Amanecer by Ilgora Blue

By Ilgora Blue, gracias a Lucero, mensajera de bellas noticias…

“La vida es un animal
Te tienes que defender
A veces nos trata mal
A veces nos trata bien

La vida es amanecer
La noche también vendrá
No tienes por qué temer
Tú la puedes enfrentar

No hay mejor momento
Sí te voy a besar…”

Fragmento de AMANECER, Carlos Vives

“¿Vallenato a las siete de la mañana? ¿O es bachata? ¿Cumbia? ¿Joropo? Lo que sea, parece que empezamos con todo”.

-Buen día, amor. Perdón si te desperté. Me pongo los auriculares, ¿sí? –y le tira un besito de esos que: uno, lo convierten en puré instantáneo; o, dos, le dan suficientes fuerzas para correr la San Silvestre sin esperar a que sea primero de año. ¡Qué lo parió! “Mejor me anoto en un gimnasio o empiezo a hacer algo”.

Ciego. La luz del Caribe y la sola idea de levantarse, ducharse, vestirse, mientras el chico ilumina bailando por toda la casa, radiante, prepara el desayuno y tararea esa música infernal… inhumano.

¿Qué le pasa hoy a Pedro? ¿Qué me estoy olvidando que esta noche me va a facturar? ¿Aniversario de Postiglione por estafas? No. ¿De asadito con vos es un problema? No. ¿Gripe? No. ¿Hallazgo del departamento? ¿Cumpleaños de Guillito? No doble.

-¡Qué pensativo amor! Dale que ya preparé el desayuno y me tengo que ir prontito – alcanzándole su café negro.

-¡Mirá que estás precioso vos hoy! – comprador, ganando tiempo Graziani.

-¿Qué? ¿Y los otros días no?- y se escabulle en la habitación a cambiarse, dejando la puerta abierta, claro.

Guillermo lo mira desde la cocina, sintiéndose aplastado por su propio peso contra el desayunador; ¡es tan hermoso! Y se sonríe, porque algo debe haber hecho bien, para que su Pedro le baile alrededor, ahora parcialmente vestido, y le saque la tostada de la boca para darle un mordiscón y devolvérsela.

“Ya te voy a agarrar”.

-Graziani , que te escucho pensar. Acordate que soy un animalito difícil – y le sonríe a cara plena, una vez más.

- Hoy te vas temprano.

-Sip.

-¿Mucho trabajo?

-Ajá.

-¿Muy pesado?

-A la vuelta te cuento.

-Espero que te pongas una remera para salir.

- ¿Camiseta decís? ¿Celoso?

-Otelo.

-Esta noche te saco a pasear. Quiero lucirme y festejar.

Y así diciendo y recogiendo sus cosas, el chico lo tomó por el mentón apenas le rozó los labios con los suyos, y se fue. Y Guillermo quedó en condiciones de contar cada uno de sus vellos, pelos, y demás, todos parados.

Se tomó un minuto para asimilar el tsunami que se había apoderado de la casa. ¿Qué se le había pasado por alto? Pero sin poder evitar reírse, ¡de sí mismo!

Y entonces vio la computadora que el chico había dejado prendida. Abierta en el diario. Y en primera plana, la noticia **.

“¡Qué lo parió! ¡Ay Pedro mi amor! ¡Cómo hago ahora para bajarte a la realidad! ¡Qué palazo! Esto es apenas un paso, falta muchísimo. Esta es una sociedad super machista. Claro me dirás, al fin un paso, pero ¿para nosotros? Apenas si nos estamos instalando, extranjeros, vos no existís, yo soy ilegal, trabajo informal, y además quien dice por cuánto tiempo nos vamos a quedar acá. Ay chiquitín, no creo que tengamos ninguna oportunidad”.

Guille alucinaba al “escucharse” en este hombre en que se había transformado, en el que Pedro lo había transformado. Un revuelto de orgullo a corazón caliente por ser elegido una y otra vez por su amorcito, por creerlo capaz de todo, y cabeza fría para trazar un plan y poder contener  y preservar, (a su cielito, que lo había rescatado de todo) de una frustración demasiado dolorosa. ¿Cómo compensarle una impotencia tan grande? Y fueron las propias preguntas las que lo guiaron a la respuesta, ¡qué lo parió!: la mirada de Pedro. Las cosas, a través de los ojazos, podían llegar a verse mucho más simples. ¡Ay mi amor! – había dicho y pensado “mi amor” en este último año, más que en todo el resto de su vida, incluidas sus reencarnaciones-. No se trataba de ellos: era por los chicos de este país, que en casi nada de tiempo, tendrían la oportunidad de despertarse en el abrazo de una nueva familia, por primera vez. Te amo.

****

El placer de caminar juntos, de regreso, convertía cualquier noche en perfecta. Y esta era perfecta.

-¡Qué rica la cena, no?

-¡Riquísima! – dicho con toda la intención, robándole el parlamento.

-En casa hay postre – seductor.

-Eso espero.

-Recargado.

-Eso temo.

****

Días después, Pedro amaneció con la noticia de que la Corte había dado un paso al costado y pospuesto temporalmente la discusión del tema.

Ni se inmutó.

-Incrédulos- dijo comenzando a prepararle el desayuno a Guille – como si se pudiera detener el mar.

Nota del autor:

** Esta es la noticia que me hizo llegar Lucero:

http://www.semana.com/nacion/articulo/parejas-del-mismo-sexo-si-podran-adoptar/399819-3

Pero como la realidad ¿supera? a la ficción, -lo intenta al menos- antes de terminar el textito, llegó la segunda noticia, que como a Pedro, ni nos inmuta. ¡Vamos Colombia, a animarse, que todo puede ser mejor!