Gracias por los inmerecidos comentarios y por acompañar esta
historia. Temo que, por ahora, nos toca sufrir, un poco más.
Cap 2: Vivir sin Pedro
Hace ya más de un año y medio de aquella madrugada en el
Puerto de Frutos, de aquella madrugada que Guille no puede olvidar, no quiere
olvidar: la última vez que vio la figura hermosa de Pedro… alejándose. Cuando
todo se estrelló contra la realidad, y de ahí en más, solo ausencia. Guille
también llevaba el cálculo en meses, semanas, horas, minutos, segundos, ciclos
lunares, cantidad de feriados… pero nada le sirve…
"Lo difícil va a ser ahora, entrar al estudio y hacer
que soy feliz y no pasa nada. O estar contento porque creo que estás pero
después me pongo triste porque me doy cuenta que no estás", sus propias
palabras, la puta madre.
No pudo volver más al estudio… no al menos por un tiempo… lo
volvía loco pensar que había habido momentos, en que teniéndolo, había alejado
a Pedro… ¡qué boludo! Ahora se sentía totalmente bipolar: había días en que trataba
de recordar cada detalle de su cara, de su cuerpo, sus palabras y no podía, se
desdibujaba y temía olvidarlo, y otros, en que todos los autos eran azules,
todas las fundas de teléfonos eran azules, tooodos usaban lentes oscuros, todos
usaban camisas de cuadros grandes… pero, ¿y la sonrisa de oyuelos? Esa, esa no la
encontraba por ninguna parte.
Tampoco se la hacían fácil Miguel Ángel y sus secuaces. En
los primeros meses, por lo menos una vez cada quince días, venía la policía al
estudio con una orden de allanamiento… que por lo de Moravia, que por lo de
Maidana, que por el narcotráfico… se llevaban todo lo de Pedro, devolvían todo
lo de Pedro (siempre faltaba algo), y se lo volvían a llevar. Y Guille a veces
los reputeaba, otras los recibía
amablemente, y una vez hasta los invitó a comer un asadito.
Y después, todo el tiempo los llamaban a declarar… por
turnos, a todos, incluso a Cuca, a Solange… hasta a Isabel… dale que te dale… Y
una y otra vez más, la misma pregunta: “¿Qué tipo de relación tenía Ud. con el
imputado, el Dr. Beggio?”… Sí, tal como se lo imaginan, Guille ya estaba a
punto de imprimir postales y mandarlas con la respuesta… y señaladores!
Y en cuanto a probar la inocencia de Pedro, estaban en una
vía muerta. Todo en contra, o lento, o desaparecía… ¿y si estos hijos de puta
ya habían encontrado a Pedro? No… las malas noticias viajan rápido, se decía
Guillermo… tranquilo Graziani, concentrate Graziani… pero la verdad, es que se
sentía enloquecer. Sentía que estaba atado de pies y manos… que no hacía todo
lo que podía… que no hacía nada…
Los días en que creía ver en todo a Pedro, estaba eufórico,
sacado, y al llegar la noche se derrumbaba, agotado; los días que sentía que
Pedro estaba perdido, no se podía levantar de la cama, triste, desesperado, solamente
quería a Pedro a su lado, nada más.
Y por si todo esto fuera poco, la gente, su gente,
preocupada, trataba de ayudarlo, cada uno a su estilo: para matarlos a todos.
Isabel recomendándole libros de autoayuda, (y el instinto asesino ahí, al borde
del cuchillo de la cocina); Fabián, (pobre Fabián, desesperado) trayendo a Juan
con cualquier excusa para que esté con él; el propio Juan, tratando de
“animarlo”, de entretenerlo; Marcos, hablándole de plata todo el tiempo sin
parar, insoportable… (pero, por la “casita del Tigre” a Marcos ahora, le
soportaba todo. De aquí a la eternidad); también estaba José, revoloteando
siempre, con buena intención, pero anhelando, ojo, tal vez inconscientemente, el
momento en que se sintiera “viudo” (“De acá, viejito… de acá”); y hasta un
profesor de la facultad, (porque lo habían convencido de volver a dar clases en
la facultad). Era como si tuviera un cartel pintado en la frente (que los otros
le habían pintado): “disponible”. Agotador.
Pero él, Guille, no estaba disponible, no se sentía
disponible, qué va!
