Capitulo 2: http://actosdefeylibertad.blogspot.com.ar/2013/12/si-no-sobrevive-2da-parte-by-lupillar.html
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La luz de la
tarde se desvanece lentamente sobre el horizonte, las sombras de colores
naranjas se proyectaban al compás sobre las blancas paredes perfilando el rostro
de Pedro dándole una imagen casi etérea, su mente divaga entre diversos
recuerdos mezclados entre dolor, furia, amor, soledad que llevaba cargando a
cuestas con la esperanza que tiempo lo sanara.
-
Hola.- le susurra Magnolia
suavemente.
Magnolia,
siempre ahí, siempre latente, siempre consiente. En aquellos momentos de
soledad ella se hacía presente, en momentos de tristeza ella se hacía
esperanza, en momentos de dolor ella se hacía soporte.
Cuando su vida
se transformó en una eterna fuga no encontró consuelo en nadie, refugiado en
otro país, aun enfermo por los vestigios de las heridas, y con otro nombre
saboreo la soledad y casi la desesperanza. Apunto estuvo muchas veces de
contactarse con Guillermo, necesitaba escuchar esa voz, sentirlo como una
caricia en el alma. Llegó a marcar el número de su casa en unas cuantas ocasiones pero era demasiado el
riesgo y hasta allí llegaba su intento.
Así que al año y medio de vagabundear por tierras extranjeras donde se
sentía como un paria contactó a su familia; a los únicos que consideraba
familia. Marcial y Magnolia sus primos y confidentes.
Fueron criados
bajo el mismo régimen, limitados, sin afecto. Desde niños fueron un apoyo mutuo
y así lo demostraron cuando pedro llamo en su auxilio, siempre allí, presentes,
los dos.
Marcial
incorregible, mujeriego, de alma libre pero siempre con una palabra precisa,
Magnolia sensata, cerebral, confidente pero absolutamente enamorada del amor.
-
¿Pedro?, ¿ojitos? Che, bájate
de la nube que se me hace imposible seguirte.
-
Perdóname, estaba distraído.
-
¿De verdad?- la chica lo
enfrenta risueña y mudamente le pide a Pedro que hable.
-
Bajé la guardia con
Guillermo…no solo el día de la borrachera…- suspira algo acongojado.
-
Y hace una semana. – lo
interrumpe Magnolia. -cuando te recogí. Si las miradas mataran, tu Guillermo ya
estaba encanado por asesinarme (se rié)
Se hace silencio y Pedro piensa en el curso que ha tenido su vida en
los últimos cuatro años, camino difícil cuando se está absolutamente enamorado.
Pedro se levanta y se dirige al ventanal y a medida que los colores se difuminan
sus palabras se hacen claras.
-
¿Sabes algo Magno? Antes de
regresar, cuando supe que Guillermo ya estaba con alguien fue casi insuperable,
fue doloroso, me sentí traicionado, usado, vacío. Recordé a Camila y su amor
obsesivo, eso me sirvió de espejo. Me vi a mi mismo reflejado pero con un
matiz totalmente diferente: con
opciones, la vida me daba opciones y
aprendí la lección, que mi felicidad no está en manos de otro, está en las mías
únicamente.
-
Pero…algo sigue ahí, ¿no es
cierto? ¿algo te sigue incomodando?
Pedro suspira,
cierra los ojos y admite.
-
Si, que sigo guardando
esperanzas en que Guillermo…que tal vez él…sienta… por mi…
-
Pedro.- éste se gira atento a su opinión. - Estoy de
acuerdo con vos, pero no está mal amar y evocar esperanzas en ese amor. No es
malo que lo que sentís por Guillermo sea tu
bastón, no me imagino una vida siquiera sin conocer un poquito de eso que
ustedes sienten… que él siente por vos.
-
Y entonces… ¿porque no logro
acercarme, no logro confiar, no logro creer que él me quiere un poquito?
-
¿Sabes porque? Porque siempre supones, supones de todo, supones que él piensa
tal cosa , supones que yo pienso otra cosa , pocas veces vas al fondo de las
cosas y no es por falta de interés, es por miedo.
-
Pedro la mira sorprendido, es como si leyera un libro abierto y
admite que en todo tiene razón.
