martes, 10 de junio de 2014

El Profe (4ta parte) by Adriana


Cuando volvían del hospital en el taxi, se dio cuenta de que Pedro no se había despagado de él en ningún momento. Habían pasado la noche en la sala de espera, mientras Fabián estuvo en observación, casi sin hablar. Agradeció internamente su presencia.

Con la tranquilidad de saber que su hijo estaba bien, a pesar de los dolores y de los algunos magullones, se sintió invadir por una mezcla de sensaciones. Por primera vez no había estado solo, y aún así, el no estaba con él. Pedro pareció oír sus pensamientos, porque desde el asiento delantero del taxi, lo miro con una linda sonrisa, para luego hacerle un chiste a Fabián por cómo le había quedado la cara.

Una vez que Fabián se instaló en su habitación, Guillermo se escabulló a la cocina. Pedro lo alcanzó y tímidamente le preguntó si se sentía bien. No sabiendo que responderle, se quebró. El dolor de tener que escuchar que su hijo había tenido un accidente en el auto, lo había dejado debilitado. Si bien en ningún momento se lo había permitidó, ya sabiendo que estaba bien, no pudo evitar mostrar su dolor.

Pedro viendo al ya no tan “gruñón” indefenso, solo pudo acercarse y abrazarlo. Sentir ese cuerpo temblar lo impulso a apretarlo más fuertemente. Nunca, en su vida adulta tuvo que pasar por una situación como la que vivió con ellos. Ese abrazo, tampoco lo había sentido. Esos brazos en los que alguna noche soñó descansar, hoy necesitaban contención, y se sintió reconfortado de poder estar ahí, para Guillermo.

-    Tranquilo… (mi amor)… tranquilo. – no logró evitar pensarlo “su” amor, pero de ahí a decírselo…

Guillermo poco a poco se fue calmando y muy a su pesar se soltó de ese abrazo. Inútilmente intenta convencerse que no era el momento de aferrarse, aun había muchas barreras. Propias y ajenas. Aunque sentir el aroma de ese cuerpo, le hace pensar que tal vez no quedan tantas.

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Con el correr de los días, volver cada vez más temprano del estudio se le ha hecho rutina. En esa, su casa, encuentra las razonas necesarias para importarle muy poco lo que pasa en el mundo exterior. Su hijo se recupera paulatinamente. Pedro los acompaña.

Con lo del accidente, no viajaron. No hubo tiempo de reorganizar nuevamente las tres semanas de clases. Pedro se sentía más útil en esa casa, ayudando a Fabián, asistiendo a Guillermo, a quien redescubría cada noche, mientras preparaban la cena que disfrutaban entre los tres.

Durante estos días, las pláticas entre el profe y el alumno se volvieron cada vez más extensas, más profundas. Fabián se debatía en encarar la charla que viene postergando con su amigo, desde esa tarde en el bar. Pero al ver cómo tanto su padre como Pedro, han empezado a acercarse, se decide a darles el último empujón.

Pedro sabe que Fabián lo está acorralando, por eso se decide a empezar “esa” charla, antes de que las preguntas de su amigo lo desborden. Unos cuantos minutos le alcanzaron a Fabián para darse cuenta, que a diferencia de Guillermo, su amigo no la tenía tan clara. Sus miedos no eran, en principio los que Fabián hubiera pensado. En realidad Pedro no quiere ser lastimado. Pero no por eso se la iba a dejar fácil:

-    y con mi viejo qué onda?
-    Con tu viejo qué? qué onda de qué?
-    Dale…
-    Tu viejo no me registra.
-    Y vos por qué te pensas que te mira así?
-    Guillermo no me da ni la hora, me esquiva.
-    Te esquivaba… hace días que ya no lo hace.
-    Fabi… todo bien, pero él me mira con indiferencia, yo sé que soy poca cosa para él.
-    Qué raro… él “dice” que sos muy joven para darle bola…
-    Qué joven, ni qué joven! No me pongas idea en la cabeza, que cuando llegue y se meta en su habitación, el que se queda como boludo soy yo.
-    Entonces, es verdad?
-    Te molesta?
-    No, me preocupa lo lerdos que son!!

En ese momento entra Guillermo. Los mira. Los disfruta. Huye a la cocina.

Fabián mira la sonrisa de Pedro. Sabe que le mintió, aunque no tanto. La primera barrera que su padre tiene es el tema de la edad. La segunda es que sean amigos. Pero con ese no iba a transar.

-    Anda, ayudalo. O no te das cuenta qué cada vez viene más temprano?

