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Quien puede describir los celos con total sabiduría, quien nunca ha sentido esa furia ciega acentuada como un pinchazo agudo en el estómago, que nubla el raciocinio y traspasa las fronteras de cualquier control y limite. Celos. ¿Son malos o buenos? Rabia mezclada con agonía y desesperación.
Quien puede describir los celos con total sabiduría, quien nunca ha sentido esa furia ciega acentuada como un pinchazo agudo en el estómago, que nubla el raciocinio y traspasa las fronteras de cualquier control y limite. Celos. ¿Son malos o buenos? Rabia mezclada con agonía y desesperación.
Sentimientos que
nacen en Pedro únicos y casi exclusivos para Guillermo. Desde que lo conoció
nunca los ha superado, se adueñan de él, siempre ha sido presa de ellos, ha sido su víctima, se siente
esclavo de ellos, ahora más que al inicio de todo. Ahora más porque están con
tintes de odio. Odio hacia Franco.
De nada sirvió
su distancia por cuatro años, nada ha
podido mitigar ni un ápice las pasiones que Guillermo despierta en él, pasiones
que jamás brotaron en presencia de otra persona, que nunca fueron incentivadas,
que nunca supo que existían y de las cuales muchas veces se burlaba; que ridícula
era la vida. Que ridículo era el mismo, un hombre maduro con actitudes de
adolescente.
Estrella el
cigarro contra la tierra de una de las plantitas de Guille, ¡venganza!, ridículo,
sabe que lo va a enojar cuando vea el pucho ahí, sonríe, ojala se lo pudiera
estrellar él mismo en el centro de su alma para anestesiarse y no sentir nada.
Y de nuevo: sos un ridículo Pedro, solo calmate.
Algo aprendió en
los años de su destierro y fue el control de su cuerpo, no moverse en minutos,
en horas. Reservar la energía, concentrarse, agudizar el oído, afilar el
instinto, callar, callar más de lo que siempre hizo y observar todo alrededor,
conectar piezas, resolver.
Decide entonces
sentarse, le pide a Cuca un café grande y despide a una Magnolia inquieta
que le pide tranquilidad, que se rehúsa a irse pero que a la primera de sus
miradas acepta no sin antes encargárselo a Beto.
- Lo veo
tranquilo- le susurra Beto
- Aparenta...pero
no es así- refuta una asustada Magnolia.
Pedro recuerda
la conversación del día anterior, recuerda cada uno de sus gestos, de sus
palabras, de sus miradas, de sus roces, de sus besos y sabe que el amor de Guillermo
está intacto, no duda de él, es la ira, la rabia por el tiempo perdido, por
saber que Franco estuvo presente en momentos de la vida de Guillermo
irrepetibles y que inexorablemente marcaron un punto de su historia donde él no
existe.
Con el trascurso
de los minutos el estudio se va despoblando, Marcos sale hacia su casa, Antonio
recoge a Gaby y solo queda Beto, como siempre, en alerta.
- ¿Cómo va la
facultad Beto?
- Bien, ya sabes…
ya voy para segundo año.
Se miran y
sonríen.
- Vos mereces
grandes cosas Beto, ya pronto te veo todo un Doctor, con esa facha y ese
instinto que tenes.
- Gracias...pero
recorda algo Pedro; el que es nunca deja de serlo, ¿no es así? - lo mira intenso como si pudiese leer su alma.
- Si Beto, el que
es nunca deja de serlo- un silencio grato se hace en el momento, silencios de
comprensión, de detalle.
-¿Sabes Pedro? A
pesar que vos no anduviste algún tiempo por acá, jamás dejaste de estar entre
nosotros y menos en Guille... ¿lo sabes no?
Cómplices
sonríen y Pedro admira la intuición de Beto, su observación tan aguda y las
palabras precisas que siempre dice en los momentos precisos.
- - ¿Cómo sabes tanto de todo Beto?
- - Porque observo y conozco a mi
gente…como a vos en este momento…
- - Hmm ¿y que ves?
- - Contención, miedo… rabia. No
hay necesidad ¿sabes? Te fuiste y él se fue con vos, regresaste y él regreso
con vos, así de sencillo.