Y Gabi!! Lo de Gabi, imperdible:
-Gabi, disculpame, vos me estás sugiriendo acompañarme a un
bar a… buscar chongos?- le preguntó Guillermo, sentado a la mesa de reuniones,
sacándose los anteojos por tener algo en la mano y no revolearle el pisapapeles
por la cabeza.
-Y… sí, Guille, no sé… me parece que vos necesitás
distraerte… y si no te animás solo… yo podría, yo nunca fui… pero…
-Y a mí me parece que vos necesitás un hachazo en la cabeza,
“gorda”. ¡Beto!, ¿estás ahí? Vení por favor… ¿en qué estás pensando? ¿por qué
uso la palabra pensando? ¡Delirante! ¿Qué vas a decir? ¡Qué llevaste a tu
abuelito! ¡A catar bultos!
-Bueno Guille, no sé, tal vez también son para lesbianas y…
- y por suerte en ese momento entró Beto, que vió la situación y “se la sacó de
las manos”. –Ay Beto, es que estoy preocupada, y no sé qué hacer…Guille está
muy mal, lo veo tan mal…
-Ya sé Gabi, ya sé… Pero no hagas nada, sabés… mejor, no
hagas nada.
……………………
Su amigo Jorge lo llamó con la peor excusa del mundo. Guille
se dio cuenta inmediatamente que era una excusa, pero era la que necesitaba.
Cuando llegó a la iglesia y Jorge lo recibió, Guille
simplemente lo miró, y se largó a llorar. Y lloró. Con la cabeza entre las
manos, apoyado en un reclinatorio, en el hombro de su amigo. Lloró. Y lloró
tanto que creyó que ya nunca podría volver a llorar… (mejor dicho, por lo menos
hasta la noche). Y cuando terminó de llorar y se recompuso Jorge le preguntó:
-¿Me querés contar algo más?
-Si no te dije nada.
-¿Te parece Guillermo? ¿Me llamás vos o te vuelvo a llamar
yo… cuando te llamo?
-Y, si Pedro no vuelve antes, llamame en un par de semanas…
pero buscá una mejor excusa…
-¿Para qué? Esta sirvió, ¿no?
……………………………
Beto era el único que parecía no haber perdido la razón: de
una, se había puesto a cumplir las órdenes de Pedro: preparó las materias que
le faltaban del secundario con tal energía, que las aprobó todas. Se recibió y
arrancó con el ciclo básico. Tal era su entusiasmo, que se lo contagió a Fabián,
quien decidió retomar la facultad, y para sorpresa de todos y sobre todo de su
padre, arrancó con derecho. Le compró la regadera, que Guille agradeció, pero
nunca usó… (imagínense lo único que quería regar con la regadera), mimó a Cuca,
apoyó a Marcos, y con Gabi, bueno, sobre lo de Gabi iba a tener que hablar con
Pedro cuando volviera, porque ya el tema lo tenía un poquito repodrido. Acompañaba
a Guille a todas partes, (llamado muy acertadamente “el perro guardián de Graziani”),
a todas las audiencias… y cuando tenía tiempo, había empezado a ir por su
cuenta, para “entrar en tema”.
Con Cuca era con quien Guille podía charlar. Se quedaban
solos, en el estudio o la acompañaba a su casa,
le contaba cómo se sentía, cómo lo sentía a Pedro, cuánto lo extrañaba, dónde
le dolía, cómo se calmaba y no tenía vergüenza de ponerse a llorar… Y ella lo
escuchaba, lo abrazaba, le preguntaba… técnicamente Cuca estaba loca para todos
los demás, Guille estaba enloqueciendo: tenía sentido.
………………………..
