Guillermo abre la agenda, anota, la cierra, se enoja, putea, marca el teléfono, vuelve a putear, abre la agenda y vuelve a empezar. Yo solo manejo y me guardo la media sonrisa, para no ligarme un reto. Pero, si no tuviera este y otros momentos, mi corazón no latiría tan fuerte cuando me mira. "Y si, Graziani, no tengo inmunidad cuando se trata de tus ojos..."
Adicto a tí.
Sublime!!
ResponderEliminarA estas alturas creo que nadie es inmune a la mirada de Graziani. Preciosa! María Elena
ResponderEliminarHermoso todo lo que escriben!!
ResponderEliminarPor dios! me muero c los ojos de Graziani...
ResponderEliminarInmejorable!!!!simplemente exacto y precioso. FELICITAS
ResponderEliminarHermosos!! tannn ellossss!! Su
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