-
¿qué hago entonces?
-
Habla con él, como al
principio, abrirle tu corazón y no supongas nada, de sus sentimientos,
preguntarle y no le des oportunidad a
que el miedo de él se transforme en evasivas, porque sus acciones muestran que
tiene interés.
-
Estoy cansado de seguirlo,
siempre…no sé si deba continuar en esto, debería irme…del todo, tal vez lo que paso hace ocho
días fue simplemente un encontronazo.
-
¿Viste? Ahí estas suponiendo
nuevamente, vivís de la suposición. Están en el juego del gato y el ratón y así
jamás van a llegar a nada. Pedro, sé leal con vos mismo, tené convicción, si
esto es lo que sentís, deciselo, ya es problema de él si lo toma o lo deja ir.
Tal vez debería
enfrentar lo que tanto le aterra; abrirse a Guillermo por completo y estar
dispuesto a aceptar de él lo que venga.
-
Guille, no lo buscaste? No
hablaron?
-
No. me siento un estúpido, no
sé qué hacer, como hacerlo.
Juan observa como Guillermo se hunde en el sofá bebiendo de una copa
de vino, como trata de desaparecer y como por primera vez en todos sus años de
conocerlo lo encuentra sin rumbo.
-
Ahí está el error, deberías
buscarlo. Vamos hombre! Si no te quisiera no dejaría que lo besaras, te habría
como mínimo pegado una trompada.
-
Si perfecto, ¿pero la fulana
esa quien es y porque corrió desesperado cuando ella lo llamo?
Guillermo se
pone de pie, se exaspera, suelta otro botón de su camisa y termina sentándose
de nuevo.
-
Pregúntaselo a él. No supongas
Guillermo, abrite viejo!
-
¿Me estás diciendo que lo
busque?
-
Si, buscalo. Es ahora o nunca,
¿no me decías hace algún tiempo, cuando él estuvo prófugo que te arrepentiste
de haberle dicho que no seguías a nadie?
-
Bfff, no me recuerdes eso, me
sentí un imbécil…pero ahora…el no seguirlo, me parece lo mas sensato.
Juan lo mira incrédulo, se ríe de tamaña negación.
-
No seas pendejo Guillermo…
-
¿Pendejo?, pendejo juan? ,
tengo 57 años ahora 4 más que en ese momento, y cuando me decidí a seguirlo me
lo mataron. No Juan, pendejo no, realista que es muy diferente.
-
Y por ese realismo no ves en
esto una segunda oportunidad que la vida te está dando, seguís contra el mundo.
No te dije nada cuando iniciaste una relación con Franco porque entendí
perfectamente que no te ibas a negar la
posibilidad de seguir viviendo o más exactamente sobreviviendo que es como
realmente lo veo, así no te guste escucharlo, pero Pedro regresó, es el amor de
tu vida y cuando lo tenes enfrente te acobardas, decime si eso no es ser un
pendejo, perdóname pero eso es lo que hay.
Sabe que si Pedro
desaparece nuevamente, él ya no podría con su vida, no quiere volver a tener
ese vacío, ese dolor y ese odio contra la vida, contra el mundo y contra sí
mismo.
-
Guille, la vida es una sola y
de verdad sos un privilegiado ante ella, te trajo nuevamente a Pedro.
-
Tengo temor a perderlo…a
perderlo nuevamente Juan, la muerte me asusta, sé que en algún momento ella se
va a hacer presente pero… hay otras cosas, mi edad…
-
¿Tenés miedo a que te abandone?
-
pánico a que me mire
de otra manera. Soy mayor, mucho mayor .Cuando él tenga mi edad yo ya estaré
para un geriátrico. No lo quiero retener, no quiero cortarle las alas, él es
hermoso en todo aspecto… ¿y que si lo nuestro no funciona ah?
-
No seas egoísta Guille, ni con
él, ni con vos. Si el chico fuera de sentimientos frívolos ya te habría
olvidado con tanto que ha sufrido, y con tanta distancia que se han impuesto,
¿Por qué crees que regresó? ¿para ejercer su profesión nuevamente? No, por vos
y si vivís pendiente que va a pasar en
el futuro te vas a perder de vivir el presente.