Pedro termina su
café y por alguna razón, se siente más tranquilo pero con una incomodidad
latente de sentirse invadido en su espacio, en su lugar, porque éste estudio,
porque ésta gente y porque Guillermo: son suyos, su gente y su espacio como
acaba de escucharlo de Beto, invadido por la presencia de Franco.
Abren la puerta
del despacho, Beto se levanta y lo oye despedirse de Franco.
Nervioso continúa
en la silla, no sabe que reacción tomar y escucha a Guillermo hablar y despachar a Beto.
- - Chau Pedro…y ¿ya sabes no? - lo
mira desde la puerta con sus gestos sigilosos y su mirada clara.
- - Chau Beto…y si, gracias a vos.
Pedro siente
acercarse a Guillermo, no se atreve aun a encararlo, prestarle una cara donde
se traslucen todos sus sentimientos, donde aún es latente el malestar producido
por esa llegada desagradable.
- - Eh, precioso- Guillermo le acaricia
el cabello, y arrastra otra silla para sentarse
frente a él.
Pedro baja la
mirada, Guillermo lo busca, lo acaricia como siempre y lo llama. Pedro lo mira
y puede ver allí en esos ojazos destellos de celos y rabia. No ha cambiado se
dice Guillermo y al contrario de todo, siente felicidad, regocijo de ver lo que
aun despierta en él.
- - Franco vino a hablar
conmigo…vino a pedirme…
- - No quiero saber nada Guillermo…nada
de él…
Guillermo le
repasa el rostro con la mirada, de nuevo lo acaricia, se acerca para olerlo, le
toma el mentón y lo besa suavemente.
- - Pedro…es a vos a quien amo
- - Te creo…- Guillermo posa una de
sus manos en el pecho de Pedro, en su corazón.
- - No es solo creerme, sentilo
acá en tu corazón, cuando no te tuve yo no estaba, no tenía nada, regresaste y
volvió mi vida, mi aire, mi fe-
Pedro nunca ha
dejado de ser quien es, como dice Beto. Solo unas palabras bastan de parte de Guillermo
y las cree ciegamente…como siempre, es su razón, es su horizonte, es su luz. No
puede permitir que los celos hablen por él.
Se acarician, se
comen con la mirada, Guillermo desata su necesidad de poseerlo, saborearlo,
bebérselo, marcarlo. Se abalanza en un arrebatado beso, impulsándolo hacia atrás y
Pedro lo recibe con la misma ansiedad, la misma necesidad contenida.
Le besa el
cuello con pasión, lo lame probándo su sudor, y le acaricia los muslos en
invitación para abrirlas y acercarse más.
Pedro pierde la noción
del tiempo y del espacio, con sus manos recorre la nuca de Guillermo mientras
es mordido suavemente en la clavícula por encima de la camisa, y la sensación
de plenitud lo hace cerrar los ojos y exclamar en pequeños suspiros la delicia
de sentirlo de nuevo acariciándolo. Recuerdos de aquella única noche, de esos
toques prolongados y sensuales por todo su cuerpo, de esas manos grandes y
suaves que lo descubrieron a un erotismo sublime.
Se besan
inclementemente, se rozan, se palpan pero como todo juego erótico ellos calculan
hasta donde llegar, hasta donde incitarse. Ya saben que desde hace mucho sus
cuerpos y sus almas les exigen estar juntos. Pedro suspira y ayuda a descender
la velocidad del ataque de Guillermo, se miran a los ojos profundamente
brillantes.
- - ¿Y el almuerzo? –
- - En mi casa…solos.
- - En tu casa, solos…como quieras
Pedro-se retira un poco, acaricia la mejilla de Guillermo – quédate conmigo esta noche.
Guillermo sonríe
pícaro, se queda mirándolo estacionado en su boca, de nuevo lo besa, le
acaricia la piernas y lo abraza nervioso, excitado.
- - Me quedo todo lo quieras
- - Vamos…vámonos.
