“Eran tres los sexos y de estas
características, porque lo masculino era originariamente descendiente del sol,
lo femenino, de la tierra y lo que participaba de ambos, de la luna, pues
también la luna participa de uno y de otro (...) Eran también extraordinarios
en fuerza y vigor y tenían un inmenso orgullo, hasta el punto de que
conspiraron contra los dioses. Y lo que dice Homero de Esfialtes y de Oto se
dice también de ellos: que intentaron subir hasta el cielo para atacar a los dioses.
Entonces, Zeus y los demás Dioses deliberaban sobre qué debían hacer con ellos
y no encontraban solución. Porque, ni podían matarlos y exterminar su linaje,
fulminándolos con el rayo como a los gigantes, pues entonces se les habrían
esfumado también los honores y sacrificios que recibían de parte de los
hombres, ni podían permitirles tampoco seguir siendo insolentes. Tras pensarlo
detenidamente dijo, al fin, Zeus: Me parece que tengo el medio de cómo podrían
seguir existiendo los hombres y, a la vez, cesar de su desenfreno haciéndolos
más débiles. Ahora mismo, dijo, los cortaré en dos mitades a cada uno (…) Dicho
esto, cortaba a cada individuo en dos mitades, como los que cortan las serbas y
las ponen en conserva o como los que cortan los huevos con crines(...) Así,
pues, una vez que fue seccionada en dos la forma original, añorando cada uno su
propia mitad se juntaba con ella (…) ¿Acaso lo que desean es estar juntos lo
más posible el uno del otro, de modo que ni de noche ni de día se separen el
uno del otro? Si realmente quieren esto, quiero fundirlos y soldarlos en uno
solo, de suerte que siendo dos lleguen a ser uno, y mientras vivan, como si
fueran uno sólo, vivan los dos en común y, cuando mueran, también allí en el
Hades sean uno en lugar de dos, muertos ambos a la vez (...) Al oír estas
palabras, sabemos que ninguno se negaría ni daría a entender que desea otra
cosa, sino que simplemente creería haber escuchado lo que, en realidad,
anhelaba desde hacía tiempo: llegar a ser uno solo de dos, juntándose y
fundiéndose con el amado Pues la razón de esto es que nuestra antigua
naturaleza era como se ha descrito y nosotros estábamos íntegros. Amor es, en
consecuencia, el nombre para el deseo y la persecución de esa integridad.
Antes, como digo, éramos uno, pero ahora por nuestra iniquidad, hemos sido
separados por la divinidad (...) Yo me estoy refiriendo a todos, hombres y
mujeres, cuando digo que nuestra raza sólo podría llegar a ser plenamente feliz
si lleváramos el amor a su culminación y cada uno encontrara el amado que le
pertenece retornando a su antigua naturaleza. Y si esto es lo mejor,
necesariamente también será lo mejor lo que, en las actuales circunstancias, se
acerque más a esto, a saber, encontrar un amado que por naturaleza responda a
nuestras aspiraciones.” Extracto del discurso de Aristofanes. El banquete,
Platón
Sobre una idea original de
Assis, con el paciente intercambio de Lilita, la ayuda de mi querido amigo y
los desconocidos caminos de mis sinapsis
Lives
Ajusto el nudo de la corbata a rayas sobre
el cuello celeste de la camisa frente al espejo. Los brazos de Camila en su
cuello y un beso en los labios – venis a desayunar?
- Enseguida voy mi amor – termino de abotonar el chaleco y dio una
última mirada. Perfecto. Toda su vida era prefecta últimamente. Una hermosa y
complaciente novia con la que se casaría en unos meses, un buen ingreso,
tendrían niños, ella quería solamente dos, un varón y una nena, ya habría
tiempo de convencerla de que fueran más.
Se reunió con ella en la cocina, ante la mesa
con el desayuno servido – que lees?
- Una revista, hay un test “tu pareja y tu son almas gemelas?” lo
hacemos?
- Esas son pavadas Cami
- Que vas a hacer hoy?
- Voy a la oficina, después al juzgado por unos trámites y al
club, vos?
- Tengo que ir a ver los tulipanes para las mesas y buscar las
invitaciones
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Camino por los pasillos un poco harto de
llenar formularios, las manos en los bolsillos. El trabajo en la empresa estaba
bien remunerado pero dejaba de resultar un poco aburrido. Papeleo y mas
papeleo. Nada de defender inocentes o hacer justicia, ninguno de los ideales
por los que había estudiado abogacía. Suspiro y consulto el reloj, 12.30.
Estaba por empezar una audiencia en una de las salas. Tenía tiempo libre. Entro
y se sentó en el fondo. El abogado defensor estaba pidiendo la absolución de su
cliente antes de llegar a juicio. Un tipo con agallas. Sonrió. Increíble, falta
de merito. El fiscal gritaba incrédulo, furioso.
Apoyo el mentón en la mano y se dejo envolver
por la voz profunda y grave que leia y explicaba, presentando prueba tras
prueba…..
