Pedro estaba nervioso, por fuera mantenía una fachada imperturbable
desde el día anterior, pero por dentro era una pila de nervios. Mientras se
abrochaba la camisa se dio cuenta que las manos le temblaban.
Dos veces más Guille le había insistido en acompañarlo a ver al fiscal.
La segunda vez terminó con una discusión fuerte, todavía le aparecía la
expresión de Guille cuando le gritó que Camila todavía era su esposa y su
problema, que no se metiera. Desde ese momento no le volvió a dirigir la
palabra, un Guille silencioso y dolido no era su Guille.
Se estaba comportando como un boludo y lo sabía, pero por ahora su
orgullo iba ganando la batalla y no quería dar el brazo a torcer.
Dar el brazo a torcer significaba aceptar en voz alta que lo necesitaba,
que quería que lo acompañara a hablar con el fiscal, porque necesitaba su
apoyo, su soporte. No, no, se repetía, este era el momento de demostrar que no
era un nene, que podía solo y si se lo repetía varias veces más, quizás se lo
empezaba a creer.
Con cuidado movió el hombro, todavía le dolía de la caída, tampoco había
dicho nada, mañana se lo iba a tener que contar a la kinesióloga. Suspiró
profundo.
Se terminó e vestir y fue a la cocina, Guille había preparado el
desayuno (nada de mesa preparada en el jardín hoy) y ni siquiera levantó la
vista del expediente que estaba leyendo cuando él se acercó.
Una vez que estuvo sentado en la mesa, Guille pareció percatarse de su
presencia, lo miró con ojos indiferentes y distantes y le anunció:
-“En 20 minutos va a pasar el taxi para llevarnos a la fiscalía. Antes
que digas algo, te aclaro, que no, no voy a estar en tu reunión con José,
simplemente voy para presentarte, porque entiendo que no lo conocés, no?”-
-“No, no lo conozco, gracias”- respondió Pedro mientras agachaba la
cabeza.
Sabía perfectamente que lo de Guille era una máscara, que estaba
fingiendo para no salir más lastimado, pero que puñalada era esa indiferencia.
“Qué carajo estaban haciendo?”
Los 20 minutos de espera del taxi y el viaje hasta la fiscalía se
hicieron eternos, sin hablar, sin mirarse, parecían dos desconocidos.
En la fiscalía, varias personas saludaron a Guillermo, parecían conocerlo.
Tomaron el ascensor hasta el 2do. piso, en donde estaba el despacho de
Miller. La secretaria los recibió con una sonrisa.
-“Dr. Graziani, el Dr. Miller, los está esperando”-
No llegó a anunciarlos, que se abrió la puerta del despacho y salió José a saludarlos
-“Guillermo, cómo estás?”- dijo mientras lo abrazaba.
-“Bien, bien” – Guillermo se dio vuelta y los presentó- “José Miller, el
Dr. Pedro Beggio”
-“Dr. Beggio”- el fiscal se acercó a darle la mano.
-“Pedro, por favor, no hay necesidad de tanta formalidad”- dijo Pedro
mientras le estrechaba la mano.
-“Ok, Pedro, soy José, pasamos a mi despacho, por favor?
-“Bueno, yo los dejo”-se apresuró a aclarar Guillermo.
José lo miró extrañado –“¿Te veo después?”
“Llamame al celular cuando termines y vamos a tomar un café.”
Guille se dio media vuelta, y sin mirar ni despedirse de Pedro se fue.
Entraron al despacho, se sentaron.
-“Querés tomar algo?”- ofreció José-
-“No, nada gracias.”- Pedro estaba nervioso, quería terminar con todo
eso. La frialdad de Guille lo estaba afectando. Un incipiente dolor de cabeza,
se estaba haciendo presente.
-“Bueno, imagino que Guillermo te habrá adelantado por qué quería
reunirme con vos… Te cuida bastante, eh, pensé que no lo iba a convencer, tenés
mucha suerte de tenerlo a tu lado.”- le dijo con una sonrisa José.
Pedro se movió incómodo en la silla, asintió con la cabeza y le devolvió
una sonrisa forzada. “Sí, mucha suerte y
soy un pelotudo que la estoy malgastando”
-“Quiero aclararte que esta no es una indagatoria, en este momento no te
estoy citando como testigo. Quiero que hablemos, quiero contarte por qué
necesitamos tu testimonio.”
-“Sí, te entiendo, pero yo no estoy convencido de querer declarar contra
mi ex mujer.”