Guillermo le
pide a Pedro retirarse unos momentos de la cocina, necesita algo de
concentración y con él rondándolo sabe que lo último que harán será comer, y es
la continuación del juego que iniciaron en el estudio; tocarse al máximo,
llevarse al límite y retirarse.
Almorzaron a
duras penas, Guillermo ya estaba mandando su autocontrol a la misma mierda y
Pedro exigía un reclamo de atención constante.
Terminaron en el
sofá, la ansiedad y las ganas no les permitió tiempo para llegar a la habitación,
se desnudan arrebatados, entre besos quemantes, palabras lascivas y amorosas.
Se reconocen y
se redescubren en besos. Se besan los rostros, el pecho, las caderas, las
piernas, las nalgas, la espalda, se acarician los pies, se besan las manos, se
adoran los dedos, gimen y se llaman. Guillermo lo recorre con su nariz oliendo
cada tramo, cada pliegue con sus ojos cerrados evocando cuando lo tenía cerca
pero lejos, cuando pasaba a su lado y dejaba el rastro de su perfume amaderado,
de su olor a hombre que marco su recuerdo por años, y ahora en sus manos,
desnudo, con su olor excitante, mezclándose, el de los dos que se apodera del
ambiente.
Guillermo observa anonadado el cuerpo cincelado de Pedro
debajo de él, lo admira, lo toca centímetro a centímetro, ve las cicatrices,
las delinea, las besa con adoración, pide perdón, llora. Para Guillermo tienen
un doble significado; al estar presentes allí son la confirmación que Pedro de
nuevo esta en su vida, en su espacio; pero son a su vez el recuerdo de su
sufrimiento y de la deuda de amor que tiene y que pagara dichoso por el resto
de su vida.
Pedro le toma el
rostro, lo besa – ya no importa amor, ahora estamos acá – y Guille se hunde en
su boca; le prueba la sal de su piel, lo muerde y descubre tramos deliciosos de
ese cuerpo donde enloquecer a su chiquitín, lo guía a que él lo conozca y lo
marque a fuego con caricias rudas que piden impregnarse bajo la piel.
Guillermo lo
lleva a sus manos tenso, le reconoce nuevamente su sabor, su textura, su ritmo,
Pedro tiembla y no deja de mirarlo con esos ojos inmensos, brillantes, de gesto
entregadísimo y absolutamente sensual, gime y
Guillermo se pierden en esa mirada, se besan violento, se absorben los
labios, las lenguas y Pedro lo reclama hacia el centro de su cuerpo, hacia su
interior que lo enceguece, lo acorrala con su calor, con su presión.
Del dolor agudo
y momentáneo pasa a la locura, Pedro abre sus manos y lo toca plenamente, cada
recoveco de piel a su alcance, y su boca resbala por ese cuello y aprisiona el
lóbulo de la oreja, gime su nombre, jadea su amor desesperante; Guillermo con
la cordura ciega, arrebatado y perdido en la lujuria lo mira y lo llama a su
vez, desde arriba ve en sus brazos a un ángel de piel aterciopelada, labios seductores,
gruesos, rojos y húmedos entreabiertos y que en ocasiones lo deja mirar sus
ojos, grandes, cristalinos, casi etéreo y sublime en belleza. Pedro, su Pedro,
perfecto e incondicional.
Lo llama entre
lamentos, siente que su amor se desborda, siente que puede morir en ese
instante en sus brazos, derramarse en su paraíso y el éxtasis llega arrollador,
quitándoles la respiración y en gritos de convulsión. Ven detrás de sus ojos
cerrados una marea de colores, un latigazo de corriente que paraliza el cuerpo,
una agonía, la muerte, el amor, el todo, el principio y el fin, su razón del
uno por el otro.
Yacen sobre la
alfombra en estertores agonizantes con los ojos cerrados tratando de recuperar
el equilibrio, se acarician, no se pueden sacar las manos de encima, Guillermo
extasiado no lo deja de tocar, repasa sus manos por la piel caliente y
resbaladiza, no deja de oler el almizcle de sus sudores, olor a sexo y amor que
impregna el aire y Pedro ríe.
- - Estas acá Guille…conmigo
Guillermo se
alza sobre su codo derecho para mirarlo de lleno.
