Y si la historia hubiera empezado mucho antes? (4ta) by Graciela Liliana

(4ta. Parte)

-Guillermo … eh! Guillermo … ché … ¿en qué estás pensando? – lo interroga Marcos

-Qué? … - volviendo - ¿qué pasa?

-Guille … hace diez minutos que te estoy llamando … pensé que te estaba pasando algo-

-No no … mmm – negando con la cabeza – no … estaba … lo que pasa es que estoy un poco cansado … ¿te molesta si me voy un poco antes? –

-No … pero ¿estás bien? – extrañado – hace días que te veo raro … pasa algo con Ana, con Fabián? –

-No … está todo bien con ellos … cansancio nomás … ¿te podrás hacer cargo por hoy del caso Moretti? … va a venir la viuda … explicale un poco cómo va a ser el juicio y decile que yo la espero en dos días acá en el estudio para revisar su testimonio … ¿me hacés ese favor Marcos? –

-Si … no hay problema …  igual Guillermo vamos a tener que buscar refuerzos … la cartera de clientes está creciendo y no sé si vos y yo vamos a poder solos mucho tiempo …-

-Mmm … - no muy convencido - … otro día hablamos … - toma el saco y el maletín

-Hoy tenés clases en la universidad? –

-No, pero tengo que pasar por la biblioteca para preparar la próxima … así que aprovecho para despejarme un poco … mañana nos vemos – palmea la espalda de su socio y se va.

Va saliendo cuando Cuca lo detiene

-Guille … Guille mi amor … ¿querés venir a cenar esta noche? … te preparo esa comida que a vos tanto te gusta …

Graziani la mira con dulzura, adora a esa mujer, pero en este momento no tiene tiempo para ella … ni para nadie …

-No Cuca … corazón … otro día ¿sí? … ¿te parece? … ¿no te enojás? …-

-Qué me voy a enojar si yo te adoro … pero tenés que ir a casa Guille … tengo muchas ganas de que conversemos … hace un montón que no me contás nada … -

-Te prometo … te prometo … que no bien se tranquilice un poco el movimiento acá voy a ir … ¿sí? … te quiero … -

La abraza y le da un beso y antes de que Cuca logre hilvanar otro reclamo ya Guille está en la calle llamando un taxi.

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Graziani llega a la Universidad, pasa disimuladamente frente a la fotocopiadora donde trabaja Pedro y no lo ve.

“Parece que no habrá Pedro para mí hoy” piensa desilusionado

Tiene ganas de irse pero decide aprovechar el viaje e ir efectivamente a la biblioteca y  leer algo de material para preparar su clase del día siguiente, eso claro, si puede dejar de pensar por unos minutos en los ojos de Pedro, en la boca de Pedro, en la piel de Pedro tan cercana.

Conoce de memoria la Biblioteca y se dirige directamente a la sección de Jurisprudencia. Ya los empleados lo conocen y lo dejan pasar.

Contra todos los pronósticos logra concentrarse y avanzar, pero necesita más bibliografía y decide ir al área de lectura silenciosa a consultar el material.

Cuando estudiaba le encantaba perderse en el laberinto de la biblioteca, pasaba  horas allí estudiando, investigando. El olor de la madera de los estantes y de los libros viejos es un aroma familiar que siempre lo atrae.

Se dirige al sector de Derecho Penal, saca un libro y está revisándolo cuando escucha una voz …

-Preparando su clase profesor?- claro … no cualquier voz …

Se da vuelta y allí está, mirándolo con una media sonrisa.

-Si … si … preparando una clase sí … -

Los dos permanecen en silencio … sin saber cómo actuar … qué  hacer …

Desde aquel encuentro revelador que tuvieron la semana pasada en la confitería no habían vuelto a verse.

-Vos? … ¿preparando exámenes? …-

-No … bueno sí … pero no en este momento … vine a sacar un libro … - se lo muestra – para fotocopiar …

-A ver? … - acorta la distancia – ah sí, es … es un gran jurista … - lo mira – fue profesor mío … muy buen profesor …

Pedro permanece con el libro abierto, Guille se pone a la par de él y comienza a pasar las hojas …

-¿Tanto como vos …?- murmura Pedro sin mirarlo.

Las manos se encuentran en la página y allí se quedan, rozándose apenas, libres de miradas.