-“Escuchá por favor lo que tengo para decirte y después decidís. No
quiero forzarte, pero es importante.”- insistió José.
Miller estuvo un rato largo hablando, contándole las mismas cosas que ya
le había dicho Guille, Pedro comprobó que no le había ocultado nada.
Cuando terminó, Pedro se pasó la mano por la cabeza, desordenando su
pelo.
-“Mirá, yo no la quiero justificar a Camila, pero quiero cerrar este
capítulo de mi vida, estoy muy cansado, que quede en libertad, ya no me
importa. Quizás hizo lo que hizo bajo emoción violenta, yo le dije algunas
cosas en ese momento que pueden haber provocado su reacción.”
-“Pedro, esa mujer, intentó matarte, tiene que pagar por lo que hizo.”
-“Camila, no estaba bien… Yo la iba a abandonar por Guillermo, eso no
debe ser fácil, le dije claramente que amaba a Guillermo. Estaba como loca, que
la internen, que se trate, que sea feliz.”- con esto Pedro amagó con
levantarse.
-“Esperá, esperá… tengo algo más que decirte… no sé si Guilermo te lo
habrá contado.”
Eso pareció despertar la curiosidad de Pedro, -“Te escucho...”
-“Cuando recién estabas en el hospital, peleando por tu vida. Camila
pidió hablar con Guillermo a solas, en tu casa, tenía todavía escondida el
arma, lo hubiera matado si Marini no se hubiera dado cuenta de que faltaba un
arma del estudio de un caso anterior, un arma que sabía que vos habías guardado
en tu casa… A Guillermo lo salvó la rapidez mental de su amigo. Ella tuvo la
sangre fría de planear otro asesinato.”
-“Y hay algo más que Guillermo no sabe, yo no se lo conté…” – continuó
el fiscal –“Cuando le tomé declaración indagatoria a Camila, había guardado
todas mis cosas, ya estaba por irme, y me dijo riéndose, que ella iba a salir,
que no los iba a dejar vivir tranquilos, pero que esta vez iba a pagar
Graziani, que se iban a encontrar juntos en el infierno. Y no fueron las
palabras de una demente, sabía que no servían como testimonio, lo dijo para que
le llegue la amenaza a Guillermo, lo dijo con la convicción de alguien que lo
va a cumplir. Yo nunca se lo conté… demasiadas preocupaciones tenía”
Pedro, se había quedado inmóvil… irónicamente, Guille sí, le había
ocultado algo, pero recién ahora se daba cuenta de todo lo que había hecho lo
hizo por protegerlo, de todo lo que lo quería y lo cuidaba. Parecía que se había
corrido una cortina de sus ojos, para proteger a un ser amado uno estaba dispuesto
a todo. Bueno, ahora era su turno de hacerlo.
-“Camila, no se va a salir con la suya, voy a declarar y hacer todo lo
necesario para que vaya presa para siempre, eso te lo prometo.”- dijo
firmemente Pedro.
-“Vas a necesitar un letrado
patrocinante, se te ocurre alguno?” – le dijo sonriendo José.
Mientras se levantaba y le daba la mano, Pedro le respondió
sonriendo–“Creo que tengo a uno en mente” – “Si es que puede perdonarme lo mal que lo traté.”
-“Hablamos el lunes y muchas gracias por todo Dr. Beggio.”
-“Lo mismo digo Dr. Miller.”
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Mientras tanto, Guillermo se había ido a un bar, a la vuelta de la
fiscalía. El café, le estaba resultando demasiado amargo.
Cómo no se había despedido de
Pedro?
Cómo podía haber abrazado a José
y ni siquiera saludar a Pedro?
Sí, sí, sabía, lo había querido
poner celoso, había querido lastimarlo, regodearse en el dolor del otro, pero
lo único que había conseguido era lastimarse más él, los ojos enormes de Pedro,
que siempre eran una ventana a sus emociones, habían reflejado un dolor
demasiado profundo, como para regocijarse en su triunfo.
Entró un viejo colega al bar –“Graziani, qué hacés? Tanto tiempo”- le
dijo mientras se paraba al lado de la mesa y le palmeaba la espalda. Charla
inconsistente, vacía, de unos 5 minutos. No tardó en irse su colega, viendo que
su humor no se prestaba para ningún diálogo.
Estaba por volver a sus contemplaciones, cuando notó que de la mesa de
al lado, se levantó su ocupante y se encontró con que en la silla frente a la
suya, se había sentado un perfecto desconocido.
