El amor es un acto de verdadera libertad (1era parte) by Sol

Esta historia comienza a partir del capítulo 45, luego de la discusión de Guille con Fabián por el tema de la facultad, donde Guille le confirma a su hijo que "Pedro existió". Y donde Guille, hablando por teléfono con Pedro, le dice: "Yo no soy un hombre cursi, no soy una persona que dice lo que siente, no te voy a estar diciendo me estás rompiendo el corazón, ni te extraño, ni te necesito, ni ninguna de esas frases para mi desagradables. Yo no te voy a decir que me estás haciendo sufrir, ni tampoco te voy a decir que si me amás me tenés que soltar. Pero realmente si me amás, me tenés que soltar. Terminemos con esto".
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"Realmente si me amás me tenés que soltar". Guillermo no podía dejar de pensar en esas palabras, en el dolor que le había provocado pronunciarlas. Sabía que ese era el fin de su felicidad, y estaba dispuesto a sacrificarla por el inmenso amor que sentía por Pedro. Debía actuar de manera racional. Pedro estaba muy confundido, sus sentimientos eran evidentes, así como era real y reciente el embarazo de Camila.
No pudo dormir mucho esa noche. La angustia lo despertó más de una vez, imaginando la cara de Pedro al oír sus palabras.
Guillermo sabía que sólo por teléfono era capaz de poner distancia, de alejarlo de su vida.
Cara a cara le hubiese sido imposible: esos ojos enormes de su chiquitín, llenos de amor, de miedo, de promesas de felicidad; esa mirada sincera, transparente, que hace tiempo habló por él, diciéndole a Guille lo que su boca no se animaba a pronunciar. Nada de ésto le hubiese permitido poner la distancia que él se obligaba a establecer. 

Guillermo se levantó temprano, preparó una taza de café e intentó despejar un poco su cabeza de todo lo que lo angustiaba, que paradójicamente tenía que ver con las dos personas más importantes de su vida: su hijo y su amor.
Se obligó a terminar con unos papeles que quería dejar listos antes de ir al estudio, el trabajo no podía esperar. Ninguno de esos expedientes entendía de angustias, malos días, tristeza.
Estaba tan concentrado en los papeles que no escuchó llegar a Fabián. 
F: - Hola Pa - pronunció mirándolo a los ojos, tratando de adivinar con qué ánimos encaraba Guille la conversación.
G: - Linda hora de llegar, eh! Es miércoles hijo, vas a llegar a cualquier hora cualquier día? - lo interrogó mientras Fabián dejaba la mochila y la campera en el sillón.
G: - Querés desayunar?
F: - No, gracias, desayuné en lo de Nico. Me quedé a dormir allá porque estaba muy enojado anoche ...  y con mucha verguenza también.
Guillermo miró a su hijo, quería entender qué era lo que pasaba por su cabeza, cómo estaba procesando todo lo que había sucedido con él, con la familia. Le dolía no poder llegar a él de una manera sencilla, pero entendía que Fabián y él eran iguales. Ninguno demostraba sus sentimientos, los dos eran fuertes para el mundo, aunque por dentro estuviesen destrozados.
G: - Vení hijo, sentate, hablemos. No quiero que estemos enojados, y para eso es necesario que hablemos, que nos escuchemos, aunque a los dos nos cueste mucho.
F: - Perdoname, tendría que haberte dicho lo de la facultad. No me animé, no se que me pasa ...
Guille lo interrumpe: - Fabián, hijo, vos pensás que yo me puedo enojar porque dejás la facultad? Probablemente ante una noticia así, me vas a escuchar putear, me voy a enojar en el momento, pero es tu decisión, y yo la respeto. Yo lo único que quiero es que vos estés bien, seas felíz, disfrutes de lo que elijas. Y que no me mientas, que puedas confiar en mi.
F: - Yo también quiero lo mismo de vos, papá. Quiero enterarme por vos de las cosas que te pasan, de lo que pasa en esta casa, no quiero ser el último en saber - las lágrimas en sus ojos eran de una angustia contenida por mucho tiempo.
G: - Hijo, yo te pido perdón. Tendría que haberte contado hace mucho tiempo la verdad, haber sido sincero con vos y conmigo, pero el miedo siempre me ganó. Me perdonás?
Fabián sonrió y abrazó a Guille como cuando era chico, buscando contención, seguridad, y regalando a su padre la certeza de ese amor intacto, a pesar de todo lo vivido los últimos meses.

