Enamorarse era un error? (9na parte) by Elena

Esto, lo nuestro

Trastabilló; los brazos de Pedro lo sostuvieron y acompañaron mientras se deslizaba al suelo, “estoy loco, enloquecí, o me morí y no me di cuenta y esto es el cielo”. (Lo vio casi caer y lo sostuvo, trato de consolarlo sin saber bien que decir). – Tranquilo, mi amor- tranquilo….perdoname…perdoname….te puedo explicar…..,dejame que te busque agua-

La mano de Guillermo se cerró fuerte sobre la muñeca de Agustín – vos de acá no te moves, no te movés nunca más- lloraba- ayudame a sentarme.

Le alcanzo una silla y se sentaron frente a frente, las manos entrelazadas, Guillermo temblaba entero como una hoja, cerró los ojos, respiro hondo y los volvió a abrir. Sigue acá, pensó, y milímetro a milímetro lo recorrió con la mirada; el pelo ahora entrecano, los ojos oscuros, la barba, la boca contrita, el mentón, los hombros, el torso, está muy delgado, los brazos; quiso decir algo, preguntar, pero ninguna palabra salió de sus labios, apretó fuerte sus manos para confirmar que era real que estaba ahí, otra vez con él. (Grazziani, tan fuerte, tan vulnerable y esperó, hasta que vio sus dudas). El corazón le latía con fuerza, se sentía mareado, trato de pensar, ató cabos rápidamente, Beto , el cuerpo, Camila, los narcos…pero entonces…entonces quien era Pedro? Y una sombra oscureció su rostro.

- Perdoname amor, perdoname, te puedo explicar, dejame que te explique…., soy yo  Grazziani -suplico- soy yo-

Era él, después de todo, que importaba un nombre?, si era el….. su barco, su puerto sin nombre, su destino (su destino), y pudo oír otra vez los muros derrumbarse, y jura que sintió el suelo temblar al mundo entero derrumbarse, y otra vez pudo oír el latido de su propio corazón.

-sh sh sh- puso los dedos sobre su boca para callarlo y con vos ronca- no me pidas perdón, no me pidas perdón, bonito, después…después me explicas- recorrió, apenas rozando, el perfil de sus labios, el mentón, las mejillas, los ojos. (El leve contacto quemaba, cerró los ojos e inclino la cabeza para acompañar el suave movimiento).

Tomo la cara de Pedro con ambas manos, y éste con sus manos las suyas y las besó, las besó y se aferro a ellas hasta que Guillermo lo agarro de los brazos y lo atrajo hacia él – veni, veni, veni- gruño, y se reía, (hundió la cabeza en su cuello) y se fundieron en un abrazo de 1000 días, y el reloj se detuvo.

“Mi mano en su frente, su boca en la mía, sus hombros, sus brazos, su espalda, susurro un te amo y escucho un te amo, la ropa en el piso, mi cuerpo y el suyo, o el nuestro. Esto, lo nuestro, mi vida, mi cielo, mi animalito chiquito atrapado por fin para siempre en mis brazos, dormido a mi lado”

“Su mano en mi frente, mi boca en la suya, su cuello, sus manos, su pecho, escucho un te amo y susurro un te amo, la ropa en el piso, su cuerpo y el mío, o el nuestro. Esto, lo nuestro, mi error, mi único amor, su animalito difícil por fin para siempre refugiado en sus brazos, durmiendo a su lado”

No hicieron falta palabras cuando volvió a ocupar los lugares de los que nunca se había ido. No hizo falta el “permiso” de Fabián cuando los fines de semana en el Delta se extendieron, ni excusas a Franco para dejar las clases en la facultad. No hicieron falta explicaciones a los socios cuando llegaron las invitaciones al civil.

“Porque no es posible explicar un sentimiento y es muy tonto perderse la posibilidad de estar vivo, porque el amor resiste, el amor es un acto de fe, un acto de verdadera libertad”

Y es que en las sobremesas de la hostería que pusieron en el Delta, el “viejo” Grazziani lo repite tanto que no le deja a Agustín mas remedio que callarlo con un beso. Búsquenla en la web y vayan a pasar un finde, siempre hay buen asado, buenas pastas y, por supuesto, un excelente cabernet. Eso sí, no hay tele, pero si quieren escuchar una linda historia pregúntenle a Grazziani porque, de vez en cuando a Agustín, le dice Pedro.

Fin

(Tema musical http://www.youtube.com/watch?v=MVQ_ZrcrFD4)