-“Dr. Graziani, no? Por lo que escuché”- le dijo el desconocido.
Guillermo ladeó la cabeza levemente, es un gesto típicamente suyo y lo
miró seriamente.
-“Sí, soy yo. Nos conocemos?”
-“No, no, nos conocemos, pero la fama lo precede Dr.”
-“Ah, sí? Mirá vos, y tu nombre es? – le preguntó Guille fastidiado.
-“Nazarre, Franco Nazarre. Imagino que ya te mencionaron mi nombre”
A Guille se le vino a la memoria la conversación que había tenido con
José días atrás. Este era el abogado de Camila.
-“Ah, sí? Entonces este encuentro no es casual. Qué querés?”- nada en la
actitud de este tipo le gustaba y mucho menos si recordaba sus vínculos con
Moravia.
-“Qué quiero? … mmm… nada… bueno sí, quería aprovechar para presentarme
y avisarte que en el juicio a Camila Moravia, voy a desenterrar los peores
secretos de tu noviecito. Ya me contó su esposa, como la abandonó y ella
sintiéndose despechada le disparó. Ella acá es la víctima y su maridito va a
quedar con la reputación por el piso cuando termine el juicio.”
-“Quizás si lo practicás delante del espejo varias veces, te lo creés y
podés convencer al tribunal de tus mentiras. No me provoques, ni me amenaces
porque te voy a hacer mierda. Y no lo jodas a Pedro.” – Graziani estaba
furioso.
-“Y ahora quién está amenazando Dr.?- le respondió riéndose, mientras se
levantaba. -“Un gusto haberlo conocido.”
Guillermo no se dignó en contestarle, e ese momento lo único que quería
era ir a abrazar a Pedro, pedirle perdón, y aunque lo odiara por el resto de su
vida, protegerlo de todo.
Sonó su teléfono, era José.
-“Hola, ya terminaron?” atendió Guille
-“Sí, terminamos, Beggio aceptó
declarar.”
-“Me imaginaba que iba a aceptar.”- el tono de Guille era resignado- “Está
ahí todavía?, necesito hablar con él.”
-“No, ya se fue. Qué pasó que no
te quedaste?”
-“Nada, nada… Hace mucho que se fue? Te dijo adónde iba?”
-“Se fue hace unos 15 minutos y
no, no me dijo adónde iba… Tengo la sospecha de que nuestro café va a quedar
para otro día, no?”
- “Sí, por favor dejemoslo para otro día. Me tengo que ir. Chau.”
Guille, salió disparado del bar, dónde se había ido Pedro? Recorrió la
plaza que había frente a las oficinas de la fiscalía, pero no lo vio. Al
estudio? No creía. Miró el celular, llamarlo.. no era una opción.
Sólo le quedaba una esperanza y hacia allá fue.
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Pedro, había salido de la reunión con el fiscal con un fuerte dolor de
cabeza. Miró su teléfono esperanzado de que hubiera una llamada perdida de
Guille. No tuvo suerte. Y él no se atrevía a llamarlo.
Pensó en ir a sentarse en la plaza que había frente a la Fiscalía, pero
estaba muy cansado y no le parecía el mejor lugar para pensar.
Sólo había un lugar al que quería ir, lo único que esperaba era que
Guille lo encontrara.
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Sentado al sol, en el pasto de su rinconcito verde, escuchó el ruido de
la llave en la cerradura. Su corazón se aceleró. Cuando levantó la vista, allí
estaba Guille, mirándolo con lágrimas en los ojos.
Trató de levantarse, pero Guille fue más rápido y en tres pasos estuvo a
su lado, se arrodilló junto a él, sin desviar la mirada de sus ojos.
-“Me encontraste”- le dijo Pedro suavemente.
-“Siempre, precioso”- un suspiro profundo de Guille- “Imaginaba que ibas
a venir a este refugio, menos mal que no me equivoqué.”
-“Mi refugio sos vos… Te amo Graziani!”
-“Y yo te amo a vos amorcito, yo te amo a vos.”
Se unieron en un abrazo profundo, intenso, eterno. Sus bocas se
encontraron y se besaron incansablemente, para borrar todos los malos sabores
de los últimos días.
Iban a tener que hablar y mucho, pero en ese momento lo único importante
era disfrutarse y pertenecerse, ya habría tiempo para lo demás.