- - Acá estoy, estuve…aunque
distanciados. y estaré siempre mi amor,
siempre.
Se abrazan,
recuperan el aire, van a la habitación, se duchan juntos y se recuestan en la
cama, su primera vez juntos en una cama donde Pedro marca su territorio sin
darse cuenta – sos mío Guille, solo mío- exclama dentro del abrazo, pegado a su
cuello y con sus labios sobre la piel.
Guillermo sin preguntar le cuenta la charla que tuvo con Franco, no
desea, no quiere dejar ningún bache, ninguna duda en Pedro.
- - ¿Qué queres Franco?
- - Vengo a pedirte algo…sé que estoy perdiendo el tiempo pero no podía
dejarlo pasar.
Guillermo incomodo se apoltrona en la silla dando algo
de distancia, se siente nervioso con Pedro esperándolo, lo necesita a su lado y
no va a permitir que nada los distancia ahora que lo recupero.
Ve a Franco agotado, triste y se recrimina a sí mismo
el haberlo utilizado.
- - Quiero volver con vos, volvé conmigo Guillermo…los dos de nuevo
Guillermo suspira, se centra en el rostro de Franco e
inexplicablemente siente un cariño, un respeto profundo por él
- - Franco, yo no te puedo dar eso…vos sabes la razón.
- -¿Ya estas con él? – Franco se tensiona y baja la mirada.
- - Sí, estoy con él. Él me permitió volver a su lado.
- - ¿Y como sabes que va a resultar? – angustiado se mueve en la silla y
se inclina un poco sobre la mesa.
- - Mira Franco, este infinito amor que siento por Pedro para vos no es un
secreto, nunca lo fue, pero debo aceptar mi terrible error por haber buscado la
manera para acallarlo, y en esa búsqueda te dañe a vos…pensé que con vos iba a
mitigar en algo esa falta de él.
Franco lo mira dolorido, no sabe hasta qué punto el
humillarse sea la estrategia para recuperarlo.
- -Yo estaré siempre Guillermo, esperando…
- - No Franco. ¡Jamás!...escúchame bien…si Pedro me deja en medio de la
nada yo me quedaré allí porque el solo saber de su existencia, de su vida eso
ya me hace inmensamente feliz, no puedo seguir haciéndote daño.
Franco se inclina aún más sobre la mesa y desesperado
toma entre las suyas las manos de Guillermo.
- - Él no te quiere como yo.
Guillermo brusco retira sus manos, no acepta y no
aceptará nunca que enloden más a Pedro.
- - No conoces a Pedro, no tenes idea quien es, no sabes nada de él, su
vida la entrego por mí, así que no seas atrevido, ni lo nombres Franco, ni lo
nombres – le exige encolerizado
- - Guillermo …
- - Creo que es suficiente esto
- - No, no es suficiente… ¿Y estos tres años? , ¿Tres años de nuestra
relación, Ah? ¿Quién me los va a devolver?
Guillermo sorprendido lo mira
- - Que egoísta que sos, ¿Venís a reclamarme tiempo, qué te devuelva
tiempo?, Franco que mal estas, en el amor no existe y en la vida en general no
existe la certeza que lo que hagas a otros sea retribuido, si vivís pensando en
dar amor por la retribución en recibir amor, en tiempo, o en dinero estas mal.
Pasan los minutos, y Guillermo va perdiendo la
paciencia, ve en Franco un hombre obsesivo, egoísta pero sobretodo egocéntrico
que desea premios a sus sentimientos, a su tiempo. Le pide por ultimo ya de pie
y con la mano en la puerta que abandone el estudio, se siente ya en el límite
pero con Pedro a poca distancia se controla, no quiere llamar su atención ni
incomodarlo más de lo que ya debe estar.
Se despide de Beto, se acerca y lo ve allí sentado de
espalda a él, y una tonelada de recuerdos se vienen encima, nostalgias de
momentos dolorosos y hermosos, como esa vez que un Pedro celoso se le acerca
lleno de rabia por la presencia de Matías,
cuando le dijo del embarazo de Camila y su desolación infinita o la
última vez que hablaron allí y él mismo le reprochaba que ya no tenía cintura
para aguantar tanto, que lo quería a su lado, por siempre, a partir de ese día…
y después de eso, perderlo…cuatro años han pasado y la vida le da una segunda
oportunidad para tenerlo a su lado, todos los días, cada minuto.
