Capitulo I
El sonido de las sirenas retumba
en el aire, los jóvenes corren atemorizados hacia sus casas, el toque de queda
de las seis de la tarde es la excusa perfecta para que al día siguiente se
encentren alguno que otro muerto en las calles de la ciudad.
La consecución de la
dictadura desde hace tres años tiene
diezmada y acorralada a la población,
los diálogos entre las guerrillas insurgentes y el gobierno actual mantienen en
vilo la posibilidad de retomar la democracia del país, mientras tanto se sobrevive
con la políticas impuestas, algunos como Pedro Beggio se resguardan a través de
los contactos y amistades de alto rango que le debían favores en retribución a
su defensa por diferentes crimines
cometidos en diversos ámbitos, todo una pantomima armada.
Vivía al Norte, en una de las
zonas más lujosas de la capital, andaba sin restricciones de ninguna especie,
se movía como pez en el agua, y la confianza ganada en los altos mandos le
daban acceso a información y a lugares que
muy pocos tenían.
Su "buena vida" siendo un
consentido del Nuevo Régimen le pasaba factura; los viejos amigos, los reales,
los que aún quedaban vivos le daban la espalda avergonzados. Familia…le debía a
su padre el contacto con varios magistrados y los inicios de relaciones con
personajes claves, pero nada más lejano a una palabra tan grande como familia,
él no la tenía, hacía mucho tiempo. Así que la consigna era clara: Nada que
perder y sí mucho que ganar.
La mañana del siguiente día lo sorprendió
desde temprano entre folios, fotocopias y mucho café, quien iba a pensar que en
la Corte Suprema se daría el mejor café de la ciudad. A través del humo del
cigarrillo lo ve pasar. “¿No dormís?” Se pregunta. Joaquín, el guarda, le comentó
que al tomarlo de sorpresa el toque de queda se había quedado la noche
durmiendo en la oficina, y ahora lo veía andar por los pasillos dos horas
después, recién bañado y con una tasa de café amargo “como te gusta”.
Se ensimisma viéndolo, las
cochinas casualidades de la vida le habían asignado una oficina frente a la
suya. Otro motivo de discusión el día que Guillermo le reclamó que hacia allí
teniendo una oficina lujosa en un edificio lujoso con una secretaria lujosa, “Prefiero
verte a vos, sos de lo más interesante” había sido su ácida respuesta, que de cínica
no tenía nada y sí mucho de verdad. En
aquel momento se había dado cuenta del verdadero color de los ojos de Graziani,
no era negros, eran de un marrón profundo que se tornaban oscurísimos cuando se
hallaba en punto de ebullición.
Guillermo lo odiaba a muerte.
“Sos un vendido, un chupaculos” alguna vez le gritó. Desde entonces no cruzaban
palabras, se evitaban al máximo. Pero eso no impedía conocer uno a uno sus
horarios, su agenda de lunes a lunes, su amante de turno. Toma aire, le molesta
pensar en eso, se toma el café y de nuevo lo observa. Teme por su seguridad.
Graziani es uno de los “incorruptibles” un grupo de intelectuales que se encontraban
en cargos públicos en el momento del golpe de estado constitucional y que
continuaban siendo acérrimos enemigos del actual régimen. Durante los últimos
seis meses misteriosamente cinco de sus miembros se habían suicidado. Pedro aún
no lograba saber qué motivos estaban detrás de esas muertes, estaba seguro que
eran homicidios dirigidos, autorizados y
ocultos bajo un manto de mentiras Todos amigos o cercanos de Guillermo
Graziani.
El sonido de mensaje recibido en
el celular lo sorprende, tira la colilla del cigarrillo.
Rebeca. 17. ¿Un café?
Mierda. Hacía semanas no se
contactaban. Allí estaría. De nuevo lo mira antes que Guillermo baje la
persiana, lo último que ve; el brillo del anillo en su dedo anular.
La Plaza de la Rebeca preservaba aún
los vestigios de la magia cuando los artesanos vendían orfebrería y tejidos,
objetos de segunda mano y arte en toda su expresión. Ahora la zona estaba
invadida de bares, restaurantes y prostíbulos costosos. Llega a las 17 horas en
punto y se acerca al bar de la esquina, solicita un café negro y barre con la mirada
el lugar viendo a Marcial al final de la barra disfrazado con una ridícula
peluca de color caoba.
