El
sonido lo alerta y se acerca a la puerta despacio, el corazón enloquecido de
terror.
¿Lo
habrán descubierto? … seguro el hombre leyó el diario, lo reconoció y lógico …
lo había denunciado.
Si
era así bien … que se terminara todo de una buena vez … pero ¿y Guille? … ¿y si
no podía estar con él nunca más?... ese sólo pensamiento le lastima el corazón.
Abre
apenas la puerta de chapa y el miedo deja paso a la felicidad en menos de un
segundo.
Guille
había tomado todas las precauciones para llegar al refugio donde estaba Pedro,
el viaje había sido toda una odisea, para despistar a los que lo seguían
primero, el bote en la noche luego.
Pero
la idea de Pedro sólo en medio de la nada era insoportable, no verlo, no saber
de él era una tortura.
Siquiera
esa primera noche de Pedro ahí en ese lugar olvidado Guille quería estar con
él, ya vería después qué estrategia armaba, aunque sin Pedro cerca no podía
concentrarse, se volvía errático, indeciso, inseguro, lo dominaba la angustia
de lo que pudiera pasarle si él no estaba con él para protegerlo y esa angustia
lo paralizaba.
El
viaje hasta allá fue una pesadilla, tenía miedo de no encontrarlo, que le
hubiese pasado algo, que por un error de él
pudieran haberlo descubierto y el pensamiento más aterrador: que Miguel
Angel lo hubiera encontrado. Decidió desechar este pensamiento porque allí sí
que su angustia no tenía límite.
Baja
del bote, el hombre se aleja hasta desaparecer en la noche.
Guille
se acerca despacio al pequeño ranchito, tratando de no asustar a Pedro que seguro
debe estar durmiendo, agotado luego de la pesadilla.
Afuera
apenas está iluminado.
En
eso siente el ruido de la puerta de chapa que se abre apenas.
Cuando
Guille ve asomar el rostro lleno de miedo de Pedro, la camisa aún manchada de
sangre, su corazón se paraliza de amor, de ternura, de deseos de protegerlo.
Están
solos en el mundo, los dos en medio de la noche, sin embargo no hay nada más
fuerte que ellos dos juntos en ese lugar perdido.
La
sonrisa de Pedro ilumina la noche, corre hacia él feliz, ya no importa si lo
descubren, si lo llevan a la cárcel, lo único que él quiere y necesita son los
brazos de Guille que ahora lo estrechan, lo abrigan, lo desarman, lo protegen del
dolor de afuera.
Los
besos comienzan desesperados, desenfrenados, necesitados. Se besan como dos
locos hambrientos de una pasión que los desborda. Se besan con ansias, con un
anhelo largo tiempo postergado.
Las
manos acompañan torpes las primeras caricias afiebradas, buscándose la piel.
Así
van sin despegarse, tropezando, sin soltarse hacia el interior de la casita,
apenas iluminada por una lámpara a kerosene.
Las
caricias se vuelven más suaves y a la vez más intensas, más urgentes.
Con
ternura Guille desabrocha la camisa ensangrentada de Pedro, tratando de
liberarlo en ese gesto del horror que los persigue.
Pedro
ya no piensa ni en persecuciones, ni en la policía, ni en el peligro, ni en
nada, besa la frente de Guille y busca se boca y se hunde en ella, y es rica y
deliciosa como la primera vez de aquella noche … hace siglos.
Un
estremecimiento lo recorre cuando siente las manos de Guille quitarle la
camisa. Hasta este momento sólo hubieron besos (inolvidables), caricias robadas
al pasar, los abrazos infinitos, provocarse todo el tiempo, mirarse sin
límites.
Pero
esta es la primera vez que Pedro siente las manos de Guille recorrer su piel y
eso lo hace temblar. El deseo postergado lo recorre en oleadas que lo marean.
El
también quiere tocarlo y con ternura y con urgencia le quita el saco y a medida
que va abriendo la camisa de Guille va besando la piel amada recién descubierta.
Lo
empuja hacia la pared, Guille muerde y besa sus hombros, sigue por su cuello,
el nacimiento de ese mentón que lo enloquece, los hoyuelos de su rostro y otra
vez las bocas buscándose, explorándose insaciables. En el piso caen los cintos
y las manos desabrochan lo que queda de la ropa que estorba.
La
cama ni siquiera es cama, es un catre desvencijado, pero a ninguno de los dos
les importa cuando caen desnudos uno en brazos del otro.
Pedro
encima de Guille muerde su cuello, lame el lóbulo de la oreja y lo siente
estremecerse.
Lo
mira enamorado, descubre sus ojos humedecidos y los besa.
