Tarde tranquila, sábado lejos de
los ruidos de Buenos Aires, de las presiones cotidianas del estudio, de
tribunales, de la facultad.
Un hermoso día de primavera, de
esos que anticipan el verano, mucho sol, todo verde alrededor. El hogar que siempre vio como un espejismo,
hoy se le hace más real que nunca. Brisa corre entre las flores alegre, vivas,
libre. Adentro Pedro juega al ajedrez con Dieguito.
Sosteniendo un libro mira su vida
y piensa… ése también debió ser el lugar que hubiera querido para Fabián, pero
se contenta con la idea de que su nietito, al menos con él lo va a poder
disfrutar.
Repasa muy adentro suyo, los
tiempos en donde le era impronunciable vivir con esta sensación de paz, de
infinito amor, de paternal comunión, quedaron muy atrás.
- “Papá!!!” – grita Dieguito -
cómo era eso del enroque??
- Ah no, con ayuda no se vale!!-
afirma Pedro, mirando de reojo a Guillermo, quien absorto en sus
pensamiento, parece despertarse de un glorioso éxtasis.
- mmmm… – gruñe entre dientes Guille. Sabe que si le explica cómo
ganarle a Pedro, lejos de terminar una jugada, va a empezar una pequeña
batalla, de esas diarias, en la crianza de un hijo.
No termina aún de levantarse,
cuando escucha un ruido y el grito de Brisa.
Su llanto desbocado lo hace girar
en su propio eje y correr desesperado hasta donde su pequeña -“El brazo, papá,
mi brazo”-
Trae el auto Pedro! Ahora, trae el auto! – pero Pedro apenas si se
mueve. La sangre, piensa Guille, mi chiquitín precioso aun no supera el tema
de la sangre…
Diego corre a buscar las llaves,
en eso Pedro parece volver a la realidad y busca los documentos de los niños,
esos que están preparados “Para cualquier
urgencia” había dicho Guillermo.
Mientras Guille alza a Brisa,
quien no deja de llorar y de quejarse, Diego empuja a Pedro al auto. Sube a su
mujercita en el asiento de atrás y corre hacia Pedro. Lo mira a los ojos, como
queriendo despertarlo del transe en que se encuentra, con sus manos cálidas y haciendo
apenas una pequeña presión en sus pómulos, le dice tan dulce como nerviosamente– Mi cielito, te necesito aquí, hay que
llevar a Brisa al hospital – y conteniendo las ganas de zamarrearlo, casi
gritando, decretó – A h o r a !
El camino se les hace eterno,
aunque solo tardan unos minutos en cruzar la puerta de urgencias, Guille lleva
a Brisa en brazos, Diego a Pedro arrastrándolo.
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Cuando el doctor termina de poner
el yeso a Brisa, y mientras intenta explicar los detalles de los siguientes
controles y los analgésicos para la pequeña, Pedro logra salir de ese trance, y
se da cuenta de cuan fuerte esta apretando el brazo de Guille, y como éste,
aunque sabe que le esta doliendo, no se inmuta, al saber que de esa forma su
“Cielito” se siente seguro.
Cuando el médico ha dado ya unos
pasos lejos de la pareja. Guille le toma las manos y le pide que se tranquilice – Pedro, no podes reaccionar así cada vez
que les pase algo a los chicos, yo solo a veces no puedo, te necesito conmigo,
con nuestra familia.- suspira como tomando coraje para seguir - Tenemos que buscar la forma de que
superes todo ese dolor, amorcito. Te prometo que entre los dos, vamos a
intentar superarlo –
Pedro solo asiente con la cabeza,
los recuerdos de los golpes, de las heridas no curadas, de las sensaciones de
abandono, de despojo que lo quiebran, de a poco se esfuman, cuando las palabras
de Guille, van calándose en su interior.
El sabe que el dolor de su hija
no es el mismo que el sufrió, pero en el fondo, dolor es dolor, y eso lo deja
débil, exhausto, adormecido de tantos años de maltrato y de desidia.
Pero Guille, siempre y sólo su
Guille sabe cómo hacerlo salir de esos trances. Toma su mano y lo dirige a
donde se pequeña mujercita está planeando, junto a Diego, los dibujos que le
harán al yeso.
Antes de entrar a la habitación, Guille lo
frena, le acaricia la frente, Pedro se siente tranquilo, porque ese gesto, esa
sensación de paz, que la palma de Guille sobre su frente le deja, es y ha sido
siempre, la de sentir que sus miedos y sus fantasmas, se alejan para volver a
ser el hombre fuerte y decidido, que fue capaz de dejar su anterior mundo, para
vivir plenamente en éste, su actual realidad.
Suspira, como alejando todas las
nubes que su pasado no le dejan disipar y se deja besar en la frente.
Ahora, nuevamente, vuelve a
enamorarse de ese hombre, que sentado en la parte de atrás del auto, contiene
con una dulzura, que extrañaría a propios y ajenos, a sus dos hijos, y lo
redescubre, nuevamente su salvador, su hombre, con el tesón suficiente para
afrontar las más duras de las batallas, o los momentos más fuertes, como el
dolor de un hijo herido.
