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Capitulo anterior: http://actosdefeylibertad.blogspot.com.ar/2013/12/despertar-7ma-parte-by-paula.html
Pedro mientras miraba la cara de Camila enceguecida por el odio, se
preguntó cómo había podido equivocarse tanto con esa mujer. Él era un abogado
penalista, cómo pudieron habérsele pasado por alto tantas cosas esos últimos
meses… La respuesta era sencilla y tenía nombre y apellido: “Guillermo
Graziani”, su cuerpo, su mente, su alma, habían estado dedicados solamente a
él. Había dejado de prestarle atención a Camila completamente, ella se había
transformado en una sombra en su vida, mientras la luz, que provenía de otro
lado, lo enceguecía.
La carcajada algo diabólica de Camila, lo hizo estremecer de nuevo. Sabía
que tenía que proteger a Guille, lo que no sabía era si iba a tener la fuerza
suficiente para pasar otra vez por lo mismo…
Los dos tipos que lo habían interceptado en la entrada, lo hicieron
sentar en una silla bruscamente y en ese momento apareció en la habitación otro
hombre, alto, rubio, una mueca desagradable adornaba su cara, pareció no
percatarse de su presencia (*).
Se dirigió a Camila –“Trajo el sobre?”-
-“A mí que mierda me importa el sobre…”- respondió Camila con furia.
El rubio dándose cuenta que no iba a lograr nada con ella, finalmente se
dio vuelta y miró a Pedro fijamente –“Dónde está Graziani?”
-“Nunca iba a dejar venir a Guillermo”- respondió Pedro con simpleza.
-“Ah, sí? Y por qué no ibas a dejar venir al gran Graziani?”-
interrumpió Camila.
-“Tu papá me previno antes de morir que querían matarlo, lo que nunca me
imaginé es que eras vos la que querías hacerlo y menos por ‘tu negocio’ y este
tipo de socios”- le respondió Pedro mirando con desprecio a ambos.
-“Ay, Pedro, cuando me di cuenta que te habías enamorado de tu socio… y
yo me di cuenta mucho antes que vos, también me di cuenta que tenía que hacer
algo con mi vida. Ser la “esposa de…” no alcanzaba, porque vos me ibas a dejar
por un tipo, te das cuenta? por un tipo!!! Que humillante!!! Entonces decidí
empezar a prestarle atención a los negocios de mi papá y resultaron ser muy
interesantes…”
-“Cómo pudiste Camila? Cómo pudiste aliarte con este tipo de gente?”- preguntó
Pedro.
-“Sos tan inocente a veces, yo necesitaba aliados para sobrevivir, sin
ellos no hubiera podido salir de la cárcel”- el resentimiento de Camila se
hacía evidente en cada palabra.
-“Bueno basta!”- interrumpió el rubio – “Basta!, no me interesan sus
peleas, yo quiero el sobre ahora, no me interesa un carajo quién lo trajo…
dónde está?”-
Pedro con cuidado sacó el sobre de adentro de un bolsillo de la campera
que tenía puesta y se lo entregó.
Mientras el otro hombre revisaba el contenido del sobre, Pedro, sabiendo
que de alguna forma tenía que seguir ganando tiempo para que el equipo de José
pudiera actuar, decidió jugarse sus últimas cartas.
-“Por qué seguir con esto Camila? Ya traje el sobre que dejó tu padre,
nadie los va a perseguir, por qué seguir?”- suplicó.
-“De verdad, vos te pensás que me importaba una mierda ese sobre,
Pedro?.. No ese sobre, le importa al abogado de mis socios, a mí no! ” –el tono
de voz de Camila, destilaba veneno.
-“A mí lo que me importa”- continuó –“es saber qué estás dispuesto a hacer
por Guillermo?”
-“Camila, terminala con Guille, él no tiene nada que ver con esto, yo me
enamoré de él, no pude evitarlo. El intentó muchas veces alejarme, no
entendés?”- la mirada de Pedro era casi una súplica, mientras intentaba razonar
con ella.
-“NO ME INTERESA! Contame Pedro, estás dispuesto a repetir tu sentida
declaración de amor a Guillermo, como aquella tarde?...”- lo cuestionó Camila
apuntándolo nuevamente con un arma.