-Qué
pasa mi amor? – susurra
Con
los ojos llenos de lágrimas –Nada … es que … sos mi vida Pedro … sos mi vida …
sos mi alma precioso … estás tatuado a fuego acá … - y pone una mano sobre su
corazón.
Pedro
acerca sus labios al oído de Guille.
-Te
amo Guille … te amo con locura …-
-Me
gusta cuando decís mi nombre …-
Y
Pedro le repite una y otra vez – Guille … Guille … Guille …-
Guille
gira y queda encima de Pedro que lo mira sonriendo agitado.
Se
besan, de devoran.
-Tenés
miedo?-
-No,
yo soy tuyo,-responde Pedro – con vos no tengo miedo de nada.
Se
besan otra vez profundo.
Continuará...
Gracias por esto! Te quiero mucho! :)
ResponderEliminarE.F. tenés mi gratitud y mi admiración por toda la eternidad. Tengo el corazón desbocado de felicidad. Tus palabras le dieron vida a esa primera noche de amor que cruelmente nos negaron.
ResponderEliminar"estás tatuado a fuego acá … - y pone una mano sobre su corazón". Así los siento a ellos, tatuados para siempre en mi corazón. Gracias, gracias, gracias!
Que maravilla el relato me hizo llorar de emocion ,podia verlos y sentirlos juntos gracias por escribirlo .te felicito y espero la continuacion
ResponderEliminarY si algo le faltaba a esta trremenda noche ,llega esta impresionante historia de amor en el Delata p o r f a v o r ,mi corazon no puede mas !!!jajajajaja magico,increible,GRACIAS E.F me moriiii mas mas mas queremos massssssssssssssssss
ResponderEliminarE.F. gracias por este maaravilloso relato!! Cande
ResponderEliminarE.F. q maravillosas palabras con las q construiste aquel momento c: ,en verdad me emocioné , se espera el próximo capitulo con ansias!
ResponderEliminarImpresionante!!! Pusiste en palabras lo q tanto imaginé, con la ternura, con la pasión, con la urgencia q este amor tan fuerte requería. Infinitas gracias E.F. Entre todos van armando lo q debió haber sido y nos negaron. Gracias otra vez!!! MIMl
ResponderEliminarETERNAMENTE GRACIAS QUE TE TOMAS EL TIEMPO DE REGALARNOS A LAS QUE NOS ENAMORAMOS DE ESTA PAREJA TAN PROFUNDAMENTE TIERNA NOS COLMA EL CORAZON ENCONTRAR EL REFUGIO QUE NOS NEGARON EN ESTAS HISTORIAS....GRACIAS GRACIAS GRACIAS
ResponderEliminarOtra mirada a hurtadillas al interior de la casita del Delta... ¡Qué lujo! te leo y los veo... no dudo ni por un momento que son ellos, vivos en tus palabras... precioso!!!
ResponderEliminarEstoy llorando de la emociòn. Es la primera vez que lloro a leer estos hermosisimos relatos. Es que me llegaste al alma. Pude imaginar cada palabra, cada beso, cada caricia. Me dejaste sin aliento. Es lo que todas hubièramos querido ver. Te felicito y espero màs. Gracias.
ResponderEliminarEsta mirada puesta sobre la "casita del Tigre" es deliciosamente sutil y encantadora.... Gracias E.F
ResponderEliminarbelleza EF .... Los senti y revivi ese maravilloso capitulo .... Y lo complete .... como hacia falta lo que nos estas brindando , amor desde que Pedro abre esa puerta hasta ese continuara que espero con ilusion . Graciela CT
ResponderEliminarEF, qué bueno que hayas escrito tan lindo sobre LA noche en la casa del Delta! Me quedo esperando el resto! Gracias por compartirlo. San
ResponderEliminarBello..... lo que todos y todas queremos leer y hubiéramos deseado ver......
ResponderEliminarCalor...amor.... todo todo!!! hermoso...
ResponderEliminarHermoso relato sobre la noche de amor en el Delta que todas soñamos para nuestro Guille y Pedro.!!!!
ResponderEliminarE.F., muchas gracias por habernos regalado el relato completo de esa noche que nos dejó sabor a poco. Pudimos ver corriendo un poquito la cortina, el amor y la pasión que se tiene esos dos, muchas gracias!!!
ResponderEliminarMe encantó
ResponderEliminarGenial la historia. Que ternura, que locura, que increíble lo que ha generado este amor que es de ficción pero ha traspasado la pantalla. Muchas gracias y felicitaciones por la hermosa manera en que has logrado transmitir tan vívidamente esos momentos tan esperados y ciertamente tan escasos. Sencillamente impresionante.
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