Lunes, 8:00 am
Guille está
cansado, no pegó el ojo en toda la noche dándole vueltas a su conversación con
Juan pero la ansiedad lo mantiene en pie. Le pidió a Beto el favor de recogerlo
ese día en su casa para entregarle unos documentos del estudio y para llevarlo
al apartamento de Pedro, esperaba que se encontrara a esa hora, era ahora o
nunca.
-
Guille, ¿quieres que te
acompañe?
-
No Beto, gracias- suspira
nervioso.- esto lo tengo que hacer solo.
-
Perfecto Guille, llámame cuando
sea el momento.
-
No tenés clases?-le pregunta Guille
mientras arregla su maletín
-
Sí, pero ya sabes, si me
necesitas…
-
Nada, ánda tranquilo…ándate.
Guille despide a
Beto, lo ve alejarse. Se planta frente a un edificio de unos 5 pisos de paredes
azules…azules. Guille sonríe, el color preferido de Pedro. Su ansiedad se hace
más evidente, le sudan las manos, siente el corazón en la garganta y le falta
el aire, este es el momento y recuerda la frase de Juan: “si vivis pendiente
que va a pasar en el futuro te vas a
perder de vivir el presente”. –
Departamento 428,
sí que te gusta ese maldito número- piensa guille en el 8 mientras toma el
ascensor.
Pasan cinco,
diez minutos y aún está Guillermo en el pasillo sin decidirse, se acerca,
levanta la mano y toca el timbre, siente que se muere. Nadie contesta, vuelve a
tocar cuando escucha a lo lejos la voz de Pedro.
-
Ya voy…ya voy.
Es indescriptible
la expresión de Pedro cuando ve a allí a Guillermo, sus ojos no pueden ocultar
la sorpresa, se fija en ellos incapaz de esquivarlos.
-
Hola Pedro-
-
Guille….Guillermo, ¿qué haces
acá?
-
¿Podemos hablar?
-
Ehh? Si…si claro…eh ¿queres
pasar?
-
¿puedo?- Guillermo sonríe
enternecido por la torpeza de Pedro.
-
Si, si,si, claro…pasa
Guillermo entra
con ganas contenidas de salir corriendo. “No tendría que estar acá, mierda, no
debería estar aca” se recrimina. Trata de centrarse en algún objeto, por
aquello de direccionar su nerviosismo, pero solo palpa la presencia de Pedro,
no logra enfocarse, se siente que se le escapa el aire y se le seca la
garganta. Mira a Pedro y este parece no estar mejor que él, con esos ojazos que
bailan nerviosos entre su rostro, sus manos y el piso.
-
Necesito hablar con vos - logra
articular Guillermo, porque de no decir nada está seguro que continuarían en esa
posición el resto de la mañana.
Pedro lo mira
perdido. -¿hablar, que… que paso?. ¿De…de qué?
Apenas Guille
abre la boca; la voz y la presencia de una mujer irrumpen en la sala.
-
Listo Pedro, ¿ si alcanzas a
llevarme…? Ah…eh…hola
Magnolia
igualmente sorprendida mira de Guillermo a Pedro y viceversa, una sonrisa
nerviosa se instala en su boca y al ver la postura y el rostro de Guillermo
decide acercarse y presentarse porque esperar que Pedro module palabra en el
momento es imposible.
-
Hola, mucho gusto, Magnolia- la
chica extiende la mano y recibe un apretón por parte del mayor.
-
Mucho gusto, Guillermo Graziani.
-
Si, ya se quien sos…
-
Ah si?
-
Si, sos uno de los abogados más
conocido en los tribunales.
En Guillermo
nace nuevamente la furia ciega que experimento en las dos oportunidades pasadas
que vio a la chica, así que lo conoce. Definitivamente no debió venir… que día
de mierda. Se fija en ella que lo mira abiertamente, de ojos grandes y
cristalinos.-no es mala chica, tiene una bella mirada- piensa Guillermo, otra
punzada más a su corazón.
-
Creo que vine en mal momento, Pedro
disculpame, te molesto en …
-
Noo!, ¡para nada!, Pedro solo
me iba a llevar a la universidad, y se devuelve no es así, Pedro?