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El viaje hasta las cercanías de la casa donde había entrado Pedro, se le
había hecho eterno a Guillermo, no podía sacarse de la cabeza las palabras de
José. “Pedro había hecho todo para
salvarlo a él. Era una locura. Cuando tuviera de vuelta a ese pendejo enfrente,
se iba a encargar el mismo de matarlo... de matarlo a besos, a abrazos…, cómo
se había atrevido a arriesgarse por él. No había sido suficiente por todo lo
que había pasado?”
Se dio cuenta que habían llegado, cuando el auto de José frenó atrás de
una camioneta, estilo van.
Rápidamente bajaron del auto y subieron a la camioneta, desde allí el
equipo de investigación de José seguía la conversación, que en ese momento
mantenía Pedro con Camila.
Guille sintió que las piernas ya no lo sostenían, -“Es una trampa José,
es una trampa, Pedro fue a una trampa.”
-“Calmate Guille, nuestro equipo ya está rodeando la casa y están
esperando órdenes para actuar.”- se apresuró José a tranquilizarlo.
-“No entendés? Pedro no tiene que estar ahí… Pedro no tiene que estar
ahí.”- la desesperación de Guille era evidente. –“Tenés que salvarlo.”
José asintió con la cabeza.
La voz de Camila pareció amplificarse por todo el ambiente… -“NO ME INTERESA! Contame Pedro, estás
dispuesto a repetir tu sentida declaración de amor a Guillermo, como aquella
tarde?...”
Luego vino el sonido de vidrios rompiéndose, gritos y disparos. Después
el silencio absoluto.
Guille sintió que su mundo se desmoronaba.
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Pedro, nuevamente esperó sentir el ardor, el dolor que provenía de una
bala ingresando en su cuerpo. Sabía que no iba a poder resistir de nuevo el
frío y la soledad… el miedo de no volver a ver a Guille. Eso era lo que más lo
asustaba.
En ese momento cuando se preparaba para lo peor, estallaron los vidrios
de la casa, sintió como algunas esquirlas lo cortaban y atinó a tirarse al
piso, mientras un humo denso cubría toda la habitación.
Escuchó disparos, y a ciegas fue buscando una salida, el piso se había
transformado en una alfombra de vidrios, pero tenía que escapar de alguna
forma, aún a costa de lastimarse.
Unas manos lo agarraron y lo arrastraron hacia afuera, no veía nada y con el pánico de no saber si lo estaban
ayudando o llevando a otro infierno, intentó resistirse, pero su hombro el que
se había lastimado días atrás dijo basta, y finalmente se dejó llevar. Adónde?
No sabía. Pero se había quedado sin fuerzas para luchar.
Siguieron los disparos y a medida que se alejaba del sonido de las
balas, sintió que se le hacía dificultoso respirar, cada vez que intentaba
tomar aire sentía que se ahogaba y un ataque de tos lo debilitaba. Finalmente
el humo ganó la batalla y perdió el conocimiento.
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Guille, cuando se perdió la comunicación con Pedro quiso salir corriendo
de la camioneta, pero José fue más rápido y se lo impidió.
-“Dejame salir ya de acá José!”- la desesperación en la voz de Guille
era evidente.
-“No! te tenés que calmar y dejar actuar al equipo están entrenados para
eso. Vos no podés acercarte ahora.”- el fiscal intentó razonar.
-“Pedro está ahí afuera, en medio de un infierno y vos querés que me
quede acá tranquilo esperando?”
-“Sí, eso es lo que yo quiero, que te quedes acá y dejes actuar a mi
equipo, ellos van a proteger a Pedro, tenés que confiar en mí.” – y con eso
José se acercó nuevamente a la radio a la espera de novedades.
Otro de los hombres se apostó en la puerta para impedir cualquier
salida.
Guillermo entre resignado y desesperado, se dejó caer al piso y casi
escondido en un rincón se quedó esperando alguna noticia.
Pasaron los minutos, cuánto
tiempo había sido, no sabía… pero a Guillermo se le antojaba una eternidad.
La mano de José en su hombro, lo sacó del trance.
-“Vamos, Pedro está a salvo, lo querés ver? Lo están llevando al
hospital”- preguntó José.
