Suena el despertador. Cinco minutos más de sueño que se
transforman en quince. Aletargado se dirige al baño, y es en el momento que
siente el torrencial de agua caer en su pecho y trazar los caminos por su piel
que se despierta y toma conciencia de la hora, del lugar y del día, pero
sobretodo de la cantidad de trabajo que tiene.
Sale como puede, escoge una camisa azul celeste y traje
gris. Se peina, y ve que su cabello esta largo. Un corte decide, para ésta
tarde cuando salga de tribunales. Se calza, se aplica perfume y ahí va,
dispuesto y listo a otro caso, otro enfrentamiento; y si, un día más en la vida
de uno de los abogados más prósperos de la ciudad.
Lo ve a lo lejos. Ya hace dos meses cruzan más que un
saludo, palabras amables, y han ido a tomar un café en varias oportunidades, ya
perdió la cuenta. Lo admira por su don de oratoria, por la seguridad que
proyecta de sí mismo e inconscientemente se ve día a día yendo a los Tribunales
por el mero hecho de encontrárselo e iniciar ese ritual. Siente conocerlo
profundamente de algún lugar, de algún momento.
La noche llega y con ella está el regreso a su departamento,
a su vida junto a su novia y futura esposa. Descarga su maletín, una charla
corta, un baño relajante, comida, otra charla sin fondo y sin forma, ir a la
cama y tratar de conciliar el sueño. Pero hoy es distinto, Camila lo busca
necesitada, le ruega y le reclama su indiferencia. Él responde fuerte, posesivo
y mientras la toma casi violento su mente se llena de imágenes de él, de sus
ojos, de su sonrisa, de sus manos, de su olor y de su voz. Todo en conjunto lo
enciende, lo elevan al máximo: al Nirvana. Siente que su sangre es lava y que
llega a cada célula arrasando con fuego e invadiendo solo con un nombre:
¡Guillermo!
Cae exhausto e indiferente ante la mujer dichosa y plena a
su lado. No llega el ansiado sueño, miles de preguntas, de reproches inundan su
mente. Despierta otro día y es víctima ahora consiente del magnetismo que
ejerce ese hombre sobre él. Se ve así mismo iniciando ese ritual diario y con
temor lo ve acercarse. Siente vergüenza de verlo allí ante él: pulcro, entero y
habérselo imaginado entre las sabanas, con los ojos ardientes y gritando su
nombre en un arrebato de lujuria y éxtasis.
Huye con miedo ante sus sentimientos y deja en medio de una
sala desocupada a un Guillermo perdido y dolido por su reacción. Pasan días,
pasan semanas, ya no hay saludos, ya no hay salidas a tomar café y aun así lo
sigue soñando en sueños febriles y los sigue soñando despierto con espejismos
que lo enloquecen.
Ahora fuma más. Ese hombre se le ha impregnado en el alma;
¡un veneno! grita él en su mente. Es un veneno que no lo deja dormir, un veneno
que le impide tocar a su mujer, un veneno que siente en la piel aun despierto y
dormido, un veneno que huele, que escucha. Se está enloqueciendo. Y la idea de
conocerlo de tiempos anteriores o futuros se hace certera.
Camila histérica le reprocha y él decide dejarlo todo así.
Le pide que se vaya, en esa relación ya no hay nada. Ella se niega, ruega,
amenaza, él no la escucha, no la ve. Toma su campera y movido por la
desesperanza sale de allí y se dirige a ningún lado. Solo necesita espacio,
distancia y tiempo.
Decide regresar a su hogar y es entonces cuando lo ve frente
a la puerta de su departamento. Se miran y miden las palabras temerosos de la
reacción del otro. “Solo venía a…” dice Guillermo buscando las palabras y
esquivando su mirada. Se le ve demacrado, con ojeras y pálido.” ¿Querés pasar?”
lo invita Pedro con el corazón y la respiración acelerados.
Guillermo entra, dejando un halo de su perfume. Cierra los
ojos, traga saliva para contenerse y se queda allí, esperando no sabe qué.“¿Por
qué te escapas de mí?” es el reclamo de Guillermo. Sus ojos no niegan el dolor,
la tristeza. Pedro se acerca sutilmente; necesita nuevamente olerlo, sentir su
calor, su energía, ya es imposible negárselo a sí mismo y menos a él: “Porque
estoy enamorado de vos” es la respuesta verdadera, y al decirlo en voz alta es
su propia aceptación que traduce un peso menos en su alma.
