Viñetas: Matias by Lupillar

Abogado fachero….fachero…abogado de medio pelo. ¿Matías, que? No recuerda el apellido, no le interesa, él se podría inventar alguno. Matías Perro, Matías lagarto, Matías puto…no, mejor Matías hijo de puta, ese si quedaría perfecto.

Ha tenido un par de oportunidades para buscar a Guillermo, y como le gusta al tal Matías venirle a agriar sus días, no lo puede evitar y eso el putito lo sabe, se regodea, lo incita con la sonrisa medio esquinera que le ve en el rostro y de nuevo inevitablemente EL show de celos. Y Guillermo, Guillermo enojado con él. Esta vez el portazo no se repite pero su furia es imposible de ocultarla y sin decir nada sale del estudio.

Lo espera en casa, no sabe qué hacer para manejar ese instinto de territorialidad que lo invade no solo en presencia del abogaducho, es de cualquiera que se siente atrapado entre la conversación y los ojos de Graziani.  Atrapados así como él: cuando lo ve en tribuna, cuando lo ve en el despacho, cuando lo ve haciendo berrinche en la calle, en un café cualquiera, en el banco. Autentico Graziani. Interesante, atractivo, magnético.

Sabe que Guillermo lo está haciendo sufrir esperándolo, ansiándolo en esa cama que es ahora de ellos dos.

Ha estado dando vueltas alrededor de la casa ya hace varias horas. Ama todo de Pedro, su voz, su piel, su risa, su cuerpo, su cabello despeinado en la mañana, su desorden en la ropa, sus olvidos, su manía de fumar, de dormir hasta casi el mediodía los sábados, el dejar la puerta del refrigerador abierta cuando saca cualquier cosa, el dormirse siempre con el televisor encendido, sus momentos de silencio, su amor por el campo, por los animales, aun así él no los tolere; pero sobretodo ama esa pasión con la que vive, la que coloca en cada mínimo detalle y que a él lo hace vibrar. Y sabe que no podría vivir un minuto sin nada de eso, sin sentir el placer y la fortuna de tener cada momento imborrable de él. Ése es Pedro y no le cambiaria ni un ápice de su ser.

Y ama sus celos, su posesividad. El los busca, los incita manipulando a cualquier aparecido para que haga parte del espectáculo y así poderlo ver. Majestuoso, hermoso, brillante. Le encanta ver su nerviosismo, su rostro serio, sus ojos incendiados que devoran todo a su paso, su cuerpo atlético tensionado.

Regresa a la casa y observa a Pedro dormir, lo acaricia y éste perdido en la bruma de la inconciencia le toma la mano, lo huele y cae en la realidad, se miran segundos, minutos eternos, hablan en un lenguaje exclusivo de ellos y ajeno a extraños. Pedro se alza sobre su brazo buscando un suave beso y con sus labios rozando la boca de Guillermo confirma su manera de amarlo.

-          Me gustas tanto que no me gusta que le gustes a otras personas. Es un amor así, celoso. (1)

Guillermo sonríe, jugando un poco con esos labios y susurra sobre ellos.

-          Y yo te amo así: mío pero tuyo al mismo tiempo. (2)

Y la noche…la noche se cierra.

(1)     De Jorge Luis Borges

(2)     De Jaime Sabines

Ambos con ligeras modificaciones.