-¿Recordás esto? - Marcial desliza sobre la mesa la
insignia de un puño negro alzado sobre un fondo naranja.
-Si, ¿qué pasa?
-Volvieron. La limpieza comenzó cerca de hace seis
meses, ¿te suena algo?
Pedro recuerda los suicidios. Y
el rostro de Guillermo se le hace casi real.
-Anoche hubo una matanza. En el sector de
Copacabana. Mataron 15 travestis y dos estudiantes, uno de derecho y uno de
filosofía.
Marcial nervioso como pocas veces
lo ha visto, mira hacia la puerta del local insistentemente.
-¿Hay algo más?- sabe que el hombre no se
arriesga para sólo contarle algo así.
-Es sólo un rumor…pero
-¿Qué pasa?
-Esto te lo dirá tu “jefecito”. Para el miércoles
se planea ubicar un auto bomba sobre la Séptima. A las diez de la mañana. Lo
que ni él sabe es que será frente a la Corte. Un “susto” , un mensaje para los
“incorruptibles”.
Pedro traga saliva, desliza los
dedos por el cabello. Puede aguantar que lo tachen de traidor a la patria, de
corrupto, de vendido pero nunca de asesino.
-Gracias.
- Así que tené cuidado.
- Chau
Se levanta, paga la cuenta pero
antes de salir escucha de nuevo a Marcial detrás en un murmullo.
-Ah otra cosa.
-¿Qué?
- Mendoza sospecha de vos y si Graziani pasa del
susto no creo que la otra semana se la perdone. Chau Pedro.
“no creo que la otra semana se la perdone”.
Mira el reloj, 5:38. Alcanza a
llegar, cambiarse y hacer una visita en medio de la noche.
- Hijo, ya te dije, acá no regresas.
- Pero papá,
entonces salí del país ¿Qué haces allá? ¿Esperas a que te maten?comencemos
acá una nueva vida, vos y yo, no me dejes solo.
- Fabian…
Guillermo sabe que su hijo tiene
toda la razón, pero una mezcla de egocentrismo y verdad le impiden dejar el
país. Ha visto desmadejarse una estructura en la cual creía y apostaba, no se
trata de moral, él más que nadie tiene grietas en ese aspecto, se trata de
justicia y valor.
Agotado suspira y mira a través
del ventanal los cerros verdes que perfilan la ciudad, una niebla se extiende
en el cerro “La Guadalupe” anunciando el final de la tarde con lluvias y lo vé
a lo lejos caminar por el estacionamiento. Pedro. Joven, brillante como
abogado, una decepción en su vida al verlo vendido al Régimen. Recuerda cuando
lo conoció y el impacto que le provocó perderse en los ojos cristalinos y la
sonrisa más bonita que haya visto. Pedro precioso. Pedro lejano. Pedro traidor.
Ahora con el Régimen más que
nunca ocultaba sus gustos particulares, sabia de ciertos grupos de derecha
extrema se dedicaban a perseguir gente
“anormal”. El por lo menos en su posición utilizaba ciertas facultades para
ocultar su pasado.
Los suicidios dentro del grupo lo
tenían en constante vigilia, Juan su amigo más íntimo antes de morir le hizo
llegar unos videos y fotografías de una construcción a siete horas de la Capital. Evidencia fidedigna de crímenes de lesa humanidad cometidos por el Partido Rojo.
Guillermo era consiente que sus
días de libertad estaban cercanos al final pero no confiaba en nadie y no podía
involucrar a su hijo. Se hallaba en una encrucijada.
Mira el reloj, 5:38, toma el saco
y las llaves, no quiere dormir de nuevo en el sofá de la oficina.
Llega sobre las seis a la casa. La hora justa para preparar
algo de comer antes que la energía se vaya. Otra táctica del Régimen para
controlar y entorpecer a la población. Cena a oscuras rodeado de sombras y
recuerdos de los tiempos pasados. Su hijo, la mujer que alguna vez tuvo, los
miles de amantes, los grandes amigos muchos de los cuales ahora estaban muertos
y otros desaparecidos.