CONTINUARA…
Me encanta Pau, disfruto mucho en tus relatos de la voz interior de los personajes...ah y del drama, ja! Gracias por este despertar y aunque Pedro tiene su refugio en los brazos de Guille. Nosotros lo tenemos aca, sea ud siempre bienvenida!! Gracias!!
ResponderEliminarLe aflojé un poco al sadismo al final, viste? Y Pedro tiene su refugio y nosotras el nuestro gracias a vos. Beso!
EliminarAy Paula! Cómo necesitaba la continuación de tu historia mujer! Entré al blog varias veces y nada hasta que apareció al fin. Devoré todo este capítulo, me conmoví y el encuentro final entre ellos ... morí de amor. Me gusta mucho cómo manejás los diálogos y lo que pasa internamente. Lo hacés muy amorosamente, con mucha delicadeza, muy sutilmente. Me gusta que José esté de parte de los dos. Me encanta además cómo pase lo que pase ellos siempre piensan en el otro antes que en ellos mismos. Amor absoluto en tu historia. Sé que el continuará va a traer nuevas pruebas pero este capítulo me dejó con el corazón feliz. Gracias Paula. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por todo lo que me decís!!! José, a mí me cae bien (siempre lejos de Guille, por supuesto), por eso está para ayudar. Y sí ellos se aman profundamente y después de todo es lo más importante!!! Tenés razón, ya vendrán nuevas pruebas, vamos a ver si aprendieron algo, no? Abrazo
EliminarHerrrrrrrrrrrrmoso!!!
ResponderEliminarGracias!!! :)
EliminarPaula te felicito. Lindísimo el relato. Que bueno que te hayas animado a escribirlo y compartirlo. Gracias, lo estoy disfrutando y como dice guille.
ResponderEliminarNo pido nada, digo lo que quiero.
Muchísimas gracias por tus palabras!!! Abrazo
EliminarHERMOSO!!! AMO A ESE PEDRO TAN FRAGIL Y A LA VEZ TAN VALIENTE, Y A ESE GUILLE YA RENDIDO
ResponderEliminarY Guille todos sabemos que muere de amor por ese Pedro, están los dos super entregaos!!! Muchas gracias, abrazo
EliminarOhhh.. hermosa continuacion Paula!!! Quiero mas! Quiero a Camila presa! Cande
ResponderEliminarGracias!!! Camila siempre trae problemas, acordate! Abrazo
EliminarPaula!!!!!!!!! no puedo dejar de leer!!!!!! siempre es como poco y quiero saber que mas va a pasar... escribis hermoso, los dialogos son tan reales, lees y queres mas ya... Pedro es el Pedro que todos extrañamos y me llena de alegria porque extraño esos ojazos marrones que son la ventana a sus emociones... Me encanta! Espero la 6ta!
ResponderEliminarMuchas gracias, especialmete por reconocer a nuestro Pedro, como se lo extraña! Abrazo
EliminarAMO estas historias!! Paula, te estás pasando. Cada vez se pone mejor. Amo a Guille y Pedro cada vez más, como me convencieron esos dos, por favor!
ResponderEliminarEspero ansiosa la continuación para seguir disfrutando el despertar.
Muchas gracias, es muy fácil amar a Guille y Pedro, no? Son tan lindos juntos
EliminarPaula! Maravilloso como siempre! Me encanta sentir a Pedro y a Guille en cada palabra de tu relato, además me gusta mucho la historia, la participación de Jose y hasta de Franco como abogado de Camila. Espero como siempre la continuación, gracias, Marisa.
ResponderEliminarPaula me encanto!!! .... me emocionaron los 2 tremendos orgullosos pero al final ese amor que se tienen es mas fuerte que todo .... Tb que jose les ayude y ya me imagino que Guille sera su abogado , como Pedro lo fue de el antes .....Mi imaginacion vuela y ya sueño con lo interesante que estara la continuacion ..... Abrazos y sos buena escribiendo !! Graciela CT
ResponderEliminarGraciela, sí el abogado en el que pensaba Pedro era por supuesto Guille, quién otro? Y José es un personaje que los ayudó en la novela, lo puede hacer acá también... ya viene la 6ta. Muchas gracias, abrazo
Eliminarbellisimo !!!!! c:
ResponderEliminarGracias!!! :)
EliminarPaula, me encanta tu modo de narrar, la construcción de los personajes, esta historia me atrapa! te felicito!!
