Hosteria (8vo capitulo) by Elena

Capitulo anterior: http://actosdefeylibertad.blogspot.com.ar/2014/01/hosteria-7ma-parte-by-elena.html

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Fruta encendida

Tema musical http://www.youtube.com/watch?v=Iw9vKL8kQ14

Los chicos pasan la noche en casa de unos amigos en Nordelta. Están solos. Es miércoles y no hay turistas. Pedro cocina un dorado a la parrilla, Guille lee en el comedor, protegido por la puerta mosquitero. De fondo se escucha la música de radio El Delta, pero la tranquera que separa el edificio de la hosteria tiene puesto el cartel de “no molestar”.

- Comemos adentro o afuera?

- Adentro, odio ver a los bichos muriéndose en las lámparas

- Esto ya casi esta, porque no abrís un vino?

Guille le acerca una copa de cabernet

- Tinto?

- Quien fue el boludo que ide-ter-mi-no que con el pescado hay que tomar vino blanco? –Su autentico Grazziani

Se sientan uno al lado del otro, pegados, un plato y una copa compartidos, cenan y charlan.

- Dame esa servilleta, voy a escribir el final de tu dichoso libro.

Pedro guarda una caja llena de las “paginas” que le fue escribiendo a lo largo de estos últimos años:

“Una vision, un relámpago” “Esto, lo nuestro” “En el planeta entero no te quiero” “Mi animalito chiquito atrapado” “Porque no es posible explicar un sentimiento y es muy tonto perderse la posibilidad de estar vivo” “El pan no” “El amor resiste, el amor es un acto de fe, un acto de verdadera libertad” “Yo voy a estar aca siempre” “No puede no pasar”

Se las deja por ahí, en la cama, la heladera, el auto o las escribe mientras almuerzan o cenan, si él no las encuentra antes de la noche enfrenta la furia Grazziani y nunca sabe cuando es; tal vez algún día las publique, aunque Brisa quiere hacerlas cuadritos para decorar la hosteria.

“Pasaron doce años desde Postiglione por estafas”. Una caricia suave sube despacio por la pierna de Pedro, que lo besa en el hombro y sigue por la espalda. Sus bocas se funden en un beso profundo, las lenguas se buscan. Guillermo lo aparta un poco, agarra otra servilleta y sigue… “ Y no estamos sentados en el banco de un shopping”

Pedro le desabrocha la camisa, él el cinturón las manos recorren caminos conocidos, las piernas se entrelazan, le recorre el pecho con la boca que besa, lame, muerde – dejame terminar, precioso-  y escribe una ultima frase “ Seguimos en nuestro mundo de fruta encendida”

Continuará....