Pasaba el tiempo, y ya había probado todas las estrategias:
ser súper amable para que la gente se asustara y huyera… o ser súper seco y
repelente, para que la gente se asustara y huyera… y un día, casi de
casualidad, se dio cuenta de que empezaba a disfrutar más la compañía de los
extraños, de los que no conocían a Pedro: era más fácil relacionarse, no había
preguntas, ni miradas condescendientes, y él se sentía libre total de hablar de
Pedro, aún sin nombrarlo directamente, comentar sobre su socio, los casos,…“sí,
tengo un amigo que me quiere enseñar a jugar golf…imaginate”; sentía que lo
tenía cerca…
Con el tiempo, prefería que el día se deslizara lo más
imperceptiblemente posible hasta la noche. Ya no se sentía productivo ni una
ayuda para Pedro… y se refugiaba en la oscuridad, cuando por fin podían
quedarse solos… otra vez “la gente”, creyendo que le hacía mal estar solo, y
él, escapándose… Una botella de vino, una botella de whisky, hasta pensó en
pastillas, que alguna vez Pedro había mencionado. Pero no: él no lo lloraba… lo
esperaba. El placer físico le sirvió durante algún tiempo, hasta que se dio
cuenta que cada vez más rápido se frustraba y se descubría sólo, en un cuarto
que ya no reconocía, alterado, enojado, y Pedro no estaba… Nada más cierto que
aquello de que “no hay nada más bello que lo que nunca he tenido, nada más
amado que lo que perdí”.
Hasta que le llegó el turno a los sueños… Y entonces sí: la
noche se convirtió en un festín. Guille se preparaba para soñar… y lo soñaba en
sus brazos, lo soñaba suyo, soñaba con su boca, lo soñaba joven, trabajando en
la fotocopiadora de la facultad, y él su maestro; lo soñaba en terapia
intensiva, y él cuidándolo; lo soñaba caminando juntos, por una playa desierta,
perro incluido; lo soñaba agente de la Dea!; lo soñaba atreviéndose y tomando
las decisiones correctas; lo soñaba su esposo y ¡padre de sus hijos!, esa sí
que era poco probable, pero con Pedro, la imaginación era el límite… lo soñaba
en todas las posiciones que ni él se había atrevido antes a soñar, lo soñaba
transformado cada gesto, cada beso, cada mínimo contacto, en la más deliciosa
prosa poética, describiendo con precisión el mapa de su amor, hasta del que
todavía no habían vivido, pero lo sabía allí, y lo sacudía hasta la cumbre de
su delirio, hasta el agotamiento. Sí, Guillermo se levantaba sintiendo que se
estaba volviendo loco… y si eso era la locura… sería un loco feliz.
Pero con la luz del día volvía la realidad de mierda que lo
devastaba. No le servía ser un zombi en un mundo en el que Pedro no estaba:
Pedro iba a volver… ¿y qué iba a encontrar? ¿A un viejo como tierra arrasada?
Tenía que encontrar la forma de inventarse un mundo vivible, en el que Pedro
también viviera. Sonaba absurdo, pero este mundo ya era lo suficientemente
absurdo: lo imposible era vivir en un mundo sin Pedro, y por lo tanto, y
mientras durara la espera, él debía crear un nuevo mundo, que tuviera espacio para
los dos. Y como las coincidencias no existen… ese mismo día, en su afán de
transitar por lugares nuevos, de hablar con gente nueva, se le abrió un mundo
lleno de otros mundos…
La biblioteca popular del barrio estaba allí desde hacía
“apenas”40 años. Nunca la había visto. Resultó ser un lugar agradable, con la
suave luz de la tarde colándose por las viejas ventanas. Uno de esos lugares
donde uno puede desplegar su soledad a sus anchas… “Me gusta”, pensó Guille,
sin gente, sin preguntas, sin…
-¿Busca algo en especial? Le preguntó una señora, de unos 65,
70 años… posiblemente jubilada docente, por lo que Guille alcanzó a ver en una
primera impresión.
-Paz- respondió Guille para desalentarla… pero no conocía a
Beba.
-Muy bien. Por acá por favor, tengo algo para Ud. – ¡cómo no
iba a seguirla!
El límite por cada retiro de la biblioteca era de dos
volúmenes, y ese día Guille salió con un ejemplar de Antología Poética de
Octavio Paz, y con Guerra y Paz, de Tolstoi.
Ese día, algo poderoso había cambiado, otra vez, en la vida
de Pedro y Guille… pero Guillermo todavía no lo sabía…
………………………..
Aquella noche, LA NOCHE, la del puerto de frutos, ya de
madrugada, en el auto con Beto, Guille no pudo contenerse y le habló de LA
SEÑAL, como si repitiéndoselo en voz alta, sonara menos absurdo, más real,
aferrándose a ese hilo de esperanza de que Pedro volvería o lo mandaría buscar…
Por supuesto, le hizo prometer a Beto guardar el secreto…
-Te lo juro, Guille.
