Un pedido especial de Elena y mis gracias totales porque me dejó jugar
con su criatura más preciada, Agustín.
GUACAMAYOS
Se sacó los anteojos y limpió los vidrios con desgano.
Miró el reloj. Hoy volvía Pedr… ¡Pedro, no! ¡Agustín! La Agencia y un
maldito caso de tráfico de fauna. Hacía años que estaba retirado y seguían sin
poder prescindir de él.
Esta vez, no hubo berrinche que convenciera a Pedro de acompañarlo. La
selva profunda no era un lugar para él y muy en el fondo, a pesar del enojo,
sabía que tenía razón.
Eso no le impidió poner su mejor cara de culo cuando se iba y casi
negarse a saludarlo.
Escuchó el ruido de la lancha a la distancia y se acercó al muelle a
recibirlo. A pesar de los brazos cruzados y el ceño fruncido, no podía negar
que lo había extrañado. Mucho.
Maidana al volante, Pedro al lado y… ¿una jaula con un pájaro
multicolor?
Ni tiempo para meditarlo tuvo, porque apenas amarrada la lancha, una
avalancha de abrazos y besos cayó sobre él.
‘Te extrañé, mi amor, te extrañé.’ Hoyuelos iluminando la mañana
‘Si me extrañaste tanto me hubieras dejado ir con vos…’ gruñó mientras
hacía un inventario de los rasguños y moretones.
‘Basta Graziani, no es nada que unos besos no puedan curar’ desarmándolo
de nuevo con esa sonrisa infernal.
¿Cuándo iba a aprender que todas las batallas estaban perdidas si se
interponían los hoyuelos?
Abrazo más apretado. ‘¿Cielito?’ se atrevió a preguntar con la vista fija
en la lancha. ‘¿Qué hace ese pajarraco en la lancha.’
‘No es un pajarraco, amor, es un guacamayo.’
‘Ajá. Reformulo ¿qué hace ese guacamayo
acá?’
‘Lo tenían los cazadores furtivos, tiene un ala lastimada, pobrecito.’
‘¿Y?’
‘Y no lo podía dejar en medio de la selva solito.’
Silencio absoluto.
‘Necesita un hogar.’
‘Acá ni en pedo Pedro.’
‘Pero mi amor a los chicos les va a encantar.’
‘Ese loro no es un animal doméstico Pedro.’ Intentó razonar inútilmente.
‘Guacamayo. Y ahí vienen Brisa y Diego, vamos a preguntarles a ellos.’
Con aire triunfador.
Y antes que pudiera objetarlo u oponerse, estaba decidido que el loro se
quedaba. Tres contra uno, la justicia en el Delta definitivamente no era
equitativa.
‘Conmigo no cuenten para nada, háganse cargo ustedes tres del loro ese.’
‘Guacamayo, papá.’ alcanzó a escuchar antes de escapar del muelle
furioso.
Una semana más tarde, varios picotazos sin éxito a los chicos.
Misteriosa aparición de una pecera llena de pececitos multicolores en manos de
Beto. Pérdida absoluta de interés por el pajarraco endemoniado. Sonrisa burlona Graziani. Y de nuevo la
balanza de la justicia volvía a equilibrarse. Uno contra uno.
‘¡La puta madre, loro de mierda!’
Mirada por arriba del diario. Casi sobradora. Casi.
‘¿Algún problema con el guacamayo,
Cielito?’
‘Le iba a dar de comer y me picoteó el dedo. Y no me digas, te lo dije,
porque me voy a dormir con Maidana.’
‘Lindo tajo te hizo’ decretó mientras le miraba la mano. ‘Sentate que ya
vengo y poné esa mano para arriba a ver si para de sangrar.’
Cerró los ojos y esperó que Guille volviera.
Sintió algo que se deslizaba bajo la otra mano, que tenía apoyada en la
mesa.
Abrió los ojos con curiosidad y vio una tarjeta entre sus dedos y a
Guille con los brazos cruzados.
‘¿Qué es esto?’
‘El refugio de vida silvestre al que vas a llamar para regalar a ese
pajarraco.’
‘Me duele el dedo, no puedo marcar el número…’ haciendo puchero.
‘Vení que te curo esa mano, así no tenés más excusas…’ Y entre agua
oxigenada, algodón y gasas, también aprovechó para besarlo hasta dejarlo sin aliento.
‘Necesito más mimos, me sigue doliendo.’ Otro puchero en puerta.
‘El loro se va mañana o a la noche lo cocino a la parrilla.’ Murmullo
entre labios enredados.
‘Ya tengo contactado otro refugio, el sábado lo lleva Maidana…’ pudo
sentir la sonrisa apoyada sobre sus labios. De nuevo su Cielito un paso
adelante. Lo volvía loco y lo amaba con locura. Buen complemento.
‘Sos un atorrante vos…’ beso.
‘Tu atorrante…’ beso.
‘Mi atorrante…’
#TeamGuacamayo o lo que el Zoo Graziani Beggio nos depare a través de la maravillosa pluma de Pau... ♥
ResponderEliminarmis animalitos! ah no, para! Gracias Pau! sabia que podia dejar a Agus en tus manos, nadie como vos lo entiende...
ResponderEliminary un eterno continuara!
ResponderEliminarEstas historias me sacan una sonrisa al final del día : ))) Silvia
ResponderEliminarAh no... yo no. #TeamLoroDeMierda jamás!! Cómo me gustan es pequeñas historias donde ya todas las referencias entrañables son estrellas que brillan en el #UniversoTrinchera. Deliciosa!! parafraseando a don Graziani.
ResponderEliminarPor supuesto que "esto" lo "nuestro" debe continuador no queda ni la menor duda; así que en espera del proximo!! Pero primero lo primero, gracias por esta hermosa historia!!
ResponderEliminarTu Agustín prestado, adorable Paula!. Los detalles tan familiares de sus personalidades afianzándose con cada relato y armados amorosa y artesanalmente, con cada historia volcada en este blog por vos y todas las excelentes escritoras, es como un bello regalo inesperado.Y un deleite para leer. Muchas gracias. Marlene Rodrìguez
ResponderEliminar,GUACAMAYO EN MANO, PUCHERO Y SONRISA CON OYUELOS DE CIELITO, BERRINCHES ADORABLES DE GRAZIANI QUE MAS PEDIR,PAULA ENCANTADORA Y DELICIOSA MINI HISTORIA, CORTA PARA MI GUSTO QUIERO MASSSSS, CONTINUA¿NO?
ResponderEliminarADORO ESA FORMA QUE TENES DE TRANSMITIR TERNURA, DULZURA QUE NOS DESARMA CUANDO TE LEEMOS.
ESTOS RELATOS CON TINTE DE COMEDIA ROMANTICA SON LO MAS Y EL AMOR INTACTO.MONICA DE LANUS.
Genial historia!! la complicidad que se lee puede "verse"! felicitaciones y gracias!! qué siga, por supuesto!!!!
ResponderEliminarTan tiernos como siempre, tambien la vida silvestre jajaja!!! Hermosa Pau! ahhh y yo como Ilgora, #TeamLoroDeMierda jamas!!!!!! :)
ResponderEliminarLoros, guacamayos, lo que sea! Lo importante es llegar a esa escena final, con heridas, curaciones y como siempre, mucho ardor... Muy bueno, Paula!
ResponderEliminarHermosa historia!!! muy bueno el tinte comedia cotidiana!! felicitaciones!! Susy
ResponderEliminarAplausos y más aplausos para esta hermosa obra!! que continúe!!!!!!!! Felicitaciones Paula!
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