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CAPÍTULO
CAPÍTULO
V
Se despierta con el
ruido de los truenos, observa, a la luz de los relámpagos y el fuego mortecino,
ve a Pedro revolviendo todo.
-¿Qué haces?
- Llueve, tengo que ir a tapar los huesos por si se
derrumba algo – mientras
separa lonas y sogas
- Todavía no amanece. Te acompaño
- No, quedate, falta que te caigas y te fractures
alguna otra cosa
Pasa el día dando
vueltas por la ruca, dudando si ir a buscarlo o no, hasta que lo ve llegar,
empapado y exhausto. Reaviva el fuego, mientras lo ve tiritar.
-Sacate la ropa que te vas a enfermar – busca algo con que secarlo y termina de
deshacerse de las prendas heladas. Frota con fuerza el cuerpo que se rinde,
desnudo, bajo sus manos – ¿Qué te hiciste
ahí?
-Me caí y me golpee
-Decime donde guardas esos yuyos que usas-intenta alejarse pero los
dedos largos lo aferran fuerte por la muñeca – Quedate acá…
La sangre se le
arremolina como cada vez que lo tiene cerca.
Acomoda los mechones
húmedos con la mano – Un día de estos te
voy a cortar el pelo, estas hecho un desastre – siente el crepitar del
fuego.
La mano baja leve
sobre los ojos cerrados y se detiene apenas en los labios entreabiertos. El
cuerpo prohibido, la piel que arde y cede bajo sus dedos temblorosos.
No es normal, es
pecado, una enfermedad, pensamientos agolpados bajo la razón nublada, barridos
beso a beso. Vergüenza y deseo. Se exploran. Aprenden a acariciarse, buscarse,
entregarse. Despacio. La respiración acelerada. Miedo y placer. Entre gemidos
de dolor y gozo aprenden esa noche a amarse.
La mañana se encuentra
solo, otra vez. Prepara café y ordena un poco. El cielo limpio y diáfano
desmiente el temporal del día anterior. Demasiado tiempo libre cuando lo que
menos quiere es pensar. Busca agua y leña, aprovecha para bañarse. Y las horas que no
pasan más.
Se concentra en seguir
dibujando fósiles de no sabe qué y, al atardecer, le deja algo de comida al
zorro.
Cena y se acuesta sin terminar de decidir si es mejor volver a ver a Pedro ese día o no.
~•~•~•~•~•~
En el tenue resplandor
de las brasas lo ve entrar, embarrado completamente y meterse en la cama sin
decir nada. Deja pasar un tiempo antes de levantarse; sabe que no duerme porque
no escucha la respiración pausada a la que está acostumbrado.
- A ver, haceme un lugarcito – se acomoda al lado lo mejor que puede
– ¡esta pierna de mierda! – lo abraza
y le seca las lágrimas – ¿se derrumbo
mucho?
-Bastante
-Bueno, mira, mañana me sacas el entablillado y te
ayudo; entre los dos lo vamos a poder recuperar más rápido – baja la mirada y encuentra los ojos marrones. Hace
la pregunta equivocada.
– ¿Algo más? – y la boca peligrosamente cerca – no es porque estemos acá solos – que lo
besa – yo te quiero – y se duerme sin
esperar respuesta. Suspira, estrecha fuerte el abrazo, antes de confesar lo que
lo aterroriza – yo también te quiero.
~•~•~•~•~•~
Abre los ojos a la luz
de la sonrisa de Pedro – Buen día – y
con la mañana vuelven las dudas, y ya no hay tormentas de excusa, solo el deseo
que quema por dentro, y los dedos, lengua y dientes atrevidos, insolentes,
hurgando en su cuerpo, despertando a su paso sensaciones nuevas. El dolor y el
placer de la embestida de Pedro, el grito incontenible del final ahogado contra
la cama, y todas las estrellas del cielo en la tierra; el cuerpo que se desploma
a su lado y se acurruca entre sus brazos, cubriéndolo de besos. Un tiempo hecho
de ahora, sin antes ni después.