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Mientras ayuda con la cena, lo mira obnubilado. “Será cierto lo que dice Fabián? Tampoco es tanta la diferencia de edad. Pero por qué se interesaría en alguien como yo?” Las dudas lo asaltan. Nunca se creyó con la libertad de expresar lo que siente. Siempre debió callar, no mostrar. Muy de vez en cuanto apagaba sus deseos con personas desconocidas. Pero querer y dejarse querer, era algo que desde muy chico quiso, sin llegar a saber cómo lograr. Los golpes, el maltrato, los abusos verbales de su infancia no le permitían creer que alguien lo podía amar, como anhelaba.

Guillermo vacilaba. Mirándolo ahí, perdido en sus pensamientos, lo impulsaba a querer abrazarlo. Darse cuenta de cuánto lo necesitaba lo frenaba. “Tanto para dar y tanto para perder.”

-    Dr. Graziani, se le quema la salsa.
-    Uy, que pelotudo.
-    Tranquilo, no es para tanto.
-    Me distraje, me distraje (vos me distraes!).
-    Bueno, improvisemos con lo que hay en la heladera.

Viendo con el fastidio que Guillermo limpia el desastre, se coloco a su lado.

-    Afloja un poquito, todo te tiene que salir perfecto?
-    No, todo no. Claro que no.

Guillermo suspira intentando controlar la respiración. Pedro esta rozándole el brazo con un movimiento tan sensual como hipnótico. Guillermo toma el rostro de Pedro en sus manos, e inmediatamente comienza a pasarle la palma por la frente. Saben que llego el momento de dejar fluir los sentimientos.

En ese instante el timbre sonó y Guillermo se incorporó para ir a atender. Pedro viendo que demoraba, se acerco al living.

Los que se habían encargado de recolectar datos en Chile, no habían sido lo suficientemente hábil para cubrir sus rastros. Quien estaba en el living era la madre de Pedro.

Luego de una simple presentación Guillermo muy nervioso se metió en la habitación con Fabián. Cuando éste le pregunto quién había llegado, le contó lo que creía estaba pasando.

-    Qué ganas de meter la pata, viejo!? Justo ahora…
-    Después me aclaras lo de “justo ahora”. Ahora dejame escuchar.


-    Disculpe… eh… mi papa está afuera, vino sola?
-    No está, vine sola.
-    Ah…
-    Qué pasó Pedro?
-    Qué pasó con qué?
-    Qué pasó con tu vida?
-    Ah. Quiere que le cuente de chico, desde pendejo?
-    Me contaron… que habías cambiado de sexo… no, no, eso no… que ya no te gustaban mas las mujeres. Decime, es verdad? Es verdad todo eso? Es verdad?
-    Mama… a esta altura de la vida, de verdad que cree conveniente hablar sobre mi orientación sexual?
-    Tenes familia, aunque no nos veamos. Todavía tenes familia, tenes sobrinos que no saben nada.
-    Qué familia? Qué? Qué idea de familia tiene? De esa familia, esa mentira? Usted es una mujer grande con sus problemas y yo soy un hombre grande con mis problemas. Le agradezco de corazón que me haya traído al mundo pero de mi vida me encargo yo… Y por lo demás, de mi condición sexual no tengo por qué hablar con Usted. Ahora le pido, por favor, que se vaya.

Viendo como esa mujer se marchaba también entendía que algo de ese pasado, que no le permitía avanzar, se alejaba. Acompañándola hacia la puerta sentía que con ella se estaba llevando parte de sus dolores.

Cuando estaba por salir la mujer se dio vuelta y le dijo:

-    Agradecele al Dr. Graziani y a su gente. Si no hubieran ido a averiguar por vos, probablemente nunca te hubiera vuelto a ver.

El dolor, la bronca y la impotencia que esa última frase le otorgó, hizo que saliera de la casa, pegando un portazo.
                                                                                                                                             
                                                                                                                                              
Continuará…

13 comentarios:

  1. Genial!! hermosa historia!!! y a riesgo de ser reiterativa: por favor que continúe rápido!!! Es maravilloso como van mostrándose los personajes y sus historias, ¡¡¡la de Pedro!!! Aunque todas intuimos el final (por favor no nos desilusiones) es hermoso el camino de esta historia!! Felicitaciones!! Susy

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    1. Gracias Susy por acompañar ésta historia!!!

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  2. Hermoso pobre Pedro se fue re triste, espero ansiosa el cap. 5

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  3. Bellisimo!! Esperando el proximo!!

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  4. Ay no!!!!!!! cuando todo venia tan bien justo esto?????? Guille no aprende a dejarse ir por una vez en la vida por favor!!!!!!! Necesito mas que nunca que la continuación venga rapido. Miles de gracias. Felicitas.

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