Parte de la angustia que Guille había tenido durante la noche, se disipó con la charla con Fabián. Le esperaba un día laboral complicado, así que se cambió y se dirigió al estudio.

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Pedro no había dormido en toda la noche. La angustia y el dolor que le provocaron las palabras de Guille seguían haciendo eco en su cabeza. Intentaba ordenar sus sentimientos, buscaba respuestas que sabía de antemano no iba a encontrar, pensaba cómo había llegado a esta situación, a este sentirse atrapado entre dos realidades: la de su paternidad y la de este amor por Guillermo, que no podía controlar. 
Decidió darse una ducha, Camila dormía y no tenía sospecha alguna de cómo se sentía su marido.
Pedro abrió la ducha y estuvo bajo ella por media hora. El agua le caía por la cara, le golpeaba como le golpeaban los recuerdos con Guillermo. La primera vez que se vieron, cuando decidieron ser socios, el viaje al campo, la despedida de soltero, los celos que sentía por él, la alegría que le daba trabajar juntos, el beso que le robó cuando estaba enfermo.
C: - Pedro, mi amor, estás bien?
La pregunta de Camila lo trajo a la realidad. 
P: Sí, si, ya salgo Cami !!
Camila tenía el desayuno listo. Pedro se cambió y se sentaron juntos a desayunar. 
C: - Hoy volvés temprano del estudio?
Pedro no le había contado que ya no trabajaba más allí, que los casos que tenía que terminar de resolver lo haría desde su casa. Suspiró pensando en las mil preguntas que su mujer le haría y dijo: No voy a trabajar más en el estudio. 
Camila lo miró sorprendida y empezó a preguntar: qué pasó? porqué no trabajás más? te echaron? tuviste algún problema? te peleaste con Guillermo? fue decisión tuya? Qué pasó mi amor?
P: - Fue mi decisión, la de todos. No quiero más problemas, sé que a vos te incomoda que trabaje ahí, vamos a tener un bebé y yo quiero lo mejor para los tres. 
Cada palabra que pronunciaba lo entristecía más. No sabía qué inventar, tampoco podía decirle a Camila la verdad. No soportaría escuchar que su marido se había enamorado de su socio como nunca antes lo había sentido en su vida. Y él quería cuidar a su bebé.
Pasó toda la mañana intentando concentrarse. Daba vueltas a los papeles, miraba su celular, trataba de avanzar con el trabajo y bien sabía que terminar con esos papeles era cerrar también una etapa de su vida. Una etapa que le había cambiado la vida y de la cuál él no quería despedirse.

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Guillermo estuvo toda la mañana de mal humor. Gaby y Marcos se miraban tratando de entender qué le pasaba a Graziani. Los dos casos que había tenido los resolvió sin problema. No tenía motivos para tanto enojo, para tanto mal humor. 
Beto entró al despacho a dejar unas carpetas.
B: - Guille, estás bien?
G: - Sí, sí, Beto, estoy bien. 
B: - Seguro? - volvió a preguntar Beto con un tono como quien no cree lo que le responden
G: - Sí, Beto, seguro. Tengo un día de mierda, mucho trabajo, muchas cosas que hacer, pero estoy bien.
B: - Es por Pedro, no? - volvió a insistir.
G: - Basta, todo lo que me pasa lo tenés que relacionar con Pedro? Si estoy mal es por Pedro, si llego tarde es por Pedro, 
si no digo una palabra es por Pedro. Basta, querido, basta!!
B: - Bueno, perdón Guille. Vos sabés que yo estoy, yo no pregunto más, pero me doy cuenta que algo pasó con Pedro, que
él ya no viene más, que de un día para el otro desaparece del estudio, de tu vida, y es normal que estés así.
G: - Beto, yo no hablo de mi vida privada, no me gusta, no te metas. 
B: - Listo, Guille, perdoname. Me voy a llevar estos expedientes.
Beto cerró la puerta y Guille apoyó su cabeza entre sus manos, esta situación era insostenible. Enfrentar a sus compañeros en el estudio, a su hijo que preguntaba ... enfrentarse él, por primera vez, a estos sentimientos que no podía manejar, que le eran nuevos. Estaba enamorado por primera vez y no lo podía disfrutar. 