Se acerca y toca su cabello, necesita palparlo y
saberlo real, le mira los ojos, lo conoce demasiado, está muerto de celos su chiquitín
como siempre, pero sabe calmarlo, lo ama, lo besa y pierde el control.
Abraza
fuertemente a Pedro, le toma del rostro y lo obliga a mirarlo, le llena de
besos la cara y se encuentra con una sonrisa, se miran largamente en medio de
un silencio cómplice, sobran los detalles, sobran explicaciones.
Salen a dar un
paseo, resguardados por el manto de oscuridad que brinda la noche. En algunas
esquinas se roban besos, caricias, regresan al departamento de Pedro a horas de
la madrugada, se buscan de nuevo, se reconocen, se disfrutan.
Al día
siguiente, Guillermo al regar las plantas se encuentra con la colilla del
cigarro de Pedro, la toma y ríe ante ese gesto de rabia. Desquitándose de
alguna manera logró diseccionar sus sentimientos, la furia del momento. Así es
Pedro, y nunca va a cambiar, no desea que cambie. Jamás.
- - Pero porque no, Pedro. Dame una
razón justificable
Pedro se
recuesta al filo de la mesa, tocando con sus piernas las de Guillermo que se
encuentra sentado en la silla.
- - ¿Te querés aburrir de mi
rapidito viéndome todos los días y a toda hora?
- - No es para aburrirme, nunca me
aburrís, te quiero acá. Conmigo. Tampoco te querés venir a vivir a mi casa…
- -¿Y porque no puede ser a la mía,
ah? Todo tiene que ser como vos queres…además está la presencia de la mamá de
Fabián, que tiene esa manía de llegar sin avisar con la excusa de visitar a la
nena.
- -Yo hablo con ella, dejame…
- - No no no no no…mi casa es
mejor, los dos solos…
- - ¿Solos? Si Marcial te cuida
como a niña adolescente… empeza por quitarles las malditas llaves del
departamento o no te acordas que casi me encuentra en calzones por la cocina…
Pedro se muerde
los labios tratando de no reírse, era cierto, se le había olvidado advertirle a
su primo que ese fin de semana se quedaba con Guillermo, tampoco le había
quitado la copia de llaves…esa tarde lo haría.
Guillermo se
levanta, camina por el despacho. Discutir con Pedro es una una batalla perdida
antes de comenzarla, le ha rogado por meses que regrese a trabajar al estudio,
le ha pedido de todas las maneras, de todas las formas, de todos los ánimos, en
todos los tonos y hasta ha utilizado el juego sucio en los momentos de intimidad cuando lo ve en el
punto máximo de susceptibilidad para manipularlo y obtener un si para tenerlo en su casa, en su
espacio por completo, sin logro alguno. El muchachito es fuerte, eso ya lo
sabe, se lo ha demostrado siempre.
Con Pedro
siempre aflora su verdadero yo, sus ansias de tenerlo con él en todos los
momentos, entiende la manera de pensar de su chiquitín y sabe que es lo
correcto pero no puede evitar hacerle esos berrinches por lo menos una vez por
semana, él mismo se dice que insistirá hasta que Pedro acepte. No pierde la fe.
Para Pedro ver
actuar de esa manera a Guillermo le encanta, es una especie de fetiche, por eso
se ha negado hacer lo que el señor desea, que aprenda que con sus berrinches y su
actitud de rata no lo va a doblegar, aunque se muere por compartir todo de él.
En algún momento lo aceptara y caerá rendido a él, pero hoy no es ese día.
Guillermo
suspira. Por hoy la batalla de nuevo la pierde, pero ya se vendrán otras
oportunidades. Es su cumpleaños, ¿cuántos? 58, es un tema álgido pero al que
enfrenta con dignidad, con Pedro a su lado.