Biblioteca de Alejandría, Egipto, año 391 d. C
“Observa con disimulo a su ama Hipatia mientras escucha la clase
en la que también ayuda - …pero vosotros
que conocéis lo que dijeron los sabios, sabéis que las estrellas ni suben ni
bajan, solo giran de este a oeste siguiendo el curso mas prefecto jamás
concebido, el circulo – conoce de memoria cada gesto y esta siempre atento a lo
que necesite – pero, y aquí? en la
tierra? - Se apresura a recoger y devolver el pañuelo que cae al suelo – aquí
los cuerpos sí caen y su movimiento no es circular – y demora su mirada tal vez
un poco mas de lo prudente en bello rostro de ojos negros – mirad, mirad otra
vez.- aprendió de ella a leer y escribir y lo poco que sabe de matemáticas y
astronomía- bien, que misterioso prodigio creéis que se esconde bajo el suelo
para que todas las personas, animales, objetos y esclavos este sobre él – la
admira y la ama – que puede ser?
Contiene una sonrisa ante la respuesta incorrecta de Orestes –
su pesadez, mi señora – si tan solo le estuviera permitido participar…”
- Pido la recusación del perito de oficio Profesor Tomioso!!!
El grito lo saco de su ensimismamiento,
miro hacia los costados, que raro…se había quedado dormido? Cuarto intermedio
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Lo recorrió entero con la mirada cuando lo
vio acercarse por el pasillo mientras terminaba de discutir con el fiscal.
Lindo. Algo en él le resultaba vagamente familiar, tal vez el cabello, los ojos
- Felicitaciones Dr Graziani! Perdon, me presento, Beggio, Pedro
Beggio
- Gracias, muchas gracias – “y
la imagen de su mano en la quijada de un alazán tostado”, que estupidez
- Le borraste una pericia y un testigo, hay más?
- Hay mas, hay mas
- Bueno, me quedo entonces
El fiscal presento las pruebas
caligráficas; contundentes. Cuando el juez le dio la palabra a la defensa de
nuevo, la sorpresa
- Si me permite su señoría suscribo lo que dice el fiscal…- y la distracción
– y quiero agregar, un segundo, quiero entregar al secretario del tribunal un
informe…
Escondió la cabeza entre los brazos
apoyados en la barra para ocultar la risa; tomografías, apraxia, lesiones
nerviosas….
Londres. A fines del siglo XIX
“Durante tres horas caminamos los dos, observando el
caleidoscopio siempre cambiante de la vida, con sus mareas menguante y
creciente a lo largo de Fleet Street y del Strand. Holmes se había despojado de
su malhumor temporal, y su conversación característica, con su aguda
observación de los detalles y sutil capacidad deductiva, me mantenía divertido
y subyugado. Dieron las diez antes de que llegáramos a Baker Street. Un
brougham esperaba ante nuestra puerta.
-¡Hum! Un médico... y de medicina general, según veo -comentó
Holmes-. No lleva largo tiempo en el oficio, pero tiene mucho trabajo. ¡Supongo
que ha venido a consultarnos! ¡Es una suerte que hayamos vuelto!
La luz de nuestra ventana, arriba, denotaba que esta tardía
visita nos estaba efectivamente dedicada. Con cierta curiosidad respecto a qué
podía habernos enviado un colega médico a semejantes horas, seguí a Holmes
hasta nuestro sanctum.
Un hombre de cara pálida y flaca, con rubias patillas, se
levantó de su asiento junto al fuego apenas entramos nosotros. Su edad tal vez
no rebasara los treinta y tres o treinta y cuatro años, pero su semblante
ojeroso y el color poco saludable de su tez indicaban una existencia que le
había minado el vigor y le había despojado de su juventud. Sus ademanes eran
tímidos y nerviosos, como los de un hombre muy sensible, y la mano blanca y
delgada que apoyaba en la repisa de la chimenea era la de un artista más bien
que la de un cirujano. Su indumentaria era discreta y oscura: levita negra,
pantalones gris marengo y un toque de color en su corbata.
-Buenas noches, doctor -le saludó Holmes afablemente-. Me
tranquiliza ver que sólo lleva unos minutos esperando.
-¿Ha hablado con mi cochero, pues?
-No, me lo ha dicho la vela en la mesa lateral. Le ruego que
vuelva a sentarse y me haga saber en qué puedo servirle.
-Soy el doctor Percy Trevelyan -dijo nuestro visitante-, y vivo
en el número 403 de Brook Street.
-¿No es usted el autor de una monografía sobre oscuras lesiones
nerviosas? -inquirí.
La satisfacción arreboló sus pálidas mejillas al oír que su obra
me era conocida.
-Tan rara vez oigo hablar de ella que ya la consideraba como
definitivamente desaparecida -dijo-. Mis editores me dan las noticias más
desalentadoras sobre su cifra de ventas. Supongo que usted también es médico...
-Cirujano militar retirado.