Al contacto de su mano Pedro traga saliva y cierra los ojos, se queda quieto mientras va desapareciendo todo a su alrededor, menos Guille, que lo observa y mira su boca entreabierta, cercana, su respiración agitada. Suspira y gracias a un enorme esfuerzo de voluntad no sigue el impulso que lo atraviesa.

Mientras … en el papel … los dedos juegan el juego que el deseo demanda.

El sonido de unos pasos los regresa y se apartan mareados. Con esfuerzo logran volver de esa intensa proximidad y ser ellos de nuevo.

-Bien … – lo mira dulce – te recomiendo este libro entonces …

-Si … gracias … bueno … nos vemos mañana … - Pedro sin poder salir aún de su temblor

-Mañana … sí … ¿en clase? – suspira Guille

-En clase – lo mira entendiendo y se aleja.

“¿Mucho pedir una sonrisa?” se pregunta

Y Pedro se da vuelta … le sonríe cómplice y se va.

“Ahora sí” piensa, mientras trata de que su corazón vuelva a la normalidad.

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Pedro llega tarde a la siguiente clase de Graziani, está disperso y eso le ha jugado una mala pasada en su trabajo y ha debido quedarse a solucionar una equivocación con el trabajo de una docente, a la que encima detesta.

Guillermo les está repartiendo el material para el próximo práctico cuando entra Pedro agitado.

-Disculpe … me demoré en el trabajo … - lo mira tratando de recuperar la respiración fruto de haber corrido para llegar a tiempo pero sin lograrlo.

-Todo bien … - lo mira serio – estamos viendo rol del fiscal en el proceso penal – y le entrega una copia de los apuntes.

Pedro deja la mochila a un lado y se sienta. Mariana se cambia de lugar y se le sienta al lado.

-¿Qué te pasó anoche que no viniste? … te estuve esperando como una boluda …-

-No pude … estuve estudiando … - le dice incómodo sin mirarla.

-Me tenés idiota con tus estudios Pedro … no puede ser que no tengas un tiempo para mí … decime la verdad … ¿estás con otra mina? … -

-Estás loca? … - enojado

-Es que es lo único que puedo pensar … -

-Entonces no pienses y dejame tranquilo …- sabe que es cruel

En eso levanta la vista y se encuentra con los ojos de Guille que lo miran contrariados.

-No es el lugar para hablar Mariana … estamos en clase –

-Andate a la mierda Pedro … - se levanta y se va a otro asiento.

Pedro no logra concentrarse, lee una y otra vez la misma página del apunte que Guille le dio pero no retiene una palabra. Lo observa respondiendo a las consultas de sus compañeros. Vigila celoso cada gesto de Graziani hacia ellos, si les sonríe, la forma en que les habla, la proximidad que establece.

Sabe que es una locura pero no lo puede evitar. Quiere todo de Guille, su tiempo, sus palabras, sus miradas … todo.

Se levanta y va hacia él, espera a un compañero que está antes sin poder disimular su impaciencia.

Guille está sentado, Pedro le acerca el apunte y se inclina sobre el escritorio.

-Alguna duda Beggio? … - le pregunta divertido y mirando que nadie se aproxime

-Sí … - baja la voz y lo mira intenso – todas … pero no creo que pueda responderlas …

- Pruebeme … - le sonríe recordando

Le parece sensual que no lo tutee.

Bajando aún más la voz – No me importa el tema que está dando porque no me puedo concentrar en nada desde ayer. Y necesito que me explique eso además de por qué le dedica más tiempo a mis compañeros que a mí, sepa que eso me vuelve loco …

-Usted es un insolente Beggio … reclama reclama reclama – mirándolo a los ojos irónico - y qué debo decir yo que lo tengo que ver con … ¿cómo se llama? … ah sí! … Ma … ria … na … Mariana … - y desvía la mirada hacia la joven – qué linda que es! … ¿de qué hablaban recién? … - clavando sus ojos en él - ¿le estaba explicando el tema o si se van a ver esta noche? … cuénteme … - apoyando su rostro en las manos.