Asado como siempre,
pero diferente a los anteriores; los observa a todos, los detalla a cada uno y
sabe que hoy a pesar de colgar un año más en su calendario es el primer
cumpleaños con la palabra felicidad rondándole la mente, con la sensación de
plenitud y con la certeza de hallarse en el momento justo. Gaby embarazada de
Antonio. Marcos con problemas de faldas y un hijo aparecido de la nada. Cuca incondicional
y siempre a su lado. Fabián, su hijito hermoso, ahora más maduro y siempre
batallando por él, con su nieta Alba, luz y vida, pureza y frescura. Beto,
amigo leal que por fin encontró en Magnolia su complemento perfecto y Pedro, su
Pedro, el amor de su vida, Su vida entera.
Pedro lo invita
al despacho, le tiene un obsequio: las dos regaderas que había prometido hace
mucho tiempo regarle para tener al día
sus plantitas y que por motivos que desearía borrar de su mente nunca pudo
hacer. Guillermo lo mira al límite del llanto, mira las regaderas, le tiemblan
las manos y un nudo se le hace en la garganta y con los ojos inundados de
lágrimas estrecha entre sus brazos a Pedro, ambos rompen a llorar.
Les es imposible
hablar, los sentimientos que rebosan a flor de piel los sobrepasan y solo queda
el poder de sus cuerpos, de sus manos para expresar la infinita felicidad de
hallarse uno en brazos del otro, por fin. Sus labios se rozan, se adoran, se
beben las lágrimas del otro, se miran a los ojos, se acarician.
-
Todo esto…todo esto Pedro sos
vos…todo esto es el resultado de dejarme estar en tu vida.
-
Sos mi vida Guille, siempre
fuiste vos la razón…mi razón de vivir.
Guillermo
retiene entre sus manos el rostro de Pedro, como siempre, queriéndolo atesorar,
asegurando que no se ira de allí.
-
Yo nunca sentí ningún espacio
mío como propio al que yo sintiera pertenecer, nunca me sentí dichoso ni pleno:
ni en lugar, ni en momento, pero con vos Precioso, con vos descubrí…siento
pertenecer a todo, siento que con vos llego al lugar justo y al momento justo,
vos sos mi vida, mi todo, mi hogar. Te amo, te amo precioso, te amo, te amo… -
Le repite
incansablemente a Pedro mientras lo abraza de nuevo, con el cuerpo entero,
acariciándole la espalda, perdiéndose en su olor.
-
Te amo Guille, te amo.
Trascurren los
minutos y regresan al patio, de la mano, como pocas veces los han visto. Pedro
se retira un poco, esquiva a Beto, a Magnolia, a Marcos para tomar una
servilleta, y con su lapicera de siempre escribe algo en ella, al terminarlo se
acerca de nuevo a Guillermo que lo ha mirado curioso, le entrega el papel con
una sonrisa de hoyuelos hermosísima y le
susurra al oído seductoramente: segundo regalo mi amor. Léelo.
-
Guille, mi amor por vos nunca estuvo en ese límite del “si no
sobrevive”, nunca pendió de un hilo, nunca agonizo, porque siempre estuvo ahí
por el solo hecho de yo vivir, de respirar. Mi vida y mi amor son uno solo. Lo nuestro
no sobrevivió, lo nuestro VIVE a plenitud.
TE AMO. Pedro.
P.D: y sí, me voy a vivir
con vos a tu casa y regreso al estudio.
Guillermo se lleva la servilleta a los labios, mira a Pedro a los
ojos y estalla en una carcajada, lo toma de los brazos y le estampa un beso en
la boca, un beso pasional, de entrega, de adoración, todos los miran
sorprendidos y se dejan llevar por el momento, aplauden, chiflan, jamás
pensaron verlos de aquella manera, jamás pensaron que ese amor era la
demostración del valor de la vida misma.
FIN.
Por Dios!!!! espere tanto tanto esta continuacion que hoy cuando la encontre y lei final! me costo abrirla....una nostalgia rara.....me encato esta historia como todas las del blog.....este FINAL con mayusculas.....HERMOSO como ellos!!! Barby
ResponderEliminaroh esa servilleta.....