-Me parece que hoy voy a decretar feriado
-Sos un atorrante vos… - y al rato – Che,
precioso, vos hace como dos días que no comes nada. Porque no nos levantamos y
te preparo algo.
-Vos primero
-No, vos
-Bueno, date vuelta
-¿Qué?
-Que te des vuelta mientras me visto
-Pero Pedro…está bien, está bien, no miro
Ese día sacamos el entablillado e hicimos un bastón,
con más libertad de movimiento las cosas cambian bastante.
-¿Seguro no te duele?
-Un poco nomas
-¿Querés un té de palo piche?
-No gracias, prefiero tus diez pumas antes que esa
porquería. Vení, sentate que te voy a cortar el pelo y la barba, pareces un
salvaje.
CAPÍTULO VI
Libro de Bitácora 20
de enero de 1921
De a poco voy
aprendiendo los distintos tipos de rocas, a encontrar los planos de junta por
donde se parten, el uso de las herramientas y las técnicas para sacar los
fósiles. Además hay que documentar, identificar y embalar todo en orden para
reconstruirlo después en el museo. Parece que no vamos a terminar este año.
-¿Y
cómo le vas a poner a esos bichos? ¿Pedrosaurus Beggius? – le gusta
verlo reír
-Capaz…
si nadie lo clasifico antes
Y sin querer
da un golpe distraído.
-¡Lo
rompiste!
-¡No rompí
nada!
-Si,
mira, acá, ¿no ves? Es la impresión de una hoja, te dije que tengas cuidado…
-Yo no veo nada ahí Pedro
-Fijate,
las nervaduras, los bordes – pero ya no puede contener la risa - ¿Vos me estas cargando? – y se escapa
antes de que lo alcance el bastonazo – ¡Veni
acá para que pueda matarte!
~•~•~•~•~•~
La noche los
encuentra de nuevo de cara al cielo.
-Aquellas
son las Tres Marías que forman el cinturón de Orión, el cazador y… no me
acuerdo más –lo abraza.
Suspira – Aquellas cuatro, las ves? Forman el cuerpo
d…
-¿Vos
crees que habrá gente en la luna?
-¿Gente?
-Sí,
que estén mirando el cielo y pensando si algún día llegaran hasta acá.
-¿Un
paleontólogo loco y un aviador afortunado? El cuerpo de Orión, Betel…
-¿Esta
al revés, no?
-Porque le dieron la forma y la nombraron en
el Hemisferio Norte. La roja es Betelgeuse,
Bellatrix – nombra a medida que señala – Rigel y…
-¿Qué
le dirías? Al aviador
-¡Que
se yo! ¿Podemos seguir? Seguro el buscador de huesos lunar ya se sabe las
constelaciones de memoria
-Fósiles.
Contestame.
-Que tenga cuidado donde se estrella, porque
hay por ahí un paleontólogo endemoniadamente lindo – se incorpora y lo besa
– así no vas a aprender nunca. Y vos, a
tu colega, ¿qué le dirías?
Sonríe - que este atento a los biplanos que se caen
del cielo.
30 de enero
Creo que empiezo a
acostumbrarme a este lugar
-¿Para
qué estas usando esas bayas?
-Para
hacer el color azul
-Es Calafate
y se come – se lleva una a la boca y comenta mientras mastica –
y también se puede hacer dulce, ¿no las
probaste?
-No
voy a probar algo que no conozco, Pedro
La sonrisa
teñida de morado, el beso suave y largo – Me
parece que venimos rompiendo records de eso, Guille.
-No
seas boludo
-¿Sabes
que dice la leyenda?
-¿También
tiene una leyenda el Calafate?
-Michay.
Dicen que el que lo prueba, siempre vuelve.
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15 de febrero
Hoy finalmente se
nos acabo la harina. Encontramos unos hongos de aspecto horrible y sabor dulce.
Llao Llao dice Pedro que se llaman, o pan de indio. Vamos a tener que
conformarnos con eso, menos mal que compramos carne.