Decide no dejar paso a la
nostalgia. Escucha un ruido de vidrio quebrado en el segundo nivel, toma
el revolver que porta a disgusto desde hace unos meses, sube despacio y observa
lo que puede del lugar. La ventana rota, la cortina ondulante y el reflejo de
la luna sobre toda la habitación. Al fin la lluvia se disipó.
Siente sobre la nuca el frió de
un objeto, el temor le corta el aliento, cierra los ojos y su pensamiento se va
con Fabián, espera el tiro de gracia pero escucha una voz liquida, suave.
-Guillermo, solta el arma.
¿Es su voz? , la sorpresa no deja
que los dedos sobre el revolver reaccionen y de nuevo lo escucha, más
pausado, más claro.
- Solta el arma, no te voy a hacer daño, pero solta el
arma.
- ¿Pedro?
-Sí, soy yo, soltala te digo, y girate despacio,
necesito hablar con vos.
- Me sorprendes cada vez más ¿ahora también sos asesino?
Guillermo hace lo que indica
Pedro, se gira y le ve claramente el perfil a la luz de la noche, apuntándole.
- Jamás he matado a nadie. Sentate.
Se ubica sobre el borde de la
cama, lo mira retroceder, bajar el arma y arrastrar la silla unos dos metros
justo frente a él.
-El miércoles habrá un atentado frente a la Corte.
-¿Qué?
- Lo que escuchas, no preguntes porque sólo lo diré
una vez más. Sólo escucha. En horas de la mañana, a las diez. Será un susto, un
petardo, una advertencia para los de tu grupo.
- A mí no me jodas Beggio. ¿Qué querés con esto? ¿Qué querés a cambio?
- Nada, sólo ponerte sobre aviso.
- No me trates como a tus putas, decime de frente
qué querés.
Pedro lo conoce bien y sabe que
nada lo hará entrar en razón, se ha jugado el pellejo yendo a su casa, pero era
la única posibilidad de cercanía sin correr el riesgo a un escándalo y sin
levantar sospechas.
Se levanta empuñando el arma.
- ¿Recordas la “mano negra”?
- Que querés decir…
- Están operando nuevamente, están detrás de los
supuestos suicidios de tus colegas
- Ya sabía que había algo…
- Y ahora van por vos…
El frio de la noche se cuela por
las ropas haciéndolo estremecer, pero es la mención del nombre del grupo anarquista lo que lo intimida realmente, ha escuchado los métodos y la manera
en que han sembrado el terror en todas las esferas.
-Te dejo acá la dirección de un lugar. Seguime el
consejo, yo que vos mañana mismo me iría de la Capital. Este lugar -le extiende el papel- es seguro.
Guillermo ve como retrocede, no
lo puede dejar ir, no logra entender como uno de los niños consentidos del Régimen se haya arriesgado a tanto para venir a avisarle algo que le valdría la
tortura y muerte a manos de sus propios jefes.
-
- ¿Porque lo haces?
- Eso a vos no te importa, sólo agradece que te lo
dije
- ¡Cómo que no me importa hijo de puta, si es mi
vida la que está en riesgo!
- ¡Shh, cállate! vos siempre en pie de guerra,
nada te gusta, siempre criticando todo. Que el puto café esta dulce, que el escándalo
de la oficina, que el fiscal es un imbécil…nada te gusta a vos…al gran
Guillermo Graziani nada en esta puta vida lo llena ni le parece.
Pedro pierde la concentración,
baja el arma de nuevo y la ira se apodera y lo enceguece, ¿acaso no ve lo que
arriesga por advertirle?
Y Guillermo sin que Pedro lo
noté en su retahíla se acerca, aprovecha la defensa baja y se abalanza sobre
el cuerpo, lanza un golpe certero al costado izquierdo que lo hace doblarse y
soltar el arma, otro golpe sobre la mandíbula haciéndolo perder el equilibrio y
caer de lado, se gira y ve el brillo del arma distante en el pasillo. No
alcanza a ir por ella. Mira de nuevo a
Pedro arrodillado sobre el suelo, lo trata a levantar del brazo y obligarlo a
levantarse apresándolo contra la pared, impidiéndo que se mueva con una pierna
entre las suyas y el antebrazo sobre el cuello.