ResponderEliminarmoriiii preciosoo final me encanto me la guardo en mi corazon esta historia ♥
ResponderEliminarLucero... estoy llorando de felicidad! Como una tonta y orgullosa de serlo... porqué escribís maravillosamente y este final es Sublime, así de simple.
ResponderEliminarY no se que mas decirte si no que esta historia tuya (como 'lo Nuestro') tambien es por Siempre.
Gracias gracias y mil veces gracias!!!! <3
Adoro leerte y espero poder volverlo hacer pronto. un abrazo enorme, Mo
¡Me has matado con la servilleta! Pasional al punto justo. El celos de Pedro, luego, me incanta. Relato muy hermoso. Mis felicitaciones. Aspecto otras historias, estoy segura que serán igualmente bonitas.
ResponderEliminarFinal con lagrimas , pero de alegria, de emocion!! Hermosisimo, me encato!!! Gracias por tan hermoso regalo!!! Amo este espacio!! Silvana.
ResponderEliminarQue ternura éste final Lucero! Una verdadera delicia leerlo. Y Pedro haciendose el difícil sobre el final, que me contás? Esa no me la esperaba. Graciasssss!!! Mimi
ResponderEliminarLucero, gran trabajo en este fic, muchas gracias por compartirlo, por confiar en nosotros, y en lo personal por dejarme acompañarte en este camino de la creación. Has llevado a buen puerto esta historia, gracias, gracias, gracias!
ResponderEliminarmaravilloso relato!!!!!maravilloso final....el que nos merecemos!!!!!
ResponderEliminarMe encanto, me maravilloso y me dejo el olor a final muy impregnado, pero feliz!! Muchas gracias!!
ResponderEliminarLucero, hermosísimo final, gracias por compartir tu historia, maravilloso el detalle de la servilleta, me en-can-to. Gracias, Marisa.
ResponderEliminarSin palabras, Lucero! Hermosa, hermosa historia! Pasé por todos los sentimientos. Me encantó esta última parte, Guille demostrándole su amor a Pedro en todo momento, sin pudor, sin miedos, sólo felicidad y amor, y se animó a vivirlo y disfrutarlo. Gracias por otra historia como nos merecemos, llena de amor, de felicidad donde Guille y Pedro están juntos, se quieren y pueden disfrutar de su compañía. Espero nuevos relatos, Lucero, me encanta cómo escribís, tenés una capacidad para narrar y transmitir sentimientos, momentos, pequeños detalles, que es tan fácil ir imaginando lo que pasa y lo que les pasa. Saludos !!!
ResponderEliminarQue hermoso final!!!!!! me encantó leerlo...maravilloso, ojala sea algo asi... : ))
ResponderEliminaray lucero belloooooo !! .... Me encanto y eso es poco , que gusto leerte y mi corazon se sintio tan feliz al leer lo que escribio pedro en la servilleta y la pos data ... Genial .... Graciela CT
ResponderEliminarSimplemente MARAVILLOSO!! EMOTIVO!!!! MUERO POR UN FINAL ASI!!!!!!!!!!OJALA L FUERA!!!!!!AME, AMO Y AMARE A ESTA PAREJA!!!!GRACIAS!!!BELLO, BELLISIMO RELATO!!
ResponderEliminarAaayy pero q belleza!!!! lindo detalle la servilleta! y lo d la regadera me encanto también, va, toda la historia me encanto, Felicitaciones!! un placer leerte como siempre! Besos!
ResponderEliminarAy Lucero què hermoso capìtulo. Releì los anteriores para no perderme nada, y còmo disfrutè. Terminè llorando, pero de felicidad. Gracias por tanto amor, por tanta ternura, por darnos esta alegrìa.