Pero, viendo llorar desesperadamente a Gabi por la partida
de Pedro, Beto trató de consolarla, de darle esperanza, y le contó de LA SEÑAL.
Y le hizo prometer que no se lo contaría a nadie… por Guille.
-Por supuesto, claro, claro que sí. Te lo prometo Beto… - sollozó.
Y antes del mediodía, Cuca también lo sabía. Y se lo dijo a Marcos. Isabel se
conmovió profundamente… ¡qué tema tan triste y misterioso para comentar con las
chicas de gimnasia!
En menos de dos días todo el mundo hablaba de la señal, todo
el mundo buscaba la señal, todo el mundo creía ver la señal en todas partes… y
Guille se quería matar. El único puente
que Pedro le tendió… banalizado de la peor manera… Guille ya no quería saber más
nada con la señal… ni con el dolor de no recibirla…
…………………………..
Es tarde, y termina rápidamente de escribir sus notas
manuscritas. La computadora está bien, pero de puño y letra, siempre ha sentido
que se compromete más con lo que escribe. Y se mece en el ruidito de su pluma
rasgando el papel. Las ha corregido una y otra vez. No tiene que consultar sus
apuntes: hay días en que entra en pánico porque siente que le cuesta
recordarlo, que su figura se desvanece, pero con el trabajo, él volvió con más
fuerza que nunca, y en días como hoy, todo son imágenes bonitas, sensaciones…
hoy, como ayer, sólo con pensar en él, se le escapan las palabras. Y revisa una
vez más, porque todo debe estar perfecto: en este texto se juega una vida… y en
cada vida, la propia.
¿Y si está equivocado? ¿Y si todavía no es el momento? La
luz parpadea dos veces, indicando que al generador le quedan pocos minutos.
Último vistazo a sus papeles, y sonrisa pequeña por los garabatos en el margen.
Guarda prolijamente todo en carpetas y junto con otros documentos los deja
listos para que los recoja el correo de la mañana. Apaga la luz. De ahora en
más, sólo estará iluminado por la bracita de sus propias pitadas… Y se
pregunta, si un recuerdo es algo que se tiene, o algo que se ha perdido… Pero
su decisión ya está tomada. Guarda para sí el nombre amado, en secreto, y
arroja su botella al mar.
………………………………………………………………………..
Esa mañana en el estudio, parecía que iba a ser igual que
todas… pero no, pensó Guille, incluso podía ser peor. Todos los casos a tratar eran
menores, Cuca particularmente distraída, Marcos infumable, Gabi idem, una
citación del juzgado por el tema del arma del caso Moravia… ¿acaso podía
empeorar?
-Guille – Cuca se asoma por la puerta entreabierta del
despacho – es Beto, dice que es urgente…
Guille atiende, desganado, el teléfono.
- Beto ¿se puede saber dónde estás?
-Hola Guille, ¿estás ahí?
-Sí, Beto, claro que estoy acá, vos me llamaste, ¿se puede
saber dónde estás?
-Guille, tenés que venir para acá ya, estoy en tribunales…
venite ya.
-¿Y qué hacés vos en tribunales? – Guille malhumorado.
-Te avisé, Guille, te avisé, es por un tema de la facultad, ¿te acordás? Pero
ahora no importa Guille, tenés que venirte para acá.
-Claro que no me acuerdo, Beto, pero ¡para qué querés que
vaya? ¡Qué pasa!
-Mejor te lo cuento cuando llegás Guille, vení para acá.
-Beto querido, ni me pienso mover de acá entendés, no tengo
un día… ¿Qué querés, qué pasa?
Beto hace una breve pausa, buscando las palabras, pero se
apura a hablar porque sabe que si tarda, Guille le va a cortar.
-Guille, mirá, escuchame. Guille, creo que recibí la señal.
La señal, Guille la señal.
Y Guillermo está a punto de revolear el teléfono a la
mierda. Lo que le faltaba. ¡Claro que el día podía empeorar!
-Guille, ¿me escuchás? Te digo que encontré la señal. Te
juro que es Pedro, Guille. Estoy seguro. Pedro te mandó la señal.
