Recuerdos (1era parte) by Paula

Allá lejos y hace tiempo, un profesor del CBC en una clase nos dijo que no nos preocupáramos por perder un cuatrimestre, un año, en definitiva, si vivíamos 80, 85 años, esos meses en el balance de nuestra vida iban a ser insignificantes. Si bien hablaba a nivel de la carrera, a partir de ese planteo, surge esta historia. Creo yo, que la significancia es relativa, no se puede medir en función de cantidad sino de calidad y cada momento merece ser tenido en cuenta  aunque haya sido efímero, porque a veces aunque haya durado poco, son los momentos más importantes y trascendentes de nuestra vida.

 Los personajes le pertenecen a Aguirre, Segade y Polka. Menos Pedro, que es nuestro, porque ellos lo mataron.

CAPITULO 1

-“Guillermo Graziani ¿acepta por esposo a Pedro Beggio?”

-“Sí, acepto”

Los ojos emocionados de Pedro se encontraron con los de Guille y vio reflejados los mismos sentimientos amor, alivio, alegría, felicidad…

Había llegado por fin el momento de vivir su “Felices por siempre.”

Un año después…

-“¡La puta madree! Guilleeee, ¿vos viste mi corbata gris? No la encuentro, ¿la viste?”-

Guille se sonrió, la voz de Pedro llegaba lejana desde adentro del vestidor, se notaba que estaba nervioso, ese bendito juicio por calumnias, amenazas y no sabía cuantas cosas más, lo tenía alterado desde hacía dos semanas. Menos mal que hoy se terminaba, porque Pedro de mal humor no era un buen complemento a su mal humor crónico.

Igual, el que tenía el día agitado, era Pedro. Gaby estaba de vacaciones y le había dejado unas  pocas cosas pendientes, Marcos se iba a ver a ese cliente en Luján, con lo cual hoy iba a estar solo y tranquilo en el estudio para repasar la información de la audiencia de mañana, así que mejor ayudaba a Pedro a encontrar esa corbata antes que ardiera Troya.

Se rió, al ver a Pedro en el vestidor, pantalones puestos, sin camisa, el pelo húmedo y cara desencajada. Este chico, no tenía idea de lo que provocaba en él así vestido, o desvestido, o semi vestido, lo que fuera. “Controlate, controlate” que si no  iban a  terminar llegando tarde a Tribunales y Pedro lo iba a matar.

-“¿Qué pasa mi amorcito?”-

-“Mi corbata gris, ¿la viste?”

-“¿La que tiene unas líneas negras finitas?”

-“Sí, sí, esa, ¿dónde está?”

-“Ejem, esa corbata la tenías puesta el otro día cuando llegamos y bueno, ejem, se fue todo de las manos y la llevamos a la tintorería, pero… ayer no fuimos a la tintorería a buscar la ropa, porque de nuevo, ejem, se fue todo de las manos…”

Pedro tuvo la delicadeza de ponerse colorado, al recordar.

-“Mejor busco otra corbata que ponerme, ¡gracias mi amor!”- le dijo Pedro finalmente regalándole una sonrisa.

Guille se rió y fue a terminar de preparar el desayuno.

Una vez en el auto, Guille se recostó contra el asiento y lo miró a Pedro que con sus anteojos de sol puestos estaba concentrado en el tránsito. Había insistido en alcanzarlo hasta el estudio, a pesar de que Guille, prefería tomar un taxi para no demorarlo más. Pero esas cuadras arriba del auto con Guille, ayudaban a Pedro a relajarse.

En el semáforo, viendo que Pedro le devolvía la mirada, le preguntó,

-“¿Nervioso?”-

-“Ahora, un poco menos, gracias por aguantarme estos días.”

Guille no llegó a contestarle, porque en ese momento sonó el celular de Pedro. Pedro atendió y por lo altoparlantes del auto se escuchó claramente la voz de Gabriela.

-“Pedro, soy Gaby, cómo estás?”

-“Hola Gaby, estoy manejando, estoy con Guille aquí en el auto, ¿qué pasa?”- contestó Pedro serio.

-“¿Te acordás de la audiencia por el divorcio de Vázquez?”- preguntó Gaby.

-“Sí, me acuerdo perfecto, estuve toda la semana pasada intentando fijar una fecha con el abogado del marido y nunca me dio bola, su cliente estaba siempre ocupado.”

-“Bueno, me acaba de llamar el abogado para avisarme que su cliente puede reunirse hoy a las 11:30, y que si no, no sabía cuándo iba a poder de vuelta.”

-“Pará, pará un minuto, el abogado de la otra parte te llamó a VOS, que estás de vacaciones, para concertar una audiencia a la que tengo que ir yo. Pero, ¿qué les pasa a Uds. dos, ah?”

-“No sé, Pedro, habrá perdido tu teléfono…”

-“¿Me estás jodiendo Gaby? Me pasé toda la semana pasada hablando con él… me tiene podrido ese caso de mierda y yo hoy no puedo reunirme con ellos, tengo un juicio y voy a estar todo el día en Tribunales. Ya que te gusta hacer de secretaria, avisales y arreglá otra fecha.”

-“Ay, Pedro, cada día te estás pareciendo más a Guille con esas contestaciones.”

Antes que Pedro pudiera contestar, Guille lo interrumpió, -“¿Sabés, una cosa?, Gaby tiene razón, Pedro.”

Ante los ojos desconcertados de Pedro, Guille lanzó una carcajada, -“Cada día te estás pareciendo más a mí” - y con una sonrisa cómplice le tiró un beso silencioso. El mar humor de Pedro, se fue en ese instante y le devolvió la sonrisa. –“Sos un boludo”-

-“Muy, muy, boludo”- le dijo Guille, siguiendo sus típicas conversaciones silenciosas.

Guille continuó –“Gaby, voy a ir yo a esa audiencia, la próxima vez, tratá de no confirmar una cita sin haberlo hablado con nosotros.”

-“Perdoname Guille, no sabía qué hacer. Tené cuidado, ese tipo es un hijo de puta, la tiene amenazada a nuestra cliente, ya le pegó varias veces, ella está muy asustada. Andá con Beto.”

-“Gaby, vos seguí disfrutando de tus vacaciones y dejá que yo me ocupe del caso. Un beso, chau.”

Ya habían llegado al estudio, Pedro amagó con bajarse, pero Guille lo frenó, -“¿Adónde vas? Los papeles del caso Vázquez están en tu escritorio, ¿no?. Despreocupate, yo me ocupo. Y de paso lo llevo a Fabián a que se foguee un poco con estos temas. Te amo precioso, andá a Tribunales que vas a llegar tarde.”

-“Gracias mi amor, yo también te amo, nos vemos a la noche.”

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Por fin había terminado el juicio, y además en forma exitosa. Se estiró como un gato, la espalda le dolía, estaba cansado, el mejor remedio para todos sus males iban a ser unos masajes de Guille a la noche.

Mientras salía de la sala del Tribunal, encendió su celular, que enseguida empezó a sonar avisando de un montón de llamadas perdidas y mensajes pendientes.

No llegó a chequear de quién eran, porque se encontró en ese momento con la cara preocupada de Beto, casi encima de él.

-“Menos mal, que te encuentro, te estuvimos buscando desde la mañana. No atendías el celular.”

-“Estaba adentro de la sala en el juicio de Senillosa, en el cuarto intermedio no me acordé de prender el teléfono. ¿Qué pasó Beto?”

-“Guille”

Con esa sola palabra, Pedro sintió que el piso se hundía bajo sus pies. 

Continuará....