-
Ah? Ah sí, es que tengo un caso
en el que voy a trabajar y pues acá tengo todo…yo…-Pedro se rasca la cabeza con
nerviosismo.
-
¡Listo! Está todo bien! Yo me
voy, no te preocupes, me imagino que tienen mucho de qué hablar… de trabajo… en
fin.
Magnolia se le
ve divertida, salta por toda la sala recogiendo cosas, ninguno de los dos logra
entender de qué habla pero cuando Guillermo hace amague de dirigirse a la
puerta ella lo toma del brazo sutilmente y con el rostro iluminado por una
sonrisa inmensa le planta un beso en la mejilla de despedida.
-
Te deseo toda la suerte Guillermo-
le susurra dejándolo perdido con aquella frase.
-
Chao primito bello, ¿nos vemos
en la noche si?- le da un beso sonoro a Pedro
y sale dando un portazo, dejando la sensación de haber pasado un
aluvión. Nunca antes quedaba mejor un dicho: Después de la tormenta viene la
calma y una calma incomoda.
-
¿Tu prima?- Pregunta Guillermo
después de unos minutos de silencio y sintiéndose absolutamente ridículo.
-
Si
-
¿Así que vivís con ella?
-
No, ella y Marcial, viven en
otro departamento en el edificio.
Guillermo sonríe,
siente que se ha quitado una tonelada de peso de encima. Su prima; por eso esa
cercanía y si ahora lo analiza con cabeza fría, ella y el otro hombre
posiblemente el hermano son muy parecidos a Pedro, los mismos ojazos. No,
parecidos, porque los de Pedro son más bellos. Como fue tan imbécil…pero los
celos lo habían cegado, después de todo no había sido mala idea venir.
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Pedro está en
blanco, no puede creer que Guillermo este ahí, en medio de la sala de su casa.
Su cabeza no logra enfocarse, Magnolia lo dejo tirado solo en el apartamento,
solo y con Guille…con Guillermo…con Graziani.
-
Eh…¿queres tomar algo?
-
¿Un café?, está helando hoy.
-
Dale, sentate.
Pedro se trata de
concentrar en el maldito café; ¿dónde está el café?, ¿dónde están las tazas?,
taza grande; recuerda muy bien que Guillermo odia las tazas pequeñas. Y el
café: sin azúcar, negro, amargo. A su espalda siente la mirada de Guillermo,
intensa y aplastante. Está a punto de hiperventilar. –¡controlate Pedro, controlate!...
vino tal vez a preguntarte algo de los tribunales, de Beto…¿ a qué mierda
vino?.- se dice a sí mismo.
-
Hermoso el departamento, muy
iluminado-
-
Gra…gracias.
Está Pedro tan nervioso que casi salta del susto al escuchar esa voz
de Guillermo que tiene la capacidad de colársele hasta las fibras más
recónditas de su cerebro y hacerle desconectarse de la realidad... su voz;
profunda, llena de matices, de colores...de recuerdos: del beso, del delta…de
la huida...
-
Gracias, veo que te acordás como
me gusta el café…
-
Ah..eh…bueno, a casi nadie le
gusta amargo, solo a vos.
Se miran
instantes, milésimas de segundo; Guillermo apreciando la belleza de su
chiquitín y Pedro midiendo la razón del porque Guille está allí.
-
De que querés hablar
Guillermo deja
la taza, acomoda sus codos en la mesa y se acerca un centímetro más. Tantea el
terreno. No se puede ir por las ramas, debe ir al punto, a la razón del porque
está allí.
-
Del amor que te tengo Pedro, de
lo que nunca te dije mirándote a la cara. De los miles de Te amo que te debo.
Pedro se marea,
se le seca la garganta. Es absolutamente imposible controlar el nudo que se le
hace en el estómago y aún más imposible impedir que sus ojos se comiencen a
llenar de lágrimas.
No tiene
palabras y el dolor de su soledad, de su abandono, la rabia por todo lo que
tuvo que pasar se hacen más densos.