Ve en esos ojos que lo tienen en vigilia desde que los conoce
descorrer esa cortina de tristeza y asomarse una sonrisa. Guillermo se acerca
tímido pero es Pedro en su ansiedad de tenerlo cerca por fin que se abalanza a
sus brazos y a su boca. Su cuerpo tiembla. Se estremece ante la sensación de
saber a Guillermo allí donde lo ha imaginado. Siente un escalofrió delicioso a
la invasión de su lengua. “Te beso mi amor...por fin te beso” es el júbilo de
Pedro que saborea la esencia varonil de Guillermo: matices a frutos secos y de fondo
un tinte a café, delicioso.
Guille se separa con esfuerzo y la respiración entrecortada,
se miran y esa sensación de conocerse desde siempre se hace latente: “Siento
que te conozco precioso, desde hace mucho”. Sí. Desde hace mucho se conocen,
simplemente no se recordaban. Ese “precioso” le inunda el alma de alegría, lo
besa de nuevo, más atrevido, más confiado, mas entregado. Entre las caricias
torpes Pedro lo mira reconociéndolo “Bienvenido mi amor…bienvenido a mis brazos
nuevamente”.
Y se funden, y se hunden, y se pierden. Solo está Pedro para
Guillermo y Guillermo para Pedro, como desde siempre fue.
Como me encantan estas historias,como me gustan lo que escriben!!Son maravillisas,son geniales!!Las felicitos!!
ResponderEliminarHermoso relato, me encanta. Gracias chicas por "esto"
ResponderEliminarQuede enloquecida con este relato......por favor Lucero como describis las emociones,,,,,es una belleza sentirlos asi, leerlos, escucharlos, disfrutarlos. Soy una perdida enamorada de tu escritura, miles de gracias por el deleite que nos producis. Felicitas
ResponderEliminarLUCERO ME DEJAS SIN PALABRAS NO PORQUE NO LAS TENGA AL CONTRARIO. ME DEJAS SIN PALABRAS PORQUE QUEDO PASMADA Y ENANMORADISIMA DE ESTE BELLO RELATO.GRACIAS!!
ResponderEliminar..." la idea de conocerlo de tiempos anteriores o futuros se hace certera"... "hace mucho se conocen, simplemente no se recordaban"... Ese idea, al lìmite de la conciencia, es una interpretaciòn singular, maravillosa. Deberìa ser asì en la realidad. Muy bonito lo tuyo. Marlene
ResponderEliminarLucero como siempre hermosamente tierno !! Graciela CT
ResponderEliminarLucero ya no sé qué decirte, sólo puedo reiterarte lo mucho que me gusta leerte y disfrutar de esta manera tuya tan particular y atrapante de escribir. Lo tuyo es "meternos en la piel" de ellos y sentir todo lo que les pasa, sos una maestra de las sensaciones...Además este concepto tan "Luceriano" del lazo y el destino común de dos personas que trasciende incluso sus propios recuerdos, me parece totalmente fascinante. Gracias por esta bella historia! María Elena
ResponderEliminarNO PODIA SE DE OTRA FORMA, GUILLERMO ES PEDRO Y PEDRO ES GUILLERMO, ACA, AHORA Y SIEMPRE.LA CERTEZA DE UN AMOR QUE VA MAS ALLA DE TODO, MAS ALLA DE LA VIDA...ETERNOS.
ResponderEliminarLupillar qué bella forma de describir el sabor de un beso...hermosa historia!!
ResponderEliminarFascinante relato...Guille siempre esperando que Pedro por fin descubra sus sentimientos y le confirme lo que èl ya siente...ese amor que no tiene Tiempo,sòlo certezas. Mis partes favoritas: "su mente se llena de imágenes de él, de sus ojos, de su sonrisa, de sus manos, de su olor y de su voz.Todo en conjunto lo enciende, lo elevan al máximo: al Nirvana.Siente que su sangre es lava y que llega a cada célula arrasando con fuego e invadiendo solo con un nombre: ¡Guillermo!..."
ResponderEliminarPD: un finde,me crucè c Julio en la puerta de su casa,era muy tarde,seguramente despuès del teatro,bajò ràpido de un auto c las llaves en la mano...no atinè a nada, sòlo lo mirè y èl sonriò.Estaba impecablemente vestido...pude ver sus ojos,por favor,son realmente "hermosos". Mis tres amigas y yo,no lo podiamos creer.-
Mori con lo que siente Pedro al besar la boca de Guille!! “Te beso mi amor...por fin te beso” es el júbilo de Pedro que saborea la esencia varonil de Guillermo: matices a frutos secos y de fondo un tinte a café, delicioso..." Adoro a Graziani...
ResponderEliminarLucero, escribís increiblemente bien, que facilidad tenés para describir sentimientos,sensaciones, me atrapaste, por favor no dejes de escribir nunca
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