Apenas con la respiración agitada
lanza de nuevo la pregunta.
- ¿Qué querés de mi, decime? Porque ésto gratis
no es.
Pedro sin aire y con un rastro de
sangre de su boca, lo mira perplejo. Los ojos cristalinos, “¡No me mires así Pedro!” piensa
Guillermo perdido con la cercanía.
- Contéstame Pedro. ¿Qué querés?
Los ojos verdes se humedecen, y
ve el reflejo claro de temor en ellos, ahora Guillermo es quien pierde la concentración,
afloja el agarre sobre el cuello y los sorprenden las palabras a media voz, esa
voz suave de chiquillo que amo desde la primera vez que lo escuchó.
- Te quiero a vos Guillermo, siempre te quise a vos.
Felicitaciones que buen comienzo espero mucho mas
ResponderEliminar!Uau!, qué hermosa historia. Preciosa Lupillar, y en un marco histórico. Me encanta. Saludos.
ResponderEliminaraaaa buenoooooooo, esta historia ya me atrapo! magaly
ResponderEliminarHermoso es decir poco. Si Pedro dice "Te quiero a vos Guillermo, siempre te quise a vos." yo, de mi parte, digo "Quiero más!"
ResponderEliminarLupilar opino igual que las otras niñas.....QUIERO MÁS......es hermosa....Me cautivó....Esas últimas palabras de Pedro me mataron..."Te quiero a vos Guillermo,siempre te quise a voz"Gracias por esa Fics.
ResponderEliminarMe encanto...un comienzo brillante como seguramente serán los próximos capítulos..Muchas gracias Lucero!!!
ResponderEliminaruhhhhhhhhhhh Dios!!!! enloquecida por este comienzo!!! volvió Lucero!!! que hermoso quiero mas ...y mas...y mas..!!!! piedaaaaaaaaad!!!! Silvana (Barby)
ResponderEliminarLupillar. Fantastica historia ha comenzado, ansiosa por ver como sigue!!! Te re felicito y agradezco tu tiempo y ganas de escribir !!!! Adelante Manuela Valle
ResponderEliminarQué lindo esto de no tener tregua entre una historia y otra... nos tienen totalmente espectantes, ansiosas, enamoradas de estos personajes y sus recorridos. Gracias!! Sitiados realmente espectacular!! Gracias por regalarnos este gran primer capítulos, primero de muchos más, espero. Felicitaciones!!! Susy
ResponderEliminarDetrás de una historia dura, el corazón de Guillermo, se asoma cautivado: " ahora Guillermo es quien pierde la concentración", ante un Pedro, osado e intrépido como siempre: "te quiero a vos Guillermo, siempre te quise a vos". Me quedo ansiosa por saber como sigue Lucero. Gracias! Marlene Rodrìguez
ResponderEliminar¡Ay Lucero, mi alma, pero donde nos hemos metido niña! En un tiempo y un espacio tristemente reconocibles, cuando todo estaba hiriendo a flor de piel, sin mañana, encima ESTOS DOS!! ¿resistirá la trinchera? Mirá que resultamos ser nosotras las aguantadoras! Arranque espectacular!!
ResponderEliminarMe encanta leerte Lucero!! Gracias por este nuevo comienzo!!!
ResponderEliminarExelente comienzo! Ansiosa por leer pronto el próximo capítulo. Gracias
ResponderEliminarBUENO, BUENO, BUENO QUE COMIENZO, EXCELENTE, CARGADO DE INTRIGA CON UN CIELITO ATREVIDO, OSADO Y UN GRAZIANI, A PURO BERRINCHE, MAL HUMOR.
ResponderEliminarFELICITACIONES, ATRAPANTE HISTORIA, EN TIEMPOS CONVULCIONADOS... PERO EL AMOR TODO LO PUEDE, Y ESTOS DOS JUNTOS SE INCENDIANNNNN Y NOS INCENDIAN.
GRACIAS POR TANTO.MONICA DE LANUS.
gracias a ustedes por tomarse un tiempo para leer, son ellos en otro ambiente que conocemos casi todos. hacerlos mas real, si se puede.
ResponderEliminarcomo siempre impecable lucero!!!!!.................majo
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