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Besa la nuca,
el cuello y los hombros de Pedro sentado entre sus piernas, al atardecer.
-Quedate
quieto, amor, sino no va a venir
-Estoy
quieto, lindo
Tira un trozo
de pescado a un metro de distancia
-Ahora
tengo que pescar también para el zorro
-¡Shhh!
Y otro más
cerca y más…Se inclina y estira el brazo lo más posible ofreciendo, esta vez,
la comida en su mano. Lo ve dudar un poco, oler el aire, nervioso, en busca de
un peligro que no existe, acercarse despacio a su palma abierta, recoger con
rapidez el bocado y alejarse, no mucho, para comerlo.
Se recuesta contra
su pecho, sonríe y levanta la cabeza para recibir el beso – ¿Lo viste? ¡Comió!
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1 de marzo
Los días empiezan a
acortarse y hace más frío. Pedro esta, a veces, de un humor taciturno, algo
hosco y callado.
-Anda
a llevarle esos restos al zorro
-¿No
estaré haciendo mal?
-¿Por?
-¿Qué
va a comer cuando nos vayamos?
-Se
las arreglara como antes, supongo – advierte
el significado de sus palabras al ver los ojos húmedos, y espera la pregunta
-¿Qué
va a pasar cuando volvamos?
-Pedro… - le
acaricia la frente como si con ese solo gesto pudiera despejar las dudas que lo
embargan también a él, besa los labios llenos, y responde despacio, como si
hablara con una criatura – ¿Cuándo andas
por ahí y no encontras lo que buscas, qué haces?
-Nada
-Nada
no, seguís buscando porque sabes que algo, en algún momento, vas a encontrar
-Si
-Bueno,
entonces igual
-No
te entiendo
-Vamos
a tener que volver, vos a lo tuyo y yo a lo mío, pero vamos a encontrar la
forma…
-¿Y
si no?
- Y
si, nada – lo abraza apretándolo fuerte– vamos a poder – deteniendo el tiempo en un susurro – va a pasar – y un beso – no puede no pasar.
Continuara…
Se pone cada vez más difícil dejar un comentario después de haber leído, porque se tiene miedo de perder la magia de las palabras que te han envuelto tan apretada por llevarte al centro de tu corazón. Son ellos pero sin embargo son diferentes. Y te enamoras de nuevo, siempre de más. Espero Elena... yo espero siempre cuando soy consciente que lo que escribirás me llevará sobre otro planeta.. ¡sobre la luna!
ResponderEliminar¿Cómo puede ser que Estos Dos puedan tener tantas vidas y siempre provocar el mismo enternecimiento?
ResponderEliminarGracias Elena y Lilita, maravillosos ellos, las estrellas y el zorro! Pude verlos en cada parte del relato. Tan propios a su esencia.
Gracias!
Mina.
Hermosa historia, leer y transportarse..! Silvia
ResponderEliminarCuando uno piensa que no hay nada que te enamore más, siempre aparecen ellos!!! A esta altura solo me queda reconocer que tu pluma es un bálsamo para mi alma!!! Gracias!!!
ResponderEliminarElenss que maravilla tu historia se me escaparon unas cuantas lágrimas con ese no puede no pasar, sublime tu pluma!!! Mariana
ResponderEliminarMaravilloso! No tengo palabras suficientes para describir lo que esta historia provoca. Gracias !!!!!!!!!!!!!!!!!! Magaly
ResponderEliminarLas palabras se me van, no me salen,es tanto lo que siento cuando leo tus relatos que me dejas sin palabra, sin aliento y llena de emociones...Mil e infinitas gracias!!
ResponderEliminarElena , no te había leído. de corrido hice todos los capítulos. hermosa historia, hay detalles pequeñitos entre las frases, detalles finísimos y hermosos de cada uno de ellos. en medio de huesos y solitarios se conocen y se aman. divina historia. gracias.