Guillermo lo
mira expectante, con un miedo atroz que lo saque de allí tirándolo por la
ventana o lo peor de todo: que lo vea con indiferencia. Se hace silencio, con
la mirada de Pedro perdida sobre la taza.
-
Pedro, decime algo- Guillermo
trata de buscarle la mirada y con sutileza dirige sus manos hacia las de Pedro,
pero éste las esquiva suavemente. Guille siente un pinchazo de dolor agudo en
su alma y las retira. Observa como Pedro lleva sus manos al pecho y con gesto
de dolor y cerrando los ojos; toma aire.
-
¡Que frio hace!- exclama y se
va hacia el ventanal para terminarla de correr, se inclina con su mano aun en
el pecho con más dificultad para respirar.
En el cerebro de
Guille se dispara una alarma al ver aquellos gestos.
-
Pedro ¿Qué pasa?
El joven sonríe
y por primera vez lo mira directo a los ojos.
-
Consecuencias de los balazos,
en días de frio me duele y respirar se me dificulta. Y con lo que acabas de
decirme…peor.- se asoma una sonrisa cargada de tristeza.
Guillermo se
acerca sin pensar en las reacciones de Pedro y abraza aquel cuerpo tan amado, siente
remordimiento, furia, dolor, pasión, entrega. Éste se tensiona e interpone sus manos como escudo
pero el cuerpo de Guillermo lo abarca y lo presiona sin otra solución a bajar
sus brazos y rodearlo tímidamente.
Solo un abrazo
que pide perdón, un abrazo que dice te amo, un abrazo que brinda calor y
protección, un abrazo como ningún otro en el mundo.
Pedro hunde su
nariz en el cuello de Guillermo y aspira su aroma, siente el calor de su pecho
que se va apoderando de su dolor, lo disminuye, lo hace desaparecer, lo hace
sentir reconfortado, suspira y se abandona en los brazos de Guille.
-
Te amo Pedro, te amo y te amare
siempre, perdóname por favor. Siempre te amé, siempre, precioso, mi chiquitín
lindo, si pudiera cargar con tu dolor, déjame, permítime acompañarte…
-
Guille…Guille…- Pedro no puede
contenerse más, se le quiebra la voz y allí en el lugar más amado y donde se
siente pleno deja que el dique se rompa y salgan todas las lágrimas guardadas
por tanto tiempo en un llanto incontrolable, un llanto que no se permitió
durante cuatro años, un llanto torrencial inundado de dolor.
Guillermo lo
sostiene y en una mezcla de dolor y
felicidad acompaña con sus lágrimas a ese ser que se apodero de su vida, de su
alma, de su corazón. Su amado Pedro.
ay lucero como me haces llorar que hermoso no soportaba verlos alejados,este es nuestro final el de guille y pedro juntos pese al transcurso del tiempo su amor sigue intacto mas firme,me kedo con este final siempre gracias lucero por este maravilloso cap mariana ch.
ResponderEliminarah al fin! no soporto verlos separados! gracias Lucero! hermoso!
ResponderEliminarCómo me gusta y disfruto tu historia Lucero. Me gusta cómo has trabajado lo que le pasa a cada uno, cómo se piensan el uno al otro todo el tiempo, cómo le es difícil a Pedro dejar de lado el dolor y por otro lado los celos de Guille que dan tanta ternura. Cómo van los dos un poco a ciegas hasta que se derrumban las barreras y al fin se encuentran y se perdonan y se permiten amarse de nuevo. Los dibujaste muy bellamente. Gracias gracias gracias. Abrazo enorme.
ResponderEliminar"Pedro no puede contenerse más, se le quiebra la voz y allí en el lugar más amado y donde se siente pleno deja que el dique se rompa y salgan todas las lágrimas guardadas por tanto tiempo"..."Guillermo lo sostiene y en una mezcla de dolor y felicidad acompaña con sus lágrimas a ese ser que se apodero de su vida, de su alma, de su corazón. Su amado Pedro"... Ay Lucero, qué manera de llorar pero de felicidad! Al fin bajaron todas sus defensas, se sacaron las corazas y volvieron a encontrarse. Gracias por esta historia tan hermosa e intensa!!! María Elena
ResponderEliminarTotalmente emocionada!!! No tengo palabras, hermoso relato , esos sentimientos tan bien expresados, estoy como ellos con un nudo en el pecho. Te felicto por esta historia que nos estas regalando. Y quiero mas, mucho mas. Gracais!!!