ResponderEliminarAy Lucero! qué capítulo final increíble, hermoso y tan esperado. Me gusta cómo describís esa pasión del uno hacia el otro que les hace imposible por amor y destino estar separados. Bellos los encuentros, intensos y tan pasionales. Los celos de Pedro que lo transfiguran pero que a la vez son tan reconocibles para nosotros y tan queribles también para Guillermo "Desde que lo conoció nunca los ha superado, se adueñan de él, siempre ha sido presa de ellos, ha sido su víctima, se siente esclavo de ellos, ahora más que al inicio de todo". Un Guille que decide aprovechar a fondo esta oportunidad que Pedro y la vida le dan. Me gustó mucho también como se hace rogar Pedro con lo de vivir en la casa de Guille y de volver al estudio y lo convierte al final en ese regalo precioso escrito en la servilleta para su cumpleaños. Y sí, lo de ellos vive porque no puede no ser. Y las regaderas! Me encantó tu historia Lucero y quedo por supuesto a la espera de la próxima. Abrazo grande y gracias.
ResponderEliminarLucero hermoso final, me emociono tu historia. El final que ellos merecen, gracias ...
ResponderEliminarEres hermosa Lucero,como disfrute de tu historia,tan tierna,tantos sentimientos a flor de piel,termine de leerla con lágrimas pero de alegría,gracias por estos Guille y Pedro que se aman por sobre todos los obstáculos que se interponen entre ellos y salvan su precioso amor para vivirlo intensamente,abrazo inmenso..¿y que es eso de no seguir escribiendo???si nos transportas a bello y fascinante mundo de la fntasía......
ResponderEliminarnos mereciamos este final aqui, x lo menos aqui - gracias x darnos lo que todas queriamos leer, y x ahora vivremos este final en nuestra mente
ResponderEliminarmil gracias a todos. me emociona infinitamente que haya llenado sus expectativas, lo escribí como Graciela en algún momento comento " con el corazón, con la tripas" fue una especie de exorcismo, pase por todos los estamos emocionales y sentí en algún momento de la historia no dar mas porque la influencia de lo que estaba sucediendo en farsantes en ese momento me tenía dispersa, pero su bonita historia ameritaba por obligación un buen final, recogiendo todos esos bellos detalles que nos llevaron a enamorarnos de ellos y darle algo de justicia a la historia. gracias nuevamente a todas, gracias a Lilita por permitirme este espacio, por permitirme dia a dia ir mejorando , a Ilgora que fue la primera en creer y apoyarme cuando retomar esto de la escritura lo veía casi imposible y a cada una de ustedes que con su bellas palabras alientan a las musas para seguir escribiendo. TODO LO QUE ESCRIBO ES PARA USTEDES.
ResponderEliminaresta historia llego a su final por el apoyo de Majo, Mariana, Sandra, Carina y Stella. gracias chicas....ya saben....las quiero mucho.
ResponderEliminary nosotras a vos lucero magica!!!!!!!!pluma voladora.......escritora de la hostia...
Eliminar¡Que buena historia,Lucero! ¡Qué buen final! me encantó como siempre me encanta TU versión de Pedroy Guille, siempre tan sensuales, tan apasionados, tan a flor de piel... ¡Qué venga la próxima historia! Abrazo enorme!!!
ResponderEliminarME M ATOOOO, LO DE LAS REGADERAS, SIN PALABRAS, YO TAMBIEN PENSE EN ELLAS PARA UN POSIBLE FINAL. QUE LINDO QUE ESCRIBIS.TE FELICITO.
ResponderEliminarQUEREMOS MASSSS,NOS VA A HACER FALTA, SEGURO YA TE HABRAS ENTERADO, POR LOS AVANCES DEL FINAL, QUE PENSARON AGUIRRE Y SEGADE.
TAL VEZ ,SI LO MIRAS PODES CAMBIARLO Y ASI NO DEJAR A TODOS LOS QUE QUEREMOS A PEDRO Y GUILLE,CON ESE SABOR AMARGO DE UN FINAL INGRATO, CRUEL,QUE AUNQUE NO QUERRAMOS PESA.
OJALA PUEDAS,CONFIO ES USTEDES QUE NON REGALAN EL TAN ESPERADO FELICES POR SIEMPRE.
AL FINAL VAMOS A TERMINAR SIENDO UNA GRAN FAMILIA.CREO QUE ESTO NO PASO NUNCA CON NINGUNA NOVELA,AL MENOS QUE YO SEPA.
ES PARA SUAR QUE NOS MIRA POR TV.