-Mi afición han sido siempre las enfermedades de origen
nervioso. Hubiera deseado hacer de ellas mi única especialidad, pero, como es
natural, hay que aceptar lo primero que se ponga a mano. Sin embargo, esto se
sale de nuestro asunto, señor Sherlock Holmes, y me consta lo muy valioso que
es su tiempo. Lo cierto es que ha ocurrido recientemente una singular cadena de
acontecimientos en mi domicilio de Brook Street y esta noche las cosas han
llegado a un extremo que me ha impedido esperar ni una hora más para venir a
pedirle consejo y ayuda.
Sherlock Holmes se sentó y encendió su pipa.
-Gustosamente procuraré darle ambas cosas -repuso-. Le ruego que
me haga un relato detallado sobre las circunstancias que le han inquietado.”
(2)
- Por eso desde ya está dispuesto a hacerse cargo de la deuda con
un plan de pago fijado por el tribunal competente en la causa, una vez que sea
absuelto del delito que se le imputa. Nada más.
- Recontra felicitaciones Dr Graziani! – otra vez el joven, extendiéndole
la mano
- Gracias
- Me sorprendiste
- Ah sí?
Galicia, España, 16 de abril de 1061
Firmo y estrecho la mano de su amigo
legalizando el contrato que acababa de leer el párroco:
"Pedro Díaz y Muño Vandilaz pactamos
entre nosotros y para conocimiento de los demás, por escrito legal
firmado el 16 de abril de 1061, en lo relativo a la casa y a la
iglesia de santa maría de órdenes, que poseemos los dos y en la cual somos
iguales en trabajo, en acoger visitas, en cuidarla, decorarla y gobernarla, así
como plantar, edificar y trabajar en la huerta. somos también iguales en el
cuidado al vestirnos, en alimentarnos y beber. y que uno no dé nada a nadie, ni
extranjeros ni huéspedes, sin el consentimiento del otro, por honor a
nuestra amistad y a la de ellos. y dividiremos a partes
iguales el trabajo de la casa y encomendaremos por igual y
sostendremos a nuestros trabajadores por igual y con dignidad. y seremos
uno para los demás buenos amigos con fe y sinceridad, teniendo por igual los
mismos amigos y enemigos todos los días y todas las noches, para siempre. y que
habitemos dicha casa en igualdad. y no permitamos que uno mande sobre el
otro en aquella casa de la villa de santa maría, ni que tengamos malos augurios
con ningún dueño o dueña, ni que tengamos a ningún hombre vivo en
menos estima por su causa durante toda nuestra vida. y que no tengamos ningún
pleito por los límites de la casa, y si mintiésemos alguno a los demás, y
por causa de la mentira enviásemos malos augurios a los otros y
rompiésemos lo acordado, quien tales cosas hiciese pague 100 sueldos y tenga su
verdad. y si Pedro muriese antes que Muño, dejará a Muño
la propiedad y los documentos. y si Muño muriese antes que Pedro,
le dejará la casa y los escritos.” (3)
Firmaron luego los testigos y se dirigieron todo al patio donde estaba la mesa ya preparada para el almuerzo. Roxons de entrada, luego lacon con grelos y chorizos que hervía suavemente en el fuego crepitante y filloas de postre, todo regado con abundante bebida para pasar la tarde entre amigos y gentes del pueblo. Le alcanzo un vaso de vino en la cocina, con un cómplice roce de sus dedos le quito el cuchillo de entre sus manos – dame, te vas a cortar – y apenas un breve beso en la mejilla – te están esperando para que cuentes no se qué anecdotas…
Soltó confundido
la mano retenida quizás más tiempo de lo debido – en todo caso el fiscal te la
hizo difícil, no?
-
Sí,
me la hizo difícil – restándole importancia – Beto! Ya terminamos acá. Ah, los
presento…Alberto, el Dr Beggio, me llevas al estudio?
-
Si,
Guille
-
Bueno,
Pedro, nos vemos
Continuara…
Referencias
(1) extracto de
la película Agora de Alejandro Amenabar
(2) Amigos e sodomitas. A Configuración da homosexualidade
na Idade Media. Carlos Callón
(3) El paciente
interno. Arthur Conan Doyle
Recetas http://www.abc.es/local-galicia/20130202/abci-diez-platos-cocina-gallega-201301311406_1.html
Oh. Oh. Oh. Tu talento Ele... Traer a Hipatia como testigo de esto -lo nuestro-, es algo que te ha valido mi eterna admiración. Aplausos beggia!!!
ResponderEliminarHipatia es aporte de Lili!
EliminarEsto es sencillamente una genialidad!! Día a día no dejan de sorprenderme niñas!!
ResponderEliminarElenita, solo vos podés escribir esta maravilla, haciendo fácil lo difícil!!!! Hoy sí, Platón se lleva mi admiración!!! (que se quede tranquilo que su cabeza por un tiempito está a salvo). Gracias!!!
ResponderEliminargracias!
ResponderEliminarA cha lay Elena... a cha lay...
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