ResponderEliminarAy Lucero, como llorè junto con Pedro!! me encanta que ya estèn juntos! hermosa historia y hermoso como la escribìs. Gracias! San
ResponderEliminarPor fin juntos, me entristecia enormemente .... amandose como se aman y estar separados , Lucero que lindo como escribis me emociona .... Gracias mil x eso ..... Graciela CT
ResponderEliminarAy Lucero, Lucero.., bendita sea tu inspiración, porque cada vez que mi ilusión se quiebra me rescata del avismo. Ya te lo dije: soy tu Fans Nro 1. Amé esta historia, con su lógica y su resolución. ¡Que bien logrado! Ese llanto no necesita explicaciones... ese llanto habla por si mismo. ¡Que tus musas jamás se apaguen amiga! Tus escritos son "la mano que despeina las tristezas". Gracias! ( Guillermina Pedris / Sandrix)
ResponderEliminargracias por esos comentarios tan bellos nuevamente...lo hago con mucho cariño por ustedes y por ellos, enamorada de esta pareja, tal vez soy un poco lenta en la resolución pero solo digo que tiene nuestro final feliz como es y siempre será.
ResponderEliminar¡Ays Lucero, que lindo, que mimo para el alma tan vapuleada leer por fin esas palabras que tanto quise escuchar de boca de Guille! "Del amor que te tengo Pedro, de lo que nunca te dije mirándote a la cara. De los miles de Te amo que te debo." Pasó el tiempo pero el amor sigue intacto a pesar del dolor.
ResponderEliminarLucero, te felicito lo has escrito hermosamente. Este es para mi gusto el final feliz que se merecía esta historia. No te privaste de mencionar los miedos de ambos y pones en boca de Guillermo esto: Del amor que te tengo Pedro, de lo que nunca te dije mirándote a la cara. De los miles de Te amo que te debo. Sublime capitulo. Felicitaciones
ResponderEliminarMuy bello y conmovedor ..gracias por compartirlo!!
ResponderEliminarHermosìsimo Lucero, al fin Guille se anima a abrir su corazòn ante Pedro, y Pedro con todo su dolor a cuestas decide aflojar y poder desahogarse en brazos de su amor. Que la pròxima sea la reconciliaciòn y el reencuentro de los cuerpos.
ResponderEliminarOtro posible final que pasa por los celos de Pedro y Guille, que me encantan. Muy bonito relato, gracias de corazón.
ResponderEliminarHERMOSO!!!!
ResponderEliminarayyy,Lucero que hermosura, me estoy poniendo al día con las historias... venía muy atrasada!!! que maravilla lo que escribiste... el dolor en el pecho que siente Pedro, también lo sentí yo, y Guille pidiéndole acompañarlo en su dolor, cuanto se aman, cuanto sufrieron, que bien lo describís!!! Muchas gracias x tu historia, abrazo
ResponderEliminarPor favor, Lucero!! Què hermoso!!! Necesito seguir leyendo!!!!
ResponderEliminarMe encanta!! Espero ansiosa la 4ta entrega!!! Paula
Lucero te felicito, hoy leí las tres partes de tu relato, te juro que ni me movi hasta terminar de leerlo, ansiosa por saber que pasaba. Hermosa historia.
ResponderEliminarayn lucero que orgullo que seas parte de nuestra pandilla,no dejo de emocionarme con tus fics las releo una y otra vez y le encuentro nuevas aristas tan bellas y deliciosas ,amo profundamente a estos guille y pedro que vos le diste vida tan humanos tan bellos tan sufridos y amdos,una y otra ves gracias por esto.mariana chavez
ResponderEliminarlucerrrrrrrrrrrrrrrrrrrrooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo simplemente te quiero amiga ,sos un ser de luz!!!!!!!!!majo
ResponderEliminarBellísimo!! "Solo un abrazo que pide perdón, un abrazo que dice te amo, un abrazo que brinda calor y protección, un abrazo como ningún otro en el mundo"... sin palabras!! Susy
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