“…otoño en un claro del
bosque
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas…”
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas…”
Fragmento de TUS OJOS
de Octavio Paz
¿Cómo era posible que Pedro se hubiera cruzado con Octavio
Paz?
-continuará-
Y para quienes hayan quedado también atrapados en esa
mirada, este es el texto completo de:
TUS OJOS
Tus ojos son la patria
del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana
encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo,
puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea, páramo.
Tus ojos son la patria
del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana
encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo,
puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea, páramo.
Octavio Paz
Amarte fuerte Graziani! Amarte Fuerte Ilgora Blue! Gracias por todo hermosa amiga!!
ResponderEliminar¡Gracias Lilita!
EliminarÓptimo como siempre. Bien escrito, bien desarrollado, intrigante, justas dosis de sentimiento y suspance.Y ahora la señal...
ResponderEliminarya viene ANtonia,gracias por tus lecturas!
Eliminarseguimos soñando.....creando un mundo que tenga lugar para los dos
ResponderEliminarAsí es Elena... esa es la idea!
Eliminarexcelente Ilgora! no me canso de pensarlo
EliminarTe voy a amar por siempre querida Ilgora por los sueños de Guille, no puedo escribirte nada mas, estoy muy emocionada. Espero pronto la continuación de esta historia que lo se, es mágica. Te quiero, Marisa.
ResponderEliminarEs que en esto, somos "hacedoras de sueños" Marisa! abrazo grande!
EliminarAy Ilgora, me encanto como en sus sueños Guillermo encontró todas las historias del blog, como dándonos a todos también una señal, hermoso relato como todos los tuyos!!!! Gladys
ResponderEliminar¡Gracias Gladys! ¿Acaso Guille y Pedro no son siempre felices en nuestras historias? Gracias a quienes escriben, y a los lectores!
EliminarEs verdad sufrimos un poco más pero también pusiste tus toquecitos de humor y se hizo muy agradable de leer, es atrapante esta historia! Espero que tengan piedad de nosotros y llegue pronto esta señal y el encuentro entre Guille y Pedro. María Elena
ResponderEliminar¡Al gran Beto no se le va a escapar!
EliminarIlgora....ya no se como decirlo......lo que haces es mágico, perfecto, inmejorable.....no se como lo logras, pero te doy infinitas gracias por las bellezas que creas y compartís con nosotros. Nunca me voy a cansar de decirlo, estas historias nos curan el corazón, no solo de las tristezas que esta historia nos pudo haber causado, sino de las tirstezas de la vida misma. Te estoy muy agradecida por la magia que traes a nuestro mundo con textos como este. Felicitas
ResponderEliminarGracias de verdad, Felicitas, qué bello comentario!
EliminarAy Ilgora, me dejaste sin palabras ¿¿que te escribo, ahora??
ResponderEliminarSiempre me regalas increibles emociones... Gracias por este Graziani!
Amé los sueños de Guille ;) pero me encantó "...y por lo tanto, y mientras durara la espera, él debía crear un nuevo mundo, que tuviera espacio para los dos". Y ahora... a esperar <3
Gracias Mónica! qué buenoque te guste!
EliminarHermoso relato Ilgora, todos estamos buscando esa "señal" y con tus palabras nos acercas un poquito mas a ella. Gracias y no nos hagas esperar mucho, acordate que este es nuestro espacio y solo aca somos verdaderamente felices. Cariños. Silvana.
ResponderEliminarya llega, Silvana, ya llega... racias por tus palabras!
EliminarFabuloso! Tan lleno de detalles y señales. Tan bien condimentado, ternura, humor, suspenso, dolor y como ingrediente principal el amor, amor de la mejor calidad para todo salga perfecto (me contagié de Julio que siempre usa metáforas culinarias jajaja). Lo tuyo ya me resulta incalificable, así que solo te agradezco una vez mas POR TANTO. Mimi
ResponderEliminarAy Mimi!!!!!!! Abrazo enorme!
EliminarGenial!! Sublime!! Y la poesia de Octavia Paz ...sin palabras!! Gracias!!
ResponderEliminarY, Adriana, usando a don Octavio, sí que es fácil! Gracias por tu comentario!
EliminarExcelente Ilgora .... ese continuara es la puerta a la esperanza .... Espero el proximo . Graciela CT
ResponderEliminarya llega Graciela!