ResponderEliminarHermosísima historia Elena, el escenario ideal para desplegar toda su ternura y conocerse y entregarse sin prejuicios. Es conmovedor leer cómo se van descubriendo primero a sí mismos y luego al otro en un proceso que me llega al alma. A medida que se van adaptando al ambiente y a esa vida salvaje, se ve cómo también se van amoldando uno al otro y terminan siendo esa dupla tan querida que tanto adoramos. Ojalá esto no se termine nunca. Gracias por recrear esta historia, y, cómo alguien ya te dijo alguna vez, debés ser una persona muy especial para poder crear y compartir algo tan maravilloso. María Elena
ResponderEliminarCómo ellos se han vuelto a enamorar, yo me enamore perdidamente de tu historia Ele y cap a cap este amor crece más. Logras trazar más allá de tu pluma y tocarnos el corazón ...Gracias por tanto sentimiento....Caricia al alma.. Silvana.
ResponderEliminarhermosa historia, original, no son ellos pero sí, son ellos, enamorados, en otro tiempo, en otro lugar, tan necesitados............me encantó, te felicito.
ResponderEliminarHermoso, ellos , hermosa historia , "pero vamos a ver la forma" ,uffff espero
ResponderEliminarY que agregar a lo dicho por las chicas....nada.....solo GRACIAS....infinitas GRACIAS...."VERLOS"" amarse es enternecedor....NO puedo seguir...Mirta.
ResponderEliminarPrecioso, precioso, y por partida doble. esta entrega sí que no tiene precio... como hacés encajar todo en un orden cósmico Elena,me encanta y hoyparticularmente desbordan ternura... Feliz del desafío.. feliz con esta historia...
ResponderEliminarDivino! Lo màs interesante de esta historia es que si bièn los personajes mantienen su esencia original,vos les das la opciòn de reconocer ese amor sin tantas culpas...de superar ràpidamente los miedos de ese "descubrimiento" y aceptarlo....eso me encantò! Tu Graziani es perfecto,fuerte,seductor,amoroso,siempre c sus adorables berrinches...el complemento ideal para un Pedro hermoso pero tan necesitado de un sostèn emocional....sobre todo cuando aparece la idea de "Futuro".-
ResponderEliminarMis partes favoritas: " no es porque estemos acá solos –yo te quiero – y se duerme sin esperar respuesta. Suspira, estrecha fuerte el abrazo, antes de confesar lo que lo aterroriza – yo también te quiero..."
" Besa la nuca, el cuello y los hombros de Pedro sentado entre sus piernas, al atardecer..." siempre me los imaginè asi.-
Q divino este Graziani...."Creo que empiezo a acostumbrarme a este lugar..."
ResponderEliminarMal del sauce?
-"¿Sabes que dice la leyenda?
-¿También tiene una leyenda el Calafate?
-Michay. Dicen que el que lo prueba, siempre vuelve"...
gracias a todos por seguir tan amablemente esta historia!
ResponderEliminarFelicitaciones!! que gran escritora!!! admiro tu pluma y generosidad, para con los personajes, las historias y las lectoras! Bella, bella historia. Sigo leyéndote, nos haces bien... Gracias. Susy
ResponderEliminarSos una genia Elena no me sale decirte más que gracias tus momentos son de otro planeta !!!!!!genia ilimitada...majo
ResponderEliminarElena , acabo de leer los 6 de un tiro , hijole no se que palabras usar para decir que me encanto , hermosa tu historia. Me entristece un poco al pensar en ellos sin estar juntos , sin dormir juntos pero se , que encontraras una solucion a ese amor . Mi sabado tiene un lindo color despues de leer tu historia . Graciela CT
ResponderEliminarQuerida Elena adorable esta historia (como todo lo que escribís),es un placer leerla y disfrutarla hermosamente contada,encontramos ternura,pudor en ese descubrir mutuamente el amor de dos iguales,tengo la incertidumbre como ellos que va a pasar cuando vuelvan a "la civilización??pero confío en las palabras de Guille"vamos a poder,va pasar,no puede no pasar,Gracias ,abrazo gigante,Alicia...
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