ResponderEliminarGracias Nora, me alegro que te atrape!!! Un abrazo
EliminarPAULA DIVINOOOOOOO,COMO ME GUSTA ESTE PEDRO FRÁGIL,ANSIOSO ENOJADO PASIONAL,CELOSO MUY CELOSO Y A ESTE GUILLE PRVPCADOR APASIONADO ,TAN PROTECTOR.LOS DIÁLOGOS SON INCREÍBLES Y COMO DICE GRACE HABLAN DESDE S U INTERIOR ..GRACIAS QUE FELICIDAD ME DISTE HOY UN ABRAZO!!! Majo
ResponderEliminarGracias Majo, Pedro celoso es mi debilidad y Guille siempre le da motivos para que se ponga celoso! Gracias por resaltar lo de los diálogos, son una de las cosas que más me cuestan. Abrazo
EliminarHermoso, me hiciste llorar mucho. sin palabras.
ResponderEliminarMuchas gracias, no llores (dice la que llora con la mitad de las historias del blog)!!! Abrazo
EliminarHermoso Paula!!! Qué lindo el reencuentro del final, fue dulce, sentido y muy humano. Lo estaba esperando hace días, esta es una de mis historias preferidas. Me gusta cuando hacés hincapié en los "ojazos de Pedro" como una ventana a sus emociones, ¡cómo se extrañan esos ojazos por favor!!! Y también me encantó que le hagas justicia al pobre Beto y menciones que fue EL (y no otra) la que lo salvó a Guille de Camila. Muuuuy bueno. Espero ansiosa la continuación. Emily
ResponderEliminarGracias!!! Yo extraño mucho los ojos y las sonrisas de Pedro también, me parce que somos unas cuantas!!! Y sí fue Beto el que salvó a Guille, no la otra boba. Ya viene la 6ta. parte, abrazo,
EliminarClap clap clap!!! Aplusos Paula!!! Genial!!! (Guillermina Pedris)
ResponderEliminarGracias Guillermina Pedris (amo tu nombre)!!!
EliminarMuy bueno, espero la continuación
ResponderEliminarMuchas gracias, ya viene!
EliminarQuè bueno Paula, me encantaron los diàlogos, y esa pelea de ambos que no podìa terminar de otra forma que con la mejor reconciliaciòn. Y como dicen todas las chicas, esos ojos de Pedro lo dicen todo. Còmo extraño esas miradas, ese dolor profundo en sus ojos, ese amor que se expresa a traves de ellos. Vos me lo hiciste revivir acà. Espero la continuaciòn.
ResponderEliminarLa capacidad de Pedro de no hablar y poder decirnos todo con una mirada es impresionante... yo también lo extraño. Gracias por tus palabras!!! Abrazo
EliminarMe encanta todo, la delicadeza de su amor, ese 'me encontraste'....y que Nazarre sea el malo también me gusta jajaajajjaa!! Hermoso Pau, esperamos por más!!
ResponderEliminarEllos se buscan y se encuentran (suspiro...), juntos son lo más.
EliminarY Nazarre no puede ser otra cosa más que un malo y bien lejos de Guille. Muchas gracias por tu comentario, abrazo
Hermoso Paula, me encanta tu historia! No me maten, pero AMO a Pedro celoso, siempre que la situación se resuelva. Y AMO que Guille siempre, siempre, caiga en esa mirada de amor que tiene su chiquitín, que ambos se den cuenta que se necesitan, que se aman, que no se pueden separar.
ResponderEliminarYA quiero saber cómo sigue, estoy enganchadísima!
Los celos sacan a relucir lo peor, y ni Guille ni Pedro escapan a eso. Aunque sufro como una condenada, no puedo evitar leer con avidez esas escenas, porque sé que uno de los dos o los dos terminan aflojando y ese resurgir del amor es algo digno de presenciar. Me gusta mucho como llevás los diálogos y como leés a los personajes al punto tal de que no tienen nada fuera de lugar. Al principio me resistía a la presencia de José, pero después entendí que de verdad quiere ayudar; el tipo tiene clara la relación entre Guille y Pedro y hace lo que puede para colaborar. Acertada la elección del abogado de Camila, asi nos dá permiso tácito para desquitarnos con legitimidad.
ResponderEliminarNo puedo despegarme de estas líneas:
-“Me encontraste”- le dijo Pedro suavemente.
-“Siempre, precioso”
Los extraño tanto, Paula. ¡Gracias por hacer que vuelvan a nosotras!
Abrazo