I Encuentro

Atraviesa
la plaza por costumbre; ensimismado casi tropieza con las largas piernas del
joven recostado en el banco
- ¿ Tenes fuego? – acento extranjero
Y la
costumbre de llevar un encendedor aunque hace años que ya no fuma.
***
II Encuentro

Sabe
que debería descansar, mañana graba temprano; pero no puede dormir. Sale a
caminar por las calles húmedas de una ciudad que no es la suya, fría,
desconocida. Saca un cigarrillo y palpa sus bolsillos buscando el encendedor
que no encuentra. No importa. Camina, con el cigarrillo apagado entre los dedos
largos, hasta la plaza. Ve al hombre, el mismo de la vez pasada, sentado en el
banco, los antebrazos apoyados sobre las piernas, dos perros.
- Tenes fuego?
Reconoce
al joven que se sienta a su lado, le alcanza el encendedor.
-¿ No es tarde para pasear a los perros? – recoge el palito que deja uno
de ellos y lo tira lejos.
- Lo mismo que para salir a fumar.
***
III Encuentro
Corren
hacia la puerta en cuanto agarra las correas
- ¿Adónde vas?
- Los saco un rato
- ¿Te acompaño?
- No, enseguida vuelvo
Sale
del hotel y camina hasta la plaza con un par de porrones de cerveza en la mano,
agarra el palito que le trae el perro, lo tira, se sienta en el banco y le
ofrece un cigarrillo– ¿queres?

- No, gracias, deje hace rato – acepta la cerveza y le presta el
encendedor. Lo ve estirarse cuan largo es, recostado contra el respaldo, mientras
fuma y juega con el perro.
- No se cansan nunca, ¿no?
- Este no. La otra es más tranquila
- ¿Es la madre?
- Aja - Tira la botella en el cesto un rato después y se levanta.
Lo acompaña
hasta la vereda y se detiene – yo voy para… - indicando la dirección contraria
y sin saber bien porque, agrega – me voy mañana, vuelvo en un mes.
***
IV Encuentro
Lo
conoce de memoria a fuerza de mirar las publicidades que tapizan la ciudad
mientras viaja en taxi. Cambio el itinerario del paseo, cansado de ver a los
perros buscarlo. Un mes.
Espera
recostado en el banco de la plaza, los pies cruzados, la vista fija en el halo
que rodea la luna anunciando lluvia, hasta que siente el aliento húmedo del
perro en su rodilla y el palito mojado que mancha su pantalón.
- Disculpa, siempre hace lo mismo, es un asco.
- Está bien, no te preocupes, no me molesta – y tira la ramita lo más
lejos que puede. Acepta el encendedor a cambio de la cerveza y prende el
cigarrillo. Exhala despacio el humo.
- No.
- Me imagine. Toma
Sonríe,
se limpia la mano en la ropa y agarra el sándwich – Gracias
Un rato
después camina a su lado acompañándolo en el regreso. Lo siente detenerse
cuando advierte la cantidad de gente que puebla los negocios que rodean su casa.
-¿ Cómo haces?
- Normal. Saludas y listo
- Todavía no me acostumbro
Pasa
apenas rozando el pulgar por el borde de la barba – Anda entonces – y espera
hasta verlo desaparecer, como una ilusión, en la oscuridad de la noche.
***
V Encuentro
Llueve, vayan a la terraza – para que se molesta si sabe que cuando se
les mete algo en la cabeza… - están muy malcriados ustedes – campera, paraguas
y afuera. Va camino a la plaza cuando se paran en un umbral – vamos! – y ve los
dedos largos sobre la cabeza del perro – paseando con lluvia?
-
Querían salir, y vos?
La
sonrisa y la respuesta que adivina en la calle vacía. Una vuelta a la manzana,
medio protegidos por el paraguas compartido – pasa, tomas algo?
-
Lo que tengas
-
Whisky?
Lo ve
recorrer con la mirada el lugar – pintas?
Acercarse
a la biblioteca para leer los títulos
- Y vos?
- Yo qué?
- Además del trabajo, digo
Y
escoger un libro – salgo a correr, leo. Me prestas este?
- Sí, te quedas a cenar?
- No puedo, salgo en un rato para Entre Ríos, para hacer unas fotos y
vuelvo. Estoy en el Buenos Aires Tango, en el quinto piso. Me lo quedo
entonces?
- Llevalo
***
Deja el
taxi un par de cuadras antes. Se levanta las solapas y aprieta el paso. El frío
típico de Buenos Aires después de la lluvia.
-
Traje un vino, está bien?
Lee la
etiqueta – perfecto, y los perros?
-
No sabía si podía…
-
La próxima traelos, ya te dije que no me molestan. Pasta está bien?
-
Cocinaste?
-
No… - y se ríe – las compre. No te molesta no? No se cocinar muy bien
Con esa
sonrisa ni falta que hace
-
Dame el abrigo – y el apenas roce sobre sus hombros lo estremece –
ponete cómodo
Recorre
el departamento con la mirada, algo chico, impersonal – tendrías que decorarlo
un poco, no?
-
Si me quedo, sí – le alcanza una copa – pero nunca sé adónde voy a
parar
-
Te ayudo con la mesa?
QUE LINDO LEERLOS TODOS JUNTOS...GRACIAS
ResponderEliminarMuy buena idea compilarlos! Gracias. Marlene R.
ResponderEliminarMass!!! Ay que placer leerlos!! Gracias!! Paula
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