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Llegada la noche, y casi con un
poco de vergüenza se acerca a Guille, quien prepara un whisky, y antes de poder
abrir la boca, éste le dice, con la voz quebrada – “que cagazo, cielito, que cagazo que tenia….” Apura un sorbo del
vaso y continua, “no creí que después de
todo lo que pasamos, volvería a sentir tanto miedo…”
Y Pedro comprendió, que ese
puerto, duro e irrompible, también estaba lleno de miedos, y de fantasmas, y
buscando disipar todo, lo abraza fuertemente, intentando contener todo ese
dolor, esa angustia del momento vivido.
Ahora, es Guille quien se vuelve
a enamorar, porque en ese abrazo, de palabras contenidas, el entiende que sin
Pedro, no es más que un hombre con miedos, igual que todos, igual que Pedro. Puesto
que en los brazos de su esposo, puede encontrar, una vez más el descanso
compartido, del amor verdadero.
Porque sabe que complementando
sus miedos y su amor, se hacen fuerte, en uno, comprendiendo que cualquier cosa
que les pase, por muy grande o muy chiquita que sea, siempre la podrán afrontar
juntos.-
FIN.
Adriana, bienvenida al espacio de los sueños, gracias por compatir este instante de la familia Graziani-Beggio,y como te dije en nuestro feedback, arriegarte a volar, arriegarte a abrir tus alas da estos hermosos resutados, Volamos con vos, "Puesto que en los brazos de su esposo, puede encontrar, una vez más el descanso compartido, del amor verdadero." Gracias, por elegirnos!!
ResponderEliminarUn millón de gracias por dejarme compartir este espacio con ustedes!! Gracias Lili por el impulso y la ayuda.
EliminarMuchas gracias Igora por prestarme a Dieguito y a Briza.
Querida Adriana: siempre es una alegría reconocer en otra pluma, que los cuide bien, a estos dos personajitos que quiero tanto, y que ya forman parte de este universo amoroso creado por Pedro y Guille... ¡Volver a enamorarse todos los días! Y reconocerse que sin el otro es un hombre lleno de miedos... Bellísimas imágenes! ¡Qe vengan nuevas historias!
EliminarAdriana, bienvenida a nuestra Trinchera, siempre es muy lindo recibir nuevos escritores y nuevas historias, la tuya particularmente me encantó, las reflexiones de Guille, el sacudon a su vida cotidiana con el golpe de Brisa, tu descripción de como se complementan, se necesitan, mostrandonos finalmente cuanto se aman, muy bien contado, te felicito y gracias x compartir tu historia.
ResponderEliminarUna sección de vida verdadera. Una descripción minuciosa de sentimientos, miedos, recuerdos, esperanzas, ternuras que un hecho tan traumático puede despertar. Y al final.. todo se vuelca: ¡quien es fuerte se descubre frágil y que es frágil alienta quien es fuerte!
ResponderEliminarGracias.
Adri precioso ... Una dulzurz unica ... Cuando se trata de la familia , de Brisa y Diego y de ese amor tan grande que se tienen .... A mi me desarma . Ahora ya estaremos esperando mas historias tuyas . Graciela CT
ResponderEliminarAdriana, querida tocaya, muy bienvenida y muchas gracias por esta hermosa historia!! En espera de otras!! Abrazo!!
ResponderEliminarPreciosa y con mucho sentimiento, como ellos :)
ResponderEliminarHermoso Adriana! Me encanta leer sobre la familia Graziani-Beggio siempre, y este fic tuvo detalles muy dulces y emotivos que me llegaron al corazón. Bienvenida y ojalá sigas escribiendo! Gracias. María Elena
ResponderEliminarBienvenida Adriana!!!gracias por traernos estas delicias de la vida cotidiana de la familia Graziani-Beggio,siempre cuidando y acrecentando su amor,espero que este fic sea solo el comienzo de muuuchos más ,abrazo..Alicia.
ResponderEliminarrelato tierno lleno de afectos, se percibe, se ve ese sentimiento de Amor creciendo en familia
ResponderEliminares lo que podría tener un " relato visionario " de lo que podría llegas a ser un Farsantes 2 . Gracias Adriana!! Gracias Acto de Fe Fanfiction por publicaciones que nos hacen sentir que el mundo puede ser diferente !!
Adriana, mas que bienvenida!!!!! Despues del pàrrafo final que escribiste, como no estarte enormemente agradecida?!! Disfrute muchìsimo de esta historia, del cariño, el apoyo mutuo, el amor, la comprensiòn, la ternura de estas imàgenes que nos regalaste. Te estoy muy muy agradecida, esperamos con el corazòn abierto todos tus hermosos futuros textos que seguro estan por venir, nuevamente, gracias por esto!!!! Felicitas
ResponderEliminarBienvenida! Y gracias por tanta ternura, es precioso lo que escribiste!
ResponderEliminarMe encantan chicas las historias que escriben!! cada tanto leo alguna para recordar a esta hermosa historia de amor de GyP. Silvia
ResponderEliminarMuy tierna!! estas escenas d la vida diaria me matan d amor!! y me reí con la frase "y Diego a Pedro arrastrándolo" Bienvenida!
ResponderEliminarLeo y releo, algunas son mas adictivas, pero son todas maravillosas , muchas graciassss (marfueguina)
ResponderEliminarNo soy de Argentina, y acabo de descubrir este programa, debo decir que me encantó, aunque menos en los capítulos tras la muerte de Pedro. He leído tus tres historias y me encantan, planeo seguir "El profe" y cualquier otra que publiques aquí. Ojalá este fandom prospere, pues me muero por leer muchas historias de esta pareja.
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