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Hacía más de dos semanas que Pedro y Guille no se veían. Pedro había terminado con todos los casos que tenía pendientes, un sólo expediente y se desligaba por completo del estudio de Graziani. 
Guillermo, si bien no hablaban, estaba al tanto por Gaby del trabajo de Pedro. Sabía que en dos días, dejaba por completo de pertenecer al estudio y redactó los papeles para desvincularlo como socio. Todos firmaron, algunos no tan convencidos como otros, pero como era un pedido de Guille, no hicieron preguntas, entendían que a Guille le dolía más que a ellos esa situación. 
Inmediatamente, Guillermo se puso a trabajar en un caso que hacía semanas venía desarrollando con Pedro. No dio lugar a que nadie preguntara o cuestionara la decisión, quería evitar esos tiempos libres donde se veía obligado a cruzar unas palabras con sus socios, por lo menos por ahora. 
Buscó unos papeles en su escritorio. Le faltaban unos certificados que tenía que presentar en la mañana para dar por finalizado el caso. Buscó en los archivos, consultó con Cuca, les preguntó a Gabriela y Marcos si no estaban traspapelados con sus expedientes. 
Seguramente están con los papeles que se llevó Pedro - pensó.
Tuvo un impulso de llamarlo. Escuchar su voz, poder saber a través de ella cómo estaba, cómo se sentía, así fuera sólo para pedirle esos certificados, era una excusa válida para hablar unos minutos con él, para volver a estar conectados.
Pero enseguida desistió. Él había tomado una decisión y llamarlo era volver sobre los pasos que había dado.
Le pidió a Beto que lo llame, le indicó lo que necesitaba y se fue a la cocina a preparse un mate cocido. 

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Pedro estaba solo, Camila había salido. Se sentía libre para poder estar triste, para soltar esos sentimientos de angustia, de extrañar, que contenía cuando estaba con su mujer.
Sonó su celular, era Beto. Respondió de inmediato.
P: - Hola Beto! Cómo estás? Pasó algo?
B: - Pedro. No, todo bien, tranquilo. Te llamo porque acá necesitan unos papeles, no los encuentran y quizás pueden estar entre los que vos te llevaste. 
P: - Necesitan? Quién necesita? Guillermo?
B: - Sí, Pedro. Guille necesita unos certificados del caso Escalada, te podés fijar si los tenés?
P: - Y porqué no me llama él?
B: - Pedro, no la hagas difícil! Fijate y me avisás, si?
P: - Sí, ahora lo busco - Se hizo una pausa y sin pensar demasiado preguntó: - Ehh ... están todos bien ahí? Marcos, Gaby, Cuca ... Guille?
B: - Sí, mucho trabajo, todos ocupados - Beto no quería hablar demasiado, decirle a Pedro que Guille estaba triste, enojado, angustiado, desde que él no estaba, era empeorar la situación entre ellos. Bastante mal la estaban pasando como para seguir sumando motivos.
B: - Avisame, Pedro, si? Chau!

Pedro buscó entre los papeles que se había traído del estudio los certificados que necesitaba Guille. Quizás, pensó, es una buena excusa para verlo. Revisó dos carpetas y no encontró nada. Buscó entre las cajas y, si bien él siempre fue ordenado y donde tenían que estar no estaban, volvió a revisar varias veces uno por uno todos los folios.
Buscó en su computadora y encontró digitalizado el archivo que Guille necesitaba. Llamó a Beto y le avisó que enviaría por mail los documentos.

Beto le informó a Guille lo hablado con Pedro. Cuando Beto se fue del despacho, Guille buscó el mail de Pedro. Si bien sabía que era un simple correo con unos certificados, la sola idea de recibir un mensaje de Pedro lo alegraba. 
Abrió el mail y además de los certificados, se encontró con el siguiente mensaje:


Para: Guillermo Graziani
De: Pedro Beggio
Asunto: certificados

Archivos adjuntos: Caso Escalada.doc

Guille, te adjunto todo el material que tengo del caso.
Te puedo ayudar si lo necesitas.

TE EXTRAÑO

Pedro. 


Continuará ...