-¿Y a usted? ¿Le gusta alguno de mis compañeros? … - la voz no disimula el enojo - si es así dígamelo y no lo molesto más … ¿es Matías … Renzo tal vez? … si, seguro que es Enzo … vi cómo lo miraba … vamos … no se  reprima …

-Si me gustara – se acerca un poco más a Pedro olvidándose casi que lo pueden estar mirando – no me “reprimiría” como dice usted,  me lo llevaría conmigo ya mismo - suspira a propósito - mmm … pensándolo bien … está yendo a las clases de consulta de los sábados … muchas veces nos hemos quedamos solos … un día me voy a tentar y … - le sonríe y pasa sus dedos por la boca – no me de ideas Beggio … no me de ideas …

-Qué bueno! … - fuego en la mirada – me alegra por usted … y por Renzo - despectivo

-Ahh! … déjenos a él y a mi tranquilos … y vaya Beggio … diviértase con su novia … hacen una ma ra vi llo sa  pa re ja … - le sonríe sarcástico

-Váyase usted a la mierda … - humillado

Pedro brusco retira las hojas …

-Espero haber sido claro en la explicación … - Guille en voz alta

-Si … muchas gracias … profesor Graziani – remarca

Y vuelve a su asiento.

Durante toda la clase no vuelve a mirarlo, está furioso … con Guille y también con él. Montó una escena de celos ante Graziani y quedó expuesto y no se lo perdona. Igual ¿cómo puede pensar que él todavía tiene algo con Mariana?

Pensándolo bien es lógico … él nunca cortó con ella en forma definitiva. Pero eso se terminó y toma la decisión de hablar con ella hoy mismo. Igual se pelean todo el tiempo, no hay nada importante que se vaya a perder ahí.

La clase concluye y Pedro se va sin siquiera cruzar un saludo con Guille.

“Qué estás haciendo conmigo Beggio?” piensa Guille mientras lo ve marcharse.

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Al día siguiente Guille no puede más y decide ir a la universidad en el horario en que sabe que Pedro está por salir del trabajo.

Lo ve desde lejos, concentrado, sacando cuentas en una calculadora.

Guille se cerciora de que no hay nadie y se acerca.

-Hola –

En ese momento Pedro está de espaldas a él y se vuelve sorprendido

-Hola – susurra con dulzura Guille

Pedro baja la mirada.

-Necesita fotocopias profesor? … - fingiendo indiferencia

Suspira – Por favor … no estés enojado … no lo resisto … dale – busca la mirada

Por toda respuesta Pedro apaga la luz, sale con su mochila, baja la persiana y la asegura con un candado.

Luego pasa junto a Guillermo rozándolo apenas y en lugar de ir hacia los ascensores va hacia la puerta que conduce a la escalera, la abre y desde allí lo mira a Graziani, que va hacia él. No bien traspone la puerta Pedro tira la mochila, se acerca y toma el rostro de Guille entre sus manos.

La luz de la escalera los ilumina apenas.

-Así que con Renzo no te reprimirías? … ¿y conmigo? … - y sin poder contenerse hunde su boca en la de él …

– Con vos no puedo precioso … con vos no puedo … - logra apenas murmurar Guille mientras busca de nuevo la boca de Pedro y la muerde y la besa lleno de deseo.

Las manos buscan la piel y las caricias se vuelven cada vez más intensas, irrefrenables.

Pero Guille sabe que si siguen ya no podrán detenerse.

-Pedro … Pedro … - suspira – no … es peligroso … - frenando con dificultad la pasión de su amante.

A Pedro le cuesta volver del sabor de la piel de Guille en su boca. Quiere quedarse ahí para siempre.

Guille besa con ternura los ojos de Pedro, la boca de Pedro, luego apoya su frente contra la de él. Los dos permanecen así unos segundos sin poder separarse.

Finalmente Graziani logra despegarse del abrazo.

-Quiero más de esto … - musita Pedro acariciando los labios de Guille - … más de vos … no puedo esperar a la próxima vez …

Guille toma su mano y la besa.

-Yo sé … yo sé … pero dejame que busque la forma … teneme un poco de paciencia … sí? … - busca sus ojos con dulzura – celosín? …

- ¿Celosín? … no soy un pendejo Graziani … - lo toma de la cintura y lo atrae hacia él con firmeza – … sos mío … y no quiero menos que esto … - toma el rostro de Guille y lo besa con pasión – … te espero …

Toma su mochila, mira de nuevo a Guille y baja las escaleras.

“Tampoco yo quiero menos precioso … tampoco yo” piensa Graziani.

(Continuará …)