Guille se levantó del piso como un resorte -“Al hospital?, qué pasó?”-
-“No sé bien qué pasó, por lo que me dijeron nada grave, pero vamos a
averiguarlo.” – con una sonrisa cansada, José finalmente abrió la puerta
trasera de la van.
Afuera reinaba el caos, sirenas, luces, autos, patrulleros, todo parecía
la escena de una película policial. El
único problema para Guillermo era quién había protagonizado esta película.
Las luces de las ambulancias brillaban un poco alejadas del caos
general, los dos hombres apuraron el paso.
Cuando se acercaron, en la primer ambulancia estaban tratando las
heridas de uno de los policías del equipo especial.
En la segunda ambulancia, finalmente encontraron a Pedro, dos médicos lo
estaban atendiendo.
A Guillermo se le paró el corazón, sangre por todos lados y su chiquitín
inconsciente.
En un segundo estuvo al lado de Pedro.
Uno de los médicos, percibiendo su mirada desesperada, y antes de que
pudiera preguntar algo, se apresuró a calmarlo.
-“Tranquilo, es mucha sangre pero son todos corte superficiales, algunos
un poco más profundos van a necesitar
sutura, lo importante es que no hay ninguna herida grave”-
-“Pero por qué está inconsciente?”
-“Inhalación de humo”- respondió el médico escuetamente.
Recién en ese momento Guillermo se dio cuenta de la máscara de oxígeno
que cubría la cara de Pedro. Sintió que se repetía la pesadilla.
-“Vamos a trasladarlo al hospital, el paciente ya está estable.”- ordenó
el otro médico al chofer de la ambulancia.
-“Yo voy con ustedes”- Guille no les dio tiempo a los médicos de responder
y la ambulancia arrancó con destino al hospital.
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Guille se acomodó mejor en la silla. Una silla muy incómoda a su
criterio, y en sillas de hospitales se consideraba un experto. Un experto
gracias a Pedro. Gracias por nada. Ahora hablaba solo, sí definitivamente se
estaba volviendo loco, de nuevo gracias a Pedro, que dormía plácidamente al
lado suyo.
La incomodidad de la silla terminó por hacerlo levantar, se acercó a la
cama, a Pedro y le acarició suavemente la frente en ese típico gesto suyo.
-“Ay, precioso, lo que me hacés sufrir”- le dijo bajito, sabía que no se
iba a despertar porque para ayudar a recuperar su capacidad respiratoria sin
estresar los pulmones, los médicos le habían administrado un sedante suave. “No
me podés hacer esto nunca más, nunca más…”- las lágrimas que había estado
tratando de contener, finalmente cayeron por las mejillas de Guille.
Corte en la frente y en el brazo, ambos bastante profundos, varios
puntos de sutura. Pequeños cortes en las manos, brazos, rodillas y cara.
Distensión muscular en el hombro derecho. Inhalación de humo comprometiendo
capacidad respiratoria. A medida que iba recordando cada una de las lesiones,
Guille se dio cuenta que la habían sacado barata, muy barata.
Adentro de la casa había sido una masacre. Pedro se había salvado
gracias a la reacción de uno de los hombres del equipo de la fiscalía. Cuando
lo vio intentando escapar, no dudó un instante y lo sacó lo más rápido posible
del medio de aquel infierno.
José había estado con él más temprano y le informó todo lo que había
pasado en la casa.
Ponerlo a Pedro al tanto iba a ser muy doloroso… para los dos.
CONTINUARÁ…
(*) NdA: lo iba a describir como con cara de ameba, pero me pareció
demasiado gráfico.
Inmerecidas dedicatorias! Paulis amo ese nivel de sufrimiento necesario para poder disfrutar los encuentros entre Pedro y Guille. Feliz que formes parte de este espacio! Gracias por la confianza depositada, pero el talento es todo tuyo!
ResponderEliminarBesos mil Reina!
Ohhh por Dios!! Que despiertr Pedrooooo!!!
ResponderEliminarNoooooooooooooo quiero saber más!!!1
ResponderEliminarIntrigante, con una fuerte tensión narrativa.
ResponderEliminarPaula!!!! Impecable como siempre, esta vez con el corazón en la boca, como los haces sufrir!!! Pero sabiendo que la recompensa a tanto dolor esta por llegar. Como siempre esperando la continuación, compañera de trinchera te doy las gracias! Un beso, Marisa.