Eliminar"Hasta que le llegó el turno a los sueños… Y entonces sí: la noche se convirtió en un festín. Guille se preparaba para soñar… y lo soñaba en sus brazos, lo soñaba suyo, soñaba con su boca, lo soñaba joven, trabajando en la fotocopiadora de la facultad, y él su maestro; lo soñaba en terapia intensiva, y él cuidándolo; lo soñaba caminando juntos, por una playa desierta, perro incluido; lo soñaba agente de la Dea!; lo soñaba atreviéndose y tomando las decisiones correctas; lo soñaba su esposo y ¡padre de sus hijos!, esa sí que era poco probable, pero con Pedro, la imaginación era el límite… lo soñaba en todas las posiciones que ni él se había atrevido antes a soñar, lo soñaba transformado cada gesto, cada beso, cada mínimo contacto, en la más deliciosa prosa poética, describiendo con precisión el mapa de su amor, hasta del que todavía no habían vivido, " Ilgora, gracias por este "homenaje" a muchos de los fics publicados, de este modo los reuniste y los convertiste en los sueños de Graziani que lo qyudan a sobreviviir la ausencia de Pedro.. Y Octavio Paz, una vez más como vigía.. Gracias! abrazo
ResponderEliminar¡Gracias Nora! Esta idea de reencontrar guiños de Pedro y de Guille ya no en la tira, sino en los maravillosos universos creados en el blog, no es mía... y te la agradezco.
EliminarDon Octavio: un antes y un después. Ahora, un imprescindible. Abrazo grande!
Agonía de Guille sin su Pedro, guerra dentro de sí mismo, encuentro literario en la paz de la biblioteca donde también encuentra a Octavio. Sed de una señal para poder seguir viviendo y Pedro que guarda en secreto el nombre amado. Y así vamos navegando por tu historia, mirando para ver si el mar arroja alguna otra botella para que al abrirla podamos encontrar el próximo capítulo de esta hermosa historia escrita por tu mágica pluma Ilgora, maravillosa narradora. Abrazo enorme.
ResponderEliminarGracias Grace! Siempre tan generosa! qué comentario! Le da alas multicolores al texto original! Beso grande!
EliminarHermosisimo Ilgora, y el detalle de los sueños de Guille refiriendote a las distintas historias de blog, fue maravilloso. Què habrà sido de la vida de Pedro, habrà Beto recibido la señal? Es mucho el suspenso, esperemos se resuelva pronto.
ResponderEliminarte aseguro que Beto recibió la señal. Gracias por el comentario, Marcela Andrea!
EliminarIlgora, ya te lo puse en TW, me dejaste con la mandíbula por el piso. Una maravilla toda la odisea de Guille esperando a su Pedro. Gracias por permitirnos sumergirnos en este viaje, por permitirnos sentir a Guille, por quedarnos con las ganas de darle el hachazo en la cabeza a Gaby, por dejarnos esperando la señal... y los sueños de Guille con las referencias a las historias del blog, sublime!!! Abrazo reina, la Trinchera feliz!!!
ResponderEliminarQue buena idea Ilgora .diferente y con suspenso.Me atrapó ,muy bien escrita ,me llene de imágenes y del sufrimiento de los dos,Espero ansiosa la cont,gracias a todas las excelentws escritoras de este blogg.majo
ResponderEliminarAbrazo!
EliminarIlgora me encantó eso de buscar los autos y fundas de celulares azules, a mi me pasaba que veia un autito de ese color y todavia me hace acordar a Pedro. Pero esa sonrisa imposible que existan dos ¡¡¡ Bueno voy a seguir leyendo porque me quede en ese recuerdo y no pude dejar de comentarlo.
ResponderEliminarA mi también me pasa, Adriana! cada vez que algo me gusta, lo empiezo a ver por todas partes!!!
ResponderEliminarComo escribió Adriana antes que yo, lo de buscar los autos y los celulares azules y los lentes oscuros y grandes... tan nosotras!!!!!!!! No sé que más decirte que no te haya escrito en las historias anteriores... impecable! hermosa! quiero la señal ya!!!!! gracias de nuevo Lau
ResponderEliminarGracias por el comentario Lau. ¿La Señal? Ya viene, para los que sepan verla... :)
Eliminar