Guille tan contenido pero tan visceral, lo que siente Guille lo sentí yo. Me uno al pedido de la historia desde el punto de vista de Pedro.
    No quiero un "fin", quiero un "continuará". Abrazo, Paula

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    1. Pedro tenía razón: Guille tiene "eso" que hace que la gente se enamore de él, no es así? Muchas gracias por tus palabras, Paula. Otro abrazo para vos!

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  13. Hoy empecé a leerlo. No puede ser tan perfecto!:

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    1. Me alegra que te guste, Andrea! Gracias por tomarte tiempo para leer y comentar.

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  14. Qué hermoso Alessa! Todo es TAN Graziani! Lo había leído ayer, y hoy lo estoy volviendo a leer y me en can tó! tal vez porque esta vez ya sabía el final (ayer mientras lo leía me iba entristeciendo pensando que Guillermo iba a termina simplemente resignado "hasta que alguno desaparezca"). Igual, supongo que te equivocaste (ja) con la última palabra: FIN. Quisiste poner CONTINUARÁ, no? Ojalá!!!! Gracias por compartirlo. San

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    1. Hola, San... de Sandra? Quedate tranquila, que en esta casa no hay lugar para el desamor ni la soledad ni la tristeza, aunque se me haya puesto un poco melanco Guille en algunas partes... Gracias por tus elogios, yo sé que en realidad son para estas dos personitas que nos robaron el ♥ Abrazo grande!

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  15. Me encantoooo!!! Va a haber parte 2 no??? Es perfecto lo que escribiste!

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    1. ¡Micaela, antes de contestar algo que pueda incriminarme, necesito hablar con mi abogado! ¿Vos entendés, no? Cuak!

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  16. En el pecho, en el medio del pecho... es exactamente aquí donde me pegó tu historia, Alessa... y me gustaría decirte que caí de espaldas estallada en el medio del patio... como para siquiera intentar estar a la altura de la poesía de tu relato, pero no: primero porque la idea es de "otro" y segundo porque estoy sentada en mi oficina... embelezada, sí, por "esa boca" y por tu comprensión/construcción/regalo de este "Graziani auténtico". No sé me da por mezclar ficción con realidad, pero, sin conocerlo estoy segura que a Julio le interesaría muchísimo conocer esta voz interior de Guillermo... y un poquito de orgullo, de haberlo "hecho" tan bien...
    0 presión... pero... seguro tendremos más, no? Diría Pedro: "Jurámelo". :) Ilgora.

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    1. Pero mirá cómo me corrés... ¿me estás trabajando la moral, Ilgora Blue? ¡Te aviso que soy incorruptible! (Aunque sería muy mal educada si no te aceptara los elogios y todas las cosas lindas que dijiste de Guille... Pero que conste en actas que lo hago por él, eh, viste que es muy sensible...) Eso sí, el abrazo para vos va por cuenta mía.

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  17. ¡Hermoso! Me hizo sentir que estaba de nuevo en el mundo de Farsantes

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    1. ¡Gracias, Matías! Y sí, estamos en este UA de Farsantes donde compartimos muchas cosas, pero sobretodo, mucha esperanza y mucho amor.

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  18. Ohhh amé profundamente este relato! Sos todo Alessa!! Para cuando la version de Pedro??? Amarte!♡♥... Candela

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  19. Ay Candela, es que este Pedro es difícil de agarrar... vos sabés, no? Pero vale la pena porque Él es Todo! Besote, hermosa, gracias por estar!

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  20. Bello,perfecto el relato Alessa ,precioso, por favor no tardes mucho en deleitarnos con más de ellos dos!!abrazo..

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  21. Me averguenza decir q apenas estoy leyendo esta historia - me aleje mucho d leerlas x q me dolia mucho - pero decidi de no irme de sus lugares - aceptar q solo estan al otro lado de el camino - y finalmente cruce ese camino y me reencontre con todas uds increibles escritoras, propocionantes d mas suenos q se nos fueron y q gracias a Fanfic podemos tenerlos d Nuevo con nosotros. Alessa, q increible autoanalizis le has dado a nuestro Guille - q placentero es leer sus pensamientos y dejarnos acercar a la escencia de el amor y el d dejarnos descubrir como es el nacimiento de un amor - una boca q embruja, un personaje q cautiva y unas historias q me dejan sin aliento - historias en desarollo d dos personajes q han inspirado tanto y q x inspirar tanto no puedo odiar a esas personas q los crearon x q sin ellos no tendriamos essssssto!

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  22. Recien lo leo, ahora que el blog me permite ver todo, encuentro algunos relatos que se me pasaron por alto...Una belleza Alessa, que mas decirte que ya no te haya dicho en otros escritos tuyos. Eso si nunca me voy a cansar de darte las gracias!! Un abrazo!!

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  23. Noooo esto es Imposbleee hasta ahora recien lo encuentro!!! ¿Hay continuacion?Necesito continuacion por favooor! es muy hermoso este relato!!! Coninuacion Por favoor! -Roo <3

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  24. No recuerdo si ya escribi, pero hoy lo releo y no lo puedo creer! Es bello, es puro amor! Escandalosamente ( no se si existe esa palabra) hermoso, como nuestro chiquitin! Magaly

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  25. Alessa, simplemente BELLISIMO! que hermosa historia, que Guille distinto al que acostumbramos a tener, y ese final abierto...........................te felicito! ojalá continúe algún día

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