ResponderEliminarEsta historia me tiene con los pelos de punto por los nervios q genera!!! Excelente, tiene todos los condimentos, lo que si te pido por favor es q despues de tantos sufrimientos logren tener su merecida felicidad, amor y disfrute. Muchas gracias x tu trabajo y espero ansiosa la continuacion!!!!
ResponderEliminarAy Paula! me dejás tan sin oxígeno como Pedro, después de esta escena impresionante que no sabía yo si esos brazos que se lo llevaban lo devolvían a la pesadilla o lo llevaban a los brazos de Guille. Por suerte fue lo segundo. Vuelvo a decirte aunque suene repetido, qué buen manejo del suspenso, de los tiempos, del ritmo que sostenés durante todo el relato. Pasando por lo fundamental que es ese amor desesperado y dispuesto a todo que tienen Guille y Pedro el uno por el otro. Cuando encontré el continuará dije nooooo, pero bueno, a esperar entonces, con la tranquilidad de que Pedro se salvó pero ahora claro nos quedamos pendientes de los detalles de lo que pasó en la casa. Con respecto al rubio me imaginé quién era y lo corroboré con tu nota al final. En fin, emoción pura tu historia y yo agradecida. Y aquí me quedo, esperando. Abrazo grande.
ResponderEliminarPaula...leerte es un lujo!!
ResponderEliminarEspero ansiosa la continuacion, soñando con este Amor increible, capaz de cualquier cosa
Gracias por esta historia espectacular <3
Paula muy bueno! Me da mucha pena que Guille tenga que volver a pasar por la angustia del hospital y de esperar que Pedro se despierte, pero esta vez va a ser más corta la espera por suerte. Y ojalá que puedan vivir tranquilos y amándose de una buena vez!!! Me tenté con lo de cara de ameba (suponía que era él), nos dejaste distendernos un poco al final con tu toque de humor. Gracias!!! No quiero que se termine también esta historia. María Elena
ResponderEliminarPobre Guille otra vez cuidando a Pedro en el hospital. Este pendejo lo va a matar, esperemos q a matar de amor jajaja. Excelente como siempre y esperando la continuacion. Ah, yo tambien crei q el complice era la ameba aunque no le da el porte para eso!!!! Segui asi Paula!!! Gladys
ResponderEliminarUn relato impecable Paula, no puedo dejar de leer tus historias hasta terminarlas, asi que estoy más que ansiosa por la continuación. Te felicito por tu capacidad narrativa.
ResponderEliminarme saco el sombrero que no tengo paula ,impresionante definitivamente una de mis fic favoritas,impresionante!mariana
ResponderEliminarME ATRAPA ESTE RELATO!!! SOS MUY GENIAL!!! ¿PODES ESCRIBIR FARSANTES 2? ´jajaa. sin dudas, CREATIVIDAD AL PALO, LA QUE NO TUVIERON LOS AUTORES DE LA TIRA. GRACIAS!! GENIAL! ESPERO CON ANSIAS EL PROX.
ResponderEliminarNo ganamos para sustos! otra vez en el hospital, pobre Cielito... Paula, me encantó como los anteriores!!! Nota del lector: sabia que era la ameba :) Lau
ResponderEliminarPaula leerte es un placer enorme!!Gracias por estas divinas historias!!Un abrazo mas que grande!!
ResponderEliminar¡Paula! me encanta ver a Pedro y Guille protagonistas de una de acción! ¡Qué manera de sufrir! ¿Soy la única que no se dio cuenta de que era la ameba? Es que veo a Cielito en peligro y no veo nada más!!! ¡Y Guille! Esta vez sí que se recibió de aguantador... Continuación ya!!!
ResponderEliminarPaula, me encanta tu historia! Por favoor, que tensión, cuánto suspenso! Camila es un peligro y Pedro enfrentándola fue fuerte, pero se la volvió a jugar por Guille, por él y por el amor que se tienen.
ResponderEliminarEstoy convencida de que tanto sufrimiento tendrá su recompensa!
Quedo a la espera de la 9na parte!
Gracias por compartir esta historia!!! Es un placer leerte!
Saludos!
GRACIAS paula por una historia increiblemente romantica y llena de accion ,espero que sigas deleitandonos con fics ta maravillosas ...sos genial me encanto de verdad!!majo
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